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Porque hay amigos de ocasión,
que te abandonan el día de la desgracia.
(Eclesiástico 6, 8) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Times New Roman ;;

6. Orgullo, Amistad, Sabiduría.

El orgullo (6:2-4).
2 No te engrías en tus pasiones, no seas destrozado como un toro 3 Si destrozas las hojas, echas a perder los frutos, y te quedarás como árbol seco 4 El alma perversa se pierde a sí misma y será el ludibrio de sus enemigos.

Comentamos el verso primero en la perícopa precedente. Forman ésta unas sentencias enigmáticas que parecen referirse al orgullo, si bien cuadrarían muy bien a la lujuria. Recomienda el dominio de las pasiones, cuyas consecuencias pone el sabio de manifiesto con una expresiva comparación *. La pasión no dominada es comparable al toro furioso, que no admite rival y destroza cuanto se le pone delante. También ella acaba con cuanto de bueno y noble hay en el hombre, destruyendo su honor y dignidad, enervando las mismas energías físicas. En el orden espiritual, las pasiones sofocan las virtudes, y con ello los frutos de las mismas, viniendo a ser el hombre como un árbol seco, incapaz de dar frutos. Más aún, la pasión del orgullo termina por llevar a la perdición a aquellos a quienes domina. La historia está llena de ejemplos de hombres orgullosos que vinieron a ser objeto de ludibrio y desprecio, y hasta de horribles venganzas por parte de sus enemigos.

La verdadera y la falsa amistad (6:5-17).
5 La palabra suave multiplica los amigos, la lengua bien hablada es rica en afabilidad. 6 Si tuvieres muchos amigos, uno entre mil sea tu consejero. 7 Si tienes un amigo, ponle a prueba y no te confíes a él tan fácilmente; 8 porque hay amigos de ocasión, que no son fieles en el día de la tribulación. 9 Hay amigo que se torna enemigo y que descubrirá para vergüenza tuya tus defectos. 10 Hay amigos que sólo son compañeros de mesa y no te serán fieles en el día de la tribulación. 11 En tus días felices será otro tú y hablará afablemente de los tuyos; 12 pero, si te viere humillado, se volverá contra ti y te ocultará su rostro. 13 Apártate de tus enemigos y guárdate de tus amigos. 14 Un amigo fiel es poderoso protector; el que le encuentra halla un tesoro. 15 Nada vale tanto como un amigo fiel; su precio es incalculable. 16 Un amigo fiel es remedio saludable; los que temen al Señor lo encontrarán. 17 El que teme al Señor es fiel a la amistad, y como fiel es él, así lo será su amigo.

