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No te cuentes entre los pecadores,
recuerda que la ira no tardará.
(Eclesiástico 7, 16) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Times New Roman ;;;;;;;;;;;;;;;;;


7. Evitar el Mal y Practicar el Bien con el Prójimo.

Pecados a evitar (7:1-19).
1 No hagas el mal y no te cogerá. 2 Apártate de la iniquidad y se alejará de ti. 3 Hijo, no siembres en surcos de injusticia, y no la cosecharás al séptuplo. 4 No pidas al Señor un puesto de gobierno, ni al rey una silla de honor. 5 No te justifiques ante el Señor y no alardees de sabio ante el rey. 6 No busques ser hecho juez, no sea que no tengas fuerzas para reprimir la iniquidad, no sea que te acobardes en presencia del poderoso y tropiece en ello tu rectitud. 7 No ofendas a la muchedumbre y no te arrojes en medio de ella. 8 No te ates dos veces con el pecado, porque ya de la primera vez no saldrás impune. 9 No seas impaciente en tu oración, 10 ni tardo en hacer limosna. n No digas: Dios mirará mis muchas ofrendas, y cuando yo ofrezca sacrificios al Dios altísimo, El los aceptará. 12 No te burles del afligido, porque hay uno que humilla y ensalza. 13 No levantes falso testimonio a tu hermano, ni lo hagas tampoco a tu amigo. 14 Guárdate de mentir y de añadir mentiras a mentiras, que eso no acaba en bien, 15 No seas hablador en asamblea de ancianos ni multipliques en tu oración las palabras. 16 No aborrezcas la labor por trabajosa, ni la agricultura, que es cosa del Altísimo. 17 No te juntes con pecadores, 18 acuérdate de que la cólera no tarda. 19 Humilla mucho tu alma, porque el castigo del impío será el fuego y el gusano.

