Ver contexto
Date cuenta, pues, de dónde has caído, arrepiéntete y vuelve a tu conducta primera. Si no, iré a ti y cambiaré de su lugar tu candelero, si no te arrepientes. (Apocalipsis  2, 5) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Las Siete Cartas a las Iglesias, c. 2-3.
E stos dos capítulos se diferencian claramente del resto del libro. Y, sin embargo, son inseparables de todo el conjunto del Apocalipsis. Porque, de una parte, la mención de los atributos de Jesucristo, al comienzo de cada una de las cartas, está tomada de la visión inaugural l; de otra parte, las promesas con que termina cada epístola resultan incomprensibles si no se tiene presente el final del Apocalipsis 2, que da la explicación de símbolos como el árbol de la vida y la nueva Jerusalén. 3 El mismo Cristo, que en in había ordenado al profeta escribir cuanto viere, es el mismo que ahora dicta a San Juan estas epístolas dirigidas a las siete iglesias.
El plan de las cartas es uniforme, y la simetría es casi perfecta. Todas comienzan por esto dice, y el que habla es Jesucristo, designado por uno de sus siete atributos: por aquel que dice mayor relación con la condición especial de cada Iglesia. Todas terminan por una promesa dirigida al vencedor, o sea a todo cristiano fiel, la cual responde más o menos directamente al atributo proclamado. En el cuerpo de cada carta también se observa el mismo orden. Las palabras de Cristo comienzan en todas las cartas por conozco, que tiene por complemento la situación de la iglesia, con las amonestaciones oportunas. En todas las cartas se encuentra la expresión el que tenga oídos, y a continuación se declara que es el Espíritu el que habla a las Iglesias, es decir, el Espíritu Santo que posee Jesús4. Este Espíritu aparece aquí como una persona.
La doctrina de las cartas presenta muchas semejanzas con el resto del Nuevo Testamento, especialmente con los sinópticos, con las epístolas a los Tesalonicenses, Colosenses, con la epístola de Santiago y la i Pe. La cristología se presenta ya muy avanzada, sobre todo en la afirmación clara de la divinidad de Jesús. El objeto principal de las promesas a semejanza del cuarto evangelio es la vida de la gracia, la vida eterna del Evangelio, comenzada ya en este mundo y que se completará en la gloria.
Los motivos que indujeron a San Juan a escribir estas cartas debieron de ser los peligros y errores que comenzaban a introducirse en las comunidades cristianas. Los peligros de las iglesias son más bien interiores que exteriores. La persecución parece que es todavía considerada como algo futuro. Juan conoce perfectamente la historia y la geografía de estas ciudades asiáticas, lo que supone que ya había vivido en ellas 5.
Las cartas están dirigidas al ángel de cada iglesia, que debe representar al jefe o al obispo de cada una de ellas. Esto supone que ya existía en todas partes un episcopado monárquico. Aunque el apóstol fuese el obispo de Efeso, esto no impide que San Juan se dirija al pastor de esta iglesia, ya que podía tener un pastor local distinto del apóstol; o, al menos, alguien había tenido que sustituirle durante su destierro 6




Capitulo 2.

Carta a la iglesia de Efeso, 2:1-7.
1 Al ángel de la Iglesia de Efeso escribe: Esto dice el que tiene en su diestra las siete estrellas, el que se pasea en medio de los siete candeleros de oro. 2 Conozco tus obras, tus trabajos, tu paciencia, y que no puedes tolerar a los malos, y que has probado a los que se dicen apóstoles, pero no lo son, y los hallaste mentirosos, 3 y tienes paciencia y sufriste por mi nombre, sin desfallecer. 4 Pero tengo contra ti que dejaste tu primera caridad. 5 Considera, pues, de dónde has caído, y arrepiéntete, y practica las obras primeras; si no, vendré a ti y removeré tu candelero de su lugar si no te arrepientes. 6 Mas tienes esto a tu favor, que aborreces las obras de los nicolaítas como las aborrezco yo. 7 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de mi Dios.

Efeso es nombrada en primer lugar a causa de su importancia y por ser la metrópoli de la provincia proconsular de Asia. La ciudad era muy antigua y la más rica del Asia Menor en aquel tiempo. Dotada de un gran puerto, con un territorio muy fértil, y una industria muy floreciente, era un gran centro comercial entre el Oriente y el Occidente. En ella confluían las grandes vías romanas que venían de Galacia, de Mesopotamia y de Antioquía. Su grandioso templo de Artemis o Diana, considerado como la séptima maravilla del mundo, era famoso en toda la antigüedad y hacía de la ciudad un centro religioso de los más notables del mundo antiguo. En la época de Domiciano vino a ser también el centro del culto imperial de la provincia proconsular de Asia. Era también la residencia del procónsul romano. Y en ella residía una numerosa colonia judía 7.
La iglesia de Efeso había sido fundada por San Pablo en su tercer viaje apostólico 8. El Apóstol de las Gentes llegó a Efeso por los años 53-56, y predicó allí con grande éxito durante casi tres años. Tuvo que abandonar la ciudad a causa de la sublevación de los orfebres, que veían amenazada su industria de fabricación de estatuitas de Diana con la propagación de la fe cristiana. Más tarde, probablemente después de la ruina de Jerusalén, el año 70, San Juan vino a establecerse en Efeso, y allí se mostraba su sepulcro y hasta la casa en que había vivido en compañía de la Virgen María. Después de la caída de Jerusalén, Efeso vino, pues, a convertirse en el primer centro del cristianismo oriental. En la actualidad, Efeso no es más que un campo de ruinas grandiosas, que, por sí solas hablan de la importancia que tuvo esta ciudad en la época en que San Juan escribía el Apocalipsis.
Jesucristo es presentado hablando y dictando al vidente de Patmos (v.1)· La orden que le da es que escriba las cosas que le va a decir para comunicárselas al ángel de la iglesia de Efeso. En todas las cartas se repite el mismo mandato con las mismísimas palabras. Sólo cambia el nombre de la ciudad a la cual va dirigida la carta. El ángel, en estos pasajes, muy probablemente simboliza al obispo de cada una de las Iglesias. Así lo han entendido generalmente los Padres latinos. Y esto explicaría los reproches que Jesucristo les dirige tocante a su conducta, lo cual resultaría de difícil explicación si admitimos que se trata de los ángeles tutelares de cada iglesia.
El autor sagrado describe a Cristo con rasgos tomados de Rev_1:13. Se añade, además, el detalle de que se pasea en medio de los siete candeleros de oro, como para significar con esta actitud su dominio sobre todas las Iglesias, pues Efeso era como la metrópoli de todas las demás que ha de nombrar. Jesucristo tiene en su mano y domina a todos los jefes de las iglesias, y es señor absoluto de ellas. El hecho de pasear por en medio de ellas significa que Cristo vigila constantemente sobre esas comunidades cristianas.
Jesucristo conoce la vida de la iglesia de Efeso, de la cual hace un gran elogio. En los trabajos sufridos y en las persecuciones padecidas por el nombre de Jesús ha mostrado paciencia; y no ha tolerado la presencia de malvados y falsos apóstoles en su comunidad (v.2-3). Se hace particular referencia a los seudoapóstoles, de los cuales habla ya San Pablo en la 2 Cor 9, poniendo en guardia a los fieles contra esos falsos maestros. Se servían de mil maneras para sembrar entre los cristianos doctrinas corruptoras, que producían confusión y mucho daño en las almas. La Didajé 10 manda que para descubrir el verdadero espíritu de los que se presentaban como apóstoles, profetas, maestros, se confrontase su vida y doctrina con la vida y la doctrina de Cristo. La iglesia de Efeso los ha probado y los ha hallado mentirosos. Se debe de tratar de los nicolaítas (cf. v.6) o de otros propagandistas de la semilla gnóstica, o también de judíos o judaizantes, que se esforzaban por introducirse y perturbar las comunidades cristianas. El Señor alaba la conducta de la iglesia de Efeso con estos falsos doctores. San Ignacio de Antioquía alaba igualmente a la iglesia de Efeso por haber cerrado sus oídos a los falsos doctores 11.
El hermoso elogio que hace Jesucristo de esta iglesia, tanto en lo referente a su fidelidad doctrinal como en la paciencia manifestada en las persecuciones, supone que la vida cristiana en lo que tiene de más esencial era floreciente en ella. Pero entonces, ¿cómo se entiende el reproche que le dirige: Tengo contra ti que dejaste tu primera caridad? (v.4). Ahora bien, la caridad es la virtud esencial de la vida cristiana 12. ¿Cómo explicar, pues, esta especie de paradoja? Para entender esto hemos de tener presente que el verbo é, empleado aquí por San Juan, puede significar renunciar, abandonar, pero también aflojar, descuidar. Y el reproche que le dirige Cristo parece ser a causa de su negligencia. El aflojamiento de los efesios en la caridad, sin constituir un abandono propiamente dicho de la caridad, es una desobediencia progresiva o una vía de escape de una obligación rigurosa que tienen todos los cristianos de practicar la caridad 13. Por consiguiente, la iglesia de Efeso se ha resfriado en el fervor de su caridad primera. San Juan opone la caridad actual de la iglesia a la que tuvo en un principio, es decir, después de la conversión de los efesios. La caridad en aquella época era muy fervorosa. Pero con el tiempo, en lugar de desarrollarla mediante el continuo ejercicio para que diese sus frutos, la han dejado decaer.
La caridad de que nos habla aquí Juan no parece referirse únicamente al fervor interior. En Rev_2:5 y 19 es asociada expresamente con las obras. De donde se deduce que se trata de la manifestación concreta del amor. Y esa manifestación se lleva a cabo por medio de las obras de caridad para con el prójimo, especialmente para con los pobres. Por lo tanto, esta caridad debe de ser la caridad fraterna manifestada en las obras de misericordia 14. El reproche del v.4 está, por consiguiente, en una línea auténticamente joánica, pues el mismo San Juan es el que dice: Quien ama a su hermano está en la luz, y en él no hay escándalo15. La caridad es como el lazo que da consistencia y vigor a todas las virtudes. Los efesios, con su cansancio en la práctica de esta virtud, ponen en peligro toda su vida moral. Su pereza en el ejercicio de las obras de caridad les conduce a una especie de tibieza espiritual. Conservan, es verdad, su capacidad de amar divinamente, porque no han perdido la gracia, pero se muestran perezosos en la práctica de la caridad 16.
Después Jesucristo exhorta a la iglesia de Efeso a la reflexión, al arrepentimiento y a la práctica de sus obras primeras de caridad. De lo contrario, el Señor vendrá y removerá el candelera de su lugar (v.5). La amenaza simbólica podría ser una alusión a los desplazamientos sucesivos de la ciudad 17 y su definitiva destrucción. Para otros significaría más bien que la comunidad de Efeso decaería de su rango, perdiendo la primacía religiosa que entonces tenía en el Asia Menor.
Sin embargo, la iglesia de Efeso tiene a su favor el hecho de haber aborrecido las obras de los nicolaítas (v.6). No sabemos con seguridad quiénes eran estos nicolaítas. En la antigüedad ha habido muchos escritores que ligaban equivocadamente esta secta con el diácono Nicolás 18. No obstante, no se conoce con certeza ni su autor ni sus enseñanzas erróneas, que debieron de ser de orden moral. Según Clemente Alejandrino 19, los nicolaítas permitían comer las carnes sacrificadas a los ídolos, después de echar sobre ellas los exorcismos, y afirmaban que la fornicación no era pecado. En cuyo caso, los nicolaítas constituirían una especie de herejía pregnóstica, que sería la continuadora, en las iglesias del Asia, del error del cual nos hablan las epístolas paulinas de la cautividad y las pastorales. Ha habido también autores modernos que han visto en nicolaítas un juego de palabras: los nicolaítas habría que identificarlos con los baalamitas de la Iglesia de Pérgamo 20 y con la Jezabel de Tiatira 21, pues reflejarían los mismos vicios. En este caso, las palabras griegas íßêá ëáüí = él domina al pueblo de Dios, equivaldrían a la expresión hebrea baaíam = dueño del pueblo de Dios. Se trataría, pues, de un nombre simbólico, no de un nombre histórico. A continuación San Juan trata de atraer la atención de sus lectores para que mediten seriamente en el sentido del mensaje que les acaba de exponer: el que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias (v.7). En los evangelios, Jesucristo emplea también frecuentemente esta misma expresión 22. El Espíritu que habla es el Espíritu Santo, inspirador de los profetas. Pero aquí es presentado como Espíritu de Cristo, porque es el mismo Cristo el que habla 23. Ese Espíritu conoce perfectamente el corazón de los hombres y sabe valorar sus acciones. Por eso puede reprender y corregir con conocimiento de causa. Y al mismo tiempo, como Dios, puede amenazar con castigos o bien ofrecer premios. Al cristiano que haya sido fiel y que, por lo tanto, haya resultado vencedor 24 el Señor le dará en premio a comer del árbol de la vida (v.7) 25. La vida cristiana es una especie de milicia, pues presupone una continua lucha contra todo lo que le puede apartar de Dios. Pero al que venciere, el Señor le dará el don de la inmortalidad. La imagen del árbol de la vida procede del Génesis 26, que lo coloca en medio del paraíso, guardado por querubines para que el hombre caído no logre arrebatar su fruto y recobrar la inmortalidad 27. En la literatura rabínica y apocalíptica se alude con frecuencia al árbol de la vida que se da a comer a los vencedores 28. Y según las ideas judías de entonces, atestiguadas por diversos apocalipsis apócrifos 29, el paraíso y el árbol de la vida debían volver a aparecer al fin de los tiempos para gozo de los elegidos. Sin embargo, el árbol es una pura imagen. El premio prometido es la inmortalidad bienaventurada. El árbol de la vida, que estaba en el paraíso terrenal, confería al que lo comía el don de la inmortalidad 30. Pero, por el pecado, el hombre quedó privado del don de la inmortalidad. Ahora Cristo promete a todo cristiano que venciere al pecado el don de la inmortalidad gloriosa en el cielo. Esto es lo que significa comer del árbol de la vida que está en el paraíso de mi Dios. La literatura apocalíptica, siguiendo en esto el ejemplo de los profetas, idealiza frecuentemente el futuro mesiánico comparando su felicidad con la del paraíso terrestre 31.
En virtud de la identidad joánica entre gracia y gloria, también se podría ver aquí la presencia de Cristo en el alma fiel. Desde esta vida Cristo y el Espíritu Santo nutrirán a los cristianos fieles con el alimento que da la vida 32.



