Ver contexto
que fuiste arrebatado en un torbellino de fuego,
en un carro de caballos de fuego;
(Eclesiástico 48, 9) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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48. Elías y Elíseo. Ezeqoias e Isaías.

Elias y Elíseo (48:1-16).
1 Como un fuego se levantó Elias, su palabra era ardiente como antorcha; 2 y trajo sobre ellos el hambre, y en su celo los redujo a pocos. 3 Con la palabra del Señor cerró los cielos y por tres veces hizo bajar fuego. 4¡Cuan glorioso fuiste, Elias, con tus prodigios! ¿Quién podrá gloriarse de parecerse a ti? 5 Tú que levantaste un muerto del sepulcro, y del hades por la palabra del Altísimo; 6 que precipitaste a reyes en la ruina y a ilustres de su estrado; 7 que oíste en el Sinaí las amenazas de Dios, y en el Horeb los juicios vengadores; 8 que ungiste a reyes ejecutores de los castigos, y a profetas que te sucedieron; 9 que fuiste arrebatado en un torbellino de fuego, en un carro tirado por caballos ígneos, 10 adscrito y preparado para los tiempos venideros, para aplacar la cólera antes del día del Señor, para reducir los corazones de los padres a los hijos y restablecer las tribus de Jacob. 11 Dichoso quien te vio y murió; 12 ciertamente también él ha de revivir. 13 Cuando Elias desapareció de la vista en el torbellino, Elíseo fue lleno de su espíritu; duplicó sus prodigios, y todas las palabras de su boca eran un milagro. En sus días no tembló ante los príncipes, ni mortal alguno le subyugó. 14 Nada fue para él imposible, y en el sepulcro su cadáver profetizó. 15 Vivo, hizo prodigios, y aun muerto realizó maravillas. 16 Con todo eso, no se arrepintió el pueblo ni se apartó de sus pecados, hasta que fue arrojado de su tierra y dispersado entre las naciones.

