Sal 36,1-4


SALMO 36 (35)
Maldad del pecador y bondad de Dios
Del maestro de coro. Del siervo de Yahvé. De David.
El pecado es un oráculo para el impío
que le habla en el fondo de su corazón;
no tiene temor de Dios
ni aun estando en su presencia.
Se halaga tanto a sí mismo
que no descubre y detesta su culpa;
sólo dice maldades y engaños,
renunció a ser sensato, a hacer el bien.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Rom_3:18

NOTAS

36 Las dos partes del salmo, Sal_36:2-5 [Sal_36:1-4] y Sal_36:6-13 [Sal_36:5-12], han podido existir por separado.

36:2 La voz del pecado, personificada aquí, sustituye a la palabra de Dios; «su corazón» versiones; «mi corazón» hebr. (se trata de una relectura «davídica» en función del título «De David»).
Salmos 36, 1

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Mat_7:3-5

NOTAS

36:3 Texto dudoso; también puede entenderse: «Sí, él (el pecado) le halaga a sus ojos para que rehúya descubrir su culpa».
Salmos 36, 2

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Miq_3:1
Salmos 36, 4

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