Mar 3,23-30

Él, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir. Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá subsistir. Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, pues ha llegado su fin. Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa. Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno.» Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo.»

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

3:30 Atribuir al demonio lo que es obra del Espíritu Santo, es no admitir la luz de la gracia divina y el perdón que se sigue. Esta actitud, por su naturaleza misma, deja a uno fuera de la salvación. Pero la gracia puede cambiar esta actitud, y en tal caso es posible una vuelta a la salvación. Ver nota a Mar_1:23.
Marcos 3, 30

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