Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
2. Incidencias en la Marcha.
Camino De Transjordania (1-25).
1
Mudando de dirección, partimos por el desierto camino del mar Rojo, como Yahvé me lo había ordenado; y anduvimos largo tiempo dando vueltas en torno a las montañas de Seír. 2
Yahvé me dijo: 3
Harto tiempo habéis estado rodeando estas montañas; volved a tomar la dirección norte. 4
Da esta orden al pueblo: Vais a pasar por las fronteras de vuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitan en Seír. Ellos os temerán; pero guardaos bien 5
de tener querellas con ellos, porque yo no os daré nada de su tierra, ni siquiera lo que puede pisar la planta de un pie. Yo he dado a Esaú las montañas de Seír en posesión. 6
Compraréis de ellos a precio de plata los alimentos que comáis y aun el agua que bebáis; 7
porque Yahvé, tu Dios, te ha bendecido en todo el trabajo de tus manos y te ha provisto en tu viaje por este vasto desierto, y ya desde cuarenta años ha estado contigo Yahvé, sin que nada te haya faltado. 8
Pasamos, pues, flanqueando a nuestros hermanos los hijos de Esaú, que habitan en Seír, camino del Araba a Elat y a Asiongaber, y, dando vuelta, avanzamos por el camino del desierto de Moab. 9
Entonces me dijo Yahvé: No hostiguéis a los moabitas y no trabéis lucha con ellos, pues no he de darte nada de su tierra en posesión; he dado a los hijos de Lot Ar en posesión. 10
Antes habitaban allí los emitas, pueblo grande, numeroso, de alta talla, como los enaquitas; 11
también ellos, como los enaquitas, pasaban por re-faítas, pero los moabitas les daban el nombre de emitas. 12
Por lo contrario, en Seír habitaban antes los jorritas; pero los hijos de Esaú los desposeyeron, y, exterminándolos, se establecieron en su tierra, como lo hace Israel en la tierra de su posesión que le dará Yahvé. 13
Ahora, pues, levantaos y atravesad el Zared. Y atravesamos el torrente Zared. 14
El tiempo que duraron nuestras marchas desde Cades-barne al torrente Zared fue de treinta y ocho años, hasta que hubo desaparecido toda la generación de hombres de guerra de en medio del campamento, como Yahvé se lo había jurado. 15
La mano de Yahvé pesó sobre ellos en el campamento hasta hacerlos desaparecer a todos. 16
Cuando la muerte hubo hecho desaparecer de en medio del pueblo a todos aquellos hombres de guerra, 17
me habló Yahvé, diciendo: 18
Hoy vas a pasar la frontera de Moab, el Ar, y vas a acercarte a los hijos de Amón, pero sin pasar sus confines. 19
No los ataques y no les hagas la guerra, porque yo no he de darte en posesión nada de la tierra de los hijos de Amón. Se la he dado toda en posesión a los hijos de Lot. 20
También era tenida esta tierra por país de los re-faítas; habitaron antes allí los refaítas, que los amonitas llamaban zumzumitas; 21
pueblo grande, numeroso, de alta talla, como los enaquitas. Yahvé los destruyó ante los amonitas, que los expulsaron y se establecieron en su tierra. 22
Lo mismo hizo Yahvé por los hijos de Esaú, que habitaban en Seír, destruyendo ante ellos a los jórreos; los expulsaron y se establecieron en su lugar hasta el día de hoy. 23
Los heveos, que habitaban en cortijos hasta Gaza, fueron destruidos por los caftorim, que, salidos de Caftor, se establecieron en su lugar.
