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Sin embargo, nosotros no hemos pedido al Señor que nos cambiase los perversos planes de nuestra mente. (Baruc 2, 8) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Times New Roman ;;;;;;;;;;;;;;;;;

2. Enumeración de las Calamidades Sufridas (1-10).
1Cumplió Yahvé la palabra que había dado contra nosotros y contra nuestros gobernantes que regían a Israel, contra nuestros reyes, contra nuestros príncipes y contra todo varón de Israel y de Judá, 2de traer sobre ellos grandes males I cuales no los había hecho debajo de todo el cielo, como fueron hechos en Jerusalén, según lo que está escrito en la Ley de Moisés, 3que comeríamos las carnes de nuestros hijos y de nuestras hijas 4y los entregaría a poder de todos los reinos nuestros vecinos para escarnio y espanto de todos los pueblos en derredor,entre los cuales los dispersó el Señor. 5Fuimos abatidos, en vez de ser ensalzados, por haber pecado contra el Señor, nuestro Dios, desoyendo su voz. 6Del Señor nuestro es la justicia, nuestra y de nuestros padres la confusión y el sonrojo, como se ve al presente. 7Los males que el Señor anunció contra nosotros, todos nos han sobrevenido. 8Y no aplacamos el rostro del Señor convirtiéndonos de los pensamientos de nuestro corazón perverso. 9Veló el Señor sobre el castigo y lo trajo sobre nosotros, porque el Señor es justo en todas las obras que nos ordenó. 10 Pero nosotros no oímos su voz, caminando en los preceptos del Señor, que puso delante de nosotros.

El hagiógrafo enumera algunas de las mayores calamidades que les han sobrevenido, entre las que destacan las escenas de antropofagia habidas en el asedio de Jerusalén (í.3), según había sido predicho 1.
Otro castigo máximo ha sido la sujeción a pueblos extranjeros, siendo así el escarnio y el baldón ante todos los pueblos. Como pueblo elegido por Dios, tenían un puesto privilegiado entre las demás naciones, pero han sido abatidos en vez de ensalzados (v.5).

Plegaria (11-18).
11 Y ahora, Señor, Dios de Israel, que sacaste a tu pueblo de la tierra de Egipto con mano fuerte, con señales y prodigios, con poder grande y brazo tendido, y te adquiriste un nombre, como se ve al presente, 12hemos pecado, hemos cometido impiedades e injusticias, Señor, Dios nuestro, contra todos tus justos preceptos. 13 Apártese tu ira de nosotros, pues hemos quedado reducidos a poco en medio de las naciones en que nos dispersaste. 14Escucha, Señor, nuestra oración y nuestra plegaria, líbranos por amor de ti y danos gracia en presencia de los que nos deportaron, 15 para que toda la tierra conozca que tú eres el Señor, Dios nuestro, que tu nombre es invocado sobre Israel y sobre su linaje. 16Señor, mira desde tu santa casa y piensa en nosotros; inclina, Señor, tu oído y escucha. 17Abre tus ojos y mira que no proclaman la gloria y la justicia del Señor los muertos que están en el hades, cuyo espíritu abandonó sus entrañas. 18Mas sólo el alma entristecida por la grandeza de los males que padece, que camina encorvada y débil, apagados los ojos y el alma hambrienta, pueden, Señor, pregonar tu gloria y tu justicia.

Reconociendo sus transgresiones, piden a Dios que les cambie su suerte, ya que está comprometido el mismo honor de Yahvé (v.15). La liberación de la cautividad debe ser un timbre de gloria para Yahvé entre los pueblos. En otro tiempo, el maravilloso éxodo de Egipto fue la prueba de su omnipotencia ante la nación perseguidora, Egipto. Los ojos de los exilados miran confiados en Yahvé, que habita en su casa santa, la morada celeste 2 desde donde contempla el desarrollo de todos los hechos de la historia. Por otra parte, Yahvé debe considerar, por su propio interés, que, si desaparece su pueblo, nadie se preocupará de darle gloria, ya que los muertos que están en el hades no proclaman la gloria y la justicia del Señor (v.17). El hades aquí es la traducción griega del seol hebreo, morada lúgubre de los muertos, donde éstos no llevan una subsistencia completa, sino debilitada y como en sombra 3. El hagiógrafo, pues, aún no tiene la luz sobre la retribución en el más allá y sobre la vida en Dios, como aparece en la época de los Macabeos 4.

