Ver contexto
En lo poco y en lo mucho pon buena cara,
y no escucharás reproches de tu huésped.
(Eclesiástico 29, 23) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Times New Roman ;;;;;;;;;;;;;;;;;

29. Obras de Misericordia.

Los préstamos (29:1-10).
1 El misericordioso presta a su prójimo, y el que le sostiene con su mano guarda los preceptos. 2 Presta a tu prójimo al tiempo de su necesidad y devuélvele a su tiempo lo prestado. 3 Manten tu palabra, sé con él leal, y hallarás en todo tiempo lo que necesites. 4 Para muchos el préstamo es un hallazgo, fastidian a quien los socorrió. 5 Hasta recibir besan la mano del prójimo y con voz humilde le ponderan sus riquezas. 6 Pero al momento de la devolución da largas, da vanas excusas y echa la culpa al tiempo. 7 Si paga, apenas pagará la mitad, y tendrás que darlo por hallazgo. 8 Y si no paga, te quedarás sin tu dinero, y te habrás hecho, sin buscarlo, un enemigo. 9 Te pagará con maldiciones e injurias, y en vez de honor devolverá ultrajes. 10 Muchos por esto se niegan a prestar, pues temen ser robados en tonto.

Comienza Ben Sirac afirmando que el préstamo es una obra de misericordia, preceptuada además en la Ley 1, la cual entiende el préstamo no como negocio lucrativo; el judío tenía que prestar a sus compatriotas sin interés alguno; les estaba prohibida la usura entre ellos, que les era permitida sólo con los extranjeros.
En los versos siguientes da las normas que deben regir en los préstamos: el que presta lo ha de hacer cuando su prójimo tiene necesidad de ello 2. El que recibe algo prestado tiene obligación de devolverlo a su debido tiempo. Por lo demás, la lealtad a la palabra dada es condición indispensable para que, en nuevo caso de necesidad, encuentres quien te otorgue un nuevo préstamo.
Finalmente, advierte los inconvenientes y disgustos que ocasiona el hacer préstamos por la negligencia o malicia de quienes lo reciben, lo que a muchos retrae de esta obra de misericordia. En efecto, hay quienes para conseguir el préstamo se deshacen en alabanzas hacia aquellos de quienes intentan conseguirlos y en promesas de que, a su debido tiempo, devolverán cuanto les fue prestado. Pero cuando llega el momento de devolver lo recibido, todo son excusas y dificultades para cumplir la palabra dada, con lo que no se pretende sino diferir la devolución. A veces sólo después de muchas reclamaciones se recupera una parte de los prestado, y esto envuelta en improperios y maldiciones por tus ¡inexorables exigencias y falta de comprensión! Naturalmente, muchos piensan que prestar en estas condiciones es una imprudencia, que, además, te trae enemistades.

La limosna (29:11-18).
11 Sin embargo, sé generoso con el desgraciado y no le hagas esperar la limosna. i2 Por amor de la Ley acoge al pobre, y en su necesidad no le despidas de vacío. 13 Por amor del hermano y del amigo consiente en perder tu dinero, no dejes que se te enmohezca bajo una piedra. 14 Hazte un tesoro según los preceptos del Altísimo, y te aprovechará más que el oro. 15 Encierra la limosna en tus arcas, y te librará de toda miseria. 16-17-18 Más que un fuerte escudo y una lanza poderosa, combatirá por ti contra el enemigo.

A pesar de las ingratitudes a que los préstamos exponen, Ben Sirac recomienda practicar, y con prontitud, la misericordia con el necesitado. La obra de caridad es un acto de virtud que, aunque no obtenga el agradecimiento humano, tendrá siempre su recompensa por parte de Dios.
Los motivos que a ello han de inducirte han de ser, en primer lugar, el cumplimiento de la Ley de Dios, que recomienda frecuentemente la caridad con el necesitado 3, y en segundo lugar el amor al prójimo, que se le demuestra sobre todo socorriéndolo en su necesidad. Ben Sirac advierte que es mejor ayudar con tu dinero al pobre, aunque ello te suponga perderlo, que tenerlo infructuosamente guardado bajo la tierra, como hacían los orientales, con peligro de enmohecerse. Así atesoras ante el Altísimo (v.14), añade el sabio, que cuida de los indigentes, lo que vale mucho más que atesorar riquezas en la tierra. Preciosa sentencia, que recuerda la de Jesucristo en el Evangelio: No alleguéis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín los corroen y donde los ladrones horadan y roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín los corroen y donde los ladrones no horadan ni roban4. En el día del juicio, de nada nos servirán las riquezas acumuladas; son las buenas obras con ellas realizadas las que inclinarán a nuestro favor la balanza. La Escritura repite que la limosna predispone al Señor a la remisión de los pecados, y los rabinos decían que ella es un medio seguro para alcanzar la vida eterna 5. Hermosamente escribe A Lapide que el seno del pobre es como un altar en el que la limosna se ofrece como víctima por el pecado6. Este es el sentido de la expresión metafórica de Ben Sirac: encierra la limosna en tus arcas, y te librará de toda miseria (í.15), que interpretó muy bien la Vulgata al traducir: guarda la limosna en el seno del pobre. Así, concluye Ben Sirac, será un arma maravillosa en el tribunal de Dios contra las acusaciones del enemigo. Jesucristo dijo que consideraría como hecho a sí mismo lo que se hiciere a los pobres en el día del juicio y lo compensaría con la vida eterna 7.

