Ver contexto
Habla el rico y todos callan,
y ponen sus palabras por las nubes.
Habla el pobre y dicen: ¿Quién es éste?
y si se equivoca, lo echan por tierra.
(Eclesiástico 13, 23) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

;;;;;;;;;;;;;;;;;

13. Las Amistades y las Riquezas (13:1-29).
1 El que con pez anda se mancha, y el que trata con soberbios se hace semejante a ellos. 2 No tomes sobre ti peso superior a tus fuerzas ni trates con los que son más poderosos y ricos que tú. 3 ¿Qué le dará el caldero a la olla? Chocar con ella y quebrarla. 4 El rico hace injusticias y se gloría de ello; el pobre recibe una injusticia y pide excusa. 5 Mientras le seas útil se servirá de ti; cuando no valgas nada, te abandonará. 6 Si tienes bienes, vivirá contigo, pero te empobrecerá sin dolerse. 7 Si le eres necesario, te adulará, te sonreirá y te dará esperanzas, te hablará bellas palabras y te dirá: ¿Qué quieres? 8 Te confundirá con sus halagos; pero hasta dos y tres veces te despojará, y al fin se burlará de ti. Después de esto te verá y se te hará el desconocido, y te insultará, moviendo la cabejea. 9-10 Mira no te engañen y te derribe tu necedad. 11-12 Si un poderoso te llama a sí, 13 no te acerques tú, no seas rechazado; pero no te estés demasiado lejos, para no ser olvidado. 14 No te aventures a intimar con él y no des fe a sus muchas palabras; porque con su mucha charla te pondrá a prueba y sonriendo te sonsacará. 15 Es un infame quien falta a su palabra y sin miramientos forja enredos. 16 Estáte atento y guárdate mucho, porque la desgracia te ronda. 17-18-19 Todo animal ama a su semejante, y el hombre a su prójimo. 20 Toda carne se une a los de su especie, y el hombre a su semejante. 21 ¿Para qué unir el lobo con el cordero? Pues lo mismo es unir al impío con el justo. 22 ¿Qué paz puede haber entre la hiena y el perro? Pues así entre el rico y el pobre. 23 El asno salvaje es presa del león en el desierto; así también los pobres son pasto de los ricos. 24 Abominable es para el soberbio la humildad, lo mismo que el pobre para el rico. 25 El rico, si vacila, es sostenido por los amigos; pero el pobre, si cae, es rechazado aun por los amigos. 26 Si el rico habla, todos le aplauden; aunque diga necedades, le dan la razón. 27 Pero, si el pobre habla, le insultarán; hablará con discreción, y nadie lo reconocerá. 28 Habla el rico, y todos callan y ponen por las nubes su discreción. 29 Pero habla el pobre y dicen: ¿Quién es éste? Y si se propasa, todos se le echan encima.

