Isa 6,1-5


2. LIBRO DEL EMMANUEL
Vocación de Isaías.
El año de la muerte del rey Ozías vi al Señor sentado en un trono excelso y elevado, y sus haldas llenaban el templo. Unos serafines se mantenían erguidos por encima de él; cada uno tenía seis alas: con un par se cubrían la faz, con otro par se cubrían los pies, y con el otro par aleteaban.
Y se gritaban el uno al otro:
«Santo, santo, santo, Yahvé Sebaot:
llena está toda la tierra de su gloria.»
Se conmovieron los quicios y los dinteles a la voz de los que clamaban, y el templo se llenó de humo. Y dije:
«¡Ay de mí, que estoy perdido,
pues soy un hombre de labios impuros,
y entre un pueblo de labios impuros habito:
que al rey Yahvé Sebaot han visto mis ojos!»

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Apo_4:2

NOTAS

6 Esta visión debería hallarse normalmente al comienzo del libro; pero éste ha sido compuesto partiendo de colecciones independientes, ver Introducción, y a esta visión le cuadra bien este lugar a la cabeza del Libro de Emmanuel, que agrupa los oráculos relativos a la guerra siro-efrainita, en la que se cumplen las amenazas de Isa_6:11-13.

6:1 (a) Probablemente el 740.

6:1 (b) El Hekal, sala que precedía al Debir o «Santo de los Santos», ver 1Re_6:1-38.
Isaías 6, 1

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Eze_1:11; Eze_10:21

NOTAS

6:2 (a) Etimológicamente, los «Ardientes». Estos seres alados sólo el nombre tienen de común con las serpientes abrasadoras de Núm_21:6; ver 8; Deu_8:15, o con el dragón volador de Isa_14:29; Isa_30:6. Son figuras humanas, pero provistas de seis alas, que recuerdan a los seres misteriosos que tiran del carro de Yahvé en Ez 1, y a las que Ez 10 llama «querubines», como las figuras análogas ligadas al arca, Éxo_25:18+. La tradición posterior dio el nombre de Serafines y Querubines a dos clases de Ángeles.

6:2 (b) Por temor de ver a Yahvé, ver Éxo_33:20+.

6:2 (c) Eufemismo para designar el sexo.
Isaías 6, 2

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Apo_4:8; Núm_14:21

NOTAS

6:3 La santidad de Dios es un tema central de la predicación de Isaías, que con frecuencia llama a Yahvé «el Santo de Israel», Isa_1:4; Isa_5:19, Isa_5:24; Isa_10:17, Isa_10:20; Isa_40:14, Isa_40:16, Isa_40:20, etc. Esta santidad de Dios exige que también el hombre esté santificado, es decir, separado de lo profano, Lev_17:1+, purificado del pecado, aquí Isa_6:5-7, y que participe de la «justicia» de Dios, ver Isa_1:26+ y Isa_5:16+.
Isaías 6, 3

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Éxo_19:16+; Éxo_40:34-35; 1Re_8:10-12; Jua_12:41

NOTAS

6:4 Señal de la presencia de Dios en el Sinaí, Éxo_19:16+, en la Tienda del desierto, Éxo_40:34-35, y en el templo de Jerusalén, 1Re_8:10-12; Eze_10:4.
Isaías 6, 4

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Éxo_33:20+
Isaías 6, 5

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