Ver contexto
se cierren las puertas de la calle,
y se ahogue el son acompasado del molino;
cuando se debilite el canto del pájaro
y enmudezcan todas las canciones;
(Eclesiastés 12, 4) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

וְ‎(וְ)

Hebrew|wᵊ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

סֻגְּר֤וּ‎(סָגַר)

Hebrew|suggᵊrˈû|close

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: plural
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: pu“al


[H5462] [o.ai.aa] [1462]
[סגר] [GES5390] [BDB5993] [HAL5891]

דְלָתַ֨יִם֙‎(דֶּלֶת)

Hebrew|ḏᵊlāṯˈayim|door

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: dual
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H1817] [d.bm.af] [431e]
[דלת] [GES1721] [BDB1939] [HAL1951]

בַּ‎(בְּ)

Hebrew|ba|in

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[b.ab.aa] [193]
[ב] [GES855] [BDB923] [HAL939]

‎(הַ)

Hebrew||the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

שּׁ֔וּק‎(שׁוּק)

Hebrew|ššˈûq|street

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H7784] [v.bx.ac] [2350b]
[שוק] [GES7742] [BDB8525] [HAL8450]

בִּ‎(בְּ)

Hebrew|bi|in

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[b.ab.aa] [193]
[ב] [GES855] [BDB923] [HAL939]

שְׁפַ֖ל‎(שָׁפֵל)

Hebrew|šᵊfˌal|be low

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: unknown
Person: unknown
State: construct
Verbal tense: infinitive (construct)
Verbal stem: qal


[H8213] [H8217] [v.fi.aa] [2445]
[שפל] [GES8170] [BDB8995] [HAL8927]

קֹ֣ול‎(קֹול)

Hebrew|qˈôl|sound

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H6963] [s.au.ab] [1998a]
[קול] [GES6920] [BDB7616] [HAL7550]

הַֽ‎(הַ)

Hebrew|hˈa|the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

טַּחֲנָ֑ה‎(טַחֲנָה)

Hebrew|ṭṭaḥᵃnˈā|grinding mill

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H2913] [i.aq.ad] [802b]
[טחנה] [GES2814] [BDB3159] [HAL3131]

וְ‎(וְ)

Hebrew|wᵊ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

יָקוּם֙‎(קוּם)

Hebrew|yāqûm|arise

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: qal


[H6965] [s.av.aa] [1999]
[קום] [GES6922] [BDB7618] [HAL7552]

לְ‎(לְ)

Hebrew|lᵊ|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

קֹ֣ול‎(קֹול)

Hebrew|qˈôl|sound

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H6963] [s.au.ab] [1998a]
[קול] [GES6920] [BDB7616] [HAL7550]

הַ‎(הַ)

Hebrew|ha|the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

צִּפֹּ֔ור‎(צִפֹּור)

Hebrew|ṣṣippˈôr|bird

Part-of-speech: noun
Gender: unknown
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H6833] [r.do.ab] [1959a]
[צפור] [GES6781] [BDB7463] [HAL7401]

וְ‎(וְ)

Hebrew|wᵊ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

יִשַּׁ֖חוּ‎(שָׁחַח)

Hebrew|yiššˌaḥû|bow down

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: plural
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: nif‘al


[H7817] [v.ch.aa] [2361]
[שחח] [GES7773] [BDB8552] [HAL8481]

כָּל‎(כֹּל)

Hebrew|kol-|whole

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3605] [k.bn.ab] [985a]
[כל] [GES3499] [BDB3904] [HAL3872]

בְּנֹ֥ות‎(בַּת)

Hebrew|bᵊnˌôṯ|daughter

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: plural
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H1323] [b.ca.at] [254b]
[בת] [GES1222] [BDB1403] [HAL1407]

הַ‎(הַ)

Hebrew|ha|the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

שִּֽׁיר‎(שִׁיר)

Hebrew|ššˈîr|song

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H7892] [v.cv.ab] [2378a]
[שיר] [GES7850] [BDB8639] [HAL8573]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



