Ver contexto
Fijaos en las generaciones antiguas y ved:
¿Quién confió en el Señor y quedó defraudado?
¿Quién perseveró en su temor y fue abandonado?
¿Quién le invocó y fue desatendido?
(Eclesiástico 2, 10) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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2. Actitud Frente a la Tentación.

Perseverancia en medio de la tentación (1:1-6).
1 Hijo mío, si te das al servicio de Dios, prepara tu ánimo a la tentación. 2 Ten recto corazón y soporta con paciencia y no te impacientes al tiempo del infortunio. 3 Adhiérete a El y no te separes, para que tengas buen éxito al fin. 4 Recibe todo cuanto El mande sobre ti, y ten buen ánimo en las vicisitudes de la prueba. 5 Pues el oro se prueba en el fuego, y los hombres gratos a Dios, en el crisol de la tribulación. 6 Confíate a El y te acogerá, endereza tus caminos y espera en El.

Después del elogio de la sabiduría y de la exhortación que hace a conseguirla, Ben Sirac da unos consejos prácticos para el momento de la tentación, con el amor del padre, que enseña y amonesta a sus hijos. Comienza con una preciosa advertencia: si quieres ser fiel a los mandatos de Dios, prepárate para la lucha. Todo hombre que quiera vivir conforme a la voluntad de Dios, habrá de prepararse a una lucha constante contra los enemigos de su alma. No nos hagamos ilusiones - escribe Mons. Gay -. Quienquiera que seamos, adondequiera que vayamos, cualquier cosa que hagamos, la tentación nos sigue más que nuestra propia sombra. Viene de fuera por las adversidades, nos cae encima de lo alto..., está en el aire que respiramos..., se encuentra en aquello que hay más sagrado, como en lo más profano; está dentro de nosotros y salta de lo más íntimo de nosotros mismos como de una fuente inagotable, y así será hasta nuestro último suspiro.1 La advertencia vale especialmente para los judíos del tiempo de Ben Sirac, que debían de encontrar en las costumbres del mundo helénico una continua tentación. Por lo demás, Dios mismo gusta de probar a los suyos, porque la virtud se perfecciona en la contrariedad 2.
En seguida traza la conducta o normas a seguir cuando llega la prueba. La primera, sufrir con paciencia la contrariedad hasta que el Señor quiera librar de ella, sin manifestar disgusto ante su voluntad o quejarse contra su providencia. La segunda, una unión íntima con el Dios fuerte, unidos al cual, como diría el Apóstol, todo lo podemos; con ella es seguro el éxito al fin de la prueba, que proporcionará un crecimiento mayor en sabiduría 3. La tercera, aceptar como venida de Dios la adversidad 4, quien la ha permitido llevado de su amor y para nuestro bien. La cuarta, mantener en medio de ella firme el ánimo, sin dejarse llevar del desaliento ante el pensamiento de que en la tribulación se prueba la virtud como el oro en el crisol, y hace ver si es sólida y firme o una mera apariencia de virtud5. La quinta, y como conclusión, la confianza y esperanza en Dios basada en una conducta moral recta. El tiene cuidado de los justos y ordena sus pruebas, de las que un día los libera, a su mayor perfección 6.

Confianza y abandono en Dios (2:7-23).
7 Los que teméis al Señor esperad en su misericordia y no os descarriéis, pues vendríais a caer. 8 Los que teméis al Señor confiad en El, y no quedaréis defraudados de vuestra recompensa. 9 Los que teméis al Señor esperad la dicha, el gozo eterno y la misericordia. 10/11 Considerad las generaciones antiguas y ved: ¿Quién confió en el Señor que fuese confundido, J2 o quién perseveró en su temor y fue abandonado, o quién le invocó y se sintió defraudado? J3 Porque piadoso y compasivo es el Señor: perdona los pecados y salva en el tiempo de la tribulación. 14 ¡Ay de los corazones tímidos y de las manos flojas, y del pecador que va por doble camino! 15 ¡Ay del corazón cobarde! Porque no tiene fe, por eso no hallará defensa. 16 ¡Ay de vosotros los impacientes! 17 Pues ¿qué haréis cuando el Señor os visite? 18 Los que temen al Señor no son indóciles a sus palabras; los que le aman siguen sus caminos. 19 Los que temen al Señor procuran agradarle; los que le aman se complacen en su Ley. 20 Los que temen al Señor tienen preparado el corazón y se humillan ante El. 21/22 Caigamos en las manos del Señor y no en las manos de los hombres; 23 pues cuanta es su grandeza, tanta es su misericordia.

