Ver contexto
hasta que vino el anciano para hacer justicia a los santos del Altísimo y llegó el momento en el que los santos recibieron el reino. (Daniel  7, 22) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

עַ֣ד‎(עַד)

Aramaic|ʕˈaḏ|until

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H5705] [xp.ac.aa] [2899]
[עד] [GES5654] [BDB6249] [HAL6171]

דִּֽי‎(דִּי)

Aramaic|dˈî-|[relative]

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H1768] [xd.ag.aa] [2673]
[די] [GES1669] [BDB1890] [HAL1899]

אֲתָ֗ה‎(אֲתָה)

Aramaic|ʔᵃṯˈā|come

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: pe‘al


[H858] [xa.bj.aa] [2618]
[אתה] [GES833] [BDB898] [HAL918]

עַתִּיק֙‎(עַתִּיק)

Aramaic|ʕattîq|old

Part-of-speech: adjective
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H6268] [xp.aq.af] [2935]
[עתיק] [GES6177] [BDB6833] [HAL6767]

יֹֽומַיָּ֔א‎(יֹום)

Aramaic|yˈômayyˈā|day

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: emphatic
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3117] [H3118] [j.ay.aa] [852]
[יום] [GES3012] [BDB3361] [HAL3338]

וְ‎(וְ)

Aramaic|wᵊ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

דִינָ֣א‎(דִּין)

Aramaic|ḏînˈā|judgement

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: emphatic
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H1780] [xd.ah.ab] [2674#?]
[דין] [GES1679] [BDB1899] [HAL1909]

יְהִ֔ב‎(יְהַב)

Aramaic|yᵊhˈiv|give

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: pe‘il


[H3052] [xj.ad.aa] [2766]
[יהב] [GES2957] [BDB3297] [HAL3277]

לְ‎(לְ)

Aramaic|lᵊ|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

קַדִּישֵׁ֖י‎(קַדִּישׁ)

Aramaic|qaddîšˌê|holy

Part-of-speech: adjective
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H6922] [xs.ab.ab] [2967]
[קדיש] [GES6881] [BDB7571] [HAL7505]

עֶלְיֹונִ֑ין‎(עֶלְיֹון)

Aramaic|ʕelyônˈîn|most high

Part-of-speech: adjective
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H5946] [xp.ae.ad] [2909c]
[עליון] [GES5875] [BDB6498] [HAL6421]

וְ‎(וְ)

Aramaic|wᵊ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

זִמְנָ֣א‎(זְמָן)

Aramaic|zimnˈā|time

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: emphatic
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H2166] [xg.af.aa] [2709a]
[זמן] [GES2110] [BDB2352] [HAL2363]

מְטָ֔ה‎(מְטָא)

Aramaic|mᵊṭˈā|come

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: pe‘al


[H4291] [xm.ad.aa] [2825]
[מטא] [GES4217] [BDB4701] [HAL4620]

וּ‎(וְ)

Aramaic|û|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

מַלְכוּתָ֖א‎(מַלְכוּ)

Aramaic|malᵊḵûṯˌā|kingdom

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: emphatic
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4437] [xm.ag.ad] [2829c]
[מלכו] [GES4354] [BDB4854] [HAL4778]

הֶחֱסִ֥נוּ‎(חֲסַן)

Aramaic|heḥᵉsˌinû|possess

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: plural
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: haf‘el


[H2631] [xh.al.aa] [2738]
[חסן] [GES2544] [BDB2848] [HAL2836]

קַדִּישִֽׁין‎(קַדִּישׁ)

Aramaic|qaddîšˈîn|holy

Part-of-speech: adjective
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H6922] [xs.ab.ab] [2967]
[קדיש] [GES6881] [BDB7571] [HAL7505]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



7. Visión de las cuatro Bestias.
Con este capítulo se abre la segunda parte del libro de Daniel, de carácter visionario. El profeta ahora se presenta como profeta que recibe mensajes de Dios por intermedio de sus ángeles. Sustancialmente, el esquema ideológico de estas visiones está en la interpretación de la visión de la estatua que hemos estudiado en el capítulo segundo. Aquel diseño general en el que se anunciaba una sucesión de reinos históricos que habían de ser suplantados por un reino definitivo teocrático, va adquiriendo nuevos detalles y relieves.
Aunque las visiones aparecen encuadradas en la época babilónica, sin embargo, las alusiones a hechos de la época de la persecución de los judíos por los reyes de Siria sitúan al redactor de estas visiones puestas en boca de la gran figura tradicional de Daniel en la época macabea, es decir, en pleno siglo II a.C. Los rasgos históricos van intercalados con alusiones a una época escatológica pintada con caracteres apocalípticos. Muchas veces los planos histórico y escatológico se superponen. Esta oscuridad, característica de la literatura apocalíptica, hace muchas veces difícil adivinar el pensamiento del hagiógrafo.

Visión de las cuatro bestias (1-8).
1 El año primero de Baltasar, rey de Babilonia, tuvo Daniel un sueño, y vio visiones de su espíritu mientras estaba en su lecho. En seguida escribió el sueño. 2 Yo miraba durante mi visión nocturna, y vi irrumpir en el mar Grande los cuatro vientos del cielo 3 y salir del mar cuatro bestias, diferentes una de otra. 4 La primera bestia era como león con alas de águila. Yo estuve mirando hasta que le fueron arrancadas las alas y fue levantado de la tierra, poniéndose sobre los pies a modo de hombre, y le fue dado corazón de hombre. 5 Y he aquí que una segunda bestia, semejante a un oso, y que tenía en su boca entre los dientes tres costillas, se estaba a un lado, y le dijeron: Levántate a comer mucha carne. 6 Seguí mirando después de esto, y he aquí otra tercera, semejante a un leopardo, con cuatro alas de pájaro sobre su dorso y con cuatro cabezas, y le fue dado el dominio. 7 Seguía yo mirando en la visión nocturna, y vi la cuarta bestia, terrible, espantosa, sobremanera fuerte, con grandes dientes de hierro. Devoraba y trituraba, y las sobras las machacaba con los pies. Era muy diferente de todas las bestias anteriores y tenía diez cuernos. 8 Estando yo contemplando los cuernos, vi que salía de entre ellos otro cuerno pequeño, y le fueron arrancados tres de los primeros, y este otro tenía ojos como de hombre y una boca que hablaba con gran arrogancia.