12. La Vejez, Epilogo.
1 En los días de la juventud acuérdate de tu Hacedor, antes de que vengan los días malos y lleguen los años en que dirás: No tengo ya contento; 2 antes de que se oscurezca el sol, la luna y las estrellas, y vengan las nubes después de la lluvia; 3 cuando temblarán los guardianes de la casa y se encorvarán los fuertes, y cesarán de trabajar las muelas porque son pocas, y se oscurecerán los que miran por las ventanas, 4 y se cerrarán las puertas de fuera, y se debilitará el ruido del molino, y cesará la voz del ave y debilitarán la suya todas las hijas del canto; 5 y habrá temores en lo alto y tropezones en el camino, y florecerá el almendro, y se pondrá pesada la langosta, y se caerá la alcaparra, porque se va el hombre a su eterna morada y andan las plañideras en torno a la plaza; 6 antes que se rompa el cordón de plata y se quiebre el platillo de oro, y se haga pedazos el cántaro junto a la fuente, y se caiga al fondo del pozo la polea, 7 y se torne el polvo a la tierra que antes era, y retorne a Dios el espíritu que El dio. 6 Vanidad de vanidades, dijo el Cohelet, y todo vanidad.

Comienza Cohelet el último capítulo de su libro con una recomendación muy oportuna después de la invitación a gozar de las alegrías de la vida en los años de su juventud y edad madura. En ellos el hombre fácilmente se entrega a los placeres y satisfacciones terrenales y se olvida de su Creador. Es, sin embargo, el momento en que hay que acordarse de El, frase que, interpretada ? la luz -6, implica el cumplimiento de los deberes para con Dios. Cuando llegan los años de la vejez, falta el vigor para cumplir con ellos; por lo demás, no tiene gracia ninguna acordarse de Dios cuando en la vida terrena ya no queda cosa alguna en que apoyar el corazón.
Sigue una hermosa alegoría de la vejez, que no tiene rival, si bien oscura y de no fácil interpretación. Los exegetas han propuesto las más diversas y hasta peregrinas interpretaciones. San Jerónimo aplicó ya en su tiempo el tot sententiae quot capita a la explicación de esta perícopa! El tomó de los rabinos la interpretación 8 6:12; 9:9. fisiológica, que siguen hoy la mayor parte de los comentaristas y que proponemos en nuestro comentario. Cohelet enumera en forma alegórica los achaques y enfermedades que afectan a diversos órganos del cuerpo humano en los años de la ancianidad. Como en toda alegoría, no hay que buscar una adaptación perfecta entre la imagen y la realidad, ni descubrir en cada detalle un misterio que cae fuera de la mente del autor sagrado.
En el v.2, que hay que interpretar a la luz de los siguientes, tenemos dos imágenes distintas para expresar una misma realidad, los años de la vejez. El oscurecimiento de los astros simboliza el eclipse de la vida, que camina hacia su ocaso. La segunda imagen las nubes que vienen después de la lluvia evoca el invierno palesti-nense, cuando a las lluvias no suelen seguir esos días espléndidos en que el sol brilla triunfante en el firmamento, sino que, apenas unas nubes descargan su lluvia, otras se ciernen amenazadoras sobre la tierra. Ocurre lo mismo con los días tristes y sombríos de la vejez, a los que no suceden los días alegres de la juventud, sino otros igualmente tristes, si es que no lo van siendo cada vez más.
