“
Mi embrión veían tus ojos; en tu libro están inscritos los días que me has fijado, sin que aún exista el primero. ¡Qué arduos me resultan tus pensamientos, oh Dios, qué incontable es su suma! ”
139:16 Texto difícil. El salmista medita sobre la omnisciencia divina: Dios conoce al hombre y su destino, incluso antes de su nacimiento, ver Sal_22:11 [Sal_22:10]; Sal_71:16. Para el hombre, en cambio, el misterio es impenetrable.