La datación de la visión en el año primero de Baltasar es considerada por muchos intérpretes como adición erudita de un glosista. No sabemos cuándo empezó a reinar Baltasar, hijo de Nabónides, aunque propiamente nunca llegó a la categoría plena de rey. Algunos creen que fue asociado al reino con su padre Nabónides en 550-49 a.C. Según el texto bíblico, Daniel tuvo en ese año una visión. El contenido de la visión es muy peregrino: En el mar Grande irrumpen los cuatro vientos del cielo (v.2). La expresión mar Grande designa muchas veces al Mediterráneo, pero aquí puede aludir al caos primitivo, al abismo revuelto por los cuatro vientos, símbolo de las fuerzas perturbadoras y nocivas, donde, según la mentalidad popular, habitaban los grandes monstruos, símbolo del mal.
En efecto, de ese caos tempestuoso van a surgir cuatro bestias, que simbolizarán cuatro reinos que se oponen al establecimiento del reino de los santos. La primera de las bestias era semejante a un león con alas de águila (v.4). La enumeración de éstas hay que entenderla paralelamente a la de los diferentes metales de la estatua vista por -Nabucodonosor (c.2). Esta primera bestia, pues, corresponde a la cabeza de oro de aquella visión. Aquí el león con sus alas parece ser un calco de las representaciones de los querubes alados, tan frecuentes en la estatuaria babilónica. Es el símbolo más apropiado, pues, para representar al imperio babilónico de Nabucodonosor. Debemos tener en cuenta, por otra parte, que el hagiógrafo nos presenta estos símiles de bestias como aproximaciones. Así dice: era como león., como leopardo... Estas frases nos llevan de lleno al género literario apocalíptico, en el que la imaginación va delante de la inteligencia, de tal forma que muchas veces se dan detalles que no tienen en realidad valor simbólico conceptual.
Como en la visión de la estatua aparecía simbolizado el reino babilónico por el metal más noble, y la parte superior del cuerpo (cabeza de oro), así también ahora va a ser simbolizado en los dos animales más nobles: el león y el águila; el primero, rey de los animales terrestres, y la segunda, reina de las aves. Hay en el libro de Daniel cierta benevolencia y admiración por los babilonios, como la hay en el libro de Ezequiel. El profeta puntualiza que a ese león alado le fueron arrancadas las alas, poniéndose en estado de erección con un corazón de hombre (v.4). La primera bestia perdió su carácter monstruoso que le daban la mezcla de león y de águila al quitársele las alas; pero también el león fue humanizado al levantarse sobre sus pies e infundírsele un corazón de hombre.
Quizá en esto haya una alusión al reconocimiento hecho por Nabucodonosor del Dios de Daniel, deponiendo así su hostilidad de fiera contra el reino de Dios (3:98-100). O bien en esa humanización hay que ver una alusión a 4:13, donde se habla de Nabucodonosor convertido en bestia y después restablecido en su categoría humana al recobrar su conciencia de hombre.
La segunda bestia era semejante a un oso (v.5). Corresponde al pecho de plata de la estatua. El animal y el metal aquí son de categoría inferior y simbolizarán el mismo reino, es decir, el medo-persa. Esta segunda bestia estaba alzada de un lado, simbolizando quizá la posición de acecho, o mejor, la supremacía persa sobre la meda, como parece insinuarse en 8:20. Este oso tiene en su boca tres costillas, posible alusión a la invasión llevada a cabo por Ciro en tres direcciones: Lidia (Asia Menor), Babilonia y Egipto. Veremos en el c.8, en la visión del carnero y el macho cabrío, que el carnero, representante de Persia, según dice el ángel Gabriel, acornea en tres direcciones: norte, sur y oeste, justamente las tres direcciones que llevaron los soldados de Ciro y Cambises. Su voracidad de conquistadores queda representada en la frase levántate a comer mucha carne (v.6).
La tercera bestia era semejante a un leopardo y corresponde a las piernas de bronce de la visión de la estatua (c.2). Esta bestia tiene cuatro alas sobre su dorso, para indicar la celeridad de águila en sus conquistas en las cuatro direcciones del viento. Es el imperio de Alejandro Magno, el conquistador-relámpago. El profeta ha escogido al leopardo para representar la agilidad inenarrable de este coloso de la conquista. Las cuatro cabezas de esta excepcional bestia parecen ser los cuatro sucesores de Alejandro, o Diadocos, que se repartieron el imperio del inmortal macedonio. Otros prefieren ver en las cuatro cabezas los cuatro reyes de Persia suplantados por Alejandro, según 11:2. Pero creemos que en el contexto (y por lo que veremos en el capítulo siguiente) se alude más bien a los cuatro Diadocos.
La cuarta bestia, que es la obsesión del profeta, es mucho más terrible y espantosa (v.7), y también más complicada y misteriosa. Corresponde a los pies de barro y de arcilla de la estatua de Nabucodonosor del c.2. Es tan rara esta bestia, que no encuentra el profeta con qué compararla. Por otra parte, es de una fiereza y voracidad sin límites, con grandes dientes de hierro, la cual no se contentaba con comer la presa, sino que machacaba las sobras con sus pies, solazándose en todo lo que fuera destrucción. Y su agresividad aumentaba porque tenía diez cuernos, entre los que sobresalía un nuevo cuerno pequeño especial, que, para que creciera, hubieron de ser arrancados tres cuernos de los diez anteriores. Por otra parte, ese pequeño cuerno tenía ojos como de hombre y una boca que hablaba con gran arrogancia (v.8).
La descripción es compleja y pormenorizada. Sin embargo, nos da la clave para la identificación de esta misteriosa cuarta bestia, que no es otra cosa que el imperio seléucida, opresor del pueblo de los santos, la nación judía en tiempo de los Macabeos. Sus diez cuernos son los diez predecesores de Antíoco IV Epífanes, que es el cuerno pequeño. que habla con arrogancia (v.8) ! Los tres cuernos arrancados son tres predecesores que han sido muertos por instigación de Antíoco IV Epífanes, a saber, Seleuco IV, su padre, Heliodoro, y Demetrio, hijo de Seleuco. Vemos, pues, aquí alusiones claras a hechos políticos de la época de los Macabeos. Esta impresión la veremos confirmada en la exégesis de los capítulos siguientes. Las arrogancias de Antíoco IV Epífanes aparecen declaradas en la historia de las guerras contra la nación judía en tiempo de los Macabeos y culminaron en la abominación de la desolación, a la que se alude en el c.8.