Las amenazas de Yahvé, cumplidas (19-26).
19 Que no apoyados en la justicia de nuestros padres y de nuestros reyes, derramamos nuestros ruegos delante de tu rostro, Señor, Dios nuestro, 20 porque tú has derramado tu ira y tu cólera sobre nosotros, según tenías anunciado por tus siervos los profetas. 21 Así dijo el Señor: Inclinad vuestros hombros para servir al rey de Babilonia, y seguiréis habitando en la tierra que yo di a vuestros padres;22 Pero, si no escucháis la voz del Señor, sirviendo al rey de Babilonia, 23 haré cesar en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén la voz del gozo y la voz de la alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa, y toda la tierra se convertirá en un desierto sin moradores. 24 Y nosotros no escuchamos tu voz, sirviendo al rey de Babilonia, y tú cumpliste las palabras i que habías dado por tus siervos los profetas de que serían sacados fuera de sus sepulcros los huesos de nuestros reyes y de nuestros padres. 25 Y, en efecto, han sido arrojados al calor del día y al hielo de la noche. Han muerto en medio de atroces males, de hambre, de espada y de peste. 2 Y la casa en que era invocado tu nombre la has puesto como hoy se hallapor la maldad de la casa de Israel y de la casa de Judá.

El hagiógrafo es consciente de la falta de méritos de sus antepasados para hacer fuerza ante Dios en orden a liberarlos de la cautividad (v.19). Todo lo que ha sucedido ha estado anunciado por los profetas, y cita un pasaje de Jer_27:11-13. La cita es libre. Jeremías había aconsejado la sumisión a Babilonia como mal menor (v.21). La resistencia no traería más que la devastación y la ruina 5. La alusión a los huesos profanados de los reyes, sacándolos de sus sepulcros, no la encontramos confirmada en ningún texto de la Biblia, pero esta práctica era bastante corriente entre los asiro-babilónicos. Jeremías, al anunciar esto, lo hace irónicamente, ya que los huesos de los reyes puestos a la intemperie podrán así continuar su adoración a los astros como en vida. La destrucción ha sido total, y, entre todo lo perdido, lo que obsesiona a los israelitas es la desaparición del templo de Yahvé en la Ciudad Santa (v.26). Pero todo ha sido por la maldad de la casa de Israel y de la casa de Judá.

Benevolencia de Yahvé para con su pueblo (27-35).
27Has obrado, Señor, con nosotros según tu bondad y según toda tu gran misericordia, 28conforme hablaste por boca de Moisés, tu siervo, al tiempo en que le ordenaste escribir tu Ley en presencia de los hijos de Israel, diciendo: 29Si no escuchareis mi voz, estad seguros que esta grande y numerosa muchedumbre se volverá pequeña en medio de las naciones entre las cuales os dispersaré, 30pues yo sé que no me oiréis, porque este pueblo es de dura cerviz. Pero volverán en sí en el país de su destierro, 31y conocerán que yo soy el Señor, su Dios, y les daré un corazón que entienda, y unos oídos que escuchen, 32 y me alabarán en la tierra de su cautiverio, y se acordarán de mi nombre, 33 y ablandarán su dura cerviz, y dejarán sus máximas perversas, acordándose del camino de sus padres, que pecaron contra el Señor, 34y yo los volveré a la tierra que juré dar en posesión a sus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob, para que la poseyesen, y los multiplicaré y no serán disminuidos, 35 y estableceré con ellos mi alianza eterna, de ser su Dios y de ser ellos mi pueblo, y no moveré más a mi pueblo de Israel de la tierra que le he dado.

