Jer 2,26-27

Como se azara el ladrón sorprendido en flagrante,
así se ha azorado la casa de Israel:
ellos, sus reyes, sus jefes,
sus sacerdotes y sus profetas,
los que dicen al leño: «Tú, padre mío»;
y a la piedra: «Tú me pariste.»
Tras volverme la espalda, que no la cara,
cuando vienen mal dadas dice:
«¡Levántate y sálvanos!»

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