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La vida de Salomón.
Yo, Cohélet, he sido rey de Israel en Jerusalén. (Eclesiastés 1, 12) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

אֲנִ֣י‎(אֲנִי)

Hebrew|ʔᵃnˈî|i

Part-of-speech: personal pronoun
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H589] [a.eg.aa] [129]
[אני] [GES567] [BDB598] [HAL620]

קֹהֶ֗לֶת‎(קֹהֶלֶת)

Hebrew|qōhˈeleṯ|speaker

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H6953] [s.ap.ae] [1991c]
[קהלת] [GES6909] [BDB7602] [HAL7538]

הָיִ֥יתִי‎(הָיָה)

Hebrew|hāyˌîṯî|be

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: qal


[H1961] [e.bf.aa] [491]
[היה] [GES1888] [BDB2113] [HAL2109]

מֶ֛לֶךְ‎(מֶלֶךְ)

Hebrew|mˈeleḵ|king

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4428] [m.cd.ab] [1199a]
[מלך] [GES4346] [BDB4848] [HAL4771]

עַל‎(עַל)

Hebrew|ʕal-|upon

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H5921] [k.bg.ac] [1624p]
[על] [GES5848] [BDB6471] [HAL6395]

יִשְׂרָאֵ֖ל‎(יִשְׂרָאֵל)

Hebrew|yiśrāʔˌēl|Israel

Part-of-speech: proper noun
Gender: unknown
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3478] [u.ce.ab] [2287a]
[ישראל] [GES3364] [BDB3753] [HAL3730]

בִּ‎(בְּ)

Hebrew|bi|in

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[b.ab.aa] [193]
[ב] [GES855] [BDB923] [HAL939]

ירוּשָׁלִָֽם‎(יְרוּשָׁלִַם)

Hebrew|yrûšālˈāim|Jerusalem

Part-of-speech: proper noun
Gender: unknown
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3389] [j.dj.ab] [912]
[ירושלם] [GES3274] [BDB3657] [HAL3624]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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1. Preliminares, Vanidad de la Ciencia.

Título. Tema general (1:1-2).
1 Razones del Cohelet, hijo de David, rey de Jerusalén. 2 Vanidad de vanidades, dijo el Cohelet; vanidad de vanidades; todo es vanidad.

Comienza el prólogo del Eclesiastés presentando el título de la obra y el tema general o tesis fundamental de la misma. Aquél es enunciado en los términos: Razones del Cohelet, hijo de David, rey de Jerusalén. En la introducción dejamos indicada la significación del término Cohelet y hemos señalado la ficción literaria por la que el autor se presenta como el sabio rey Salomón. Por lo que al término con que se designa el contenido de la obra se refiere, ninguna versión mejor que la propuesta en el texto, dado que es un conjunto de sentencias y razonamientos con los que Cohelet intenta probar su tesis, que queda expresada en el repetido vanidad de vanidades del v.2. El término hebreo correspondiente significa soplo, hálito, vapor tenue que desaparece rápidamente, algo sin consistencia, sin duración. La repetición es un superlativo hebreo como cantar de los cantares o santo de los santos y significa suma vanidad. El dijo el sabio parece indicar se trata de una sentencia de Cohelet que introdujo un discípulo suyo, y el perfecto indicaría una acción que comienza y perdura, de modo que podría traducirse doctrina de Cohelet.
Vanidad de vanidades y todo vanidad es el pensamiento con que el Eclesiastés abre su libro, el que irá aplicando a lo largo del libro a aquellas cosas que prometen al hombre la felicidad, y con el que pondrá punto final a su obra. Si los poderosos - comenta San Juan Crisóstomo -, los que gozan de autoridad, comprendieran la verdad que esta sentencia del sabio encierra, lo escribirían en todas las paredes y en sus mismos vestidos; en las portadas de sus casas la harían grabar. Porque son muchas las meras apariencias, las imágenes falsas que engañan a los incautos, es preciso recordar cada día este verso saludable, y en los banquetes y en las reuniones susurrarlo cada uno a su prójimo y escucharlo con gusto de él, porque realmente vanidad de vanidades y todo vanidad.1 Vatablo añade que esta sola sentencia basta para condenar las opiniones de cuantos ponen su felicidad en cualquier cosa que no sea Dios 2.