A la sabiduría se opone radicalmente el pecado. Por eso, después del precedente elogio, el autor presenta un grupo de sentencias en que exhorta a huir del mal y condena unos cuantos defectos que todo discípulo de la sabiduría debe evitar.
Como motivo para la huida del mal presenta las consecuencias a que se expone quien lo hace, tanto por parte de Dios, que castigará el incumplimiento de su ley, como de parte de los hombres, quienes frecuentemente hacen pagar caro el mal que de sus semejantes recibieron. Una medida práctica para evitarlo es mantenerse lejos de los malvados; el mal se hace frecuentemente por instigación del prójimo; es manifiesto el influjo de las compañías, cuyo mal ejemplo contagia. Entre todos los males hay uno que es castigado con especial severidad, la injusticia, que se opone al amor al prójimo. El número siete, empleado muchas veces en la Biblia l con significación indeterminada, significa aquí el castigo múltiple que seguirá a. k injusticia, la cual viene a ser como una semilla que produce numerosos males.
En los versos siguientes condena la vanagloria y ambición, que lleva a desear los puestos altos en la sociedad. La razón es sencilla; si suponen honores, llevan también consigo graves responsabilidades, en cuyo cumplimiento no suelen sobresalir los ambiciosos, y no pocos peligros, a los que ellos no se sustraen fácilmente. Una de las mejores señales de una buena elección - escribe Calmet - y uno de los más felices presagios de un buen gobierno se da cuando el designado ha sido escogido a pesar suyo o al menos él no ha buscado el honor. En estas ocasiones, la mano y la voluntad de Dios aparecen más claramente, y se puede presumir que aquel que no tiene ambición tiene sabiduría, luces y virtud 2. No es la mejor recomendación, por consiguiente, buscar la alabanza de la propia virtud o ciencia ante Dios o ante los seres humanos. Ante Dios nadie puede justificarse; no entres en juicio con tu siervo, pues ante ti no hay nadie justo, oraba el salmista 3. Y alardear de ciencia ante el rey fácilmente te hace odioso a sus ojos y descubrirá en tus alabanzas la ambición, o tal vez conciba la sospecha de que, creyéndote superior a él, no estés de acuerdo y reprendas las decisiones de su gobierno.
Hay en especial un cargo que requiere dotes peculiares, sin las cuales sería temerario asumir sus responsabilidades: la misión de juez, expuesta a un sinnúmero de peligros que pueden apartar del recto ejercicio de la justicia, como son las amistades, sobornos, violencias, odio por parte de los pleitistas. Ha de tener especial cuidado en no irritar a las muchedumbres con leyes, sentencias ofensivas al bien común, ni por afán de popularidad condescender con sus instintos. El juez ha de ser como un muro de bronce opuesto a la injusticia, al terror, al favor, a la compasión misma y a la ternura. Todo debe ceder a la justicia y a la verdad. Quien no se sienta lo suficientemente fuerte, no debe subir al tribunal... Pues no es la función de un hombre, sino el oficio de Dios mismo, lo que el juez ejerce sobre la tierra (2Cr_19:6) (Calmet)4.
Siguen unas advertencias importantes que recomiendan no recaer en el pecado; la reincidencia es más grave y merecedora de un castigo mayor que el que mereció la primera falta. No impacientarse en la oración: es condición indispensable la perseverancia para que nuestra plegaria sea oída; Dios quiere que oremos con fe en su bondad, pero no consiente que le señalemos el tiempo de obrar, El es siempre el Señor5. No ser tardo en hacer limosna, recomendación frecuente en los sabios, que ponen de relieve su valor expiatorio 6, no sea que llegues tarde o entretanto se exaspere el necesitado; la diligencia, por lo demás, da un valor y mérito especial a las obras. No confiar en el número de los sacrificios, ya que éstos nada valen si no van acompañados de sentimientos interiores de piedad, si no proceden de un espíritu contrito y humillado7. Una conducta que clama al cielo es la de quien se burla del que sufre una aflicción. El autor advierte que quien tal hiciere no quedará sin castigo por parte de Dios, que siente predilección por el débil, por el pobre afligido, de que aquí se trata, y puede cambiar los papeles, exaltándole a él y humillándote a ti, haciéndote objeto de irrisión para los demás.
Los versos siguientes (13-14) ponen en guardia frente a ciertos pecados de lengua: el falso testimonio, que, si respecto de cualquier persona que se profiera es deshonroso, entraña una singular perfidia con aquellas personas a quienes nos unen los lazos de la sangre o de la amistad; las mentiras, que, si se multiplican, crean una costumbre que no puede permanecer mucho tiempo oculta, con el consiguiente descrédito, y lleva a mentir, con daño de otros, lo que expone a su venganza. Ben Sirac indica también la conducta a observar en la asamblea y en la oración. En aquélla no debes mostrarte hablador, sino más bien escuchar los consejos y experiencias de los ancianos, norma dada anteriormente para alcanzar la sabiduría 8, y mostrarte reverente con tu silencio para con ellos. En la oración no hay que multiplicar las palabras, como si de la repetición de éstas dependiera el fruto o eficacia de aquélla; lo que es preciso multiplicar es el fervor y devoción interior 9.
El sabio tiene una recomendación especial respecto del trabajo, fuente de virtudes, como la paciencia, fortaleza, y que evita la ociosidad, madre de todos los vicios; y en especial del cultivo del campo, que fue cosa impuesta por Dios al ser humano Dios puso a Adán en el paraíso para que lo trabajase; claro que semejante trabajo no sería, como después del pecado original, pena del mismo, sino una agradable ocupación. En tiempo de Ben Sirac era una profesión más sana que el comercio y usura, a que se daban muchos, con lo que fomentaban la avaricia y otros vicios.
Concluye la sección con el consejo que comenzó: el discípulo de la sabiduría tiene que evitar el trato con los pecadores. El dime con quién andas y te diré quién eres tiene especial aplicación en el caso de las malas compañías. Como estímulo o motivo, el sabio le propone evitar con ello la furia de Dios, que, si a veces parece que tarda en llegar, al fin descargará su castigo sobre el malvado. Es preciso someterse a la voluntad de Dios y sus mandamientos para verse libre del fuego, castigo reservado por Dios para los paganos en los tiempos mesiánicos, y el remordimiento de la conciencia por los pecados cometidos, simbolizado en el gusano que no muere. El traductor griego ha dado al castigo perspectiva escatológica.