Hay ciertas clases de personas con las que no es prudente fomentar la amistad. Así con el soberbio, porque, dada la propensión de la naturaleza caída al orgullo y lo fácilmente que este defecto se reviste de apariencias de generosidad y grandeza de ánimo, quien con él trata se contagiará de su pecado, como se mancha quien anda con la pez. No es menos imprudente la familiaridad con el más poderoso y más rico que tú, que te expone a un plan de vida que no podrás soportar; sufrirás con ello frecuentes humillaciones al no poder competir con ellos, y tu suerte será la de la olla que golpea el caldero de cobre: llevarás las de perder. Vieja historia siempre nueva - escribe Girotti -, que ha dado materia a los más célebres autores de fábulas.1
Así lo declara el autor en los versos siguientes. ¡Qué distinta la actitud del rico y la del pobre! Comete aquél una injusticia para con el pobre, y se gloría de ello. La recibe un pobre, y no le queda más remedio que aguantarse, e incluso deberá pedir excusas al rico si no quiere exponerse a males mayores. El soberbio es egoísta e interesado sobremanera; cree que el mundo entero ha sido hecho para él y que los demás no tienen derecho a gozar de sus bienes. Mantendrá buenas relaciones contigo, te halagará y tratará con toda amabilidad, te invitará incluso a sus banquetes mientras vea que de ellos puede sacar alguna utilidad, bien de tus servicios, bien de tus bienes, con los que procurará ir progresivamente engrosando los suyos. San Ambrosio y San Beda comparan a estos ricos avaros con las sanguijuelas; como éstas absorben la sangre del hombre, aquéllos se apoderan de los bienes de cuantos pueden. Y cuando ya nada te queda que pueda arrancarte, se te hará el desconocido y, en el colmo de una ingratitud y crueldad que clama al cielo, te insultará y calumniará 2.
Después de poner de relieve los inconvenientes de la familiaridad con los ricos y poderosos, el autor da unas cuantas normas prácticas de conducta frente a ellos (v. 12-16) 3. Si un poderoso te llama para hacerte sentar a su mesa, para conferirte una dignidad, para distinguirte con su confianza, no accedas en seguida. Denotarás un interés que te podría ser contraproducente. Déjale que insista. Si tiene verdadero interés, repetirá la invitación, y, al verte acceder desinteresadamente, sólo en atención a su persona e insistencia, aumentará su admiración y estima por ti. Respecto de los grandes, la norma más prudente es una posición media entre un excesivo acercamiento, que manifiesta avidez de su trato y beneficios, y puede llevarte a ser rechazado, con la consiguiente confusión y vergüenza, y un demasiado alejamiento, que pueda llevarte a no ser recordado en el momento oportuno en que podrías recibir un beneficio. Preguntado Alejandro Magno cómo haya que acercarse al príncipe, respondió: Como al fuego, de modo que no te acerques tanto que seas abrasado por él, ni te separes tanto de él que sientas frío y no seas calentado4. Y si te acercas al poderoso, sé prudente en tus relaciones con él. Evita aquella confianza que le puede llevar al conocimiento de tus secretos e intimidades, y no des, sin más, fe a sus palabras y promesas, con las que a veces no pretenden otra cosa los poderosos que conocer lo que respecto de ellos se dice o se maquina. Ten en cuenta que, cuando haya conseguido de ti cuanto le interesa, no te guardará consideración alguna; utilizará cuanto le confiaste para sus planes, y si para llevarlos a cabo le es conveniente, sin escrúpulo de ninguna clase tramará asechanzas contra tu vida, no ahorrándote malos tratos ni la misma prisión. El peligro es tan serio y tantos los incautos, que el autor aconseja una y otra vez la prudencia y cautela en relación con los ricos y poderosos (v.16) 5.
Volviendo a la tesis del presente capítulo (v.19), demuestra con ejemplos tomados del reino animal cómo la amistad y familiaridad exigen cierta semejanza de carácter, de sentimientos interiores, de condición social, de modo que de ordinario no se da entre temperamentos opuestos, entre el justo y el impío, entre el rico y el pobre, como confirma la experiencia. La semejanza de naturaleza debe llevar al hombre al amor de sus prójimos, pero la amistad sincera exige idénticas o parecidas inclinaciones y costumbres, ideales y aspiraciones, posición y exigencias sociales. Pretender la amistad o familiaridad o una mutua inteligencia entre el justo, que pone su corazón en Dios, y el pecador, que lo pone en el pecado, sería como querer hacer convivir al lobo y al cordero, entre quienes existe una innata aversión tan grande, que éste sería inmediatamente devorado por aquél. Intentar la convivencia o familiaridad entre el rico y el pobre es como pretender que haya paz entre la hiena rapaz, que merodea los rebaños en acecho de la oveja perdida, y los perros, a quienes se confía la guarda de éstos contra su rapacidad. Una metáfora más pone de relieve el resultado del trato entre el rico y el pobre: el asno salvaje, sin la protección de su amo, alcanzado por el león, es destrozado por éste; lo mismo ocurre al pobre con el rico; éste le irá despojando de sus bienes, se aprovechará de su trabajo, que no le retribuirá debidamente, enriqueciéndose más y más a costa suya. Entre ambos existe una relación semejante a la que existe entre el soberbio y el humilde. Para el soberbio, que se constituye a sí mismo centro de su vida, resulta algo abominable la humildad, que él desprecia y considera como pusilanimidad. Así, para el rico que despilfarra sus riquezas, el pobre, cuya indigencia es una condena de su conducta, una llamada constante a su conciencia que no le deja gozar libremente de los bienes a su gusto y placer, resulta un ser antipático y despreciable en extremo 6.
Concluye la perícopa constatando la diferente actitud que en la sociedad se observa para con el rico y frente al pobre. Si aquél vacila, antes de que caiga cuenta ya con la ayuda de todos sus amigos, que no le dejarán caer; pero cae el pobre, y ni aun los que tal vez un día se llamaron sus amigos le prestan el más mínimo auxilio. La razón es que del primero se puede esperar alguna recompensa; del segundo nada se puede recibir por el servicio prestado. Semejante tratamiento reciben el rico y el pobre cuando hablan; habla aquél, todos le escuchan, y por muchas sandeces y cosas deshonrosas que diga, encontrará numerosos aduladores que le aplaudirán o, al menos, excusarán sus mayores desatinos; habla el pobre, dice cosas rectas, se expresa con discreción y sabiduría, pero el desprecio que por la condición de su persona se siente hace que no se preste atención a sus palabras ni se reconozcan sus méritos. El rico no recibe más que alabanzas, para el pobre todo son reproches; aquél tiene siempre razón, éste nunca sabe lo que dice. Se mira solamente a la persona que habla y no a lo que ella dice.

