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II.Avisos acerca de los errores
La verdadera fe en Cristo y las vanas filosofías.
Vivid, pues, según Cristo Jesús, el Señor, tal como le habéi s recibido; (Colosenses 2, 6) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 2

6. LA LUCHA POR LAS COMUNIDADES (1/29-2/07).

1 Pues quiero que sepáis qué clAse de combate estoy librando por vosotros, y por los de Laodicea, y por cuantos no me han visto personalmente,...

El Apóstol escribe estas líneas pensando en el combate espiritual que libra por las comunidades: el combate de la oración (1,3.9) y de la advertencia apostólica (1,28), que lleva a cabo por ellas. Porque la oración es una lucha con Dios contra Satán en favor de las almas. El Apóstol combate para que las comunidades alcancen pleno conocimiento del misterio de Cristo.

b) para que lleguen al pleno conocimiento del misterio (2,2-3).

2 ... para que se consuelen sus corazones, caminando unidos en amor y tendiendo hacia toda la riqueza de la plenitud de la inteligencia, al profundo conocimiento del misterio de Dios, Cristo, 3 en quien se encuentran, escondidos, todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

Pablo pone a los colosenses en conocimiento de su lucha en la oración (2,1a) para que se consuelen sus corazones. Esto lo dice claramente en vista de las peligrosas herejías que se propagan en Colosas (2,8.16-23). Se requiere valor para oponerse a ellas y a sus defensores, porque la herejía se presenta con pretensiones de dominio, en la esperanza de que los antiguos creyentes se dejen intimidar. Para resistir a la herejía, los colosenses tienen que mantenerse unidos con firmeza, tienen que formar una estrecha solidaridad de vida. Porque solamente una comunidad unida con auténtico amor fraternal puede resistir a la herejía. En una comunidad en que no hay amor la puerta y la entrada están abiertas a los herejes y sectarios.

Puesto que en la herejía de Colosas se trataba sobre todo del misterio de salvación de Cristo, Pablo combate con su carta y sus oraciones para que los colosenses logren su profunda inteligencia y el conocimiento de este misterio divino, que es Cristo. Porque una fe débil e inmadura, que oscila entre la verdad y el error (cf. Eph_4:14), con demasiada facilidad y rapidez es víctima de la herejía, que quiere pasar por profunda sabiduría y conocimiento.

Para el Apóstol, Cristo es en términos absolutos «el misterio de Dios», porque en él «se encuentran, escondidos, todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento». Seguramente Pablo quiere que se recalque el adjetivo «todos»: Cristo es la plenitud de toda sabiduría y conocimiento. Eso tiene validez con respecto a la herejía (2, 4.8). «Por él fuisteis enriquecidos en todo: en toda clase de palabra y de conocimiento» (1Co_1:5). El que realmente ha conocido a Cristo, ya no desea ninguna otra sabiduría ni otros tesoros. Porque el que lo ha conocido con la fe, conoce el misterio de Cristo en la creación y en la historia (1Co_1:15-20; 1Co_1:26 s; Eph_1:10; Eph_3:3-12) y también el supremo misterio del hombre, que se mostró en el «segundo Adán»: «Como hemos llevado la imagen del hombre terreno (Adán), llevaremos también la imagen del celestial» (1Co_15:49). Cristo es la solución de todos los enigmas del mundo. Los «tesoros» de la sabiduría y del conocimiento ahora todavía están «ocultos» en él; pero ya son accesibles al conocimiento del creyente, porque la fe hace comprender. Pero siguen ocultos para el mundo incrédulo. El corazón del Redentor es aquel lugar en que están escondidos para el creyente todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia... El Apóstol lucha además para preservar de los herejes las comunidades.

c) para preservar de los herejes las comunidades (1Co_2:4-5)

4 Esto os digo: que ninguno os engañe con discursos especiosos; 5 pues si estoy ausente corporalmente, en espíritu estoy presente entre vosotros, y con alegría veo vuestra disciplina y la solidez de vuestra fe en Cristo.

Pablo va orientando su discurso cada vez más claramente a la finalidad concreta que persigue con su carta a los Colosenses. Es evidente que en su comunidad hay algunos que engendran la confusión mediante «discursos especiosos». El Apóstol está muy preocupado por estos sucesos. Aunque con el cuerpo ha de estar ausente, pero con el espíritu está allí38, y con su autoridad y su amor apostólicos puede ver si todo está en orden. Su palabra, oral o escrita, es una palabra competente para la comunidad, y mientras ésta viva vinculada al Apóstol, puede asegurarse la posición de su fe. Se supone que Pablo fue puesto en antecedentes por épafras. El Apóstol puede comprobar «con alegría» que la fe de los colosenses en Cristo está dotada de orden y firmeza. Esto tiene un aspecto casi militar: todavía no se ha roto el frente de batalla de los fieles, la fe apostólica todavía es una muralla firme.

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38.Cf. también 1Co_5:3; 1Th_2:17.

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d) Exhortación a vivir en Cristo (1Th_2:6-7).

6 Así pues, tal como habéis recibido a Cristo Jesús, el Señor, caminad en él,...

La fe en Cristo no es para Pablo el producto de «espíritus libres», sino el contenido de la tradición apostólica, que los colosenses también han conocido y acertado en la predicación misional 39. El verdadero contenido de la tradición apostólica es el mismo Jesucristo; con la fe han recibido a Cristo (cf. también Eph_3:17), sobre todo como su «Señor», a cuyo servicio están ahora y que les hace participar en su gloria y sabiduría.

Por eso deben los colosenses caminar también en él, orientar hacia él toda su vida religiosa y moral. Así pues, hay un determinado estilo de vida cristiana que tiene su origen en el mismo Evangelio y que en las comunidades cristianas es transmitido con la fe de generación en generación. Este estilo les preserva de falsas concesiones al respectivo espíritu del tiempo.

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39. Cf. también Luk_1:2; Rom_6:17; 1Co_11:2.23; 1Co_15:1.3; Phi_4:9; 1Th_4:1; 2Th_2:15; 2Th_3:6; 2Pe_2:21; Jud_1:3; 1Ti_6:20; 2Ti_1:12.14.

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7a ... arraigados y sobreedificados en él...

La raíz tiene que penetrar profundamente en la tierra, para poder dar sostén y alimento al árbol. El terreno de la comunidad cristiana es Cristo, en él arraigó la comunidad como en su suelo vital. También está sobreedificada en él como un «templo santo en el Señor» (Eph_2:21). Este fundamento está puesto para siempre, no puede ponerse ya ningún otro (1Co_3:11).

7b ... y asidos en la fe, según se os enseñó,...

Los colosenses tienen que estar asidos en la fe, para que ésta pueda resistir a los herejes; pero la fe se mantendrá firme en los colosenses, si perseveran en ella, según se les «enseñó». Objeto de la enseñanza es la tradición.

Se desarrolla la tradición en la enseñanza, y se la muestra en sus consecuencias para la vida cristiana (1Co_1:28; Eph_4:20 s). Quien ha aceptado dócil y razonablemente la enseñanza, está asido en la fe e inmune contra la herejía.

7c ... prodigando la acción de gracias.

La fe verdadera y auténtica tiene que perfeccionarse en la acción de gracias, y prodigarla sin reserva. Porque la fe incluye en sí la inteligencia, que según el contexto directo de la carta es inteligencia del misterio salvífico de Cristo. El creyente sabe que ha sido salvado (Rom_8:24; Eph_2:5.8), y por eso nunca cesa de dar gracias (Eph_1:11 s). ¿Dónde podría hacerlo mejor que en la celebración de la eucaristía?

7. PRIMERA ADVERTENCIA CONTRA LA HEREJÍA (2/08).

Una vez que Pablo ha preparado suficientemente a los colosenses, habla de su verdadero objetivo: de la herejía que se difunde entre ellos. Seguramente ha sido informado de ello por épafras. Ahora Pablo da una primera y breve advertencia contra la herejía.

8 Cuidad de que no haya nadie que haga de vosotros fácil presa por medio de la filosofía y de vanos enredos según la tradición de los hombres, según los elementos del mundo, y no según Cristo.

El hereje en las comunidades pretende robar en cierto modo, intenta adquirir un botín. A este fin, los herejes de Colosas propagan sus opiniones como «filosofía». Esto impresionaba a determinadas personas, porque llevaba en sí el aroma de una alta sabiduría y conocimiento. Y así como Pablo y sus colaboradores se remiten a la tradición apostólica de la primitiva Iglesia (Eph_2:6), así también los herejes se remiten a la tradición, que el Apóstol desenmascara como «tradición de los hombres», porque no está respaldada por ninguna autoridad divina ni apostólica. Por eso toda la llamada «filosofía» de los herejes, según el competente juicio de Pablo son «vanos enredos», por los que las comunidades no deberían dejarse engañar.

El Apóstol caracteriza luego con mucha brevedad el contenido de la herejía como adoración de los elementos del mundo. Aunque ya no podamos reconocer con mucha precisión en qué consistían estos elementos, en cualquier caso esta adoración condujo a negar la posición predominante de Cristo como cabeza de todos los seres creados y redimidos. No en vano ha insistido tanto el Apóstol, en el «himno a Cristo» de 1,15-20, en que todas las cosas fueron creadas y redimidas por medio de Cristo, sin que haya ninguna excepción. La salvación del mundo proviene solamente de él. Evidentemente no creen los herejes tal cosa, sino que otorgan a los «elementos del mundo» (que en todo caso son elementos de la creación) una misión salvadora, con lo cual se menoscaba gravemente la posición de Cristo en el mundo de la creación y de la redención. Esto no es «según Cristo», como Pablo hace constar brevemente, y una vez más lo apoya luego con razones más directas.

El modo de ver de la herejía colosense, en último término resulta de la tentación permanente de ceder ante la gran impresión que causa la potencia del mundo, de su imponente grandeza, visibilidad y aparente eternidad. Por eso, la advertencia del Apóstol a los colosenses es válida para todos los tiempos.

8. SOLO CRISTO PUEDE REDIMIRNOS Y SALVARNOS (2/09-15).

Pablo, en la carta a los Colosenses, hace resaltar con tanta fuerza la posición de Cristo, porque los herejes de Colosas negaban la destacada posición de Cristo, y reclamaban que se adorasen los «elementos deI mundo». Ya lo había recalcado Pablo en el «himno a Cristo» de 1, 15-20, Y ahora lo hace una vez más en 2,9-15 presentando nuevos argumentos.

a) Cristo, plenitud de la divinidad (2,9).

