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—«Me he quitado la túnica,
¿cómo ponérmela de nuevo?
Ya me he lavado los pies,
¿cómo volver a mancharlos?»
(Cantares  5, 3) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

פָּשַׁ֨טְתִּי֙‎(פָּשַׁט)

Hebrew|pāšˈaṭtî|strip off

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: qal


[H6584] [q.dx.aa] [1845]
[פשט] [GES6512] [BDB7178] [HAL7111]

אֶת‎(אֵת)

Hebrew|ʔeṯ-|[object marker]

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H853] [a.gm.aa] [186]
[את] [GES828] [BDB894] [HAL913]

כֻּתָּנְתִּ֔י‎(כֻּתֹּנֶת)

Hebrew|kuttontˈî|tunic

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3801] [k.dr.ab] [1058a]
[כתנת] [GES3698] [BDB4126] [HAL4080]

אֵיכָ֖כָה‎(אֵיכָכָה)

Hebrew|ʔêḵˌāḵā|how

Part-of-speech: interrogative particle
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H349] [a.cu.af] [75e]
[איככה] [GES345] [BDB367] [HAL378]

אֶלְבָּשֶׁ֑נָּה‎(לָבַשׁ)

Hebrew|ʔelbāšˈennā|cloth

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: qal


[H3847] [l.al.aa] [1075]
[לבש] [GES3752] [BDB4184] [HAL4141]

רָחַ֥צְתִּי‎(רָחַץ)

Hebrew|rāḥˌaṣtî|wash

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: qal


[H7364] [t.ce.aa] [2150]
[רחץ] [GES7329] [BDB8066] [HAL7979]

אֶת‎(אֵת)

Hebrew|ʔeṯ-|[object marker]

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H853] [a.gm.aa] [186]
[את] [GES828] [BDB894] [HAL913]

רַגְלַ֖י‎(רֶגֶל)

Hebrew|raḡlˌay|foot

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: dual
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H7272] [t.ar.aa] [2113a]
[רגל] [GES7231] [BDB7962] [HAL7883]

אֵיכָ֥כָה‎(אֵיכָכָה)

Hebrew|ʔêḵˌāḵā|how

Part-of-speech: interrogative particle
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H349] [a.cu.af] [75e]
[איככה] [GES345] [BDB367] [HAL378]

אֲטַנְּפֵֽם‎(NLG)

Hebrew|ʔᵃṭannᵊfˈēm|soil

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: pi“el


[H2936] [i.bc.aa] [813]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Poema Cuarto (5:2-6:3).
U na nueva escena dentro del drama espiritual erótico del libro. En el poema anterior, los esposos estaban reunidos con sus amigos en el jardín, que simboliza el acto final de los desposorios. Ahora la esposa aparece en su casa separada del amado de su alma. De nuevo aparecen las ansias de encuentro entre ambos para terminar unidos amorosamente en el jardín de balsameras. Las ideas, pues, son las mismas bajo diversas situaciones psicológicas imaginarias. El amor no agota jamás la materia. Posee el arte de decir las mismas cosas sin repetirse l. El poema cuarto tiene mucho de parecido con el segundo, donde se presenta a la esposa en su lecho primero, para después lanzarla por la ciudad en busca de su amado.

En busca del amado (5:2-7).
Esposa. Yo duermo, pero mi corazón vela. Es la voz del amado que llama:
Esposo. ¡ábreme, hermana mía, amada mía,
paloma mía, inmaculada mía!
2
Que está mi cabeza cubierta de rocío
y mis cabellos de la escarcha de la noche.
Esposa. -1 Ya me he quitado la túnica.
¿Cómo volver a vestirme?
Ya me he lavado los pies.
¿Cómo volver a ensuciarlos?
4 Mi amado metió su mano por el agujero (de la llave)
y mis entrañas se estremecieron por él.
5 Me levanté para abrir a mi amado* Mis manos destilaron mirra,
y mis dedos mirra exquisita, en el pestillo de la cerradura.
6 Abrí a mi amado,
pero mi amado, desvaneciéndose, había desaparecido
.
Mi alma salió por su palabra 3.
Le busqué, mas no le hallé.
Le llamé, mas no me respondió.
7 Encontráronme los centinelas que rondan la ciudad,
me golpearon, me hirieron.
Me quitaron mi velo
los centinelas de las murallas.