Carta a la iglesia de Esmirna,Rev_2:8-11.
8 Al ángel de la Iglesia de Esmirna escribe: Esto dice el primero y último, que estuvo muerto y ha vuelto a la vida: 9 Conozco tu tribulación y pobreza, aunque estás rico, y la blasfemia de los que dicen ser judíos y no lo son, antes son la sinagoga de Satán. 10 Nada temas por lo que tienes que padecer. Mira que el diablo os va a arrojar a algunos en la cárcel para que seáis probados, y tendréis una tribulación de diez días. Sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida. 11 El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El vencedor no sufrirá daño de la segunda muerte.

Esmirna era otra de las grandes ciudades del Asia Menor, situada a 50 kilómetros al norte de Efeso. Edificada sobre una grande bahía, disfrutaba de un magnífico puerto. Se distinguió siempre por su fidelidad a Roma en sus luchas contra los Seléucidas, Cartago y Mitrídates. Por eso se le concedió el título de fiel. Este fervor por Roma lo manifestó también levantando, la primera de todas las ciudades, en el año 195 a. C., un templo a la diosa Roma. En el año 26 d.C. obtuvo, antes que Efeso y Sardes, el privilegio de erigir un templo a Tiberio, a Livia y al Senado 33. Ignoramos cuándo recibió Esmirna la fe de Cristo. Es muy probable que la haya recibido de Efeso, por medio de algunos convertidos por San Pablo en esta ciudad 34. Esmirna era una ciudad rica y de mucho comercio. Por eso contaba con una comunidad numerosa de judíos. Es probable que por la fecha en que se escribía el Apocalipsis fuese ya obispo de Esmirna San Policarpo: discípulo de San Juan, que, al morir mártir por no querer decir, César es Señor (f 156), llevaba ochenta y seis años sirviendo a Cristo. Los judíos fueron los que impulsaron al pueblo a pedir su muerte. De todas las ciudades antiguas de la provincia, es Esmirna la única que ha renacido de sus cenizas, gracias a su magnífico puerto. Actualmente existe en Esmirna un buen grupo de católicos con su obispo. Se supone que Esmirna fue la patria de Hornero 35.
La carta dirigida a la Iglesia de Esmirna es la más breve de todas. Y sólo contiene elogios, lo cual parece indicar que era una comunidad ejemplar. Comienza con el mandato de escribir dirigido al obispo de Esmirna. Jesucristo se describe a sí mismo con los dos epítetos de /ö é,18: es el primero y el último, el que estuvo muerto y ha vuelto a la vida (v.8). Cristo se mantuvo siempre fiel a la voluntad de su Padre, incluso en el momento terrible de su pasión y muerte. Por este motivo obtuvo la vida. La Iglesia de Esmirna ha de hacer otro tanto, aun cuando se vea sumergida en la tribulación.
Jesucristo hace un buen elogio de la iglesia de Esmirna, que ha sufrido mucho, pero que todavía tendrá que sufrir más. En la causa de estos padecimientos tendrán parte los judíos, los cuales no merecen este honroso nombre, sino el de sinagoga de Satán (v.q). Los judíos, muy numerosos e intrigantes en Esmirna, como en Efeso, han sido siempre particularmente duros para el cristianismo, como se ve por el Martirio de San Policarpo 36, en el que aparecen ellos como los principales instigadores contra el santo obispo. Aquí, como en tantas otras partes, se cumple el dicho de Tertuliano: Synagogas iudaeorum fontes persecutionum. La blasfemia de los que dicen ser judíos y no lo son debió de consistir probablemente en renegar de Jesucristo y de su Iglesia 37. Por eso mismo, no son verdaderos judíos; pues, en realidad, solamente los que creen en Jesucristo son los verdaderos judíos, los auténticos herederos de los privilegios del pueblo elegido. Los cristianos son, como dice San Pablo, el verdadero Israel de Dios 38. San Juan también reconoce el singular privilegio de los judíos, como se ve por su evangelio 39 y por este pasaje, pero a condición de que se mantengan en el plan establecido por Dios. En una ciudad rica, los fieles son pobres en bienes materiales, pero ricos en virtudes y merecimientos ante Dios. La antítesis riqueza espiritual y pobreza material 40 es empleada de nuevo, aunque en sentido inverso, en la carta a la iglesia de Laodicea41. La comunidad cristiana de Esmirna se encuentra en estado de tribulación y de pobreza, causado probablemente por la persecución de los judíos, auxiliados a su vez por los poderes públicos. Unos y otros se han aprovechado de la ocasión para despojar a los cristianos de sus bienes. Por otra parte, sabemos que los cristianos primitivos procedían en su mayoría de la clase más pobre y humilde.
El Señor anuncia a los esmirnenses exhortándolos al mismo tiempo a no temer (v.10) la persecución que el diablo va a desencadenar contra algunos de la comunidad. El diablo, sirviéndose de la sinagoga de Satán, arrojará en la cárcel a estos esforzados campeones de Cristo. Pero la tribulación, o la prueba permitida por Dios, durará solamente diez días. Esta expresión designa una corta duración, y es un símbolo de la impotencia de Satanás 42. Ante la prueba ya próxima, Jesucristo exhorta a los cristianos a mantenerse fieles a la fe hasta la muerte. La prueba suprema del amor del cristiano es el martirio 43. La exhortación a mantenerse fiel se comprende bien teniendo en cuenta que la fidelidad a Roma era la nota que había caracterizado siempre a la ciudad de Esmirna. Al que se haya mantenido firme en medio de la tribulación el Señor promete darle la corona de la vida, es decir, la corona de la vida eterna, que será el premio que Dios dará a los que hayan perdido la vida terrena por amor de El. La imagen de la corona de la vida está tomada de los juegos griegos, en los que el atleta vencedor era coronado. Ya San Pablo había comparado la vida cristiana a una carrera en el estadio, en la cual sólo los vencedores obtendrán la corona de la vida eterna44. También la imagen aludida de la corona pudiera estar inspirada en la belleza, de la ciudadela, que era llamada por los antiguos la corona de Esmirna. Sabido es que San Juan, en las cartas a las diversas iglesias, suele aludir a las cosas verdaderamente específicas de cada una de ellas.
El Señor termina la carta prometiendo al vencedor que no sufrirá daño de la segunda muerte (v.11)45. La segunda muerte46 significa la muerte eterna, la pérdida del alma y la privación eterna de Dios en el estanque de fuego. De todo esto se verá libre el cristiano que permanezca fiel a Dios hasta la muerte. El autor sagrado parece contraponer la segunda muerte a la primera, es decir, a la muerte corporal, que algunos de los esmirnenses iban a sufrir pronto como mártires. Por eso Jesucristo se ha presentado a esta iglesia como el principio y el fin de toda vida, como el que pasó por la muerte para vivir eternamente47.



Carta a la iglesia de Pergamo,Rev_2:12-17.
12 Al ángel de la Iglesia de Pérgamo escribe: Esto dice el que tiene la espada, la espada de dos filos, la aguda: 13 Conozco dónde moras, donde está el trono de Satán, y que mantienes mi nombre, y no negaste mi fe, aun en los días de Antipas, mi testigo, mi fiel, que fue muerto entre vosotros, donde Satán habita. 14 Pero tengo algo contra ti: que toleras ahí a quienes siguen la doctrina de Balam, el que enseñaba a Balac a poner tropiezos delante de los hijos de Israel, a comer de los sacrificios de los ídolos y fornicar. 15 Así también toleras tú a quienes siguen de igual modo la doctrina de los nicolaítas. 16 Arrepiéntete, pues; si no, vendré a ti pronto y pelearé contra ellos con la espada en mi boca. 17 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al que venciere le daré del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en ella escrito un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que lo recibe.

Pérgamo, otra de las grandes ciudades de Asia Menor, estaba a unos 70 kilómetros al norte de Esmirna y a unos 30 del mar. Su grandeza y prosperidad databan del año 282 a. C., en que fue constituido el reino de los Atálidas, que duró hasta el año 133 a. C. En este año, el rey átalo III se sometió al dominio de Roma. Estaba situada sobre una solitaria colina de unos 300 metros de altura, desde la que dominaba el amplio valle del Caico. Los reyes de Pérgamo habían fundado en ella una gran biblioteca, que competía con la de Alejandría. Esto dio origen al desarrollo de una industria, la del pergamino, que sustituía al papiro para la composición y escritura de los libros. Fue famosa por sus monumentos religiosos, entre los cuales descollaba el santurario de Zeus Soter, en el que los reyes de Pérgamo habían levantado un altar colosal, en uno de cuyos lados estaba representada la Gigantomaquia, o sea la lucha de los gigantes con los dioses. También era notable el culto de Esculapio, a cuya sombra nació el cultivo de la medicina. De sus escuelas salió el insigne Galeno. Pérgamo fue la sede de un Augusteum, o templo dedicado al emperador Augusto, y otro dedicado a la diosa Roma48. Sobre los orígenes del cristianismo en Pérgamo nada sabemos.
Después de la invitación a escribir, común a todas las cartas, Jesucristo se presenta empuñando la espada de dos filos (v.12) 49. El contexto de la carta indica claramente que se trata del poder irresistible de la palabra divina 50. La palabra de Cristo es penetrante como una aguda espada de dos filos. Los que no sean fieles a la doctrina cristiana serán combatidos por el mismo Jesucristo con la espada de su boca (cf. v.16).
Cristo alaba la fe y la fortaleza de la Iglesia de Pérgamo, porque, aun morando donde está el trono de Satán, ha mantenido firme la fe recibida. Pérgamo podía ser llamada con mucha propiedad trono de Satán (v.13), a causa de sus templos, de los cultos paganos y de su colegio sacerdotal. El templo de Zeus Soter dominaba, desde la acrópolis, los valles que rodeaban la ciudad. Además, era el centro del culto imperial oficial, por lo cual venía como a dominar sobre todos los demás templos de Asia Menor.
El Señor hace el elogio de su constancia por su fidelidad en una ocasión determinada, probablemente en una explosión del furor pagano, en que sufrió la muerte el mártir Antipas.Nada sabemos de él fuera de lo que nos dice este pasaje del Apocalipsis, Los Bolandistas lo colocan en el 11 de abril, y afirman que padeció martirio bajo Domiciano, quemado dentro de un buey de bronce. Antipas tal vez haya sido martirizado por rehusar el culto al emperador de Roma, es decir, por no querer reconocer el título de Kyrios, Señor, al emperador, reservándolo únicamente para Cristo. Los cristianos se opusieron tenazmente ya desde un principio a dar al César el título de Kyrios (Êáßóáñ Êýñéïò: César es el Señor), porque lo consideraban como un título divino, que no era lícito dar a ninguna persona humana. En el Martirio de San Policarpo se lee que los jueces incitaban a este ilustre santo a pronunciar el César Kyrios como una formalidad cualquiera, con lo cual se libraría de la muerte. Pero el santo rehusó, pues teniendo en cuenta el significado que se le atribuía, constituía una grave blasfemia.
A pesar de la fidelidad demostrada por la Iglesia de Pérgamo, el Señor tiene sus quejas contra ella: tolera en su seno a los que siguen las doctrinas de Balam y de los nicolaítas (v.14-15). El v.15 parece identificar según opinión de la mayoría de los intérpretes los nicolaítas con los secuaces de Balam. Este famoso adivino fue llamado por Balac, rey de Moab, para que maldijera a los israelitas, que amenazaban su reino. Balac esperaba que la maldición tuviese como efecto la destrucción de Israel. Pero Balam en lugar de maldecir, es obligado por Yahvé a proferir sobre Israel magníficas bendiciones 51. Sin embargo, por Num_31:16 sabemos que las mujeres moabitas y madianitas indujeron a los israelitas, por consejo de Balam, a tomar parte en los cultos idolátricos de Baal Fogor. Así lo afirma también un comentario haggádico judío, añadiendo que fue Balam el que dio este perverso consejo al rey de Moab, A esta interpretación parece aludir nuestro pasaje. Balam quedó en la literatura judaica como el prototipo del inductor al mal.
A semejanza de Balam, hay en la Iglesia de Pérgamo falsos doctores que con sus doctrinas erróneas inducen a los fieles al mal. Es probable que San Juan mire aquí a algún falso doctor que no tenía reparo en enseñar ser lícito tomar parte en los banquetes de los ídolos, en los sacrificios paganos o también dejarse llevar del desenfreno moral. El problema de los idolotitos preocupó ya desde un principio a los apóstoles. San Pablo había tenido que intervenir en este asunto para dar normas concretas a las cuales debían atenerse los fieles52. Según esto, la fornicación de que nos habla el v.14 hay que entenderla de la connivencia con la idolatría. Es muy frecuente en los profetas del Antiguo Testamento el considerar la idolatría como una fornicación 53. La razón de esto está sin duda en el hecho de que Israel era considerado por esos mismos profetas como la esposa de Yahvé. Al darse a la idolatría venía como a prostituirse a un extraño, faltando así a la fidelidad debida a su esposo Yahvé. Sin embargo, es también posible que haya que tomar la expresión fornicar de nuestro texto en sentido propio, pues las fiestas religiosas de Pérgamo, en las cuales tal vez participaban algunos cristianos, solían llevar consigo desórdenes morales.
Cristo exhorta a la Iglesia al arrepentimiento y a la corrección. De lo contrario vendrá pronto a ella y peleará contra los corruptores con la espada de su boca (v.16). Esta espada no designa otra cosa que el fallo de su justicia pronunciado por su boca. Cristo, en cuanto juez, condenará con terrible castigo a los falsos doctores que se esfuerzan por seducir a los fieles de Pérgamo.
Al vencedor en los combates de la fe le promete, en cambio, dos cosas: el mana escondido y una piedrecita blanca (v.11). En el maná hay una clara alusión al éxodo, durante el cual Dios alimentó a su pueblo con este alimento caído del cielo 54. Por el libro del éxodo 55 también sabemos que una muestra del maná se conservó escondida en el arca de la alianza. La tradición rabínica también consideraba como algo característico de la era mesiánica la reaparición del maná, escondido en el tercer cielo 56. La mención del maná en este pasaje tal vez haya sido sugerida por la alusión a Balam y a los recuerdos del éxodo, o bien por contraposición a los idolotitos de los que ha hablado en el v.14. El maná, junto con el árbol de la vida 57 y el agua de la vida58, vendrán como a formar el alimento de inmortalidad para los elegidos. En el cuarto evangelio, el maná es símbolo de la Eucaristía 59. También aquí San Juan parece referirse al alimento espiritual que es la Eucaristía, como reconocen casi todos los intérpretes. La Eucaristía es el alimento que da la verdadera vida, y se opone a los idolotitos que dan la muerte 60. Hay algunos autores, sin embargo, que piensan que la Eucaristía no es el premio aludido, porque los fieles de Pérgamo ya la poseían. El premio prometido al vencedor sería más bien de tipo escatológico. Se referiría a la visión beatífica, que sacia totalmente las ansias y deseos del bienaventurado. En este sentido hablaría el arcángel Rafael cuando decía a Tobías: los ángeles se sustentan de un manjar invisible y de una bebida que los hombres no pueden ver.61
La piedrecita blanca el blanco es color de victoria y de alegría es una imagen tomada probablemente de los billetes de entrada tessera a los teatros, a los banquetes, o bien de los talismanes protectores, que solían llevar un nombre mágico grabado. Esta piedrecita blanca dada a los cristianos fieles simboliza el billete para entrar y tomar parte en el banquete celestial, en el reino de los cielos. La literatura rabínica también refiere que con el maná cayeron del cielo piedras preciosas 62. No es del todo improbable que el autor del Apocalipsis haga referencia a esta opinión rabínica. Otra hipótesis muy sugestiva es la que identifica la piedrecita blanca del Apocalipsis con el símbolo (óýíèçìá) que Arístides de Esmirna recibió de Esculapio de Pérgamo como consolador auxilio moral63. El nombre nuevo, que va escrito sobre la piedrecilla, alude probablemente a un nombre de Cristo 64. Solamente el que posee ese nombre conoce su sentido, y únicamente será gustado por los fieles que han triunfado.
Con esto se quiere poner más de realce, posiblemente, un lazo mucho más íntimo entre Cristo y el alma del cristiano. Sería la experiencia íntima y personal que el cristiano tenga de Jesucristo. Sólo aquel que la sienta podrá darse cuenta de ella: es un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que lo recibe (v.17). También podría interpretarse el nombre nuevo como equivalente a santo y seña, con el que se facilitaría al agraciado la entrada al banquete celeste65.



