Jue 20,29-48
“
Derrota y exterminio de Benjamín.
Israel puso gente emboscada alrededor de Guibeá. Al tercer día los israelitas marcharon contra los benjaminitas y se pusieron en orden de batalla como las otras veces frente a Guibeá. Los benjaminitas salieron a su encuentro y se dejaron atraer lejos de la ciudad. Comenzaron como las otras veces a matar gente del pueblo por los caminos que suben, uno a Betel y otro a Guibeá, a campo raso: unos treinta hombres de Israel. Los benjaminitas se decían: «Los hemos derrotado como la primera vez.» Pero los israelitas se habían dicho: «Vamos a huir para atraerlos lejos de la ciudad hacia los caminos.» Entonces todos los hombres de Israel se levantaron de sus puestos, tomaron posiciones en Baal Tamar, y los emboscados de Israel atacaron desde su puesto al oeste de Gueba. Diez mil hombres elegidos de todo Israel llegaron frente a Guibeá. El combate se endureció; los benjaminitas no se daban cuenta de la calamidad que se les venía encima. Yahvé derrotó a Benjamín ante Israel y aquel día los israelitas mataron en Benjamín a veinticinco mil cien hombres, todos ellos armados de espada. Los benjaminitas se vieron derrotados.
Los hombres de Israel habían cedido terreno a Benjamín porque contaban con la emboscada que habían puesto contra Guibeá. Los emboscados marcharon a toda prisa contra Guibeá, se desplegaron y pasaron a cuchillo a toda la ciudad. La gente de Israel y los emboscados habían convenido en levantar una humareda, como señal, desde la ciudad; entonces harían frente a los combatientes de Israel. Benjamín comenzó matando a algunos israelitas, unos treinta hombres. Y se decían: «Están completamente derrotados ante nosotros, como en la primera batalla.» Pero entonces, la señal, la columna de humo, comenzó a levantarse de la ciudad, y Benjamín, mirando atrás, vio que toda la ciudad ardía en llamas que subían hacia el cielo. Entonces los hombres de Israel se volvieron y los benjaminitas temblaron al ver la calamidad que se les venía encima.
Volvieron la espalda ante la gente de Israel camino del desierto, pero los combatientes los acosaban, y los que venían de la ciudad los destrozaban cogiéndolos en medio. Así envolvieron a Benjamín, lo persiguieron sin descanso y lo aplastaron hasta llegar frente a Gueba por el oriente. Cayeron de Benjamín dieciocho mil hombres, todos ellos hombres valerosos. Volvieron la espalda y huyeron al desierto, hacia la Peña de Rimón. Los israelitas fueron atrapando por los caminos a cinco mil hombres. Luego persiguieron a Benjamín hasta Guidón y le mataron dos mil hombres. El total de los benjaminitas que cayeron aquel día fue de veinticinco mil hombres, armados de espada, todos ellos hombres valerosos. Seiscientos hombres habían podido volverse y escapar al desierto, hacia la Peña de Rimón. Se quedaron en la Peña de Rimón cuatro meses. Las tropas de Israel se volvieron contra los benjaminitas, y pasaron a cuchillo a los varones de la ciudad, al ganado, y a todo lo que encontraron. Incendiaron también todos los poblados que encontraron.
”
Derrota y exterminio de Benjamín.
Israel puso gente emboscada alrededor de Guibeá. Al tercer día los israelitas marcharon contra los benjaminitas y se pusieron en orden de batalla como las otras veces frente a Guibeá. Los benjaminitas salieron a su encuentro y se dejaron atraer lejos de la ciudad. Comenzaron como las otras veces a matar gente del pueblo por los caminos que suben, uno a Betel y otro a Guibeá, a campo raso: unos treinta hombres de Israel. Los benjaminitas se decían: «Los hemos derrotado como la primera vez.» Pero los israelitas se habían dicho: «Vamos a huir para atraerlos lejos de la ciudad hacia los caminos.» Entonces todos los hombres de Israel se levantaron de sus puestos, tomaron posiciones en Baal Tamar, y los emboscados de Israel atacaron desde su puesto al oeste de Gueba. Diez mil hombres elegidos de todo Israel llegaron frente a Guibeá. El combate se endureció; los benjaminitas no se daban cuenta de la calamidad que se les venía encima. Yahvé derrotó a Benjamín ante Israel y aquel día los israelitas mataron en Benjamín a veinticinco mil cien hombres, todos ellos armados de espada. Los benjaminitas se vieron derrotados.
Los hombres de Israel habían cedido terreno a Benjamín porque contaban con la emboscada que habían puesto contra Guibeá. Los emboscados marcharon a toda prisa contra Guibeá, se desplegaron y pasaron a cuchillo a toda la ciudad. La gente de Israel y los emboscados habían convenido en levantar una humareda, como señal, desde la ciudad; entonces harían frente a los combatientes de Israel. Benjamín comenzó matando a algunos israelitas, unos treinta hombres. Y se decían: «Están completamente derrotados ante nosotros, como en la primera batalla.» Pero entonces, la señal, la columna de humo, comenzó a levantarse de la ciudad, y Benjamín, mirando atrás, vio que toda la ciudad ardía en llamas que subían hacia el cielo. Entonces los hombres de Israel se volvieron y los benjaminitas temblaron al ver la calamidad que se les venía encima.
Volvieron la espalda ante la gente de Israel camino del desierto, pero los combatientes los acosaban, y los que venían de la ciudad los destrozaban cogiéndolos en medio. Así envolvieron a Benjamín, lo persiguieron sin descanso y lo aplastaron hasta llegar frente a Gueba por el oriente. Cayeron de Benjamín dieciocho mil hombres, todos ellos hombres valerosos. Volvieron la espalda y huyeron al desierto, hacia la Peña de Rimón. Los israelitas fueron atrapando por los caminos a cinco mil hombres. Luego persiguieron a Benjamín hasta Guidón y le mataron dos mil hombres. El total de los benjaminitas que cayeron aquel día fue de veinticinco mil hombres, armados de espada, todos ellos hombres valerosos. Seiscientos hombres habían podido volverse y escapar al desierto, hacia la Peña de Rimón. Se quedaron en la Peña de Rimón cuatro meses. Las tropas de Israel se volvieron contra los benjaminitas, y pasaron a cuchillo a los varones de la ciudad, al ganado, y a todo lo que encontraron. Incendiaron también todos los poblados que encontraron.
”