Stg 5,16-18

Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seáis curados.
La oración ferviente del justo tiene mucho poder. Elías era un hombre de igual condición que nosotros; oró insistentemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Después oró de nuevo y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Pro_28:13+; Sir_4:26; 1Jn_1:8-10

[2] Éxo_32:11+

NOTAS

5:16 (a) La confesión de las faltas, aquí asociada a la oración, debía recomendarse a los enfermos, v. Stg_5:15; lo mismo se pide a todo cristiano, especialmente en el marco de la liturgia. No se da aquí ninguna precisión sobre la confesión sacramental.

5:16 (b) Vulg.: «asidua».
Santiago 5, 16

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Re_17:1; 1Re_18:1, 1Re_18:41 s; Apo_11:6

NOTAS

5:17 La figura de Elías, muy popular en la tradición judía, lo ha sido también entre los cristianos. Santiago subraya que este hombre de oración, cuya intercesión era tan poderosa, era semejante a nosotros.
Santiago 5, 17

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