Deberes familiares y sociales (2Cr_7:20-40).
20 No cambies un amigo por dinero, ni un hermano querido por el oro de Ofir. 21 No te apartes de la mujer discreta y buena, porque vale su gracia más que el oro. 22 No maltrates al siervo que trabaja lealmente, ni al jornalero que te entrega su esfuerzo. 23 Ama al siervo inteligente, no le niegues la libertad. 24 ¿Tienes rebaños? Cuida de ellos. Pues te son útiles, guárdalos. 25 ¿Tienes hijos? Instruyelos, doblega desde la juventud su cuello. 26 ¿Tienes hijas? Vela por su honra y no les muestres un rostro demasiado jovial. 27 Gasa a tu hija, y habrás hecho un gran bien dándola a un marido sensato. 28 ¿Tienes mujer según tu corazón? No la repudies dándote a una odiosa rival. 29 De todo corazón honra a tu padre y no olvides los dolores de tu madre. 30 Acuérdate de que les debes la vida. ¿Cómo podrás pagarles lo que han hecho por ti? 31 Con toda tu alma honra al Señor y reverencia a los sacerdotes. 32 con todas tus fuerzas ama a tu Hacedor y no abandones a sus ministros. 33 Teme al Señor y honra al sacerdote, 34 y dale la porción que te está mandada; las primicias y la ofrenda por el pecado, 35 la espalda reservada, el sacrificio expiatorio y las primicias consagradas. 36 Alarga al pobre tu mano, para que seas cumplidamente bendecido. 37Haz el bien a todo viviente, y al muerto no le niegues tus piedades. 38 No te alejes del que llora, llora con quien llora. 39 No seas perezoso en visitar a los enfermos, porque por ello serás amado, 40 En tus obras acuérdate de tus postrimerías y no pecarás jamás.

