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No hagas nada sin aconsejarte,
y no te arrepentirás de tus acciones.
(Eclesiástico 32, 19) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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32 Mas Sobre los Banquetes, La Ley.

Actitud del presidente, ancianos y jóvenes en el banquete (32:1-17).
1 Si te hacen presidente de un convite, no te engrías; pórtate entre los convidados como uno de tantos. 2 Cuida primero de ellos y luego siéntate; cumplido tu oficio, recuéstate, 3 para alegrarte con los otros y ser alabado por tus buenas disposiciones. 4 Si eres anciano, habla como a tu edad conviene, 5 con discreción, y no impidas el canto. 6 Mientras tocan y cantan, no charles, y no hagas alarde de sabio a destiempo. 7 Como anillo de oro con rubí engastado es la música en el banquete. 8 Como anillo de oro con esmeralda engastada, la melodía de la música en el festín. 9-10 Si eres joven, no hables si no te vieres obligado; sólo cuando por dos o tres veces fueres preguntado. 11-12 Abrevia el discurso, diciendo mucho en pocas palabras, y sé como quien, sabiendo, cabe callar. 13 En medio de los grandes no te pavonees, entre los ancianos no parlotees. 14 Como al trueno precede el relámpago, así a la modestia precede la gracia. 15 Levántate a tiempo y no lo demores, vete a tu casa y ocúpate en lo tuyo. 16 Si quieres, diviértete allí y obra a tu placer, sin faltar a nadie con lenguaje insolente. 17 Y después bendice a tu Hacedor, ya que te regaló con sus bienes.

Los judíos, conforme a la costumbre de los griegos, nombraban un presidente o simposiarca para los banquetes 1. Tenía a su cargo fijar la lista de los invitados, recibir y acompañar a los comensales a sus respectivos puestos en la sala del banquete, como también disponer lo concerniente al vino y manjares. Naturalmente, tal cargo se prestaba a la vanidad y el orgullo. Ben Sirac aconseja al simposiarca no engreírse por el cargo que le ha sido confiado, sino conducirse como uno más, con toda sencillez, entre los convidados. En un segundo consejo le indica que ha de cumplir su cargo con toda fidelidad; se preocupará primero de los demás, procurando que nada les falte, y sólo cuando todas las cosas estén en su punto tomará él asiento entre los comensales. Así recibirá la felicitación y unánime estima de todos ellos. Algunos comentaristas hacen aplicación de estos versos a quienes han sido constituidos superiores sobre los demás, advirtiéndoles el modo sencillo, sin orgullo ni autoritarismo, como deben tratar a sus inferiores; con ello conseguirán su estima y un clima más propicio para realizar su cometido entre ellos.
En los versos siguientes (6-8), el autor hace unas recomendaciones a los ancianos. Suele a éstos agradarles más el hablar de sus experiencias pasadas que seguir con atención la música del festín. Ben Sirac les aconseja que hablen con la discreción que su edad y las circunstancias requieren y no impidan a los demás comensales seguir la música que acompaña al banquete, que es entonces lo más indicado. Lo pone de manifiesto el autor con las comparaciones de los v.7-8: siempre es hermoso el anillo de oro, pero lo es más con un rubí o una esmeralda engastada; de la misma manera, la música es siempre agradable, pero lo es más encuadrada en un espléndido festín, en que también los otros sentidos encuentran su satisfacción.
Después el autor se dirige a los jóvenes para recomendarles, con más insistencia que a los ancianos, el debido silencio en los banquetes (v.9-14) 2. No deberá hablar más que cuando fuere preciso hacerlo por algún motivo, cuando su respuesta fuere requerida con interés e insistencia 3. Y entonces deberá hacerlo con toda brevedad, limitando su respuesta a lo preciso y sabiendo callar respecto de lo que no es oportuno hablar en esas circunstancias, lo que es indicio de profunda sabiduría y dominio en un alma joven. Y, desde luego, sería intolerable que los jóvenes hiciesen alarde de ciencia entre los grandes, queriendo aparecer como sabios e instruidos ante ellos, lo que es fatuidad, o hablar demasiado en medio de los ancianos, ante quienes su deber es callar y dejarse instruir por su experiencia. Con una comparación quiere el autor expresar la impresión que provoca una actitud discreta en el joven: como el relámpago, que ilumina con la luz del día las montañas, precede al trueno, así también esa conducta lo hace agradable a los demás y se gana la simpatía de quienes con él tratan aun antes de hablar.
Concluye Ben Sirac sus consejos sobre los banquetes con una prudentísima norma para los jóvenes. Terminado aquél, no deberán demorar su estancia en la sala (v.1s). Sin ceder ante las insistencias de quien lo invitó ni de los demás comensales, deberá abandonar el lugar del banquete, evitando así una sobremesa en que se continúe bebiendo, y que, dada su edad y poco dominio, puede llevarle a excesos reprochables. Es preferible marchar, sin detenerse por la calle, a su propia casa y continuar allí la alegría del banquete con sus familiares, congratulándose con ellos del honor de que ha sido objeto y refiriéndoles cuanto concierne al festín, siempre, claro está, sin ofender a los demás con sus palabras. El colofón es digno de un israelita y de todo corazón agradecido para con el dador de todos los bienes: después de haber disfrutado del banquete, cuando te encuentras a solas en tu casa, bendice a tu Hacedor, entona un himno de alabanza y acción de gracias a Dios, que es quien nos proporciona cuantos bienes disfrutamos.