Uno de los temas en que más insiste el autor del Ecclesiástico es la amistad. La vida tal vez le enseñó mucho sobre el particular, y creyó oportuno recordar una y otra vez advertencias preciosas sobre la verdadera y la falsa amistad. Comienza indicando un medio de ganarse amigos, que es la palabra suave y amable. Cicerón decía: Es difícil expresar cómo concilla los ánimos de los hombres la palabra delicada y afable 2. Un santo dejó escrito que las palabras dulces edifican aun a los malvados, mientras que las ásperas escandalizan aun a los más santos 3. Y A Lapide dice que la palabra suave fluye y se desliza como el azúcar en el oyente y lo penetra con su dulzura, lo llena, atrae y conduce a su amor4. El primer consejo advierte que, si bien se han de mantener relaciones amistosas con muchos, sólo a uno, de fidelidad probada, deberás manifestar tus íntimos secretos, con el fin de que sea tu consejero. La razón es que la amistad íntima supone una unión y compenetración de afectos que no es posible con muchos, y una confianza y lealtad que no siempre se encuentra. San Francisco de Sales aplica esta sentencia a la elección de un consejero espiritual. Bien será que, además de nuestros amigos, tengamos una persona de mayor experiencia a quien podamos acudir en busca de consejo en las dudas y problemas que afectan a nuestro espíritu.
Una segunda e importante advertencia indica que antes de confiarte a un amigo has de poner a prueba su fidelidad, y ésta se manifiesta con la abnegación para con el amigo, permaneciendo a su lado en medio de la adversidad. El amigo cierto se manifiesta en las situaciones inciertas. Y es que hay amigos que no buscan en la amistad más que su propio provecho, y por eso permanecen tales en el día de la prosperidad, presentándose incluso como tu mejor amigo, pero te abandonan en el día de la adversidad, en que ya no pueden percibir beneficio alguno de tu amistad; son compañeros en la mesa, pero no en la desgracia. No es raro que tales amigos, por cualquier motivo, se conviertan en enemigos, y entonces, cuanto más íntima y confidencial fue la amistad con él, tanto mayor será el mal que tal vez habrás de sufrir, pues conoce más a fondo tus defectos, que podrá descubrir a los demás. Decía Aristóteles que la verdadera amistad es aquella que engendra no la necesidad o la utilidad, sino la virtud o la bondad 5. Esa es la amistad que ninguna adversidad rompe, que prevalece a todo intervalo de lugar y tiempo y que sobrevive a la misma muerte 6. La conclusión práctica ha de ser: apartarte de los enemigos, ya que nada bueno de ellos puedes esperar, y ser prudente y cauto con los amigos, no confián-dote a ellos si antes no tienes garantías suficientes de su fidelidad, de su sinceridad, no sea que comiences a amar lo que después odiarás (í.13) 7.
El verdadero amigo, fiel en todas las circunstancias, es un tesoro de incalculable valor. Preguntado Alejandro Magno dónde tenía sus tesoros, respondió que en los amigos 8. ¿Qué cosa más grata - exclama Séneca - que tener un amigo con el cual puedas tener confianza para todo, a quien creas como te creerías a ti, con quien hables como hablarías contigo? 9 Entre los amigos ha de existir una confianza y un amor mutuo, que los ha de hacer cada día mejores, advirtiéndose mutuamente los defectos y ayudándose a corregirlos. La benéfica influencia de la amistad se dejará notar esencialmente en medio de las adversidades; el verdadero amigo permanece más unido que nunca al desventurado, y es con el aliento que le infunde, con su desinteresada ayuda, su mejor consuelo y tal vez único sostén.
Después de hacer el elogio del amigo fiel, indica quiénes encuentran tales amigos: don tan apreciable se concede a los que temen a Dios. Los justos, fieles a Dios en todas las circunstancias, lo son también al amigo, y sólo ellos permanecen fieles a la amistad en la desventura del amigo. Su fidelidad maravillará al amigo, que, a su vez, se esmerará en imitarla, con lo que existirá entre ellos la más noble y sincera amistad.


Sección 3. (6:18-14:19).
Elogio de la Sabiduría.

Esfuerzos que supone y ventajas que reporta (6:18-37).
18 Hijo mío, desde tu mocedad date a la doctrina, y hasta tu ancianidad hallarás sabiduría. 19 Allégate a ella como ara y siembra el labrador, y espera buenos frutos; 20 porque el trabajo te fatigará un poco, pero pronto comerás de sus frutos. 21 Es muy duro para los indisciplinados, y el insensato no permanecerá en él. 22 Pesará sobre él como pesada piedra de prueba, y no tardará en arrojarla de sí. 23Porque la sabiduría es fiel a su nombre y es discreta en revelarse. 24 Escucha, hijo mío, y recibe mis avisos y no rehuyas mis consejos. 25 Da tus pies a sus cepos, y tu cuello a su argolla; 26 Dale tu hombro y no te molesten sus ataduras. 27 Allégate a ella con toda tu alma, y con todas tus fuerzas sigue sus caminos. 28 Sigue su rastro, búscala, y se te descubrirá, y vina vez cogida no la sueltes; 29porque al fin hallarás en ella tu descanso y gozo, 30 y serán para ti sus cepos defensa poderosa, y su argolla túnica de gloria. 31 Es ornamento de oro, y sus ataduras son cordón de jacinto. 32Te la vestirás como túnica de gloria y te la ceñirás como corona de exaltación. 33 Si quisieres, hijo mío, adquirir la doctrina y si te entregas a ella, serás avisado. 34 Si con gusto la oyes, la tendrás; si inclinas a ella tu oído, serás sabio. 35 Busca la compañía de los ancianos, y si hallas algún sabio, allégate a él. Toda conversación acerca de Dios escúchala con gusto y no rehuyas las sentencias de la sabiduría. 36 Si ves hombre discreto, apresúrate a unirte a él, y frecuenten tus pies la escalera de su puerta. 37 Medita en los preceptos del Señor y ejercítate siempre en sus mandatos; El confirmará tu corazón y te dará la sabiduría a tu deseo.