El autor de la presente perícopa da consejos respecto de las personas a quienes el hombre se siente más vinculado en la vida familiar y de aquellas otras con quienes ha de mantener relación o contacto en la sociedad. En los primeros pone de relieve el valor del amigo verdadero, tesoro al que nada hay comparable y por el que se puede sacrificar cualquier ventaja material10; del hermano de noble carácter, más estimable que el mismo oro purísimo, que las naves de Hiram y Salomón traían de Ofir, situada, al parecer, en la costa sudoeste de Arabia 11; de la mujer buena y discreta, que vale más que todas las riquezas materiales, porque es su bondad y cariño, su solicitud y cuidados, lo que hace feliz un hogar y contribuye a la felicidad de una casa. El sabio aconseja anteponerla a todas ellas y no separarse jamás de tal esposa. Según la Ley, el hombre podía darle el libelo de repudio, que la dejaba libre para contraer matrimonio con otro 12. Después aconsejará que, si es una mujer con la que te entiendes bien, no la dejes por cualquier motivo por unirte a otra, que se hizo odiosa rival de la primera y lo será después para ti cuando caigas en la cuenta de que no hay como el primer amor; el que despide la esposa de su juventud, el altar mismo derrama lágrimas sobre él.13
Pasa después a recomendar un digno comportamiento con los siervos y jornaleros que cumplen con su deber y un amor especial al inteligente, merecedor de que se le dé la libertad. La ley de Moisés ordenaba que al año séptimo, después de seis de servicio, se concediera al siervo la libertad 14. Había quienes adoptaban por hijos a aquellos siervos que se habían distinguido por su fidelidad, naciéndolos así no sólo libres, sino incluso partícipes de sus bienes. Comportamiento muy digno de ser inculcado a amos y señores, los cuales han de procurar hacer la vida lo más feliz posible a aquellos que trabajan en su servicio. Spicq cita a este propósito un precioso testimonio de Sacy: Es raro encontrar un siervo inteligente, que sea fiel y trabajador y que se cié todo a todos. Pero, cuando se le ha encontrado, no es solamente un acto de caridad, sino un deber de justicia, el hacerlo partícipe de nuestro bien, amarlo como él nos ama y trabajar por hacerlo feliz. Son muchos los que adoptan una conducta totalmente opuesta a ésta. Hay incluso quienes hacen profesión de servir a Dios, hacen a veces partícipes de sus bienes a los pobres, y luego niegan a sus servidores no solamente la recompensa de sus servicios, sino lo que es debido en el más estricto rigor15. También para los animales ha de tener sentimientos delicados el discípulo de la sabiduría, mostrándose solícito en el cuidado de sus rebaños. Como motivo, Ben Sirac propone la utilidad que ellos le proporcionan, que será tanto mayor cuanto mejor cuidados estén16. Por lo demás, Dios ha creado también los animales, cuida de ellos, y los ha proporcionado al hombre no para que los maltrate, sino para que se sirva debidamente de ellos. Tratarlos bien, por lo demás, indica sentimientos nobles y delicados; hubo santos que se distinguieron por su benevolencia para con los animales, como San Francisco de Asís, San Antonio de Padua y otros.
Pero más graves son los deberes de los padres para con sus hijos e hijas. En cuanto a los primeros, el sabio recomienda instruirlos en los días de su juventud, no escatimando incluso la corrección, conforme al consejo de los sabios 17. Es entonces el momento más oportuno para ir arraigando las virtudes y reprimir los defectos que van apareciendo. Por lo que a las hijas se refiere, el padre ha de velar por su honra, que, sin una adecuada vigilancia, queda expuesta a las imprudencias de su edad. Por eso los sabios se muestran severos en la educación de la mujer, lo mismo que la ley mosaica 18. A su debido tiempo le buscará marido sensato, misión que correspondía entonces al padre, consciente de que no son las riquezas ni los honores, sino la sabiduría y la virtud, lo que constituyen la felicidad.
A los deberes de los padres para con los hijos responden las obligaciones de los hijos para con los padres. La piedad filial, que fue ya vivamente recomendada por el autor en el c.3:1-18, ha de manifestarse con el amor y la ayuda en sus necesidades. Como motivos enumera el autor los sufrimientos que especialmente para la madre lleva consigo el criar los hijos y el que han recibido de ellos la vida misma. Los hijos nunca podrán pagar a sus padres lo que les deben. Ello deberá ser un motivo que los estimule a agradecerlo, al menos, con su amor, obediencia y ayuda, especialmente en su ancianidad 19.
Entre los deberes para con el prójimo, el autor, escribiendo a los israelitas, no podía omitir los que se refieren al sacerdote.
Este representa a Yahvé ante el pueblo y cumple en nombre de éste sus deberes de culto para con Dios. Por lo mismo, merece una honra y reverencia especial, que ha de ser como reflejo de la piedad y reverencia que debemos sentir para con el Señor. En el reparto de la tierra prometida, la tribu sacerdotal (Leví) no recibió parte; su porción sería el Señor, y las demás tribus deberían proveer a su sustento. Los versos siguientes enumeran lo que la Ley les asignaba: las primicias de ciertos frutos 20 y el precio del rescate de los primogénitos de los hombres y los animales 21; la ofrenda por el pecado, que es el sacrificio expiatorio que el pecador ofrecía por los pecados de negligencia o inadvertencia 22; la espalda derecha y otras partes de la víctima que se ofrecía en los sacrificios pacíficos 23; toda la víctima del sacrificio expiatorio por el pecado, excepto la sangre y algunas partes, que se quemaban sobre el altar 24; finalmente, las primicias consagradas, que designaría las ofrendas del pueblo reservadas directamente a los sacerdotes o al servicio del santuario, por las que quedaban santificados todos los demás frutos de la tierra 25, si no es una expresión que comprende todo aquello que debe ser entregado al Señor, que viene en gran parte a coincidir con lo que precede.
Hay en la sociedad más clases de personas que por su condición merecen una especial predilección. El discípulo de la sabiduría ha de practicar con ellas las obras de misericordia. Son, en primer lugar, los pobres, por quienes los libros sagrados manifiestan un interés peculiar26, prometiendo la bendición de Dios a quienes practiquen la misericordia con ellos. Jesucristo dijo: Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia 27, y enseñó que consideraría como hecho a El mismo lo que a un pobre se hiciera 28. La misericordia ha de extenderse también a los muertos, dándoles piadosa sepultura 29, defendiendo su buen nombre, ofreciendo los sacrificios oportunos por su alma 30. El término empleado (hesed) implica a la vez amor y justicia, si bien tendió a prevalecer la nota de misericordia 31. También los que lloran tal vez la pérdida de un ser querido o una fulminante desgracia necesitan de quienes puedan llevarles el consuelo. San Pablo daba el mismo consejo cuando decía: Alegraos con los que se alegran, llorad con los que lloran 32. Finalmente, los enfermos son quizás las personas que más necesitan de nuestra ayuda misericordiosa; el sabio aconseja la diligencia en visitarlos, prometiendo como recompensa el amor de los seres humanos, que admirarán nuestro amor sincero, y el de Dios, que lo premiará el día del juicio, conforme lo manifestó el Señor 33. Termina la sección con una máxima que es una preciosa regla de oro para conducirse rectamente en todas las obras: el recuerdo de las postrimerías. El pensamiento de que un día tenemos que morir y dar cuenta de todos nuestros actos para recibir el correspondiente premio o castigo, será en todo momento un poderoso estímulo para obrar el bien y evitar el mal.