La Ley y el temor de Dios (32:18-28).
18 El que busca al Señor acepta la disciplina y el que a El acude es escuchado. 19 El que busca la Ley será colmado de bienes, pero el hipócrita en ella tropezará. 20 Quien teme al Señor conocerá sus juicios, y sus sentencias le serán antorcha luminosa. 21 El pecador rehuye la corrección y busca en la Ley su capricho. 22 El sabio no oculta su sabiduría y el insolente no guarda su lengua. 23-24 No hagas nada sin consejo, y después de hecho no tendrás que arrepentirte. 25 No vayas por camino en que hay tropiezos y no tropieces dos veces en la misma piedra. No te aventures en camino desconocido. 26 Guárdate también de tus propios hijos. 27 En todas tus obras guarda tu alma, pues en esto está la observancia de los preceptos. 28 Quien atiende a la Ley guarda su alma, y quien confía en el Señor no sufrirá menoscabo.

Tal vez el último versículo de la perícopa anterior sugirió al autor ésta, cuyo pensamiento central es la Ley de Dios y los bienes que su cumplimiento lleva consigo, oportuna conclusión de la sección sexta, en que ha recomendado los deberes familiares y sociales.
Comienza advirtiendo que quien busca al Señor con un corazón sincero acepta la disciplina que supone el cumplimiento de los mandamientos, y ese cumplimiento fiel de los mismos alcanza el favor de Dios, que otorga los bienes en ella prometidos a quienes la cumplen con fidelidad y rectitud de intención. Un cumplimiento hipócrita, que sólo buscase la estima de los hombres, advierte Ben Sirac, no merece nada ante Dios y, además, le será ocasión de tropiezo y mal, porque, conociendo la Ley, no la cumple más que cuando es visto, y entonces sin el espíritu de amor y obediencia a Dios que debe informarlo. Quien tiene el temor de Dios estudia la Ley y, a través de sus enseñanzas, descubre la voluntad de Dios, viniendo a ser aquéllas como la antorcha que ilumina toda su vida, señalándole la senda que debe seguir en su vida4. El pecador, por (el contrario, las rehuye, porque contrarían sus inclinaciones, y lo que hace es buscar en la Ley interpretaciones que se adapten a sus ¡caprichos, pues no está dispuesto más que a hacer su propia voluntad.
Siguen una observación y unos consejos en que se recomienda la prudencia y reflexión antes de obrar. La observación (v.22) es que el sabio, aun sin pretenderlo, deja traslucir su sabiduría, que, cuando llega el momento oportuno, no esconde sino que la utiliza en bien de los demás; el insolente, en cambio, no guarda su lengua, habla a destiempo, sin la debida reflexión, lo que le lleva a decir inexactitudes, de que luego tiene que arrepentirse5. Los consejos son varios: antes de tomar una decisión en asuntos de importancia pide consejo a quienes puedan orientarte, con lo que evitarás dar pasos en falso. Afirma San Basilio que es un orgullo insoportable creer que no tenemos necesidad del consejo de los demás y que por nosotros mismos podemos ver lo que será más provechoso para nuestra salud 6. Evita el camino pedregoso, donde tu pie pueda tropezar, la senda peligrosa, que te puede llevar a ofender a Dios, y, si una vez caes, deja ese camino para no volver a caer. No vayas por un camino desconocido (v.25c), en que peligros imprevistos pueden interceptar tu senda, o dificultades insuperables llevar tus negocios al fracaso. Finalmente, no pongas una confianza excesiva en tus mismos hijos; fueron ellos en ocasiones quienes, por malicia o por imprudencia, fueron la causa de la ruina de sus padres 7. Concluye con un precioso consejo que los incluye todos: en tus obras atiende a tu alma, busca tu bien, lo que conseguirás con un cumplimiento fiel y sincero de los mandamientos, que te mantendrá la amistad y benevolencia de Dios 8.