El v.3 continúa la descripción a base de la alegoría de la casa. Con frecuencia se compara a ella en la Biblia el cuerpo humano 2. Los guardianes de la casa que tiemblan significan, en el sentir de la mayoría de los autores, los brazos y las manos, que, colocados a ambos lados del cuerpo humano, le proporcionan, mediante el trabajo, el sustento necesario y lo defienden de los peligros. En los fuertes que se encorvan ven algunos simbolizados los huesos (Vaccari), en especial la columna vertebral (Tobac, Haupt); pero la mayoría interpretan la frase, por el plural y el paralelismo con los brazos, de las piernas, que son las que como dos columnas sostienen el cuerpo. Las muelas que dejan de trabajar porque son pocas, son, sin duda alguna, los dientes, que en los años de la vejez quedan reducidos a pocos y sueltos, por lo que apenas pueden realizar las funciones de masticación por faltarle los compañeros respectivos. Los que miran por las ventanas no pueden ser otros que los ojos, por los que el hombre se asoma y ve el mundo exterior, y que con frecuencia, a medida que van pasando los años, van perdiendo su poder visual, que llega a faltar totalmente a veces en los ancianos.
La primera imagen del v.4, que continúa la alegoría de la casa, las puertas que se cierran, encuentra diversas interpretaciones en los autores. Para unos (Siecfried, zapletal, leahy, nótscher) se trata de los oídos debido a la sordera en que con tanta frecuencia incurren los ancianos. La mayoría de los autores (Ewald, Delatre, Motáis, Mcneile, Barton), sin embargo, la refieren a los labios; en efecto, los ancianos, al verse privados de los dientes, mantienen sus labios estrechamente cerrados. El ruido del molino que se debilita mira evidentemente a la boca, en la que está el órgano de la voz y se mastican los alimentos. ¿Cuál de estas dos cosas es la designada por el ruido? Dado que la masticación de los alimentos apenas produce ruido alguno, que pueda disminuir al comer el viejo con la boca cerrada, es preferible la opinión de la mayor parte de los comentaristas, que ven una designación de la voz, que va debilitándose en la vejez y haciéndose más rara por el mayor esfuerzo que al anciano le supone hablar. La voz del ave que cesa se refiere a la voz humana, en cuanto que emite sonidos musicales, la cual enmudece casi siempre en los ancianos, que no pueden ya entonar las canciones de sus años jóvenes 3. Las hijas del canto, que también debilitan su voz más bien que las orejas, que escuchan el canto, serían las cuerdas vocales que lo emiten o los cantos en general, que no resuenan en los labios del viejo, porque no tiene voz o que no perciben ya sus oídos a causa de la sordera.
También el v.5 ofrece dificultades que dan lugar a diversas interpretaciones. Los temores en lo alto se refiere seguramente a las terrazas de las casas palestinenses, que jugaban un papel muy importante para sus habitantes, a las que se subía por una escalera exterior, y que, naturalmente, los ancianos temían tener que subir. Los tropezones en el camino se los encuentran muy fácilmente los ancianos en los escollos, altos y bajos, del terreno por haber perdido sus piernas la agilidad y el vigor. Las caídas en ellos, bien de la escalera, bien en la misma calle, podrían traerles fatales consecuencias. Algunos interpretan en sentido propio las tres expresiones siguientes, como las dos precedentes y la última del verso; pero tiene no pocas dificultades, por lo que preferimos la interpretación metafórica, que hace mejor sentido y no encuentra dificultad alguna en una alternancia de sentido propio y figurado que es característica de la perícopa. En el florecer del almendro tenemos una imagen de los cabellos blancos del anciano. La langosta que se torna pesada puede ser un símbolo alegórico del andar difícil del anciano, cuyos pies han perdido la ligereza cié movimiento de los días de la juventud. Finalmente, la alcaparra que cae es el anuncio de la muerte cercana. La alcaparra es un fruto que contiene vainas envueltas en hojas pequeñas; cuando está maduro, las hojas se abren y dejan caer las vainas 4. Las últimas frases del verso, que dan la clave para interpretar lo que precede, anuncian en sentido propio que el anciano se encuentra cerca de la eterna morada, expresión corriente en los judíos, egipcios y romanos para designar el sepulcro 5. Por eso las plañideras, cuyo oficio data de muy antiguo6, merodean en torno a la plaza, esperando próxima la ocasión de prestar sus servicios a un nuevo difunto.