9 Porque en él reside toda la plenitud de la divinidad corporalmente,...

Si hay que tributar a los «elementos del mundo» una adoración religiosa, como reclaman los herejes, detrás de esta exigencia está la idea de que dichos elementos participan de la naturaleza divina, de la «plenitud» de Dios, y por eso tienen para el mundo una importancia ineludible en orden a la salvación. Pablo rechaza esta idea con toda decisión, haciendo hincapié en que toda la plenitud de la divinidad reside en Cristo «corporalmente», es decir efectiva y esencialmente. Cristo no tiene que compartir su divina plenitud con los elementos del mundo, como afirman los herejes. El mundo sólo es creación y como tal no tiene una naturaleza divina, sino profana. Por eso, la adoración religiosa de tales elementos o es una exaltación o una idolatría, que puede tomar formas muy diferentes.

b) «Colmados» en él (2,10).

10 ... y vosotros habéis sido colmados en él, que es la cabeza de todo principado y potestad.

Pablo puede escribir que también los colosenses han sido «colmados en él (Cristo)», porque la comunidad cristiana en Colosas y en todas partes forma parte de la Iglesia, pero ésta según Eph_1:23 es el «cuerpo» de Cristo, y en ella halla «la plenitud» aquel «que lo lleva todo en todo». Los colosenses, sobre todo por medio de los santos sacramentos, participan provechosamente de la plenitud de la vida divina de su Señor celestial. Desde el bautismo han formado una unión de vida con Cristo (Eph_2:5); él es la cabeza, «de la cual todo el cuerpo, bien provisto y unido... obtiene el crecimiento de Dios» ( Col_2:19). Así, los colosenses están en condiciones, en Cristo y por medio de él, de sustraerse a la fatalidad de la muerte, que pesa sobre todo el mundo.

Por esta causa, pueden prescindir ellos de los «elementos del mundo», con los cuales en realidad no se logra superar la muerte. Los colosenses viven unidos con aquel sobre quien la muerte no tiene dominio (Rom_6:9), antes bien él es Señor de la muerte 40, más aún, es la cabeza de todo principado y potestad, como el Apóstol escribe a los colosenses. Como cabeza, Cristo es el Señor de todos los principados, ya que desde su exaltación al trono celestial de Dios está colocado «por encima de todo principado, y potestad, y virtud, y dominación» (Eph_1:21-22). Los bautizados ya no han de temer a los poderes demónicos y por esta causa tampoco tienen que adorarlos. El temor de los démones es pagano. El cristiano está protegido contra ellos por Cristo, con tal que esté asido al que es su «cabeza» (v. 19).

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40Rom_8:2; 1Co_15:26; Rev_1:18.

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c) «Circuncidados» en él (Rev_2:11).

11 En él también fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha a mano por despojo del cuerpo carnal, por la circuncisión de Cristo,...

Según Gen_17:11-13, Abraham recibió de Dios la siguiente orden: «Circuncidaréis la carne de vuestro prepucio, es señal de la alianza contraída entre mí y vosotros. Todos vuestros varones, a los ocho días de nacidos, serán circuncidados de generación en generación..., y mi pacto estará en vuestra carne, para alianza perpetua». En la nueva alianza, que fue establecida en la sangre de Cristo (Luk_22:20; 1Co_11:25) la circuncisión interior espiritual de Cristo, que se efectúa en el bautismo, sustituye a la circuncisión exterior en la carne. En el bautismo, se despoja el cuerpo carnal, es decir, «nuestro hombre viejo» es «crucificado junto con Cristo, a fin de que fuera destruido el cuerpo del pecado, para que no seamos esclavos del pecado nunca más» (Rom_6:6). Así pues, en el bautismo nace un «hombre nuevos (Col_3:10; Eph_2:15), que pertenece por completo a Cristo y a su dominio.

d) Sepultados y resucitados con él (Eph_2:12-13).

12a ... sepultados juntamente con él en el bautismo,...

Según la doctrina del Apóstol, el bautismo, en primer lugar, es una muerte, pero no una muerte solitaria, privada, sino «juntamente con él», es decir con Cristo. «¿O es que ignoráis que cuantos fuimos sumergidos por el bautismo en Cristo Jesús, fue en su muerte donde fuimos sumergidos?» (Rom_6:3 s). Así pues, en el bautismo participa el creyente de una manera misteriosa en el destino de muerte de Jesús, en cierto modo es colocado en el sepulcro juntamente con él. Así lo entiende Pablo con respecto a «nuestro hombre viejo», que era víctima del pecado y de la muerte (Rom_6:6). Por eso, los poderes que causan la muerte ya no tienen dominio sobre el bautizado, si éste no se les entrega de nuevo voluntariamente por medio del pecado.

Esta doctrina sobre el bautismo, como bautismo relacionado con la muerte del Señor, hace comprender de una forma completamente nueva la vida y el destino del hombre. La verdadera muerte acaece poco después de empezar la vida terrena, tiene lugar en el bautismo. Todos los padecimientos y dolores de la vida y especialmente la muerte física, al fin de la vida, solamente son la realización personal de aquel acontecimiento destructor del comienzo de la vida. La vida del cristiano es una muerte continua en Cristo. De este modo, los padecimientos en la vida del creyente pierden la apariencia de lo absurdo, y sobre todo la muerte física, al fin de la vida, pierde la apariencia de una catástrofe. La muerte del creyente no es una catástrofe, antes bien, cuando se acepta con resignación, es el último consentimiento del cristiano a lo que ya sucedió fundamentalmente en el bautismo. Esto ofrece una visión enteramente nueva de la vida humana... «Pues para mí, el vivir es Cristo, y el morir, una ganancia» (/Flp/01/21). «Como si fuéramos moribundos, aunque seguimos viviendo» (2Co_6:9). Así puede hablar el Apóstol porque no solamente hemos muerto con Cristo, sino porque también fuimos resucitados.

12b ... y por su acción fuisteis con él resucitados por medio de la fe en la acción de Dios que lo resucitó de entre los muertos.

La muerte verdadera y esencial ocurre al comienzo de la vida creyente; pero al mismo tiempo esta muerte engendra la verdadera vida. Porque el bautismo significa también una misteriosa resurrección de entre los muertos juntamente con Cristo (cf. también 3,1; Eph_2:6). Pero sabemos que «Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más: la muerte ya no tiene dominio sobre él» (Rom_6:9). Desde el bautismo, los fieles participan ya en esta vida indestructible de su Señor celestial, y así, el mundo futuro de la vida de Dios, el «cielo», penetra ya en la vida terrena de los bautizados; también esta idea ilumina con luz enteramente nueva la vida terrena del cristiano.

Cristo ha venido a ser la verdadera realidad del cristiano. Todo sucede en Cristo y juntamente con Cristo. Pablo tiene preferencia por expresar con estas fórmulas el misterio de la existencia cristiana: «y ya no vivo yo; es Cristo quien vive en mí» (Gal_2:20). «Si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Lo viejo pasó. Ha empezado lo nuevo» (/2Co/05/17). Ahora bien: la nueva vida, que se da al cristiano en el bautismo, de momento está todavía «oculta, juntamente con Cristo, en Dios» (/Col/03/03b). Pero la fe conoce la realidad de la nueva vida y el prodigio del poder divino, que acaece en el bautismo, aunque nuestro cuerpo terreno sea aún víctima de la muerte física. La fe sobrepasa la frontera de la muerte porque conoce y reconoce como realidad la maravillosa acción de Dios en el bautismo. «Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, tenemos fe de que también viviremos con él» (Rom_6:8).

13 Y a vosotros, que estabais muertos en vuestros pecados y en vuestra carne incircuncisa, os vivificó juntamente con él, después de perdonarnos todas las faltas.

Para que los colosenses tengan plena conciencia de que en el bautismo realmente han sido resucitados de entre los muertos, el Apóstol les dice una vez más, aunque presentándolo con mayor claridad, en qué consistía su anterior estado de muerte: estabais muertos por causa de vuestros pecados. «Porque la paga del pecado es muerte» (Rom_6:23), incluso la temporal (cf. Rom_5:12.15.17). Pero el Apóstol piensa sobre todo en la verdadera muerte, que fue causada por medio del pecado: la separación de Dios y de su vida indestructible. Los colosenses, cuando todavía eran paganos, eran víctimas de esta muerte. Pero en el bautismo Dios les ha compensado la incircuncisión de su carne y los «vivificó», y así han sido resucitados de entre los muertos (Rom_6:13), porque ahora participan en la vida divina de Jesús resucitado.

Pero la condición para el otorgamiento de la vida era el perdón de los pecados, que Dios en su bondad concedió en atención a la muerte de Cristo en la cruz. De este modo, se eliminó la causa de que el hombre estuviera bajo el poder de la muerte. El hombre podía ser acogido en el ámbito de la vida de Dios.

e) Anulación de nuestra deuda (Rom_2:14).

14 Borró la nota de nuestra deuda escrita en las ordenanzas, la cual era desfavorable a nosotros; la anuló al clavarla en la cruz.

Pablo emplea una metáfora: los pecados de los hombres en cierto modo han sido anotados en una cuenta de deudas, que hablaba contra nosotros. Pero Dios ha clavado esta cédula de deuda en la cruz de Jesús, así como se podía leer en un letrero la culpa de los condenados al suplicio de la cruz (cf. Joh_19:19-22). Jesús, como cordero de Dios, que soporta la culpa de todo el mundo, tomó sobre sí nuestros pecados en la cruz y fue a la muerte en lugar de nosotros. Dios «al que no conoció pecado lo hizo pecado por nosotros» (2Co_5:21). La cédula que contenía nuestros pecados fue anulada por medio de Cristo en su cruz. «Este es el cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo».

f) Despojo de los principados y potestades (2Co_2:15).

15 Habiendo despojado a los principados y potestades, los exhibió en público espectáculo, incorporándolos a su cortejo triunfal.

La muerte de Jesús en la cruz tiene consecuencias universales. No solamente anula los pecados de los hombres, sino que los principados y potestades también fueron despojados por medio de Cristo. De este modo, el Apóstol vuelve otra vez a su verdadera finalidad. A los 2,16-23colosenses todavía les daban miedo, como cuando eran paganos, las potestades demónicas en el mundo, aunque Cristo ya es «la cabeza de todo principado y potestad» (2,10). Todavía no lo han comprendido del todo; de lo contrario no se dejarían engañar por los herejes.

En realidad, las potestades y principados han sido «exhibidos en público espectáculo»; su impotencia se ha mostrado cuando Jesús crucificado resucitó de entre los muertos. Así fue cómo Dios triunfó en Cristo sobre las potestades de Satán. Desde entonces, la cruz es la gran señal de la victoria de Dios en el mundo.