Como en la noche oscura emiten su fulgor las estrellas, así brillaron en medio de aquella sociedad idolátrica y corrompida las dos grandes figuras religiosas del siglo ix, Elias y Elíseo. Ambos combatieron incansablemente la idolatría e impiedad de Israel. Ben Sirac comienza el elogio de Elias recordando su celo por la gloria de Yahvé, su Dios, como significa su nombre, que compara al fuego, y su palabra ardiente, que presenta como una antorcha que ilumina en medio de las tinieblas. Esto último afirmará Jesucristo de su precursor, de quien el ángel dijo a Zacarías que había venido en el espíritu de Elias 1. A continuación enumera con profunda admiración los episodios más salientes de la vida del profeta. Movido por Dios, llevado de su celo, anunció una sequía que duraría tres años y provocó un hambre que hizo perecer gran número de israelitas 2. Por tres veces hizo bajar fuego del cielo: una vez en el monte Carmelo, ante los sacerdotes de Baal, sobre el holocausto y la leña, con el fin de demostrar que Yahvé, y no Baal, era el verdadero Dios 3; y dos sobre los enviados del rey Ococías para hacerle prisionero 4. El poder que Dios le concedió fue tal, que, invocado su auxilio, volvió a la vida el hijo de la viuda de Sarepta 5. Profetizó la ruina de Acab y Jezabel6, de Ococías 7 y Jorán, hijo de Josafat, rey de Judá 8, que se cumplió al pie de la letra. En el monte Horeb escuchó el profeta el castigo que Dios había decretado contra Acab y Jezabel y la venganza que tomaría contra Israel por haber roto la alianza con Yahvé, haber derribado sus altares y haber pasado a cuchillo sus profetas 9. Recibió el encargo de ungir los reyes que habrían de realizar esa venganza divina - Jezael por rey de Siria y Jehú rey de Israel -, como también el de ungir profetas, plural enfático para designar al profeta Elíseo su sucesor. La historia bíblica sólo refiere la ejecución por Elias del último encargo, pero refiere que Jezael reinó en Damasco, y Jehú en Israel, y que éste fue ungido por su discípulo Elíseo, que lo haría por encargo de Elias. La historia de la actividad del profeta está, sin duda, incompleta 10.
El v.9 recoge los datos del libro de los Reyes n sobre el final misterioso de Elias, arrebatado al cielo por un carro tirado por caballos de fuego, símbolos conocidos en la mitología semita y griega 12. Final misterioso y extraordinario, digno de la vida extraordinaria del profeta, que se consumía por el fuego del celo de la gloria de Dios que ardía en su corazón. ¿Adonde fue llevado Elias? El dato bíblico es tan lacónico, que, como ocurre también en el caso de Henoc, nada permite afirmar sobre el particular. ¿Vendrá al final de los tiempos a preparar los caminos al Mesías? Los escritores del Nuevo Testamento aplican las palabras de la profecía de Malaquías 13, que ha recogido Ben Sirac, a Juan el Bautista. El ángel presenta a Juan como el precursor del Mesías que caminará en el espíritu y poder de Elias, con la misión de preparar al Señor un pueblo bien dispuesto, de reducir los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes a los sentimientos de los justos 14. Y cuando los discípulos preguntaron a Jesucristo sobre la venida de Elias, les respondió que Elias había venido ya 15, dando a entender que las palabras de Malaquías no han de ser interpretadas estricta y literalmente de Elias, sino del Bautista, que encarnaría su virtud y poder. Jesucristo dijo también que las palabras de Malaquías: He aquí que envío mi ángel delante de ti, que preparará los caminos...16, fueron escritas de Juan el Bautista17. El v.11 es muy incierto; el texto hebreo presenta una laguna y las antiguas versiones lo interpretan diversamente. El sentido parece ser el siguiente: Elias (Juan) vendría a preparar con su predicación los caminos del Señor, a quien habría de preceder inmediatamente. Serán felices quienes lo vean y quienes mueran en su amistad siguiendo su predicación, porque, preparados por ella, participarán de los beneficios que traerá consigo 18.
A Elias sigue en el ministerio profético su discípulo Elíseo, que heredó el espíritu de su maestro. Predicó con intrepidez el verdadero culto, frente a la idolatría y la impiedad, y profetizó lo que Yahvé le inspiró, sin dejarse intimidar por los mismos príncipes, desafiando sus iras 19. Nada parecía imposible al profeta. Realizó tantos y tales milagros, que es el taumaturgo del Antiguo Testamento. Cuando se encontraba en el lecho de muerte, anuncia a Joás, rey de Israel, las victorias que obtendría sobre los sirios 20. Y aun después de su muerte realizó obras maravillosas: habiendo sido arrojado un muerto al sepulcro de Elíseo, al contacto con sus huesos vuelve a la vida 21. Todo ello no obstante, la predicación y el ejemplo del profeta, sus prodigios y amenazas, aquel pueblo de dura cerviz continuó aferrado a la idolatría y consiguientes impiedades, sin convertirse a Yahvé, por lo que tuvo que enviarles el castigo definitivo. No mucho después Israel partía para el destierro 22.

Exequias e Isaías (48:17-28).
17 Pero quedó Judá, aunque reducido a poco, y príncipes de la casa de David. 18 Algunos de ellos hicieron lo que es grato a Dios, pero otros se llenaron de iniquidad. 19 Ezequías fortificó su ciudad e introdujo las aguas de Geón dentro de ella. Con el hierro excavó la roca y edificó estanques para las aguas. 20 En sus días subió Senaquerib, y envió a Rabsaces, que levantó su mano contra Sión, y en su soberbia blasfemó contra Dios. 21 Se estremecieron entonces sus corazones y sintieron dolores como de parto. 22 e invocaron al Señor misericordioso y tendieron hacia él sus manos, y al instante los oyó el Santo desde el cielo, 23 y los libró por mano de Isaías. 24 Hirió el ángel del Señor el campo de los asirios, y su derrota se tornó en desordenada huida, 25 porque hizo Ezequías lo que es grato al Señor y siguió los pasos de David, su padre; los preceptos que le dio Isaías, profeta, grande y verídico en sus oráculos. 26 En sus días hizo retroceder el sol y prolongó la vida del rey. 27 Con grande inspiración vio los tiempos últimos, y consoló a los que lloraban en Sión; hasta el fin de los tiempos anunció lo futuro, 28 y las cosas ocultas antes de que sucedieran.

