Ver contexto
Si uno se purifica del contacto de un cadáver y lo vuelve a tocar,
¿de qué le sirve su baño de purificación?
(Eclesiástico 34, 25) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Times New Roman ;;;;;;;;;;;;;;;;;

34. Los Sueños. Principios Para una Conducta Sabia.

Vaciedad de los sueños (34:1-7).
1 Vanas y engañosas son las esperanzas del insensato, y los sueños exaltan a los necios. 2 Como el que quiere coger la sombra o perseguir al viento, así es el que se apoya en sueños. 3 El que sueña es como quien se pone frente a sí, frente a su rostro tiene la imagen del espejo. 4 ¿De fuente impura puede salir cosa pura, y de la mentira puede salir verdad? 5 Cosa vana son la adivinación, los agüeros y los sueños; lo que esperas, eso es lo que sueñas. 6 A no ser que los mande el Altísimo a visitarte, no hagas caso de los sueños. 7 A muchos extraviaron los sueños, y quedaron defraudados los que les dieron fe.

La interpretación de los sueños era cosa muy extendida en la antigüedad y debía de ser frecuente en los días del autor del Eclesiástico. Los paganos basaban en ellos multitud de supersticiones.
Ben Sirac quiere instruir a sus discípulos sobre la vanidad de los sueños y la necedad de darles fe, excepción hecha de los casos en que Dios los infunde para comunicarse por medio de ellos al hombre.
Las esperanzas del insensato son vanas, polvo arrebatado por el viento, humo que en el aire se disipa.1 No se apoyan, como las del justo, en las promesas hechas por Dios a la virtud, sino en planes inspirados por su maldad, que Dios a su debido tiempo destruirá, de modo que no se realizarán. Semejantes a esas esperanzas ilusorias son los sueños; no tienen tampoco realidad alguna en sí. Como la imagen reflejada en el espejo es una mera representación sin contenido, que sólo un niño puede tomar por realidad, así los sueños, mera imagen refleja de nuestros pensamientos y acciones, representación de una aparente realidad muchas veces absurda, no tiene realidad objetiva fuera de la fantasía del hombre. Prestarles crédito y tomarlos como inspiradores de conducta es tan vano y absurdo como pretender coger la sombra con la mano o perseguir el viento invisible.
Como una fuente de aguas corrompidas no puede dar agua pura y cristalina, ni la mentira producir por sí la verdad, así de lo que no es más que vana apariencia, tomado como algo real y objetivo, nada se puede esperar sino error y engaño. Esto ocurre con la adivinación, los agüeros y los sueños (í.5), meras invenciones o representaciones de la fantasía, sin un contenido o significado real que pueda ser punto de partida para una conducta acertada. Ben Sirac recomienda no hacerles caso alguno, constatando que muchos, intentando descubrir a través de ellos un acertado modo de obrar, fueron inducidos al error. Tal vez tenemos en el v.7 una alusión a los falsos profetas, que se valían de la interpretación de los sueños para captarse la benevolencia del pueblo y despertar en él falsas esperanzas 2; y la perícopa tal vez arguye la infiltración en Palestina de las prácticas de adivinación pagana en el siglo II3.
Es preciso, sin embargo, hacer una excepción. Dios a veces se ha valido de sueños para comunicarse con los seres humanos, como lo testifica la Sagrada Escritura4. En este caso se trata de una comunicación divina y se la debe seguir, sin temor alguno a equivocación. Ben Sirac no da indicios a base de los cuales puedan distinguirse los sueños enviados por Dios de los sueños vanos y engañosos 5.

La Ley, la sabiduría, la experiencia (34:8-13).
8 Cumple la Ley sin regateos, que la sabiduría perfecta está en la boca fiel. 9 El hombre instruido sabe muchas cosas, y el muy experimentado puede enseñar. 10 El que no ha sido probado sabe muy poco, y el que ha corrido mucho es rico en experiencia. 11-12 Yo he visto mucho en mis correrías y sé mucho más de lo que digo. 13 Con frecuencia estuve en peligro de muerte, pero me salvé gracias a mi experiencia.

