Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Poema Tercero (4:1-5:1).
U na nueva escena en el drama erótico: el esposo siente nostalgia de la esposa, que está ausente, lejana por los montes del Líbano, y se la representa en su plena belleza física y moral, invitándola a volver a él para unirse amorosamente en los jardines del futuro hogar familiar.
La belleza física de la esposa (4:1-7).
Esposo. 41
¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres! Son palomas tus ojos a través de tu velo 1
.
2
Son tus cabellos rebañito de cabras
que ondulantes van por los montes de Galaad.
Son tus dientes cual rebaño de ovejas de esquila
que suben del lavadero,
todas con sus crías mellizas,
sin que haya entre ellas estériles.
3
Cintillo de grana son tus labios, y tu hablar es agradable*
Son tus mejillas mitades de granada a través de tu velo.
4
Es tu cuello cual la torre de David, adornada de trofeos,
de la que penden mil escudos, todos escudos de valientes.
5
Tus dos pechos son dos mellizos de gacela, que triscan entre azucenas 2
.
6
Antes de que refresque el día y huyan las sombras,
iréme al monte de la mirra, ' al collado del incienso.
7
Eres del todo hermosa, amada mía; no hay tacha en ti. Con bellísimas metáforas, el esposo describe el aspecto físico de su amada: sus ojos son dulces e ingenuos como los de la
paloma; su cabellera, abundante y negra, se asemeja a un rebaño de cabras que se despliegan
ondulantes por las colinas de
Galaad, famosas por sus abundantes pastos, en la alta TransJordania; sus
dientes, pareados y blancos, son semejantes a un rebaño de ovejas recién salidas del lavadero con sus crías
mellizas, sin que falte alguno de ellos; sus
labios de color granate destacan en su rostro; sus
mejillas redondeadas, al traslucirse a través del velo, parecen calcadas en la forma esférica de las
granadas; su
cuello, esbelto y majestuoso, recargado de collares, es semejante a la
lorro· del palacio de David, de la que penden los
irojeos de guerra y los
escudos de los héroes de su escolta 1; sus
pechos son dos cervatillos mellizos. Todos estos símiles nos resultan extraños a nuestra imaginación occidental y moderna, pero tienen especial encanto por su ingenuidad y primitivismo dentro del módulo arcaico bíblico.
El v.6 interrumpe la descripción física de la esposa y tiene los visos de ser una incrustación de un escriba que quiere preparar los ingredientes aromáticos para las fiestas de los desposorios que se cantan en el poema. Poéticamente finge la existencia de un
monte de mirra o de un
collado de incienso en el que pueda abastecerse con abundancia de los mejores perfumes balsámicos. Todo en el Cantar rezuma aroma nupcial y majestad regia4.
Nada en la esposa empaña su belleza deslumbrante, porque en su físico no hay ningún defecto, a pesar de que ella se presentaba morena y tostada por el sol, y de definirse modestamente como un lirio del campo.
Los atractivos morales de la esposa (8-15).
Esposo.
8
Ven del Líbano, esposa 5;
ven del Líbano, haz tu entrada. Avanza desde la cumbre del Amana, de las cimas del Sanir y del Hermón, de las guaridas de los leones, de las montañas de los leopardos
9
Prendiste mi corazón, hermana, esposa; (prendiste) mi corazón en una de tus miradas, en una de las perlas de tu collar.
10
¡Qué encantadores son tus amores, hermana mía, esposa!
¡Qué deliciosos son tus amores,
más que el vino!
Y el aroma de tus perfumes
es mejor que el de todos los bálsamos.
11
Miel virgen destilan tus labios, esposa;
miel y leche hay bajo tu lengua; y el perfume de tus vestidos es como aroma de incienso.
12
Eres jardín cercado, hermana mía, esposa; eres jardín cercado, fuente sellada.
13
Tu plantel es un vergel de granados, de frutales los más exquisitos,
de cipreses y de nardos,
14
de nardos y azafrán, de canela y cinamomo,
de todos los árboles aromáticos,
de mirra y de áloe
y de todos los más selectos balsámicos.
15
Eres fuente de jardín,
pozo de aguas vivas,
que fluyen del Líbano. Como en el primer poema había presentado a su esposa como una paloma que anida en lugares inaccesibles, ahora la describe habitando en las cimas montañosas del
Líbano, cerniéndose como águila caudal sobre las cumbres nevadas del
Amana, del Sanir y del
Hermón 6, donde están las guaridas de los leones. Todas estas menciones tienen un gusto por lo exótico en conformidad con las exigencias epitalámicas de la poesía pura del libro. Para una doncella de la alta clase de Jerusalén, la alusión a cumbres nevadas del Líbano despertaba una ilusiones poéticas desbordantes y halagaba sus sueños de princesa.