El autor parece que siente necesidad de recomendar una y otra vez la sabiduría, e intercala una nueva exhortación, en la que advierte como es necesario interés y esfuerzo por alcanzarla; pero advierte que éste queda compensado por las ventajas que reporta; indica además al lector dónde la encontrará. A estos tres fines responden las tres estrofas que comprende la perícopa.
Comienza con una sabia advertencia o consejo: hay que esmerarse por alcanzar la sabiduría desde la juventud. Es entonces cuando se orienta la vida del hombre. Si la encauzamos por la virtud, ésta nos acompañará hasta los días de nuestra vejez; pero, si nos dejamos en ella llevar por los caminos del vicio, éstos nos dominarán hasta el sepulcro. De ahí la importancia de proporcionar a la juventud sabios e irreprensibles maestros. Difícilmente se borra aquello que se ha impreso en las almas todavía tiernas. Constata en seguida que la adquisición de la sabiduría supone esfuerzo y espera. Como el labrador ha de trabajar primero la tierra, depositar en ella la semilla y esperar al verano para recoger los frutos de su trabajo, así también el que quiera conseguir la sabiduría ha de sacrificarse y abnegarse en arrancar los vicios y practicar las virtudes, y sólo después de la lucha éstas triunfarán sobre aquéllas, consiguiendo la verdadera sabiduría. Y como en el cultivo del campo se da periódicamente una renovación continua de trabajo y de frutos, así en el estudio de la sabiduría, que es cultivo del ánimo, deberá el hombre fatigarse durante todo el tiempo de la vida. El fruto de su continuado trabajo será un aumento progresivo en sabiduría y virtud.
Naturalmente, ese esfuerzo supone al indisciplinado una carga que no es capaz de tolerar por mucho tiempo. La experiencia dice qué dura es la temperancia para quien está habituado a la gula, la castidad para el lujurioso, la liberalidad para el avaro, para el soberbio la humildad, para el iracundo la mansedumbre. Y sin la mortificación de las pasiones no se puede alcanzar la verdadera sabiduría. El indisciplinado no la aguanta y se rinde apenas ha comenzado la lucha. Se asemeja a aquellos jóvenes que, apenas levantaban del suelo los discos de piedra con que medir sus fuerzas, los volvían en seguida, vencidos, a tierra 10. Y es que la sabiduría, como su mismo nombre indica, no es para todos, porque no todos están dispuestos al esfuerzo y trabajo, a la disciplina y corrección que ella supone 11.
Ante las consideraciones precedentes, el autor renueva una y otra vez su exhortación y pone ante los ojos los frutos estimables de la sabiduría. Con expresivas metáforas estimula a afrontar los sacrificios que lleva consigo, los cuales indican que es preciso entregarse a ella y dejarse gobernar en todo momento por sus dictámenes en una sumisión que, si es intolerable para el insensato, es carga suave y peso ligero para el sensato 12, servidumbre gloriosa que lleva al reino de la virtud. El afán con que el discípulo ha de perseverar en esta actitud hasta conseguirla, como el cazador sigue las huellas de su pieza hasta darle alcance, es expresado en el v.27 con los mismos términos con los que el Deuteronomio expresa la intensidad del amor con que debemos amar a Dios 13. Al fin ella compensará todos los esfuerzos, pues proporciona esa paz interior y alegría profunda del alma que sigue a la lucha por la virtud, y que será tanto mayor cuanto más dura haya sido aquélla, y una defensa poderosa, pues el que ha disciplinado su voluntad en una sumisión constante y luchadora a la voluntad de Dios será verdaderamente fuerte frente a los peligros.
El que ha conseguido la sabiduría es presentado con vestiduras y ornamentos reales v.31-32). En verdad, servir a Dios es reinar. La sabiduría hace a sus discípulos reyes y príncipes de sus tendencias e inclinaciones, que saben someterse plenamente a Dios, y hombres dignos de estima y gloria ante sus semejantes.
En la última parte de la perícopa indica las disposiciones necesarias y los medios que hay que poner en práctica para conseguir la sabiduría. Ante todo es preciso el deseo de adquirirla, la docilidad y entrega a sus enseñanzas. Después el contacto con los ancianos, a quienes los años han cargado de sabias experiencias. Está en las canas el saber - dice Job -, y en la ancianidad la sensatez, y con los sabios que te han precedido en el estudio de la sabiduría, los cuales te enseñarán la inteligencia de las cosas divinas y te harán gustar las máximas de la sabiduría. Pero no basta todo ello; es preciso, además, la meditación de las enseñanzas de la sabiduría, que las va grabando en el alma y lleva a un cumplimiento cada día más perfecto de las mismas. Los autores de vida espiritual siempre recomendaron la meditación, ejercicio mental que nos compenetra de las verdades de la sabiduría e impulsa, con la luz que proyecta sobre el bien, a la voluntad a llevarlas a la práctica. Bienaventurado el varón - -dice el salmista - que medita día y noche en la ley de Yahvé...; será como el árbol plantado a la vera del arroyo, que a su tiempo da sus frutos.14