El hagiógrafo canta las misericordias que Yahvé ha tenido con Israel a través de la historia. Precisamente por esta especial benevolencia divina con el pueblo elegido se ha salvado éste de su destrucción total6. Por amor a Israel, Yahvé había anunciado de antemano el castigo futuro si no amoldaba su conducta a los preceptos divinos7. Pero también había anunciado su rehabilitación como pueblo, caso de ser reducido a un pequeño número8. Y, sobre todo, vendrá un tiempo en que Israel, restaurado, vivirá vinculado con un nuevo corazón a Yahvé como centro de su vida social y nacional 9. Es la era mesiánica, en que se restablecerá una nueva alianza eterna 10 para que Israel sea siempre el pueblo de Yahvé.

1 Cf. Lev_26:29; Dt 28,53; Jer_19:9; Lam_2:40; Lam_4:10. - 2 Cf. Sal_33:13-14; Sal_33:80,15; 1Re_8:30. - 3 Cf. Sal_104:29; Sal_146:4; Sal_6:6; Sal_88:11; Sal_115:17. - 4 Cf. 2Mac6,18; Sab 5.16s. - 5 Cf. Jer_36:7; Eze_7:8; Eze_14:10; Eze_20:8; Jer_27:6-11.12-15. - 6 Cf. Lam_3:22; Jer_4:27; Jer_5:10. - 7 Cf. Lev_26:14-39; Dt 28,62. - 8 Cf. Lev_26:40-45; Deu_30:1-10, , - 9 Cf. Jer_32:39; Eze_11:19; Eze_36:26. - 10 Cf. Jer 31,31ss; Eze_32:40.



King James Version (KJVO) (1611)



Chapter II.

The prayer and confession which the Iewes at Babylon made, and sent in that booke vnto the brethren in Ierusalem.
1 Therefore the Lord hath made good his worde, which hee pronounced against vs, and against our Iudges that iudged Israel, and against our kings, and against our princes, and against the men of Israel and Iuda,
2 To bring vpon vs great plagues, such as neuer happened vnder the whole heauen, as it came to passe in Ierusalem, according to the things that were written in the Law of Moses,
3 That a man should [ Deu_28:53.] eat the flesh of his owne sonne, and the flesh of his owne daughter.
4 Moreouer, he hath deliuered them to be in subiection to all the kingdomes that are round about vs, to be as a reproch and desolation among all the people round about, where the Lord hath scattered them.
5 Thus wee [ Greek: were beneath and not aboue.] were cast downe and not exalted, because wee haue sinned against the Lord our God, and haue not beene obedient vnto his voice.
6 [ Bar_1:15.] To the Lord our God appertaineth righteousnesse: but vnto vs and to our fathers open shame, as appeareth this day.
7 For all these plagues are come vpon vs, which the Lord hath pronounced against vs,
8 Yet haue we not prayed before the Lord, yt we might turne euery one from the imaginations of his wicked heart.
9 Wherefore the Lord watched ouer vs for euill, and the Lord hath brought it vpon vs: for the Lord is righteous in all his works, which he hath commanded vs.
10 Yet we haue not hearkened vnto his voice, to walk in the comandements of the Lord, that he hath set before vs.
11 [ Dan_9:15.] And now O Lord God of Israel, that hast brought thy people out of the land of Egypt with a mighty hand, and high arme, and with signes & with wonders, & with great power, and hast gotten thy selfe a name, as appeareth this day:
12 O Lord our God, we haue sinned, we haue done vngodly, wee haue dealt vnrighteously in all thine ordinances.
13 Let thy wrath turne from vs: for we are but a few left among the heathen, where thou hast scattered vs.
14 Heare our prayers, O Lord, and our petitions, and deliuer vs for thine owne sake, and giue vs fauour in the sight of them which haue led vs away:
15 That all the earth may know that thou art ye Lord our God, because Israel & his posterity is [ Greek: thy name is called vpon Israel.] called by thy name.
16 O Lord [ Deu_26:15; Isa_63:15.] looke downe from thy holy house, & consider vs: bow downe thine eare, O Lord, to heare vs.
17 [ Psa_6:5; Psa_115:17; Isa_38:18-19.] Open thine eyes and behold: for the dead that are in the graues, whose [ Greek: spirit or life.] soules are taken from their bodies, wil giue vnto the Lord neither praise nor righteousnesse.
18 But ye soule that is greatly vexed, which goeth stouping & feeble, and the eyes that faile, and the hungry soule wil giue thee praise & righteousnes O Lord.
19 [ Dan_9:20.] Therfore wee doe not make our humble supplication before thee, O Lord our God, for the righteousnes of our fathers, and of our kings.
20 For thou hast sent out thy wrath & indignation vpon vs, as thou hast spoken by thy seruants ye prophets, saying,
21 [ Jer_27:7-8.] Thus saith the Lord, bow down your shoulders to serue the king of Babylon: so shall ye remaine in the lande that I gaue vnto your fathers.
22 But if ye will not heare the voice of the Lord to serue ye king of Babylon,
23 I will cause to cease out of the cities of Iuda, and from without Ierusalem the voice of mirth, and the voice of ioy: the voice of the bridegrome, and the voice of the bride, and the whole land shall be desolate of inhabitants.
24 But we would not hearken vnto thy voyce, to serue the king of Babylon: therefore hast thou made good the wordes that thou spakest by thy seruants the prophets, namely that the bones of our kings, and the bones of our fathers should be taken out of their places.
25 And loe, they are cast out to the heat of the day, and to the frost of the night, and they died in great miseries, by famine, by sword, and by pestilence.
26 And the house which is called by thy name (hast thou laid waste) as it is to be seene this day, for the wickednesse of the house of Israel, and the house of Iuda.
27 O Lord our God, thou hast dealt with vs after all thy goodnesse, and according to all that great mercie of thine.
28 As thou spakest by thy seruant Moses in the day when thou didst command him to write thy Law, before the children of Israel, saying,
29 [ Lev_26:14; Deu_28:15.] If ye will not heare my voyce, surely [ Greek: this great swarme.] this very great multitude shalbe turned into a smal [number.] among the nations, where I will scatter them.
30 For I knew that they would not heare me: because it is a stiffenecked people: but in the land of their captiuities, they shall [ Or, come to themselues.] remember themselues,
31 And shall know that I am the Lord their God: For I giue them an heart, and eares to heare.
32 And they shal praise me in the land of their captiuitie, and thinke vpon my name,
33 And returne from their stiffe [ Greek: backe.] neck, and from their wicked deeds: for they shal remember the way of their fathers which sinned before the Lord.
34 And I will bring them againe into the land which I promised with an oath vnto their fathers, Abraham, Isaac, and Iacob, and they shall bee lords of it, and I will increase them, and they shall not be diminished.
35 And I will make an euerlasting couenant with them, to be their God, and they shall be my people: and I will no more driue my people of Israel out of the land that I haue giuen them.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