Los v.6-7, que forman la tercera parte del poema, concluyen haciendo referencia al fin mismo de la vida y muerte del hombre, que describe Cohelet, primero bajo imágenes poéticas y después en términos propios. Los judíos y algunos autores cristianos, antiguos y modernos, siguiendo una exégesis anatómica, identificaron las expresiones del v.6 con diversos órganos del cuerpo humano7. Hoy los exegetas, casi unánimemente, ven en las cuatro expresiones otras tantas metáforas para designar el fin de la vida, que sigue a la vejez. La lámpara suspendida en el techo cuyo cordón se rompe y cae al suelo, extinguiéndose su luz, simboliza muy bien la existencia humana, pendiente también de un hilo, que se rompe a la hora de la muerte 8. El cántaro que se hace pedazos, derramándose su agua, expresa la destrucción y disolución del cuerpo humano y cada uno de sus órganos, que se deshacen en polvo. Por fin, la polea que cae al fondo del pozo ya no puede sacar'agua a la superficie; rota la cuerda de la vida y sepultado el hombre en la tierra, no hay posibilidad de que aquélla vuelva a animar el cuerpo del hombre.
Lo que acaba de decir con bellas imágenes lo afirma en sus términos propios: el hombre debe acordarse de Dios antes de que torne el polvo a la tierra que antes era y retorne a Dios el espíritu que El le dio (v.7). En la primera frase hay una alusión a Gen_2:7 y 3:19, en que se dice Dios creó al hombre del polvo de la tierra, y, en castigo del pecado original, le condenó a volver a él. ¿De qué espíritu se trata en la segunda parte del verso? Algunos interpretaron del alma humana y vieron en él afirmada la supervivencia del alma en el seol (Herzberg, Elstein) o la supervivencia del alma consciente y personal con la perspectiva del juicio de Dios (Üela-Tre, Wright), de la inmortalidad bienaventurada del alma humana (Ginsberg, Motáis, Gietmann). Pero ruaj designa aquí, como en 3:19, el hálito vital comunicado por Dios al hombre 9, que tiene su manifestación exterior en la entrada y salida del aire por la nariz y que dura todo el tiempo de la vida del hombre. Terminada ésta, el cuerpo vuelve a la tierra, el alma baja al seol 10, y el espíritu, afirma ahora en 3:21, decepcionado por las miserias de la vida, lo ponía en duda , vuelve a Dios, lo que hay que entender en el sentido de que Dios lo retira, con lo que el hombre muere, no en el sentido de que sea una sustancia que vuelva a Dios o sea absorbida por El, opinión que no encontraría en el libro ni en la Sagrada Escritura punto de apoyo alguno. El autor prescinde aquí del alma y, por supuesto, no toca la doctrina de su inmortalidad feliz. Es evidente escribe Podechard que, si Cohelet la hubiese conocido, no hubiese escrito su libro. Sería, por otra parte, pueril pretender que descubre al final de sus reflexiones, y que expresa en una proposición, una verdad que debía cambiar la faz del mundo religioso y desplazar el polo de la vida humana, transportando a las realidades éternales la razón de la vida. Si tal revelación hubiere sido concedida, la hubiese expresado de una manera triunfante y sus reflexiones no hubiesen sido seguidas de su habitual grito de dolor: vanidad y persecución del viento; pues si hay una vida eterna después de ésta, no es verdad que todo sea vano y que la vida no merezca la pena de ser vivida. El autor de la Sabiduría, que no ignoraba la inmortalidad reservada a los justos, habla en otro tono. 11

