Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
28. Oráculos contra el rey de Tiro y contra Sidón.
Continúan los trágicos anuncios contra la gran metrópoli fenicia, ahora dirigidos contra su rey, que se ha creído un dios en su opulencia comercial. Después de una dura invectiva contra el rey de Tiro (1-10), el profeta entona una elegía irónica sobre el mismo (11-19). A continuación el profeta se ocupa de la otra gran metrópoli fenicia,
Sidon, cuya suerte no es mejor que la de su rival Tiro (20-24). Por fin, el capítulo se cierra con una promesa consoladora sobre la rehabilitación de Israel como pueblo (25-26).
Invectiva contra el rey de Tiro (1-10).
1 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 2 Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Así habla el Señor, Yahvé: Por cuanto se ensoberbeció tu corazón y dijiste: Soy un dios, habito en la morada de Dios, en el corazón de los mares, y siendo tú un hombre, no un dios, igualaste tu corazón al corazón de Dios, 3 y creyéndote más sabio que Daniel; que ningún secreto se te ocultaba; 4 que con tu sabiduría y tu prudencia creaste tu poderío y acumulaste el oro y la plata en tus tesoros, 5 y con tu gran sabiduría y tu comercio acrecentaste tu poder y en tu potencia se ensoberbeció tu corazón, 6 Por eso así dice el Señor, Yahvé: Pues que hiciste tu corazón igual al corazón de Dios, 7 yo traeré contra ti a extranjeros, a los más feroces de los pueblos, que desenvainarán la espada contra la belleza de tu sabiduría y profanarán tu esplendor. 8 Te harán bajar a la huesa, y morirás con la muerte de los que mueren en medio de los mares. 9 ¿Dirás ya ante tu matador: Yo soy un dios? Hombre eres, no eres dios en las manos de tu matador. 10 Morirás la muerte de los incircuncisos, a manos de extranjeros, porque he hablado yo, dice el Señor, Yahvé. La principal acusación lanzada contra el rey de Tiro es su arrogancia e insolencia al presentarse como un
dios porque ha logrado un grado de riqueza para su pueblo desorbitada, que él atribuye a su sagacidad y prudencia. Aquí no se alude, como en el capítulo anterior, a su actitud de burla por la ruina de Jerusalén. Aunque la invectiva va contra el
rey, no se trata sino de una personificación de la misma opulenta ciudad de Tiro. En tiempos de Ezequiel reinaba en Tiro Itobaal III. Aquí es símbolo de la ciudad, que se consideraba fundada por el dios Melkart, y, según la mitología de la ciudad, Tiro había sido la morada de los dioses, y a eso parece aludir la frase
habito en la morada de Dios (v.2). Es la mayor blasfemia para los oídos de un fiel israelita.
El rey de Tiro se consideraba superior al famoso sabio
Daniel o
Danel 1. Por eso el castigo divino no ha de tardar, ya que Yahvé enviará contra Tiro
a los más feroces de los pueblos (v.7),
e.d., a los invencibles babilonios, famosos por su crueldad 2. Ellos se encargarán de medir
la belleza de su sabiduría, su sabiduría arrogante, apagando su ficticio
esplendor. El rey de Tiro, con su magnificencia, bajará
a la huesa (v.8), o gran hoya donde están los muertos, el
seol, o región de sombras, lugar de cita para todos los que abandonan esta vida 3. El magnifícente rey sufrirá la suerte común de los asesinados violentamente. Cuando se vea ante su
matador, perderá su pretensión antigua de considerarse como un
dios. El sarcasmo del profeta no puede ser más sangriento: el antiguo
dios se halla impotente ante su asesino (v.9). La muerte del rey de Tiro será igual a la de los incircuncisos (v.10). La expresión en boca de un israelita es equivalente al impío4, que no reconoce los derechos divinos, y al que, por tanto, no le queda
sino una muerte prematura y violenta en castigo por sus pecados. Dios no puede permitir en la mentalidad antigua hebrea que prosperen indefinidamente los impíos, paganos e incircuncisos,
porque su justicia está sobre todo.
Elegía irónica dedicada al rey de Tiro (11-19).
