Sir 1,1-10


Prólogo del traductor
(1) La ley, los profetas y los escritos que les siguieron (2) nos han transmitido muchas e importantes lecciones, (3) que hacen a Israel digno de elogio por su instrucción y sabiduría.
(4) Ahora bien, no basta con que los lectores se hagan sabios; (5) es necesario también que, como expertos, puedan ayudar a los de fuera, (6) tanto de palabra como por escrito. (7) Por eso, mi abuelo Jesús, después de haberse dedicado intensamente a la lectura (8) de la Ley, (9) los Profetas (10) y los otros escritos de los antepasados, (11) y de haber adquirido un gran dominio sobre ellos, (12) se propuso escribir sobre cuestiones de instrucción y sabiduría. (13) Su objetivo era que los deseosos de aprender aceptaran sus enseñanzas (14) y pudieran progresar, llevando una vida más acorde con la Ley.
(15) Quedáis, pues, invitados (16) a leer este libro (17) con benevolencia y atención, (18) así como a ser indulgentes (19) allí donde os parezca que, a pesar de nuestros denodados esfuerzos de interpretación, (20) no hemos acertado en la traducción de algunas expresiones. (21) Es evidente que las cosas dichas en hebreo no tienen la misma fuerza (22) que cuando se traducen a otra lengua. (23) Esto no sucede sólo en este libro, (24) sino que también la misma Ley, los Profetas (25) y los otros escritos (26) presentan notables diferencias respecto a sus originales.
(27) El año treinta y ocho del rey Evergetes (28) llegué a Egipto, donde fijé mi residencia por un tiempo. (29) Durante mi estancia allí encontré una obra de no poca enseñanza, (30) y me sentí obligado a emprender la traducción de este libro con empeño y diligencia.
(31) He dedicado muchas horas de vigilia y trabajo (32) durante este período, (33) hasta poder terminar y publicar el libro, (34) para uso de aquellos que, viviendo en el extranjero, desean aprender y reformar sus costumbres (35) para vivir conforme a la Ley.

I. El camino hacia la sabiduría
Origen divino de la sabiduría.
(1) Toda sabiduría viene del Señor,
y está con él por siempre.
¿Quién puede contar la arena de los mares,
las gotas de la lluvia y los días de la eternidad?
¿Quién puede medir la altura de los cielos,
la anchura de la tierra y la profundidad del abismo?
Antes de todo fue creada la sabiduría,
la inteligencia prudente desde la eternidad.
¿A quién fue revelada la raíz de la sabiduría?
¿Quién conoce sus recursos?
Uno sólo es sabio, temible en extremo:
el que está sentado en su trono.
Es el Señor quien creó la sabiduría,
la vio, la midió
y la derramó sobre todas sus obras.
Se la concedió a todos los vivientes
y a los que le aman se la regaló.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Pro_2:6; Sab_9:4

NOTAS

1 Este primer capítulo es un poema programático sobre la sabiduría y el temor de Dios. Se perciben ecos del libro de los Proverbios (Pro_1:7; Pro_9:10).

Pról. 1 Es la división tripartita de la Biblia hebrea, ver 1Ma_12:9+ y el Índice. Así también en 8-10, 24-25. Pero no es seguro que en aquella época (fines del siglo II a.C.) tuvieran estas tres partes exactamente el mismo contenido que hoy, sobre todo por lo que a la tercera se refiere.

Pról. 27 Probablemente Tolomeo VII Evergetes Fiscón (170-117). La fecha correspondería, pues, al 132 a.C.

Pról. 29 «una obra de», lit. «una copia de»: traducción dudosa. También puede entenderse: «... hallaba que la instrucción (religiosa) estaba lejos de igualar (a la nuestra)». Según la interpretación adoptada, Ben Sirá, con la presentación del libro de su abuelo al público griego, quiere dar satisfacción a una comunidad ya culta y digna de este enriquecimiento.

Pról. Este prólogo del traductor griego no forma parte del libro del Eclesiástico propiamente dicho y presenta un gran parecido con los prefacios de las obras de autores clásicos y helenísticos.

1:1 El término «Señor» (Kyrios) traduce, por lo común, en los Setenta el nombre de «Yahvé». El traductor de Ben Sirá lo emplea con mucha frecuencia, incluso para traducir los otros nombres divinos.
Eclesiástico 1, 1

NOTAS

1:3 «la profundidad del abismo» lat., ver sir.; «el abismo y la sabiduría» griego.
Eclesiástico 1, 3

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sir_24:8; Sir_24:9; Pro_8:22+; Bar_3:20-22; Job_28:12-23
Eclesiástico 1, 4

NOTAS

1:6 (a) La numeración de los versículos ha sido hecha sobre un texto latino más largo que el texto griego; de ahí la ausencia en nuestra traducción de algunos vv. que son adiciones; éstas figuran también en un grupo de mss griegos (a los que se designa con la sigla: griego 1248). Adic. V. 5.: «La fuente de la Sabiduría es la palabra de Dios que está en el cielo; sus canales son los mandamientos eternos.»

1:6 (b) Griego 248, sir. hex. y lat. añaden: «7 ¿A quién fue revelada la ciencia de la sabiduría? ¿Quién comprendió su mucha experiencia?»
Eclesiástico 1, 6

NOTAS

1:8 El autor insiste en la unicidad y la trascendencia de Dios. La sabiduría, atributo de Dios, cualidad del mundo por él creado, don de Dios a los hombres, y con frecuencia personificada por los libros sapienciales, Pro_8:22+, es, sin embargo, aquí una criatura que no es posible identificar con Dios.
Eclesiástico 1, 8

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Job_28:27; Joe_3:1-2 [Joe_2:28-29]; Hch_2:17 s; Hch_2:33; Ecl_2:26

NOTAS

1:9 Lat. añade: «en el Espíritu Santo», interpolación cristiana.
Eclesiástico 1, 9

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