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Hicieron toda clase de maldades,
hasta que el castigo cayó sobre ellos.
(Eclesiástico 47, 25) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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47. Los Reyes del Periodo Áureo.

Natán y David (47:1-13).
1 Y luego se levantó Natán, que profetizó en los días de David. 2 Como se separa el sebo de la carne de la hostia pacífica, así fue separado David de los hijos de Israel. 3 Jugó con leones como con cabritos, y con osos como con corderos. 4 ¿No mató en su juventud al gigante, haciendo cesar el oprobio de Israel? 5 Al levantar la mano con la piedra en la honda, abatió la soberbia de Goliat. 6 Porque invocó al Señor altísimo, y éste dio fuerza a su diestra para derribar al hombre poderoso en la guerra y ensalzar el cuerno de su pueblo. 7 Por lo cual le cantaron las doncellas y le aclamaron con Diez mil. Cuando se ciñó la corona emprendió la guerra 8 y sujetó a los enemigos de en derredor; puso guarniciones entre los filisteos y hasta el día de hoy quebrantó su poder. 9 En todas sus empresas dio gracias al Dios altísimo con himnos de alabanza. 10 Con todo su corazón amó a su hacedor y cada día le alabó con salmos. 11 Estableció instrumentos que habían de tocarse al cantar ante el altar y ordenó el canto de los salmos acompañado de arpas. 12 Dio gran esplendor a las fiestas y solemnizó las fiestas de todo el año, alabando el santo nombre de Dios desde el alba, haciendo resonar desde el alba el santuario. 13 El Señor le perdonó sus pecados y ensalzó para siempre su poder, le aseguró la sucesión en el reino y puso su trono sobre Israel.

A Samuel, que profetizó en los días de Saúl, sigue, en la relación de Sirac, Natán, el más grande de los profetas en los días de David, con quien el gran rey mantuvo íntimas relaciones. Por medio de él le comunicó Yahvé la promesa del trono perpetuo 1, le reprochó su pecado y anunció el perdón del mismo 2. El texto hebreo dice en un segundo estico: para presentarse ante David, y en 1Re_1:26 el profeta se dice su servidor.
David fue objeto de una especial elección por parte de Dios. El autor lo expresa con una comparación tomada de los sacrificios. En éstos la grasa de la víctima, parte la más delicada y estimada, se separaba de la carne y era quemada en honor de Dios sobre el altar de los holocaustos, mientras que ésta era consumida por los sacerdotes o los oferentes 3. Así David fue separado de entre los israelitas para regir los destinos del pueblo de Dios. El es quien lo habrá de llevar a sus días más gloriosos y de cuya descendencia nacerá el Mesías Redentor.
De su valor y fuerza legendarios se hace eco el v.3, que recuerda las palabras con que él mismo respondió a Saúl cuando lo consideraba impotente para batir al gigante Goliat4. En la región desértica del sudeste de Belén no eran raras las fieras, y en su lucha contra ellas se fortalecía el espíritu combativo de David, que apacentaba los rebaños de su padre en esa comarca. Su rotunda victoria sobre el filisteo puso de relieve su ardor guerrero e hizo desaparecer la pesadilla que sobre Israel hacía recaer Goliat con sus insolentes desafíos. Ben Sirac hace notar que la victoria del joven David fue debida a su plegaria, como lo habían sido las de Josué y Samuel 5. Movido por ella, Yahvé fortaleció su brazo y David ensalzó d cuerno de su pueblo (v.6); voy contra ti en el nombre de Yahvé Sebaot, Dios de los ejércitos de Israel, a los que has insultado, dijo al filisteo. Cuerno es símbolo de poder; en ellos radica la fuerza del toro; por lo que la expresión cuerno de su pueblo vino a ser clásica en la Biblia para designar el poder, las hazañas del pueblo 6. Cuando regresó de su victoria, las doncellas de Israel, al son de los tímpanos y al ritmo de las danzas, cantaban el Saúl mató sus mil, pero David sus diez mil7, expresando con ello la importancia de la muerte del gigante, equiparable a la derrota de un gran número de enemigos 8. Llegado al trono, David tuvo que continuar guerreando durante largo tiempo contra los enemigos de Israel. Logra vencerlos a todos, incluso a los filisteos, los más encarnizados de todos ellos, que no volvieron a levantar cabeza contra el pueblo escogido 9. Con ello David prepara a Israel los días más gloriosos de su existencia, que culminaron en el reinado de Salomón.
Pero David no fue solamente un valeroso guerrero; a la altura de su valor estuvo su profunda piedad para con Dios, a quien el profeta amó con todo su corazón, conforme a la prescripción del Deuteronomio 10. No se vanaglorió en sus victorias ni se atribuyó a sí sus triunfos guerreros, sino que cantó las alabanzas de Dios y le dio gracias con maravillosos salmos, que hizo acompañar de la lira y el arpa, que dan cierta suavidad al canto. Siendo ya anciano, reunió a los sacerdotes y levitas y asignó cierto número de ellos para que se dedicaran a alabar a Yahvé con los instrumentos que David había compuesto para ello n, los cuales habrían de presentarse cada mañana y cada tarde para alabar y celebrar a Yahvé, distribuyéndolos en 24 clases para que cantasen en el templo, cumpliendo los ministerios de la casa de Yahvé según el orden prescrito por el rey 12. David dio un esplendor extraordinario y una magnificencia maravillosa al culto, que tal vez Ben Sirac quiere presentar a los levitas contemporáneos suyos como ejemplo a imitar.
Pero no todo fue virtud y alabanza a Yahvé en la vida de David. El profeta cometió ante el Señor un gravísimo pecado al colocar en el lugar más peligroso de la batalla a Urías con el fin de que, muerto éste por sus enemigos, pudiese tomar a su mujer. Pero el Señor tuvo misericordia para con él y después de reprenderle su pecado le perdonó 13.
Yahvé dio a David un gran reino, cuyos límites no alcanzaron sus predecesores ni supieron mantener sus sucesores; le prometió que su casa permanecería para siempre ante su rostro y su trono sería estable por la eternidad 14; promesa que se realiza en el reino espiritual de Cristo, Rey y Sacerdote eternamente, conforme a las palabras del ángel al comunicar a María el misterio de la Encarnación 15.