1 La comparación es tan inesperada, que muchos comentaristas sugieren correcciones textuales. Knab. propone la aplografía ùò óôáõñüò. Pero la lección óôáõñüò está firmemente atestiguada por los manuscritos. - 2 Citado en Knab., Comment. in Eccum. (París 1002) p.6.1. - 3 Citado en Girotti, o.c., 6:5 p.372. - 4 O.c., p.181. Cf. Pro_15:4; Pro_16:21. - 5 L.8 III Ethic. c.4. - 6 Casiano, Goliat. XVI 0.3. - 7 Talem diligentiam exhibe in amicitiis comparandis, ne incipias amare quem deinceps possis odisse (Séneca, Proverbios). - 8 A Lapide, o.c., p.i99. - 9 Proverbios. Citado en A Lapide, p.aoi. - 10 Alude el autor a una costumbre antiquísima, muy difundida en Palestina, consistente en que los jóvenes levantaban discos de piedra muy pesados para medir sus fuerzas. Unos las levantaban hasta por encima de la cabeza, otros hasta los hombros... Cf. San Jerónimo a Zac_12:3. - 11 El término empleado por el autor es müsdr = disciplina, derivado del verbo yásar = castigar, corregir. Cf. 2:1-5. La Vulgata añade: ella continúa aún a la vista de Dios, alusión a la felicidad de la otra vida. - 12 Mat_11:29-30. - 13 Dt 6.s. -Mat_14 1:2-3.


King James Version (KJVO) (1611)



Chapter VI.

2 Doe not extoll thy owne conceit, 7 But make choise of a friend. 18 Seeke wisedome betimes: 20 It is grieuous to some, 28 yet the fruits thereof are pleasant. 35 Be ready to heare wise men.
1 In stead of a friend, become not an enemie; for [thereby.] thou shalt inherite an ill name, shame, and reproch: euen so shall a sinner that hath a double tongue.
2 Extoll not thy selfe in the counsell of thine owne heart, that thy soule bee not torne in pieces as a bull [straying alone.]