9. SEGUNDA ADVERTENCIA CONTRA LA HEREJÍA (2,16-23).

Ya en 2,8 hizo el Apóstol una primera advertencia contra la herejía, y la mayor parte de sus anteriores declaraciones las había escrito con la mirada puesta en la herejía, especialmente las que se referían a la posición de Cristo en el mundo de la creación y de la redención, pero también las que se referían a la salvación que ha sido otorgada por Dios a los colosenses. Ahora habla detenidamente de la herejía que amenaza a la comunidad. épafras debió informar del peligro al Apóstol y también le debió comunicar pormenores de la herejía. Porque Pablo, en 2,16-23, hace indicaciones que nos permiten reconocer algunos rasgos de la herejía, aunque otros muchos quedan en la oscuridad. En todo caso, la herejía parece haber sido una extraña mezcla de elementos judíos y paganos, con lo que el mensaje cristiano era despojado de sus características y de su fuerza.

Pertenece al oficio de vigilancia que ejerce la Iglesia, custodiar en las comunidades cristianas la verdad del Evangelio y preservarla de las herejías.

a) Prácticas supersticiosas de los herejes (2,16-17).

16 Así pues, que nadie os juzgue en asuntos de comida o bebida, o a propósito de una fiesta, de una luna nueva o de un sábado.

El Apóstol empieza ya la polémica directa contra la herejía. Indica algunas de sus exigencias. En primer lugar se refieren a comida o bebida. Es probable que los herejes declararan impuros algunos manjares, siendo así que Cristo los declara todos puros (Mar_7:18 s) y ha enseñado que «nada hay externo al hombre que, al entrar en el, pueda contaminarlo; son las cosas que salen del interior del hombre las que lo contaminan», como son «las malas intenciones, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, maldades, engaño, lujuria, envidia, injuria, soberbia, desatino» (Mar_7:15.21s).

Además, los herejes prescriben la observancia de determinados días y tiempos, tal vez en relación con la adoración de los «elementos del mundo». Quizás habían dividido supersticiosamente los días en saludables y funestos, como hacen muchos incluso hoy día; porque la superstición no se extingue. La presunción de los herejes radica especialmente en que «juzgan» a los miembros de la comunidad que no comparten sus opiniones. El hereje siempre actúa con arrogancia.

17 Estas cosas son sombra de las futuras; pero el cuerpo pertenece a Cristo.

Todo lo que es pasajero y transitorio, como la comida y la bebida, no es lo futuro, lo que ha de suceder más tarde. Para Pablo, lo venidero por antonomasia es Cristo (cf. 3,9). A él pertenece también el cuerpo del cristiano (cf. 1Co_6:15), en cambio la comida y la bebida están solamente destinadas a la alimentación del hombre (1Co_6:13), pero no tienen ningún significado para la salvación venidera. Lo mismo puede aplicarse a los días y tiempos que los herejes relacionan supersticiosamente con la salvación o la desgracia del hombre. «Estas cosas son sombra», no son la realidad de la salvación que está vinculada por completo a Cristo.

b) Carácter mistérico del culto practicado por los herejes (1Co_2:18).

18 Que nadie os anule el premio apelando a la mortificación y al culto a los ángeles, intentando penetrar en las cosas que cree haber visto, tontamente hinchado por el pensamiento de lo que realiza en su carne,...

Pablo se limita nuevamente a algunas indicaciones sobre las opiniones de los herejes. Pero de ellas se puede deducir que se trata de una clase de culto mistérico, que entonces estaba muy difundido en las formas más diversas. Los adictos a esta herejía estaban iniciados en este culto mistérico y creían que con él se alcanzaban superiores conocimientos sobre los seres y cosas celestiales. No cabe duda de que en la modalidad colosense era muy importante la consigna de la «mortificación», sin que lleguemos a conocer con precisión a qué se hacía referencia con esta palabra. También ocupaba una posición relevante un exagerado y singular «culto a los ángeles», en el que se supone que se tributaba a los ángeles un honor más alto que a Cristo. Los herejes se remitían, como pasa con frecuencia en tales casos, a supuestas visiones, en las cuales habrían adquirido el conocimiento superior.

El Apóstol no aprueba estas opiniones; solamente ve en ellas una hinchazón provocada por el pensamiento de lo que el hereje realiza en su carne (la «mortificación»). Esta soberbia no quiere contentarse con el evangelio usual. El Evangelio no es una doctrina oculta, antes bien es proclamada al mundo en público: «Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a plena luz; lo que escucháis al oído, proclamadlo desde las terrazas» (Mat_10:27). Y además es un asunto que se ha de tratar todos los días, en ellos se ha de acreditar, especialmente en el servicio al prójimo. No puede ser confiado a los visionarios, estetas, fanáticos esotéricos o gente parecida.

c) Separados de la «cabezas (Mat_2:19).

19 ... y no asiéndose a la cabeza, de la cual todo el cuerpo, bien provisto y unido de articulaciones y ligamentos, obtiene el crecimiento de Dios.

La doctrina del Evangelio nos enseña que la salvación proviene única y exclusivamente de Cristo. Esto lo niegan los herejes de Colosas, porque hacen depender la salvación del hombre de prácticas ilusorias. No se asen a la «cabeza», Cristo, que es el único del que fluyen al cuerpo de la Iglesia, las fuerzas celestiales que causan el crecimiento 41. Todo el cuerpo lo provee Cristo. Por eso, no es necesario buscar otros manantiales de fuerzas salvadoras que en realidad no existen o, en caso de existir, viven por Cristo, como los ángeles.

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41.Cf. también Eph_2:21; Eph_4:16; Eph_5:29.

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d) «Ordenanzas» de los herejes (Eph_2:20-21).

20 Si con Cristo habéis muerto a los elementos del mundo, ¿cómo es que, cual si vivierais en este mundo, os dejáis imponer ordenanzas? 21 «No tomes, no gustes, no toques...»

Los herejes de Colosas imponen a sus seguidores ordenanzas minuciosas, reglas estrictas. Pablo nombra algunas de ellas, y se nota su tono irónico: «No tomes, no gustes, no toques...». Con estos verbos se alude claramente a determinados manjares (Eph_2:16a), pero además, en general, a una relación mágica o supersticiosa con determinadas materias («no toques...»), quizá también en el terreno de la sexualidad. Se supone que en tales contactos se temen «contaminaciones» o influencias y «hechicerías» demónicas.

Para el cristiano, el mundo está libre de ídolos y magias, porque lo ve tal como es en realidad: creación de Dios, en la cual no hay nada impuro. «Y vio Dios todas las cosas que había hecho; y eran en gran manera buenas» (Gen_1:31) 42. Además, todas las cosas fueron creadas por medio de Cristo y con miras a él, como el Apóstol advirtió ya a los colosenses (1,16). Cristo es Señor de todas las cosas. Pablo recuerda a los colosenses que en el bautismo «han muerto con Cristo a las elementos del mundos, de los cuales esperaban la salvación, cuando aún eran paganos. Ahora su Señor y Salvador sólo es Cristo, en el cual reside substancialmente toda la plenitud de la divinidad. Si ahora se dejan imponer las «ordenanzas» de los herejes, vuelven al terreno del que se han apartado en su bautismo. Dejan entrar de nuevo al paganismo por la puerta trasera, y así frustran el Evangelio y niegan la fuerza del bautismo.

El Evangelio atribuye al mundo un carácter profano, porque Dios y el mundo no pueden mezclarse.

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42.Cf. también Sir_39:16.21.33; Psa_104:24-30,

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e) Sólo son preceptos de los hombres (Psa_2:22-23).

22a Todas estas cosas están destinadas a la destrucción por el uso.

Los dones de la creación no son de naturaleza demónica; no son sospechosos, sino buenos, y están a disposición del hombre: «Ved que os he dado todas las hierbas que producen simiente sobre la faz de la tierra, y todos los árboles que producen simiente de su especie, para que os sirvan de alimento» (Gen_1:29). «¿No comprendéis que nada de lo externo que entra en el hombre puede contaminarlo, porque no entra en el interior de su corazón, sino que pasa al vientre y luego va a parar a la cloaca?:* (Mar_7:18 s). Así es de sobrio el pensamiento de Jesús, y con la misma sobriedad debe pensar también el cristiano.

22b Son preceptos y enseñanzas de los hombres. 23 Tales cosas, sin valor alguno, poseen cierta apariencia de sabiduría por lo que tienen de piedad afectada de mortificación y de represión del cuerpo, pero miran a la satisfacción de la carne.

Los preceptos y enseñanzas de los herejes, aunque sin valor alguno, quieren pasar por singular sabiduría -los herejes creen que siguen la verdadera pista de los enigmas del universo-, y sobre todo, difunden alrededor de sí el olor de una gran piedad. Tanto ellos como sus secuaces, practicaban evidentemente una exagerada mortificación en lo que concierne al cuerpo, y esto siempre causa la impresión de una gran piedad 43. De este modo, la herejía resultaba más seductora para determinada gente de Colosas. Pero al Apóstol no le impresiona. Al contrario, designa las opiniones y reglas de los herejes como preceptos y enseñanzas de hombres a quienes falta toda clase de autoridad divina semejante a la que el Apóstol puede reivindicar para sus instrucciones. Por eso, los preceptos y enseñanzas de los herejes son cosas sin valor alguno y, al fin y al cabo, se apoyan en una piadosa ilusión; porque en realidad solamente «miran a la satisfacción de la carne», es decir, de la tendencia terrena y pagana. No tienen nada que ver con el Evangelio.

Hay una gran diferencia entre piedad y piedad auténtica, y la ilusión religiosa también es un peligro permanente del cristianismo. Aunque la herejía, tal como se mostró antiguamente en Colosas en el Asia Menor, pertenezca al tiempo pasado, sin embargo, contiene los elementos que en una u otra forma pueden aparecer siempre en el cristianismo, y pueden poner en peligro la verdad del Evangelio. Tiene una importancia permanente para la Iglesia lo que el Apóstol escribe sobre esta herejía y el combate que traba contra ella. Pablo dirige resueltamente la mirada de la Iglesia hacia Cristo, que es el único Salvador y la única esperanza del mundo.

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43. Compárese también la manera cómo Jesús caracteriza la piedad farisaica en Mt 23 y 1Co_13:3 : «Y si entrego mi cuerpo a las llamas, pero no tengo caridad, de nada me sirve».



Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Preocupación de Pablo por la fe de los colosenses, 2:1-15.
1 Pues quiero que sepáis qué lucha sostengo por vosotros y por los de Laodicea y por cuantos no han visto mi rostro en carne, 2 para que sean confortados sus corazones y, estrechamente unidos en la caridad, alcancen todas las riquezas de la plena inteligencia y conozcan el misterio de Dios, que es Cristo, 3 en el que se hallan escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia 4 Esto os digo para que nadie os engañe con argumentos capciosos; 5 pues aunque estoy ausente en la carne, en el espíritu estoy en medio de vosotros, alegrándome de vuestro buen concierto y de la firmeza de vuestra fe en Cristo. 6 Pues como habéis recibido al Señor Cristo Jesús, andad en El, 7 arraigados y fundados en El, corroborados por la fe, según la doctrina que habéis recibido, abundando en acción de gracias. 8 Mirad que nadie os engañe con filosofías falaces y vanas, fundadas en tradiciones humanas, en los elementos del mundo y no en Cristo. 9 Pues en El habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente, 10 y estáis llenos en El, que es la cabeza de todo principado y potestad. 11 En El fuisteis circuncidados con una circuncisión no de mano de hombre, con la eliminación del cuerpo carnal, con la circuncisión de Cristo. 12 Con El fuisteis sepultados en el bautismo y en El asimismo fuisteis resucitados por la fe en el poder de Dios, que le resucitó de entre los muertos. 13 Y a vosotros, que muertos estabais por vuestros delitos y por el prepucio de vuestra carne, os vivificó con El, perdonándoos todos vuestros delitos, 14 borrando el acta de los decretos que nos era contraria, que era contra nosotros, quitándola de en medio y clavándola en la cruz; 15 y despojando a los principados y a las potestades, los sacó valientemente a la vergüenza, triunfando de ellos en la cruz.

En íntima conexión con lo que acaba de escribir sobre su misión para predicar el misterio de Cristo, Pablo habla ahora de su inquietud por la fe de los colosenses y laodicenses, bien instruidos por Epafras, pero que se hallan en peligro de ser seducidos por las doctrinas falaces y vanas (v.8) de falsos maestros.
Les da cuenta primeramente del vivo interés que tiene por ellos y de cómo lucha y se esfuerza, a fin de que sean confortados sus corazones y, estrechamente unidos por la caridad, alcancen plena inteligencia del misterio de Cristo, fuera del cual no hay más que ignorancia y oscuridad intelectual (v.1-3). De esta preocupación que sentía por la suerte de las diversas comunidades cristianas ya habló con términos ardientes en 2Co_11:28-29; aquí concreta esa preocupación en colosenses y laodicenses, quienes no le conocían personalmente (v.1; cf. 1:7), pero no por eso sentía por ellos menos preocupación que por las iglesias fundadas directamente por él. Extraña un poco la expresión misterio de Dios (v.2), en lugar de la fórmula más corriente misterio de Cristo o simplemente misterio (cf. 1:26; Efe_1:9; Efe_3:4). Pero Pablo no está obligado a usar siempre la misma fórmula. Por lo demás, al decir misterio de Dios, que es Cristo, la cosa queda suficientemente clara. Ese en el cual (?? ? ) del ? .3 puede referirse bien a Cristo, que es el sustantivo más inmediato, bien a misterio, como parece más probable, aludiendo a los tesoros de sabiduría y ciencia esgrimidos por Dios Padre en la concepción y realización del misterio de Cristo (cf. Rom_11:33). En realidad, la idea apenas cambia, pues la esencia del misterio está condensada en Cristo (cf. 1:27), que es sabiduría de Dios (cf. 1Co_1:24.30) y fuente de inagotables riquezas para nosotros (cf. Efe_3:8). Lo que San Pablo quiere hacer resaltar es que fuera de Cristo, centro y eje del plan divino de salud, no es necesario ir a buscar nada, pues ahí se hallan contenidos todos los tesoros de sabiduría y de ciencia con que orientar debidamente nuestra vida religiosa y moral.
Hecha esta introducción, alude ya directamente a los adversarios, cuyas doctrinas califica de argumentos capciosos (v.4). Alaba el buen concierto y firmeza en la fe de los colosenses, arraigados y fundados en Cristo, a manera de árboles o de edificios, dos metáforas muy usadas por San Pablo (v.5-7; cf. 1Co_3:9-11; Efe_2:20-22; 1Co_3:17), para prevenirles luego de las filosofías falaces y vanas, fundadas en tradiciones humanas, en los elementos del mundo y no en Cristo, con que tratan de engañarles (v.8). Es probable que ese término filosofía, que parece estar insinuando alto conocimiento y sabiduría, fuera el empleado corrientemente por los judaizantes de Colosas para designar sus doctrinas, con lo que más fácilmente creían poder influir sobre la buena fe de los colosenses. San Pablo califica esas doctrinas de tradiciones humanas (????????? ??? ???????? ) y elementos del mundo (???????? ??? ?????? ). No es difícil entender lo de tradiciones humanas, es decir, sin el respaldo de la luz de la revelación por parte de Dios; pero ¿qué quiere significar el Apóstol con la expresión elementos del mundo? Se ha discutido mucho sobre esto. La misma expresión vuelve a usar luego en el v.20, y ya antes en Gal_4:3. Como ya explicamos en la introducción a la carta, lo más probable es que se aluda a las potencias o espíritus angélicos, a los que tanta importancia atribuían los judaizantes de Golosas, considerándolos como animadores y rectores de las fuerzas cósmicas y en especial de los astros, cuyo curso regulaba los tiempos sagrados de los judíos, con sus fiestas anuales y neomenias y sábados. San Pablo no especifica qué admita y qué no admita él de todo eso. Ciertamente admite la existencia y actividad, buena y mala, de los espíritus celestes (cf. 1:16; 2:15; Gál_3:19; Efe_1:21; Efe_2:2; Efe_3:10; Efe_6:12), y eso le basta para poder llevar la lucha al terreno de sus adversarios, diciéndoles que una doctrina fundada en eso y no en Cristo es una filosofía falaz y vana; pues conduce a negar la posición predominante y única de Cristo, como cabeza de todos los seres creados y redimidos.
Es en Cristo, y solamente en Cristo, donde habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente (??? ?? ??????? ??? 3??????? ????????? ), y de El están llenos (???????????? ) los colosenses, y El es la cabeza (? ?????? ) de toda potencia angélica (v.q-10). Con estas tres afirmaciones trata San Pablo de deshacer la filosofía falaz de los judaizantes de Colosas. Primeramente, respecto de Cristo: en El habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente. Ha sido corriente interpretar esta frase, como si el Apóstol estuviese refiriéndose a que en Cristo se hallan la totalidad de perfecciones y atributos propios de la naturaleza divina, y se hallan corporalmente, es decir, de manera real y entitiva, como interpretan unos, o habitando en un cuerpo, como interpretan otros. Sin embargo, más bien creemos que también aquí, como en 1:19, el término plenitud (??????? ) alude al cosmos o mundo universo lleno de Dios, que está recapitulado en Cristo (cf. Efe_1:10), donde habita como en un cuerpo. San Pablo trataría de hacer resaltar que todo el cosmos, sin excluir las potencias angélicas, está colocado en Cristo, a fin de reducirlo a la unidad y a la armonía. De esta primera afirmación serían ya consecuencia las dos siguientes: puesto que los cristianos, por su incorporación a Cristo, están llenos de El, participando de la plenitud de la vida divina de su Señor (cf. Efe_2:13-22; Efe_3:19), y Cristo es la cabeza o jefe nato de todas las potencias angélicas, sigúese que no necesitan ir a buscar nada en ellas. La salvación del mundo proviene solamente de Cristo; otorgar a los elementos del mundo una misión salvadora, es menoscabar gravemente la posición única de Cristo.
A continuación, afirmada ya la primacía de Cristo y nuestra incorporación a El, el Apóstol describe con más detalle cómo se ha realizado esa incorporación (v.11-15). Dice primeramente, pensando quizás en que los judaizantes de Colosas exigían la circuncisión, que los cristianos no necesitamos el rito de la circuncisión material, pues tenemos otra más perfecta: eliminación del cuerpo carnal, circuncisión de Cristo (v.11). Cuál sea esta circuncisión de Cristo lo explica en el v.12, con evidente alusión al rito del bautismo. Es en el bautismo donde resucitamos a nueva vida, despojándonos 110 de un pequeño trozo de piel, como en la circuncisión mosaica, sino del cuerpo carnal o cuerpo del pecado u hombre viejo, que de todas estas maneras llama San Pablo al hombre viciado por el pecado y esclavo de la concupiscencia (cf. 3:9; Rom_6:3-11; Efe_4:22). Luego, en los v.13-15, sigue insistiendo en la misma idea de cómo se efectuó nuestra incorporación a Cristo; pero lo hace en forma más dramática. Dice que la condonación de nuestros delitos y resurrección a nueva vida (v.13), la hizo Dios borrando el acta (????? -?????? ) que nos era contraria y clavándola en la cruz (v.14). Evidentemente, es una alusión a la pasión y muerte de Cristo, causa de nuestra salud (cf. Rom_3:24-25). Pero ¿de qué acta se trata? Hay autores que suponen aquí la misma metáfora que cuando se habla del libro de la vida (cf. Flp_4:3), y se aludiría a esa especie de acta o registro en que se supondrían anotadas nuestras deudas con Dios y que habría sido clavado, y anulado, en la cruz de Jesús, al igual que lo eran las culpas de un ajusticiado, anotadas en el letrero de su cruz (cf. Jua_19:19-22). Sin embargo, lo más probable, conforme interpreta la mayoría de los autores, es que se aluda a la Ley mosaica, documento escrito contrario a nosotros, pues al prohibir el pecado sin dar fuerzas para evitarlo lo hacía abundar más, manteniéndonos en esclavitud y llevándonos a la muerte (cf. Rom_5:20; Jua_7:5-13; 2Co_3:5; Gal_5:1). Esta sentencia de muerte que pesaba sobre nosotros, quedó anulada con la muerte de Cristo, a quien Dios hizo pecado y maldito y sujeto a la Ley, para de ese modo destruir en su persona el documento que nos condenaba (cf. 2Co_5:21; Gal_3:13; Gal_4:4). San Pablo, hablando en forma dramática, contempla a Dios clavando en la cruz victoriosa el documento, como indicando que queda abrogado, junto con todas sus exigencias. Y continuando en la misma forma dramática, aunque cambiando de imagen, contempla asimismo a las potencias angélicas o poderes supraterrenos, de que tanto hablaban los judaizantes de Colosas, como formando parte, en concepto de capitanes enemigos derrotados, del cortejo triunfal de Dios con la cruz como trofeo principal (v.15). Se ha discutido si San Pablo, bajo los términos principados y potestades, está aludiendo sólo a los ángeles malos o también a los buenos, los cuales, por haber sido mediadores de la Ley mosaica y considerados como guardianes de su régimen de prescripciones (cf. Gal_3:19), eran venerados con culto supersticioso por muchos, y ahora, abolida la Ley, perdían la razón de ser de su culto. Más bien creemos que alude sólo a los ángeles o espíritus malos, como en Efe_6:12, pues es difícil concebir que de los ángeles buenos diga que Dios los despoja., saca a la vergüenza., triunfa de ellos.