Salomón (1Re_47:14-31).
14 Después de él se levantó un hijo sabio, que por su padre gozó de prosperidad, 15 Salomón, que reinó en días de paz, Dios le dio descanso de todas partes para que levantase la casa a su nombre y preparase un santuario eterno. 16¡Cuán sabio fuiste en tu juventud! ¡Como río fuiste lleno de inteligencia! Con tu inteligencia abarcaste la tierra 17 y la llenaste de proverbios y enigmas. Llegó tu nombre hasta las remotas islas y fuiste amado a causa de la paz. 18 Por los cánticos, proverbios y parábolas y por las respuestas fuiste la admiración de las naciones. 19 Tú fuiste llamado con el nombre glorioso por el que fue llamado Israel. 20 Amontonaste oro como hierro, y como plomo amontonaste plata; 21 pero te diste al amor de las mujeres y les diste poder sobre tu cuerpo; 22 y pusiste mácula en tu gloria, deshonraste tu estrado; y trajiste la cólera sobre tus hijos, y lamentos sobre tu linaje, 23 cuando el pueblo se dividió en dos, y de Efraím tuvo origen un reino rebelde. 24 Pero el Señor no abrogó su promesa misericordiosa, ni dejó de cumplir ninguna de las palabras, ni borró la descendencia de su elegido, ni extirpó el linaje del que fue su amado; 25 y dio un resto a Jacob, y a David un renuevo salido de él. 26 Murió Salomón ya anciano, 27 y dejó en pos de sí un hijo soberbio, 28 rico en necedad, pobre de inteligencia, Roboam, que con su resolución incitó al pueblo a la rebeldía. 29 Jeroboam, hijo de Nabat, que pervirtió a Israel y puso a Efraím en camino de pecado; y se multiplicaron mucho sus maldades. 30 Hasta ser expulsado de su tierra. 31 Y se precipitaron en todo género de maldades, hasta que vino sobre ellos la venganza.