11 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 12 Hijo de hombre, canta una elegía al príncipe de Tiro y dile: Así habla el Señor, Yahvé: Eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabado en belleza. 13 Habitabas en el Edén, en el jardín de Dios, vestido de todas las preciosidades: el rubí, el topacio, el diamente, el crisólito, el ónice, el berilo, el zafiro, el carbunclo, la esmeralda y el oro te cubrían; llenaste tus tesoros y tus almacenes. El día en que fuiste creado, 14te pusiste junto al querube, colocado en el monte santo de Dios, y andabas en medio de piedras de fuego 5. 15 Fuiste perfecto en tus caminos desde que fuiste creado hasta el día en que fue hallada en ti la iniquidad. 16 Por la muchedumbre de tus contrataciones se llenaron tus estancias de rapiñas, y pecaste, y te arrojé del monte santo y te eché de en medio de las piedras de fuego, ¡oh querube protector! 17 Ensoberciese tu corazón de tu hermosura y se corrompió tu sabiduría por tu esplendor; por tierra te he derribado, ante los reyes te he colocado, y te entregué en espectáculo a los reyes 18 por la muchedumbre de tus iniquidades; en la injusticia de tu comercio, profanaste tus santuarios, y yo haré salir de en medio de tí un fuego devorador y te reduciré a cenizas sobre la tierra a los ojos de cuantos te miran. 19 Todos cuantos de entre los pueblos te conocían se asombrarán de ti. Serás el espanto de todos y dejarás de existir para siempre. La elegía, como otras de Ezequiel, tiene un carácter irónico: el rey de Tiro (personificación de la ciudad) se consideraba corno el dechado de perfección:
eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y acabado en belleza (v.12). Por sus riquezas podía considerarse habitando en el
Edén, en el jardín de Dios (v.15). En el v.2 decía de sí mismo que habitaba en
una morada de Dios. Sus palacios y vestidos estaban hechos con toda clase de piedras preciosas6. Ya desde el día en que fue creado estuvo en el
monte santo de Dios. Según la mitología fenicia, los dioses tuvieron su morada en la isla de Tiro. El profeta juega en su descripción irónica con elementos mitológicos paganos y con datos bíblicos. Así, presenta al rey de Tiro en el
jardín de Dios, Edén. Y después lo presenta, según la mitología tiria, habitando en el
monte de Dios el día que fue creado.
La mención del
Edén le trae a la memoria el
querube que guardaba el
jardín de Dios7, y así, por asociación de ideas, nos presenta al rey de Tiro
junto al querube (v.14), en el
monte santo de Dios. Y allí caminaba
en medio de piedras de fuego (v.14). El
fuego en el A.T. es símbolo de la santidad divina, en cuanto que es un aislante de todo lo profano, que a su contacto queda consumido. En la visión inaugural, Ezequiel ve a Dios en un carro rodeado de fuego por todas partes 8. Yahvé se apareció a Moisés en una zarza ardiendo 9. En el Apocalipsis de Henoc 10, éste, en su viaje por el cielo, ve una construcción de cristal, y dentro piedras de lenguas de fuego. Ezequiel, pues, idealiza la supuesta morada primitiva del rey de Tiro en la asamblea de los dioses.
Al principio el rey se portó con modestia; mientras Tiro se fue formando como ciudad, nada había reprochable:
fuiste perfecto en tus caminos desde que fuiste creado. (v.15); pero con la afluencia de riquezas de todas partes se corrompió y
fue hallada la iniquidad. Por sus
rapiñas, Yahvé le va a castigar, y le arrojará
del monte santo (v.16), es decir, de la ciudad de Tiro, en otro tiempo morada de los dioses Bel y Melkart. El rey de Tiro ha sido desposeído de sus palacios, de su Edén, de sus riquezas, y arrojado fuera. La frase
¡oh querube protector! es terriblemente irónica. El rey de Tiro había sido asociado al
querube en su vida en el
Edén; por tanto, asimilado en cierto modo a aquél; pero ahora es arrojado fuera. Por la soberbia de su corazón ha sido
derribado de su poder, y se ha convertido en
espectáculo de los reyes (v.17). La injusticia en sus transacciones comerciales ha hecho que fueran profanados sus santuarios (v.18), poniendo las riquezas de todos los pueblos mal adquiridas al servicio de sus divinidades. Pero esa injusticia será la causa de su ruina:
haré salir de ti un fuego devorador, que reduzca todo a cenizas. Se convertirá así en objeto de espanto para todos los pueblos que antes admiraban a la gran ciudad fenicia.
La descripción ha sido desbordante y con colores apocalípticos. El profeta, después de haber presentado a Tiro como una majestuosa y rica nave que se va a los abismos, presenta al rey de Tiro en una condición privilegiada de origen, pero que por su soberbia ha sido castigado
a perder su estado de privilegio 11
.
Oráculo contra Sidón (20-24).
20 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 21 Hijo de hombre, vuélvete de cara a Sidón y profetiza contra ella. 22 Di: Así habla el Señor, Yahvé: Heme aquí contra ti, Sidón. Yo seré glorificado en medio de ti, y sabrán que yo soy Yahvé 1 cuando la juzgue y yo me santifique en ella. 23 Mandaré contra ella la peste y sangre en sus calles, y yacerán heridos de muerte en medio de ella por la espada, que les rodeará por doquier, y sabrán que yo soy Yahvé. 24 Y no será ya para la casa de Israel un aguijón punzante, un espino desgarrador en medio de cuantos la rodean y la aborrecen, y sabrán que yo soy Yahvé. Sidón fue la gran rival comercial de Tiro 12; estuvo largo tiempo subordinada a Tiro, pero después del asedio de ésta logró crecer en su importancia comercial. El vaticinio de Ezequiel no tiene nada de particular, pues sólo se anuncia en general que será destruida 13. Quizá haya sido insertado este oráculo para completar el número septenario de los enemigos de Judá e Israel. Dios va a castigar a Sidón, sin especificar su culpabilidad, como en los otros oráculos.