Consideración Preliminar.

El hombre pasa, mientras la tierra y los elementos permanecen (1:3-11).
3 ¿Qué provecho obtiene el hombre de todo por cuanto se afana debajo del sol? 4 Pasa una generación y viene otra, pero la tierra es siempre la misma. 5 Sale el sol, se pone el sol y se apresura a llegar al lugar de donde vuelve a nacer. 6Tira el viento al mediodía, gira al norte, va siempre dando vueltas y retorna a sus giros. 7 Los ríos van todos al mar, y la mar no se llena; al lugar de donde ellos vinieron tornan de nuevo para volver a correr. 8Todas las cosas trabajan más que cuanto el hombre puede ponderar; no se sacia el ojo de ver ni se harta el oído de oír. 9Lo que fue, eso será; lo que ya se hizo, eso es lo que se hará; no se hace nada nuevo bajo el sol. 10Si de algo se dice: Mira, esto es nuevo, aun eso fue ya en los siglos anteriores a nosotros. 11No hay memoria de los antiguos, ni de los que vendrán después habrá memoria en los que serán después.

Sigue al título y enunciación del tema general esta consideración preliminar a sus observaciones sobre la vanidad de las cosas. La idea central de la misma parece ser la siguiente: las generaciones humanas pasan, mientras que la tierra permanece y los elementos de la naturaleza perseveran en un círculo monótono que los hace volver, recorrido su camino, al punto de partida para volver a recorrer aquél; y esto de una manera indefinida, de modo que en realidad no hay nada nuevo bajo el sol. Cierto que las generaciones se suceden unas a otras; pero los hombres, que son los que viven y buscan ansiosamente la felicidad, duran un día y mueren para no volver. No pueden, por lo mismo, contemplar más que el presente; ignoran el pasado y el porvenir, que no pueden, en consecuencia, ordenar a su propio gusto en orden a conseguir la felicidad.
A la pregunta con que comienza la perícopa: ¿Qué provecho obtiene el hombre por cuanto se afana debajo del sol? da todo el libro la respuesta negativa que ella deja ya entrever. No quiere decir el autor que todo esfuerzo del hombre sea completamente inútil. Expresiones como ésta han de ser tomadas con cierta reserva, dado que él mismo, razonando después, se encarga de mitigarlas. Por lo demás, advirtamos ya desde el principio, con Girotti, que, si Dios daba al Eclesiastés, y con él a los hombres de su tiempo, la sensación intensa de la vanidad del mundo presente, era sólo para despertar en ellos el anhelo por otro más estable y duradero, y si le invitaba a reflexionar sobre la incapacidad de las cosas de la tierra para proporcionar la verdadera felicidad que el corazón humano ansia, era para irlos preparando a la revelación de los bienes ultraterrenos en que aquélla se encuentra 3. Y, en efecto, constata el autor con cierto dejo de amargura el hecho de que los hombres se encuentren en continuo caminar hacia su ocaso, para dejar sus bienes a los venideros, mientras que la tierra, creada precisamente para él, permanece, gozando el señor de menor estabilidad que la servidora. ¿Puede haber mayor vanidad que ésta - exclama San Jerónimo -, que perdure la tierra, creada por causa del ser humano, y el ser humano, señor de la tierra, se convierta tan presto en polvo? Evidentemente no se trata en este verso de la inmovilidad local de la tierra respecto del sol, que afirmaban los antiguos, ni, por supuesto, de su eternidad, como podía dar lugar a entender la versión de la Vulgata: in aeternum - cosas de que prescinde Cohelet aquí -, sino sencillamente de la permanencia en su duración frente a las generaciones que pasan. No fue oportuno aducir este texto contra Galileo.
