Sal 44,5-8
“
Tú solo, Rey mío, Dios mío,
decidías las victorias de Jacob;
por ti hundíamos a nuestros adversarios,
en tu nombre pisábamos a nuestros agresores.
No ponía mi confianza en mi arco,
ni mi espada me hizo vencedor;
tú nos salvabas de nuestros adversarios,
cubrías de vergüenza a nuestros enemigos;
”
decidías las victorias de Jacob;
por ti hundíamos a nuestros adversarios,
en tu nombre pisábamos a nuestros agresores.
No ponía mi confianza en mi arco,
ni mi espada me hizo vencedor;
tú nos salvabas de nuestros adversarios,
cubrías de vergüenza a nuestros enemigos;
”