A la destrucción del reino de Israel sobrevivió el pequeño reino de Judá, cuyos reyes descendían de la casa de David. Entre ellos los hubo, desde el punto de vida religioso, buenos y los hubo que siguieron el camino de la iniquidad. Entre los primeros sobresalieron Ezequías y Josías, a quienes Ben Sirac dedica un elogio.
Ezequías hizo lo que es recto a los ojos de Yahvé, enteramente como lo había hecho David, su padre 23. Una de sus principales preocupaciones fue fortificar la ciudad de Jerusalén a fin de que pudiese resistir el asalto de los enemigos; a este propósito reparó las murallas, que habían sido destruidas; abrió en ellas torres y una antemuralla. 24 Y para asegurar el aprovisionamiento de aguas durante un posible largo asedio, llevó las aguas del Guijón a un estanque excavado dentro de la ciudad por medio de un túnel subterráneo, que con sus sinuosidades mide 512 metros de largo; en una de las paredes fue encontrada en 1880 la célebre inscripción de Siloé en que se da noticia de los trabajos de perforación 25.
Fue durante su reinado, el año 701, cuando Senaquerib, después de haber saqueado las ciudades de Judá, quiso apoderarse de Jerusalén, en que Ezequías se había fortificado. Desde Laquis, en que estableció su cuartel general, envía a Rabsaces a pedir la rendición de la ciudad, lo que hace en términos insolentes y blasfemos 26. Los habitantes de la ciudad se estremecieron ante los asirios que pusieron sitio a Jerusalén, y Ezequiel envió a decir a Isaías: Es hoy día de angustia, de castigo y de oprobio, como si los hijos estuvieran para salir del seno de sus madres y no hubiera fuerza para el alumbramiento. 27 Los israelitas conceptuaban los dolores de parto como los más intensos de todos. El rey y los habitantes de la ciudad elevaron ardientes súplicas a Yahvé 28, quien por medio del profeta comunicó al rey la liberación de la ciudad 29. Aquella misma noche el ángel de Yahvé hirió en el campamento de los asirios a 185.000 hombres, lo que obligó a Senaquerib a levantar el asedio y regresar a Nínive 30. Se trata, sin duda, de una peste (TM) que hizo morir a miles de asirios. La liberación de la ciudad fue merecida por la fidelidad de Ezequías a Yahvé y por su docilidad a la palabra y a las exhortaciones de Isaías. Esta afirmación lleva a Ben Sirac a hacer un elogio de este profeta.
Isaías fue el gran profeta del Antiguo Testamento y uno de los hombres más eminentes de Israel. Por su boca pronunció Yahvé muchos oráculos, que tuvieron fiel cumplimiento. Hizo retroceder la sombra diez grados sobre el reloj de Ajaz a petición de Ezequías, como señal de que Yahvé había escuchado su oración y lágrimas y le prolongaba la vida quince años más 31. Vio con gran inspiración los tiempos futuros, anunció la virginidad de la madre del Mesías 32, describe cualidades y prerrogativas del mismo 33 y hasta llega a entrever los tormentos de su pasión 34. Se trasladó a los últimos tiempos en unos capítulos de género apocalíptico para describir la devastación universal, pintándonos la manifestación de la justicia de Dios contra la impiedad y su misericordia para con los justos 35. La segunda parte del libro consuela a los cautivos en Babilonia, a quienes promete la liberación y la restauración de la teocracia israelita.