Conclusión de todo el libro.
8 Vanidad de vanidades, dijo el sabio, y todo vanidad.

El libro termina con las palabras con que comenzó. Si la cláusula dijo el Cohelet es auténtica, sería del epiloguista, a quien habría que atribuir la conclusión del libro. También es posible que la cláusula sea un paréntesis del editor y que Cohelet mismo escribiera estas palabras después de la alegoría de la vejez y afirmación de la muerte, que sigue a ella, como conclusión general de toda su obra. Ningún otro resume mejor la idea central del libro, que ha repetido hasta la saciedad el pensamiento de la vanidad de las cosas. Cohelet recorrió las diversas cosas de la tierra en busca de la felicidad, pero no encontró la auténtica y verdadera dicha que haga al hombre plenamente feliz. Sólo pudo descubrir una pequeña felicidad, que consiste en disfrutar con paz y sosiego de los bienes que Dios concede al hombre. Pero resulta que ni esto era siempre asequible en su tiempo debido a las muchas anomalías que llenaban su época. Añádase que.esto solamente es posible durante los años de la juventud y los que preceden a la vejez. Cuando ésta llega, la vida se torna triste y melancólica, y, después de la muerte, que no tarda en llegar, la vida oscura y tenebrosa del seol.
Cohelet ha cumplido a las mil maravillas su misión en el estadio de la revelación en que le tocó escribir inspiradamente. Dios en su providencia, muchas veces inescrutable para nosotros, juzgó próximo el momento de comunicar a su pueblo la vida feliz del más allá que desde la eternidad tenía preparada para los que le aman. El autor del Eclesiastés, con su palpable demostración de que esa felicidad inmensa e infinita cuyo deseo siente el hombre, y de una manera acuciante, en lo más profundo de su corazón, no se encuentra en las cosas terrestres, preparó las almas de los israelitas para recibir la revelación que les manifestó que el ser humano fue creado para Dios, y que sería en El, en los resplandores de la gloria, donde encontraría la paz y bienaventuranza que las cosas de aquí abajo no le pueden dar.


Epilogo.

Presentación de Cohelet y su obra (12:9-12).
9 El Cohelet, además de ser sabio, enseñó al pueblo la sabiduría. Estudió, investigó y compuso muchas sentencias. 10 Procuró el Cohelet decir cosas agradables y escribir rectamente palabras de verdad. 11 Las palabras del sabio son como aguijones y como clavos hincados de que cuelgan provisiones, y todas son dadas por un solo pastor. 12 No busques, hijo mío, más de esto, que el componer libros es cosa sin fin y el demasiado estudio fatiga al hombre.

El epiloguista hace el elogio de su maestro y de sus sentencias. Nos asegura que Cohelet no se contentó con poseer él la sabiduría, sino que la enseñó al pueblo; fue, además de sabio, maestro y doctor. Para ello se dio al estudio, recogió y compuso muchas sentencias. Al hacerlo procuró expresarse en forma agradable y atractiva, pero sin sacrificar a ella el pensamiento que quería expresar. ¿Presenta en estos versos el epiloguista a Salomón? Las sentencias a que se refiere, ¿son las de nuestro libro solamente o comprenden también las de otros sabios? En cuanto a la primera, opinamos que hace el elogio del autor real del libro, no de Salomón, ya que presenta al Cohelet como un sabio más, no como el sabio de los sabios. En cuanto a lo segundo, dada la actividad de Cohelet, que parece rebasar lo que supone nuestro libro 12, y las afirmaciones de los v.11-12, es posible que el Cohelet haya recogido y revisado la obra de sabios anteriores a él y que el epiloguista haga referencia a Proverbios, al que en la Biblia hebrea y griega siempre siguió nuestro libro 13.
Con expresivas metáforas expresa el epiloguista en el v.11 la acción estimulante, el carácter permanente y el último origen de las sentencias del sabio. Son como aguijones que excitan la atención, invitan a la reflexión e impulsan al bien, siendo un excelente medio de educación y corrección; como clavos hincados de que cuelgan provisiones, las sentencias escritas perduran y producen durante más tiempo sus buenos efectos que un discurso hablado; a ellas se puede acudir en cualquier situación en busca de un consejo adecuado, y, grabadas profundamente en el alma, conducen por la senda firme y segura de la vida. Y provienen de un solo pastor, en quien la mayoría de los comentaristas ven designado a Dios, de quien, en último término, viene toda sabiduría 14.
Hecho el elogio de las sentencias, el epiloguista invita a contentarse con estas enseñanzas, que probablemente hay que extender a los escritos de Proverbios, pues componer libros, dice, es cosa sin fin y el demasiado estudio fatiga al hombre. Cohelet lo había experimentado. Le fatigó el trabajo de reflexión a que sometió su espíritu. Y a la fatiga siguió la desilusión al no poder concluir otra cosa, en relación con la felicidad plena y perfecta que buscaba sus experiencias, que la vanidad y persecución del viento. Tal vez haya en la última frase una advertencia contra las sutilezas de la filosofía griega, muy extendida, que no conducían a bien alguno.