Carta a la iglesia de Tiatira,Num_2:18-29.
18 Al ángel de la Iglesia de Tiatira escribe: Esto dice el Hijo de Dios, cuyos ojos son como llamas de fuego, y cuyos pies son semejantes a azófar: 19 Conozco tus obras, tu caridad, tu fe, tu ministerio, tu paciencia y tus obras últimas, mayores que las primeras. 20 Pero tengo contra ti que permites a Jezabel, esa que a sí misma se dice profetisa, enseñar y extraviar a mis siervos hasta hacerlos fornicar y comer de los sacrificios de los ídolos. 21 Yo le he dado tiempo para que se arrepintiese; pero no quiere arrepentirse de su fornicación, 22 y voy a arrojarla en cama, y a los que con ella adulteran, en tribulación grande, por si se arrepienten de sus obras. 23 Y a sus hijos los haré morir con muerte arrebatada, y conocerán todas las iglesias que yo soy el que escudriña las entrañas y los corazones, y que os daré a cada uno según vuestras obras. 24 Y a vosotros, los demás de Tiatira, los que no seguís semejante doctrina y no conocéis las que dicen profundidades de Satán, no arrojaré sobre vosotros otra carga. 25 Solamente la que tenéis, tenedla fuertemente hasta que yo vaya. 26 Y al que venciere y al que conservare hasta el fin mis obras, yo le daré poder sobre las naciones, 27 y las apacentará con vara de hierro, y serán quebrantados como vasos de barro, 28 como yo lo recibí de mi Padre, y le daré la estrella de la mañana. 29 El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Tiatira, la menos importante de las siete ciudades nombradas por San Juan, estaba situada a 65 kilómetros al sudeste de Pérgamo. Antes de que fuera incorporada al imperio romano era una pequeña ciudad de guarnición entre la Misia y la Lidia, levantada por Seleuco I (312-280 a. C.), y estaba situada entre los ríos Caico y Hermo. Hacia el año 190 a. C. fue conquistada por Roma. Desde entonces comenzó a crecer la ciudad, llegando a alcanzar un desarrollo industrial muy floreciente. Era célebre en la antigüedad por sus industrias de tejidos, de tintorería y de fundición. Esto contribuyó al desarrollo de sus numerosas asociaciones obreras y patronales de carácter profesional y religioso, como nos lo atestigua la epigrafía de la ciudad66. Eran frecuentes los banquetes idolátricos que se celebraban con motivo de las fiestas patronales de cada gremio laboral. Por lo cual los cristianos se veían con frecuencia en compromiso, al sentirse por una parte obligados a cumplir con sus deberes gremiales y, por otra, a llevar a efecto sus exigencias cristianas. Era famoso el templo dedicado a la sibila oriental Sambata, que, por eso, era llamado Sambatheion. Ignoramos de qué manera penetró en esta ciudad el cristianismo. Sólo sabemos que entre los convertidos por San Pablo en Filipos se contaba una mujer, por nombre Lidia, originaria de Tiatira y dedicada al comercio de la púrpura67.
La carta a la iglesia de Tiatira es la más larga de todas. En ésta, y en las otras tres que faltan, se invierten las dos constantes finales.
El título de Hijo de Dios (v.18) sólo se encuentra bajo esta forma en este pasaje. Sin embargo, la idea se expresa implícita o equivalentemente en muchos otros lugares del Apocalipsis, con fórmulas diversas68. La divinidad de Cristo y su filiación natural era una verdad fundamental del cristianismo. Jesucristo había muerto precisamente por afirmar inequívocamente esta verdad69.
Los ojos de Cristo son como llamas de fuego. Existe en esta expresión una alusión manifiesta a la visión inaugural70. Los antiguos creían, al parecer, que los ojos emitían una luz con la cual la visión resultaba mucho más perfecta. Jesucristo tiene un foco de luz potentísimo en sus ojos, con los cuales puede penetrar hasta los más profundos escondrijos de las almas y de los corazones. De este modo puede contemplar la vida de la Iglesia de Tiatira y las maldades que cometen algunos de sus miembros incitados por Satán. Los pies de Cristo son semejantes a azófar o a auricalco incandescente, como ya se dijo en Rev_1:15. Para muchos autores el auricalco incandescente designaría un metal muy duro, que serviría para simbolizar la acción de Cristo pisoteando y deshaciendo a sus enemigos y toda clase de maldad que se pueda cometer en este mundo 71. Sin embargo, la luminosidad de los pies de Cristo nos parece una imagen muy apropiada y en perfecto paralelismo con el fulgor de los ojos, para significar la naturaleza espiritual de Jesucristo, que penetra hasta lo más recóndito del corazón humano 72.
Como en las otras cartas, San Juan hace primero el elogio de la Iglesia de Tiatira, para pasar después a los reproches. En la 1 Tes también San Pablo procede de la misma forma: los reproches sólo los comienza en el capítulo 4. El elogio de la Iglesia de Tiatira es el más rico y espléndido de todas las cartas. Discuten los autores si los términos aquí empleados para describir las virtudes de dicha iglesia han de ser tomados en sentido propio, o si, por el contrario, San Juan cita únicamente un catálogo tradicional de virtudes73. En las epístolas pastorales de San Pablo encontramos muchas enumeraciones análogas de virtudes74. Y en todas es mencionada la caridad, que casi siempre es asociada a la fe y a la paciencia 751 Esto nos fuerza a considerar la caridad de nuestro texto más bien como una virtud moral que se manifiesta en las obras de misericordia. De modo semejante, la fe designa no la fe teologal propiamente dicha, sino la lealtad y la fidelidad. No obstante, estas manifestaciones concretas de la caridad y de la fe proceden de la íntima unión del alma con Cristo. Por eso, el cristiano caritativo y fiel en la vida ordinaria es el que cree en Cristo y le ama personalmente 76.
San Juan alaba las obras (epyoc) de la Iglesia de Tiatira, la primera de las cuales es la caridad. El ministerio (äéáêïíßá) es probable que se refiera al servicio de los pobres y de los afligidos 77, es decir, sería una manifestación de la caridad eficiente para con los hombres, y en especial para con los cristianos. La paciencia (õðïìïíÞ) es probable que se refiera a la fuerza que da la caridad para sufrir con resignación. Esta es, precisamente, la característica de la caridad, según el sermón de la Montaña y las epístolas de San Pablo: la caridad todo lo tolera.78
Además, la Iglesia de Tiatira no se ha estancado en la vida cristiana, sino que ha progresado: sus obras últimas son mayores que las primeras (v.18), no sólo en número, sino también en calidad79. A la Iglesia de Tiatira le sucede lo contrario de lo que sucedía a la de Efeso, que había aflojado en su primera caridad 80. En cambio, las obras de caridad de la Iglesia de Tiatira son ahora más excelentes que al principio. Para San Juan, lo que caracteriza el verdadero amor, la auténtica caridad cristiana, es la manifestación externa de ese amor en obras de misericordia.
Pero no todo es bueno en Tiatira. El apóstol le reprocha varias cosas que pueden ser motivo de perversión para los fieles. Su mal es muy parecido al de Pérgamo, pero da la sensación de estar más extendido. Y como al hablar a la iglesia de Pérgamo se sirvió el autor sagrado del nombre de Balam81, así ahora toma el nombre de Jezabel para designar probablemente a alguna dama influyente de aquella Iglesia 82. El nombre de Jezabel es indudablemente simbólico, y está tomado de la tristemente famosa mujer de Ajab, que introdujo los cultos fenicios en el reino de Israel y persiguió a muerte a los verdaderos profetas 83. El Señor la castigó con muerte terrible, lo mismo que a toda su descendencia84. La Jezabel de que nos habla San Juan perteneciente posiblemente a la secta de los nicolaítas enseñaba y fomentaba con su ejemplo la idolatría, participando en los sacrificios de los ídolos 85. En Tiatira abundaban las asociaciones de artesanos, las cuales celebraban con frecuencia sus fiestas y banquetes religiosos, que darían ocasión a los actos idolátricos aquí condenados. A esta dama, o a esta porción de fieles representados por la dama Jezabel, les había dado el Señor tiempo para que se arrepintiesen (v.21), tal vez por medio de una corrección pública; pero no había querido cambiar de conducta. La falsa profetisa se ha empeñado en seguir con sus fornicaciones y adulterios. Los términos fornicación y adulterio pueden aludir a la convivencia con la idolatría, pues en el Antiguo Testamento fornicación es sinónimo de idolatría. Pero también pueden designar una doctrina moral laxista, y referirse a los desórdenes que acompañarían la participación de los nicolaítas en los banquetes paganos (v.20-21).
De la carta dirigida a los de Tiatira se desprende con bastante claridad que los cristianos de esta ciudad tomaban parte, con rek-tiva facilidad, en los banquetes en que se comía carne sacrificada a los ídolos. Lo cual no ha de extrañar si esos banquetes eran los celebrados por los gremios laborales de la industriosa ciudad. Esta costumbre de asistir a los banquetes de los ídolos parece inveterada, pues no quieren arrepentirse de su fornicación.
Por cuyo motivo, Jesucristo amenaza con arrojarla en cama (v.22), en el lecho de la enfermedad86. Es un contraste sarcástico con el lecho del adulterio o con el triclinium de los banquetes sagrados 87. El Señor va a castigarla, juntamente con sus hijos (v.23), es decir, los que siguen su ejemplo, con una muerte desastrosa, como la que sufrió la fenicia Jezabel 88. Este castigo lo permite el Señor con el fin de que se arrepienta de sus obras, pues Dios quiere que todos los hombres se salven y les concede el tiempo y las gracias suficientes para ello. Además, el castigo servirá de ejemplo no sólo a la Iglesia de Tiatira, sino también a otros, a los que pudiera llegar el escándalo. Con esto conocerán todos cuan verdaderas son las palabras del profeta: Yo soy Yahvé, el que escudriña las entrañas y los corazones, y el que os dará a cada uno según vuestras obras 89.
A continuación (v.24-25) el Señor contrapone a los que acaba de condenar los demás que se han mantenido fieles a la verdadera doctrina y han conservado pura la tradición apostólica. Estos no han aceptado las profundidades de Satán. La expresión profundidades de Satán parece designar el sistema doctrinal nicolaíta, que nosotros no conocemos. Los adherentes a este sistema enseñaban errores doctrinales, unidos a un cierto libertinaje moral, que les llevaba a separarse de la doctrina recibida de los apóstoles 90. Porque consideraban esta doctrina apostólica como un peso insoportable. Pero San Juan les dice que la única carga que Cristo impone a los fieles es la de conservar la fe en El (v.25), absteniéndose de toda participación en las ceremonias idolátricas, especialmente en los banquetes sagrados. El concilio de Jerusalén también había prohibido comer carne sacrificada a los ídolos, principalmente por lo que esto implicaba de participación en los cultos paganos 91. Los cristianos fieles de Tiatira han de guardar firmemente la doctrina apostólica hasta que venga Cristo. Se refiere el autor sagrado a la manifestación escatológica de Jesucristo como juez del mundo. Entonces, cuando Cristo venga, al que venciere 92 y perseverare hasta el fin en las obras de fe y caridad, a las que ha aludido arriba 93, le dará un premio singular: el dominio sobre las naciones (v.26). La expresión está tomada del Sal_2:9, en el que se dice del Mesías que regirá las naciones con cetro de hierro y las quebrará como vaso de barro. Es la promesa que Dios hace al Mesías futuro de constituirlo soberano de todos los pueblos. De este poder que el Mesías recibe de Yahvé (v.28) participarán en su día los fieles de Cristo, que ahora sufren la opresión de las naciones rebeldes a la fe 94. Cuando los elegidos reinen con Cristo en el cielo participarán de algún modo en su soberanía, porque juntamente con El han logrado vencer al mundo 95. San Juan insiste frecuentemente en el Apocalipsis sobre el dominio absoluto de Cristo victorioso sobre todas las criaturas, y en unión con El gozarán de ese dominio los elegidos 96. Era una manera de consolar a los afligidos cristianos que estaban sometidos a la tiranía imperial, que se esforzaba por arrebatarles su fe 97.
Un segundo premio que se promete a los vencedores es la estrella de la mañana (v.28), es decir, el mismo Cristo, el cual se aplica este título en Rev_22:16. Se trata, pues, de la posesión del mismo Cristo, prometida en otros textos bajo la forma de árbol de vida, de maná, etc. Por eso, las iglesias, en cuanto participan de esta luz, que es Cristo, son representadas por candeleros 98, y sus ángeles son estrellas . Jesucristo es llamado también estrella de la mañana en 2Pe_1:19, que la Vulgata traduce por Lucifer.
Este nombre, en los primeros siglos cristianos, era aplicado a Cristo. Sólo a partir de la Edad Media se comenzó a dar a Satanás el título de Lucifer, a causa de la aplicación que se le hizo del texto de Isa_14:12, en donde el rey de Babilonia, símbolo de Satanás, es llamado lucifer o estrella de la mañana 100. Una confirmación de esto la tenemos en el cántico litúrgico Exultet de la vigilia pascual, en el cual Cristo es llamado lucifer matutinus.
Es posible que San Juan nos hable de Cristo como estrella de la mañana, como astro resplandeciente, para oponerlo al culto del sol, que era adorado en Tiatira como un dios.