Esta narración se enlaza cronológicamente con 1:40, y en ella se prescinde de la larga permanencia de Israel en Cades, que nos asegura 1:46. Algo semejante tenemos en
Num_14:25s, cuyo relato sigue el deuteronomista a pesar de que los relatos siguientes suceden en Cades hasta el 21:45, en que se comienza a contar la marcha camino del mar Rojo. Ambos datos son una prueba de los defectos de redacción de los Números, que luego pasan al Deuteronomio. Según la orden divina, se ponen en camino por el Araba, teniendo a la izquierda los montes de Seír, territorio de los edomitas. Llegados al mar Rojo, en Asiongaber se vuelven hacia el norte, dejando a su izquierda los montes orientales de Edom. Siguen luego por el oriente de Moab y el occidente de Amón, para venir a chocar con el reino amorreo de Seón. Los edomitas y los moabitas estaban emparentados con Israel (los primeros, descendientes de Esaú, hermano de Jacob, y los segundos, hijos de Lot, sobrino de Abrahán)1.
El texto no dice nada de la embajada enviada por Moisés para pedir paso a los edomitas2, pero supone la negativa de éstos al mandar flanquear su territorio. El discurso de Moisés es sintético, y no pretende reproducir todos los incidentes del itinerario por el desierto, sino lo principal, como introducción exhortatoria al cumplimiento de sus leyes.
Los v.10-12 y 20-23 son una glosa erudita etnográfica relativa a las poblaciones prehistóricas de TransJordania; los
emitas son una raza ciclópea como los
enaquitas, ambos derivación de los
refaím, gigantes a los que se atribuían las construcciones megalíticas, tan abundantes en TransJordania3. Los
jorritas son una población no semítica que habitaba en grutas (
jor, gruta) o trogloditas. Algunos los identifican con los
jarritas de la Alta Mesopotamia4. Los
zum-zummim son también restos de la raza de gigantes presemítica5. Los
heveos o hiwwitas habitaban en el sur de Palestina, junto a Gaza, en
cortijos o establecimientos rústicos. Parecen parientes de los
jurritas; es decir, de las poblaciones mezcladas caucásicas y medio semíticas. Fueron expulsados por los
caftorim, procedentes de Creta6 o de la zona mediterránea que rodea esta isla. Estos con los
filisteos son restos de una población egeo-asiática que hacia el siglo XII antes de Cristo, empujada por la invasión de los dorios o indoeuropeos, se establecieron en la costa de Canaán después de ser derrotados por Ramsés III hacia el 11957. Se infiltraron por la costa al mismo tiempo que los hebreos entraban por el Jordán, llegando a ser los enemigos tradicionales durante los primeros siglos de la ocupación de la tierra prometida.
Victoria sobre los Amorreos de Transjordania (24-37).
24
Levantaos, pasad el torrente del Amón; yo entrego en tus manos a Seón, rey de Hesebón, amorreo, con su tierra; comienza la conquista, hazle la guerra. 25
Aquel día comenzó a extenderse el terror y el miedo a ti entre los pueblos que hay bajo el cielo; al oír hablar de ti temblarán y se dolerán. 26
Entonces desde el desierto de Quedemot mandé embajadores a Seón, rey de Hesebón, que le dijeran en términos amistosos: 27
Déjame atravesar tu territorio; seguiré siempre el camino, sin apartarme ni a la derecha ni a la izquierda; 28
me venderás por dinero los víveres que coma y por dinero me darás el agua que beba; déjame sólo atravesar a pie, 29
como lo han hecho ya los hijos de Esaú, que habitan en Seír, y los moabitas, que habitan en Ar, hasta que a través del Jordán llegue a la tierra que Yahvé, nuestro Dios, nos da. 30
Pero Seón, rey de Hesebón, no quiso dejarnos pasar por su territorio, porque Yahvé, tu Dios, hizo inflexible su espíritu y endureció su corazón para entregarle en tus manos, como hoy lo está. 31
Yahvé me dijo: Comienzo yo por entregarte a Seón y su tierra. Emprende la conquista para apoderarte de ella. 32
Salió Seón a nuestro encuentro con toda su gente para darnos la batalla en Yasá. 33
Yahvé, nuestro Dios, nos lo entregó, y le derrotamos a él, a sus hijos y a todo su pueblo. 34
Tomamos todas sus ciudades y dimos al anatema todos sus lugares de habitación, hombres, mujeres y niños, sin dejar con vida uno solo. 35
Sólo tomamos para nosotros los ganados y los despojos de las ciudades que habíamos conquistado. 36
Desde Aroer, que está al borde del valle del Amón, y desde las ciudades que están en el valle hasta Galaad, no hubo ciudad suficientemente fuerte para poder resistirnos; Yahvé, nuestro Dios, nos las entregó todas. 37
Pero no te acercaste a la tierra de los hijos de Amón, ni a ningún lugar de la orilla derecha del torrente Yaboq, ni a las ciudades de la montaña, ni a ninguno de los lugares de que Yahvé, nuestro Dios, te había prohibido apoderarte.