Conclusión del epiloguista (12:13-14).
13 El resumen del discurso, después de oírlo todo, es éste: Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque eso es el hombre todo, 14 Porque Dios ha de juzgarlo todo, aun lo oculto, y toda acción, sea buena o mala.

Antes de concluir su epílogo, el autor presenta el resumen del libro desde el punto de vista religioso: teme a Dios y guarda sus mandamientos. El temor de Dios es para los sabios el principio de la sabiduría. Cohelet proclamó vanidad la sabiduría, los placeres, las riquezas, el poder, los honores, y con éstas todas las demás cosas terrenas. Pero hay algo que no es vanidad: el temor de Dios, el cual lleva al cumplimiento de los deberes para con el Señor. Cuando Cohelet hizo referencia a éstos en el capítulo 5, no tildó de vanidad su cumplimiento. Porque eso es el hombre todo, añade con acierto el epiloguista. En efecto, para esto ha nacido y ha sido hecho el hombre escribe A Lapide , para que tema a Dios y guarde sus mandamientos, de modo que nada le puede excusar de ello, ni la edad, ni el sexo, ni la falta de salud o cualidad otra alguna. 15 Y no es digno del nombre de ser humano- dice Epicteto el que no es amante de la virtud.16 Este es, por lo demás, el único camino certero para conseguir la relativa felicidad que en este mundo es posible.
Pero la razón fundamental por la que el hombre ha de temer a Dios y guardar fielmente sus mandamientos es porque Dios ha de juzgar todas las acciones del hombre, las buenas y las malas, aun las ocultas. Cuando el amor a Dios no puede ser invocado todavía como motivo supremo para una vida virtuosa, el temor al juicio, en que se nos pedirá cuenta de todas nuestras acciones y serán severamente castigadas las malas, es quizá el pensamiento más eficaz para impulsar al hombre a guardar los mandamientos y apartarse del mal. Es la idea que invocará el Apóstol en el Areópago ante aquellos filósofos atenienses, que se encontraban más lejos del amor de Dios de lo que se encontraban los lectores de Cohelet.
¿De qué juicio se trata? Cohelet afirmó la existencia de un juicio que, si por una parte no parece rebasar las recompensas y castigos terrenos, deja, por otra, vislumbrar su existencia en el más allá al constatar que las acciones buenas y malas no reciben muchas veces en la tierra su recompensa. El epiloguista añade expresamente que Dios juzgará incluso las acciones ocultas. ¿Se mantiene en la misma línea del maestro o intuyó ya claramente la existencia del juicio que sigue a la muerte? Probablemente, el epiloguista, como Cohelet, intuyó la existencia de un juicio en el más allá, pero no tuvo idea clara de él e ignoró, por supuesto, toda circunstancia en torno al mismo. La misión del libro, con su afirmación tajante del juicio sobre toda obra y la constatación clara de que las acciones del hombre no reciben en la tierra su justo merecido, preparó los ánimos a las nuevas revelaciones sobre el juicio que recogen los libros siguientes. Como, al exponer que el hombre siente el deseo de una felicidad infinita y constatar que ésta no se encuentra en las cosas de la tierra, preparó su corazón a desear la felicidad ultra-terrena que sigue al juicio de los buenos. Al tratar de la canonicidad del libro, advertimos que Cohelet tuvo una misión importante y trascendental en el progreso de la revelación.

