Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
29. Amonestaciones.
Recapitulación (1-8).
2
(1
)Convocó Moisés a los hijos de Israel y les dijo: Habéis visto todo cuanto a vuestros ojos hizo Yahvé en la tierra de Egipto al faraón, a todos sus servidores y a toda su tierra; 3
(2
)los grandes portentos que tus ojos vieron, los milagros y los prodigios grandes. 4
(3
)Pero Yahvé no os ha dado todavía hasta hoy un corazón que entienda, ojos que vean y oídos que escuchen. 5
(4
)Por cuarenta años os ha conducido a través del desierto; vuestros vestidos no se han envejecido sobre vosotros; tu sandalia no se ha envejecido en tu pie; 6
(5
)no habéis comido pan ni habéis bebido vino ni licor, para que sepáis que soy yo, Yahvé, vuestro Dios; 7
(6
)y al llegar a esta región, Seón, rey de Hesebón, y Og, rey de Basan, salieron contra ti en guerra, pero los derrotarnos 8
(7
)y nos apoderamos de su tierra, dándosela en posesión a los rubenitas, gaditas y a media tribu de Manasés. 9
(8
)Por eso debéis guardar todas las palabras de esta alianza, para asegurar el feliz éxito de cuanto emprendáis.
Una vez más, recuerda el legislador deuteronomista los sucesos acaecidos desde la salida de Egipto, en los
que se manifestó la providencia particularísima de Yahvé, para volver de nuevo al tema de las amenazas y promesas implicadas en la alianza que los israelitas han hecho con Yahvé.
Pero los israelitas no han comprendido el alcance de esta intervención milagrosa de Dios. Yahvé no les ha dado un corazón que entienda (v.4/3); es decir, no han sido dignos de conocer el alcance de la especialísima providencia divina sobre ellos. Son de dura cerviz, y, como tales, incapaces
de captar los designios superiores divinos. En el lenguaje bíblico se atribuye todo directamente a Dios, prescindiendo de las causas segundas, y así Yahvé es el que
endurece el corazón del faraón. En nuestro caso, la cerrazón de inteligencia
(corazón en el lenguaje bíblico) es atribuida directamente a Dios, cuando en realidad es debida a la mala disposición de los israelitas, que merecen les niegue Dios la inteligencia de los hechos conforme al módulo de sus salvadores designios.
La Providencia divina se ha manifestado particularmente en la vida azarosa del desierto. A pesar de todas las necesidades, no les ha faltado lo necesario para calzar y vestir (
vuestros vestidos no se han envejecido)
(v.5/4); ni la comida, a pesar de que han carecido del
pan y del
vino (v.6/5). Yahvé los ha proveído de lo necesario, enviándoles el maná y las codornices en los momentos críticos. La época del desierto es la infancia de Israel como nación, y Yahvé le ha cuidado como a un niño pequeño que aún no puede valerse; por eso vivía sólo de la providencia divina. Los profetas consideran esta época como la ideal, desde el punto de vista religioso, en la historia del pueblo elegido1
. El deuteronomista recuerda también las victorias de Israel sobre los reyes de Transjordania, debidas, sobre todo, a la asistencia de Yahvé2.
Amenazas contra los Infieles a la Ley (10-29).
10
(9
)Hoy estáis todos ante Yahvé, vuestro Dios; los jefes de vuestras tribus, los jueces, los ancianos, los oficiales, todos los varones de Israel; 11
(10
)y vuestros hijos, y vuestras mujeres, y todos los peregrinos que se hallan dentro del campamento, desde tu leñador hasta tu aguador, 11
para que hagas con Yahvé, tu Dios, tu alianza y tu juramento 12
de hacerte El su pueblo y de tenerle tú a El por tu Dios, como se lo prometió y juró por ti a Abrahán, a Isaac y a Jacob. 13
Pero no sólo con vosotros hago yo esta alianza y este juramento, 14
sino con todos los que estáis hoy con nosotros ante Yahvé, nuestro Dios, y los que no están hoy con nosotros, 15
Sabéis cómo hemos morado en la tierra de Egipto y cómo hemos pasado por entre los pueblos por que habéis pasado; 16
habéis visto sus abominaciones y sus ídolos, leño y piedra, plata y oro, que hay entre ellos. 17
No haya, pues, entre vosotros hombre ni mujer, familia ni tribu, que se aparte hoy de Yahvé, nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esos pueblos; no haya entre vosotros raíz que produzca veneno o ajenjo; 18
nadie, al oír las palabras de este juramento, se bendiga en su corazón, diciendo: Paz tendré aunque persista en el propósito de mi corazón; 18
de modo que se una la sed a la gana de beber. 20
(19
)Yahvé no perdonará a ése, sino que se encenderán contra él la cólera y el celo de Yahvé, se echarán sobre él todas las maldiciones escritas en este libro 21