Hecha mención de la confianza en Dios en el último verso de la perícopa precedente, continúa haciendo diversas recomendaciones en torno a ella. Se dirige en primer lugar a los que temen al Señor, a quienes exhorta a confiar en la misericordia de Dios. Pero con una confianza basada en el cumplimiento fiel de los deberes, principalmente de los que se refieren a Dios. Nadie que tal hiciera quedará defraudado, sino que recibirá las recompensas prometidas a los justos: la misericordia de Dios y un gozo inmenso y duradero. La expresión gozo eterno del texto es hiperbólica7. Ben Sirac no conoció la revelación sobre la felicidad eterna del más allá 8.
Para convencerles más de la bondad y misericordia de Dios para con quienes le temen, apela a la historia del pueblo hebreo. La conducta de Dios con los patriarcas, los profetas y los reyes ha confirmado con cuánta razón Moisés invocaba a Yahvé como Dios misericordioso y clemente, tardo a la ira, rico en misericordia y fiel, que mantiene su gracia por mil generaciones y perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado 9. Bien pudo el justo exclamar: Fui joven,-soy ya viejo, y jamás vi abandonado al justo10. Dios jamás abandona, si no es primero abandonado. La razón es que Dios conoce las debilidades de nuestra naturaleza caída y no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva; por eso no abandona al justo en la tribulación, ni al pecador en su pecado 11.
El autor hace una severa amonestación a los que en medio de la prueba se dejan vencer del desaliento, a los que no se esfuerzan y luchan por practicar el bien, a los que tan pronto van por la senda recta como por caminos tortuosos, intentando servir a dos señores; al cobarde que carece de la fe, que une con Dios, de quien tiene que venir la victoria, y de la confianza, sin la cual no es posible agradarle, por lo que la Sabiduría encarnada la exigiría siempre para conceder beneficios incluso de orden humano. La última imprecación se dirige contra los impacientes, que, en lugar de perseverar en la lucha, pierden la esperanza; contra aquellos judíos, tal vez, que, afligidos por Ptolomeo Lagi, perdían la paciencia y abandonaban la fe judía, Ben Sirac les recuerda el día en que el Señor les pedirá cuenta de su conducta, y les advierte que serán castigados si no cambian de actitud 12. San Juan, al final de su Apocalipsis, dice que los cobardes, los infieles, los abominables..., tendrán su parte en el estanque de fuego y azufre, que es la segunda muerte13. Frente a las imprecaciones contra los cobardes y los impacientes, constata las exigencias del temor de Dios. Le temen y le aman los que cumplen sus mandamientos, los que siguen el sendero que su voluntad les traza, los que procuran agradar a Dios en el cumplimiento de la Ley. Y los temerosos de Dios, advierte en seguida, tienen que preparar su corazón a las pruebas y contrariedades; son ellas en la actual economía de salvación quienes hacen crecer en el temor de Dios, y el Señor quiere que el que es santo se santifique más y el que es justo se justifique más 14. Concluye con un hermoso pensamiento para aquellos que ante la persecución y los sufrimientos sienten la tentación de claudicar: es preferible estar a bien con Dios, aunque ello suponga pruebas y sufrimientos, que estarlo con los hombres poderosos, aunque esto libre de la persecución y proporcione bienes terrenos. Aquéllas pasan y Dios las premia; a la apostasía, en cambio, espera duro castigo 15. El buen israelita ha de estar dispuesto a ser fiel a la Ley aun a costa de sufrimientos y persecuciones.

1 Citado en Girotti, I Sapienziali (M. Sales-Ü. Girotti, La Sacra Biblia VI) 2:1 p.358. - 2 Prov 3:12; 2 Cor 12:9; 2Ti_2:5, 2Ti_2:-3 Otros entienden al fin de la vida (2Ti_1:13). - 4 Job_2:10. - 5 Tob_12:13; Zac_13:19; Pro_17:3; Pro_27:21; Sab_3:6. - 6 Jer_17:7-8; Sal_37:3.5; Pro_3:5-6. - 7Isa_35:10; Isa_51:11; Isa_61:7; Bar_4:22. - 8 El v.10 dice en la Vulgata: Los que teméis al Señor, amadle, y vuestros corazones serán iluminados. Completa el número de las virtudes teologales y presenta el temor de Dios como fundamento de todas ellas. El amor a Dios señala al justo el camino que ha de seguir. - 9 Exo_34:6-7. - 10 Sal_37:25. - 11 2Cr_30:9; Neh_9:17; Joe_2:13; Jon_4:2; Sal_103:8; Sal_145:8. - 12 Sof 1:14-18; Sab_4:20. - 13 21:8. - 14 Rev_22:11 : El v.21 de la Vulgata dice: Los que temen al Señor guardan sus mandamientos y aguardarán hasta que ponga en ellos sus ojos. La segunda parte responde al v.16. - 15 Sab_4:16-20.


King James Version (KJVO) (1611)



Chapter II.