Los tres versos siguientes presentan otros tantos elementos de la naturaleza que, estando en continuo y uniforme movimiento, perseveran lo mismo que la tierra. Así, el sol sale por oriente, cubre su carrera sobre el firmamento y desaparece en occidente. Pero a través de sendas misteriosas desconocidas para los antiguos volvía al punto de origen para emprender al día siguiente idéntica carrera. Pensaban ellos que el sol durante la noche retornaba a su lugar de origen a través de caminos subterráneos, como afirma el Targum. También el viento se dirige hacia el sur, vuelve hacia el norte para dirigirse de nuevo al mediodía, sujeto a la misma actividad monótona e incesante del sol. Igualmente los ríos: corren mansa o presurosamente hacia el mar, sin que éste jamás se llene; de donde vinieron las aguas de allí surgen de nuevo para mantener su incesante carrera hacia el océano. La idea principal de estos versos no es la vanidad de estos elementos, que han de comenzar siempre de nuevo su actividad como si nada hubieren hecho, que sería secundaria en este pasaje, sino desarrollar el pensamiento del v.4, haciendo resaltar más la caducidad del hombre, que vive un día y muere para no volver jamás, con la permanencia de la tierra y los elementos de la naturaleza, que en su movimiento continuo perseveran perpetuamente.
Todas estas cosas y otras que podría enumerar, desarrollan una actividad incesante mayor que cuanto el hombre, que ha de entremezclar el trabajo con el descanso, puede ponderar. Pero también con la actividad humana ocurre algo parecido: el hombre lleva impreso en su alma el deseo de saber, y su ojo no se sacia de ver ni su oído de oír, de modo que también se da en el hombre, en cierto sentido, esa repetición indefinida de una misma actividad. Los autores de vida espiritual utilizan estos pensamientos para probar que las cosas materiales no pueden llenar el alma, que, cuando las comprende con la inteligencia o las posee con el corazón, jamás queda saciada. San Agustín lo expresó magistralmente en sus Soliloquios: Cuando el alma desea la criatura, tiene un hambre continua, porque, aunque llegue a conseguir lo que desea de las criaturas, permanece insaciada, pues nada hay que pueda llenarla sino tú, Señor, a cuya imagen fue creada.4
Lo que antes ha expresado con ejemplos lo formula ahora en un principio general: lo que fue, eso será, que algunos refieren a los fenómenos naturales; lo que ya se hizo, eso es lo que se hará, que los mismos entienden de las acciones del hombre; no se hace nada nuevo bajo el sol (v.8), que comprende unos y otras y resume la idea central de la perícopa que sirve de base a su razonamiento. Es claro que la frase no ha de entenderse en un sentido absoluto, sino que se aplica sólo a ese conjunto de fenómenos y hechos que se desarrollan conforme a leyes uniformes y monótonas a que antes ha aludido. Pero muchas veces oímos decir: He aquí una cosa nueva. Así lo parece, mas en realidad no es así. Todo aquello que nos causa maravilla por su supuesta novedad, ha tenido lugar ya en tiempos anteriores. El presente es una repetición del pasado, y el futuro lo será del presente. Y no sólo de las cosas, incluso de las generaciones humanas pasadas, no queda memoria en las que vienen después 5.

