Rom 8,1-4


C. LA VIDA DEL CREYENTE EN EL ESPÍRITU
La vida en el Espíritu.
Por consiguiente, ninguna condenación pesa ya sobre los que están en Cristo Jesús. Porque la ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte. Pues lo que era imposible a la ley, reducida a la impotencia por la carne, Dios, habiendo enviado a su propio Hijo en una carne semejante a la del pecado, y en orden al pecado, condenó el pecado en la carne, a fin de que la justicia de la ley se cumpliera en nosotros que seguimos una conducta, no según la carne, sino según el espíritu.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Eze_36:27+
Romanos  8, 1

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Rom_7:7+

NOTAS

8:2 (a) Var.: «me liberó», «nos liberó».

8:2 (b) Al régimen del pecado y de la muerte, Pablo contrapone el nuevo régimen del Espíritu, ver Rom_3:27+. La palabra espíritu designa aquí o bien la misma persona del Espíritu Santo (más claramente en el v. Rom_8:9), o bien el espíritu del hombre renovado por esta presencia, ver Rom_5:5+ y Rom_1:9+.
Romanos  8, 2

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Hch_13:23-39; Hch_15:10-11; Rom_6:10+; Gál_3:13; 2Co_5:21; Heb_2:14-18

NOTAS

8:3 La ley mosaica, simple norma exterior, no era principio de salvación, Rom_7:7+. Sólo Cristo, destruyendo la carne en su persona mediante su muerte, ha podido destruir el pecado que reinaba en la carne.
Romanos  8, 3

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Rom_3:31+; Rom_9:30-31+; Rom_10:4

NOTAS

8:4 Esta justicia de la ley, cuyo cumplimiento sólo es posible por la unión con Cristo por la fe, se resume en el mandamiento del amor, ver Rom_13:10; Gál_5:14 y ya Mat_22:40. Ver Rom_7:7+.
Romanos  8, 4

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