1 Rev_1:13-18. 2 Ap 21-22. 3 A. Gelin, o.c 4 Rev_5:6. 5 E. B. Allo, o.c. p.29-30. 6 A propósito de las cartas a las siete iglesias, se pueden consultar las obras siguientes: Hort, The Apocalypse ofSt. John I-III (Londres 1908); W. Ramsay, The Letters to the Seven Churches of Asia, and their Place in the Plan ofthe Apocalypse (Londres 1909); C. H. Parez, The Seven Letters and the Rest ofthe Apocalypse: JTS 12 (1910-1911) 284-286; j. Breuer, Geheim-nis der sieben Sterne. Von Ephesus bis Laodicea: Das Heilige Land in Vergangenheit und Ge-genwart 84 (1952) 57-62; I. Schuster, La Chiesa e le sette chiese apocalittiche: ScuolCat 81 (1953) 217-223; A. George, Un appel a lafidelité. Les lettres aux sept églises d'Asie (Ap 2-3)' Bivichr 15 (1956) 80-86; F. Hoyos, La carta común a las siete iglesias. Iniciación a la parte parenética del Apocalipsis: RevBi 18 (Buenos Aires 1956) 82-90.135-141-198-203; 19 (1957) 18-22; H. Martin, The Seven Letters, Christ's Message to His Church (Londres 1956); J. A. Seiss, Letters to the Seven Churches (Grand Rapids 1956); W. Barclay, Letters to the Seven Churches (Londres 1957); A. S. Macnair, To the Churches with Love. Biblical Studies ofthe Seven Churches (Filadelfia 1960); M. Hubert, L'architecture des lettres aux Sept églises: RB 67 (1960) 349-353; L. Poirier, Les sept églises ou le premier septénaire prophétique de à Apocalypse (Montréal 1943). 7 Cf. Hec_19:1-20. 8 Gf. Hec_19:10; Hec_20:31. 9 2Co_3:1; 2Co_11:3-5. 10 Didajé 11:8:4. 11 San Ignacio De Antioquía, Ad Ephes. 7:1 : 19:1· 12 Cf. 1Co_13:1-13. 13 Cf. G. Spicq, ágape III (París 1959) p.114-116. 14 Cf. Rev_2:19; Mat_24:12. Véanse A. Gelin, L'Apocalypse, en La Sainte Bible de Pirot-Clamer, XII p.óoo; J. Moffat, The Love in the í. T. (Londres 1929) p.236. 15 1Jn_2:10; 1Jn_2:3, 1Jn_2:14s; cf. Jua_13:35; 2Jn_1:5-6 16 Cf. C. Spicq, o.c. p. 117-118. 17 Cf. W. Ramsay, o.c. p.245. 18 Cf. Hec_6:5; San Ireneo, Adv. haer, i,Hec_26:3 : PG 7:687. 19 Stromata 2:20:118; 3:4:25: PG 8:10628.11305; cf. San Hipólito, Filosofumena 8:36. 20 Rev_2:14-15. 21 Rev_2:20. 22 Cf. Mat_11:15; Mat_13:9-43; Mar_4:9.23. 23 Rev_2:1. 24 El término íéêþí = vencedor es eminentemente joánico. Se emplea mucho en el Ap y seis veces en la 1 Jn. 25 Cf. A P 22:2. 26 Gen_2:9. 27 Gen_3:22ss. 28 Cf. J. Bonsirven, Judaísme palestinien I (París 1934) p.329.333-35.511.518; Strack-Billerbeck, III p.?92; IV 885.933.1121-1125.1130-1165. 29 Apocalipsis de Moisés 28, etc. 30 Cf. Gen_3:22.24. 31 Cf. Henoc etiópico 24:4-6; 25:1-7; Apocalipsis de Moisés 28; Apocalipsis de Pedro v. 15-16. 32 Gf. Jua_6:4855 : Yo soy el pan de vida. Véase E. B. Allo, o.c. p.33; A. Gelin, o.c. p.6oi. 33 Tácito, ármales 4:15. 34 Hec_19:10. 35 Cf. E. Deschamps, Smyrne, la ville d'Homére: Bulletin de la Société Géographique de Marseille 36 (1912) 151-178; G. Cadoux, Ancient Smyrna (Oxford 193^). 36 Martirio de San Policarpo 12:2. 37 Hec_13:45; Rev_13:6. Cf. San Ignacio De Antioquía, Ad Smyrn. 1:2. 38 Gal_6:15; Rom_2:28; 1Co_10:18. 39 Jn i,n; 1Co_4:22. 40 Cf. Lev_12:21; 2Co_6:10; Stg_2:5; 1Ti_6:175' 41 Rev_3:17. 42 Cf. Dan_1:12.14. 43 Flp_2:8; Heb_12:4. 44 Gf. 1Co_9:24-27; 1Pe_5:4. 45 Cf. P. Hoyos, La fidelidad en el combate y el premio (Rev_2:8-11): RevBib 20 (Buenos Aires 1958) 73-77.127-133.190-193- 45 Gf. Rev_20:6. 47 E. B. Allo, o.c. p.36. 48 Cf. K. Humann, Altertümer von Pergamon (Berlín 1885-1923); H. Kahler, Pergamon (Berlín 1949); R. north, Thronus Satanae Pergamenus: VD 28 (1950) 65-76. 49 Cf. Rev_1:16. 50 E. B. Allo, o.c. p.s8. 51 Núm 22:2-24:25. 52 1 Cor 8-10; Rom_14:2.15; 2Co_6:16; cf. Hec_15:20.29. 53 Cf. Ose_4:10-14; Ose_5:4; Jer_3:9; Eze_16:20-34. 54 Exo_16:4. 55 Exo_16:32-34- 56 Cf. Strack-Billerbeck, Kommentar zum N. T. aus Talmud una Midrasch III p.?93 ; Apocalipsis siríaco de Baruc 29:8; Orne, sibil. 7:148. 57 Rev_22:2. 58 Rev_22:1. 59 Jua_6:31-32; A. Gelin, o.c. p.6o3. 60 A. Jankowski, Manna absconditum (Rev_2:17) quonam sensu ad Eucharistiam referatur: Collectanea Theologica 29 (Varsovia 1958) 3-10. 61 Tob 12:19. Cf. S. bartina, o.c. p.635. 62 Cf. Talmud in Josué 8. 63 W. M. Ramsay, The White Stone and the Gladiatorial Tessera: The Expositor 16 (Londres^ 1904-1905) 558-561. 64 Cf. Rev_3:12; Rev_19:12. En Rev_19:16 se dice que Cristo lleva escrito sobre su manto su nombre, que suena: Rey de reyes, Señor de señores. 65 Gf. S. Bartina, o.c. 66 Cf. Hec_16:14. 67 Hec_16:14. 68 Cf. Rev_1:6; Rev_2:273; Rev_3:5-21; Rev_14:1. 69 Mat_26:63; Jua_19:7. 70 Rev_1:14. 71 Cf. Sal_2:9. 72 S. Bartina, o.c. p.637. 73 Cf. C. Spicq, ágape III P.I 18-119. 74 Cf. 1Ti_1:14; 1Ti_2:15; 1Ti_4:12; 1Ti_6:11; 2Ti_1:7.13; 2Ti_2:22; 2Ti_3:10; Tit_2:2. 75 Cf. 1Ti_6:11; 2Ti_3:10; Tit_2:2. 76 Cf. Heb_6:10. Véase C. spicq, o.c. p.ng. 77 Cf. Hec_11:29; Rom_15:25.31; 1Co_16:15; 2Co_8:4; 2Co_9:1; 1Pe_4:10. 78 1Co_13:7. 79 El término ðëåßïíá no sólo significa multiplicidad (Mat_11:20), sino también valor, excelencia (Mat_6:25; Mat_12:41; Me 12:43; Lev_12:23; Lev_21:3; Heb_3:3; Heb_11:4). 80 Rev_2:4. Cf. C. Spicq, o.c. p.ng. 81 Rev_2:14. 82 Hay, sin embargo, algunos manuscritos (A,O,46), la versión sir., etc., que añaden el pronombre posesivo óïõ = tu. Según esto, habría que traducir: permites a tu mujer Jezabel.. En cuyo caso se referiría a la mujer del obispo de Tiatira, o a la mujer de un falso doctor, o bien designaría la comunidad en sentido figurado. Con todo nos parece que tiene mucha más probabilidad de autenticidad el texto sin el pronombre posesivo, como se puede ver por las ediciones críticas. 83 1 Rev_16:31-33; Rev_19:1-7; 2Re_9:30-32. 84 1Re_21:17-26; 2Re_9:22.33-3? 85 Cf. Shurrer Die profetin Isabel in Thiathira.39-57. 86 LA expresión hebrea caer en un lecho ( Exo_21:18, Jue_8:3.) 87 E. B. Allo, o.c. p.43. 88 Cf. 2Re_9:33-37- 89 Jer_17:10; cf. 1Te_2:5; Rom_8:27. 90 La doctrina gnóstica es llamada por algunos escritores antiguos ôá âÜâç: las profundidades (cf. San Ireneo, Adv. haer. 2:22:1.3; San Hipólito, Filosofumena 5:6; Tertuliano, Adv. Valentinum i). 91 Hec_15:28-29. 92 En las cuatro últimas cartas, como ya dejamos indicado, el profeta invierte el orden de los dos puntos postreros, poniendo primero el premio de los vencedores y luego la amonestación para que escuchen la voz del Espíritu. 93 Rev_2:19. 94 Cf. Sab_3:8. 95 5 Jua_16:33; 1Jn_5:4-5. 96 Rev_12:5; Rev_19:15-16. 97 Cf. M. García Cordero, El libro de los siete sellos ñ.ææ. 98 Rev_1:13. 99 Rev_1:20. 100 Cf. A. Gelin, o.c. p.604.


Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 2

Parte primera

LAS SIETE CARTAS 2,1-3,22

En las siete cartas se toma posición tocante a las condiciones respectivas en siete iglesias determinadas de Asia Menor; así pues, al igual que las otras cartas del Nuevo Testamento y, en parte, también como los Hechos de los Apóstoles permiten formarse una idea concreta de la situación en la Iglesia de entonces. Ahora bien, la realidad histórica única de las siete iglesias se enfoca en el Apocalipsis en vistas a manifestaciones que en forma parecida recurren siempre y en todas partes en la Iglesia; así el lenguaje de las siete cartas es a la vez un lenguaje simbólico que va más allá de situaciones reales de allí y de entonces, haciendo de aquella actualidad una actualidad de todos los tiempos; así, en el número siete 17 de las comunidades cristianas, que ya originariamente simbolizan la Iglesia universal, se diseñan a la vez manifestaciones de la Iglesia universal del futuro.