A David sucede su hijo Salomón, que heredó un reino próspero y pacífico que le legaron el valor y las luchas de su padre. Ben Sirac hace primero un elogio del rey sabio y menciona después los extravíos del final de su vida y las funestas consecuencias de la división del reino, que tuvo lugar a su muerte.
El nombre de Salomón es sinónimo de paz 16. Yahvé había prometido a David que su hijo sería hombre de paz y que durante su vida Israel gozaría de tranquilidad 17. La gloria del rey sabio había de venirle no de las armas, sino de la construcción del glorioso templo de Jerusalén, de su sabiduría proverbial y de sus riquezas fabulosas. David intentó la edificación del gran santuario, pero su reinado tuvo que sostener demasiadas guerras para llevar a cabo obra de tal envergadura. Dios la tenía reservada para los días prósperos de Salomón, que con su sabiduría y riquezas llevó a cabo el gran templo de Jerusalén, que perduraría a través de los siglos hasta los tiempos mesiánicos. Salomón llegó a adquirir una sabiduría extraordinaria, que se difundió por el Oriente como se derraman las aguas caudalosas del río que se desborda e inunda los lugares vecinos. Su ingenio para resolver enigmas llegó hasta apartadas regiones, de modo que la misma reina de Sabá, región del sudeste de Arabia, vino para probarle con enigmas, reconociendo que la realidad superaba a la fama que a ella había llegado de la sabiduría salomónica 18. El autor del libro de los Reyes nos dice que Salomón compuso muchos proverbios, enigmas, parábolas 19, de modo que pasó a la posteridad como el prototipo de rey sabio, por lo que le fueron atribuidos los libros sapienciales, aun los de más reciente composición. Con la paz que conservó en los años de su reinado se ganó el amor de sus subditos, y con su maravillosa sabiduría la estima de las naciones. También por sus riquezas sobresalía Salomón. En su plegaria no pidió el sabio rey riquezas ni larga vida, sino un corazón prudente para gobernar al pueblo. Yahvé, complacido de su desinteresada plegaria, le otorgó la sabiduría que había pedido y le concedió también riquezas y gloria tales, que no habrá en tus días rey alguno como tú. 20
Pero la gloria del gran rey se vio al final tristemente ensombrecida (v.21-23). Contra la prohibición de Yahvé, puso su corazón en la hija del faraón y en numerosas mujeres extranjeras, las cuales arrastraron su corazón a los dioses falsos, hasta llegar a edificar en la montaña que está frente a Jerusalén excelsos en honor de Camos, dios de los moabitas, y Milcom, dios de los amonitas 21. La conducta de Salomón encendió la ira de Dios sobre sus hijos, que, como nacidos de uniones prohibidas a los israelitas, son objeto de maldición por parte de Yahvé y tienen un fin nefasto y desastroso 22. La Sagrada Escritura sólo habla de un hijo de Salomón y dos hijas 23; tal vez Dios le castigó con la muerte de los otros, dejando la vida sólo a Roboam para que se cumpliesen las promesas hechas a David de la perpetuidad de su trono. Todo su linaje hubo de sufrir las consecuencias de sus pecados, que provocaron la división del reino davídico, que fue la mayor calamidad política que pudo sobrevenir al pueblo israelita. En efecto, a Salomón sucede su hijo Roboam, nacido de una amonita; pero la imprudencia y necedad de éste, que desoyó el consejo de los ancianos y siguió el de los jóvenes inexpertos, provocó la separación de las diez tribus, que eligieron rey a Jeroboam, hijo de Nabat, efrateo, siervo de Salomón, a quien el profeta Ajías predijo reinaría sobre las tribus del norte, quedando fiel a Roboam solamente los territorios de Judá y Benjamín. Así se originaron el reino de Judá, o reino del sur, con capital en Jerusalén, y el reino de Israel, o del norte, cuya capital, en un principio Siquem, vino luego a ser Samaría.
El reino de Judá, que conservó la verdadera religión, continuó el linaje de David, y es en esta coyuntura histórica el resto que siempre se salva en toda calamidad y en quien se cumplen las profecías mesiánicas. Así Yahvé permaneció fiel a la promesa hecha a David de que su casa permanecería para siempre y su trono sería estable por la eternidad.
Jeroboam, temiendo que los israelitas de su reino volviesen a la fidelidad a Jerusalén si subían a adorar a Yahvé en su templo, construyó becerros de oro, que colocó en Dan y Betel, induciendo al pueblo a postrarse ante ellos. Construyó también lugares excelsos e instituyó sacerdotes a gentes que no pertenecían a la tribu de Leví 24. La idolatría fue causa de otros muchos pecados en el reino del norte, que colmaron la paciencia divina, por lo que Yahvé decretó la expulsión de su tierra. Dos siglos más tarde, el año 721, noveno del reinado de Oseas, los asirios conquistan Samaría y deportaron a Asiría a muchos israelitas, enviando en su lugar a gentes de Asiría, que, al mezclarse con los no deportados, dieron origen al pueblo samaritano 25. Con ello despareció para siempre el reino de Israel.