El anciano de días y el juicio (9-12).
9 Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un anciano de muchos días, cuyas vestiduras eran blancas como la nieve, y los cabellos de su cabeza como lana blanca. Su trono llameaba como llamas de fuego, y las ruedas eran fuego ardiente. 10 Un río de fuego procedíay salía de delante de él, y le servían millares de millares y le asistían millones de millones; el tribunal tomó asiento, y fueron abiertos los libros. 11 Yo seguía mirando a la bestia a causa de las grandes arrogancias que hablaba su cuerno, y la estuve mirando hasta que la mataron, y su cuerpo fue destrozado y arrojado al fuego para que se quemase. 12 A las otras bestias se les había quitado el dominio, pero les había sido prolongada la vida por cierto tiempo.

El vidente está consternado ante el espectáculo de aquellas bestias, que emergían del océano o abismo como principios maléficos; y, meditando sobre esta visión, ve en el cielo un espectáculo grandioso que le reconforta en sus sombríos pensamientos: un tribunal de justicia presidido por un anciano de días, escoltado por miríadas de seres que le glorifican (v.8). Su trono está envuelto en llamas de fuego, símbolo de la santidad de Dios, que todo lo purifica a su contacto. La descripción recuerda la de Ez 1. Ese anciano, venerable por sus días y por sus cabellos blancos, no es otro que el Eterno, que va a juzgar a los reinos de las naciones, simbolizados en las cuatro bestias. Ante El están abiertos los libros, en los que se registran las acusaciones y en los que se han de estampar las sentencias.
El juicio de las bestias comienza con la más maligna y perniciosa, la cuarta, que con sus arrogancias excitaba la ira divina. Fue condenada al fuego, como Asiría en la profecía de Isaías 2. Su destrucción será completa y definitiva. Las otras bestias reciben una sentencia más benigna, pues aunque se les quita el dominio, sin embargo, no se las condena a la total destrucción, sino que se les permite continuar como naciones, pero sin imperio. Con la desaparición de los cuatro reinos, simbolizados en las cuatro bestias y en los diversos metales de la estatua del c.2, se cierra el ciclo histórico de la oposición al reino de los santos, que va a hacer irrupción inmediatamente, como aquella piedrecita que cayó sobre la estatua de múltiples metales y se convirtió en un monte elevado, símbolo de un reinado de definitiva estabilidad.

El Hijo de Hombre (13-22).
13 Seguía yo mirando en la visión nocturna, y vi venir sobre las nubes del cielo a un como Hijo de Hombre, que se llegó al anciano de muchos días y fue presentado ante éste, 14 Fuele dado el señorío, la gloria y el imperio, y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron, y su dominio es dominio eterno, que no acabará, y su imperio, imperio que nunca desaparecerá. 15Túrbeme sobremanera yo, Daniel, en mi cuerpo, y las visiones de mi mente me desasosegaron. 16 Llegúeme a uno de los asistentes y le rogué que me dijera la verdad acerca de todo esto. Hablóme él y me declaró la interpretación. 17 Esas grandes bestias, las cuatro, son cuatro reyes que se alzarán en la tierra. 18 Después recibirán el reino los santos del Altísimo y lo retendrán por siglos, por los siglos de los siglos. 19 Sentí entonces el deseo de informarme más exactamente acerca de la cuarta bestia, tan diferente de todas las otras, sobremanera espantosa, de dientes de hierro y garras de bronce, que devoraba y trituraba y hollaba las sobras con sus pies, 20 así como también acerca de los diez cuernos que tenía en la cabeza y de aquel otro que le había salido, y ante el cual se le habían caído tres, y que tenía ojos y boca que decía grandes arrogancias, y parecía más grande que todos los otros. 21 Vi yo que este cuerno hacía guerra a los santos y los vencía, 22 hasta que vino el anciano de muchos días y se hizo justicia a los santos del Altísimo, y llegó el tiempo en que los santos se apoderaron del reino.

En las nubes del cielo, en contraposición al mar Grande, de donde venían las bestias, contempla el profeta a un como hijo de hombre, es decir, algo parecido a un hombre. Como las bestias eran semejantes a un león., a un leopardo, así ahora lo que ve en lo alto es semejante a un hombre, que se acerca al anciano de días, el Juez eterno (v.13). La expresión hijo de hombre significa en la Biblia, como hemos visto en el libro de Ezequiel, simplemente uno que pertenece a la especie humana. Todo aquí tiene un valor simbólico, pues los cuatro reinos son simbolizados en cuatro bestias que vienen del mar, mientras que el nuevo reino que los suplanta definitivamente es muy superior a aquéllos, y por eso es figurado no en una bestia, sino en un hombre, y no viene de abajo, sino de lo alto, es decir, viene de Dios.
En la visión de la estatua de los múltiples metales, una piedrecita, no arrojada por mano de hombre, la derrumba y suplanta a los reinos simbolizados en los diversos metales. Pues aquí un reino que viene de lo alto, de Dios, recibe el señorío, la gloria y el imperio (v.14). Algunos autores han querido ver en esta procedencia, en las nubes del cielo, una alusión a un personaje de origen divino 3; pero en el contexto ese hijo de hombre no es propiamente una persona, sino una colectividad, el reino de los santos del Altísimo, como se dice en el í.17. Las cuatro bestias simbolizaban cuatro reinos o colectividades nacionales; el contexto, pues, exige que también lo simbolizado en el hijo de hombre sea una colectividad nacional, la comunidad teocrática de los tiempos mesiánicos.
Esto no excluye que en un segundo plano, y en un sentido pleno, esa comunidad esté representada por un personaje cumbre que la sintetice, el Mesías. De hecho sabemos que Cristo se apropió el título de Hijo del hombre en su predicación y aludió a su aparición solemne en las nubes del cielo4. El sentido mesiánico, pues, del fragmento es claro, sea que se trate de la colectividad mesianica o del Mesías personal, y así lo ha entendido la tradición judía y cristiana 5.
En el contexto de la profecía de Daniel se trata del anuncio de un futuro señorío e imperio, reconocido por iodos los pueblos y naciones, y ese dominio será eterno. (v.14); expresiones que en la literatura bíblica del A.T. se aplican siempre a la edad definitiva del mesianismo 6. Así lo declara uno de los asistentes al trono al propio Daríiel, cuando dice que después de los cuatro reinos surgirá el reino de los santos del Altísimo, que lo retendrá por los siglos de los siglos (v.18); y lo mismo se repite en el v.22. Esos santos del Altísimo no son otros que los judíos fieles (v.25), que serán los ciudadanos del reino mesiánico. Contra ellos se alzaba el pequeño cuerno de la cuarta bestia (v.20), es decir, Antíoco IV Epífanes. Este será al fin vencido, y los santos empezarán a sentirse ciudadanos de un nuevo reino como premio a sus sufrimientos.

