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¡Qué bien sienta a los ancianos la sabiduría,
la reflexión y el consejo a los hombres ilustres!
(Eclesiástico 25, 5) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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25. Cosas Laudables y Cosas Detestables.

Tres cosas gratas y tres aborrecibles (25:1-4).
1 En tres cosas se complace mi alma, hermosas ante el Señor y ante los hombres: 2 la concordia entre hermanos, la amistad entre prójimos y la armonía entre mujer y marido. 3 Aborrece mi alma tres suertes de gentes, cuya vida me da en rostro: 4 pobre soberbio, rico embustero y anciano adúltero y necio.

Después del elogio que ha hecho de la sabiduría y de la Ley, enumera en la primera parte del capítulo unas cuantas cosas en que aquélla se manifiesta, y que son, por lo mismo, dignas de alabanza. En una sentencia numeral menciona tres cosas: la paz para con los nacionales, el amor entre los amigos y compañeros y la armonía entre la mujer y el marido, que declara agradables a Dios y a los seres humanos; a Dios, que prescribe el amor a los demás y lo desea más, naturalmente, entre las personas unidas por vínculos de amistad, de raza o de matrimonio; a los seres humanos, que se sentirán edificados y beneficiados de la armonía entre sus prójimos. A Lapide escribe que la concordia de los hermanos es voluntad de Dios, alegría de Cristo, perfección de santidad, regla de justicia, defensa de las costumbres, laudable disciplina en todas las cosas. 2
Frente a ellas, Ben Sirac enumera otras tres que dan en rostro al sabio (v.3): soberbia en el pobre, la mentira en el rico y el adulterio en el anciano. La soberbia es de todo punto detestable a los ojos de Dios 3 y de los hombres, pero lo es especialmente en el pobre, cuya condición pide más bien sentimientos de modestia y humildad que de soberbia y arrogancia al carecer de resortes de que gloriarse. La mentira es también odiosa a Dios4, pero lo es más en el rico, que no tiene la excusa del pobre que la utilizase para salir de su miseria; y es en él más desedificante por el lugar más destacado que ocupa en la sociedad. El adulterio es mucho más grave todavía. Y si resulta detestable en la juventud, es además vergonzoso en el anciano, en quien las pasiones han perdido el vigor de la juventud y la victoria sobre las pasiones es más fácil.

La corona de la ancianidad (25:5-8).
5 Si no cosechaste en la juventud, ¿cómo lo hallarás en la vejez? 6¡Cuán bien sienta a los cabellos blancos el juicio, y a los ancianos el consejo! 7Qué bien dice la sabiduría a los ancianos, y la inteligencia y el consejo a los nobles! 8 La corona de los ancianos es su rica experiencia, y el temor del Señor su gloria.

En realidad, en la vejez se cosecha lo que se haya sembrado en la juventud. Quienes en la juventud no escucharon la voz de la sabiduría serán necios en su vejez, y quienes no se vencieron a sí mismos en aquellos años se dejarán llevar tal vez de los pecados más vergonzosos aun en su ancianidad. Y nada hay más torpe - escribe Séneca - que el anciano que no puede presentar otra prueba de haber vivido muchos años más que la edad. 5 Quienes, por el contrario, se dejaron instruir por la sabiduría y practicaron sus normas de disciplina, poseerán una gran inteligencia, que la experiencia de cada día habrá ido aumentando, y mucho temor de Dios, que el ejercicio de la virtud hizo cada día más firme, y que constituye la más digna y gloriosa corona de la vejez 6.

Diez cosas laudables (25:9-23).
9 Nueve cosas alabo en mi corazón, y la décima la diré con mi lengua. 10 El varón superviviente en sus hijos, el que en vida ve la ruina de sus enemigos, 11 quien convive con mujer discreta, quien no peca con su lengua, quien no sirve a uno inferior a él, 12 quien halló un buen amigo y quien habla a oídos que le escuchan. 13¡Cuán grande es el sabio! pero nadie aventaja al que teme al Señor. 14 A todo sobrepuja el temor del Señor. 15 El que no tiene, ¿a quién compararle? 16-17-18 Prefiero cualquier llaga a llaga del corazón. 19 Y cualquier maldad a la maldad de la mujer. 20 Cualquier miseria a la miseria de los que se aborrecen, 21 Y cualquier venganza a venganza de enemigo. 22 No hay veneno sobre el veneno de la serpiente y no hay cólera sobre la cólera de la mujer. 23 Prefiero morar con un león y un dragón a habitar con una mujer maligna.