La fianza (29:19-27).
19 El varón bondadoso fía a su prójimo, pero el que ha perdido la vergüenza le deja en la estacada. 20 No olvides el beneficio de tu fiador, pues se empeñó por ti. 21-22 El malvado derrocha los bienes de su fiador, y el ingrato deja en el brete a quien le salvó. 23-24 La fianza ha perdido a muchos que estaban bien, y los sacudió como mar tormentoso. 25 Sacó de su casa a hombres ricos y los hizo peregrinar por tierras extrañas. 26 El pecador, al fiar, se verá burlado, y persiguiendo ganancias, se enredará en pleitos. 27 Según tu poder, socorre a tu prójimo, y mira por ti, que no caigas en necesidad.

El hombre de buenos sentimientos se compadece de la indigencia del prójimo y le fía en su necesidad. Sólo el avaro, que ha matado en su corazón todo sentimiento de compasión, se niega a hacerlo. Quien se beneficia de este acto de caridad debe mostrarse agradecido para con quien expuso, por lo mismo, sus bienes, con el consiguiente temor de perderlos 8.
Pero también aquí es preciso proceder con cautela debido a la ingratitud y malicia de muchos 9. Hay quienes se divierten derrochando los bienes del fiador y quienes abandonan en su miseria al que un día con su fianza los salvó de una situación precaria 10. Esta actitud, constata Ben Sirac en los v.24-25, llevó a algunos a la ruina, los cuales, no resistiendo a la ignominia de verse empobrecidos, marcharon a otras regiones en busca de una nueva forma de vida, si es que, declarados insolventes, no fueron vendidos como esclavos y obligados a peregrinar fuera de su patria. El sabio advierte también que hay quienes salen fiadores no por un acto de caridad para con el necesitado, sino con espíritu usurero, que le lleva a ganancias ilícitas y le expone a la condena en los tribunales.
Concluye el sabio dando su consejo: has de ser misericordioso para con el prójimo, protegiéndole en su necesidad con la fianza, mostrándose más condescendiente que Proverbios 11, pero con las debidas precauciones para no salir fiador de lo que tus bienes no alcanzan, y exponerte a la ruina, y con las prudentes garantías para no ser burlado por aquellos a quienes fiaste.

Frugalidad y hospitalidad (29:28-35).
28 Necesarios para la vida son el agua y el pan; el vestido y la casa, para abrigo de la desnudez. 29Más vale vivir pobre bajo un techo de tablas que banquete en casa extraña. 30 Conténtate con lo poco o con lo mucho, y no tendrás que oír que te reprochan por extranjero. 31 Triste es tener que andar de casa en casa; donde habites corno extraño no osarás abrir la boca. 32 Habrás dado hospedaje y habrás dado de beber sin que te sea agradecido, y, a pesar de esto, habrás de oír palabras amargas: 33 Entra, forastero; preparad la mesa. Mirad si hay a mano qué comer. 34 Sal, forastero, haz lugar a otro más honrado que tú; tengo que recibir a mis hermanos y necesito la casa. 35 Duras palabras son éstas para un hombre sentido, la increpación del amo de la casa y la injuria del usurero.

Dados los inconvenientes que llevan consigo las obras de caridad que ha recomendado en las perícopas anteriores, como apéndice a ellas, Ben Sirac da una sabia norma a sus lectores con el fin de que nunca se vean necesitados de ellas. Con ella el rico no vendrá a menos y el pobre rara vez llegará a necesitarlas. Se refiere a la frugalidad. Opina que es mejor vivir, aunque sea pobremente, en la propia casa, donde se es dueño de sí mismo y hay libertad de acción, que comer espléndidamente en casas ajenas, dado los inconvenientes que esto lleva consigo. Entre otros, el de ser considerado como un extraño, para quien no se tendrán muchas consideraciones, y, aun en el caso de que pagues tu hospedaje, proporcionando así a los dueños su modo de vivir, te expones a recibir un trato no muy agradable y palabras no muy halagadoras, con las que no se pretende otra cosa que ponerte a la puerta de la calle con el fin de recibir otro huésped más ilustre o más grato que tú. Palabras y trato que desagradan a todo hombre que tenga un poco de honradez o amor propio, por lo que es mejor contentarse con menos en la casa propia que exponerte a ellos en la del prójimo 12.