El falso ascetismo que quieren imponerles,Efe_2:16-23.
16 Que ninguno, pues, os juzgue por la comida o la bebida, por las fiestas, los novilunios o los sábados, 17 sombra de lo futuro, cuyo cuerpo es Cristo. 18 Que nadie con afectada humildad o con el culto de los ángeles os prive del premio, haciendo alarde de visiones, hinchándose sin fundamento de su inteligencia carnal, 19 y no asiéndose a la cabeza, por la cual el cuerpo entero, alimentado y trabado por las coyunturas y ligamentos, crece con crecimiento divino. 20 Pues si con Cristo estáis muertos a los elementos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os dejáis subyugar? 21 No cojas, no gustes, no toques. 22 Todos éstos, ¿no son preceptos y enseñanzas humanas de cosas que con el uso se consumen? 23 Son preceptos que implican cierta especie de sabiduría, de afectada piedad, humildad y severidad con el cuerpo, pero sin valor alguno, si no es para satisfacción de la carne.

Es consecuencia de lo anterior. Los colosenses, que deben su salvación a Cristo (cf. v.9-15), no tienen por qué someterse a observancias religiosas y prácticas ascéticas, que están separadas de Cristo y consiguientemente no tienen valor alguno.
Estas observaciones prácticas ascéticas las concreta San Pablo en tres puntos: observancia de determinadas fiestas, abstención de ciertos alimentos y culto a los ángeles (v. 16.18.21). Tales parece que eran las principales prácticas que trataban de exigir a los colosenses los agitadores judaizantes cuyas doctrinas ataca San Pablo. Respecto de fiestas y de alimentos, cosas bastante detalladas en la Ley mosaica (cf. Lev_10:9; Lev_11:1-47; Num_6:3; Num_28:1-26; Ose_2:13) y que ocasionaron no pocas dificultades en la iglesia primitiva (cf, Hec_10:14-15; Hec_15:19-21), San Pablo dice (v.17) que todo eso era sombra de lo futuro, cuyo cuerpo es Cristo (???? ??? ????????? , ?? ?? ???? ??? ??????? ). La comparación entre sombra y cuerpo no puede ser más expresiva. La Ley mosaica, con todas sus prescripciones, no era más que una sombra que estaba señalando la presencia de un cuerpo, que contenía la razón de su existencia; o, dicho de otra manera, era simplemente para preparar el nuevo orden de cosas que iba a establecer Cristo, sin que tuviera otra solidez que la que recibía de Cristo, que era la realidad, perdiendo esa razón de ser una vez venido éste (cf. Heb 9:9-10:1-9). Por lo que respecta al culto a los ángeles, cosa en que parece insistían mucho los agitadores de Colosas, San Pablo dice a los fieles que no les engañen con afectada humildad., haciendo alarde de visiones, hinchándose sin fundamento de su inteligencia carnal (v.18). Son tres expresiones bastante enigmáticas 292* con que el Apóstol refleja el proceder de esos agitadores. Parece ser, en efecto, que ese culto a los ángeles lo fundaban en que los seres humanos somos demasiado poca cosa para acercarnos directamente a Dios, y necesitamos de seres intermedios; ello parecía ser humildad, pero en realidad no era sino fruto de una inteligencia carnal, que andaba buscando tales explicaciones y alardeaba de ilusorias visiones. Se creían elevados a sublime sabiduría, pero se hallaban en un crasísimo error, pues no se preocupaban de Cristo, el único Mediador y Cabeza, del cual todo el cuerpo recibe vida, cohesión y crecimiento (v.19; cf. 1:18; Efe_4:15-16). Notemos las expresiones coyunturas y ligamentos, que indican que Pablo, al dar a Cristo el título de cabeza, está en terreno fisiológico y piensa en categorías orgánicas.
En los V.20-23 insiste el Apóstol en las mismas ideas, recordando a los colosenses que, si han muerto con Cristo a los elementos del mundo en el bautismo (v.20; cf. v.8-15), no tienen por qué sujetarse a esas restricciones que ahora tratan de imponerles. Las expresiones no cojas, no gustes, no toques (v.21), como suponiendo que en tales contactos había peligro de contaminaciones o influjos supra-terrenos, parece que están recogidas, no sin cierta ironía, del lenguaje de los judaizantes. Los v.22-23, en cambio, serían una reflexión del Apóstol apostillando esos preceptos y diciendo que son preceptos humanos sobre cosas creadas por Dios para el ser humano y ser consumidas con el uso (v.21; cf. Rom_14:17; 1Co_6:13); no tienen valor alguno, y aunque implican cierta especie de sabiduría, sólo sirven para complacer en su vanagloria al hombre carnal (v.22; cf. v.18). Con todas esas prescripciones, mezcla de elementos judíos y paganos, el mensaje cristiano era despojado de sus características y de su fuerza.

Comentario de Santo Toms de Aquino


Lección 2: Colossenses 2,5-10
Les enseña que hay que perseverar para aprovechar en el bien, y los pone sobre aviso para guardarse de las falacias de los sofistas y bachillerías de los filósofos.Traducción:5 Pues aunque con el cuerpo estoy ausente, no obstante, con el espíritu estoy con vosotros, holgándome de ver vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo.6 Ya, pues, que habéis recibido por Señor a Jesucristo, 7 seguid sus pasos, unidos a El como a vuestra raíz, y edificados sobre El corrió sobre vuestro fundamento, y confirmados en la fe que se os ha enseñado, creciendo más y más en ella con acciones de gracias.8 Estad sobre aviso para que nadie os seduzca por medio de una filosofía inútil y falaz, y con vanas sutilezas, fundadas sobre la tradición de los hombres, según los elementos del mundo, y no conforme a Jesucristo;9 porque en El habita toda la plenitud de la Divinidad corporalmente, esto es, real y substancialmente,10 y lo tenéis todo en El, que es la cabeza de todo principado y potestad.Arriba los puso sobre aviso no fuesen a perder su fe con discursos falaces; aquí pone el por qué de esa advertencia, es a saber, los bienes que tenían y no debían perder, sino aprovechar en ellos. Refréscales la memoria de los bienes que tienen y les señala el modo de aprovecharse de ellos. Cuanto a lo primero les indica que le son conocidos sus bienes y cuáles son. Dice pues: "porque aunque ausente"; como si dijera: porque aunque no os hubiese predicado ni visto por vista de ojos lo que hacéis, con todo, con el espíritu estoy con vosotros, Colgándome con el afecto de vuestros bienes (I Co. V; Pr. X). Y esto porque se lo revelaba el Espíritu Santo; por eso dice: "pues aunque con el cuerpo estoy ausente, con todo, con el espíritu estoy con vosotros" (4 R V), "holgándome", digo, "de ver vuestro buen orden", esto es, vuestra ordenada manera de proceder (I Co. 15; Jue V), "y la firmeza de vuestra fe" (I Ti 2) "en Cristo" (Ef. 3); porque la Iglesia es un edificio espiritual, "sobre quien (Jesucristo) trabado todo el edificio se aba para ser un templo santo del Señor" (Ef. 2, 21).Que un edificio bueno ha de tener buenos cimientos (aquí es la fe) y una estructura bien trabada y construida. Por eso puso estas dos cosas.Luego los amonesta a que guarden esos bienes, primero para aprovechar, segundo para perseverar, tercero para dar gracias. Dice pues: "ya que habéis recibido a Jesucristo por Señor", no echando por sendas desviadas, "seguid sus pasos", "aplicándoos a lo bueno" (Ro. 12, 9). La Iglesia se compara unas veces a un edificio espiritual (I Co. 3), otras a un árbol, porque da fruto. Y hay en ambas comparaciones la misma correspondencia de cimiento a casa, y de raíz a árbol, porque la firmeza en ambas estriba en la raíz y fundamento, que es Cristo (Is. XI; I Co. 3). Por eso dice: "arraigados", como buenos ramos, "y edificados sobre El como sobre vuestro fundamento, y confirmados", como buenas piedras, esto es, si perseveráis "en su fe" (I P V); "como lo habéis aprendido", es a saber, en la verdadera fe (Ga. I); "creciendo más y más en ella con acciones de gracias", esto es, sin cansaros de dar gracias (I Tes. V; 2 Mac. I).Luego los amonesta: "estad sobre aviso", para que nadie los seduzca con el anzuelo de una vana sabiduría; y primero pone la amonestación, después la razón. Cuanto a lo primero los enseña a evitar lo que puede engañarlos y por qué los engaña. De 2 modos puede uno engañarse con la sabiduría del siglo: unas veces por principios reales filosóficos, y otras por razones sofísticas; y de ambos les enseña a precaverse. De donde dice: "que ninguno os engañe", esto es, por medio de: enseñanzas filosóficas (Is. 47); pues muchos, engañados por la filosofía, se apartaron de la fe. "Necio se hizo todo hombre con su ciencia" (Jer 10, 14). Cuanto a lo segundo dice: "y falacia inútil", que no se funda sino en un aparente rodeo de palabras. "Nadie os engañe con palabras vanas" (Ef. V, 6). Pero ¿os engañe cómo? Porque el que engaña es menester tenga algo aparente y algo no existente; por eso primero pone el principio de la apariencia y luego la falta de la existencia. El principio de la apariencia es doble, esto es, la autoridad de los filósofos y la invención de la razón; quiere decir, cuanto a lo primero: "con vanas sutilezas, fundadas sobre la tradición de los hombres", según lo que algunos enseñaron con propias razones; y cuanto a lo segundo, es a saber, cuando alguno quiere aplicar como norma, en materia de fe, los principios de las cosas, y no la sabiduría divina, escollo en que muchos tropiezan. Por eso dice: "según los elementos del mundo". "Ni considerando las obras, reconocieron al artífice de ellas" (Sb. 13, I). Que cuanto la causa es más alta, otro tanto es superior su efecto. De donde engáñase quien quisiese considerar los efectos superiores a tenor de las causas inferiores; como quien considerase el movimiento del agua, según la virtud del agua, no podría saber la causa del reflujo del mar; no así si lo considerase según la virtud o poder de la luna. Por consiguiente, con tanta mayor razón se engaña quien considera los propios efectos de Dios según los elementos del mundo. Y ésta es la causa de la apariencia. Mas ¿por ventura han de rechazarse siempre las tradiciones y razones de los hombres? Respondo: no, sino cuando la razón física se gobierna por ellas, y no por Cristo. Como dice abajo: "y no estando unido con la cabeza que es Jesucristo, de la cual todo el cuerpo alimentado y organizado por medio de los nervios y ¡unturas va creciendo con el aumento que es de Dios". O puede explicarse según los elementos del mundo, ajusfando la verdad de la fe a medida de la verdad de las criaturas; o dice esto por los idólatras, adoradores de ídolos, que llamaban al cielo Júpiter; o según los Judíos, de manera que el sentido sea éste: "por medio de la filosofía", esto es, por razón de los que quieren arrastrarnos a las observancias legales, según los elementos del mundo, esto es, según las observancias corporales (Ga. 4). Pero es mejor la primera exposición.Da luego razón de lo antedicho al decir: "porque en El habita toda la plenitud de la Divinidad corporalmen-te". Lo que no se ajusta y concuerda con Cristo habrá que darlo de mano. Pero ¿tanto monta Cristo que por amor suyo haya de desecharse todo? Responde que sí y lo demuestra de 3 maneras, comparándolo respectivamente con Dios, con los fieles, con los ángeles. Dice pues: la razón de dar de mano a lo que va contra El es por ser Dios. Luego más hemos de estar de parte de Cristo que de todos, "porque en El habita toda la plenitud de la Divinidad". Dios está en todas las cosas, pero en algunas por participación de semejanza de su bondad, como en la piedra y cosas parecidas, que no son Dios, mas tienen algo de Dios; no la substancia divina, sino una semejanza de su bondad. Por tanto no habita en ellas la plenitud de la divinidad porque no está allí substancialmente. Asimismo por su operación está en las almas santas, que se allegan a Dios por el amor y el conocimiento; de donde se sigue que está en ellas por gracia, mas no corporalmente, sino según el efecto de la gracia; ni tampoco en plenitud, sino según determinados efectos. En Cristo en cambio está corporalmente, lo cual se explica de triple modo, porque el cuerpo se opone a la sombra, como dice abajo; así que la habitación de Dios, según esta oposición, será umbrátil o corporal, esto es, real.Del primer modo habitaba en la antigua ley, pero en Cristo corporalmente, esto es, en realidad y según la verdad. Del segundo modo en los santos, cuyas almas le servían de habitación, pero no sus cuerpos, "que bien conozco que nada de bueno hay en mí; quiero decir, en mj carne" (Ro. 7, 18); pero en Cristo mora la divinidad corporalmente; porque la inhabitación de Dios en sus santos es por la operación, esto es, por el conocimiento y el amor, que sólo cabe en la mente racional; pero en Cristo por la asunción o elevación del hombre a la unidad de persona; de donde todo lo que pertenece al hombre está habitado por Dios; por consiguiente la carne y la mente, porque ambos están unidos .al Verbo (Jn. I). El tercer modo se explica por la triple manera como está Dios en las cosas. Una es común, por esencia, presencia y potencia; otra por la gracia en sus santos; la tercera, singular en Cristo, por la unión.El cuerpo tiene 3 dimensiones, y según ellas sobreabunda en Cristo la plenitud de la divinidad; por eso se dice estar en El corporalmente. Y el primer modo es una como longitud, porque a todo se extiende; asimismo la latitud, por medio de la caridad; también la profundidad, que nadie la da cabo, por incomprensible. Pero aquí es donde Nestorio desvaría, diciendo que el Verbo tuvo en la carne su habitación, por haberse hecho la unión sólo por inhabitación. Mas el Apóstol dice lo contrario: "se anonadó a Sí mismo" (Fil. 2). Y anonadarse no es el habitar a un hombre sino el hacerse hombre; y añade: "hecho semejante a los hombres, y reducido a la condición de hombre". Por eso Cristo se dice habitable, no como si fuese uno el que habita y otro el inhabitado, sino uno mismo el hombre y Dios, en quien habita la plenitud de la divinidad.Demuestra lo mismo comparándolo con otros, al decir: "y lo tenéis todo en El"; como si dijera: todo lo habéis recibido "de su plenitud" (Jn. I). Dicen los Platónicos que los dones divinos llegan a los hombres por medio de las substancias separadas; aserción verdadera, aun según Dionisio, pero con la particularidad en nuestro caso de que eso es inmediatamente por medio de Aquel que llena a los Angeles: "El Hijo Unigénito, existente en el seno del Padre, El mismo en persona es quien le ha hecho conocer a los hombres" (Jn. I; He. 2). Por eso dice: "que es la cabeza de todo principado y potestad", por cuanto es rey y Señor de ellos; no por conformidad de naturaleza, porque así es cabeza de los hombres. Y toca estos órdenes angélicos, que parecen tener cierta preeminencia.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



