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da poco y todo te lo echa en cara,
mientras abre la boca como un pregonero;
presta hoy y reclama mañana:
un hombre así es detestable.
(Eclesiástico 20, 15) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Times New Roman ;;;;;;;;;;;;;;;;;

20. Hablar Prudente y Sentencias Varias.

Discreción en el responder y el hablar (19:28-20:1/22).
28 Hay quien reprende importunamente y hay quien calla mostrando su prudencia. Mejor es reprender que guardar rencor. Quien confiesa su culpa se ahorrará el daño. 2 Como eunuco que pretende desflorar a una doncella 3 es el que a la fuerza hace la justicia. 4 Bueno es que el corregido maní -fieste arrepentimiento; así huirá del pecado voluntario. 5 Hay quien callando se muestra sabio, y quien se hace odioso por su mucho hablar. 6 Hay quien calla porque no tiene qué responder, y hay quien calla esperando su vez. 7 El sabio se calla hasta el momento oportuno; el necio no sabe aguardar su tiempo. 8 El que mucho habla molesta, y el que en hablar no guarda medida se hace odioso. 9 Hay éxitos que para el hombre se convierten en mal, y hallazgos que le traen daño. 10 Hay dones que de nada sirven, y hay otros cuyo provecho es doble. 11 A veces la prosperidad origina la humillación, y la humillación hace erguir la caheza. 12 Hay quien compra muchas cosas por poco, y hay quien las paga siete veces. 13 El discreto en hablar se hace amable, pero las gracias del necio se desprecian. 14 Don de necio no te aprovechará, porque en vez de un ojo tiene siete. 15 Da poco y echa en cara mucho, y lo pregona a boca llena. 16 Hoy presta y mañana exigirá; semejante hombre es aborrecible. 17 Dice el necio: Yo no tengo amigos, no hay gratitud para mis buenas obras; 18 los que comen mi pan son malas lenguas. ¡Cuántos y cuántas veces se burlarán de él! 19-20Mejor es caer en el suelo que caer por la lengua. La caída de los malos llega apresuradamente. 21 Es bocado sin sal gracia dicha a destiempo; está siempre en la boca de los insensatos. 22 La palabra del necio no es bien recibida, porque la dice fuera de tiempo.