1 Gods seruants must looke for trouble, 7 and be patient, and trust in him. 12 For woe to them that doe not so. 15 But they that feare the Lord, will doe so.
1 My sonne, if [ Mat_4:11; 2Ti_3:12; 1Pe_4:12.] thou come to serue the Lorde, prepare thy soule for temptation.
2 Set thy heart aright,
and constantly endure, and [ Or, haste not.] make not haste in time of trouble.
3 Cleaue vnto him, and depart not away, that thou mayest be increased at thy last end.
4 Whatsoeuer is brought vpon thee, take cheerefully, and bee patient when thou art changed to a lowe estate.
5 [ Wis_3:6 Pro_17:3.] For gold is tried in the fire, and acceptable men in the furnace of aduersitie.
6 Beleeue in him, and he will helpe thee, order thy way aright, and trust in him.
7 Ye that feare the Lord, waite for his mercie, and goe not aside, lest ye fall.
8 Yee that feare the Lord, beleeue him, and your reward shall not faile.
9 Ye that feare the Lord, hope for good, and for euerlasting ioy and mercy.
10 Looke at the generations of old, and see, did euer any trust in the Lord, and was confounded? or did any abide in his feare, & was forsaken? or whom did hee euer despise, that called vpon him?
11 For the [ Psa_37:25.] Lord is full of compassion, and mercie, longsuffering, and very pitifull, and forgiueth sinnes, and saueth in time of affliction.
12 Woe be to fearefull hearts, and faint hands, and the sinner that goeth two wayes.
13 Woe vnto him that is faint hearted, for he beleeueth not, therefore shall he not be defended.
14 Woe vnto you that haue lost patience: and what will ye doe when the Lord shall visite you?
15 They [ Joh_14:20.] that feare the Lord, will not disobey his word, and they that loue him, will keepe his wayes.
16 They that feare the Lord, will seeke that which is well pleasing vnto him, and they that loue him, shall bee filled with the Law.
17 They that feare the Lord, will prepare their hearts, and humble their soules in his sight:
18 Saying, We will fal into the hands of the Lord, and not into the hands of men: for as his maiestie is, so is his mercie.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Paciencia, confianza y obediencia al Señor. Este capítulo podemos dividirlo en cuatro secciones: la primera (1-6), dirigida de manera personal al discípulo de sabiduría, «hijo mío» como un estilo de enseñanza personalizada, donde se instruye al discípulo sobre las pruebas que tiene que afrontar si quiere ser fiel al Señor. No hay que pensar que el seguimiento del Señor y el sufrimiento son una misma cosa, o que Dios «quiere» o «necesita» el dolor y la prueba de sus fieles, eso nunca. Lo que pasa es que quien se comprometa a seguir al Señor, a serle fiel, tiene que enfrentar los rechazos, la exclusión, el dolor propiciado por quienes no aman ni respetan a Dios o por quienes en este mundo se creen dioses, amos y señores de la vida. En ese caso no se puede mantener la fidelidad a Dios y a este tipo de personas, irremediablemente la conducta y las palabras del seguidor del Señor tienen que ser una denuncia viva de todo lo que se opone al querer de Dios y ahí viene la incomprensión, el rechazo, incluso la persecución. La segunda sección (7-11), dirigida en forma impersonal, a «los que respetan al Señor», es una voz de ánimo y de confianza en Dios. El autor está convencido de la misericordia y la benevolencia divinas. El respeto o temor de Dios, atrae grandes beneficios para el creyente: la justicia de Dios, la misericordia y la paz. La tercera sección (12-14), es una amonestación o advertencia contra los de corazón cobarde y los pecadores. Quien no se define ante el Señor y sus mandatos está a un paso de dejarse llevar por la corriente de los que no aman ni respetan a Dios; el autor previene porque de ello hay que dar cuentas (14). La cuarta sección (15-17) define a los que temen y respetan al señor por medio de una serie de cualidades o virtudes: son obedientes, aman a Dios, procuran complacerle, cumplen su Ley, tienen el corazón siempre dispuesto -disponibilidad- y, finalmente, son humildes delante del Señor. El versículo 18 invita a todos en general a servir a Dios más que a cualquier humano porque sólo Dios es misericordioso.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*1-2 Estos capítulos contienen el núcleo teológico de la enseñanza de Ben Sira: la relación entre sabiduría y temor del Señor a través de la fidelidad a los mandamientos y la experiencia de la prueba. Como buen pedagogo, el sabio desarrolla su pensamiento en varias etapas y de forma gradual: el origen divino de la sabiduría (Sir 1:1-10), su íntima relación con el temor del Señor (Sir 1:11-30) y, por último, la prueba como condición indispensable para el discípulo que teme al Señor, cumple la ley y busca la sabiduría (Sir 2:1-18).

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Job_4:7; Sal_22:5-6 [Sal_22:4-5]; Sal_37:25

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Job_4:7; Sal_22:5-6 [Sal_22:4-5]; Sal_37:25

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1-5. Ver Stg_1:2-4, Stg_1:12-15.

Torres Amat (1825)



[1] Mat 4, 1.

[4] Próspero o adverso. Job 2, 10.

[14] Nadie puede servir a dos señores, a Dios y al mundo. Mat 6, 26.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *Lv 9:24