Rechazados los sueños, adivinaciones y agüeros corno principios de conducta, Ben Sirac señala fuentes certeras que pueden orientar la manera de conducirse: la Ley, que, por contener la palabra de Dios, enseña con sus prescripciones al hombre lo que ha de hacer y lo que ha de evitar sin temor a equivocarse. Lo mismo hay que decir de las enseñanzas de los sabios; también ellas son fuentes absolutamente seguras para poderse conducir con seguridad en la vida. Finalmente, la experiencia, que se adquiere sobre todo en las pruebas y viajes fuera de la patria. Las pruebas y tribulaciones son una fuente, sobre todo, de experiencia y educación moral, parte integrante de la verdadera sabiduría; los grandes santos sufrieron grandes tribulaciones y pruebas que Dios les envió, y los hicieron grandes y experimentados maestros de vida espiritual6. Los viajes fuera del círculo familiar proporcionan un conjunto de experiencias sumamente útiles para la vida. Ben Sirac aprendió tanto en los suyos, que no puede encerrar en su libro todas las enseñanzas aprendidas en sus correrías. Y le fueron tan útiles, que, habiéndose hallado varias veces en situaciones muy peligrosas, su habilidad le hizo salir indemne de todas ellas 7. El que no ha visto el mundo - escribe Dom Calmet -, quien no ha viajado, quien no conoce a los hombres, no sabe nada. El estudio de gabinete y los conocimientos especulativos son poca cosa. Para formar un hombre y hacerlo capaz de negocios es preciso que haya visto a los seres humanos en otra parte que en los libros. Es cosa buena el viajar; fue así como los grandes hombres de la antigüedad que nosotros conocemos se hicieron tan célebres y hábiles. Fue así como Ulises mereció la reputación de uno de los más sabios y más experimentados príncipes del mundo, y como Pitágoras y Platón han adquirido esa elevada ciencia que los ha hecho tan recomendables. 8

Mejor todavía el temor de Dios (34:14-20).
14 Vivirá el espíritu de los que temen al Señor, 15 porque su esperanza se apoya en quien salva. 16 El que teme al Señor de nada teme y no se desalienta, porque El es su esperanza. 17 Dichosa el alma que teme al Señor. 18 ¿En quién se apoya y quién es su sostén? 19 Los ojos del Señor están puestos sobre los que le aman. Es su fuerte escudo, su apoyo poderoso, abrigo contra el solano, contra el ardor del mediodía. 20 Guarda contra el tropiezo, auxilio contra la caída. Eleva el alma y alumbra los ojos, da la salud, la vida y la bendición.

Pero hay un medio mucho más seguro que la misma experiencia y habilidad humanas para gobernarse con acierto en la vida, y es el temor de Dios, verdadero principio de la sabiduría. El fue la auténtica prudencia sobrenatural que libró a Ben Sirac de los graves peligros a que se vio expuesto en su vida 9. A él dedica esta perícopa, que viene a ser como un canto a la protección maravillosa de Dios sobre quienes practican el temor de Dios. En él proclama dichoso al varón temeroso de Dios, porque pone su esperanza en el Señor, dueño absoluto de todas las cosas, de la vida y de la muerte; que tiene poder para salvar y para perder y dispensa su protección sobre quienes ponen en él su confianza. Aunque haya que pasar por un valle tenebroso - exclama el salmista dirigiéndose al Señor -, no temo mal alguno, porque tú estás conmigo10. Y el autor de Proverbios afirma: Huye el malvado sin que nadie le persiga, mas el justo va seguro como cachorro de león. 11 El espíritu del v.14 es la vida, que Dios protege y libra de los peligros que la acechan. Los v.17-18 se corresponden con los v. 19-20; los que aman a Dios tienen sus ojos puestos en El, y el Señor, a su vez, pone los suyos en los justos, conforme a la expresión del salmista: Están los ojos de Yahvé sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia. 12 Y esa miradautua de Dios y del alma constituye la confianza y fuerza de ésta. La expresión los que le aman viene a equivaler a la más usada los que le temen; para los autores sapienciales, el temor de Dios no es el miedo, que lleva a obrar por temor al castigo, sino ese amor reverencial del hijo para con el padre que lleva a obrar por agradarle a El. Ben Sirac multiplica los términos y comparaciones para poner más de manifiesto la protección de Dios sobre los justos y los efectos saludables que lleva consigo. El viento solano abrasa el aire y seca la vegetación; cargado a veces de polvo y de arena, oscurece el cielo con un denso color pardo. La expresión alumbra los ojos se refiere, como las demás, a la protección que libra de los peligros que acechan la vida, conforme al pensamiento del salmista: Mírame ya, óyeme, Yahvé, ¡Dios mío! Alumbra mis ojos, no me duerma en la muerte. Que no pueda decir mi enemigo: Le vencí. 13