Hay ocasiones en que no es prudente hacer una reprensión; por ejemplo, cuando el que ha de ser reprendido se encuentra bajo impresiones o circunstancias que harían la reprensión inútil y tal vez contraproducente, o cuando el que ha de reprender está dominado por la pasión de la ira, que priva de la mansedumbre precisa para no traspasar los linderos de la caridad, que ha de informar toda reprensión. San Agustín dice que aquélla le es necesaria como al cirujano la serenidad de espíritu para no cortar ni más ni menos que lo que el enfermo precisa. Platón dijo en una ocasión a un siervo cuya falta le indignó: Te castigaría si no estuviera airado; y en otra encomendó el castigo a un amigo, diciendo: Yo no puedo castigarlo, porque estoy dominado por la ira.1 En estos casos será mejor callar hasta el momento oportuno, sin olvidar que a veces, como enseña la experiencia, el silencio, tan ponderado por los autores sapienciales, es la más prudente y eficaz reprensión. Pero hay ocasiones en que será preferible hacer la reprensión a guardar silencio. Es el caso en que bajo esta segunda actitud se encubre y fomenta uno de los sentimientos menos nobles del corazón humano y más opuestos, podemos decir nosotros, a la caridad cristiana. Entonces la prudencia recomienda hacer la reprensión, que, además de hacer bien al reprendido, si se hace de modo conveniente, lo hace al que reprende, al darle ocasión a desfogar la ira y evitar una enemistad tal vez perpetua. Si el reprendido reconoce su culpa, se hará mucho bien, ya que obtendrá misericordia, como afirma el autor de los Proverbios 2, pues predispone al superior en su favor. Dios es lo que exige, unido al arrepentimiento, para perdonar aun los más graves pecados. Dice San Beda: La confesión de los males es principio de bienes. 3 Pero el reprensor y, en general, quien quiera hacer bien, no olvide que no se puede hacer a uno justo por la fuerza; una reprensión demasiado violenta produce contrariedad y puede quedar sin fruto, como pone de relieve la expresiva, aunque rara a nuestra sensibilidad, comparación del v.2.
Una de las cosas en que más se manifiesta la sabiduría es la prudencia en el hablar y en el callar. Indica un profundo dominio de sí mismo saber callar en el momento en que el afán de comunicar un secreto que debemos guardar nos acucia, cuando bajo los efectos de la ira diríamos palabras que después nos pesaría haber dicho. Es más glorioso tolerar una injuria callando que vengarse respondiendo4. Hasta el mismo necio, si calla, pasa por sabio5. He visto caer a muchos en el pecado con su palabra, apenas alguno con el silencio; es más fácil hablar que callar 6. Claro que no siempre el silencio es indicio de sabiduría y prudencia; hay quien calla porque no sabe qué hablar o qué responder. La virtud consiste en, sabiendo y pudiendo hablar, vencerse y callar hasta el momento oportuno7, lo que resulta poco menos que imposible para el necio, que habla irreflexivamente cuanto le viene a la mente, sin tener en cuenta la oportunidad de su palabra. Más aún, el que mucho habla, no sólo falta a la prudencia, sino que molesta a los demás, resultando a veces odioso a cuantos han de soportar su conversación.
También, en otros órdenes de cosas, las apariencias engañan (V.9-15); por lo que debemos proceder cautamente al formular nuestros juicios. Unas mismas cosas en manos del sabio o del necio pueden ofrecer resultados muy diferentes. Así, hay éxitos que conducen a gravísimos males, como ocurrió a Aman 8 y a muchos reyes de Israel, como Jehú, Acab y, en general, a cuantos la prosperidad llevó al pecado, con el consiguiente daño para sus almas. Hay dones que no te reportarán beneficio alguno, como el que haces a una persona ingrata o si lo haces con malas intenciones; mientras que otros te serán doblemente agradecidos, como es el don al pobre, al justo, en el que, además de su agradecimiento y estima por parte de los demás, obtendrás la recompensa del Altísimo 9. Y hay prosperidades que ensoberbecen, originando caídas y humillaciones, como ocurrió al invitado de la parábola y ocurre con frecuencia a príncipes absolutistas 10; y humillaciones que llevaron a las más elevadas dignidades, como ocurrió a José, David, porque en este mismo mundo se realizan muchas veces las palabras de Cristo: El que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado. 11 La misma ley de que las apariencias no responden a veces a la realidad se verifica en la vida corriente de cada día en la adquisición de las cosas: a veces con poco dinero se compran muchas cosas, creyendo haber hecho un buen negocio; en realidad ha sido muy cara, como quiere indicar el siete veces en el simbolismo oriental12, pues muchas veces la mercancía más barata es en realidad la más cara.
Entre los dones que no aprovechan está el que hace el avaro (í.13), porque éste no da sino para recibir con creces. El ojo es el órgano o parte del cuerpo donde más se refleja la codicia; al decir que tiene siete ojos, Ben Sirac quiere decir que es insaciable 13. Gomo dice dom Calmet, el avaro es como el pescador, que pone en el anzuelo un pequeño cebo para sacar un gran pez. Es muy poco amigo de dar, y, cuando lo hace, exagera con insolencia el bien que hizo, con el fin de que le sea devuelto en mayor cantidad; por lo demás, siempre cree es mucho lo que él da y muy poco lo que en recompensa recibe. Su codicia no le permite esperar, y antes de tiempo, oportuna o importunamente, te reclamará lo que te prestó. Siempre se quejará de falta de gratitud por parte de los amigos; éstos no pretenden otra cosa más que aprovecharse de él; cuando están en su presencia, lo alaban; pero después piensa que hablan mal de él. Su conducta resulta despreciable por lo interesada, y ridicula por las actitudes a que la codicia le conduce 14.
Concluye la perícopa recomendando de nuevo la discreción en el hablar, dando a entender con comparaciones gráficas el daño que su ausencia puede ocasionar. Es preferible la caída del cuerpo a pecar con la lengua; aquélla puede hacer sólo un mal corporal, ésta produce daño moral a su propia alma y a la fama o bien de los demás. Y quienes con la lengua pecan, más pronto de lo que esperan recogen el justo castigo de las malas palabras y calumnias que esparcieron. A veces el necio puede pronunciar una sabia sentencia, pero le falla la oportunidad; de modo que, no obstante su tal vez maravillosa enseñanza, no resulta agradable en sus labios. Es como el bocado sin sal, y a veces como el espino en mano del borracho 15.

Sentencias varias (20:23-33).
23 Hay quien de pobre no puede ni pecar, y no es perturbado en su reposo. 24 Hay quien por respetos humanos pierde su alma, y se da por perdido ante la mirada de un necio. 25 Hay quien por respeto humano promete al amigo, y por una nonada se le hace enemigo. 26 Es infamia en el hombre la mentira, que se halla siempre en los labios de los insensatos. 27 Es preferible el ladrón al mentiroso; uno y otro tendrán por heredad la perdición. 28 El fin del embustero es la deshonra, y lleva siempre encima su deshonor. 29 El sabio en palabras crecerá en dignidad, y el hombre prudente agradará a los magnates. 30 El que cultiva la tierra aumentará sus parvas, y el que agrada a los grandes, de tuerto hará derecho. 31 Regalos y dones ciegan los ojos de los sabios y son como bozal en la boca para la reprensión. 32 Sabiduría oculta y tesoro escondido, ¿de qué sirven la una y el otro? 33 Mejor hombre el que esconde su necedad que el que oculta su sabiduría.