1Jn_5:35; Luc_1:17. - 2 1Re_17:1; 1Re_18:1; 1Re_19:10.14.18. - 3 1 Re 18. - 4 2 Re i,io.i2. - 5 1Re_17:21. - 6 1Re_21:20-24. - 7 2Re_1:16-17. - 8 2Cr_21:12-15. - 9 1 Re 19. - 10 1Re_19:15; 2Re_8:12; 2Re_9:1-6. - 11 2Re_2:11. - 12 2Re_23:11. Cf. el carro del sol conducido por Phaeton. - 13 4:5-6. - 14 Luc_1:17. - 15 Mat_17:10-13; Mc 9:10-12. - 16 3:1. 7 Mat_11:10; Mar_1:2. - 18 El texto griego dice: Dichosos quienes te han visto y los que se han dormido en el amor, pues nosotros también poseeremos la vida. Si el último estico expresa la fe en la resurrección, sería debido al traductor, en cuyo tiempo se habían desarrollado bastante las ideas que miran a la vida futura, como demuestra la literatura bíblica y apócrifa del siglo II. Cf. Dan_12:2-3. - 2Re_3:13-15; 2Re_6:15.32; 2Re_8:10. - 20 2Re_13:14-19. - 21 2Re_12:21. - 22 2Re_15:19; 2Re_15:17 - 23 2Re_18:3. - 24 2Cr_32:5. - 25 2 Re 20,20; 2Cr_32:30; Isa_22:11. - 26 2Re_18:17-25; Isa_36:6-20. - 27 2Re_19:3. - 28 2Re_19:15-19; Isa_37:14-20. - 29 2Re_19:20-34; 2Cr_32:20. - 30 2Re_19:35-36; Isa_37:26. - 31 2Re_20:1-11; Isa_38:8. -Isa_32 7:14. - 33 C.7-9.


King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XLVIII.

1 The praise of Elias, 12 of Elizeus, 17 and of Ezekias.
1 Then stood vp [ 1Ki_17:1.] Elias the Prophet as fire, and his word burnt like a lampe.
2 He brought a sore famine vpon them, and by his zeale he diminished their number.
3 By the word of the Lord he [ Or, made heauen to holde vp.] shut vp the heauen, [ 1Ki_18:38; 2Ki_1:10; 2Ki_1:12.] and also three times brought downe fire.
4 O Elias, how wast thou honoured in thy wondrous deedes! and who may glory like vnto thee!
5 [ 1Ki_17:21-22.] Who didst raise vp a dead man from death, & his soule from the [ Or, graue.] place of the dead by the word of the most Hie.
6 [ 2Ki_1:16.] Who broughtest kings to destruction, and honourable men from their [ Or, seate.] bedde.
7 Who heardest the rebuke of the Lord in Sinai, [ 1Ki_19:15.] and in Horeb the iudgment of vengeance.
8 [ 1Ki_19:16.] Who anointed kings to take reuenge, & Prophets to succeed after him:
9 [ 2Ki_2:11.] Who wast taken vp in a whirlewinde of fire, and in a charet of fierie horses:
10 Who wast [ Or, written of.] ordained [ Mal_4:3.] for reproofes in their times, to pacifie the wrath of the Lordes iudgement before it brake foorth into fury, and to turne the heart of the father vnto the sonne, and to [ Or, establish.] restore the tribes of Iacob.
11 Blessed are they that saw thee, and [ Or, were adorned with loue.] slept in loue, for we shal surely liue.
12 [ 2Ki_2:11; 2Ki_2:15.] Elias it was, who was couered with a whirlewinde: and Elizeus was filled with his spirit: whilest he liued he was not mooued [with the presence.] of any prince, neither could any bring him into subiection.
13 [ Or, Nothing.] No word could ouercome him, [ 2Ki_13:21.] & after his death his body prophecied.
14 He did wonders in his life, and at his death were his works marueilous.
15 For all this the people repented not, neither departed they from their sinnes, [ 2Ki_18:11-12.] till they were spoiled and caried out of their land, and were scattered through all the earth: yet there remained a small people, and a ruler in the house of Dauid:
16 Of whom, some did that which was pleasing to God, and some multiplied sinnes.
17 [ 2Ki_18:2.] Ezekias fortified his citie, and brought in water into the midst thereof: he digged the hard rocke with yron, and made welles for waters.
18 In his time [ 2Ki_18:13.] Sennacherib came vp, and sent Rabsaces, and lift vp his hand against Sion, & boasted proudly.
19 Then trembled their hearts and handes, and they were in paine as women in trauell.
20 But they called vpon the Lord which is mercifull, and stretched out their hands towards him, and immediatly the holy One heard them out of heauen, and deliuered them by the [ Or, hand.] ministery of Esay.
21 [ 2Ki_19:35; Isa_37:36; Tob_1:18; 1Ma_7:41; 2Ma_8:19.] He smote the hoste of the Assyrians, and his Angel destroyed them.
22 For Ezekias had done the thing that pleased the Lord, and was strong in the wayes of Dauid his father, as Esay the Prophet, who was great and faithfull in his vision, had commaunded him.
23 [ 2Ki_20:10; Isa_38:8.] In his time the Sunne went backeward, and hee lengthened the kings life.
24 Hee sawe by an excellent spirit what should come to passe at the last, and hee comforted them that mourned in Sion.
25 He shewed what should come to passe for euer, and secret things or euer they came.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1-2. Ver 1Re_17:1.