1 Paraenetica ad Eutropium. - 2 Citado por A Lapide, Commentaria in S. S. In Ecclesiasten et Canticurn Canticorum (París 1891) p.is. - 3 Sapienziali. Ecclesiaste (Marco M. Sales-G. Girotti, La Sacra Bibbia, VI) (Tu-rín 1938) p.139, a los v.2-3. - 4 Soliloquios 0.30. - 5 El texto hebreo dice rishomm. El masculino se refiere a las personas (Deu_19:14). El femenino designa las cosas antiguas (Isa_41:22; Isa_42:9; Isa_43:9.18; Isa_46:9). Interpretamos por ello, con la mayoría de los comentaristas, no de las cosas, como la Vulgata, sino de las generaciones humanas, lo que está más de acuerdo con el final del verso. - 6 1Re_3:12.16-28; 1Re_4:29-34; . - 7 No pésima, como traduce la Vulgata acentuando el pesimismo. - 8 Han discutido mucho los exegetas sobre la etimología del término hebreo re'úth, que no se encuentra en la Biblia fuera del Eclesiastés. Algunos lo derivan de r, romper, quebrantar, y traducen quebranto, aflicción de espíritu (Peshita, Targum, Vulg.). Otros derivan de rá'áh, apacentar, e interpretan apacentarse de viento (Símaco, Colunga); opinan algunos comentaristas que de ese sentido pasó al de complacerse, rebuscar, pretender, y tradujeron por deseo o persecución del viento (Delatre, Siecfried, Mcneile). Hay quienes creen que la raíz rá'ah significa propiamente ir detrás, seguir, por lo que traducen: carrera tras el viento, persecución del viento (Nowack, Zapletal). - 9 Cf. 12:3; Amo_8:5 (defectos físicos); Job_8:3; Job_24:12 (defectos morales). - 10 Es conocida la versión de San Jerónimo, que interpreta en sentido exclusivamente moral: difícilmente se corrigen los perversos y es infinito el número de los necios. Tradujo como masculinos los participios torcido y falto; suavizó la primera expresión y exageró la segunda., cuyo participio entendió falto de mente.


Cuerpo de la Obra (1:12-12:8).
Primera Parte (1:12-2:26).

Vanidad de la ciencia (1:12-18).
2 Yo, el Cohelet, he sido rey de Israel, en Jerusalén, 13 y apliqué mi mente a hacer con sabiduría investigaciones y pesquisas sobre todo cuanto hay bajo los cielos. Es una dura labor dada por Dios a los hijos de los hombres, para que en ella se ocupen. 14 Miré todo cuanto se hace debajo del sol, y vi que todo era vanidad y apacentarse de viento. 15 Lo torcido no puede enderezarse, y lo que falta no se puede contar. 16 Y dije para mí: Heme aquí engrandecido y crecido en sabiduría, más que cuantos antes de mí fueron en Jerusalén, y hay en mi mente mucha ciencia y sabiduría. 17 Di, pues, mi mente a conocer la sabiduría y la ciencia y a entender la locura y los desvarios, y vi que también esto es apacentarse de viento, 18 pues donde hay mucha ciencia hay mucha molestia, y creciendo el saber crece el dolor.