El peligro de pecar, sobre todo con la lengua, es menor en el pobre, que ha de pasarse la vida en sus quehaceres para ganar su sustento, retirado muchas veces de la compañía de los demás, que en el rico, a quien las riquezas proporcionan muchos ratos de ocio y muchos medios para darse a la vida de pecado, de que carece el pobre. Platón afirmaba que el rico es más infeliz que el pobre, porque el pobre sólo tiene la voluntad de pecar; el rico, además, la facultad. 16
Otra de las cosas que más caídas originan, y sobre la que, en consecuencia, el sabio tiene que llamar con insistencia la atención, son los respetos humanos. La experiencia dice con qué frecuencia, por un qué dirán, se falta a una palabra dada, se deja de hacer el bien a los demás, se hace traición a un amigo, hasta se vende la propia alma. Y lo que hace de hecho más despreciable el respeto humano es que ordinariamente se ejercita frente a hombres que no merecen título alguno de estima. 17 Por lo que a los deberes religiosos toca, Jesucristo dijo que a quien le confesare delante de los hombres le confesará El delante de su Padre celestial, y a quien le negare delante de los hombres, lo negará El delante de su Padre, que está en los cielos. 18
Otro defecto frecuentemente fustigado por los autores sapienciales, que perturba muchas veces las relaciones sociales, es la mentira (v.20-28). El autor de los Proverbios la enumera entre las cosas odiosas a Dios 19, que, por lo mismo, castigará con la perdición 20 y el estanque de fuego 21. Aristóteles la considera como vicio de esclavos y almas bajas, y todo el mundo como vicio de cobardes 22. Ben Sirac pone comparación entre el mentiroso y el ladrón, declarando a aquél más detestable que a éste. Y en verdad éste hace daño en los bienes materiales, a cuyo robo tal vez le obliga la necesidad; aquél mancilla de ordinario la fama y el honor.
Frente a las desventajas y al deshonor de la necedad, Ben Sirac evoca algunas ventajas de la sabiduría: la dignidad y prestigio de que el sabio goza en grado cada día mayor, la estima que de él hacen los grandes, que le conceden un puesto de honor. Y entonces, como el agricultor cultivando bien sus tierras aumenta la magnitud de sus parvas en la era, quien se ha ganado la simpatía de los príncipes puede obtener grandes favores de ellos, hasta hacerles cambiar de decisión, como consiguieron José en la corte de Faraón, Mardoqueo en la del rey Asuero, Daniel en la de Nabucodonosor. Pero han de ponerse en guardia frente a un gran peligro: el dejarse sobornar con dones o regalos para que interpongan su valimiento ante los príncipes en favor del sobornante. Tales dones, dice expresivamente Ben Sirac, son como un bozal que se pone a la boca del que debe reprender y le impide hacer la reprensión. Gomo dice Cayetano, los dones cambian el afecto y hacen que, si no especulativamente, al menos prácticamente, parezca digno de favor o de excusa aquel de quien se recibió el don 23.
Una recomendación final. El sabio no deberá esconder su sabiduría, sino que deberá hacer el bien con ella a los demás. Dios que da los talentos, pedirá rigurosa cuenta de los frutos que deben producir 24. Obra mejor quien oculta su necedad, pues no hace daño con ella, no comete el pecado de omisión del primero.

1 Citado en A Lapide, o.c., t.i p.544. - 2 28:13. - 3 Proverb. - 4 San Beda En Proverb. - 5 Pro_17:28. - 6 Citado en A Lapide, o.c., t,1 p.548. - 7 Pro_15:23. - 8 Est_7:10. - 9 13:2. - 10 Luc_14:16. - 11 Luc_14:11. - 12 V.7 7:3, etc. - 13 14:9. - 14 El í. 19 de la Vulgata, que falta en el hebreo y se halla en los códices griegos secundarios, señala un nuevo desatino del necio: No sabe distribuir ni lo que debía reservar ni lo que debía gastar. - 15 Pro_26:9. - 16 Citado en A Lapide, o.c., t.i p.555· - 17 Lebétrb, o.c.,Pro_20:24. - 18 Mat_10:32-33. -Mat_19 6:17. - 20 Sal_5:7. - 21 Rev_21:8. - 22 EnEthicis. - 23 Exo_23:8; Deu_16:19; Pro_15:27; Pro_17:8.23; Pro_21:14. - 24 Mat_25:25.