El esposo se siente hipnotizado por la ansiada presencia de la que constituye la gran ilusión de su corazón, y a la que saluda tiernamente con los nombres de
esposa y
hermana, encareciendo así su devoción hacia ella. Una sola de sus
miradas ha bastado para robar su corazón apasionado; el reflejo de una de las
perlas de su collar le ha enajenado la mente. Por eso multiplica las metáforas para describir la seducción que sobre él ejerce la esposa amada: sus
amores son más deliciosos que el
vino, y sus palabras son más dulces que la
miel; el aroma de sus vestidos sobrepasa al fragor odorífero de las especias más exquisitas. En su porte hay algo de misterioso y atrayente, como un
jardín cerrado a la curiosidad pública o como una
fuente sellada o reservada al dueño, a la que no tienen acceso los viandantes. En efecto, la esposa, reservada al esposo, es un recinto sagrado, un vergel maravilloso en el que no falta ninguno de los árboles más selectos, frutales y balsámicos, y la
fuente de
aguas cristalinas, que fluyen frescas y transparentes como los arroyos del Líbano.
El encuentro dichoso de los esposos (4:16-5:1).
Esposa.
16
Levántate, cierzo;
ven, austro.
Oread mi jardín, que exhale sus aromas.
Venga a su huerto mi amado
a comer de sus frutos exquisitos. Esposo. 5
1
Voy a mi jardín, hermana mía, esposa,
a tomar de mi mirra y de mi bálsamo,
a comer mi panal y mi miel,
a beber de mi vino y de mi leche.
Comed, colegas míos, y bebed,
y embriagaos, amigos míos. A la descripción idílica de la esposa contesta ésta agradecida, incitando a su amado a participar de los encantos de su amor, simbolizados en un vergel edénico. Si en él hay árboles aromáticos de toda especie, no falta sino que el cierzo o aquilón y el austro soplen con fuerza para
orear el jardín, de forma que su amado se penetre hasta la saciedad de sus exquisitos aromas balsámicos y se sacie de sus maravillosos frutos.
La generosa invitación de la amada es recogida por el esposo; con plena confianza entra en el
jardín de ella, considerándolo como propio. Allí va a probar las comidas y bebidas más exquisitas; la
miel, la leche, el vino, simbolizan los manjares más apetecibles y deliciosos. El esposo invita a sus compañeros a tomar parte en el suculento festín que le brinda el huerto feracísimo de la amada. Las expresiones son símbolo aquí de las fiestas nupciales, a las que están convidados los amigos del esposo. El poeta juega con diversos planos imaginativos en cada poema para describir la misma idea de la posesión mutua de los esposos: en la campiña silvestre, en el palacio real, en el vergel principesco. Todo en el poema es ideal, destacándose la idea de los amores castos de los desposados. La expresión
hermana-esposa, que se repite varias veces, parece tener este sentido de elevar los afectos de los dos amantes, dándoles una dimensión espiritual. A la esposa se la designa como
huerto cerrado y
fuente sellada, aludiendo, sin duda, a su virginidad. El esposo Yahvé siente una predilección excepcional por Israel, su esposa, tal como se presenta en sus designios salvadores históricos. Estas ansias de unión con el pueblo elegido tienen su cumplimiento en los tiempos mesiánicos con el Israel de Dios, heredero de las promesas, que empalma con
la Iglesia nacida del Mesías, que, siendo Dios, se desposó con la naturaleza humana para salvarla.
1 A
través del velo: falta en algunos mss, y recargan el estilo. 2 Esta segunda parte del verso parece adición redaccional de un escriba, que la calcó en 6:2-3. 3 Quizá se aluda a la victoria de David sobre el rey de Soba, al que le quitó los escudos de oro para consagrarlos a Yahvé. Cf.
2Sa_8:7.11. 4 La interpretación alegórica ve en este verso una alusión al altar de incienso del templo jerosolimitano 5
Ven: así según los LXX y Vg. El TM: conmigo. 6 El
Amana suele ser identificado con
djebel ez-zebádani, una de las cumbres del Antelibano llamada
Amana (na) en los textos cuneiformes. El
Hermán es la cima más alta del Antelibano; es llamada Sanir por los amárreos (cf.
Deu_3:6).