3. Ver 1Re_18:38; 2Re_1:10-12.

5. Ver 1Re_17:17-24.

7. Ver 1Re_19:9-18.

9. Ver 2Re_2:11.

10. Mal_3:24. Esta cita del profeta Malaquias es retomada en Luc_1:17, para indicar que en Juan el Bautista se cumplió la profecía sobre el retorno de Elías.

12. Ver 2Re_2:9-15.

13. Ver 2Re_13:20-21.

15. Ver Deu_28:63-64; 2Re_17:23.

17. Ver 2Cr_32:5, 2Cr_32:30.

18-21. Ver 2 Rey. 18. 13 - 19. 37; Is. 36 - 37.

22. Ver 2Re_18:1-7.

23. Ver 2Re_20:4-11; Isa_38:4-8.

24. Ver Is. 40 - 66.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Profetas y reyes. Tal como sucedió en el desarrollo histórico de Israel, Ben Sirá presenta entremezcladas las figuras de los profetas más antiguos que coinciden en el Norte con la época de la monarquía, institución que ellos combaten con todas sus fuerzas. Se trata de Elías (48,1-11) y Eliseo, su sucesor (12-24) de quienes se resaltan las maravillas obradas por ellos en defensa de la religión israelita. De los reyes anteriores a la caída de Jerusalén Ben Sirá solamente menciona a dos: Ezequías (17-22) y Josías (49,1-3), y la explicación es que «todos se pervirtieron excepto David, Ezequías y Josías» (49,4). De los grandes profetas, Ben Sirá menciona a Isaías (49,22-24), gran consejero de Ezequías e instrumento de Dios a favor del pueblo; a Jeremías, profeta de la destrucción de Jerusalén (49,7) y a Ezequiel (49, 8); a los demás profetas los elogia refiriéndose al colectivo de «los doce» a quienes reconoce como los mejores mediadores entre Dios y el pueblo. El elogio menciona además a Zorobabel, gobernador impuesto por Persia cuando el pueblo fue liberado de la deportación y autorizado para regresar a su tierra. Zorobabel aspiraba a suceder a David. También se menciona a Josué, gran impulsor de la reconstrucción física de Jerusalén, y a Nehemías, aunque muy comprometido con la reconstrucción material, se le reconoce más su papel como reconstructor de la identidad israelita y, en definitiva, como uno de los grandes impulsores de la religión judía tal como se conoce hoy. Deliberadamente o por un lamentable lapsus, Ben Sirá no menciona a Esdras en este elogio a los héroes de Israel.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*44:1-50:21 Inspirándose en los textos de las Escrituras, Ben Sira presenta una galería de personajes importantes de su pueblo que va desde el patriarca antediluviano Henoc hasta su contemporáneo, el sumo sacerdote Simón. Este himno canta la sabiduría creadora de Dios que se manifiesta en la historia de Israel (véase Sir 24:1-34). Es de notar que lo más original de esta composición es su presencia en una obra típicamente sapiencial. De este modo, el sabio establece un estrecho vínculo entre sabiduría, creación e historia.

Torres Amat (1825)



[3] 1 Re 17, 1; 4 Re 1, 10.

[5] 1 Re 17, 22.

[6] 1 Re 21, 22.

[9] 2 Re 2, 11.

[14] 2 Re 13, 21.

[19] 2 Cro 32, 30; Is 22, 10.

[20] 2 Re 18, 19; 19, 10-11.

[24] 2 Re 19, 35; Tob 1, 21; Is 37, 36; 1 Mac 7, 41.

[26] 2 Re 20, 1; Is 38, 8.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Re_2:1-11

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Re_2:1-11

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— de fuego: El texto hebreo dice: a las alturas.