Sacrificios no gratos a Dios (34:21-31).
21 El que sacrifica de lo mal adquirido hace una oblación irrisoria, y no son gratas las oblaciones inicuas. 22-23 No se complace el Altísimo en las ofrendas de los impíos, ni por la muchedumbre de los sacrificios perdona los pecados. 24 Como quien inmola al hijo a la vista de sus padres, así el que ofrece sacrificios de lo robado a los pobres. 25 Su escasez es la vida de los indigentes, y quien se la quita es un asesino. 26 Mata al prójimo quien le priva de la subsistencia, 27 y derrama sangre el que retiene el salario al jornalero. 28 Si uno edifica y otro destruye, ¿qué provecho sacan ambos si no es la fatiga? 29 Si uno ora y otro maldice, ¿a cuál de los dos va a escuchar el Señor? 30 Si uno se lava por un muerto y vuelve a tocarlo, ¿qué le aprovecha su lavatorio? 31 Como si uno ayuna por sus pecados y luego vuelve a cometerlos, ¿quién oirá su oración y qué le aprovechará el haber ayunado?

Los pensamientos expuestos sobre el temor de Dios llevan a Ben Sirac a hablar del verdadero culto a Dios, al que dedicará también casi todo el capítulo siguiente. En esta perícopa rechaza como reprobables los sacrificios cuyas ofrendas fueron fruto de injusticias. Es algo irrisorio, pues el oferente ofrece al Señor como suya, renunciando en su honor a ella, una cosa que no lo es, pues la adquirió injustamente. Tal oblación no puede en modo alguno agradar a Dios 14. Tampoco puede complacerse el Señor en los sacrificios de los impíos, a quienes faltan las disposiciones interiores que deben acompañar todo sacrificio, como es la paz y amistad con Dios, que la exige incluso con nuestros prójimos para que la ofrenda le sea grata 15. El autor de Proverbios repite que Yahvé aborrece el sacrificio del impío 16. Por más que unos y otros multipliquen sus sacrificios, no obtendrán el perdón de sus injusticias y pecados, que no se obtiene por otro camino que por el de la penitencia. Y arrepentirse de sus pecados es lo primero que tiene que hacer todo pecador para que sus sacrificios sean aceptables al Señor 17.
Pero, si lo ofrecido al Señor ha sido quitado al pobre, entonces el sacrificio resulta abominable a los ojos de Dios. Ben Sirac no duda en compararlo a la inmolación del hijo ante su padre. La razón es que Dios, padre de todos los hombres, lo es en particular de los pobres 18, por lo que un agravio hecho a ellos es un ultraje que se comete contra Dios. Además, el pobre vive del pan que tiene que mendigar; el humilde jornalero, del escaso salario que recibe; privarles del pan, del salario, es arrebatarles su único medio de subsistencia, es privarles de la vida. La sentencia merece ser meditada por todos aquellos que, negando al pobre lo que es debido, o al jornalero el salario que en justicia le corresponde, hacen luego con sus riquezas limosnas a los pobres, ofrecen sacrificios al Señor, levantan templos o donan sus imágenes. Semejante actitud clama al cielo. Así lo afirma el apóstol Santiago: El jornal de los obreros que han segado vuestros campos, defraudado por vosotros, clama, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos 19. Dos comparaciones abundan en el mismo pensamiento. Si lo que uno construye lo destruye otro (v.28), nada queda sino la fatiga que en ello se puso sin utilidad alguna. Si un rico ora, ofrece un sacrificio cuya ofrenda es fruto de injusticia para con el pobre, ésta está clamando al cielo contra él. Y así, lo que el sacrificio como obra buena en sí edificaría, tendría de mérito, lo destruye el hecho de ofrecer como propio a Dios lo que se ha quitado a la subsistencia de uno de sus predilectos. La oración del rico que se acerca con corazón inicuo no será escuchada; lo será, en cambio, la maldición de quien de él con razón se queja. La Ley mandaba purificarse a quien hubiese tocado un cadáver20; pero si, concluida la purificación, vuelve a tocarlo, ¿de qué le valió la primera purificación? Del mismo modo, si uno ora y ayuna por sus pecados y luego continúa cometiéndolos, sin arrepentimiento sincero y propósito de enmienda, ¿de qué le aprovecha la oración y el ayuno? No obtendrá el perdón de los pecados.