1Jn_2:8-9. Biblia comentada 4 - 2 La Vulgata antepone a los consejos de Ben Sirac una sabia advertencia para los comensales jóvenes: (V.9) Escucha en silencio, y tu actitud te ganará estimación. - 3 La Vulgata precisa más en el v.11: Si dos veces fueras preguntado, sea tu cabeza quien responda, es decir, con un movimiento de cabeza o breves palabras. - 4 Pro_28:5. - 5 El v.23. - 6 Girotti o.c 32:24 - 7 Miq_7:5-6-Miq_8 16:17; Miq_19:16; Miq_22:5b.


King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XXXII.

1 Of his duty that is cheefe or master in a feast. 14 Of the feare of God. 18 Of counsell. 20 Of a ragged and a smooth way. 23 Trust not to any but to thy selfe and to God.
1 If thou be made the master (of the feast) lift not thy selfe vp, but bee among them as one of the rest, take diligent care for them, and so sit downe.
2 And when thou hast done all thy office, take thy place that thou mayest be merry with them, and receiue a crowne for thy well ordering of the feast.
3 Speake thou that art the elder, for it becometh thee, but with sound iudgement, and hinder not musicke.
4 Powre not out words where [ Ecc_3:7; Sirach 20.7.] there is a musitian, and shew not forth wisedome out of time.
5 A consort of musicke in a banket of wine, is as a signet of Carbuncle set in gold.
6 As a signet of an Emeraud set in a worke of gold, so is the melodie of musicke with pleasant wine.
7 Speake yong man, if there be need of thee: and yet scarsely when thou art twise asked:
8 Let thy speach be short, comprehending much in few words, be as one that knoweth, and yet holdeth his tongue.
9 [ Job_33:6.] If thou be among great men, make not thy selfe equall with them, and when ancient men are in place, vse not many words.
10 Before the thunder goeth lightening: and before a shamefast man shall goe fauour.
11 Rise vp betimes, and be not the last: but get thee home without delay.
12 There take thy pastime, & do what thou wilt: but sinne not by proud speach
13 And for these things blesse him that made thee, and hath replenished thee with his good things.
14 Who so feareth the Lord, will receiue his discipline, and they that seeke him early, shall find fauour.
15 He that seeketh the law, shall be filled therewith: but the hypocrite will be offended thereat.
16 They that feare the Lord shall find iudgement, and shall kindle iustice as a light.
17 A sinfull man will not be reproued, but findeth an excuse according to his will.
18 A man of counsell will be considerate, but a strange and proud man is not daunted with feare, euen when of himselfe he hath done without counsell.
19 Doe nothing without aduice, and when thou hast once done, repent not.
20 Goe not in a way wherein thou maiest fall, and stumble not among the stones.
21 Be not confident in a plaine way.
22 And beware of thine owne children.
23 [ Rom_14:5.] In euery good worke trust thy owne soule: for this is the keeping of the commandements.
24 He that beleeueth in the Lord, taketh heed to the commandement, and he that trusted in him, [ Or, shall not be hurt.] shall fare neuer the worse.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Temor de Dios. Hay dos modos de acercarse a la Ley y, de acuerdo a ello, se puede diferenciar dos tipos de personas: el que la consulta y a partir de ella obtiene instrucción, sabiduría, y desde aquí entiende que la meta es vivir en temor y respeto al Señor; y por otra parte está el que rechaza la Ley o la acomoda a su conveniencia; ése es el que rechaza la instrucción y la corrección y, por ende, rechaza también la sabiduría, de este modo, no sabe que guardar la Ley es guardarse a sí mismo.

Torres Amat (1825)



[3] Se acostumbraba después del convite, colocar en su cabeza una corona de flores y que los convidados le ofrecieran un regalo.

[27] Se refiere a la razón ilustrada por la fe. Rom 14, 23.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

32:19 O: «y no te arrepentirás cuando hagas algo».

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— sin pedir consejo: También cabe traducir: antes de reflexionar.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


NOTAS

32:19 O: «y no te arrepentirás cuando hagas algo».

Jünemann (1992)


19 h. Procede torcidamente.