El cuarto reino (23-28).
23 Díjome así: La cuarta bestia es un cuarto reino sobre la tierra, que se distinguirá de todos los otros reinos y devorará la tierra toda y la triturará. 24 Los diez cuernos son diez reyes que en aquel reino se alzarán, y tras ellos se alzará otro que diferirá de los primeros y derribará a tres de estos reyes. 25 Hablará palabras arrogantes contra el Altísimo, y quebrantará a los santos del Altísimo, y pretenderá mudar los tiempos y la Ley. Aquéllos serán entregados a su poder por un tiempo, tiempos y medio tiempo. 26 Pero se sentará el tribunal y le arrebatarán el dominio, hasta destruirle y arruinarle del todo, 27 dándole el reino, el dominio y la majestad de todos los reinos de debajo del cielo al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino será eterno, y le servirán y obedecerán todos los señoríos. 28 Aquí acabó la plática. Yo, Daniel, anduve sobremanera turbado por mis pensamientos, demudado el color, y guardé todo esto en mi corazón.

En este fragmento se concreta bien la cuarta bestia en sus luchas contra el reino de los santos, el pueblo judío. La pretensión de mudar los tiempos y la Ley es una clara alusión a las tentativas de los reyes seléucidas, sobre todo Antíoco IV Epífanes, para suprimir la religión judía en lo referente al culto y a la Ley en general7. El opresor se adueñará de los santos por un tiempo, tiempos y medio tiempo (v.26), es decir, por tres años y medio, que es lo que duró la expoliación del templo de Jerusalén, desde mediados del 168 a.C. al 25 de diciembre (Quisleu) del 164 a.C., en que fue purificado de nuevo el templo8.
Será la máxima prueba de los fieles judíos, pero al fin se les hará justicia, ya que el tribunal, o consejo judicial divino, arrebatará el dominio al perseguidor y lo dará a los santos, que lo retendrán por los siglos de los siglos (v.27). El desquite de éstos será total. Antíoco, vencido, es considerado por la tradición cristiana como tipo del anticristo, derrotado al fin del mundo. El profeta, después de anunciar todo esto, se siente pensativo (v.28), pues aún no comprende plenamente muchas cosas que ha visto. Es un modo de decir que el esclarecimiento vendrá en los capítulos que siguen.

1 He aquí la lista de los diez predecesores de Antíoco IV Epífanes: 1) Alejandro Magno (336-323), creador del imperio; 2) Seleuco I Nicator (312-280); 3) Antíoco I Soter (280-261); 4) Antíoco II Theos (261-247); 5) Seleuco II Calínico (246-226); 6) Seleuco III Cerauno (226-222); 7) Antíoco III el Grande (222-187); 8) Seleuco IV Filopator (186-176); 9) Heliodoro (176); i o) Demetrio I Soter (176). 2 Cf. Isa_30:33. 3 Cf. Exo_14:24; Exo_16:10; Lev_16:2; Num_9:15; Num_10:34; Num_10:11.25; Deu_31:15; Isa_19:1; Eze_1:4. 4 Cf. Mat_16:27; Mat_24:30; Mat_26:64; Me 13:26; Luc_21:27; Rev_1:7; Rev_14:14. 5 Los judíos llegaron a dar al Mesías el título de Anani, que significa El de las nubes. Cf. M. J. Lagrange, Le Messianisme chez les Juifs (1909) p.224-228; id., Le Judaisme av. . C. (1930) 62-69. En la tradición cristiana es común la aplicación a Cristo, interpretando sus palabras ante Caifas: San Justino, Dial, cum Tryph. 76.79: PG 6:651.662; San Ireneo, Contra haereses c.2O n.n: PG 7:1039-1040; Tertuliano, Adv. Marc. III 7; IV 39: PL 2, 358.488; San Jerónimo, In Dan. 7:13: PL 25:533; San Juan Crisóstomo, Adh. ad Theodo-rum lapsum 12; Homil. n contra Anamaeos 3; Expos. in Ps. no n.2: PG 47:294; 55:281; Eusebio, 'Demonst. Ev. 1.9 n.17: PG 22:806. 6 Sobre el sentido de este vaticinio cf. M. J. Lagrange, Les Prophéties messianiques de Daniel: RB 13 (1904) 504; D. Buzy, Les symboles de VA.T. (París 1923) p.29os; J. Gotts-Berger, Das Buch Daniel (Bonn 1929) p-56; S. R. Driver, The book of Daniel (Cambridge Bible, 1900) p.io2s; E. kónig, Die Messianische Weissagungen (Stuttgart 1923) p.296-297; J. Chaine, Introd. a la lecture des Prophétes (1929) Ñ·261; Saydon, Verbum Dei (Barcelona 1956) p.641s; Auge, Daniel: Biblia de Montserrat (1954) p.114s; G. Rinaldi, Dámele (Torino 1947) p.85s. 7 Cf. 1 Mac 44-49· 8 La frase un tiempo, tiempos y medio tiempo reaparece en 12:7.11.12, donde se habla de mil trescientos treinta y cinco días; Rev_11:2; Rev_13:5. En Dan_8:14 se habla de mil ciento cincuenta días, y en 12:11 de mil doscientos noventa días, que vienen, grosso modo, a equivaler a tres años y medio, que duró la profanación del templo. Cf. 1Ma_1:20.29; 1Ma_4:52-53.