La presencia del esposo es la obsesión del corazón enamorado de la esposa. Constantemente piensa en él, y aun cuando duerme, su espíritu vela pensando en el amado de su alma. Cuando entre sueños estaba pensando en el esposo ausente, se oye la voz de éste, que llama a la puerta. Su palabra es entrecortada y jadeante, cargada de apelativos cariñosos, que reflejan las ansias amorosas de su alma: ¡Hermana mía, paloma mía, inmaculada mía! Para acelerar la reacción de su esposa declara su actual penosa situación, pues se halla a la intemperie con su cabeza descubierta, inundada de rocío y de la fría escarcha de la noche.
La respuesta de la esposa es frivola y cruel, pero muy en consonancia con la psicología de las enamoradas, que tratan de hacerse interesantes y despertar las reacciones amorosas en los que saben que están ciegos de amor por ellas. El esposo del poema está jugando constantemente al escondite con su amada, desapareciendo cuando ésta lo cree en sus manos de un modo definitivo. A esta conducta desconcertante responde ella mostrándose indiferente, esperando que su amado fuerce la cerradura, mostrando así su interés por ella. Las excusas de la esposa son muy femeninas: está desnuda, y no va a darse el trabajo de vestirse de nuevo; se ha lavado los pies para acostarse, y no es cosa de volver a mancharlos para lavarlos de nuevo (v.3).
Pero la reacción del esposo no era esperada por la calculadora esposa: hizo ademán de forzar la cerradura (v.4), pero al punto se alejó. Cuando la esposa salió a abrirle la puerta, había desaparecido, quedándose ella burlada en su treta amorosa. Ella, antes de abrir, había tenido el cuidado de tocar con sus manos perfumadas el pestillo de la cerradura para excitar las ansias amorosas del amado (v.5). La súbita c inesperada desaparición de éste la sumió en la mayor perplejidad y desilusión: su alma su pensamiento salió en pos de él como desfallecida por la palabra o declaraciones de amor antes expresadas. Reaccionando, con toda audacia se lanzó la esposa por la ciudad en busca del amado, arrostrando los malos tratos de los centinelas nocturnos que la encontraron. El poeta detalla estas circunstancias para encarecer las pruebas de la esposa, ciega de amor por su esposo. Las procacidades de los soldados culminaron en el gesto de quitarle el velo que cubría su rostro, sin duda similar al que aún llevan las beduinas del desierto de Judá.

La descripción del esposo (8-16).
Esposa. 8 Os conjuro, hijas de Jerusalén,
que, si encontráis a mi amado,
le digáis que desfallezco de amor
Coro. 9 ¿En qué se distingue tu amado 4,
oh la más hermosa de las mujeres?
¿En qué se distingue tu amado, tú que así nos conjuras?
Esposa. 10 Mi amado es fresco y colorado,
se distingue entre millares.
11 Su cabeza es oro puro,
sus rizos son racimos de dátiles, negros como el cuervo.
12 Sus ojos son palomas posadas al borde de las aguas, que se han bañado en leche
y descansan a la orilla del arroyo.
13 Sus mejillas son jardín de balsameras, teso de plantas aromáticas;
sus labios son dos lirios que destilan exquisita mirra.
14 Sus manos son anillos de oro guarnecidos de piedras de Tarsis. Su vientre es una masa de marfil cuajada de zafiros.
15 Sus piernas son columnas de alabastro asentadas sobre basas de oro puro.
Su aspecto es como el Líbano, gallardo como el cedro.
16 Su garganta es todo suavidad, todo él un encanto.
Ese es mi amado, ése es mi amigo, hijas de Jerusalén.