Las siete cartas constituyen una unidad tanto formal como materialmente. Todas ellas están concebidas según el mismo esquema, que adopta ligeras variaciones aquí y allá; todas tienen por remitente a Jesucristo, que en cada caso se designa al principio con atributos tomados de la visión inaugural (1,9-20), que insinúan ya anticipadamente el juicio que luego se formulará sobre la situación de las comunidades. En la promesa de la vida eterna que se hace con diferentes imágenes se deslizan alabanzas, exhortaciones y advertencias. En el requerimiento de tomar a pecho lo que el Espíritu tiene que decir a las iglesias, la exhortación de Jesús se explica como exhortación del Espíritu; al fin y al cabo, por su Espíritu guía Jesús a su Iglesia en la tierra (Joh_14:17.26; Joh_16:7.15).

En cuanto al contenido, todas las cartas tienen en común la idea fundamental de que el Señor glorificado está presente invisiblemente en su Iglesia, cuida de ella exhortándola y enderezándola, la asiste en las dificultades y recompensa eternamente su fidelidad (motivo del fortalecimiento y de la consolación).

...............

17. La circunstancia de que las cartas a las siete iglesias tienen también, sin duda, carácter profético y afectan a la Iglesia universal de todos los tiempos, fue tratada por extenso por L. POITIER.

...............

1. A LA IGLESIA DE éFESO (Ap/02/01-07)

1a Al ángel de la iglesia de éfeso escribe:

Los comienzos de la comunidad cristiana de éfeso están ligados a importantes nombres. Pablo era su fundador (Act 19), Timoteo había cuidado luego de ella por encargo del Apóstol (1Ti_1:3); la antigua tradición habla todavía de una permanencia del apóstol Juan en éfeso y de su muerte en aquella ciudad. éfeso era la mayor de las siete ciudades y la más próxima de ellas a la isla de Patmos, era sede de la administración provincial romana, religiosamente importante por razón del santuario de «Artemis de los efesios», centro de peregrinación de la antigüedad (cf. Act_19:23-40).

1b «Esto dice el que sujeta en su diestra las siete estrellas, el que se pasea en medio de los siete candelabros de oro:

El Señor se presenta a la iglesia de éfeso como aquel en cuya mano está sostenida y protegida; ésta se halla bajo su soberanía como bajo su custodia omnipotente; como «el que vive» (cf. 1,18) está él presente en su Iglesia y próximo a cada una de las diferentes comunidades, cuya misión es la de irradiar «la luz del mundo» (Joh_8:12; Joh_9:5; Joh_12:46) «en las tinieblas» de este mundo (Joh_1:5; cf. 3,19), brillando en la luz de Cristo en este mundo y para este mundo; es ésta una descripci6n sobrenatural de cada Iglesia local hasta el día de hoy, a la vez tranquilizante e inquietante.

2a »Conozco tus obras...

El Señor exaltado, presente en la comunidad, conoce sus condiciones exteriores como su estructura interna. Su estado se imputa para bien o para mal, por lo menos según el tenor inmediato de las palabras («conozco tus obras...») en primera línea al dirigente de la comunidad local; de su servicio a todos y a cada uno, que debe prestar sin perturbarse en medio de las dificultades de fuera y de la crítica y resistencia de dentro, depende notablemente el bien de la comunidad y su fuerza de acción hacia fuera.

2b »... y tu trabajo y tu constancia; que no puedes tolerar a los malos; que pusiste a prueba a los que se dicen apóstoles y no lo son, y los hallaste mentirosos, 3 y tienes constancia y fuiste agobiado por mi nombre sin desfallecer.

Cristo está al corriente de la fidelidad de la iglesia de éfeso, la cual ha dado buena prueba de sí misma activa y pasivamente, con su decisión en la acción y su constancia en soportar contrariedades. Así ha mostrado vigilancia e imperturbabilidad en su actitud frente a misioneros itinerantes que habían propagado falsas doctrinas. El discernimiento de espíritus (cf. 1Jo_4:1 ) le había servido para descubrir a los «apóstoles» mentirosos (cf. 2Co_11:13-15, y así había podido mantener en vigor, sin concesiones, la pureza de la doctrina y de la vida cristiana. En tales casos se trata única y exclusivamente de la verdad, que Dios confió con su revelación a la Iglesia, y del camino que en ella le ha señalado.

4 »Pero tengo contra ti que has dejado tu amor primero. 5 Recuerda, pues, de dónde has caído, y conviértete y comienza a practicar las obras de antes. Si no, vendré a ti y removeré tu candelabro de su lugar si no te conviertes.

La censura que Cristo no puede, a pesar de todo, ahorrar a la comunidad, se refiere a la circunstancia de que, pese a la vigorosa dedicación, a la fidelidad imperturbable y al fuerte valor para sufrir, no se ha conservado de la misma manera vivo en ella el espíritu que da un alma a todo y le confiere valor delante de Dios: el amor. Quizá precisamente su activismo era en parte culpable de que a este respecto no pueda ya la comunidad compararse con la que había sido antes; la vida y la obra no son ya en la misma medida y con el mismo desinterés de antaño expresión de su unión con Dios y de la entrega total a su glorificación; en lugar de esto, parecen haberse infiltrado en sus motivos de acción la complacencia propia y el ansia de hacerse valer; esto es traicionar el amor exigido por Dios, al amor que, en los comienzos, había mostrado también la iglesia de éfeso. Así su estado actual, en comparación con antes, acusa un profundo descenso. Por eso hay que invitarla a recapacitar, a reformar su manera de pensar y a convertirse de corazón, a fin de que la obra de la comunidad vuelva a ser expresión de su amor de Dios, los pensamientos y la acción vuelvan a ir de la mano y así su acción vuelva a alcanzar valor delante de Dios; de lo contrario, amenaza el Señor con venir a juzgarla, juicio que consistirá en privarla de su presencia y consiguientemente de su gracia; abandonada a sí misma, ya no tendrá consistencia.

6 »Con todo, tienes esto a tu favor: que aborreces las obras de los nicolaítas, que yo también aborrezco.

Aquí, como con frecuencia acontece en quienes sólo censuran por amor, sigue a la amonestación una palabra estimulante; ésta consiste en una repetición de la alabanza que se había tributado a esta comunidad por su actitud inequívoca y firme frente a los maestros de error; este grupo viene designado aquí seguramente por el nombre de su cabecilla, Nicolás. El Señor aborrece sus manejos y su desenfreno moral, que con gran probabilidad justificaban con sus opiniones erradas.

7 »Quien tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venza, le daré a comer del árbol de la vida que está en el paraíso de Dios.»

Al requerimiento de prestar oído y atención a la palabra del Espíritu de Dios, que es el Espíritu de Cristo, sigue una promesa para el vencedor. En éste se trae a la memoria que la vida del cristiano en el mundo entero significa lucha; al que sale triunfante le corresponde como premio de su victoria la vida eterna, que en las siete cartas, algo así como en las bienaventuranzas del sermón de la montaña ( Mat_5:2-12), está expresada con variadas ímágenes bíblicas; aquí, como retorno al paraíso y acceso al árbol de la vida, cuyos frutos confieren vida eterna (cf. Gen_2:9; Rev_22:2) 19.

...............

19. La idea del retorno del paraíso y de la primigenia comunión individual con Dios otorgada de nuevo con él ocupa el centro de la esperanza escatológica en los profetas veterotestamentarios. En la apocalíptica del judaísmo tardío se desarrollan abundantemente los motivos del paraíso. Así se comprende que también Juan describa la consumación de la acción redentora de Dios junto con la plena reasunción de su soberanía sobre la creación, mediante la imagen de la tierra reconducida al estado del paraíso, y concluya su libro con esta descripción (Rev_22:1-5).

...............

2. A LA IGLESIA DE ESMIRNA (Ap/02/08-11)

8a Y al ángel de la iglesia de Esmirna escribe:

Esmirna, ciudad griega de Lidia, buen puerto e importante centro comercial con una notable colonia judía, es conocida por la historia del cristianismo primitivo sobre todo por la venerable figura del obispo Policarpo; el heroico testimonio de su muerte por Cristo (156 d.C.) está descrito de manera impresionante en un documento de la época, el Martyrium Polycarpi (hacia 160 d.C.). Había sido víctima de la negativa a tributar al emperador el culto que con la edificación de un templo al emperador Tiberio (26 d.C.) se había aclimatado en la ciudad. Ya desde 195 a.C. existía una alianza con Roma, que por no haberse roto nunca, había granjeado a la ciudad el título honorífico de «Esmirna, la fiel». En la carta se hace alusión a diferentes circunstancias locales de este género.

8b «Esto dice el primero y el ultimo, el que estuvo muerto y revivió:

Cristo se presenta a la comunidad con títulos que lo reconocen como el eterno y el vencedor, incluso de la muerte corporal (cf. comentario a 1,17s). Ante la inminente persecución, que es para ellos cuestión de vida o muerte, debido a la recusación del culto del emperador, el rey de la eternidad, superior a todos los poderes terrenales, incluso al de la muerte, el designarse así les infunde confianza y valor ya desde el principio.

9 »Conozco tu tribulación: la pobreza -sin embargo, eres rico- y la maledicencia que proviene de los que dicen ser judíos y no lo son, sino sinagoga de Satán. 10a No temas por lo que vas a padecer.

Contrariamente a la excesiva confianza en sí mismo que había en éfeso, en Esmirna los ánimos parecen estar demasiado desalentados y abatidos; la comunidad ha sufrido tribulación, desprecio y repudio por parte de sus convecinos; la escasez de recursos en medio de una rica ciudad mercantil es indicio de su posición y de su consideración en la sociedad; a esto responde la reputación que los cristianos tienen en público.

De despreciarlos y de calumniarlos se cuidan sobre todo los judíos de Esmirna, que con la recusación y la lucha contra «el Mesías de Dios» (Luk_9:20) se han pasado al campo del adversario de Dios expresado con una fórmula dura: de «comunidad de Yahveh» (Num_16:3) han venido a ser «sinagoga de Satán» (cf. Joh_8:44).

En comparación con sus contrarios, por ricos que éstos puedan todavía parecer a los ojos de los hombres, sólo los cristianos en Esmirna son ricos según el juicio de Dios, pues poseen un tesoro inalienable e imperecedero (cf. Mat_6:19-21); todo peligro de este estado de posesión, comprendida la amenaza de su entera existencia por la muerte, ha sido transformado ya por su Señor resucitado en perspectiva segura de vida eterna.

10b »Mira, el diablo va a arrojar a algunos de vosotros a la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días.

Por esta razón puede también predecirles sin contemplaciones un agravamiento de su situación, aunque sin por ello acobardarlos. A sus perseguidores, de los que se sirve de cómplices el adversario de Dios, ha fijado Dios los tiempos y las posibilidades: éstos sólo tienen a su disposición diez días, expresión simbólica de un tiempo muy corto.

10c »Sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida. 11 Quién tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las iglesias. El que venza, no sufrirá daño de la muerte segunda.»

En estas palabras de estímulo resuena una vez más el problema que la pobreza y tribulación de la tierra, el sufrimiento humano en general plantean al que se sabe unido con Dios en la fe y amado por él. Una primera respuesta más objetiva a esta pregunta se había dado ya con el inciso «sin embargo, eres rico»; ahora se completa en sentido subjetivo. Según la intención de Dios, la cruz y el sufrimiento sirven para la prueba, en la que el creyente ha de acreditar su fidelidad a él (tema del libro de Job); así el creyente gana en la lucha el premio de la victoria, a la manera del competidor en la arena (cf. Luk_24:26; Rom_8:17). «La corona de Esmirna», distinción deportiva de aquel tiempo, se marchita; como premio por la victoria en el combate de la fe ha establecido el Señor la coronación con la vida eterna. Cristo querría poder dar a la iglesia de Esmirna el título de «Esmirna la fiel», en otro sentido, eterno y valedero por siempre; la consecuencia de ello será que él puede preservar a sus miembros de la «muerte segunda», la condenación en el juicio (cf. 20,6.14; 21,8).

3. A LA IGLESIA DE PéRGAMO (Ap/02/12-17)

12 Y al ángel de la iglesia de Pérgamo escribe: «Esto dice el que tiene la aguda espada de dos filos:

Pérgamo, en otro tiempo capital del reino de los Atálidas, había conservado hasta esta época algo de su grandeza del pasado, entre otras cosas la grandiosa biblioteca de 200.000 volúmenes. Según Plinio; el pergamino (material de escribir especialmente preparado con pieles de animales) debe su nombre a esta ciudad. Sobre ella descollaba una magnifica acrópolis con templos y palacios; en su falda se alzaba el altar de Zeus (altar de Pérgamo), celebrado ya en la antigüedad 20. Ya en el año 29 a.C. había erigido la ciudad un templo de Augusto y de Roma, con lo cual vino a ser la sede más antigua del culto al César en Asia Menor. Sin embargo, la mayor importancia correspondía el gran santuario de peregrinación de Asclepio, el dios de la medicina. Al hablarse a continuación del «trono de Satán» pudo pensarse en particular en alguno de los espléndidos edificios cultuales de Pérgamo; sin embargo, es posible que con ello se aludiera muy en general a la atmósfera de la ciudad penetrada de religiosidad pagana, que, como medio en que respiraban y vivían los cristianos, constituían también para ellos una tentación. Aquí se imponía una clara discriminación; por eso se presenta al Señor como portador de la «aguda espada de dos filos».

...............

20. El altar, obra maestra de estilo helenístico, con las representaciones en relieve del combate de los dioses con los gigantes, se hallan en Berlín oriental (museo de Pérgamo).

...............

13a »Conozco dónde moras: allí donde está el trono de Satán.