1 Desde muy antiguo se han propuesto diversas interpretaciones de esta alegoría, que menciona ya San Jerónimo: la histórica, que aplica la alegoría al pueblo de Israel, viendo en ella una exhortación al pueblo escogido a alegrarse en los días de su juventud, antes de que vengan los días tristes que esperaban al mismo, en que desaparecería el arca de la alianza. La escatológica, que refiere la alegoría al fin del mundo, basándose en la semejanza de las expresiones de Cohelet con las empleadas por los profetas en sus discursos escatológicos (algunos aplican a cada hombre en particular, para el cual cesan el sol, la luna, etc., el día de su muerte). La espiritual, que refiere la alegoría a la muerte espiritual por su semejanza con la corporal, y vendría a ser una exhortación a salir del pecado antes de que se oscurezca para el pecador el sol de la justicia (cf. PL 23:11.6s). Leahy opina que en los v.2-5 puede tratarse también de una alegoría de aquellas tormentas aterradoras de Oriente, con el fin de expresar la angustia y desolación que siguen a la muerte de un miembro de la familia (cf. o.c., n.381.f; The meaning of Eccle. 12:1-5: [1952] 297-300). 2 Isa_38:12; Job_4:19; Sab_9:15; 2Co_5:1; 2Pe_1:13-14. 3 Seguimos la versión de Símaco (ôôáýï'åôïá). Ginsberg lee: la voz del ave se hace débil (cf. Koh. 12:4 in Hght of the Ugaritic: Syr 33 [1956] ggss). Algunos leen: se levantara a la voz del pájaro,.gue interpretan en el sentido de que el anciano despierta muy pronto, cuando los pájaros comienzan su canto de madrugada, por lo que ven una referencia a la pérdida del sueño en la vejez (pero el texto dice, en su lección, se levantará, no despertará). 4 Los que se inclinan por el sentido propio (Mcneile, Barton, Podechard) traducen la primera frase: el almendro es rechazado, los ancianos, cuya boca suele carecer de dientes, no pueden comerlo; la langosta, interpretan, resulta pesada para su estómago; y la alcaparra, impotente para excitar su apetito, finalidad con que la utilizaban los orientales (cf. Buzy, o.c., p.275-276). 5 Tob_3:6. Diodoro de Sicilia llama a los sepulcros Üúäßïõò ïßêïõò. La expresión dormís aeterna se encuentra en los monumentos funerarios romanos desde tiempos de la República. 6 1Re_13:20; 2Cr_35:25; Jer_9:7-20; Jer_28:18; Amo_5:16; Me 5:38. 7 Quienes opinaron de esta manera ven significados en el cordón de plata la lengua o la médula espinal; en el platillo de oro, la cabeza o el cerebro; en el cántaro, el corazón; en la polea, el aparato respiratorio, el cuerpo o el estómago. Siguieron esta exégesis anatómica el Targum, Haupt, Cheyne, Delatre. 8 Job_18:5-6; Job_21:17; Pro_13:9; Pro_20:20; Pro_24:20. 9 Gen_2:7. 10 9:10. 11 O.c., P-470. 12 7:23-25.27-28; 8:16-17. 13 Algunos han querido ver semejanza entre las palabras de Agur (Pro_30:135) y Cohelet. 14 Cf. Paturel, Data sunt a pastare uno (Eccle 12:11): RSR 41 (1953) 406-410. Algunos autores refieren a Moisés, otros a Salomón (Delitzsch, 15 O.C., p.412. 16 Citado por A Lapide, o.c., p-412.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XII.

1 The Creator is to be remembred in due time. 8 The Preachers care to edifie. 13 The feare of God is the chiefe Antidote of vanitie.

[Repent betime.]