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

(7:1) ἔτους πρώτου βασιλεύοντος Βαλτασαρ χώρας Βαβυλωνίας Δανιηλ ὅραμα εἶδε παρὰ κεφαλὴν ἐπὶ τῆς κοίτης αὐτοῦ τότε Δανιηλ τὸ ὅραμα ὃ εἶδεν ἔγραψεν εἰς κεφάλαια λόγων
(7:2) ἐπὶ τῆς κοίτης μου ἐθεώρουν καθ’ ὕπνους νυκτὸς καὶ ἰδοὺ τέσσαρες ἄνεμοι τοῦ οὐρανοῦ ἐνέπεσον εἰς τὴν θάλασσαν τὴν μεγάλην
(7:3) καὶ τέσσαρα θηρία ἀνέβαινον ἐκ τῆς θαλάσσης διαφέροντα ἓν παρὰ τὸ ἕν
(7:4) τὸ πρῶτον ὡσεὶ λέαινα ἔχουσα πτερὰ ὡσεὶ ἀετοῦ ἐθεώρουν ἕως ὅτου ἐτίλη τὰ πτερὰ αὐτῆς καὶ ἤρθη ἀπὸ τῆς γῆς καὶ ἐπὶ ποδῶν ἀνθρωπίνων ἐστάθη καὶ ἀνθρωπίνη καρδία ἐδόθη αὐτῇ
(7:5) καὶ ἰδοὺ μετ’ αὐτὴν ἄλλο θηρίον ὁμοίωσιν ἔχον ἄρκου καὶ ἐπὶ τοῦ ἑνὸς πλευροῦ ἐστάθη καὶ τρία πλευρὰ ἦν ἐν τῷ στόματι αὐτῆς καὶ οὕτως εἶπεν ἀνάστα κατάφαγε σάρκας πολλάς
(7:6) καὶ μετὰ ταῦτα ἐθεώρουν θηρίον ἄλλο ὡσεὶ πάρδαλιν καὶ πτερὰ τέσσαρα ἐπέτεινον ἐπάνω αὐτοῦ καὶ τέσσαρες κεφαλαὶ τῷ θηρίῳ καὶ γλῶσσα ἐδόθη αὐτῷ
(7:7) μετὰ δὲ ταῦτα ἐθεώρουν ἐν ὁράματι τῆς νυκτὸς θηρίον τέταρτον φοβερόν καὶ ὁ φόβος αὐτοῦ ὑπερφέρων ἰσχύι ἔχον ὀδόντας σιδηροῦς μεγάλους ἐσθίον καὶ κοπανίζον κύκλῳ τοῖς ποσὶ καταπατοῦν διαφόρως χρώμενον παρὰ πάντα τὰ πρὸ αὐτού θηρία εἶχε δὲ κέρατα δέκα
(7:8) καὶ βουλαὶ πολλαὶ ἐν τοῖς κέρασιν αὐτοῦ καὶ ἰδοὺ ἄλλο ἓν κέρας ἀνεφύη ἀνὰ μέσον αὐτῶν μικρὸν ἐν τοῖς κέρασιν αὐτοῦ καὶ τρία τῶν κεράτων τῶν πρώτων ἐξηράνθησαν δῐ αὐτοῦ καὶ ἰδοὺ ὀφθαλμοὶ ὥσπερ ὀφθαλμοὶ ἀνθρώπινοι ἐν τῷ κέρατι τούτῳ καὶ στόμα λαλοῦν μεγάλα καὶ ἐποίει πόλεμον πρὸς τοὺς ἁγίους
(7:9) ἐθεώρουν ἕως ὅτε θρόνοι ἐτέθησαν καὶ παλαιὸς ἡμερῶν ἐκάθητο ἔχων περιβολὴν ὡσεὶ χιόνα καὶ τὸ τρίχωμα τῆς κεφαλῆς αὐτοῦ ὡσεὶ ἔριον λευκὸν καθαρόν ὁ θρόνος ὡσεὶ φλὸξ πυρός
(7:10) καὶ ἐξεπορεύετο κατὰ πρόσωπον αὐτοῦ ποταμὸς πυρός χίλιαι χιλιάδες ἐθεράπευον αὐτὸν καὶ μύριαι μυριάδες παρειστήκεισαν αὐτῷ καὶ κριτήριον ἐκάθισε καὶ βίβλοι ἠνεῴχθησαν
(7:11) ἐθεώρουν τότε τὴν φωνὴν τῶν λόγων τῶν μεγάλων ὧν τὸ κέρας ἐλάλει καὶ ἀπετυμπανίσθη τὸ θηρίον καὶ ἀπώλετο τὸ σῶμα αὐτοῦ καὶ ἐδόθη εἰς καῦσιν πυρός
(7:12) καὶ τοὺς κύκλῳ αὐτοῦ ἀπέστησε τῆς ἐξουσίας αὐτῶν καὶ χρόνος ζωῆς ἐδόθη αὐτοῖς ἕως χρόνου καὶ καιροῦ
(7:13) ἐθεώρουν ἐν ὁράματι τῆς νυκτὸς καὶ ἰδοὺ ἐπὶ τῶν νεφελῶν τοῦ οὐρανοῦ ὡς υἱὸς ἀνθρώπου ἤρχετο καὶ ὡς παλαιὸς ἡμερῶν παρῆν καὶ οἱ παρεστηκότες παρῆσαν αὐτῷ
(7:14) καὶ ἐδόθη αὐτῷ ἐξουσία καὶ πάντα τὰ ἔθνη τῆς γῆς κατὰ γένη καὶ πᾶσα δόξα αὐτῷ λατρεύουσα καὶ ἡ ἐξουσία αὐτοῦ ἐξουσία αἰώνιος ἥτις οὐ μὴ ἀρθῇ καὶ ἡ βασιλεία αὐτοῦ ἥτις οὐ μὴ φθαρῇ
(7:15) καὶ ἀκηδιάσας ἐγὼ Δανιηλ ἐν τούτοις ἐν τῷ ὁράματι τῆς νυκτὸς
(7:16) προσῆλθον πρὸς ἕνα τῶν ἑστώτων καὶ τὴν ἀκρίβειαν ἐζήτουν παρ’ αὐτοῦ ὑπὲρ πάντων τούτων ἀποκριθεὶς δὲ λέγει μοι καὶ τὴν κρίσιν τῶν λόγων ἐδήλωσέ μοι
(7:17) ταῦτα τὰ θηρία τὰ μεγάλα εἰσὶ τέσσαρες βασιλεῖαι αἳ ἀπολοῦνται ἀπὸ τῆς γῆς
(7:18) καὶ παραλήψονται τὴν βασιλείαν ἅγιοι ὑψίστου καὶ καθέξουσι τὴν βασιλείαν ἕως τοῦ αἰῶνος καὶ ἕως τοῦ αἰῶνος τῶν αἰώνων
(7:19) τότε ἤθελον ἐξακριβάσασθαι περὶ τοῦ θηρίου τοῦ τετάρτου τοῦ διαφθείροντος πάντα καὶ ὑπερφόβου καὶ ἰδοὺ οἱ ὀδόντες αὐτοῦ σιδηροῖ καὶ οἱ ὄνυχες αὐτοῦ χαλκοῖ κατεσθίοντες πάντας κυκλόθεν καὶ καταπατοῦντες τοῖς ποσί
(7:20) καὶ περὶ τῶν δέκα κεράτων αὐτοῦ τῶν ἐπὶ τῆς κεφαλῆς καὶ τοῦ ἑνὸς τοῦ ἄλλου τοῦ προσφυέντος καὶ ἐξέπεσαν δῐ αὐτοῦ τρία καὶ τὸ κέρας ἐκεῖνο εἶχεν ὀφθαλμοὺς καὶ στόμα λαλοῦν μεγάλα καὶ ἡ πρόσοψις αὐτοῦ ὑπερέφερε τὰ ἄλλα
(7:21) καὶ κατενόουν τὸ κέρας ἐκεῖνο πόλεμον συνιστάμενον πρὸς τοὺς ἁγίους καὶ τροπούμενον αὐτοὺς
(7:22) ἕως τοῦ ἐλθεῖν τὸν παλαιὸν ἡμερῶν καὶ τὴν κρίσιν ἔδωκε τοῖς ἁγίοις τοῦ ὑψίστου καὶ ὁ καιρὸς ἐδόθη καὶ τὸ βασίλειον κατέσχον οἱ ἅγιοι
(7:23) καὶ ἐρρέθη μοι περὶ τοῦ θηρίου τοῦ τετάρτου ὅτι βασιλεία τετάρτη ἔσται ἐπὶ τῆς γῆς ἥτις διοίσει παρὰ πᾶσαν τὴν γῆν καὶ ἀναστατώσει αὐτὴν καὶ καταλεανεῖ αὐτήν
(7:24) καὶ τὰ δέκα κέρατα τῆς βασιλείας δέκα βασιλεῖς στήσονται καὶ ὁ ἄλλος βασιλεὺς μετὰ τούτους στήσεται καὶ αὐτὸς διοίσει κακοῖς ὑπὲρ τοὺς πρώτους καὶ τρεῖς βασιλεῖς ταπεινώσει
(7:25) καὶ ῤήματα εἰς τὸν ὕψιστον λαλήσει καὶ τοὺς ἁγίους τοῦ ὑψίστου κατατρίψει καὶ προσδέξεται ἀλλοιῶσαι καιροὺς καὶ νόμον καὶ παραδοθήσεται πάντα εἰς τὰς χεῖρας αὐτοῦ ἕως καιροῦ καὶ καιρῶν καὶ ἕως ἡμίσους καιροῦ
(7:26) καὶ ἡ κρίσις καθίσεται καὶ τὴν ἐξουσίαν ἀπολοῦσι καὶ βουλεύσονται μιᾶναι καὶ ἀπολέσαι ἕως τέλους
(7:27) καὶ τὴν βασιλείαν καὶ τὴν ἐξουσίαν καὶ τὴν μεγαλειότητα αὐτῶν καὶ τὴν ἀρχὴν πασῶν τῶν ὑπὸ τὸν οὐρανὸν βασιλειῶν ἔδωκε λαῷ ἁγίῳ ὑψίστου βασιλεῦσαι βασιλείαν αἰώνιον καὶ πᾶσαι αἱ ἐξουσίαι αὐτῷ ὑποταγήσονται καὶ πειθαρχήσουσιν αὐτῷ
(7:28) ἕως καταστροφῆς τοῦ λόγου ἐγὼ Δανιηλ σφόδρα ἐκστάσει περιειχόμην καὶ ἡ ἕξις μου διήνεγκεν ἐμοί καὶ τὸ ῤῆμα ἐν καρδίᾳ μου ἐστήριξα