Con el mismo procedimiento literario de los v.1-4 enumera el sabio otras diez cosas que declara igualmente dignas de alabanza, en especial la última: a) El varón superviviente en sus hijos; morir dejando una larga posteridad era una de las promesas más estimadas hechas por Dios a los justos; en su carne y en su conducta queda viviente la memoria del padre, que será alabado en la conducta, sabiduría y virtud de sus hijos, b) El que en vida ve la ruiua de sus enemigos; el autor se refiere al justo que puede contemplar con sus ojos la ruina de los pecadores que le oprimen y persiguen, con lo que la justicia divina triunfa y ellos se sienten libres para poder practicar su religión, no el espíritu de venganza, que la sabiduría prohibe7, c) Quien convive con mujer discreta; una mujer temerosa de Dios, prudente, ordenada, es un verdadero tesoro, don del cielo 8. Se supone, como en otras muchas afirmaciones de los sabios, la monogamia, en que los sabios ven la forma normal conyugal 9. d) Quien no peca con su lengua; es en verdad digno de admiración quien jamás se dejó llevar de críticas y murmuraciones ni hizo jamás un juicio temerario sobre su prójimo 10. e) Quien no sirve a uno inferior a él; lo que sería indicio de circunstancias adversas y ahora apremiantes que le obligaron a ponerse a su servicio 11. f) Quien halló un buen amigo; fiel no sólo en la prosperidad, sino también en la adversidad; es una de las cosas que más estiman los sabios 12. g) Quien habla a oídos que le escuchan; que siguen sus explicaciones con atención e interés, con docilidad y provecho, lo que produce la satisfacción más profunda que el sabio, el maestro, puede experimentar, h) Quien posee la sabiduría, es decir, un recto conocimiento de las cosas humanas y divinas, lo que es más estimable que las cosas anteriores 13. I) Pero hay algo que aventaja a todas las cosas enumeradas: El temor de Dios, que es principio mismo de la sabiduría, sin el cual ésta no se puede conseguir, y, por lo mismo, de la ciencia y de todas las virtudes, y, bajo este aspecto, más digna de alabanza que las precedentes 14.

La mujer mala (25:24-35).
24 La maldad de la mujer demuda su rostro y hace su semblante como de oso; 25 su marido, sentado entre amigos, sin quererlo solloza amargamente. 26 Ligera es toda maldad comparada con la maldad de la mujer; caiga sobre ella la suerte de los pecadores. 27 Lo que una cuesta arenosa para los pies del anciano es la mujer deslenguada para un marido comedido. 28 No te dejes seducir por la hermosura de una mujer ni la desees. 29 Esclavitud, ignominia y vergüenza 30 es la mujer que domina al marido. 31 Abatimiento del ánimo, tristeza del rostro y llaga del corazón es la mujer malvada. 32 Manos flacas y rodillas débiles tiene el marido a quien su mujer no hace dichoso. 33 Por la mujer tuvo principio el pecado, y por causa de ella morirnos todos. 34 No dejes que se te escape el agua ni des autoridad a la mujer mala. 35 Si no va de tu mano, sepárala de ti.