1 Sab 5:14. - 2 Jer 23:25; 29:8. - 3 Cf. Spicq, o.c., a 34:6-8 p-736, que cita Bouché-Leclercq, Histoire de la divination dans l'antiquité (París 1879-1881); F. Lexa, La magie dans l'égypte antique III (París 1925); fr. Gumont, Les mages hellénisés (París 1938) p. 127.16o; G. Contenau, La divination chez les Assyriens et les Babyloniens (París 1940). - 4 Gen 20,3; 37:5; 41:1; Num_12:6; Sam 28:6; Job_33:15; Joe_2:28; Mat_2:13.19. - 5 San Gregorio (1.4 Dialog. 0.48 y 49) da sabias normas para distinguirlos. - 6 El v.1i de la Vulgata dice: El que no ha sido tentado, ¿qué puede saber? Pero el que una vez fue engañado se hará cauteloso. Insiste en la necesidad de la prueba para alcanzar experiencia. - 7 50,1-17. La Vulgata dice en el v.13: fui librado por la protección (gratia) de Dios. Cf. 50,1-17. - 8 Citado en Spicq, o.c., a 34:9-12 p.737. - 9 Cf.51:17. - 10 23:4. - 11 28:1. - 12 33:18. - 14 El v.22 de la Vulgata dice: Sólo el Señor basta a los que esperan en El en el camino de la verdad y la justicia. Falta en el griego y en la versión siríaca. Está fuera de contexto. Añade a los pensamientos de la perícopa precedente que la verdadera esperanza en Dios es la que se apoya en la verdad y en la justicia. - 15 Mat_5:23-24. -Mat_16 15:8; Mat_21:27. - 17 Isa_1:11-17; Sal_51:19. - 18 Job_29:16; Sal_10:14; Sal_69:6. - 19 5:4· - 20 Num_19:11.



King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XXXIIII.

1 Of dreames. 13 The praise and blessing of them that feare the Lord. 18 The offering of the ancient, and praier of the poore innocent.
1 The hopes of a man voyd of vnderstanding are vaine, and false: and dreames lift vp fooles. [ Of dreames.]