Se repite sustancialmente lo narrado en
Num_21:21-35 sobre la conquista del reino amor reo de Transjordania, si bien aquí, según el estilo parenético, se resalta más la acción directa de Dios, que es quien, en definitiva, otorgó la victoria. Yahvé ordena el avance, y los que antes eran gente asustadiza, que no se atrevió a hacer frente a los cananeos, porque sus ciudades tenían murallas que llegaban
hasta el cielo, y los que se sentían achicados ante la estatura procer de los habitantes de Canaán (considerándose ante ellos como
langostas), ahora atacan con fiereza, y no hay murallas que se resistan a su embate, porque Yahvé infundió fuerza excepcional a su pueblo.
En la narración actual hay un detalle que desconocíamos: antes de atacar al rey de los amorreos le envió una embajada para pedir permiso de tránsito, en el mismo estilo que la enviada a Edom según
Num_20:14-17. Moisés, para convencer al rey Seón, le cita la buena acogida que le han dado los edomitas y moabitas permitiéndole el paso pacífico (v.29), lo que está en contradicción con lo que se narra en
Num_20:18-21 sobre la negativa de Edom a permitirles pasar. ¿Cómo conciliar ambos relatos? Las palabras de Moisés pueden ser un recurso oratorio para convencer al rey Seón, o bien se refiere al hecho de que los edomitas y moabitas no les hostigaron cuando pasaron flanqueando su frontera oriental. En
Deu_23:4-5 se echa en cara a los edomitas y moabitas el que no hayan ofrecido espontáneamente pan y agua a los hebreos al pasar por su tierra, pero no se dice que les hayan sido hostiles. Ahora Moisés quiere el mismo trato del rey amorreo.
Este rehusa el permiso de tránsito innocuo, y el deuteronomista ve en ello la intervención divina, que
endureció su corazón para entregarle en las manos de Israel (v.30). Como siempre, los hagiógrafos prescinden de las causas segundas y atribuyen a Dios directamente cosas que sólo fueron
permitidas por El. Todas las ciudades fueron tomadas.
Aroer es el actual
Jirbet-Arair, sobre el Amón, y la
ciudad que está en el valle parece ser
Ar, capital de Moab.
Galaad, la región en torno al Yaboq.
1 Cf.
Gen_36:1;
Gen_13:5-12;
Gen_19:36-37. 2 Cf.
Num_20:14-21. Aquí los edomitas son tratados con benevolencia. Esto parece sugerir que el hagiógrafo quiere callar la conducta hostil de los mismos, lo que parece insinuar que el documento está redactado en un tiempo en que, por excepción, las relaciones entre Israel y Edom eran amistosas. 3
Refaím parece significa sombras de muertos (de
rafah =· ser débil?). Cf.
Job_36:5;
Job_14:9. Cf. M. J. Lagrange,
études sur les religions sémitiques 273. 4 Véase Abel,
Geog. I 329-30. Los egipcios llamaban al sur de Canaán
Haru, sin duda debido a esta población. 5 Cf.
Gen_14:5. 6 Los egipcios los llaman
keftiu, los asirios
kaftara. En la Biblia aparecen los
keretim y
pelestim juntos. Abel, o.c., I 261. 7 Véase Abel,
Geog. I 261-268.