Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
21. Embajada de Sedecías a Jeremías.
La justicia social.
Los c.21-24 constituyen como un apéndice a la primera colección de oráculos de Jeremías. En ellos se refieren intervenciones de Jeremías en diversas circunstancias relacionadas con problemas nacionales. El c.21 se divide en dos partes:
a) respuesta de Jeremías al rey Sedecías (1-10);
b) exhortación a la justicia (11-14).
Embajada del rey Sedecías al profeta (1-2).
1 Palabra de Yahvé que llegó a Jeremías cuando el rey Sedecías le envió a Pasjur, hijo de Malaquías, y a Sofonías, sacerdote, hijo de Maasías, para que le dijeran: 2Consulta a Yahvé acerca de nosotros, pues Nabucodonosor, el rey de Babilonia, nos hace la guerra. Quizá haga Yahvé con nosotros según todos sus prodigios, y (aquél) tenga que retirarse de nosotros. Las circunstancias históricas en que se desenvuelve este relato son muy diferentes de las de los capítulos anteriores. Ha muerto el rey Joaquim, que trató siempre hostilmente y con desprecio a Jeremías. Las tropas de Nabucodonosor habían obligado a rendirse al rey Joaquín (o Jeconías), hijo del anterior, llevando en cautividad a una gran masa de la población. Durante doce años reina en Judá con anuencia del vencedor babilonio Sedecías (o Matanías), hermano de Joaquim, hijo de Josías. Los anuncios punitivos de Jeremías se han cumplido en parte con la deportación del 598, y con ello el profeta gana más crédito entre los que rodean a Sedecías, si bien siguen su política humana de buscar alianzas extranjeras, en contra de las advertencias del profeta de Anatot. A éste se le considera como un perpetuo aguafiestas; pero, cuando llegan las circunstancias críticas, los ojos del rey y de la corte
se vuelven hacia él como intérprete de la voluntad divina. Es un reconocimiento pasajero de su cualidad de enviado de Dios y una ligera compensación a las incomprensiones que había tenido que hacer frente en años anteriores.
El recuerdo de la liberación milagrosa de Jerusalén, asediada por las tropas de Senaquerib (701), hacía concebir fundadas esperanzas en una nueva intervención de la omnipotencia divina. Por eso, el rey envía una embajada para que Jeremías interviniera ante Yahvé por su pueblo. El enemigo está cerca y amenaza caer como una tromba sobre el país. Es, pues, hacia el 588 cuando tuvo lugar esta embajada. Entre los comisionados figura un tal
Pasjur, distinto del mencionado en 20:1. Aparece más tarde como oficial de la corte 1
. Sofonías vuelve a aparecer más tarde 2. Los dos comisionados piden al profeta que
consulte a Yahvé sobre los asuntos del rey y del pueblo. No se trata sólo de una consulta sobre el resultado de la guerra, que ya es inevitable, sino que le insinúan que interceda ante Yahvé por ellos para que use de misericordia 3. Un siglo antes, el rey Ezequías había enviado una embajada en el mismo sentido al profeta Isaías 4. Sin duda que Sedecías pensaba en este hecho cuando envió a sus emisarios, y esperaba que el resultado fuera semejante: la liberación de Jerusalén de sus enemigos. En efecto, la situación era muy crítica, pues las tropas de
Nabucodonosor se acercan hostiles al reino de Judá (v.2). Esta vez su ataque es más temible, y no tendrá conmiseración con los habitantes de Judá, pues se han rebelado contra él, sin haber sacado lección del escarmiento del 598. El gran conquistador babilónico, hijo de Nabopolasar (625-605), después de haber vencido a los asirios, había extendido las fronteras hasta Egipto, y era de capital importancia el dominio de la costa siró-fenicio-palestina, como avanzada contra los faraones, replegados a sus fronteras. Ante un tal enemigo, vencidos o alejados los ejércitos egipcios, no le queda al rey Sedecías, confiado en éstos, sino recurrir a la omnipotencia de Yahvé para que renueve sus
prodigios (v.2), alusión a la liberación de Jerusalén del ejército de Senaquerib en el 701.
Respuesta de Jeremías (3-10).