Después de la infructuosa búsqueda del amado, la esposa se dirige a la corte de doncellas para que la ayuden a dar con su paradero. Su conjuración es patética, pues se siente desfallecer por su ausencia 5. Pero ellas ignoran las características personales del esposo. Su interrogación es un artificio literario para introducir la descripción detallada de él6. La descripción es la réplica de la de la esposa que hemos visto en 4:1-15, y, como ésta, tiene los visos de una idealización poética en conformidad con la profundidad del amor.
|El rostro del amado es refulgente y lleno de vigor fresco y colorado , en consonancia con su vigorosa juventud. Por ello se destaca del común del pueblo 7. Es fácil, pues, distinguirlo en las asambleas públicas. Su cabeza es de valor inapreciable, como el oro puro; su cabellera negra, como la de la esposa 8; sus ojos son dulces como los de la paloma, y humedecidos, parece que se han posado junto a los arroyos después de haberse bañado en leche. Estas metáforas pertenecen a la poesía pura, y, por tanto, no debemos preguntarnos por la verosimilitud de las mismas. La leche aparece en la poesía oriental como algo exquisito, y por eso el poeta no encuentra más delicado e insinuante que comparar al esposo a una bandada de palomas posadas al borde de las aguas después de haberse bañado en leche.
Las mejillas de la esposa eran comparadas a dos mitades de granada 9; las del esposo son dos parterres exuberantes de aromas; los labios de la esposa eran un hilo de púrpura 10; los del esposo son dos lirios, que exhalan dulzura atrayente como la exquisita mirra. Sus manos, su vientre, sus piernas, son de oro, de marfil, de alabastro. Se acumulan los metales preciosos y lo más valioso para describir idealmente la belleza del más hermoso entre los hombres. La imaginación del poeta se dispara, y pone en boca de la esposa la descripción más deslumbrante que se puede concebir. No es necesario, pues, buscar la realización de estos detalles descriptivos, que tienen un valor simbólico idealizador. Finalmente, se presenta al esposo gallardo y esbelto como las cimas y los cedros del Líbano. Su palabra su garganta es la misma suavidad; por eso es el amado y el amigo ideal de la esposa.

La mutua posesión (6:1-3).
Coro. 6 l ¿Adonde fue tu amado,
oh tú, la más hermosa de las mujeres?
¿Qué dirección ha tomado tu amado,
para ir contigo en busca de él?
Esposa. 2 Bajó mi amado a su jardín,
a los macizos de las balsameras,
para apacentar (su rebaño) en los vergeles
y coger azucenas.
3 Yo soy para mi amado, y mi amado para mí,
el que pastorea entre azucenas.


Una vez declaradas las características externas del esposo, las doncellas inquieren el camino que ha tomado, para buscarlo con toda solicitud juntamente con la esposa. También la interrogación es un artificio literario para dar a entender que el esposo ya está localizado, pues no podía estar fuera de su jardín símbolo de los desposorios , donde encuentra su plena felicidad en unión con su amada 11. La libertad de alto vuelo que se arroga el poeta suprime las dificultades: no hay en el Cantar otra geografía ni otra cronología que las de un vehemente amor; no hay otras reglas que las de la poesía 12. Así, inesperadamente, el poeta presenta al esposo en su oficio de pastor, pero no por los montes, sino en los vergeles floridos, todo lo cual es irreal, como no es verosímil que un hombre se entretenga en coger azucenas. Todo ello simboliza el encuentro de los dos esposos, que se entregan poéticamente al ejercicio del amor. Es lo que declara abiertamente la esposa: Yo soy para mi amado, y mi amado para mí. Bajo diferentes símiles se encierra siempre la misma realidad; cada poema se termina con la dichosa posesión de los corazones enamorados: a la sombra del manzano 13, en la sala del festín 14, el abrazo amoroso 15, el encuentro en la casa materna 16, la entrada en el jardín para comer los frutos más apetecidos 17, y ahora en el vergel del esposo entregado al pastoreo más poético, entre azucenas.

1 D. Buzy, o.c., 332. 2 Lit. el TM: mi íntegra. 3 El v.6c es considerado por algunos críticos como fuera de lugar. Parece que su lugar más apropiado es después del v.4. 4 Lit.: ¿qué tiene tu amado sobre otro amado? 5 Cf. Can_2:7; Can_3:5. 6 En los poemas anteriores, el coro de doncellas conocía al esposo (cf. 1:8; 2:7; 3:5). Pero os poemas tienen individualidad literaria propia, y las escenas se construyen con toda libertad imaginativa. 7 Los alegoristas ven en esta expresión una alusión a la categoría excepcional de Yahvé, que se distingue manifiestamente de los ídolos de los otros pueblos. 8 Cf. Can_4:1 : su cabellera semejante a un rebaño de cabras. 9 Can_4:3. 10 Can_4:3. 11 Los alegoristas ven aquí una alusión al exilio de Israel en Babilonia. 12 D. Buzy, o.c., 341. 13 Gant 2:3. 15Can_2:6. 14 Gant 2:4-5. 15 Can_4:1. 16 Gant 3:4.


King James Version (KJVO) (1611)



Chapter V.