3 Thou shalt eat vp thy leaues, and loose thy fruit, and leaue thy selfe as a dry tree.
4 A wicked soule shall destroy him that hath it, and shall make him to be laughed to scorne of his enemies.
5 [ Greek: a sweet throat.] Sweet language will multiply friends: and a faire speaking tongue will increase kinde greetings.
6 Be in peace with many: neuerthelesse haue but one counseller of a thousand.
7 If thou wouldst get a friend, [ Or, get him in the time of trouble.] proue him first, and be not hasty to credit him.
8 For some man is a friend for his owne occasion, and will not abide in the day of thy trouble.
9 And there is a friend, who being turned to enmitie, and strife, will discouer thy reproch.
10 [ Sirach 37.5.] Againe some friend is a companion at the table, and will not continue in the day of thy affliction.
11 But in thy prosperitie hee will be as thy selfe, and will be bould ouer thy seruants.
12 If thou be brought low, he will be against thee, and will hide himselfe from thy face.
13 Separate thy selfe from thine enemies, and take heed of thy friends.
14 A faithfull friend is a strong defence: and hee that hath found such an one, hath found a treasure.
15 Nothing doeth counteruaile a faithful friend, and his excellencie is vnualuable.
16 A faithfull friend is the medicine of life, and they that feare the Lord shal finde him.
17 Who so feareth the Lord shall direct his friendship aright, for as he is, so shall his neighbour be also.
18 My sonne, gather instruction from thy youth vp: so shalt thou finde wisedome till thine old age.
19 Come vnto her as one that ploweth, and soweth, and wait for her good fruits, for thou shalt not toile much in labouring about her, but thou shalt eat of her fruits right soone.
20 She is very vnpleasant to the vnlearned: he that is without [ Or, heart.] vnderstanding, will not remaine with her.
21 She wil lye vpon him as a [ Zec_12:4.] mightie stone of triall, and hee will cast her from him ere it be long.
22 For wisedome is according to her name, and she is not manifest vnto many.
23 Giue eare, my sonne, receiue my aduice, and refuse not my counsell,
24 And put thy feet into her fetters, and thy necke into her [ Or, coller.] chaine.
25 Bow [ Mat_11:29.] downe thy shoulder, and beare her, and be not grieued with her bonds.
26 Come vnto her with thy whole heart, and keepe her wayes with all thy power.
27 Search and seeke, and shee shall bee made knowen vnto thee, and when thou hast got hold of her, let her not goe.
28 For at the last thou shalt finde her rest, and that shalbe turned to thy ioy.
29 Then shall her fetters be a strong defence for thee, and her chaines a robe of glory.
30 For there is a golden ornament vpon her, and her bandes are [ Or, a ribband of blew silke, Num_15:38.] purple lace.
31 Thou shalt put her on as a robe of honour: and shalt put her about thee as a crowne of ioy.
32 My sonne, if thou wilt, thou shalt bee taught: and if thou wilt apply thy minde, thou shalt be prudent.
33 If thou loue to heare, thou shalt receiue vnderstanding: and if thou bow thine eare, thou shalt be wise.
34 Stand in the multitude of the [ Sir_8:9.] elders, and cleaue vnto him that is wise.
35 Be willing to heare euery godly discourse, and let not the parables of vnderstanding escape thee.
36 And if thou seest a man of vnderstanding, get thee betimes vnto him, and let thy foote weare the steps of his doore.
37 Let thy minde be vpon the ordinances of the Lord, & [ Psa_1:2.] meditate continually in his commandements: he shal establish thine heart, and giue thee wisedome at thine owne desire.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*6:5-17 Este es el primero de una serie de textos dedicados al tema de la amistad (véase Sir 12:8-12; Sir 22:19-26; Sir 37:1-6, entre otros), que ningún otro autor bíblico trata tan ampliamente. El temor del Señor -íntimamente relacionado con la sabiduría y la ley- se convierte en un elemento importante de la enseñanza del sabio sobre el tema (véase Sir 9:14-16; Sir 37:12).

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Amigos. Al autor no le interesa el discurso teórico sobre la amistad, ni siquiera se detiene para definirla ni para especificar si es necesaria o no. Basado siempre en la observación directa y en la propia experiencia, el autor da unos consejos para saber elegir muy bien al amigo; no todos los que nos sonríen o se sientan a nuestra mesa son amigos de verdad; podemos tener muy buenas relaciones con muchas personas, pero, aconseja Ben Sirá, no confiar sino en uno: «sea uno tu confidente». Los momentos críticos y difíciles de la vida, cuando sobrevienen la desgracia y las contrariedades, son la mejor ocasión para establecer quién es de verdad el amigo bueno, el amigo fiel: aquel que no nos da la espalda y que incluso asume como suya propia nuestra situación; ése es el verdadero amigo, y es comparado con un refugio seguro, con un tesoro que no tiene precio ni se puede pagar por su valor.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Sir 12:8-9; Pro 19:4.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



21. "Como una piedra pesada": alusión a las piedras que se empleaban como pesas en las competencias atléticas. Ver Zac_12:3.

Torres Amat (1825)



[5] Porque sus palabras nacen de un corazón lleno de amor y caridad.

[22] Zac 12, 3.

[23] Job 28.

[35] Eclo 8, 9.

[37] Sal 1, 2.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *1Mac 5:15 *2Mac 13:25