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter VII.

[Daniels dreame.]

1 Daniels vision of foure beastes. 9 Of Gods kingdome. 15 The interpretation thereof.
1 In the first yeere of Belshazzar king of Babylon, Daniel [ Chaldean: saw.] had a dreame, and visions of his head vpon his bed: then he wrote the dreame, and tolde the summe of the [ Or, words.] matters.
2 Daniel spake, and said, I saw in my vision by night, & behold, the foure windes of the heauen stroue vpon the great Sea.
3 And foure great beastes came vp from the sea, diuers one from another.
4 The first was like a Lyon, and had Eagles wings: I beheld till the wings thereof were pluckt, [ Or, wherewith.] and it was lifted vp from the earth, and made stand vpon the feete as a man, and a mans heart was giuen to it.
5 And behold, another beast, a second, like to a Beare, and [ Or, it raised vp one dominion.] it raised vp it selfe on one side, and it had three ribbes in the mouth of it betweene the teeth of it, and they said thus vnto it, Arise, deuoure much flesh.
6 After this I beheld, and loe, another like a Leopard, which had vpon the backe of it foure wings of a foule, the beast had also foure heads, and dominion was giuen to it.
7 After this I saw in the night visions, and behold, a fourth beast, dreadfull and terrible, and strong exceedingly; and it had great yron teeth: it deuoured and brake in pieces, and stamped the residue with the feete of it, and it was diuers from all the beasts that were before it, and it had ten hornes.
8 I considered the hornes, and behold, there came vp among them another little horne, before whom there were three of the first hornes pluckt vp by the roots: and behold, in this horne were eyes like the eyes of man, and a mouth speaking great things.
9 I beheld till the thrones were cast downe, and the Ancient of dayes did sit, whose garment was white as snow, and the haire of his head like the pure wooll: his throne was like the fierie flame, and his wheeles as burning fire.
10 A fierie streame issued, and came foorth from before him: [ Rev_5:11 .] thousand thousands ministred vnto him, and ten thousand times ten thousand stood before

[Christs dominion.]

him: the iudgement was set, and the [ Rev_22:12 .] bookes were opened.
11 I beheld then, because of the voice of the great words which the horne spake: I beheld euen till the beast was slaine, and his body destroyed, and giuen to the burning flame.
12 As concerning the rest of the beasts, they had their dominion taken away: yet [ Chaldean: a prolonging in life was giuen them.] their liues were prolonged for a season and time.
13 I saw in the night visions, and behold, one like the sonne of man, came with the clouds of heauen, and came to the Ancient of daies, and they brought him neere before him.
14 And there was giuen him dominion and glory, and a kingdome, that all people, nations, and languages should serue him: his dominion is [ Dan_2:44 ; Mic_4:7 ; Luk_1:33 .] an euerlasting dominion, which shall not passe away; and his kingdome that, which shall not be destroyed.
15 I Daniel was grieued in my spirit in the midst of my [ Chaldean: sheath.] body, and the visions of my head troubled me.
16 I came neere vnto one of them that stood by, and asked him the truth of all this: so he told mee, and made me know the interpretation of the things.
17 These great beasts, which are foure, are foure Kings, which shall arise out of the earth.
18 But the Saints of the [ Chaldean: high ones, i. things or, places.] most high shall take the kingdome, & possesse the kingdome for euer, euen for euer & euer.
19 Then I would know the truth of the fourth beast, which was diuerse [ Chaldean: from all those.] from al the others, exceeding dreadful, whose teeth were of yron, and his nailes of brasse, which deuoured, brake in pieces, and stamped the residue with his feete,
20 And of the ten hornes that were in his head, and of the other, which came vp, and before whom three fell, euen of that horne that had eyes, and a mouth that spake very great things, whose looke was more stout then his fellowes.
21 I beheld, and the same horne made warre with the Saints, and preuailed against them;
22 Untill the Ancient of daies came, and iudgment was giuen to the Saints of the most high: and the time came that the Saints possessed the kingdome.
23 Thus he said, The fourth beast shall be the fourth kingdome vpon earth, which shall be diuerse from all kingdomes, & shall deuoure the whole