18 (C) Aplicación y transición (2,1-5). 1. quiero que sepáis: Esta enérgica afirmación inicia la transición hacia una confrontación directa con el error colosense (cf. formulacio(-)nes parecidas: Rom 11,25; 1 Cor 10,1; 11,3; 1 Tes 4,13). Esta sección repite los temas del amor (cf. 1,4.10); la sabiduría, la inteligencia y el conocimiento (cf. 1,9); Cristo como misterio de Dios; el gozo del apóstol (1,24); y la fe de la comunidad (1,4.23).
19 (IV) La vida en el cuerpo de Cristo en teoría (2,6-3,4). La principal enseñanza cristológica de la carta (2,6-15) va seguida por la refutación de la falsa doctrina de Colosas (2,16-23). Tras una transición (w. 6-8) que ex(-)horta a la comunidad a mantenerse firme en la enseñanza recibida, y le advierte del peligro del error, la sección cristológica desarrolla los temas del himno (la plenitud de la divinidad habita en Cristo; Cristo como cabeza) y alcan(-)za su punto culminante en los w. 11-15 con la enseñanza sobre el bautismo, gran parte de la cual está sacada de material bautismal tradi(-)cional (Schille, Cannon, Lohse, Kasemann). En el encontronazo con los adversarios en los w. 16-23, lemas, reglas y prácticas de éstos se entretejen con la respuesta que les da el autor.
20 (A) La tradición de Cristo Jesús (2,6-15). 6. así pues: La partícula oun marca la transición, lo mismo que en 2,16; 3,1.5.12. ya que habéis recibido a Cristo Jesús, el Señor: el vb. paralambanô es un término técnico que se aplica a la recepción de una tradición, y la elección de esta palabra en este punto resulta significativa. Sigue la sección sobre el minis(-)terio de Pablo, que establece la autoridad de la cual han recibido la tradición. Además, el contenido de dicha tradición es Cristo Jesús el Señor, en contraste con la tradición humana de los adversarios (2,8). vivid en él: El resulta(-)do de recibir la tradición es práctico: los cre(-)yentes «caminarán», es decir, manifestarán en su conducta, la íntima unión descrita como estar «en Cristo» (--> 10 supra). 8. estad alerta: A la comunidad se le advierte en este momen(-)to del peligro, y a los adversarios se les des(-)cribe con un vb. raro, sylagôgeô, como perso(-)nas que «capturan» a los miembros de la comunidad y «se los llevan como botín», ele(-)mentos del universo: El significado de stoicheia tou kosmou es muy discutido; véase el comentario a Gál 4,3. En el sincretismo hele(-)nístico, esta expresión hacía referencia a espí(-)ritus concebidos como poderes personales, y éste debía de ser uno de los rasgos del error colosense. Estos «elementos» eran considera(-)dos poderes angélicos que realizaban alguna función de mediación entre Dios y el mundo y que tenían algún control sobre el orden cós(-)mico (Lohse, Commentary 96-98; A. J. Bandstra, The Law and the Elements of the World [Kampen 1964]). En Col, estos poderes se si(-)túan en contraposición a Cristo. 9-10. en él: Esta expresión se encuentra en posición enfá(-)tica, y así conecta con energía la proclama(-)ción con el contraste expresado inmediata(-)mente antes entre «los elementos» y Cristo. La misma expresión se repite varias veces en la enseñanza bautismal de los w. 11-15. la pleni(-)tud de la divinidad: Mientras que en el himno la plenitud quería habitar en Cristo, «pleni(-)tud» se explica aquí como plenitud divina, ha(-)béis sido colmados: En Rom 15,13 Pablo pide que la comunidad sea colmada (en el futuro). Aquí, lo que Pablo pedía en su oración se ha cumplido, cabeza: En el himno (1,18) Cristo es la cabeza del cuerpo, la Iglesia; aquí es la ca(-)beza de todo mando y potestad. Todos los es(-)píritus que la filosofía reverenciaba están so(-)metidos a Cristo. 11-15. Un dato admitido generalmente es que tras estos versículos subyace algún tipo de formulación litúrgica o hímnica (Lohse, Cannon, Schille, Martin, Gnilka, Kasemann). El tema es la participa(-)ción en la muerte y resurrección de Cristo por medio del bautismo. El v. 11 identifica bautis(-)mo con circuncisión, ecuación figurada que no se hace en ningún otro lugar del NT. La cir(-)cuncisión se utiliza en sentido figurado en el AT (Dt 10,16; Jr 4,4; Ez 44,7), en la LQ (1QS 5,5) y en el NT (Rom 2,28.29; Flp 3,3). La cir(-)cuncisión cristiana de la que habla el autor de Col no se hace con las manos; es un desnu(-)darse o un despojarse de la corporalidad hu(-)mana. Esta idea de «despojarse» puede aludir a prácticas de los cultos mistéricos en los cua(-)les las ropas de quien iba a ser iniciado se de(-)jaban a un lado durante el rito (Lohse). Una práctica parecida pudo formar parte del ritual bautismal (Gál 3,27 [véase el comentario co(-)rrespondiente]). 12. sepultados con él en el bautismo... resucitados con él por la fe: Véase el comentario a Rom 6,3-6. Mientras que en Rom 6,5 quienes han muerto con Cristo en el bautismo estarán en el futuro unidos con él en la resurrección, en Col esta resurrección ya ha tenido lugar. 13. y vosotros: Un cambio a la 2a pers. pl. dirige la proclamación cristológica a los miembros de la comunidad, describiendo el resultado de estar unidos con Cristo, el perdón de los pecados (1,14; cf. Hch 2,38, donde el per(-)dón de los pecados se conecta con el bautismo; véase también Mt 6,9-15 par.). 14. canceló el documento de nuestra deuda con sus cláusulas adversas a nosotros: El sujeto es Dios, que ha causado la unión con Cristo. Cheirographon, «nota manuscrita», no aparece en ningún otro lugar del NT. Introduce la imagen del deudor y el acreedor, utilizada frecuentemente en el AT y el NT para describir la relación entre Dios y los hombres. Tal vez sea una formulación tra(-)dicional (Lohse), y la frase «con sus cláusulas adversas a nosotros» tal vez sea una interrup(-)ción redaccional cuya finalidad sea centrar el significado de la fórmula concretamente en la situación colosense. Las cláusulas, los requeri(-)mientos de la filosofía, serán atacadas en los w. 16 y 20. 15. Las vigorosas imágenes de vic(-)toria de este versículo -despojamiento de prin(-)cipados y potestades, exposición de éstos en público espectáculo y marcha en cabeza de un desfile triunfal recuerdan la imagen bélica del peligro con que empezaba esta sección (v. 8), el de que la filosofía podía capturarlos y llevárse(-)los como botín.
21 (B) La tradición humana (2,16-23). De nuevo la partícula oun, «así pues», marca la transición a una nueva sección. 17. sombra de las cosas que han de venir, a saber, el cuerpo de Cristo: El criterio para juzgar en el v. 16, la observancia de reglas, es una sombra de lo ve(-)nidero, que es el criterio último para juzgar, a saber, la pertenencia al cuerpo de Cristo (cf. 1 Cor 13,10). Esto se va intensificando hasta el v. 19, donde se acusa a los adversarios de no aga(-)rrarse a la cabeza. (El uso explicativo de la partícula de tiene paralelos en Rom 3,22; 9,30; Flp 2,8). La segunda mitad de este versículo se suele traducir «pero la sustancia (sôma) perte(-)nece a Cristo». El versículo se interpreta como un ejemplo del contraste entre sombra y sus(-)tancia, bien documentado en los escritos filo(-)sóficos helenísticos. Tal vez se juegue aquí con este contraste, pero, puesto que el cuerpo de Cristo es un tema importante de la carta, el significado principal del versículo se debe bus(-)car en el desarrollo de ese tema (Láhnemann, Kolosserbrief 135-37). Se trata, pues, de una vi(-)gorosa afirmación escatológica acerca de la comunidad, afirmación que posteriormente se explica con más detalle en 2,19, donde se ha(-)bla del crecimiento del cuerpo, y en 3,4, cuan(-)do se dice a los creyentes que aparecerán glo(-)riosos con Cristo (cf. Rom 5,14). 18. que nadie os condene, insistiendo en la humildad y en una religión de ángeles: En 3,12 «humildad» es una de las virtudes cristianas, pero aquí tiene algo que ver con las prácticas inaceptables de la fi(-)losofía. Lohse traduce la palabra por «disposi(-)ción a servir», señalando que se trata de una actitud cultual. También podría significar el ayuno o algún tipo de mortificación. La hu(-)mildad era una de las prácticas requeridas por los esenios (1QS 2,24; 3,8; 4,3; 5,3.25; N. Kehl, ZKT 91 [1969] 364-94). religión de ángeles: La cuestión planteada por este gen., «de ángeles», es si los adversarios creían o no unirse a los ángeles en el culto de la divinidad. La mayoría lo consideran un gen. objetivo y lo vinculan con la importancia de los seres celestiales en la falsa doctrina -los espíritus elementales, los principados y potestades-. Esto indicaría que los adeptos de esa filosofía daban culto a esos seres-. La expresión se toma en el presente trabajo como un gen. subjetivo que hace refe(-)rencia a la unión con los ángeles en el culto (véase F. O. Francis, «Humility and Angelic Worship in Col 2:18», Conflict at Colossae [--> 8 supra] 163-95). Existen pruebas de que en Qumrán se creía en jerarquías de ángeles que daban culto a Dios (véase C. Newsom, Songs of the Sabbath Sacrifice [HSS 27, Atlanta 1985]). Este versículo denuncia que los adver(-)sarios practicaban ciertas disciplinas con el fin de conseguir acceder al cielo para unirse al culto angélico (F. O. Francis, LTQ 2 [1967] 71-81; C. Rowland, JSNT 19 [1983] 73-83). 20-23. Las restricciones de la filosofía se contrastan con la libertad de los creyentes, que han sido liberados de la tradición humana de las reglas al morir con Cristo en el bautismo.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