1 Os 10,12; Job_4:8; Pro_22:8; Gal_6:8. - 2 Citado en spigq, o.c., a 7:4-5 p.6o4. - 3 143:2; Job_9:2-20; Pro_25:6; Ecl_7:16. - 4 Citado en spicq, o.c. al v.6 ñ.6è4· - 5 Jdt_8:12-27. - 6 Cf. 4:1-6. - 7 Sal_51:19. -Sal_8 6:35. - 9 Ecl_5:1-2; Mat_6:7. -Mat_10 6:14-16; cf. Arist., 1.8 Ethic. - 11 1 Re 9:28; 10:11; 1Cr_9:10; Isa_13:12; Job_28:16. - 12 Deu_24:1-4; Mat_19:3-9; 1Co_7:10-11. - 13 Getting, gob. - 14 Exo_21:2. - 15 Citado en Spicq, o.c., a 20-22 p.607. - 16 Pro_12:10; Pro_27:23. - 17 Pro_13:24; Pro_22:5; Pro_3:11-12; Pro_30:1-3; Pro_23:13-14Pro_23:--18 Cf. Deu_22:20-21. - 19 Tob 4:4- - 20 Exo_23:19; Exo_34:20; Lev_23:17; Deu_26:1-2; Deu_11:6; Deu_18:4. - 21 Exo_22:28b-29; Deu_11:6. - 22 Lev_5:15-16.18; Lev_14:12. - 23 Exo_29:22-27; Lev_7:31-34; Deu_18:3. - 24 Lev_7:3-10. - 25 ex 36:6; Deu_12:11.17; Ose_9:4. - 26 Exo_22:21; Exo_23:9; Lev_19:3.33; Lev_23:22; Deu_24:17; Isa_58:7; Pro_14:31; Pro_19:17, etc. - 27 Mat_5:7. - 28 Mat_25:40. - 29 Tob_12:12. - 30 2Ma_43:46. - 31 Cf. spicq, o.c., a 7:32-33 p.6o9. - 32 Rom 12:15; Job 30,25. 33 Mt 5:7; 25:40.



King James Version (KJVO) (1611)



Chapter VII.