Los males que más hacen sufrir son los que afectan al corazón. La experiencia dice que se toleran más fácilmente los sufrimientos físicos, por grandes que sean, que los morales. La desgracia que causa la mujer mala sobrepasa a cualquier otra, dice Ben Sirac. Gomo no hay mal mayor que aquel que es capaz de causar la persona que aborrece, ni venganza mayor que la del enemigo - porque tales personas, incitadas por la pasión del odio, se vengan sin compasión ni medida -, ni veneno más mortífero que el de la serpiente, así no hay cólera más irritable que la de la mujer, ni cosa más intolerable que la convivencia con una mujer mala 15. El arte puede vencer la ferocidad del león, pero el hombre más sensato difícilmente conseguirá cambiar a la mujer irritable.
En el color y la expresión de su semblante se refleja su cólera y su maldad; con frecuencia en el lenguaje popular se la compara con la fiera. Cuando su marido oiga hablar a sus amigos sobre las cualidades y virtudes de sus mujeres, se lamentará amargamente de la elección tan desacertada que él tuvo. ¡Sólo el pecador es digno de que le caiga tal desgracia! exclama Ben Sirac (v.26). San Juan Crisóstomo dice: quien tiene una mujer mala, sepa que ha tenido la recompensa debida a sus pecados.16 Uno de los defectos más molestos en la mujer es que sea locuaz. Si da con un marido comedido, pacífico, resultará a éste tan difícil de aguantar sus habladurías, palabras comprometedoras, como al anciano subir una cuesta arenosa, que resulta difícil aun a quien no lo es.
Una mujer tal ha de ser evitada a toda costa, y por eso es preciso ser cautelosos y no dejarse seducir por las cualidades exteriores de que pueda estar adornada. Interesan ante todo las cualidades morales, la esposa temerosa de Dios y virtuosa, capaz de hacer feliz a su marido 17. Otra cosa que el sabio enseña que hay que evitar es el que la mujer domine sobre el marido. Cuando el inferior toma el mando, fácilmente se convierte en tirano. En el caso de la mujer, ello supondría, además, vergüenza e ignominia para su marido, quien por disposición de Dios y su natural de sexo fuerte ha de ser el jefe y cabeza. El sabio hace una expresiva descripción de los males que tal mujer ocasiona a su marido: tristeza que llega a lo más profundo del corazón y abate el ánimo, con la consiguiente enervación de las fuerzas físicas y desaliento para el trabajo 18.
Hablando de la maldad de la mujer y del daño que ella ocasiona al hombre, Ben Sirac se remonta a la primera mujer, y recuerda cómo ella, después de haber cometido el primer pecado en la historia del género humano, indujo al primer hombre al pecado, que privó a toda la humanidad de los frutos del árbol de la vida 19.
Concluye Ben Sirac recomendando al marido el mando y autoridad de su mujer, de modo que controle y encauce su conducta, como se hace con el agua a fin de evitar que su evasión dé lugar a devastaciones y males. Y si ella no está dispuesta a obedecer y someterse al marido, el sabio aconseja la separación. En el A.T., el varón podía dar a su mujer el libelo de repudio, con lo que ambos quedaban libres para contraer cada uno nuevo matrimonio. Para ello se requería una causa justa; Ben Sirac reconoce como tal la presente20. Jesucristo abolió esta permisión, otorgada a los judíos por la dureza de su corazón, devolviendo al matrimonio la ley de indisolubilidad con que fue instituido. 21, Dom Calmet hace una acertada observación a propósito de las afirmaciones de Ben Sirac: Después de lo que la Escritura nos relata de Eva, la primera mujer, por la que entró el pecado en el mundo; de Dalila, que hizo perecer a Sansón; de las mujeres que sedujeron a Salomón; de Jezabel, que hizo morir al justo Nabot; de la mujer de Putifar, que acusó al casto José y lo hizo arrojar en una estrecha prisión; de Atalía, que hizo morir a toda la descendencia real de Judá para subir al trono; de Herodías, que hizo decapitar a San Juan Bautista, y de tantas otras mujeres célebres en todos los tiempos y en todos los países por sus crímenes y por su furiosa cólera, no debe considerarse lo que aquí dice el sabio como una pura exageración y una expresión hiperbólica; ello no disminuye en modo alguno el mérito de las mujeres sabias y virtuosas; el sabio no escatima los elogios a su debido tiempo; pero una mujer mala es un gran mal: es el más peligroso de todos los animales; los venenos más poderosos no pueden compararse con su cólera. 22

l Cf. 23:31. - 2 O.c., a 25:2 t.i p.669. - 3 Prov 6:17. - 4 Pro_6:17. - 5 De tranquillitate vitae l.i 0.3. - 6 Job_32:7. - 7 Pro_24:17. -Pro_8 12:4; Pro_14:1; Pro_18:22, etc.; Pro_19:14. -Pro_9 23:18-19.23; Pro_25:2; Pro_26:23; Job_31:9.11-12; Pro_2:16-19; Pro_5:3-6.15-19; Pro_6:25.33; 7,ioss; Pro_23:28. Cf. P. Heinisch, Teología del Vecchio Testamento (Mons. Garofalo, La Sacra Bibbia) (Roma-Turín 1950) p.217-222. -Pro_10 14:1; Stg_3:2. - 11 Prov 30,22. Tal vez hay en esto una referencia implícita a los paganos que dominaban en el país. -Stg_12 6:14-17; Pro_28:24. El griego lee prudencia en lugar de amigo. Las mismas consonantes hebreas, cambiadas las vocales, pueden significar las dos cosas. Dado que después se habla de la sabiduría, parece preferible la traducción amigo. - 13 La Vulgata dice: sabiduría y ciencia. La primera se referiría a las cosas divinas; la segunda, a las humanas. - 14 Los v.16 y 17 se leen en el Cód. Alej. y en la Vulgata: 16 El temor de Dios es el principio de su amor, y la fe el principio de la adhesión a El. 17 La tristeza del corazón es una llaga completa, y una suma malicia la malignidad de la mujer. El primero es una glosa cristiana; la piedad filial lleva al amor, y la fe auténtica supone la adhesión del entendimiento y de la voluntad a Dios, manifestada en la fe en su palabra y el cumplimiento de sus mandamientos. El v. 17 resume los siguientes. - 15 Pro_21:9; Pro_25:24. - 16 Cf. Hom. 15 (sobre la decapitación del Bautista); Pro_2:18. - 17 Pro_31:10. - 18 Isa_25:3; Jer_47:3; Sal_109:24; Heb_12:12. - 19 Gen_3:22-24. Cf. F. R. Tennant, The teaching of Ecclesiasticus and Wisdom on Sin and Death: JThSt (1901) 21os; Oesterley, Ecclesiasticus p.só-68; T. Gallus, A mullere initium peccati et per illam omnes morimur [Eco_25:24 (33)]: DV 23 (1943) 272-277. - 20 Deu_24:1-4, , - 21 Mt 19:3-9. - 22 Citado en Spicq, o.c., a 25:13-20 9.695.


