“
Si Abrahán obtuvo la justicia por las obras, tiene de qué gloriarse, mas no delante de Dios. En efecto, ¿qué dice la Escritura? Creyó Abrahán en Dios y le fue reputado como justicia. ”
4:2 Algunos escritos judíos del tiempo de Pablo presentan a Abrahán como observante de la ley mosaica, y por eso, reconocido justo ante Dios. Según Pablo, Abrahán no fue reconocido justo a causa de la observancia fiel de la Ley, sino por haber creído a la promesa divina, pues entonces todavía era un incircunciso y, por tanto, un «sin Ley», un impío (ver el v. Rom_4:5).
4:3 Gramaticalmente son posibles diversas interpretaciones: en virtud de la fe, Dios considera justo a Abrahán, sin que lo sea realmente; o bien: en virtud de esta misma fe, Dios confiere gratuitamente a Abrahán una justicia que éste no tenía cuando creía; o, finalmente: a los ojos de Dios, y por lo tanto, verdaderamente, la fe se confunde con la justicia. Pero el conjunto de la doctrina paulina excluye la primera interpretación; parece excluir también la segunda, y concuerda perfectamente con la tercera.