1 Wee are exhorted from sinne, 4 from ambition, 8 presumption, 10 and fainting in prayer: 12 from lying and backebiting, 18 and how to esteeme a friend: 19 A good wife: 20 a seruant: 22 our cattell: 23 our children and parents: 31 the Lord and his Priests: 32 the poore and those that mourne.
1 Doe no euill, so shall no harme come vnto thee.
2 Depart from the vniust, and iniquitie shall turne away from thee.
3 My sonne, sow not vpon the furrowes of vnrighteousnesse, and thou shalt not reape them seuen folde.
4 Seeke not of the Lord preheminence, neither of the King the seate of honour.
5 [ Psa_142:2; Ecc_7:17; Job_9:20; Luk_18:11.] Iustifie not thy selfe before the Lord, and boast not of thy wisedome before the king.
6 Seeke not to be iudge, being not able to take away iniquitie, lest at any time thou feare the person of the mightie, and lay a stumbling blocke in the way of thy vprightnesse.
7 Offend not against the multitude of a city, and then thou shalt not cast thy selfe downe among the people.
8 Bind not one sinne vpon another,
for in one thou shalt not be vnpunished.
9 Say not, God wil looke vpon the multitude of my oblations, and when I offer to the most High God, he will accept it.
10 Be not faint hearted when thou makest thy prayer, and neglect not to giue almes.
11 Laugh no man to scorne in the bitternesse of his soule: for there is one which humbleth and exalteth.
12 [ Greek: plough not.] Deuise not a lie against thy brother: neither doe the like to thy friend.
13 Use not to make any maner of lie: for the custome thereof is not good.
14 Use not many words in a multitude of Elders, [ Mat_6:5; Mat_6:7.] and make not [ Or, vaine repetition.] much babling when thou prayest.
15 Hate not laborious worke, neither husbandrie, which the most High hath [ Greek: created.] ordeined.
16 Number not thy selfe among the multitude of sinners, but remember that wrath will not tary long.
17 Humble thy soule greatly: for the vengeance of the vngodly is fire and wormes.
18 Change not a friend for any good by no meanes: neither a faithfull brother for the gold of Ophir.
19 Forgoe not a wise and good woman: for her grace is aboue gold.
20 [ Lev_19:15.] Whereas thy seruant worketh truely, entreate him not euill, nor the hireling that bestoweth himselfe wholly for thee.
21 Let thy soule loue a good seruant, and defraud him not of liberty.
22 [ Deu_25:4.] Hast thou cattell? haue an eye to them, and if they be for thy profit, keepe them with thee.
23 Hast thou children? instruct them, and bow downe their necke from their youth.
24 Hast thou daughters? haue care of their body, and shewe not thy selfe cheerefull toward them.
25 Marrie thy daughter, and so shalt thou haue performed a weightie matter: but giue her to a man of vnderstanding.
26 Hast thou a wife after thy minde? forsake her not, but giue not thy selfe ouer to a [ Or, hateful.] light woman.
27 Honour thy father with thy whole heart, and forget not the sorrowes of thy mother.
28 Remember that thou wast begot of them, and how canst thou recompense them the things that they haue done for thee?
29 Feare the Lord with all thy soule, and reuerence his priests.
30 Loue him that made thee with all thy strength, and forsake not his ministers.
31 Feare the Lord, and honour the priest: and giue him his portion, as it is commanded thee, the first fruits, and the trespasse offering, & the gift of the shoulders, and the sacrifice of sanctification, and the first fruits of the holy things.
32 [ Deu_15:10.] And stretch thine hand vnto the poore, that thy [ Or, thy liberality.] blessing may be perfected
33 A gift hath grace in the sight of euery man liuing, and for the dead deteine it not.
34 Faile not to bee with them that weepe, and mourne with them that mourne.
35 Be not slow to visit the sicke: for that shall make thee to be beloued.
36 Whatsoeuer thou takest in hand, remember the end, and thou shalt neuer doe amisse.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



9. Ben Sirá muestra un gran interés por el culto y los sacrificios (35. 5-10; 38. 11; 50. 1-21). Pero, siguiendo las huellas de los profetas, considera inútiles los actos cultuales que no van acompañados de la práctica de la Ley (34. 18 - 35. 3). Ver Isa_1:11-15; Jer_7:21-24; Amo_5:21-25; Sal_50:7-15.

11. Ver 1Sa_2:7; Luc_1:52.

18. "Ofir" era un lugar célebre por la calidad de su oro. Ver nota Sal. 45. l0.

20. Ver Deu_24:14-15.

33. Sobre los deberes para con los muertos, ver 38. 16-17.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Proverbios varios: serie negativa. Esta serie de proverbios que comienza con una negación, invita a una vida sencilla, sin complicaciones, ya que así debe ser la vida del sabio. No encontramos aquí ninguna organización temática, pero sí podríamos resaltar algunas ideas que apuntan a ese estilo de vida sencillo que todo hombre debería perseguir: evitar el mal y la injusticia (1-3); no pedirle a Dios cargos de honor (4-7); contar siempre con la paciencia y misericordia de Dios (8s); no complicar la vida al prójimo atribulándolo o tramando violencia contra él (10-14); dignificar el trabajo (15); tener confianza y seguridad en Dios y en su respuesta (17); integridad en la relación con los demás, transparencia y lealtad al amigo, a la mujer sensata y al buen siervo (18-21).

Torres Amat (1825)



[3] Gal 6, 8.

[5] Job 9, 2; Sal 143 (142).

[12] 1 Sam 2, 7.

[16] Gen 2, 15.

[22] Ef 6, 9; Lev 19, 13.

[23] Ex 21, 2; Deut 15, 12; 16, 12.

[29] Tob 4, 3.

[33] Deut 10, 12.

[35] Num 5, 9-10; Deut 14, 22.

[36] 2 Mac 12, 43.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sir_5:7

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sir_5:7

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— ... de pecadores: El texto hebreo dice: No quieras sobresalir sobre los otros.