[Ten hornes.]

earth, and shall tread it downe, and breake it in pieces.
24 And the tenne hornes out of this kingdome are tenne Kings that shall arise: and an other shall rise after them, and he shall be diuerse from the first, and he shall subdue three Kings.
25 And he shall speake great words against the most high, and shall weare out the Saints of the most high, and thinke to change times, and lawes: and they shall be giuen into his hand, vntill a time and times, & the diuiding of time.
26 But the iudgement shall sit, and they shall take away his dominion, to consume, and to destroy it vnto the end.
27 And the [ Luk_1:33 .] kingdome and dominion, and the greatnesse of the kingdome vnder the whole heauen, shall be giuen to the people of the Saints of the most high, whose kingdome is an euerlasting kingdome, and all [ Or, rulers.] dominions shall serue and obey him.
28 Hitherto is the end of the matter. As for me Daniel, my cogitations much troubled me, and my countenance changed in me: but I kept the matter in my heart.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Las visiones (Cap. 7-12). Tal vez en algún momento de nuestra vida nos hemos detenido a pensar en el sentido de nuestra existencia, el por qué de los acontecimientos, máxime si las circunstancias en las que se vive son difíciles en todos los sentidos: económico, político, social y religioso; y más aún, si la experiencia del presente nos trae el triunfo de la injusticia, la violencia y la mentira. Ante tales circunstancias, uno siente a veces la tentación de abandonar la fe y la esperanza porque a simple vista no se ve ni se siente la intervención de aquel Dios en quien se cree y se espera. Éstas podrían ser a grandes rasgos las circunstancias históricas que se esconden detrás de las cuatro visiones que nos narra el libro de Daniel.
Por medio de las tres primeras, cada una con su interpretación, el sabio intenta responder a sus propias inquietudes y a las de sus contemporáneos sobre el futuro. El presente no es fácil, sobre todo para quienes poseen e intentan mantener su fe y su esperanza en el Dios que se ha venido revelando en la historia del pueblo de Israel. Los peligros de apostasía están a la puerta, por tanto, se necesita luz y fuerza para continuar hacia el futuro, tratando de entender el pasado y el presente.
La cuarta visión ilustra la duración de estas situaciones, épocas en las que se entrecruza una especie de competencia por parte de los poderosos contra el plan de Dios. ¿Cuándo cesará esa competencia? Cuando se reconozca que sólo Dios es Señor de la historia, y que sólo el plan divino garantiza la vida de los hombres y de la creación, y que cualquier proyecto humano debe fundarse en la voluntad de Él. Sólo cuando se reconozca esta dinámica, el futuro será esperanzador.

7:1-28 Primera: Las cuatro fieras. La primera visión tiene un gran parecido con el sueño de Nabucodonosor (2,28). En ambas predomina el número cuatro: allá tenemos cuatro metales, clasificados por su valor y aquí cuatro bestias, clasificadas por su fuerza. Pero aquí la atención está centrada en la cuarta bestia, que no tiene una denominación específica, pero que posee unas características muy particulares: posee diez cuernos, de los cuales desaparecen tres para dar espacio a uno más pequeño. Los diez cuernos se refieren a la sucesión de reyes de la dinastía seléucida, el último cuerno se refiere a Antíoco IV, tal vez el más feroz y opresor de todos. Pero la visión no termina con la descripción de la cuarta bestia y su acción maléfica. Aparece un anciano, un trono y un ser misterioso que en la narración se le da el apelativo de «hijo de hombre» (9-14). Estos elementos nos indican que para el autor se representa aquí una especie de juicio que el Altísimo realiza sobre la historia y sus protagonistas. De hecho el anciano y el tribunal entregan al «hijo del hombre» el poder sobre reinos y naciones, quienes se ponen a su servicio (14.26.27). El Nuevo Testamento identificará este «hijo de hombre» con Jesús, proclamado como el Mesías (cfr. Mar_13:26; Mar_14:62; Mat_25:31; Luc_17:22.30; Hch_7:55-56).
El mensaje esperanzador de este juicio es el desmoronamiento de todo poder y potencia enemigos de Dios y el triunfo definitivo del proyecto divino y de sus fieles adoradores (26s).
Para nuestro tiempo: el creyente no puede conformarse con la simple espera de un ser celestial que aparezca para juzgar la prepotencia y altanería de los opresores modernos y de sus estructuras opresoras. En y desde la fe, el cristiano convencido del valor liberador, consolador y esperanzador de la Palabra y proyecto de Jesús, tiene que hacer de sus luchas y sudores una profecía actual y actuante. No porque los tiempos hayan cambiado cambia Dios de parecer. En nuestras manos está hacer que Dios enjuicie nuestro mundo actual, incrementando acciones de justicia, solidaridad y búsqueda de la fraternidad en medio de este mundo dividido y gobernado por las fuerzas del mal.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



3. Ver Apo_13:1. Estos "cuatro animales" tienen el mismo valor simbólico que los cuatro metales de la estatua del sueño de Nabucodonosor. Ver nota 2. 31-45.

4-6. Ver Apo_13:2, Apo_13:7.

7. Los "diez cuernos" representan a los reyes de la dinastía seléucida, que reinaron en Siria después de la muerte de Alejandro Magno. El número "diez" es una cifra redonda, que sugiere la idea de totalidad.

8. Ver Apo_13:5. El "pequeño cuerno" es Antíoco IV Epífanes.

9. Ver Apo_1:14. El "Anciano" representa a Dios, que se sienta en el trono para el Juicio.

10. Ver Apo_5:11; Apo_20:12.

13. "Hijo de hombre", tanto en hebreo como en arameo, significa simplemente "hombre" o "ser humano". Pero en este contexto la expresión adquiere un nuevo sentido. Así como los cuatro animales (v. 3) representan a los reinos paganos, así también la figura de este "Hijo de hombre" parece ser la personificación del pueblo de "los Santos del Altisimo" (v. 18), es decir, de los israelitas fieles al Señor. A ellos, Dios les hará justicia después de las tribulaciones padecidas y los hará entrar en posesión de su Reino (vs. 22, 27). Más tarde, la figura de este "Hijo de hombre" fue adquiriendo rasgos individuales, hasta identificarse con la persona del Rey mesiánico y del Juez de los últimos tiempos. Jesús usó preferentemente este título para designarse a sí mismo. Ver nota Mat_8:20.

