Mat 8,19-20

Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.» Dícele Jesús: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sal_84:4 [Sal_84:3]; Mat_11:18; Sal_8:4 [Sal_8:3]; 2Co_8:9

NOTAS

8:20 «Hijo del hombre» es un semitismo enigmático con dos sentidos: el ordinario es una circunlocución por «hombre», «ser humano», que a menudo equivalía a «yo», como fórmula modesta de automención (piénsese en nuestro «un servidor»), por ej. , Eze_2:1; Sal_8:4 [Sal_8:3]. Este es el caso aquí. El otro sentido, el teológico, se basa en Dan_7:13-14, donde el Hijo de hombre es un título que designa a un ser celeste, trascendental, quizá angélico o incluso divino, al que se le da el Reino de Dios. Este ser celeste adquiere un perfil mayor en los libros apócrifos, 1 Henoc 46-9 etc. y 4 Esdras 13, donde se le identifica con el Mesías. Se trata, pues, de una expresión que se refiere paradójicamente a la humildad y a la exaltación divina, lo que origina cierta confusión y, de otro lado, es una clave cristológica. En el NT la expresión sólo se encuentra en labios de Jesús (4 excepciones: Jua_12:34; Hch_7:56; Apo_1:13; Apo_14:14) como automención. En los Sinópticos se refiere: (a) a la vida presente, terrestre de Jesús (por ej. , aquí); (b) a las predicciones de su pasión, muerte y resurrección (por ej. , Mar_8:31; Mar_9:31; Mar_10:33-34); (c) a su venida como Hijo del hombre en un futuro glorioso (por ej. , Mar_8:38; Mar_13:26; Mar_14:62 y p).
Mateo 8, 20

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