1 2 Sam 7. - 2 2 Sam 12. - 3Lev_3:3-5; Lev_4:8-10. - 4 Sam 17:34-36. - 5 46:6.19. - 6 V.8.I3; 51:12; Sal_89:8; Sal_148:14; 1Ma_2:48. - 7 Sam 18:7. - 8 La Vulgata y el griego añaden a 7b: lo alabó con sus bendiciones y le ofreció una corona de gloria. - 9 2 Sam 5:17-25; 8:1-18; 21:15-22. - 10 6:5. - 11 1Cr_23:1-5. - 12 1Cr_23:30; 1Cr_25:1-31. - 13 2 Sam 12. - 14 2Sa_7:16; Sal_18:51; Sal_89:27. - 15 Luc_1:32. - 16 Su nombre originario era Yedidiah ·· - 17 1Cr_29:9. amado de Yahvé (2Sa_12:25). - 18 1Re_10:7. - 19 1Re_4:29-34· 21 1Re_11:1-13. - 20 1Re_3:10-14; 1Re_10:14.23.27; 2Cr_13:27. - 22 Sab 3:16-19. - 23 1Re_4:11-15. - 24 1Re_12:15-33; 1Re_14:16; 1Re_16:2.19.26. 25 1Re_14:15; 2 Re 17; Jer_27:10.


King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XLVII.