1 Christ awaketh the Church with his calling. 2 The Church hauing a taste of Christes loue, is sicke of loue. 9 A description of Christ by his graces.
1 I am come into my garden, my sister, my spouse, I haue gathered my Myrrhe with my spice, I haue eaten my honie combe with my hony, I haue drunke my wine with my milke: eate, O friends, drinke, [ Or, and be drunken with loues .] yea drinke abundantly, O beloued!
2 I sleepe, but my heart waketh:

[Ill watchmen.]

it is the voyce of my beloued that knocketh, saying, Open to me, my sister, my loue, my doue, my vndefiled: for my head is filled with dewe, and my lockes with the drops of the night.
3 I haue put off my coate, how shall I put it on? I haue washed my feete, how shall I defile them?
4 My beloued put in his hand by the hole of the dore, and my bowels were moued [ Or, (as some read) in me.] for him.
5 I rose vp to open to my beloued, and my hands dropped with myrrhe, and my fingers with [ Hebrew: passing, or running about.] sweete smelling myrrhe, vpon the handles of the locke.
6 I opened to my beloued, but my beloued had with drawen himselfe, and was gone: my soule failed when hee spake: I sought him, but I could not find him: I called him, but he gaue me no answere.
7 The watchmen that went about the citie, found me, they smote me, they wounded me, the keepers of the walles tooke away my vaile from me.
8 I charge you, O daughters of Ierusalem, if ye find my beloued, [ Hebrew: what.] that yee tell him, that I am sicke of loue.
9 What is thy beloued more then another beloued, O thou fairest among women? what is thy beloued more then another beloued, that thou doest so charge vs?
10 My beloued is white and ruddy, [ Hebrew: astandard bearer.] the chiefest among tenne thousand.
11 His head is as the most fine gold, his locks are [ Or, curled.] bushy, and blacke as a Rauen.
12 [ Son_1:15 ; Son_4:1 .] His eyes are as the eyes of doues by the riuers of water, washed with milk, and [ Heb sitting in fulnesse, that is fitly placed, and set as a precious stone in the foile of a ring.] fitly set.
13 His cheekes are as a bed of spices, as [ Or, towers of perfumes.] sweete flowers: his lippes like lillies, dropping sweete smelling myrrhe.
14 His hands are as gold rings set with the Berill: His belly is as bright iuorie, ouerlayd with Saphires.
15 His legges are as pillars of marble, set vpon sockets of fine gold: his countenance is as Lebanon, excellent as the Cedars.
16 [ Hebrew: his palate.] His mouth is most sweete, yea he is altogether louely. This is my beloued, and this is my friend, O daughters of Ierusalem.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

XIV. La mujer herida de amor durante el banquete ya ha soñado una vez (3,1-5). Sueña nuevamente en este segundo nocturno, que finaliza con el conjuro dirigido a las «muchachas de Jerusalén» (como en 3,5). Este segundo sueño es más intenso: llega a convertirse en pesadilla. El corazón vigilante percibe un rumor lejano. Los oídos atentos oyen primero una llamada a la puerta y después las palabras nítidas del amado. Si es la amada quien responde al requerimiento, lo que dice suena a dilación, que puede excitar más aún el deseo. Pero quizás todo sea un sueño: tanto la voz del amado cuanto la respuesta de la muchacha. De hecho la mujer sueña con la entrega total y nos informa de su experiencia inefable con esta expresión: «Mis entrañas se estremecieron». Jeremías la aplica la ternura de Dios (Jer_31:20) y el evangelio al amor de Jesús hacia su amigo Lázaro (Jua_11:33.38). Ya levantada, desaparecen el rostro y la voz del amado. Quedan tan sólo unos dedos de los que fluye mirra (no es claro si son los dedos de la mujer o del varón). La búsqueda es infructuosa, y la llamada no tiene respuesta. Los centinelas de la ciudad no son preguntados, sino que abusan de la mujer, acaso porque la han identificado por su vestimenta: por el velo. La herida de amor se hace insufrible, tanto que la mujer ya no pide a las muchachas de Jerusalén que no despierten ni desvelen al amor, sino que informen al amado que la mujer enamorada ha sido herida por el Amor (una vez más sin artículo en el texto hebreo). Esta herida duele mucho más que los ultrajes, mucho más que las pesadillas. Duele el alma, cuando quien ama enamoradamente no encuentra a su amado.