Y esa manifestación de la justicia divina redundará en honor de Dios: Seré glorificado en medio de ti (v.22). Al castigar a los pueblos paganos, Yahvé se
glorifica, en cuanto muestra su omnipotencia y su justicia. En el castigo que envía reconocen todos los pueblos al Yahvé omnipotente e intransigente con la maldad. Al
juzgar punitivamente a un pueblo, Yahvé
se santifica, es decir, muestra su carácter de santo e intransigente (v.22). Por otra parte, castigando a Sidón, ya no será una constante amenaza contra los israelitas: No
será ya para la casa de Israel un aguijón punzante, un espino desgarrador (v.24). No sabemos que Sidón haya tenido especiales rivalidades con Israel. El profeta aquí piensa en todos los enemigos que rodeaban al pueblo elegido. La frase está calcada en
Num_33:55 y vale para todas las circunstancias históricas de peligro.
Rehabilitación de Israel (25-26).
25 Así dice el Señor, Yahvé: Cuando reúna yo a la casa de Israel de en medio de todos los pueblos en que se dispersó, yo me glorificaré ante las gentes, y habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob; 26 habitarán en ella seguros, y construirán en ella casas y plantarán viñas; habitarán en seguridad cuando haga yo justicia en todos aquellos que en torno a ella le aborrecen, y sabrán que yo, Yahvé, soy su Dios. Después de anunciar el exterminio de todos los pueblos enemigos de Israel, el profeta entrevé una época de restauración nacional. Yahvé reunirá los
dispersos y se
glorificará ante las gentes (v.2æ) al manifestar su omnipotencia absoluta sobre los pueblos y, sobre todo, al reunir de modo milagroso a su pueblo languideciente en la diáspora. Aunque antes anunció el castigo de Israel, sin embargo, deja la ventana abierta a la esperanza, mientras que para las naciones enemigas paganas no queda sino la desaparición total y el exterminio. De nuevo los exilados volverán a su tierra para restaurar el hogar común de todos.
Yahvé habla con ternura de su
siervo Jacob. En realidad, las promesas antiguas son la razón de la futura liberación 14. Una vez integrados a la patria, trabajarán por edificarla de nuevo
(construirán casas.,, plantarán viñas, v.26), iniciando un período de
seguridad, pues Yahvé habrá despejado el peligro, castigando a las naciones enemigas circunvecinas. Naturalmente, en todas estas frases hay mucho de convencional. Los profetas idealizan las situaciones. En realidad, sabemos que la
seguridad de los repatriados fue muy relativa después del decreto de Ciro; pero, con todo, lograron crear de nuevo un hogar nacional15.
1 Sobre la identificación de este legendario sabio
Daniel o
Danel y el de los documentos de Ras Shamra véase el comentario a 14:14 de Ezequiel. 2 Sobre este calificativo aplicado a los babilonios cf.
Eze_7:21;
Eze_30:11. 3 Cf.
Isa_51:14;
Job_33:22.24.28. 4 Sobre la palabra
incircuncisos cf.
Eze_31:18;
Eze_32:19;
Eze_21:24-26. 5 Este verso y el siguiente están muy oscuros en el original hebreo. Hemos seguido la versión de los LXX.
Bible de Jérusalem: el oro de que están hechos tus tambores y tus flauta fueron preparados el día de la creación. Con un querubín protector yo te había colocado; tú estabas sobre el monte santo de Dios, caminabas en medio de carbones encendidos. 6 La enumeración de las piedras preciosas está conforme a la descripción del pectoral de Aarón (
Exo_28:1755;
Exo_28:39, ioss). 7 Cf.
Gen_21:5. 8 Cf. Ez c.1. 9
Exo_3:23. 10 Henoc 71:53. 11 En algunos manuales de teología se cita este texto para probar el pecado de los ángeles. Nada en el contexto avala esta opinión, pues el autor trata únicamente del encumbramiento de Tiro como ciudad soberana y de su caída estrepitosa. 12 Sidón es la actual
Salda, al norte de Tiro. En
Gen_10:15 se llama a Sidón primogénito de Ganaán. En la literatura cuneiforme se la llama
Sidunu, y en egipcio
Siduna. Cf. Abel,
Géog. I 12; II 255-58. En la época de dominación persa, Sidón es la principal ciudad persa (Herodoto, VII 99.98; VIII 67). Fue destruida por Artajerjes III (348). 13 Algunos autores suponen que es adición posterior redaccional, en una época en que Sidón tenía cierta preeminencia en Fenicia. 14 La expresión mi
siervo Jacob aparece, sobre todo, en la segunda parte de Isaías. La reunión de los dispersos de Israel aparece reiteradamente en Ezequiel (
Gen_11:17;
Gen_20:34;
Gen_20:36-38). 15 Sobre estos dos capítulos relativos a Tiro pueden verse los trabajos siguientes: P. Che-Minant,
Les prophéties d'Ez. centre
Tyr (26-Gen_28:19) (París 1912) 1-129; P. Dhorme,
Amarna: DBS I (1928) 211s; F. M. Abel,
Arad: DBS I 597; Spadafora, o.c., p.209-223.