King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XXV.

1 What things are beautifull, and what hatefull. 6 What is the crowne of age. 7 What things make men happy. 13 Nothing worse then a wicked woman.
1 In three things I [ Or, gloried.] was beautified, and stoode vp beautiful, both before God and men: the [ Gen_13:2; Gen_13:5; Rom_12:10.] vnitie of brethren, the loue of neighbours, a man and a wife that agree together.
2 Three sorts of men my soule hateth, and I am greatly offended at their life: a poore man that is proud, a rich man that is a lyar, and an olde adulterer that doteth.
3 If thou hast gathered nothing in thy youth, how canst thou finde any thing in thine age?
4 Oh how comely a thing is iudgement for gray haires, and for ancient men to know counsell?
5 Oh how comely is the wisedome of olde men, and vnderstanding and counsell to men of honour?
6 Much experience is the crowne of olde men, and the feare of God is their glory.
7 There be nine things which I haue iudged in mine heart to be happy, and the tenth I will vtter with my tongue: a man that hath ioy of his children, and he that liueth to see the fall of his enemie.
8 Well is him that dwelleth with a wife of vnderstanding, and that hath not [ Sirach 14.1; Sirach 19.16; Jam_3:2.] slipped with his tongue, and that hath not serued a man more vnworthy then himselfe.
9 Well is him that hath found [ Or, a friend.] prudence, and he that speaketh in the eares of him that will heare.
10 Oh how great is he that findeth wisedome! yet is there none aboue him that feareth the Lord.
11 But the loue of the Lord passeth all things for illumination: he that holdeth it, [ Or, to whom.] whereto shall he be likened?
12 The feare of the Lord is the beginning of his loue: and faith is the beginning of cleauing vnto him.
13 [Giue mee.] any plague, but the plague of the heart: and any wickednesse, but the wickednesse of a woman.
14 And any affliction, but the affliction from them that hate me: and any reuenge, but the reuenge of enemies.
15 There is no head aboue the head of a serpent, and there is no wrath aboue the wrath of an enemie.
16 [ Pro,21.19.] I had rather dwell with a lyon and a dragon, then to keepe house with a wicked woman.
17 The wickednesse of a woman changeth her face, and darkeneth her countenance like [ Or, like a Beare.] sackecloth.
18 Her husband shall sit among his neighbours: and when hee heareth it, shall sigh bitterly.
19 All wickednesse is but little to the wickednesse of a woman: let the portion of a sinner fall vpon her.
20 As the climbing vp a sandie way is to the feete of the aged, so is a wife [ Or, scolding.] full of words to a quiet man.
21 [ 2Sa_11:2; Sirach 42.2.] Stumble not at the beautie of a woman, and desire her not for pleasure.
22 A woman, if shee maintaine her husband, is full of anger, impudencie, and much reproch.
23 A wicked woman abateth the courage, maketh a heauie countenance, and a wounded heart: a woman that will not comfort her husband in distresse
maketh weake hands, and feeble knees.
24 Of [ Gen_3:6; 1Ti_2:14.] the woman came the beginning of sinne, & through her wee all die.
25 Giue the water no passage: neither a wicked woman libertie to gad abroad.
26 If she goe not as thou wouldest haue her, cut her off from thy flesh, and giue her a bill of diuorce, and let her goe.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Vejez. El ideal de todo hombre debe ser llegar a una vejez cargado de experiencia de vida para que aun en su situación física limitada, sus pensamientos y sus palabras sirvan de luz y de guía para los que están apenas comenzando a vivir; pero este ideal no llega en el momento de la vejez, hay que comenzar a amasarlo desde la juventud.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sab_4:8-9

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sab_4:8-9

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



12. Este versículo falta en los mejores manuscritos.

Jünemann (1992)


5 b. Que recoger de bueno.


Torres Amat (1825)



[33] Gen 3, 6.