Uso de las riquezas (13:30-32).
30 Buena es la riqueza sin pecado, y mala la pobreza, castigo de la soberbia. 31 El corazón del hombre se refleja en su rostro, ya para bien, ya para mal. 32 Rostro alegre es señal de corazón satisfecho; rostro triste, de preocupación y afán.

Concluye el capítulo con esta pequeña perícopa, en que el autor implícitamente advierte que la riqueza y la pobreza son en sí indiferentes y que su bondad o malicia se determina por otros conceptos. Cuando la riqueza es fruto de un trabajo honrado que Dios coronó con el éxito, es naturalmente buena. Y una pobreza consecuencia de la desidia o de una vida desordenada, o fruto de una arrogancia que te llevó a la temeridad, es un merecido castigo del Señor 7. Con los versos siguientes da el sabio a entender que no son las riquezas, los bienes exteriores, los que constituyen la verdadera felicidad, o su ausencia la más tremenda desgracia, sino más bien la alegría interior del alma, que se siente contenta y satisfecha, o la preocupación profunda, que quita la paz y el sueño. Ambas cosas se reflejan en el rostro, que viene a ser como el espejo del alma 8.

1 Cf, ejemplos en A Lapide, o.c., 13:3 t,i p.38s. - 2 El V.9 se encuentra sólo en la Vulgata. Dice así: Humíllate ante Dios y espera el socorro de su mano. Recomienda buscar el favor de Dios, siempre fiel, más bien que el de los ricos y poderosos. - 3 La Vulgata las hace preceder de la contenida en el v.11: No te abatas en tu sabiduría, no sea que, abatido, te induzcan^ a hacer cosas de necio. Reprueba la falsa humildad, que no es verdadera virtud, sino apocamiento de ánimo, con que puedes dar pie a que te hagan objeto de irrisión. - 4 Citado En Knab., O.C., 3 Algunos códices griegos secundarios contienen otras dos advertencias: (V. 17): Escuchando tales cosas en tus sueños, mantente despierto. (V.18): Durante todo el tiempo de tu vida ama a Dios e invócalo para tu salvación. La primera recomienda que, escuchando los precedentes consejos en el sueño de su inconsciencia frente a los peligros indicados, se mantenga alerta para no incurrir en ellos. La segunda exhorta al amor a Dios y a buscar en él el refugio y salvación respecto de los peligros que nos amenazan en esta vida. - 6 Pro_29:27. - 7 Luc_15:115s. - 8 Pro_15:13-15; Ecl_8:1.


King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XIII.