(20
)y Yahvé borrará su nombre de debajo de los cielos. 22
(21
)Yahvé le elegirá para entregarle a la desventura de entre todas las tribus de Israel, conforme a las maldiciones de esta alianza escritas en el libro de esta Ley. 23
(22
)Las generaciones venideras, los hijos que después de vosotros nacerán y los extranjeros que de lejanas tierras vengan, a la vista de las plagas y de las calamidades con que habrá castigado Yahvé a esta tierra -azufre y sal, quemada toda la tierra, sin sembrarse ni germinar, sin que nazca en ella la hierba, como la catástrofe de Sodoma y Gomorra, de Adama y Seboim, que destruyó Yahvé en su furor , 24
(23
)dirán todos: ¿Cómo es que así ha dejado Yahvé a esta tierra? ¿Qué ira y furor tan grande ha sido éste? 25
(24
)Y les contestarán: Es por haber roto el pacto de Yahvé, el Dios de sus padres, que con ellos hizo cuando los sacó de Egipto; 26
(25
)se fueron a servir a dioses extraños y les sirvieron; dioses que no conocían y que no eran sus dioses, 27
(26
)y se encendió el furor de Yahvé contra esta tierra, y echó sobre ella todas las maldiciones que están escritas en este libro; 28
(27
) y los arrancó Yahvé de esta tierra con cólera, con furor, con gran indignación, y los arrojó a otras tierras como están hoy. 29
(28
)Las cosas ocultas sólo son para Yahvé, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos por siempre, para que se cumplan todas las palabras de esta Ley.
El legislador expresa enfáticamente que todos están obligados a la alianza con Dios: la clase directora de Israel, los peregrinos (
ger),
asimilados con los israelitas; las mujeres y aun los de clase social más ínfima
(desde tu leñador hasta tu aguador)
(v.11/10); y no sólo la generación presente, sino la futura. En virtud de esta alianza, los israelitas quedan vinculados a Yahvé como su Dios y ellos constituyen su
pueblo (v. 12/11). Es el cumplimiento de la antigua promesa a los patriarcas3. El deuteronomista pone en guardia a su pueblo contra las transgresiones que pudieran atraer sobre él un castigo como el de la esclavitud de Egipto. Siempre tiene delante la obsesión del peligro de la idolatría. Los profetas en sus oráculos amonestan al pueblo contra el peligro de las relaciones con los idólatras y sus cultos atractivos. El legislador aquí advierte que nadie debe llamarse a engaño creyendo que puede asistir a los cultos idolátricos
y conservar el derecho a la protección y bendición divinas añejas a la alianza. En realidad, el que así obra, no hace sino sembrar
veneno o ajenjo (v. 18/17); es decir, semilla de amargura, en cuanto que sufrirá sus funestas consecuencias4. La traducción
de modo que se una la sed a la gana de beber (v. 19/18) es muy problemática y las versiones difieren5. El sentido general parece aludir al hecho de que el que obra insensatamente, creyendo poder disfrutar de las bendiciones de Yahvé y seguir su vida de prevaricación, se atrae el castigo divino inexorable, ya que es el colmo de la maldad, pues se juntan así
la sed y la gana de beber. El castigo afectará a todo el país, quedando desolado como Sodoma y Gomorra, siendo el objeto de la irrisión de los extranjeros. (23/22-24/23)6. Las consideraciones que se hacen los extranjeros a la vista de la catástrofe, atribuida a la infidelidad de Israel a su Dios, están expresadas en los mismos términos que en
Jer_22:8-9.
La alusión al exilio como ya cumplido (
los arrojó a otras tierras, como están hoy)
(v.28/27), prueba que el capítulo está retocado por glosistas posteriores al destierro.
El contenido del v.29/28 es enigmático. Las cosas
ocultas parecen aludir a los designios punitivos de Yahvé sobre Israel, y las
reveladas pueden ser las amonestaciones dadas para librarse de los castigos futuros.
1 Cf.
Ose_11:1;
Amo_2:10;
Jer_2:2. 2 Cf.
Deu_2:32-33;
Deu_3:1,
Deu_8:12-13· 3 Cf.
Gen_15:10;
Gen_15:17;
Gen_17:7-8;
Gen_26:28;
Gen_22:16-18;
Gen_28:13. 4 Cf.
Ose_10:4;
Amó_6:12;
Jer_9:15. 5 Los LXX: de suerte que el pecador no sea destruido con el que no tiene pecado. La Vulgata: et adsumat ebria sitientem.
Bib. de Jer.: si bien Ja abundancia de agua hará desaparecer la sed. Cantera: de suerte que habría de arrancarse lo regado con lo seco. Es la versión de Clamer. En este supuesto, se trataría de un proverbio en el que se expresaría la devastación general del país: las partes regadas y las secas. 6 Cf.
Isa_1:9;
Isa_13:19;
Amo_4:11;
Jer_49:18.