“
que no tiene necesidad de ofrecer sacrificios cada día como aquellos sumos sacerdotes, primero por sus propios pecados, luego por los del pueblo; y esto lo realizó de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. ”
7:27 Esta eficacia absoluta y definitiva del sacrificio de Cristo queda especialmente subrayada por Hb: en este sacrificio único, Heb_10:12, Heb_10:14, realizado «de una vez para siempre», Heb_7:27; Heb_9:12, Heb_9:26, Heb_9:28; Heb_10:10; ver Rom_6:10; 1Pe_3:18, se contrapone a los sacrificios de la antigua alianza, indefinidamente repetidos porque eran incapaces de procurar la salvación. Lo esencial en el sacrificio no es la muerte de la víctima o la consunción de las ofrendas, sino la aceptación por parte de Dios, Gál_4:4; ofreciéndose a sí mismo, Cristo ha sido acogido en el eôn divino, donde cada acto cobra un valor eterno.