21. Ver Apo_11:7; Apo_13:7.

22. Ver Apo_20:4.

24. Ver Apo_17:12.

25. Ver Apo_12:14. "Un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo", es decir, tres años y medio, ya que cada "tiempo" corresponde a un año. Este es el tiempo que va a durar la persecución de Antíoco IV.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



El cuerno que hizo la guerra

Daniel recibió una serie de indicios para explicar estas escenas. La interpretación de las bestias como imperios está de acuerdo con ellas. La visión tenía el propósito de asegurarle que los santos del Altísimo tomarán el reino (18). Esto no debe tomarse como para sugerir que el Hijo del Hombre y los santos del Altísimo son idénticos, pero finalmente en la venida de Cristo (p. ej. Apoc. 1:7) se aclarará que están relacionados en alguna manera. Su coronación es la garantía de que sus santos participarán de su triunfo (Apoc. 20:6).

Aunque Daniel recibió la seguridad del triunfo del reino de Dios, estaba especialmente atribulado por la identidad de la aterrorizadora cuarta bestia, por sus cuernos y particularmente por el pequeño (19; cf. v. 8). La interpretación que él recibió ilumina la visión, pero de ninguna manera la hace sencilla. No es de sorprender que los comentaristas hayan diferido en su interpretación del pasaje. Su dificultad debiera advertirnos de no ser dogmáticos al explicarlo.

El cuerno pequeño aparece en el contexto del último imperio. La identificación depende de nuestro esquema general para interpretar toda la visión (y el sueño de Nabucodonosor en el cap. 2). Debe no tarse en especial el triple carácter del cuerno pequeño en el v. 25. Es culpable de blasfemia, persecución del pueblo de Dios y alguna forma de autodeificación (puesto que cambiar las festividades, v. 25, es prerrogativa solamente de Dios, 2:21).

Los que sitúan la lectura de Daniel en el siglo II a. de J.C. usualmente identifican el cuarto reino como Grecia, y consideran al cuerno pequeño como Antíoco Epífanes. No es posible, sin embargo, leer este pasaje desde una perspectiva del NT sin reconocer que la figura del Hijo del Hombre (13) se cumple en Cristo (cf. Mar. 13:26; Hech. 7:56; Apo. 1:13; 14:14).

Esta interpretación (retrospectiva) sugiere que la figura de la cuarta bestia se realiza en Roma. Probablemente es mejor considerar los cuernos (7, 8, 24) como una continuación del espíritu del do minio romano, en el contexto del que surge el cuerno pequeño, el hombre de iniquidad, el anticristo final (20, 21, 25; cf. 2 Tes. 2:4-12; 1 Jn. 4:3b) que fieramente oprime a los santos (25) durante un tiempo. Su poder entonces será consolidado e intensificado (un tiempo), pero repentinamente será quebrantado ( y la mitad de un tiempo). El Hijo del Hombre, habiendo recibido el dominio universal para sí mismo y para su pueblo, reinará entonces para siempre (14, 26, 27).

Daniel fue afectado por la visión, tanto física como mentalmente. Hay una lección importante para todos los que tienen experiencias espirituales poco comunes en el hecho de que él guardó el asunto para sí mismo (28).

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 7.2 El gran mar alborotado por los vientos es el caos primitivo de los antiguos relatos de creación (Gn 1.2). De este modo, la visión se remonta hasta el comienzo de la historia humana, a fin de abarcarla desde el principio hasta el fin (cf. v. 22).

[2] 7.3 Cuatro enormes monstruos: La representación simbólica de reinos o naciones con figuras de animales (cf. v. 17) es bastante frecuente y aparece en distintas culturas. Estos cuatro animales de aspecto monstruoso corresponden a los cuatro metales de la estatua descrita en Dn 2.31-35.

[3] 7.7 En el antiguo Oriente, los cuernos simbolizaban la fuerza. De ahí la aptitud de este símbolo para representar a los reyes (v. 24). Cf. Ap 12.3; 13.1.

[4] 7.9 Un Anciano: Se refiere a Dios, el Juez universal que va a juzgar a los reinos de este mundo.

[5] 7.10 En estos libros están anotadas las acusaciones y en ellos van a quedar registradas las sentencias.

[6] 7.13 Alguien parecido a un hijo de hombre: Nótese la dimensión colectiva que tiene esta misteriosa figura, ya que el reino que le es conferido lo reciben también los santos del Altísimo (vv. 18,27). En el NT el Hijo del hombre se usará como título mesiánico. Cf. Mt 24.30; 26.64; Mc 13.26; 14.62; Lc 21.27; Ap 1.7,13; 14.14.

[7] 7.17 Dominarán el mundo: otra posible traducción: se levantarán de la tierra. Cf. Ap 7.1

[8] 7.18 Pueblo del Dios altísimo: lit. los santos del Altísimo. Algunos intérpretes han visto en esta expresión una referencia a los ángeles; pero en realidad se trata de seres humanos, ya que han sido perseguidos y muchos de ellos han padecido incluso el martirio (cf. v. 25).

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*7-12 Comienza aquí la parte apocalíptica del libro. Daniel es ahora receptor de revelaciones que le llegan, bien en sueños (Dan 7:1-28; Dan 8:1-27), bien por la lectura de la Escritura (Dan 9:1-27), bien por un anuncio angélico (Dan 10:1-21; Dan 11:1-45; Dan 12:1-13). Se le revela el momento del fin que había anunciado antes a Nabucodonosor (véase Dan 2:28). Él mismo lo pone por escrito para que sirva de motivo de esperanza a los judíos que sufren la terrible persecución de Antíoco IV Epífanes.

Torres Amat (1825)



[1] Grandes profecías de Daniel. Las cuatro bestias representan los cuatro reinos paganos, Babilonia, Media, Persia yGrecia, y corresponden a los cuatro metales de la estatua. Dan 2.

[7] Los diez reyes simbolizan diez monarcas. La décima asta o cuerno debe ser Antíoco IV Epífanes.

[8] Dan 8, 23; 11, 36.

[10] Ap 20, 11.

[14] Dan 3, 100.

[28] Explicación del ángel.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Apo_20:4

[2] Mar_1:15

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Apo_20:4

[2] Mar_1:15

Reina Valera (Sociedades Bíblicas Unidas, 1960)

hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo;m y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino.

m Apo 20:4.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Apo 13:7.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *Ap 20:4