Una mirada superficial sobre el mundo y sobre la misma vida y actividad humana convence de la vanidad de las cosas en orden a proporcionar al hombre su plena felicidad. Tal vez una más atenta consideración de las mismas, un estudio más profundo y filosófico, pueda penetrar en las leyes que rigen los acontecimientos y disponerlos en orden a conseguir aquélla. Para ello Cohelet somete a examen todas aquellas cosas en las que el hombre suele buscar su gozo y satisfacción, comenzando por la ciencia. Mediante una ficción literaria que dejamos consignada al tratar la atribución salomónica del libro, el Eclesiastés se presenta de nuevo como rey de Israel en Jerusalén. La razón es clara: Salomón pasó a la posteridad como el tipo de rey sabio por excelencia 6 y había tenido oportunidad como nadie de experimentar si la sabiduría puede dar al hombre o no la suprema felicidad. En su búsqueda afirma haberse dado a la ciencia, no precisamente a la sabiduría que investiga las últimas causas de las cosas, sino a la sabiduría práctica, que investiga las leyes que regulan la actividad humana, y cuyo conocimiento le permitiría orientarla siempre certeramente hacia el éxito. Pero pronto cayó en la cuenta de que ello supone una labor dura, que exige mucho esfuerzo7. No hay en la afirmación queja alguna contra Dios; jamás Cohelet deja escapar una palabra contra El. Por lo demás, si esa ocupación resulta penosa, no lo es por voluntad antecedente de Dios, sino consiguiente al pecado original, en que el hombre, por su culpa, perdió el clon de ciencia, con lo que el Señor quiso dejar muchas cosas ocultas a la inteligencia humana con el fin de que así reconociese su impotencia y se humillase ante su Creador. Pero, además de penosa, tal investigación resulta vana e ineficaz, lo que expresa el autor con una fórmula sumamente gráfica: la actividad del hombre por alcanzar la sabiduría que le pudiera conducir a la felicidad plena es vanidad y persecución del viento: si quiero con mi mano coger el aire, éste escapa de entre ella, resultando inútil tal pretensión 8. Así de ineficaces son los esfuerzos del hombre en la búsqueda de la ciencia propuesta. Lo explica Cohelet todavía con un proverbio: Lo torcido no puede enderezarse, ni lo que falta puede contarse (v.15). La primera expresión podría entenderse de los defectos físicos y de los morales, dado que el término hebreo puede significar unos y otros 9. La segunda significa que lo que carece de existencia no puede contarse; contar es para el semita algo positivo que no puede verificarse sobre lo que no existe. La idea es en ambos casos la misma: los esfuerzos del hombre no pueden corregir los defectos inherentes a las cosas creadas, y menos todavía crear lo que les falta. Se trata de esas innumerables deficiencias que, como consecuencia del pecado original, advertimos en el orden físico y en el orden moral, respecto de las cuales nada podemos nosotros hacer 10.
Hasta aquí Cohelet ha considerado las cosas del mundo y la actividad humana, teniendo como instrumento de investigación su sabiduría, encontrándolo todo vano. Ahora va a reflexionar sobre su propia sabiduría, que afirma mayor que la de cuantos le precedieron en Jerusalén, conforme a la ficción literaria antes indicada, si es que no se trata de una expresión hecha para poner de relieve la grandeza de su ciencia y sabiduría, dado que a Salomón sólo precedieron en el trono Saúl y David. La ciencia podría designar el conocimiento práctico, por el que distinguimos el bien del mal, y la sabiduría el especulativo, que investiga el conocimiento de las causas. También podría tratarse de dos términos sinónimos, cuya repetición tendría por objeto poner más de manifiesto la amplitud de los conocimientos de Cohelet. Y, no contento con esto, el Eclesiastés, en su afán de profundizar en sus investigaciones, se ha dado a la locura y la necedad (v.17), pues las cosas se ilustran mejor con la consideración de sus contrarias, y así el conocimiento de éstas le dará un mejor discernimiento entre la sabiduría y la necedad, con la consiguiente mejor apreciación de aquélla. Pero también sobre ella Cohelet hace recaer su juicio inexorable: persecución del viento. Y da la razón: donde hay mucha ciencia hay mucha molestia. Para saber poco, dice el proverbio vulgar, es preciso estudiar mucho, y la experiencia constata que apenas hay proporción entre el esfuerzo que el estudio supone y los frutos intelectuales que aquél reporta. Por lo demás, cuanto más se investiga, más se descubre la ignorancia en que nos encontramos tanto respecto de los múltiples misterios de la naturaleza física como los que encierra el orden religiosa. Y una ciencia siempre imperfecta - escribe el P. Colunga -, que ofrece más dificultades angustiosas que soluciones tranquilizadoras, es molesta para el hombre. Así concluye su primer razonamiento Cohelet. Después volverá sobre estas mismas ideas, temperando un poco estas expresiones duras, que no pueden entenderse en todo su rigor, sino que han de ser interpretadas en el contexto de todo el libro.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter I.

[The vanitie of worldly things.]