1 Deu_15:7-8; cf. Lev_25:35; Sal_36:26. - 2 Mt 5:42. - 3 Lev_19:10; Lev_23:22; Deu_15:8.11; Deu_24:12. - 4 Mat_6:19-20; Luc_12:33. - 5Luc_7:36; Tob_4:9-12; Dan_4:24. - 6 O.c., a 29:15 t.2 p.74. - 7 Mat_25:31-40. Los v.16-17 faltan en el griego y en las ediciones auténticas de la Vulgata, que señala su ausencia con los números. Dicen así: Eleemosyna viri quasi sacculus cum ipso et gratiam hominis quasi pupilam conservabit. Et postea resurget et retribuet ülis retributio-nem unicuique in capul ilíorum. Cf. 17:18. - 8 Pro_11:15; Pro_22:26.27. - 9 La Vulgata en el v.21 anticipa que el pecador y el impuro huyen de su fiador. Impuro designa el hombre profano, infiel, privado del temor de Dios. - 10 La Vulgata repite en el v.23 que Un hombre sale fiador por su prójimo; pero, perdido todo pudor, lo abandona. - 11 Prov 6:1-5; 17:18 - 12 Algunos comentaristas ven en esto una alusión a los pequeños mercaderes judíos, que iban de país en país, hospedándose sobre todo en casa de sus compatriotas.



King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XXIX.

2.Wee must shew mercy and lend: 4 but the borower must not defraud the lender. 9 Giue almes. 14 A good man will not vndoe his suretie. 18 To be suretie and vndertake for others is dangerous. 22 It is better to liue at home, then to soiourne.
1 Hee that is mercifull, will lende vnto his neighbour, and hee that strengthneth his hande, keepeth the Commandements.
2 Lend to thy neighbour in time of his [ Deu_15:8; Mat_5:42; Luk_6:35.] need, and pay thou thy neighbour againe in due season.
3 Keepe thy word & deale faithfully with him, and thou shalt alwaies finde the thing that is necessary for thee.
4 Many when a thing was lent them, reckoned it to be found, and put them to trouble that helped them.
5 Till he hath receiued, he will kisse a mans hand: and for his neighbours money he will speake submissely: but when he should repay, he will prolong the time, and returne words of griefe, and complaine of the time.
6 If he preuaile, he shall hardly receiue the halfe, and he will count as if he had found it: if not; he hath depriued him of his money, and he hath gotten him an enemy without cause: he payeth him with cursings, and raylings: and for honour he will pay him disgrace. [ Or, if he be able.]

7 Many therefore haue refused to lend for other mens ill dealing, fearing to be defrauded.
8 Yet haue thou patience with a man in poore estate, and delay not to shew him mercy.
9 Helpe the poore for the commandements sake, and turne him not away because of his pouertie.
10 Lose thy money for thy brother and thy friend, and let it not rust vnder a stone to be lost.
11 [ Dan_4:24; Mat_6:20; Luk_11:41; Luk_12:33; Act_10:4; 1Ti_6:18-19; Job_4:8-10.] Lay vp thy treasure according to the commandements of the most high, and it shall bring thee more profite then golde.
12 [ Dan_4:24; Mat_6:20; Luk_11:41; Luk_12.33; Act_10:4; 1Ti_6:18-19; Job_4:8-10.] Shut vp almes in thy storehouses: and it shall deliuer thee from all affliction.
13 It shal fight for thee against thine enemies, better then a mightie shield and strong speare.
14 An honest man is suretie for his neighbour: but hee that is impudent, will [ Or, faile.] forsake him.
15 Forget not the friendship of thy suretie: for hee hath giuen his life for thee.
16 A sinner will ouerthrow the good estate of his suretie:
17 And he that is of an vnthankfull minde, will leaue him in [danger.] that deliuered him.
18 Suretiship hath vndone many of good estate, and shaked them as a waue of the Sea: mightie men hath it driuen from their houses, so that they wandred among strange nations.
19 A wicked man transgressing the commandements of the Lord, shall fall into suretiship: and hee that vndertaketh and followeth other mens businesse for gaine, shall fall into suits.
20 Helpe thy neighbour according to thy power, and beware that thou thy selfe fall not into the same.
21 The [ Sirach 39.26.] chiefe thing for life is water and bread, and clothing, and an house to couer shame.
22 Better is the life of a poore man in a meane cottage, then delicate fare in another mans house.
23 Be it little or much, holde thee contented, that thou heare not the reproch of thy house.
24 For it is a miserable life to goe from house to house: for where thou art a stranger, thou darest not open thy mouth.
25 Thou shalt entertaine and feast, and haue no thankes: moreouer, thou shalt heare bitter words.
26 Come thou stranger, and furnish a table, and feede me of that thou hast ready.
27 Giue place thou stranger to an honourable man, my brother commeth to be lodged, and I haue neede of mine house.
28 These things are grieuous to a man of vnderstanding: the vpbraiding of house-roome, and reproching of the lender.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