King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XX.

1 Of silence and speaking. 10 Of gifts, and gaine. 18 Of slipping by the tongue. 24 Of lying. 27 Of diuers aduertisements.
1 There is a reproofe that is not [ Or, seasonable.] comely: againe some man holdeth his tongue, and he is wise.
2 It is much better to reprooue, then to be angry secretly, and he that confesseth his fault, shall be preserued from hurt.
3 How good is it when thou art reproued, to shew repentance? for so shalt thou escape wilfull sinne.
4 As is the lust of an [ Sirach 30.20.] Eunuch to defloure a virgine; so is he that executeth iudgement with violence.
5 There is one that keepeth silence and is found wise: and another by much babling becommeth hatefull.
6 Some man holdeth his tongue, because hee hath not to answere, and some keepeth silence, [ Ecc_3:7.] knowing his time.
7 A wise man wil hold his [ Sirach 32.4.] tongue till he see opportunitie: but a babler and a foole will regard no time.
8 He that vseth many words shalbe abhorred; and hee that taketh to himselfe authoritie therein, shalbe hated.
9 There is a sinner that hath good successe in euill things; and there is a gaine that turneth to losse.
10 There is a gift that shall not profit thee; and there is a gift whose recompence is double.
11 There is an abasement because of glory; and there is that lifteth vp his head from a low estate.
12 There is that buyeth much for a little, and repayeth it seuen fold.
13 [ Sirach 6.5.] A wise man by his words maketh himselfe beloued: but the [ Or, pleasant conceits.] graces of fooles shalbe [ Lost, or spilt.] powred out.
14 The gift of a foole shall doe thee no good when thou hast it; neither yet of the enuious for his necessitie: for hee [ Greek: for, his eyes are many for one to receiue.] looketh to receiue many things for one.
15 Hee giueth little and vpbraideth much; hee openeth his mouth like a crier; to day he lendeth, and to morrow will he aske it againe: such an one is to be hated of God and man.
16 The foole saith, I haue no friends, I haue no thanke for all my good deeds: and they that eate my bread speake euill of me.
17 How oft, and of how many shall he be laughed to scorne? for hee knoweth not aright what it is to haue; and it is all one vnto him, as if he had it not.
18 To slip vpon a pauement, is better then to slip with the tongue: so, the fall of the wicked shall come speedily.
19 [ Or, an vnpleasant fellow.] An vnseasonable tale will alwayes be in the mouth of the vnwise.
20 A wise sentence shall be reiected when it commeth out of a fools mouth: for he will not speake it in due season.
21 There is that is hindred from sinning through want: and when hee taketh rest, he [ Greek: shall not be pricked.] shall not be troubled.
22 There is that destroyeth his owne soule through bashfulnesse, and by accepting of persons ouerthroweth himselfe.
23 There is that for bashfulnes promiseth to his friend, and maketh him his enemy for nothing.
24 [ Sirach 25.2.] A lie is a foule blot in a man, yet it is continually in the mouth of the vntaught.
25 A thiefe is better then a man that is accustomed to lie: but they both shall haue destruction to heritage.
26 The disposition of a liar is [ Or, igno-minde.] dishonourable, and his shame is euer with him.
27 A wise man shall promote himselfe to honour with his words: and hee that hath vnderstanding, will please great men.
28 [ Pro_12:11; Pro_28:19.] He that tilleth his land, shall increase his heape: and he that pleaseth great men, shal get pardon for iniquity.
29 [ Exo_23:8; Deu_16:19.] Presents and gifts blind the eyes of the wise, and [ Or, as a muzzle in the mouth.] stoppe vp his mouth that he cannot reprooue.
30 Wisedome that is hidde, and treasure that is hoarded vp, what profit is in them both?
31 Better is he that hideth his folly, then a man that hideth his wisedome.
32 Necessary patience in seeking the Lord, is better then he that leadeth his life without a guide.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Colección de dichos. La primera parte de este capítulo está conformada por una colección de dichos varios sin ninguna unidad temática pero que de un modo u otro no dejan de ser sentencias útiles para el aspirante a sabio; no se trata tanto de instrucción propiamente tal cuanto de un «inventario» (lo que hay) de actitudes y comportamientos que el maestro ha observado y que también el discípulo va a poder observar y ante lo cual se sugiere un juicio o se deja para que el futuro sabio lo juzgue.

Torres Amat (1825)



[27] La mentira causa perjuicios y es tan lamentable como el robo. Eclo 5, 14-6, 1.

[31] Ex 33, 8; Deut 16, 19.