1 The Preacher sheweth that all humane courses are vaine: 4 Because the creatures are restlesse in their courses, 9 They bring foorth nothing newe, and all olde things are forgotten, 12 And because he hath found it so in the studies of wisedome.
1 The wordes of the Preacher, the son of Dauid, King in Ierusalem.
2 [ Ecc_12:9 Psa_144:4 ; Psa_36:6 ; Psa_62:9 .] Uanitie of vanities, saith the Preacher, vanitie of vanities, all is vanitie.
3 [ Ecc_2:22 ; Ecc_3:9 .] What profite hath a man of all his labour which hee taketh vnder the Sunne?
4 One generation passeth away, and another generation commeth: [ Psa_104:5 ; Ecclesiastes 119.90.] but the earth abideth for euer.
5 The Sunne also ariseth, and the Sunne goeth downe, and [ Hebrew: panteth.] hasteth to the place where he arose.
6 The winde goeth toward the South, and turneth about vnto the North; it whirleth about continually, and the winde returneth againe according to his circuits.
7 [ Psa_104:9-10 ; Job_38:10 .] All the riuers runne into the sea, yet the Sea is not full: vnto the place from whence the riuers come, thither they [ Hebrew: returne to goe.] returne againe.
8 All things are full of labour, man cannot vtter it: the eye is not satisfied with seeing, nor the eare filled with hearing.
9 [ Ecc_3:15 .] The thing that hath beene, it is that which shall be: and that which is done, is that which shall be done; and there is no new thing vnder the sunne.
10 Is there any thing, whereof it may be sayd, See, this is new? it hath

[The vanitie of worldly things.]

beene already of olde time, which was before vs.
11 There is no remembrance of former things; neither shall there bee any remembrance of things that are to come, with those that shall come after.
12 I the Preacher was king ouer Israel in Ierusalem.
13 And I gaue my heart to seeke and search out by wisedome, concerning all things that are done vnder heauen: this sore trauell hath God giuen to the sonnes of man, [ Or, to afflict them.] to be exercised therewith.
14 I haue seene all the workes that are done vnder the Sunne, and behold, all is vanitie, and vexation of spirit.
15 [ Ecc_7:13 .] That which is crooked, cannot be made straight: and [ Hebrew: defect.] that which is wanting cannot be numbred.
16 I communed with mine owne heart, saying, Loe, I am come to great estate, and haue gotten [ 1Ki_4:30 ; 1Ki_10:7 ; 1Ki_10:23 .] more wisedome then all they that haue beene before me in Ierusalem: yea my heart [ Hebrew: had seene much.] had great experience of wisedome & knowledge.
17 [ Ecc_2:12 ; Ecc_7:23 .] And I gaue my heart to know wisedome, and to know madnesse and folly: I perceiued that this also is vexation of spirit.
18 For in much wisedome is much griefe: and hee that increaseth knowledge, increaseth sorrow.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Doble experimento. Este apartado se comprende en relación con el siguiente: el primero describe el doble experimento que Qohelet hace a conciencia, y el siguiente, su evaluación. Se presenta como si fuera un testamento de Salomón, modelo de sabiduría y esplendor (1Re_5:9-14), que al final de sus días recoge el fruto de sus esfuerzos.
Primer experimento: la experiencia de todo lo que se hace bajo el sol (1Re_1:12-18). Distingue entre las actividades de los hombres (1Re_1:13-15) y las de la sabiduría (1Re_1:16-18), aunque sus resultados son los mismos: «pura ilusión» y «querer atrapar el viento». ¿Qué significa esto para Qohelet? En primer lugar, que Dios ha dado a los hombres la dura tarea de las diversas labores -la palabra utilizada es «inyán», que sólo la encontramos en este libro-. En segundo lugar, que todas estas son, en definitiva, «querer atrapar el viento». En tercer lugar, que la sabiduría que ha adquirido Qohelet con esta investigación es algo vano, de nuevo «querer atrapar el viento». Los versículos 15 y 18 son proverbios populares de la época que expresan esta misma experiencia -una reflexión similar se halla en el famoso «Poema de Gilgamés», texto antiquísimo perteneciente a un pueblo vecino de Israel-.
Segundo experimento: el disfrute y la alegría (1Re_2:1-10). Se describen las obras propias de un gran señor de Jerusalén en el ámbito agrícola y comercial y su vida cortesana (Gén_9:20; 1Re_10:12; 1Re_11:1-3; 1Re_21:1; Isa_5:1-3). La conclusión a la experiencia de la vida opulenta la expresa el autor con ironía: «ésa fue la recompensa -en hebreo, jélek indica lo perecedero- de mis fatigas». También se encuentran ejemplos de este pesimismo en la literatura mesopotámica y egipcia de la antigüedad.
Trabajo o vida «muelle», para el sabio Qohelet da lo mismo. Lo que uno recoge son fatigas. El lector o lectora creyentes no tienen por qué terminar aquí su reflexión. Qohelet ofrece una pista interesante: ¡el corazón hay que ponerlo en lo que, o mejor dicho, en Quien concede una carga llevadera! (Mat_11:29s).

