Rom 3,27-31

¿Dónde está, entonces, el derecho a gloriarse? Queda eliminado. ¿Por qué ley? ¿Por la de las obras? No. Por la ley de la fe. Porque pensamos que el hombre es justificado por la fe, independientemente de las obras de la ley. ¿Acaso Dios lo es únicamente de los judíos y no también de los gentiles? ¡Sí, por cierto!, también de los gentiles; porque no hay más que un solo Dios, que justificará a los circuncisos en virtud de la fe y a los incircuncisos por medio de la fe. Entonces ¿por la fe privamos a la ley de su valor? ¡De ningún modo! Más bien, la consolidamos.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Rom_2:17; Rom_4:2-3; Rom_5:2+; Rom_11:18; Gál_6:13-14; Efe_2:9

NOTAS

3:27 (a) La palabra griega gloriarse señala con precisión la actitud del hombre que se envanece de sus obras, se apoya en ellas y tiene la pretensión de realizar su destino sobrenatural con sus propias fuerzas. Actitud censurable, porque no se conquista la justicia, sino que se la recibe como don. Y el acto de fe, más que cualquier otro acto, excluye tamaña suficiencia, porque el hombre demuestra en ese acto de fe su radical insuficiencia.

3:27 (b) Es decir, por una ley que consiste en creer. Pablo contrapone la Ley escrita en las tablas de piedra, 2Co_3:3, y la fe, Rom_1:16+, ley interior grabada en el corazón, ver Jer_31:33, que actúa por la caridad , Gál_5:6, y que es la ley del Espíritu , Rom_8:2.
Romanos  3, 27

NOTAS

3:31 Lit.: «establecemos (la) Ley»: únicamente la fe, que obra por caridad, Gál_5:6, permite a la Ley alcanzar la meta que se ha propuesto, es decir, la justicia y la santidad del hombre, ver Rom_7:7+.
Romanos  3, 31

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