Sab 16,20-22

A tu pueblo, por el contrario, lo alimentaste con manjar de ángeles
y les mandaste desde el cielo un pan preparado sin fatiga,
que producía gran placer y satisfacía todos los gustos.
Este sustento mostraba tu dulzura para con tus hijos,
pues se adaptaba al gusto del que lo tomaba
y se transformaba en lo que cada uno quería.
Nieve y hielo resistían al fuego sin fundirse,
para que supieran que el fuego destruía las cosechas de sus enemigos,
ardiendo entre el granizo y resplandeciendo entre la lluvia.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Éxo 16; Sal_78:25; Sal_105:40

NOTAS

16:20 El maná, «pan de ángeles», Sal_78:25, o «pan de los cielos», Sal_105:40, que «sabía a torta de miel», Éxo_16:31, viene a resultar un alimento capaz de adaptarse a todos los gustos y de tomar todos los sabores deseables, y el símbolo mismo de la dulzura de Dios (Sab_16:21). Este rasgo tiene sus paralelos muy concretos en los textos rabínicos y es ya testigo de una leyenda judía sobre el maná. La liturgia cristiana ha aplicado este pasaje a la Eucaristía.
Sabiduría 16, 20

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sab_16:19
Sabiduría 16, 22

Patrocinio