el Remedio Para el Error: Cristo en Toda Su Plenitud

6, 7 Estos versículos ocupan un lugar central en la carta sirviendo como una clase de bisagra. Resu men lo que ya ha sido escrito y proveen la base de ataque contra las falsas doctrinas (8-23). Cristo Jesús, a quien los colosenses habían recibido como Señor cuando se convirtieron, es el Señor de la creación y de la redención (1:15-20), y está en el centro del misterio de Dios (1:27). Recibido es un término técnico que significa recibir una tradición y aquí indica que ellos han recibido tanto a la perso na como a la enseñanza autoritativa acerca de ella. La vida cristiana demanda que continúen como han comenzado y así los lectores son instados: andad (lit. caminad, cf. 1:10; Gál. 5:16) en él. Doctrina y conducta, teología y ética, van juntas. 7 Para animarlos en su desarrollo cristiano deben recordar que Dios los ha arraigado firmemente en Cristo, y que continúa edificándolos en él (cf. 1 Cor. 3:6-11) y fortaleciéndolos por la fe, habiendo sido enseñados (nótense los verbos pasivos). Dios ya está actuando poderosamente y, mientras vivan bajo el señorío de Cristo, deben estar abundando en acciones de gracias. Jesucristo es más que suficiente para encarar los peligros de la falsa doctrina. Ellos debían asegurarse que su forma de vivir y pensar se conformaría continuamente a su enseñanza.

8-15
Pablo anuncia aquí la primera de varias advertencias (8), y luego expone una explicación positiva de la obra de Dios en Cristo y de la unión de los colosenses con él en su muerte, sepultura y resurrección (vv. 9-15). 8 Los colosenses deben estar atentos a no ser arrastrados de la verdad a la esclavitud del error. Que nadie os lleve cautivos, que nadie os rapte, y el método que estos falsos maestros usarían es su clase de filosofía (ver la Introducción) que era seductiva y engañosa. Como tradición tenía la apariencia de dignidad, autoridad y revelación, pero Pablo rechaza cualquier sugerencia de origen divino: sencillamente es humano. La palabra gr. stoikeia (principios elementales) puede referirse a los principados y potestades, esas fuerzas personales y demoníacas que oprimen a hombres y mujeres. Lo peor de todo es que esta enseñanza se erige en oposición de Cristo. El legalismo de hoy, la justificación por obras o cualquier enseñanza que devalúe la obra salvífica de Cristo en la cruz, pueden ser usados por los poderes de las tinieblas para retener a hombres y mujeres en la esclavitud espiritual.

9, 10 Hay dos razones por las que esta filosofía se opone a Cristo. Primera, en Cristo habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y la falsa enseñanza no reconoce esto. El tema de la plenitud fue probablemente la consigna de los falsos maestros para describir al Dios eterno que podría ser alcanzado sólo por mediadores. En el pensamiento gnóstico tardío (basado en el conocimiento interior) Cristo se ve como el último de una línea de mediadores. Sin embargo, Pablo declara que toda la plenitud del ser divino o deidad se encarna directamente en Cristo y que esta encarnación es permanente. La expresión habita corporalmente (lo cual podría significar actualmente o en realidad concreta, como opuesto a una mera apariencia) puede entenderse mejor como tomando forma corporal y refiriéndose a la encarnación. La plenitud sólo puede encontrarse en Cristo, no en temblar ante elementos del universo o en practicar sus reglas. 10 Segunda, esta falsa enseñanza se opone a Cristo porque los lectores ya están completos en él, es decir, en su unión con Cristo ellos han recibido la plenitud de la salvación. Por lo tanto, no necesitan inclinarse ante algún poder espiritual del universo ni guardar sus reglas para alcanzar esta plenitud, tal como indicaban los falsos maestros. El único en quien los creyentes están completos es en Cristo, la cabeza, es decir, el que gobierna sobre todo principado y autoridad (ver 1:18).

11 El tema de la unión en Cristo continúa ahora mientras que Pablo describe cómo sus lectores se vinculan con los eventos del evangelio: la muerte, sepultura y resurrección de Cristo (11-13). La razón para introducir el tema de la circuncisión aquí no es clara: la misma no parece haber sido demandada por los falsos maestros (como en las iglesias de Galacia), porque si hubiera sido así, hubiéramos esperado que Pablo la criticara en los vv. 16-23. Quizá los colosenses estuvieran confundidos sobre este asunto. La circuncisión que viene de Cristo es una forma figurativa de referirse a su crucifixión, mientras que al despojaros del cuerpo pecaminoso carnal puede entenderse mejor en tanto describe su muerte violenta (aunque algunos piensan que se trata de despojarse de la vieja naturaleza del cristiano). En él también fuisteis circuncidados, es decir, que ellos murieron con Cristo en su muerte. En contraste con la circuncisión judaica, la suya no fue hecha con manos de hombres, sino por un obrar divino en el que Dios mismo produjo un cambio de la vieja vida a la nueva.

12 Del mismo modo en que Cristo fue sepultado y sellada su tumba (1 Cor. 15:4), así la sepultura de los colosenses con él en el bautismo demuestra que realmente estaban involucrados en su muerte y que fueron pues tos en su tumba. Una muerte real aconteció en el pasado; así la vieja vida debería ser una cosa del pasado (Rom. 6:4). La resurrección de Cristo también ya ha ocurrido, y con ella los colosenses ya habían sido resucitados en un evento pasado. La participación de los creyentes en la vida resucitada encuentra clara expresión en Col. y Ef. (cf. 3:1; Ef. 2:6), además, el poder de Dios es el mismo que levantó a Cristo de la muerte y el que ahora da vigor a todos los miembros del cuerpo de Cristo.