En casa ajena. En conexión con los dos temas precedentes, encontramos la situación del que no tiene ni siquiera lo mínimo para vivir; está expuesto al maltrato, a la burla y, en definitiva, a andar errante. En labios de un profeta este capítulo tendría unas connotaciones abiertamente de denuncia y de amenaza contra los ricos, los acaparadores y los egoístas. Sin embargo, así como nos lo presenta Ben Sirá, nos sirve para hacernos una idea de la situación socio-económica de la época que ya podemos concluir que estaba claramente definida como una sociedad injusta donde unos pocos eran los dueños de mucho y muchos, dueños de casi nada o de nada, destinados a una lucha agobiante por la subsistencia. No tenemos que hacer demasiado esfuerzo para imaginarnos las angustias de los pobres buscando un préstamo, pero antes, buscando a un fiador, y a otros mendigando en la calle o recorriendo de casa en casa pidiendo una limosna. No nos es difícil imaginarnos todo eso porque esa es la realidad que vivimos millones y millones de hombres, mujeres y niños en nuestra sociedad actual. Por la Biblia sabemos que tratando de responder a estos extremos de empobrecimiento surgieron dos instituciones en el Antiguo Testamento que deberían haberse puesto en práctica sin ninguna vacilación puesto que ambas eran de obligatorio cumplimiento ya que están contempladas en la ley de Moisés. Se trata del «goelato» (Lev_25:25) que exigía al pariente más cercano de un endeudado rescatar el bien o la prenda dejada al prestamista, y en el caso extremo de un endeudado que hubiera tenido que someterse a su acreedor como prenda o como pago, el «goel» debía pagar su rescate. La otra institución era el «año sabático» (Deu_15:1-11); transformada por el Levítico en «año jubilar», que contemplaba la liberación de esclavos, condonación de deudas y recuperación de los bienes dejados en prenda. Con esta institución se buscaba una nivelación periódica de la sociedad para evitar ese desequilibrio extremo entre enriquecidos y empobrecidos. Como todos los grandes proyectos que deberían beneficiar a los empobrecidos, estas dos instituciones, especialmente la segunda, no pasaron de ser un enunciado de ley muy bonito que siempre encontró mil trabas y obstáculos para su realización; si no hubiera sido así, no podríamos deducirlo del planteamiento de Ben Sirá que está escribiendo en torno al 180 a.C, ni podríamos constatarlo tampoco en la época del Nuevo Testamento. Hoy no contamos ni con «goeles», ni con «años sabáticos» ni «años jubilares», ni nada por el estilo; pero contamos -deberíamos contar- con el Evangelio de la justicia que nos llama a todos a dar inicio a ese año de gracia, y tal vez sea mucho más efectivo que la figura de un goel y hasta de un año sabático, la solidaridad entre nosotros los pobres. Los grandes se alían para prosperar y prosperan haciéndose cada vez más ricos, ¿no será que a nosotros nos ocurre lo contrario? Somos cada día más pobres porque somos cada vez menos solidarios, nos dedicamos cada uno por nuestro lado a «inventar» de qué vivir, incluso hasta nos hacemos la guerra. Pues bien, es hora de descubrir que tenemos muchos motivos para unirnos: el hambre, la falta de oportunidades para producir, la falta de tierra, de techo, de un futuro digno para nuestros hijos, y un arma común ante la cual tiembla hasta el más poderoso: la solidaridad y la resistencia. Si comenzamos a generar en nuestras comunidades acciones que nos ayuden a no depender tanto de los poderosos, esto es, creando fuentes de economía solidaria, sustituyendo productos de consumo por aquellos que nosotros mismos logremos elaborar; esto no sólo será una forma de resistencia sino al mismo tiempo una forma de denuncia para los opulentos. Es la única manera, cómo las palabras del cántico de María, «a los pobres colma de bienes», comenzarán a hacerse realidad, de lo contrario... ¡ahí seguiremos en las mismas!

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Flp 4:11; Heb 13:5.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

29:23 Var. de lat.: «como extraño».

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


NOTAS

29:23 Var. de lat.: «como extraño».

Jünemann (1992)


23 j. Este.