21. Jer_27:11-12.

23. Jer_7:34; Jer_7:33. l0-11.

25. Jer_36:30.

29-35. Ver Lev_26:14-45; Deu_4:25-31; Deu_28:58-68; Jer_24:5-7; Eze_37:26-27.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Primera parte. Esta primera parte de la liturgia penitencial comienza con una confesión de los pecados. El reconocimiento de las culpas está determinado por otro reconocimiento primero y fundamental: Dios es justo (15); y esa justicia y bondad de Dios deja al descubierto el comportamiento desobediente e infiel que ha protagonizado el pueblo israelita desde que salió de Egipto. Así, esta confesión nace de lo profundo de un alma arrepentida, que ante la grandeza y justicia divinas se siente totalmente desnuda, despojada de aquello que el Señor esperaba del creyente, y que nos recuerda al primer hombre en el paraíso (Gén_3:10). Ahora, lo importante no es esconderse para ocultar la desnudez, sino reconociéndose desnudo asumir que, aun así, Dios está dispuesto a apostar por un proyecto de amor y de justicia en el que los protagonistas somos nosotros.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Jer 44:27; Dan 9:13-14.

Torres Amat (1825)



[3] El asedio de Jerusalén fue uno de los episodios más horrorosos de su historia. Deut 28, 53; Lam 2, 20, 4, 10.

[17] Is 37, 17; 38, 18; 64, 9; Sal 115 (113b), 17.

[21] Jer 27, 12.

[23] Jer 7, 34; Ez 26, 13.

[24] Jer 8, 1.