3 Y Jeremías les respondió: Así diréis a Sedecías: 4Esto es lo que dice Yahvé, Dios de Israel: He aquí que yo haré volver las armas que lleváis en vuestras manos, con las cuales peleáis contra el rey de Babilonia y los caldeos, que os asedian fuera de las murallas, y las reuniré en medio de esta ciudad. 5Y yo, yo mismo lucharé contra vosotros con mano extendida, con poderoso brazo, con ira, cólera e indignación grandes. 6Y heriré a los moradores de esta ciudad, hombres y animales, y morirán de una gran peste. 7 Y después de esto oráculo de Yahvé , a Sedecías, rey de Judá, y a sus servidores y al pueblo, a cuantos en esta ciudad se salven de la peste, de la espada y del hambre, los pondré en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de sus enemigos y en manos de los que buscan su vida, que los pasarán a filo de espada sin compasión, sin piedad, sin misericordia. 8Y a ese pueblo le dirás: Así habla Yahvé: Mirad, os doy a elegir entre el camino de la vida y de la muerte. 9Los que se queden dentro de esta ciudad, morirán por la espada, por el hambre y por la peste. Los que se salgan y se entreguen a los caldeos que os cercan, vivirán, y tendrán por botín la vida salva. 10Porque he puesto mi rostro sobre esta ciudad para mal, no para bien oráculo de Yahvé , y la haré caer en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que la dará al fuego. La respuesta de Jeremías es totalmente diferente de la dada por Isaías a los enviados del rey Ezequías 5. La maldad del pueblo elegido ha llegado a su colmo, y la paciencia divina a su límite. Ha llegado la hora en que desaparecerá Jerusalén como desapareció Samaría, capital del reino del Norte bajo Sargón (721). Yahvé, lejos de ayudarles y salvarlos, en esta ocasión hará
volver las armas que los soldados llevan, luchando fuera de la ciudad contra los invasores, a Jerusalén (v.4). Es decir, que tendrán que replegarse dentro de los muros. Y no sólo tendrán como enemigos a los soldados de Nabucodonosor, sino que Yahvé mismo luchará contra ellos
con mano extendida, e.d., amenazadora6, enviándoles la
peste (v.6). Naturalmente, aquí no se excluyen las causas segundas naturales. En la mente profundamente religiosa de los profetas es siempre Yahvé el que envía directamente los flagelos, y entre ellos los clásicos de
peste, hambre y espada 7. Esto por lo que se refiere a los asediados, aunque los que logren salir no tendrán mejor suerte, pues todos perecerán. La respuesta, pues, a los emisarios del rey no pudo ser más descorazonadora. Los de la corte eran los principales responsables de la catástrofe, y debían sufrir el castigo divino en toda su crudeza.
En cambio, al
pueblo sencillo, Jeremías todavía le da una esperanza de salvación: la de someterse a los invasores caldeos sin hacer resistencia. Les da a elegir
el camino de la vida o de la muerte (v.8). La frase está calcada en
Deu_30:15, aunque con diferente sentido, ya que en este lugar se trata de la entrega a la alianza de Yahvé, para ser feliz, o de seguir los caminos de la idolatría, con las consecuentes maldiciones de Yahvé.
En Jeremías se trata de salvar la vida o morir. Si se entregan, tendrán la
vida por
botín (v.9), salvando lo que el hombre más aprecia, aunque pierda todas las demás cosas 8; en dichas circunstancias críticas, salvar la
vida se considerará como la máxima ganancia o
botín. Y después añade el profeta que la catástrofe se debe al mismo Yahvé, que ha enviado el castigo. La expresión
he puesto mi rostro sobre esta ciudad (v.10), aquí tiene un sentido de amenaza, como si Dios fijara especialmente, su atención sobre Jerusalén
para mal9. En otras ocasiones es, para
bien10. Ahora Yahvé tiene un interés especial, pero para su desventura:
la haré caer en manos de Nabucodonosor., que la dará al fuego, predicción que se verificó a la letra 11
.
Invitación a la justicia (11-14).
11 Y a la casa del rey de Judá (d1): Oíd la palabra de Yahvé, 12 casa de David: Así dice Yahvé: Haced de mañana justicia, librad al expoliado de la mano del opresor, no sea que brote como fuego mi ira y se encienda, y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras. 13 He aquí que a ti me dirijo, morada del valle, roca de la llanura oráculo de Yahvé . A vosotros que decís: ¿Quién descenderá sobre nosotros y quién penetrará en nuestras guaridas? 14 Yo os daré la paga según el fruto de vuestras obras oráculo de Yahvé , y prenderé fuego a su bosque y devorará todos sus alrededores. Los v.11-12 son una invitación a los cortesanos para que administren justicia diariamente sin desmayar. La expresión
de mañana (v.12) indica la presteza con que deben ejercer la justicia, preocupándose desde la aurora de ella como la cosa más importante y acuciante del día. De lo contrario no se hará tardar la
ira divina, ya que la
maldad de sus obras está clamando imperiosamente
por una intervención justiciera.
Los v.13-14 incluyen una profecía contra Jerusalén. La capital de Judá, asentada sobre un promontorio rocoso, rodeada de valles por todas partes, menos por el norte, se sentía segura ante cualquier expugnación enemiga:
¿Quién descenderá sobre nosotros? (v.13b). Se la llama
moradora del valle y roca de la llanura porque se levanta como una roca sobre la llanura y está rodeada de los valles del Cedrón, al este, y el Er-Rababy, al occidente, que se juntan al sur de la ciudad, siendo por ello inexpugnable por la parte de estas depresiones profundas 12. Sus habitantes, pues, se creían seguros. Pero será su mismo Dios el que abrirá sus puertas a los enemigos y prenderá
fuego a su bosque (v.14). Jerusalén, con sus casas y palacios cuajados de columnas de cedro, es presentada como
un bosque, en el que fácilmente hacen presa las llamas, quemando todos sus
alrededores. 1 Cf.
Jer_38:1. 2 Cf. 29:253; 37:3. 3 Cf. 37:3. 4
Isa_37:36, 5
Cf.
Isa_37:6ss. 6 Cf.
Exo_6:6;
Deu_4:34;
Deu_5:15;
Deu_26:8;
Isa_9:11;
Isa_16:20. 7 Cf.
Rev_6:3-8;
Jer_14:12;
Jer_24:10;
Jer_27:13;
Eze_6:11; 8 Cf.
Job_2:4;
Jer_38:2; 45:5- 9 Cf.
Lev_17:10;
Amo_9:4;
Jer_44:11.;
Jer_12:16. 10 Cf.
Jer_24:6. 11 Cf.
Jer_39:8. 12 Cf.
Lam_4:12;
Jer_5:12. Véase también vincent,
Jérusalem antigüe p.122.