2 Who so [ Or, hath his minde vpon.] regardeth dreames, is like him that catcheth at a shadow, and followeth after the winde.
3 The vision of dreames is the resemblance of one thing to another, euen as the [ Pro_27:19.] likenesse of a face to a face.
4 [ Job_14:4.] Of an vncleane thing, what can be cleansed? and from that thing which is false, what trueth can come?
5 Diuinations, and soothsayings, and dreames are vaine: and the heart fancieth as a womans heart in trauell.
6 If they be not sent from the most high in thy visitation, [ Or, regard them not.] set not thy heart vpon them.
7 For dreames haue deceiued many, and they haue failed that put their trust in them.
8 The Law shall be found perfect without lies: and wisedome is perfection to a faithfull mouth.
9 A man that hath trauailed knoweth many things: and hee that hath much experience, wil declare wisedome.
10 He that hath no experience, knoweth little: but he that hath trauailed, is full of prudence.
11 When I trauailed, I saw many things: and I vnderstand more, then I can expresse.
12 I was oft times in danger of death, yet I was deliuered because of these things.
13 The spirit of those that feare the Lord shall liue, for their hope is in him that saueth them.
14 Who so feareth the Lord, shall not feare nor be afraid, for hee is his hope.
15 Blessed is the soule of him that feareth the Lord: to whom doeth hee looke? and who is his strength?
16 For [ Psa_33:18; Psa_61:1-2.] the eyes of the Lord are vpon them that loue him, he is their mightie protection, and strong stay, a defence from heat, and a couer from the Sunne at noone, a preseruation from stumbling, and a helpe from falling.
17 He raiseth vp the soule, and lighteneth the eyes: hee giueth health, life, and blessing.
18 [ Pro_21:27.] Hee that sacrificeth of a thing wrongfully gotten, his offering is ridiculous, and the [ Or, the mockeries.] giftes of vniust men are not accepted.
19 [ Pro_15:8.] The most high is not pleased with the offerings of the wicked, neither is he pacified for sinne by the multitude of sacrifices.
20 Who so bringeth an offering of the goods of the poore, doeth as one that killeth the sonne before his fathers eyes.
21 The bread of the needie, is their life: he that defraudeth him thereof, is a man of blood.
22 Hee that taketh away his neighbours liuing, slayeth him: and hee that [ Deu_24:14-15; Sirach 7.20.] defraudeth the labourer of his hire, is a bloodshedder.
23 When one buildeth, and another pulleth downe, what profite haue they then but labour?
24 When one prayeth, and another curseth, whose voice will the Lorde heare?
25 [ Num_19:11-12.] He that washeth himselfe after the touching of a dead body, if he touch it againe, what auaileth his washing?
26 So is it with a man that fasteth for his sinnes, and goeth againe and doeth the same: who will heare his prayer, or what doeth his humbling profit him?

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Culto y justicia. Dos polos opuestos describe Ben Sirá en este pasaje. En primer lugar lo infructuoso de una religión cuando se practica sin relación directa con la justicia social: de nada vale y para nada aprovecha. Es muy interesante cómo la preocupación por la justicia queda aquí en estrecha relación con el quinto mandamiento que prohíbe matar; según Ben Sirá, es un homicida el que niega pan al empobrecido, y así mismo derrama sangre el que le quita el sustento (34,21s), y recordemos que Jesús de Nazaret pone también en este nivel el maltrato verbal al prójimo (cfr. Mat_5:21s). Así un examen de conciencia personal o un análisis de nuestra actual situación socio-política y económica, a la luz de estos criterios, sería muy beneficioso en orden a mejorar nuestras relaciones con el prójimo y al mismo tiempo exigir con toda autoridad, respeto y atención a nuestros derechos. 35,1-10 presenta el polo positivo de la religión practicada en un sano ambiente de justicia social e invita al creyente y al aprendiz de sabiduría a que siempre lo hagan así.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*34:18-26 En línea con los profetas (véase Amó 5:21-25; Ose 8:13; Isa 1:11-14), aquí el sabio condena el culto que no va unido a la justicia y la caridad.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Núm_19:11

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Núm_19:11

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Núm 19:11.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



15. Ver nota Isa_1:11-17.



Torres Amat (1825)



[19] Sal 34 (33), 16.

[27] Deut 24, 14; Tob 4, 15.

[30] Lev 17, 15; Num 19, 11.