El Señor conoce el ambiente de los cristianos de Pérgamo, dominado por el demonio, las tentaciones y seducciones que de allí partían y el peligro que representaban de inclinar a soluciones sincretistas de compromiso. Cristo y Satán no tienen nada en común (cf. 2Co_6:14 s), por lo cual tampoco a los cristianos les es posible en este punto un compromiso teórico ni práctico. El único verdadero Dios, así como su revelación, no pueden nunca, por su naturaleza, ser tolerantes con ídolos y falsas doctrinas de salvación.

13b »Mantienes firme mi nombre y no negaste mi fe, ni en los días de Antipas, mi testigo fiel, que fue muerto entre vosotros, ahí donde mora Satán.

Pese a este ambiente y a sus peligros, hubo en Pérgamo cristianos con tan clara resolución, que en convicción y en obra, en verdadera libertad de espíritu y entrega de corazón, conservaron sin falsedad ni menoscabo su fe en Cristo, hasta estar dispuestos a dar la vida, como lo había hecho Antipas, como testimonio en favor de Cristo. La fidelidad en la fe es ciertamente la exigencia fundamental, obvia por así decirlo, de la vida cristiana; sin embargo, el Señor sabe que su cumplimiento en las circunstancias concretas de una vida humana no es siempre cosa tan obvia; por esta razón expresa su alabanza a la comunidad de Pérgamo.

14 «Pero tengo algo contra ti: que tienes ahí a los que mantienen la doctrina de Balaam, el que enseñó a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de lo inmolado a los ídolos y a fornicar. 15 Asimismo, tú también tienes a quienes mantienen de igual modo la doctrina de los nicolaítas. 16 Así que, conviértete. Si no, voy a ti en seguida y lucharé con ellos con la espada de mi boca.

Por supuesto que no todos dieron buena prueba en la misma medida en las polémicas intelectuales y ante las seducciones del ambiente; una minoría se dejó contagiar por las prácticas paganas y por las teorías que la sustentaban. Su actitud y su peligrosidad se caracteriza aquí con una comparación y una imagen tomada de la historia del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento. En ella se habla de la seducción a la idolatría y de la fornicación (Num_25:1 s; Num_31:16; cf. también 2Pe_2:15; Jud_1:11). Esta minoría profesaba las mismas opiniones que los nicolaítas de éfeso (cf. comentario a 2,6); creían poder hacer ciertas concesiones al espíritu del tiempo y del lugar, posibles a su parecer también a un cristiano, las cuales, sin embargo, significaban una ruptura con la doctrina y la práctica cristianas (cf. también 1Co_6:12-20; 1Co_10:14-22). A los extraviados de Pérgamo llama Cristo a la conversión; de lo contrario tendrá que intervenir él mismo y con una clara sentencia sobre los falsificadores de la verdadera realidad de la vida cristiana pondrá fin a la indecisión de la comunidad para con ellos. Como en Pérgamo, se trata siempre de una lucha en dos sentidos que la cristiandad tiene que sostener en el mundo, contra la hostilidad y el menoscabo de fuera y contra los peligros de falsas doctrinas en el interior.

17 »Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las iglesias. Al que venza, le daré el maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y sobre esta piedrecita habrá un nombre nuevo escrito, que nadie conoce sino el que lo recibe.»

Al que venza en este combate se le promete el premio de la victoria bajo una doble metáfora. El maná había alimentado y mantenido maravillosamente al pueblo de Israel en su marcha por el desierto, lo había salvado y conducido a la tierra prometida. La calificación de «escondido» que se da aquí al maná podría llevar implícita la idea que doctores judíos de la ley habían desarrollado basándose en la tradición referida en 2Ma_2:4 s, a saber, que Jeremías, antes de la destrucción del templo había ocultado el arca de la alianza con el maná conservado en ella: el manjar del cielo se mantiene oculto para el fin de los tiempos; en todo caso se trata aquí de un manjar que sólo se dará en el futuro, a saber, en el banquete o en el convite de boda de la vida eterna (cf. Luk_14:15-24; Mat_22:1-14). Dado que en la carta se ha expresado dos veces la idea del juicio (12.16), para la explicación de la metáfora se puede recurrir a la práctica judicial de la antigüedad, que consistía en que los jueces notificaban su sentencia absolutoria mediante la entrega de una piedrecita-blanca; en este caso la metáfora querría expresar la inocencia en el tribunal de Dios. Ahora la imagen se desarrolla todavía mediante la indicación de que sobre la piedrecita está escrito un nombre nuevo, sin duda un nombre nuevo de quien recibe la piedra. El nombre equivale en la antigüedad al ser; según esto se confiere al vencedor un nuevo ser, con el que al mismo tiempo se le hace consciente de manera beatificante su relación totalmente personal con Dios, que por tanto sólo él puede experimentar (cf. 1Jo_3:1 s).

4. A LA IGLESIA DE TIATIRA (Ap/02/18-29)

18a Y al ángel de la iglesia de Tiatira escribe:

Tiatira, pequeña ciudad en el valle del Lico, vivía del comercio y de la industria; las principales ramas de actividad estaban constituidas por la manufactura textil y el tinte; Lidia, la vendedora de púrpura, era oriunda de Tiatira (Act_16:14 s). Debido a la proximidad de yacimientos de calamina, existía una industria de transformación del mineral. En tales ciudades había, a modo de gremios, mancomunidades económicas de grupo de un mismo oficio, que tenían también, como en la edad media, ciertas obligaciones religiosas; el día de la divinidad protectora se celebraba solemnemente cada año con especiales sacrificios.

18b «Esto dice el Hijo de Dios, el que tiene los ojos como llama de fuego y los pies semejantes al bronce brillante 19: Conozco tus obras: tu amor, tu fe, tu servicio, tu constancia y tus obras últimas, más numerosas que las primeras.

Jesús se presenta a la comunidad con su supremo nombre de dignidad, «Hijo de Dios»; contrariamente a la frecuencia de este título en el Evangelio de Juan, sólo esta vez aparece en el Apocalipsis tal atributo soberano. Los otros dos títulos vienen de la visión inaugural (Act_1:14 s); la radiante majestad de su ser divino, la omnisciencia y la plenitud de poder del Señor que se sienta en el tribunal para juzgar a la comunidad, están expresadas con estos términos. él tiene algo muy serio que decir al jefe de la comunidad; sin embargo, al principio sólo los buenos oyen una palabra de aprobación, breve en la forma, pero que por su contenido significa un gran elogio. Su amor y su fe se demuestran auténticas en el servicio de unos a otros; a esto se añade su constancia imperturbable, que no ha cedido ni siquiera ante las dificultades que de dentro y de fuera han sobrevenido a la comunidad. La aprobación culmina en la afirmación contraria al juicio pronunciado sobre la iglesia de éfeso (Act_2:4): en su vida cristiana se acusan claros progresos en comparación con el tiempo pasado.

20 »Pero tengo contra ti que toleras a la mujer Jezabel, la cual se dice a sí misma profetisa, y enseña y seduce a mis siervos a fornicar y a comer de lo inmolado a los ídolos.

La severa censura afecta a la tolerancia y aceptación de errores y orientaciones falsas, como las que habían surgido también en éfeso (2,6) y Pérgamo (2,14s). En Tiatira se hallaba a la cabeza de tales intentos una mujer que se arrogaba falsamente el carisma de profecía (cf. Act_13:1; Act_21:9; 1Co_12:28; Eph_2:20; Eph_4:11); viene designada con el nombre simbólico de Jezabel, porque su perniciosa influencia en Tiatira era semejante a la de la princesa fenicia del mismo nombre, a la que había tomado por esposa el rey Acab y que aprovechaba su posición para introducir en Israel la idolatría de su patria y sus cultos viciosos, seduciendo incluso al rey en este sentido (lRe 16,31-34). Presumía que sus doctrinas estaban inspiradas por el Espíritu y permitía tomar parte en comidas sacrificiales; con esto y cierto relajamiento moral, aquella falsa profetisa permitía a algunos en Tiatira una libre convivencia con sus compañeros de profesión, principalmente en las asociaciones gremiales. Una cita irónica tomada del léxico propagandístico de sus adeptos permite colegir que en esta corriente se manifestaba una forma temprana de la gnosis: cuando se dice que ellos pretendían haber conocido «las profundidades de Satán» (2,24), se quiere sin duda dar a entender que estaban convencidos de su impotencia; luego, con este conocimiento más profundo justificaban la intrascendencia de la participación en las comidas sacrificiales y sus demás divisas de libertad, en realidad de libertinaje (cf. 1Co_8:1-7).

21 »Le he dado tiempo para convertirse, y no quiere convertirse de su fornicación. 22 Mira, la voy a arrojar en el lecho del dolor, y a los que adulteran con ella, los arrojaré con gran tribulación si no se convierten de las obras de ella. 23 Y a los hijos de ella los mataré sin remisión, y conocerán todas las iglesias que soy quien escudriña riñones y corazones. Y os dará a cada uno según vuestras obras.

El Señor se ha tomado tiempo a fin de dar también tiempo a los extraviados para entrar dentro de si y convertirse. Ahora bien, este plazo ha vencido porque su obstinación no deja ya esperanza de conversión. El Señor va a intervenir, comenzando por la culpable principal; ésta será herida con una enfermedad, que conducirá con toda seguridad a la muerte, si hasta «los hijos de ella» (v. 23), es decir, sus adeptos son castigados con la muerte. Con un segundo grupo («los que adulteran con ella») no es el castigo tan radical; así pues, no parece tratarse de adeptos propiamente dichos, sino de algunos que se limitan a simpatizar con la falsa doctrina; en ellos todavía no hay que desesperar de la reflexión y conversión. La suerte de los falsos doctores en Tiatira debe servir de advertencia a todas las comunidades: su señor viene sobre ellas con la justicia de su juicio si interpretan falsamente su longanimidad y no la aprovechan para convertirse.

24 »Y a vosotros, los que quedáis en Tiatira, cuantos no seguís esa doctrina, los que no habéis conocido las profundidades de Satán, como ellos las llaman, os digo: No echo sobre vosotros otra carga; 25 pero la que tenéis, mantenedla hasta que yo venga.

Las últimas palabras de exhortación van dirigidas a los leales en Tiatira: se los estimula a conservar la actitud que han demostrado hasta ahora; no se les exige demasiado, como se lo asegura el Señor con las palabras de la decisión tomada en el concilio de los Apóstoles (Act_15:18); el laxismo le repugna, pero tampoco gusta del rigorismo; lo que al principio había reconocido en ellos con elogio, se trata ahora de conservarlo.

26 »Y al que venza y al que guarde mis obras hasta el final, le dará potestad sobre las naciones; 27 las regirá con vara de hierro, como se trituran los objetos de barro. 28 Yo le daré el lucero de la mañana, que a mi vez he recibido de mi Padre. 29 Quien tenga oídos, oiga lo que dice el Espíritu a las iglesias.»

Las promesas relativas al triunfador se refieren a la situación especial de la iglesia en Tiatira. No son las concesiones y la adaptación al ambiente no cristiano las que les permiten asentarse en el mundo; hay límites fijados por la verdad no falsificada y trazados por la santa voluntad de Dios. El que se atenga a ellos, compartirá un día con Cristo su señorío sobre el mundo, después de haber tenido ya participación -como lo promete la imagen tomada de Sal 2,8- en el juicio de Cristo sobre el mundo apóstata (cf. 19,14s; 1Co_6:2). La segunda promesa parece algo obscura, pero se aclara con 22,16, donde Cristo mismo se designa como la estrella de la mañana; al vencedor no se promete sólo la participación en su poder, sino que Cristo mismo se le promete como recompensa; también en su luz radiante, también en la gloria del Hijo del hombre glorificado tendrá participación el vencedor. La exhortación a prestar atención a las palabras del Espíritu se halla desde ahora al final de las cartas que siguen, tras la(s) promesa(s) para el vencedor.



Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



22 (a) A Éfeso (2,1-7). 2. has sometido a prueba a los que se dicen apóstoles sin serlo y has comprobado que son falsos: Los líderes carismáticos itinerantes que visitaban Éfeso se consideraban encargados para su labor por el Señor resucitado o por iglesias particulares. Este liderazgo itinerante era común en la Igle(-)sia primitiva; Pablo y el mismo Juan se ajus(-)tan a este modelo (cf. Did 11-13; Mt 10,41; 1 Cor 9,1-7). Juan llama falsos a estos apóstoles bien porque rechaza la enseñanza de éstos o porque rivalizaban con su liderazgo, o por am(-)bos motivos (cf. 2 Cor 11,2-15). 5. removeré tu lámpara de su puesto: Esta amenaza figurativa alude a la descripción del revelador en 1,3 y a la identificación del hablante en 2,1. El signi(-)ficado alegórico de la amenaza puede ser que la iglesia perderá su puesto prominente si su modo de vida no recobra su otrora carácter ejemplar. 6. nicolaítas: Los antiguos comenta(-)dores relacionaban este grupo con el prosélito Nicolás de Antioquía, quien, según Hch 6,5, llegó a ser diácono cristiano en Jerusalén. Los comentadores modernos tienden a rechazar esta interpretación como conjetura. El nom(-)bre puede ser alegórico, con el significado de «vencedor(es) de la gente». En el mensaje a Pérgamo encontramos más noticias sobre ellos. 7. lo que dice el Espíritu: El hablante es identificado, aquí y en otros pasajes, como el Espíritu, aunque las fórmulas de encargo identifican al hablante con Jesús resucitado. Lo que implica que Jesús glorificado y el Espí(-)ritu son equivalentes, al menos en sus relacio(-)nes con los cristianos (cf. 2 Cor 3,17-18). al vencedor: El significado básico de «vencer» es prevalecer en la batalla, en los juegos atléticos, o en cualquier concurso. En el Ap, simboliza el objetivo de prevalecer en la batalla contra Satanás que están librando Dios, Jesús glorifi(-)cado, el Espíritu y los creyentes (cf. ApSof 7,9:9,1 [OTP 1.513-14). Aunque los cristianos han sido transferidos al reino de Dios y han si(-)do liberados de sus pecados y del reino de Sa(-)tanás (1,5.9), el reino de Dios sigue siendo ata(-)cado por Satanás y sus aliados. Así, los cristianos sufrirán la «tribulación» (1,9), pero si vencen mediante la resistencia y perseverancia (1,9), serán recompensados (cf. Mt 11,2; Ef 6,10-20). el árbol de la vida que está en el paraíso de Dios: Esta promesa alude al árbol de la vida que estaba en el jardín del Edén (Gn 2,8-9). Anticipa la descripción de la nueva Je(-)rusalén, donde estará el árbol de la vida (22,2). La salvación escatológica del final es modela(-)da según el estado ideal del comienzo.
23 (b) A Esmirna (2,8-11). 8. el primero y el último, el que estaba muerto y revivió: La identificación de aquel que habla en la fórmu(-)la de encargo alude a 1,17-18. Puesto que los miembros de la iglesia de Esmirna estaban en peligro de ser encarcelados por las autorida(-)des, lo que los llevaría a la ejecución, la ima(-)gen de su Señor muerto y resucitado les sirve como modelo, como exhortación y como con(-)suelo. 9. tu pobreza: Los cristianos de Esmima podrían ser pobres porque eran emigrantes de Galilea o Judea, arrancados de su patria por la guerra judía (66-74 d.C.). Una inscripción del s. II de Esmirna nos refiere un grupo llamado «los primeros judíos» (A. T. Kraabel, JJS 33[1982] 455). los que se dicen judíos y no lo son, sino que son una sinagoga de Satanás: Algunos autores entienden literalmente la afirmación «y no lo son» como una referencia a cristianos judaizantes, citando como apoyo a Ignacio (.Pol 6,1; 8,2; Magn 8,10). Es más probable que se trate de una observación de tipo retórico por la que se pone en cuestión el derecho de la comunidad judía local a llamarse «judía» (así Bousset, Charles, y la mayoría de los comen(-)taristas). Estas palabras, atribuidas a Cristo, reflejan una situación en la que los cristianos se llaman a sí mismos «judíos» en cuanto he(-)rederos legítimos de la herencia judía (y, posi(-)blemente también, como emigrantes de Judea, pues en griego «judío» y «judeo» se dicen lo mismo [loudaios]). El ataque a la comunidad judía local como «sinagoga de Satanás» indi(-)ca, al menos, la hostilidad y, probablemente, el conflicto local existente entre judíos y cristia(-)nos. Este conflicto es análogo al de la comuni(-)dad de Qumrán con otros judíos (cf. 1QS 5,1-2; 10-20; 9,16; CD 1,12; 1QM 1,1; 4,9-10; 1QH 2,22; ? Apócrifos, 67:97-105). la blasfemia: La «blasfemia» de los judíos podía ser simple(-)mente el considerarse «judíos». Pero, proba(-)blemente, se refiere a la crítica que éstos ha(-)cían de la enseñanza cristiana. 10. el diablo va a meter en la cárcel a algunos de vosotros: El diablo, «el calumniador», es idéntico a Sata(-)nás, «el adversario». Es el jefe de los espíritus malos, como poder y agente último, el que es(-)tá detrás de los adversarios de los seguidores de Juan. La estrecha conexión entre los w. 9 y 10 sugiere que los judíos habían acusado a los seguidores de Juan ante las autoridades roma(-)nas (cf. Hch 17,1-9). Los cristianos esperaban la detención y el ingreso en prisión, más el proceso que seguiría posteriormente. 11. el vencedor no padecerá la muerte segunda: La «muerte segunda» es la muerte del alma o del espíritu, la muerte de la persona resucitada, o el castigo eterno (cf. Mt 10,28; 1 Hen 108,3-4).
24 (c) A Pérgamo (2,12-17). 12. el que tie(-)ne la espada afilada de doble filo: La identifica(-)ción del hablante en estos términos prepara la amenaza del v. 16. 13. el trono de Satanás: De formas diversas se ha interpretado el trono de Satanás: el altar dedicado a Zeus en la acrópo(-)lis de Pérgamo, el santuario de Asclepio, el templo dedicado a Roma y a Augusto, o la se(-)de del gobernador romano. El contexto inme(-)diato relaciona «el trono de Satanás» con la muerte de Antipas, a quien Cristo llama «mi testigo fiel». Al igual que en el mensaje a Esmima, Satanás es considerado como el autén(-)tico instigador de las acciones contra los cris(-)tianos por parte de las autoridades locales. La palabra «testigo» sugiere que Antipas fue arrestado e interrogado por el gobernador ro(-)mano. Esta interpretación está apoyada por la relación de Satanás con Roma en los caps. 12-13. Aunque Pérgamo ya no era la capital de Asia en tiempos de Juan, era una de las ciuda(-)des en las que el gobernador ejercía sus fun(-)ciones judiciales. Como en todas las provin(-)cias, sólo el gobernador tenía el derecho de aplicación de la pena capital. La espada afilada de doble filo de Cristo (w. 12.16) contrasta con la espada del gobernador, cuyo derecho para la pena capital era llamado «la ley de la espada» (cf. 20,4, donde los que murieron por su fe son quienes han sido decapitados). 14. La doctrina de Balaán: Relación tipológica entre el maestro rival de Juan y el adivino cananeo cuya histo(-)ria de relación con el antiguo Israel se nos cuenta en Nm 22-24. Que indujo a Balac a po(-)ner un tropiezo a los israelitas: Alusión a Nm 31,16, que sugiere que Balaán y Balac incita(-)ron a los israelitas a mezclarse con los moabitas y adorar a sus dioses (cf. NM 25,1-2). comer víctimas idolátricas: Esto parece ser lo que «Balac» ha enseñado a algunos cristianos de Pérgamo (cf. 1 Cor 8-10). Una completa gama de problemas están incluidos en esto: ¿Podía comprar un cristiano en el mercado carne pro(-)cedente de un animal sacrificado a una divini(-)dad grecorromana o asiática? ¿Podían partici(-)par los cristianos con los no cristianos en comidas a menudo preparadas con alimentos consagrados a estas divinidades, y que en oca(-)siones se celebraban junto a los templos? (véa(-)se MacMullen, Paganism in the Román Empire [New Haven 1981]). El problema de base es la asimilación religiosa y cultural: ¿Qué grado de exclusión exige la fidelidad, y cuándo la asimi(-)lación se convierte en idolatría? fornicar: A di(-)ferencia de la comida de carne sacrificada a los ídolos, no deberíamos interpretar al pie de la letra esta parte de su enseñanza. La inmorali(-)dad sexual es una metáfora del AT para la ido(-)latría. El término es, frecuentemente, utilizado en el Ap (14,8; 17,2.4; 18,3.9; 19,2). En sentido literal sólo se encuentra en un pasaje (9,21); pero, incluso en éste, la inmoralidad sexual es(-)tá estrechamente relacionada con la idolatría (v. 20). El significado metafórico en este con(-)texto es participar en el culto no cristiano ni ju(-)dío, o una determinada relación con los genti(-)les que parezca implicar una participación en su culto. 15. nicolaítas: Al parecer, su enseñan(-)za es idéntica a la de «Balaán». 17. algo del ma(-)ná escondido: Según la tradición apocalíptica judía, el preciado maná descenderá en la era mesiánica (ApBar [gr] 29,8). le daré una piedra blanca y grabado en ella un nombre nuevo que sólo conoce el que lo recibe: Podemos compren(-)der mejor esta promesa en el contexto de la magia popular (Charles, Commentary 1.66-67). La piedra blanca es un amuleto, y el «nombre nuevo» es una fórmula mágica poderosa. Su poder será mayor si nadie lo conoce, pues así nadie puede utilizarlo. Se trata, probablemen(-)te, de uno de los nombres de Jesús resucitado y glorificado (cf. 3,12 y 19,12).
25 (d) A Tiatira (2,18-29). 20. La iglesia es castigada por permitir enseñar en la comuni(-)dad a un rival de la enseñanza de Juan. Jezabel: Se expresa una relación tipológica entre este líder cristiano y Jezabel, la hija del rey de Sidón que se casó con Ajab, rey de Israel (1 Re 16,31) . Como cananea, veneraba al dios Baal. que se declara profetisa: Es probable que fuese reconocida como tal, al menos por algunos cristianos de Tiatira. a fornicar y comer vícti(-)mas idolátricas: La misma enseñanza que la de Balaán (v. 14). 24. los arcanos de Satanás, co(-)mo ellos los llaman: Algunos han sostenido que Jezabel enseñaba a sus seguidores «los arca(-)nos de Dios» y lo que dice el que habla es que lo que conocen más bien son los misterios de Satanás. El problema con esta interpretación es la frase «como ellos dicen». El hablante, al parecer, está citando lo que ellos dicen, no lo que realmente saben. Si lo que ellos preten(-)dían saber eran «las cosas profundas de Sata(-)nás», entonces su enseñanza consistiría en fórmulas y prácticas mágicas para poder con(-)trolar los malos espíritus. 26-27. La promesa al vencedor emplea imágenes procedentes de los salmos reales (Sal 2,8-9). Las imágenes se utilizan para describir la obra de Cristo en 12,5; 19,15. En el contexto de este mensaje, la promesa implica que la futura autoridad y poder de los cristianos sobre los no cristianos hace aparecer como erróneo su intento de asi(-)milarse a ellos (cf. 1 Cor 6,1-6). 28. daré al ven(-)cedor la estrella de la mañana: Dar al vencedor la estrella matutina puede significar convertir(-)lo en estrella de la mañana: el que es fiel será glorificado e inmortalizado (cf. Dn 12,3; Mt 13,43; 1 Cor 15,40-44).

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



La carta a la iglesia en Efeso

Efeso fue una de las grandes ciudades del mundo antiguo y considerablemente la mayor en Asia Menor. Estaba orgullosa de su título de Guardadora del Templo, que originalmente se refería al templo de Artemisa (Diana), pero más tarde incluyó dos templos dedicados a la adoración de emperadores romanos. El templo de Artemisa era un famoso lugar de refugio para fugutivos, pero su envanecida salvación era objeto de mucho abuso, y la zona alrededor daba a los criminales un santuario fuera del alcance de la ley, por lo que llegó a ser el cuartel general del crimen organizado. El interés del populacho en la magia y la superstición se ilustra en Hech. 19:13-20. Pablo fundó la iglesia en Efeso y la hizo centro de la evangelización de la provincia (Hech. 19:1-10). De acuerdo con una tradición posterior, el apóstol Juan y María, la madre de Jesús, se establecieron allí. 1 El saludo inicial cita 1:12, 20; el Señor tiene las siete estrellas en su mano. Esto indica que él mantiene la vida espiritual de las iglesias; camina en medio de los siete candeleros y de ese modo está presente en todas las iglesias. Pero el poder que sostiene también es capaz de una remoción judicial; para ello se prepara al oyente con el título del v. 5.

2, 3 Yo conozco tus obras encabeza cada una de las cartas a veces dando aliento (p. ej. 2:9, 13) y a veces produciendo vergüenza (p. ej. 3:1, 15). Aquí in troduce un encomio. Las obras de los efesios eran arduo trabajo y ... perseverancia; lo primero se muestra en los esfuerzos para vencer a los falsos maestros, y lo segundo en la persistencia ante la oposición tanto de los falsos profetas como de otras fuentes. Los malos son aquellos que dicen ser apóstoles y no lo son. Es probable que se trate de las personas mencionadas en el v. 6 como nicolaítas. Su maldad no se relaciona tanto con su doc trina como con el mal moral que surge de la doc-trina (sobre los nicolaítas véase en 2:14, 15).

4, 5 El fracaso de los efesios era la perversión de su principal virtud: has dejado tu primer amor. El llamado al arrepentimiento y a hacer las primeras obras sugiere que el fracaso de estos cristianos no era primordialmente la pérdida del amor a Dios sino a los demás. Cuando el rechazo de las prácticas de aquellos que yerran (6) se transforma en odio hacia las personas que yerran, los cristianos se apartan del amor redentor de Dios en Cristo (cf. Juan 3:16) y pervierten la fe. De allí la seria advertencia del v. 5: Vendré pronto a ti denota una venida en juicio, aun del mismo modo que el Señor vendrá al mundo un día para eliminar el mal. La remoción del candelero de su lugar puede significar nada menos que el fin del reconocimiento que Cristo ha hecho de la iglesia como algo propio. Estará tan vacía de Cristo como el templo de Jerusalén quedó vacío de Dios antes de su destrucción. (cf. Eze. 11:22, 23; Mat. 23:38). Así tan grave es el pecado de la falta de amor en una iglesia cristiana.

7 El mandato el que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias aparece en las promesas a los vencedores en todas las siete cartas. Es improbable que el Espíritu hable sólo con sus promesas; habla a lo largo de todas las cartas. Parecería que el Señor resucitado se dirige a las iglesias por medio del Espíritu Santo. Esto está plenamente de acuerdo con la enseñanza de Jesús en los discursos del apo sento alto en Juan 14-16 (ver especialmente Juan 16:12-15). El creyente que venza lo logra por medio de la derrota que Cristo ha infringido sobre los poderes del mal; comparte la victoria del Señor (ver 12:11; Juan 12:31, 32; 16:33). Al que venza le daré de comer del árbol de la vida que está en medio del paraíso de Dios: El término paraíso es una palabra persa que denota especialmente un parque rodeado por una pared. Se usó en la LXX para tradu cir la palabra jardín (Edén). En la literatura judía, jardín del Edén y paraíso, ambos se usaban igualmente para la morada de los justos en la vida futura. Por lo tanto, los maestros judíos hablaban del paraíso de Adán, el paraíso de los benditos en el cielo y el paraíso de los justos en el reino venidero de Dios. Lo que está en mente en esta promesa es el último significado. Adán y Eva perdieron el acceso al árbol de la vida y fueron echados del jardín (Gén. 3:22, 23); el creyente que comparte la victoria del Señor tiene la promesa de que le serán restauradas ambas bendiciones (ver 22:2). En el NT un término frecuente para la cruz de Cristo es árbol (especialmente de labios de Pedro; ver Hech. 5:30; 10:39; 1 Ped. 2:24). El templo de Artemisa estaba construido sobre un altar hecho con un árbol, y con frecuencia un árbol simbolizaba a Efeso o a su diosa. Así como los creyentes efesios alguna vez consideraron el árbol de Artemisa como el asiento de la vida divina e intermediario entre la vida y la naturaleza humana, ahora habían aprendido que la vida eterna en el paraíso de Dios era suya por medio de la cruz de aquel que murió y resucitó.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter II.