1 The praise of Nathan, 2 Of Dauid, 12 Of Solomon his glory, and infirmities. 23 Of his end and punishment.
1 And after him rose vp Nathan to [ 2Sa_12:1.] prophesie in the time of Dauid.
2 As is the fat taken away from the peace offering, so was Dauid chosen out of the children of Israel.
3 Hee [ Or, he smote Lions.] played with Lions as with kids, and with [ 1Sa_17:34.] beares as with lambs.
4 [ 1Sa_17:49-51.] Slew he not a gyant when hee was yet but yong? and did he not take away reproch from the people, when he lifted vp his hand with the stone in the sling, and beat downe the boasting of Goliah?
5 For he called vpon the most high Lord, and he gaue him strength in his right hand to slay that mighty warriour, and set vp the horne of his people:
6 So the people honoured him with [ 1Sa_18:7.] ten thousands, and praised him in the blessings of the Lord, in that hee gaue him a crowne of glory.
7 For hee destroyed the enemies on euery side, and [ 2Sa_5:7.] brought to nought the Philistines his [ Or, contemned.] aduersaries, and brake their horne in sunder vnto this day.
8 In all his workes hee praised the holy one most High, with words of glory, with his whole heart he sung songs, and loued him that made him.
9 He set singers also before the [ 1Ch_16:4.] Altar, that by their voyces they might make sweet melody, and daily sing praises in their songs.
10 He beautified their feasts, and set in order the solemne times, [ Or, perfectly.] vntill the ende, that they might praise his holy Name, and that the Temple might sound from morning.
11 The Lord tooke away his sinnes, and exalted his [ 1Sa_12:13.] horne for euer: he gaue him a couenant of kings, and a throne [ Or, of a kingdome.] of glory in Israel.
12 After him rose vp a wise sonne, and for his sake he dwelt at large.
13 [ 1Ki_4:21; 1Ki_4:24.] Salomon reigned in a peaceable time, and was honoured; for God made all quiet round about him, that hee might build an house in his Name, and prepare his Sanctuary for euer.
14 [ 1Ki_4:29-30.] How wise wast thou in thy youth, & as a flood filled with vnderstanding.
15 Thy soule couered the whole earth, and thou filledst it with dark parables.
16 Thy name went farre vnto the Ilands, and for thy peace thou wast beloued.
17 The countreys marueiled at thee for thy [ 1Ki_4:31-32.] Songs, and Prouerbs, and Parables, and interpretations.
18 By the Name of the Lord God, which is called the Lord God of Israel, thou didst [ 1Ki_10:27.] gather gold as tinne,
and didst multiply siluer as lead.
19 [ 1Ki_11:1.] Thou didst bow thy loines vnto women, and [ Or, in.] by thy body thou wast brought into subiection.
20 Thou dist staine thy honour, and pollute thy seed, so that thou broughtest wrath vpon thy children, and wast grieued for thy folly.
21 [ 1Ki_12:15-17.] So the kingdome was diuided, and out of Ephraim ruled a rebellious kingdome.
22 [ 2Sa_7:15.] But the Lord will neuer leaue off his mercy, neither shall any of his workes perish, neither will hee abolish the posterity of his elect, and the seed of him that loueth him he will not take away: wherefore he gaue a remnant vnto Iacob, and out of him a roote vnto Dauid.
23 Thus rested Solomon with his fathers, and of his seede he left behinde him Roboam, euen the foolishnesse of the people, and one that had no vnderstanding; who [ 1Ki_12:10-11; 1Ki_12:13-14.] turned away the people through his counsell: there was also Ieroboam the sonne of Nabat, who [ 1Ki_12:28; 1Ki_12:30.] caused Israel to sinne, and shewed Ephraim the way of sinne:
24 And their sinnes were multiplied exceedingly, that they were driuen out of the land.
25 For they sought out all wickednes, till the vengeance came vpon them.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1. Ver 2Sa_7:1-17; 2Sa_12:1-15.

3-5. Ver 1Sa_17:31-54.

6. Ver 1Sa_18:7.

9. Ver 1Cr_16:4-7.

11. Ver 2Sa_7:11-16; Sal_89:29-38.

14. Ver 1Re_3:4-28; 1Re_5:9-14.

15-17. Ver 1Re_10:1-9.

19. Ver 1Re_11:1-8.

21. Ver 1Re_12:16.

23. Ver 1Re_12:1-33.

24. Ver 2Re_17:21-23.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*44:1-50:21 Inspirándose en los textos de las Escrituras, Ben Sira presenta una galería de personajes importantes de su pueblo que va desde el patriarca antediluviano Henoc hasta su contemporáneo, el sumo sacerdote Simón. Este himno canta la sabiduría creadora de Dios que se manifiesta en la historia de Israel (véase Sir 24:1-34). Es de notar que lo más original de esta composición es su presencia en una obra típicamente sapiencial. De este modo, el sabio establece un estrecho vínculo entre sabiduría, creación e historia.

Torres Amat (1825)



[3] 1 Sam 17, 34.

[4] 1 Sam 17, 49.

[11] 1 Cro 23; 24; 25.

[13] Luc 1, 32.

[14] 1 Re 4, 29.

[15] 1 Re 4, 24; 1 Cro 22, 9.

[16] 1 Re 4, 29-32; 10, 1.

[20] 1 Re 10, 27; 2 Cro 9, 13-27.

[27] 1 Re 12, 13.

[30] 1 Re 12, 28.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— hasta... el castigo: El texto hebreo omite este verso.