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



El fracaso de la sabiduría. A la luz de los problemas presentados en 1:2-11, ¿es la sabiduría la solución a la falta de provecho (1:2) en la vida? 12 Es la sabiduría tradicional de Salomón que él está presentando. 13a Investigar y explorar hablan de minuciosidad y extensión. Debajo del cielo nos hace saber que se está considerando un área limitada. 13b-15 Siguen tres conclusiones. (1) La búsqueda de propósito es un asunto encomendado por Dios. Tarea tiene el sentido de actividad compulsiva. (2) El resultado es la frustración. Aflicción del espíritu, o Querer atrapar el viento (DHH), se refiere a luchar por lo inalcanzable. Los seres humanos debajo del sol no pueden resolver su problema. (3) hay torceduras y vacíos insondables en la vida. Lo torcido se refiere a la vida huma na (ver 1:3, 4a) y al medio ambiente (ver 1:4b). El origen de la torcedura se sugiere en 7:13, 29, pero aquí no se menciona. La vida y las circunstancias tienen vacíos, saltos de lógica o vacíos de información que dejan a la vida un enigma. En 16-18 la frase la locura y la necedad muestra que el Predicador mantuvo en mente la alternativa a la sabiduría. Esto anticipa 2:1-11. Su conclusión es que el intento de resolver el problema de la vida ensancha el punto de vista de uno sobre el problema pero no proporciona solución alguna. Más discernimiento de una solución habría de esperar hasta la venida de Cristo.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

1:12 El mismo Salomón, en su fastuosa vida, 1Re_10:4 s, y a pesar de su sabiduría, 1Re_5:9 s [1Re_4:29], no conoció la felicidad.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


NOTAS

1:12 El mismo Salomón, en su fastuosa vida, 1Re_10:4 s, y a pesar de su sabiduría, 1Re_5:9 s [1Re_4:29], no conoció la felicidad.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



2 . La palabra hebrea traducida por "vanidad" significa propiamente "aliento", "vapor", "soplo", y forma parte del repertorio de imágenes usadas por el Antiguo Testamento para designar lo que es fugaz e inconsistente.

15. Este versículo significa que es imposible enumerar, y mucho más corregir, todo lo que hay de imperfecto y defectuoso en el mundo.

Torres Amat (1825)



[1] Predicador de la divina sabiduría, que lleva la palabra en la asamblea o congregación.

[6] Ninguno de estos cuerpos traspasa las leyes que les puso Dios. Solamente el hombre las traspasa para ir en pos de la vanidad.

[17] Las ciencias y doctrinas humanas, si no van acompañadas del temor de Dios, en sí mismas no son más que vanidad.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 1.1-2 ¡Vana ilusión!: La expresión hebrea, traducida habitualmente por vanidad de vanidades, equivale a un superlativo.