What is commaunded to bee written to the Angels, that is, the Ministers of the Churches of 1 Ephesus, 8 Smyrna, 12 Pergamus, 18 Thyatira: and what is commended, or found wanting in them.
1 Vnto the Angel of the church of Ephesus, write, These things saith he that holdeth the seuen starres in his right hand, who walketh in the midst of the seuen golden Candlesticks:
2 I know thy workes, and thy labour, and thy patience, and how thou canst not beare them which are euil, and thou hast tried them which say they are Apostles, and are not, and hast found them lyers:
3 And hast borne, and hast patience, and for my Names sake hast laboured, and hast not fainted.
4 Neuerthelesse, I haue somewhat against thee, because thou hast left thy first loue.
5 Remember therfore from whence thou art fallen, and repent, and doe the first workes, or else I will come vnto thee quickly, and will remoue thy Candlesticke out of his place, except thou repent.
6 But this thou hast, that thou hatest the deeds of the Nicolaitans, which I also hate.
7 Hee that hath an eare, let him heare what the Spirit saith vnto the Churches: To him that ouercommeth will I giue to eate of the tree of life, which is in the middest of the Paradise of God.
8 And vnto the Angel of the Church in Smyrna, write, These things saith the first and the last, which was dead, and is aliue,
9 I know thy works, and tribulation, and pouertie, but thou art rich,

[Balaams doctrine.]

and I know the blasphemie of them which say they are Iewes and are not, but are the Synagogue of Satan.
10 Feare none of those things which thou shalt suffer: behold, the deuill shal cast some of you into prison, that ye may be tried, and yee shall haue tribulation tenne dayes: bee thou faithfull vnto death, and I will giue thee a crowne of life.
11 He that hath an eare, let him heare what the spirit saith vnto the churches. He that ouercommeth, shall not be hurt of the second death.
12 And to the Angel of the Church in Pergamos, write, These things saith hee, which hath the sharpe sword with two edges:
13 I know thy workes, and where thou dwellest, euen where Satans seat is, and thou holdest fast my Name, and hast not denied my faith, euen in those daies, wherein Antipas was my faithful Martyr, who was slaine among you, where Satan dwelleth.
14 But I haue a fewe things against thee, because thou hast there them that holde the doctrine of [ Num_25: ] Balaam, who taught Balac to cast a stumbling blocke before the children of Israel, to eate things sacrificed vnto idoles, and to commit fornication.
15 So hast thou also them that hold the doctrine of the Nicolaitans, which thing I hate.
16 Repent, or else I will come vnto thee quickly, and wil fight against them with the sword of my mouth.
17 Hee that hath an eare, let him heare what the Spirit saith vnto the Churches. To him that ouercommeth will I giue to eate of the hidden Manna, and will giue him a white stone, and in the stone a new name written, which no man knoweth, sauing hee that receiueth it.
18 And vnto the Angel of the church in Thyatira, write, These things saith the Sonne of God, who hath his eyes like vnto a flame of fire, and his feete are like fine brasse:
19 I know thy works, and charitie, and seruice, and faith, and thy patience, and thy workes, and the last to bee more then the first.
20 Notwithstanding, I haue a few things against thee, because thou sufferest that woman [ 1Ki_16:31 .] Iezebel, which calleth herselfe a Prophetesse, to teach and

[To hold fast.]

to seduce my seruants to commit fornication, and to eat things sacrificed vnto idoles.
21 And I gaue her space to repent of her fornication, and she repented not.
22 Behold, I will cast her into a bed, and them that commit adultery with her, into great tribulation, except they repent of their deeds.
23 And I will kill her children with death, and all the Churches shall know that [ Jer_11:20 ; Jer_17:10 .] I am hee which searcheth the reines and hearts: and I will giue vnto euery one of you according to your workes.
24 But vnto you I say, and vnto the rest in Thyatira, as many as haue not this doctrine, and which haue not knowen the depthes of Satan, as they speake, I will put vpon you none other burden:
25 But that which ye haue already, hold fast till I come.
26 And hee that ouercommeth, and keepeth my workes vnto the ende, to him will I giue power ouer the nations:
27 ( [ Psa_2:9 .] And he shall rule them with a rod of yron: as the vessels of a potter shall they be broken to shiuers:) euen as I receiued of my Father.
28 And I will giue him the morning starre.
29 He that hath an eare, let him heare what the Spirit saith vnto the Churches.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



5. "Sacaré tu candelabro de su lugar" significa que si Éfeso no se convierte, perderá su jerarquía de Iglesia principal.

6. "Nicolaítas": secta de tendencias morales licenciosas.

7. Gen_2:9; Gen_3:22-24. Comer del "árbol de la vida" significa participar de la Vida eterna en el "Paraíso" celestial. Ver 22. 2, 14.

8. Isa_44:6; Isa_48:12. "Esmirna" es un puerto situado a cincuenta kilómetros al norte de Éfeso.

9. "Sinagoga de Satanás": título injurioso aplicado a los judíos que hostilizaban a los cristianos.

10. Dan_1:12, Dan_1:14.

11. La "segunda muerte" es la condenación eterna, es decir, la privación definitiva de Dios. Ver 20. 6, 14; 21. 8.

12. "Pérgamo" se encontraba a unos setenta kilómetros al norte de Esmirna.

13. Además de numerosos santuarios paganos, Pérgamo tenía un templo consagrado al culto del Emperador. La expresión "lugar donde habita Satanás" designa probablemente este templo.

14. Ver Num_25:1-2; Num_31:16.

17. Isa_62:2. La "piedra blanca", color de gozo y de victoria, es una especie de contraseña que recibirán los elegidos para entrar en el Reino celestial.

"Maná escondido": ver nota Jua_6:32-33.

18. "Tiatira" era una ciudad situada a unos sesenta y cinco kilómetros al sudeste de Pérgamo.

20. "Jezabel": ver 1Re_16:31; 2Re_9:22, 2Re_9:30-37. Aquí Jezabel es un nombre simbólico aplicado a una profetisa de los nicolaítas.

23. Sal_7:10; Sal_62:13.

26-27. Sal_2:8-9.

28. La "Estrella de la mañana" es un símbolo de poder ( Isa_14:12), y aquí representa la gloria de Jesús resucitado, a la que son asociados los creyentes en él. Ver 22. 16.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Mensaje a las siete Iglesias: contenido. Las siete Iglesias no son especiales ni simbólicas. Eran las Iglesias de las que el autor se sentía responsable. Las siete estaban a lo largo de una carretera romana que las comunicaba. No eran únicas; sus problemas eran los mismos de los de otras muchas Iglesias. Cada carta es una llamada a la conversión. El número siete puede indicar que son Iglesias que representan a la Iglesia universal, con sus virtudes y defectos en medio de los desafíos creados por la religión imperial.
Las Iglesias de Éfeso, Pérgamo y Tiatira se enfrentaban a los Nicolaítas, quienes probablemente eran un grupo de cristianos que buscaban adaptarse a las normas sociales y religiosas del imperio, con una relajación de costumbres que iba contra el espíritu cristiano (2,1-14).
Éfeso era una ciudad famosa por sus ritos religiosos en honor de la diosa Artemisa, cuyo templo era una de las maravillas del mundo antiguo (Hch_19:23-40). Con sus 300.000 habitantes, Éfeso era la «luz de Asia», gran centro comercial y religioso; una tradición temprana la asoció con el apóstol Juan.
Esmirna, que se gloriaba de su fidelidad a Roma, había recibido a muchos judíos que habían sobrevivido a la destrucción de Jerusalén por los romanos; estos judíos se habían convertido en enemigos de los cristianos que formaban el nuevo Israel de Dios.
Pérgamo, residencia del gobernador romano promotor del culto al emperador, tenía una floreciente industria de pergaminos, con una gran biblioteca y centro cultural.
Tiatira tenía una nueva Jezabel; como la esposa malvada del rey Ajab que fue enemiga personal del profeta Elías y llevó al pueblo a la idolatría, tentaba a los cristianos a la aceptación de los ritos religiosos paganos, a una verdadera prostitución religiosa.
Sardis se encontraba en una situación de coma espiritual. Sus habitantes tenían fama de comodones y lujuriosos. Dos veces había caído en manos de sus enemigos por falta de vigilancia. Tenía una floreciente industria de lana blanca a la que parece referirse el texto de la carta.
Filadelfia recibe un trato más personal, lleno de ternura. Ha permanecido fiel en medio de dificultades y persecuciones; y no ha mezclado la fe con otras doctrinas y prácticas incompatibles con ella. Ahora se debe preparar para una tribulación general.
Laodicea tenía una floreciente escuela de medicina y farmacia para el tratamiento de los ojos; su fama había llegado hasta Roma. La ciudad se consideraba autosuficiente (3,17). Laodicea recibía aguas procedentes de unas fuentes termales de Hierápolis, a seis kilómetros de distancia; las aguas llegaban ya tibias. El «amén» está inspirado en Isa_65:16 y quizás en 2Co_1:20; dice lo categórico y definitivo, sin mezcla ambigua de sí y no. Al amén categórico se opone frontalmente la mezcla y confusión de caliente y frío, las componendas de paganismo y cristianismo (cfr. 2Co_6:14-16), que provocan la náusea de Dios (cfr. Jer_14:19).

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Apo 2:16; Apo 2:22; Apo 3:3; Apo 3:19; Mat 3:2; Mar 1:15; Luc 3:3; Hch 2:38; Hch 3:19.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Éfeso era la mayor metrópoli del Asia Menor y tenía la preeminencia entre las iglesias de la región. Cristo le habla como el Señor de todas ellas; alaba su paciencia y fortaleza en mantener la fe verdadera, y le corrige su pérdida de fervor para que no pierda su preeminencia. Los nicolaítas (v. 6), al parecer, mantenían la posibilidad de unir la vida cristiana con el culto a los ídolos. «No le acusó de falta de caridad -comenta San Francisco de Sales-, sino de que no era como al principio, tan fervoroso, tan dispuesto, tan fecundo, así como solemos declarar de un hombre que de valiente, jovial y gallardo se ha trocado en abatido, triste y decaído» (Trat. amor de Dios 4,22).


Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 2.7 Árbol de la vida: Cf. Gn 2.9; 3.22-24; Ap 22.2,14.

[2] 2.7 Paraíso: Cf. Ap 21.9--22.5.

[3] 2.11 La segunda muerte: Ap 20.6,14; 21.8.

[4] 2.14 Balaam: Cf. Nm 22--24.

[5] 2.14 Alimentos ofrecidos... a los ídolos: Cf. 1 Co 8.7-13; 10.20-21.

[6] 2.14 Prostitución: Con este término se refiere el Apocalipsis a la infidelidad respecto del verdadero Dios; cf. Ex 34.15-16; Is 1.21; Ez 16; 23; Os 1.2; Ap 17.

[7] 2.17 Maná: Ex 16.14-35; Sal 78.25; Sab 16.20.

[8] 2.17 Una piedra blanca: El color blanco es símbolo de pertenencia a Dios. La piedra es como una credencial de esta pertenencia.

[9] 2.20 Jezabel: cf. 1 R 16.31-33.

[10] 2.26-28 Cf. Sal 2.8-9.

Torres Amat (1825)



[5] Retirando de esa iglesia la luz de la fe.

[10] Por poco tiempo.

[17] Sentencia favorable o una señal de la victoria. Ex 16, 15; Jn 6, 31.

[20] Se cree que esa Jezabel, llamada tal vez así por alusión a la perversa reina Jezabel, era alguna mujer rica, que continuaba en sus placeres, sin hacer caso de la declaración del Concilio de los apóstoles. 1 Re 18, 4.

[24] No os pediré sino lo mandado por mis apóstoles.

[28] Juzgará conmigo algún día a todas las naciones rebeldes al Evangelio, condenándolas con rigor. Sal 2, 9; Sab 3, 8; Mat 19, 28.

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



REMOVERÉ TU CANDELABRO: se alude a los desplazamientos y desaparición de la ciudad, y se le amenaza con la pérdida de su primacía religiosa como metrópoli eclesiástica. Hoy apenas existe Efeso: no queda de ella sino la villa de Ayasoluk (corrupción del nombre Hágios Theólogos , con que los griegos designaban a Juan Evangelista, que se cree sepultado allí).

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

πέπτωκας Treg NA28 RP ] πέπτωκες WH
  • σοι WH Treg NA28 ] + ταχύ RP

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

2:5 Éfeso perderá su rango de metrópoli religiosa.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


NOTAS

2:5 Éfeso perderá su rango de metrópoli religiosa.

iNT-CEVALLOS+ Interlineal Académico Del Nuevo Testamento Por Cevallos, Juan Carlos

[I ἐὰν μὴ I] sino.

Traducción En Lenguaje Actual Con Deuterocanonicos En Orden Alejandrino (2004)