XV. Formalmente este idilio es una continuación del anterior: es la respuesta al conjuro. Temáticamente es la réplica al idilio que hemos escuchado en 4,1-7. La descripción del cuerpo desnudo del varón obedece a lo que tiene de particular el amado. Un combinado de colores, que van del negro de los cabellos al blanco de los ojos -pasando por el color rosáceo y por el amarillo del oro-, un conjunto de minerales nobles -como el marfil y el alabastro- y también de perlas, como las gemas y los zafiros; el oro en la cabeza, a medio cuerpo y en los pies; las balsameras y las plantas aromáticas, así como la altura semejante a la de los cedros, sirven para describir más una estatua hierática que una figura humana. Algo de vida y de movimiento se advierte cuando se describen los labios que destilan mirra líquida. Esta estatua, sin embargo, emite una luz casi divina: todo él es radiante. Para la mujer enamorada no hay nada frío en la descripción hecha, sino que todo cuanto es el amado le torna delicioso y codiciable. Al finalizar el idilio se subraya con énfasis: «así es mi amado, así es mi amigo, muchachas de Jerusalén». Nadie, en efecto, hay como él. Nadie reúne tanta luz y tantos colores en tan breve espacio. Ningún cuerpo es semejante al cuerpo del amado.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Dado por supuesto

En contraste con 3:1-5, esto parece ser más realidad que sueño. De cualquier manera, estos versículos están colmados de drama y enseñan una lección muy importante en la relación entre un marido y una esposa. El hombre llega tarde del trabajo y su cabello está mojado de rocío. Sin duda él estaba anhelando la comodidad del hogar y la presencia de su esposa, y pensando cuán lindo sería abrazarse con ternura en la cama. Pero la historia es diferente en el dormitorio. Su esposa se ha dado el equivalente a una ducha tardía, y está ahora desvestida y en cama. Cuando se escucha el llamado a la puerta, ella está deliciosamente soñolienta. El habla con hermosas palabras cariñosas (tal vez las ha ensayado camino al hogar) y se dirige a ella con cuatro nombres, cada uno con el pronombre personal posesivo: hermana mía, amada mía, paloma mía, perfecta mía. Cada uno es íntimo y personal, y llevan a una culminación. La escena está preparada para una hermosa bienvenida al hogar, pero no lo va a ser, al menos todavía no. Otras cosas ocupan la mente de la Sulamita. Las comodidades físicas son más importantes para ella que el saludar a su esposo. Se ha lavado cuidadosamente los pies, ¿cómo podrá ensuciarlos otra vez?, y no desea molestarse en vestirse de nuevo.

Después de un rato cambia de parecer, pero ahora es demasiado tarde; él se ha ido. No puede creerlo. Está desesperada, y en su desesperación llama, pero sólo hay silencio. Va corriendo por las calles de la ciudad buscándole, sólo para ser golpeada por los guardias. Finalmente ruega a las mujeres de Jerusalén que le digan en cuanto lo encuentren, y también le digan a él el espantoso estado de su corazón.

Tal vez todo esto tuvo lugar algún tiempo después de su noche de bodas, y es la primera indicación de que ella lo está dando por supuesto. Aquel gozo inicial mutuo ha menguado ligeramente, aun si sólo por un momento. Aquí está una de las zorras pequeñas (2:15) que echan a perder el florecer de una nueva relación. Es una advertencia para ella y para su propio bien, y responde inmediatamente. En el fondo, ella realmente lo ama todavía, porque descubrió que su corazón se conmovía por él (4). Es una lección para todos nosotros, tanto en nuestras relaciones unos con otros y con Cristo, nuestro esposo celestial. ¡Cómo ha de entristecerse su corazón cuando viene a nosotros ofreciendo sus deleites, y simplemente no queremos ser molestados! Las comodidades corporales, o algo similar, han tomado el lugar de nuestro amor a él.

Hay en el v. 4 un toque conmovedor que refleja el corazón del amante. No hay enojo ni mal humor de parte de él, sólo una profunda desilusión. Pero lo que hace es cubrir la manecilla del cerrojo con mirra, una señal de su persistente y fragante amor por ella. Ella descubre esto, para su deleite, al gotear esta de su propia mano.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

¿Cómo... El vocablo heb. que traduce ¿Cómo... ¿Cómo... (última línea), es especial y enfático. Sólo aparece aquí y en Est 8:6.

Torres Amat (1825)



[1] Apenas había invitado la esposa a su esposo, cuando éste habla del convite como ya realizado.

[2] Comienza otro día.

[5] La mirra es un símbolo de la presencia del amado y se menciona continuamente en el libro.

[9] Las amigas le piden señas para buscar al amado.

[11] Como los vistosos estambres de las palmas.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



7. Los "centinelas" confunden a la Amada con una prostituta y la tratan duramente.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



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