1 Keepe not companie with the proude, or a mightier then thy selfe. 15 Like will to like. 21 The difference betweene the rich and the poore. 25 A mans heart will change his countenance.
1 He that toucheth pitch, shal be defiled therewith, and [ Deu_7:2.] hee that hath fellowship with a proude man, shall be like vnto him.
2 Burthen not thy selfe aboue thy power, while thou liuest, and haue no fellowship with one that is mightier, and richer then thy selfe. For how agree the kettle and the earthen pot together? [ Greek: this shal smite against it, and be broken.] for if the one be smitten against the other, it shall be broken.
3 The rich man hath done wrong, and yet he threatneth withall: the poore is wronged, and he must intreat also.
4 If thou be for his profit, he will vse thee: but if thou haue nothing, he will forsake thee.
5 If thou haue any thing, he will liue with thee, yea he will make thee bare, and will not be sorie for it.
6 If he haue need of thee, hee will deceiue thee, and smile vpon thee, and put thee in hope, he will speake thee faire, and say, What wantest thou?
7 And hee will shame thee by his meates, vntill he haue drawen thee drie twice or thrice, and at the last hee will laugh thee to scorne: afterward when he seeth thee, he will forsake thee, and shake his head at thee.
8 Beware that thou bee not deceiued, and brought downe [ Or, by thy simplicitie.] in thy iolitie.
9 If thou be inuited of a mighty man, withdraw thy selfe, and so much the more will he inuite thee.
10 Presse thou not vpon him, lest thou be put backe, stand not farre off, lest thou be forgotten.
11 [ Or, forbeare not.] Affect not to be made equall vnto him in talke, [ Or, but.] and beleeue not his many words: for with much communication
will he tempt thee, and smiling vpon thee will get out thy secrets.
12 But cruelly he will lay vp thy words, and will not spare to doe thee hurt, and to put thee in prison.
13 Obserue and take good heed, for thou walkest in peril of thy ouerthrowing: when thou hearest these things, awake in thy sleepe.
14 Loue the Lord all thy life, and call vpon him for thy saluation.
15 Euery beast loueth his like, and euery man loueth his neighbour.
16 All flesh consorteth according to kind, and a man will cleaue to his like:
17 What fellowship hath the wolfe with the lambe? so the sinner with the godly.
18 What agreement is there betweene the Hyena and a dogge? and what peace betweene the rich and the poore?
19 As the wilde asse is the lyons pray in the wildernesse: so the rich eate vp the poore.
20 As the proud hate humilitie: so doth the rich abhorre the poore.
21 A rich man beginning to fall, is held vp of his friends: but a poore man being downe, is thrust also away by his friends.
22 When a rich man is fallen, he hath many helpers: he speaketh things not to be spoken, and yet men iustifie him: the poore man slipt, and yet they rebuked him too: he spake wisely, and could haue no place.
23 When a rich man speaketh, euery man holdeth his tongue, and looke what hee sayeth, they extoll it to the clouds: but if the poore man speake, they say, What fellow is this? and if he stumble, they will helpe to ouerthrowe him.
24 Riches are good vnto him that hath no sinne, and pouerty is euill in the mouth of the vngodly.
25 The heart of a man changeth his countenance, whether it be for good or euill: and a merry heart maketh a cheerefull countenance.
26 A cheerefull countenance is a token of a heart that is in prosperity, and the finding out of parables, is a wearisome labour of the minde.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Ricos y pobres. Una vez más el tema de aquella incompatibilidad entre el rico y el pobre. En todos los casos el pobre es el peor librado, parece como si ser pobre fuera ciertamente una maldición; ¿cómo habría que entender entonces la bienaventuranza de los pobres? ¿Cuándo y cómo ellos serán dichosos? ¿Cuándo su dignidad será respetada y su voz escuchada? Cuando se den dos condiciones necesarias e imprescindibles: 1. Cuando el rico asuma que su actitud es dañina para sí mismo porque en el fondo se ha hecho esclavo del dios dinero, del tener y del dominar, y dañina para los otros porque los convierte en objetos que le producen enriquecimiento. 2. Cuando el pobre asuma que su condición no es exactamente la que Dios quiere, que su empobrecimiento no es dignificante y que por tanto tiene que ponerse en camino de construir una sociedad más solidaria que genere denuncia y lucha contra las estructuras injustas; pero en solidaridad, generando resistencia contra la injusticia personal y estructural. Ahí sí comienzan a hacerse realidad las palabras de Jesús, porque así sí se va descubriendo que en ese proceso de resistencia y de lucha está realmente la presencia de Dios y que su proyecto va tomando forma.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



13. Algunos manuscritos añaden v. 14: "Cuando oigas esto en tu sueño, despiértate; ama al Señor toda tu vida e invócalo para tu salvación".

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— su discurso: El texto hebreo dice: su talento.