13, 14 La base de su pensamiento ahora cambia: los colosenses ya no son vistos como estando unidos con Cristo en su muerte, sepultura y resurrección, sino que Pablo contrasta su pasado pagano con su presente. Muertos indica el estado de separación de Dios como la condición presente de aquellos que están fuera de Cristo. Su triste condición ha sido causada por sus delitos ... y la incircuncisión de su carne. Los delitos son hechos de rebelión contra Dios, mientras que carne habla de un estado permanente de desobediencia; los colosenses habían sido paganos e impíos. Pero ahora a causa de la muerte de Cristo, Dios los ha hecho vivos en él. Generosamente él ha perdonado todas nuestras transgresiones (tanto las de los judíos como las de los gentiles) y, por lo tanto, la causa de la muerte espiritual ha sido quitada. Dios no sólo ha cancelado la deuda, sino que ha destruido el documento en el que había sido registrada (gr. keirografon, el acta, significa una nota indicando una deuda escrita por la propia mano como prueba de obligación). Los judíos habían convenido obedecer la Ley, y en su caso la pena por transgredirla era la muerte (Deut. 27:14-26; 30:15-20). Pablo asume que los gentiles también estaban, por sus conciencias, comprometidos a una obligación simi lar, a la ley moral hasta donde ellos pudieran comprenderla (cf. Rom. 2:14, 15). La obligación no fue cumplida por ninguno de los grupos y así nos era contraria. La deuda era imposible de pagar, pero Dios se ocupó de ella; la había borrado y cancelado al clavarla en la cruz. Esta es una manera vívida de decir que a causa de que Cristo fue clavado en la cruz, nuestra deuda ha sido completamente perdonada.

15 La palabra de la cruz era un mensaje de esperanza para aquellos que habían vivido con temor a los poderes malignos y sobrenaturales. Estos principados que habían sido poseedores de aquella acta, nos habían oprimido. Usando la figura de la procesión triunfal del conquistador en la que los cautivos de guerra eran exhibidos para magnificar la gloria del vencedor, Pablo dice que Dios derrotó y desarmó a los poderes de su autoridad. Al exhi birlos como espectáculo público, él (Dios más bien que Cristo) expuso ante el universo su total impotencia, conduciéndolos en él (es decir, Cristo, en vez de en ella, la cruz; ver nota de la RVA) en su procesión triunfal para que todo el mundo pueda ver la grandeza de su victoria.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter II.

1 Hee still exhorteth them to bee constant in Christ, 8 To beware of Philosophie, and vaine traditions, 18 worshipping of Angels, 20 and Legall Ceremonies, which are ended in Christ.
1 For I would that ye knew what great [ Or, feare or care.] conflict I haue for you, and for them at Laodicea, and for as many as haue not seene my face in the flesh:
2 That their hearts might be comforted, being knit together in loue, and vnto all riches of the full assurance of vnderstanding, to the acknowledgement of the mysterie of God, and of the Father, and of Christ,
3 [ Or, wherein.] In whom are hid all the treasures of wisedome, and knowledge.
4 And this I say, lest any man should beguile you with entising words.
5 For though I bee absent in the flesh, yet am I with you in the spirit, ioying and beholding your order, and the stedfastnesse of your faith in Christ.
6 As yee haue therefore receiued Christ Iesus the Lord, so walke yee in him:

[How to walke in Christ Iesus.]

7 Rooted and built vp in him, and stablished in the faith, as yee haue bene taught, abounding therein with thankesgiuing.
8 Beware lest any man spoile you through Philosophie and vaine deceit, after the tradition of men, after the [ Or, elements.] rudiments of the world, and not after Christ:
9 For in him dwelleth all the fulnesse of the Godhead bodily.
10 And ye are complete in him, which is the head of all principalitie, & power.
11 In whom also ye are circumcised with the Circumcision made without handes, in putting off the body of the sinnes of the flesh, by the Circumcision of Christ:
12 Buried with him in Baptisme, wherein also you are risen with him through the faith of the operation of God, who hath raised him from the dead.
13 And you being dead in your sinnes, and the vncircumcision of your flesh, hath hee quickened together with him, hauing forgiuen you all trespasses,
14 Blotting out the handwriting of ordinances, that was against vs, which was contrary to vs, and tooke it out of the way, nayling it to his Crosse:
15 And hauing spoyled principalities and powers, he made a shew of them openly, triumphing ouer them [ Or, in himselfe.] in it.
16 Let no man therefore iudge you in [ Or, for eating and drinking.] meat, or in drinke, or in [ Or, in part.] respect of an Holy day, or of the New moone, or of the Sabbath dayes:
17 Which are a shadow of things to come, but the body is of Christ.
18 Let no man [ Or, iudge against you.] beguile you of your reward, [ Greek: being a voluntary. in humilitie.] in a voluntary humilitie, and worshipping of Angels, intruding into those things which hee hath not seene, vainely puft vp by his fleshly minde:
19 And not holding the head, from which all the body by ioynts and bands hauing nourishment ministred, and knit together, increaseth with the increase of God.
20 Wherefore if yee bee dead with Christ fro the [ Or, elements.] rudiments of the world: why, as though liuing in the world, are ye subiect to ordinances?
21 (Touch not, taste not, handle not:
22 Which all are to perish with the vsing) after the commandements and doctrines of men:
23 Which things haue in deed a shew

[Of mortification.]

of wisedome in will-worship and humilitie, and [ Or, punishing, or not sparing.] neglecting of the body, not in any honour to the satisfying of the flesh.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Vida cristiana. Es justamente este conocimiento de Cristo, a quien habían recibido ya «como Señor» (6), el que está ahora amenazado por las ideologías sincretistas que se habían introducido en la comunidad. Pablo se enfrenta con el problema exhortándoles en primer lugar a que lleven una vida de acuerdo con las enseñanzas de la fe que han recibido. Después, con un vigoroso toque de atención, les pone en guardia contra las falsas especulaciones y engaños de tradiciones humanas (8). No conocemos el contenido de las especulaciones y prácticas aludidas, pues lo que expone no coincide con la doctrina de los judaizantes ni con alguna escuela filosófica conocida. Es probable que se tratase de creencias en fuerzas cósmicas o angélicas, influencias de los astros o en poderes secretos de la mente humana que ofrecían caminos alternativos de liberación y salvación. Un contexto sincretista parecido al que vivían los colosenses lo estamos experimentando en nuestra sociedad con la progresiva difusión de la llamada «New Age» -Nueva Era-. Hoy, como entonces, se han puesto de moda creencias esotéricas como la reencarnación, la meditación trascendental, las cartas astrales, las prácticas adivinatorias y un sin número de productos de mercadería seudo-religiosa que ofrecen salvaciones a gusto del consumidor.
El rechazo del Apóstol es total; vuelve a repetir lo que ya afirmó al comienzo de la carta: Cristo está por encima de todo, «es la cabeza de todo mando y potestad» (10). Él es la divinidad encarnada y «de él reciben ustedes su plenitud» (10). Seguidamente, les expone con una serie de imágenes hasta qué punto los creyentes encuentran en Cristo la plenitud y el sentido presente y futuro de su vidas: circuncidados en Cristo (11; cfr. Rom_2:29); sepultados por el bautismo en su muerte y resurrección (12; cfr. Rom_6:1-11); muertos por el pecado pero vivificados por el perdón (13); cancelado el documento de nuestra deuda clavado ya en la cruz (14). En cuanto a las «fuerzas del mal» que ejercen su poder a través del pecado de los hombres y las mujeres, Pablo las contempla en la grandiosa visión de la marcha triunfal de Cristo, el vencedor -al estilo del triunfo de los emperadores romanos-, con su séquito de prisioneros subyugados (15; cfr. 2Co_2:14; 1Pe_3:22). Finalmente, arremete con energía contra los que practican mortificaciones y rituales esotéricos que satisfacen engañosamente la mente, y que la hinchan sin llenar. Esta hinchazón mental y vana se opone al crecimiento del cuerpo -la comunidad cristiana-, a través de cuya cabeza, que es Cristo (cfr. Efe_4:15s), «recibe sustento y cohesión» (19).

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1. "Laodicea" era una importante ciudad de Asia Menor, que se encontraba cerca de Colosas.

8. "Elementos del mundo": ver nota Gal_4:3.

11. "La circuncisión de Cristo": Pablo contrapone a la circuncisión practicada en la carne, la circuncisión espiritual instituida por Cristo, que es el bautismo. Ver Flp_3:3.

12. Ver Rom_6:3-5; 1Pe_3:21.

14. "El acta de condenación" es la Ley del Sinaí, que imponía una obligación al hombre "carnal" y "vendido como esclavo al pecado" ( Rom_7:14).

15. "Su cortejo triunfal": esta imagen se inspira en la costumbre romana de hacer desfilar a los príncipes cautivos en el cortejo del general vencedor. Ver 1Co_15:24; 1Pe_3:22.

18. "Humildad" y "culto de los ángeles": alusión a ciertas prácticas ascéticas y cultuales que se habían difundido entre los cristianos de Colosas.

20-22. Isa_29:13. Estas prohibiciones versaban sobre alimentos y objetos considerados impuros. Ver Mat_15:1-20; Tit_1:15.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Cristo es la manifestación plena del «misterio» o plan divino que tiene por fin la salvación de los hombres. Frente a aquellas «novedades» seductoras, San Pablo exhorta a profundizar en el Evangelio recibido. La infinita riqueza de sabiduría y ciencia que se esconde en Cristo (v. 3) hace que la meditación de su vida, de sus hechos y enseñanzas, sea fuente inagotable de alimento para la vida interior. «Hay mucho que ahondar en Cristo, porque es como una abundante mina con muchas vetas de tesoros, que, por más que ahonden, nunca les hallan fin ni término, antes van en cada veta hallando nuevas venas de riquezas acá y allá» (S. Juan de la Cruz, Cant. espir. 37,3).


Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 2.3 Ef 3.19.

[2] 2.10 Ef 1.21.

[3] 2.11 Cf. Dt 10.16; 30.6; Jer 4.4; Ro 2.28-29.

[4] 2.12 Col 3.1; cf. Ro 6.3-4.

[5] 2.14 Clavándolo en la cruz: Ef 2.15-16; 1 P 2.24.

[6] 2.15 Seres espirituales que tienen potencia y autoridad: Véase Ef 1.21 n.

[7] 2.16 Véase Introducción.

[8] 2.19 Ef 4.16.

[9] 2.20 Han muerto con Cristo: Cf. v. 12, y Ro 6.6-11; Gl 2.19.

[10] 2.20 Poderes que dominan este mundo: Véase Ef 1.21 n.

[11] 2.22 Mandatos... de hombres: Cf. Is 29.13; Mt 15.9; Mc 7.8.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Hch_2:22+

[2] Efe_4:21; 1Ts_2:13+

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Hch_2:22+

[2] Efe_4:21; 1Ts_2:13+

Torres Amat (1825)



[15] Del dominio que había ejercido en nosotros por el pecado.

[19] Los sacramentos son conductos por donde se comunica la vida de la gracia al cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Efe 4:20-21.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a Col 1:10

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



RECIBISTEIS A CRISTO JESÚS, EL SEÑOR: el contenido predominante del Evangelio es Jesu-Cristo, como Mesías y como Señor.