1 [ Pro_22:6 .] Remember now thy Creatour in the dayes of thy youth, while the euil daies come not, nor the yeeres drawe nigh, when thou shalt say, I haue no pleasure in them:
2 While the Sunne, or the light, or the moone, or the starres be not darkened, nor the cloudes returne after the raine:
3 In the day when the keepers of the house shall tremble, and the strong men shall bowe themselues, and the [ Or, the grinders faile, because they grind litle.] grinders cease, because they are fewe, and those that looke out of the windowes be darkened:
4 And the doores shal be shut in the streets, when the sound of the grinding is low, and he shall rise vp at the voice of the bird, and all the daughters of musicke shall be brought low.
5 Also when they shalbe afraid of that which is high, and feares shall bee in the way, and the Almond tree shall flourish, and the grashopper shall be a burden, and desire shall faile: because man goeth to his long home, and the mourners goe about the streets:
6 Or euer the siluer corde be loosed, or the golden bowle be broken, or the pitcher be broken at the fountaine, or

[The end of all.]

the wheele broken at the cisterne.
7 [ Gen_3:19 .] Then shall the dust returne to the earth as it was: and the spirit shall returne vnto God who gaue it.
8 [ Ecc_1:2 .] Uanitie of vanities (saith the preacher) all is vanitie.
9 And [ Or, the more wise the Preacher was, etc.] moreouer because the preacher was wise, he still taught the people knowledge, yea he gaue good heed, and sought out, and [ 1Ki_4:32 .] set in order many prouerbes.
10 The preacher sought to finde out [ Hebrew: words of delight.] acceptable words, and that which was written was vpright, euen wordes of trueth.
11 The wordes of the wise are as goads, and as nailes fastened by the masters of assemblies, which are giuen from one shepheard.
12 And further, by these, my sonne, be admonished: of making many bookes there is no end, and much [ Or, reading.] studie is a wearinesse of the flesh.
13 [ Or, the end of the matter, euen all that hath bene heard, is .] Let vs heare the conclusion of the whole matter: Feare God, and keepe his commandements, for this is the whole duetie of man.
14 For God [ Rom_2:16 ; Rom_14:10 ; 1Co_5:10 .] shal bring euery worke into iudgement, with euer secret thing, whether it bee good, or whether it bee euill.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Juventud y vejez. Para terminar, Qohelet habla de la juventud y la vejez con el tono característico de los maestros antiguos que enseñan a un discípulo, aunque está ausente la expresión «hijo mío», típica de estos escritos. El tema de la juventud (11,7-10) se desarrolla de manera positiva. Es una invitación al joven al gozo y la felicidad. En cierto modo, se aparta de la sabiduría tradicional, aunque no está lejos de ella en las condiciones que pone para el disfrute (cfr. Sir_30:21-23). De la vejez (Sir_12:1-7) habla en sentido negativo, como el final de la vida y de la alegría. Los distintos elementos de la naturaleza le sirven de metáforas para desarrollar este tema -se puede pensar, incluso, que los versículos 3s son una alegoría de los miembros del cuerpo humano-.
En 12,8 acaba la enseñanza del sabio Qohelet con la resonancia de la última instrucción que le otorga un aire como de testamento -género literario muy cultivado entre los siglos II a.C. y II d.C.-, y por ello, una fuerza especial. El libro concluye como había comenzado, pero se tiene en cuenta el camino recorrido: ha mostrado al ser humano sus miserias y sus grandezas en los ámbitos más relevantes de su existencia.
Hemos de comprender el último mensaje del sabio como cuando iniciamos la lectura del libro: para el Eclesiastés, la juventud es el símbolo de la vida, mientras que la vejez lo es de la muerte. El creyente actual, ¿desde dónde habrá de valorar las cosas, las personas y las distintas fases de la existencia?

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



La urgencia de una decisión

La humanidad debe mirar no sólo a la vida de alegría sino también a su Creador. El v. 1b lleva a una sentencia sencilla (en heb.) que contiene una descripción pintoresca de la ancianidad y la muerte. Las figuras han sido diversamente interpretadas, pero un posible acceso es el siguiente. La disminución de la luz (2a) es la capacidad decadente para la alegría. El regreso de las nubes (2b) se refiere a la sucesión de perplejidades que vienen al aproximarse la ancianidad. Los guardias de la casa se refiere a los brazos, los hombres valerosos a las piernas, las muelas a los dientes, los que miran por las ventanas a los ojos (3). El v. 4 se refiere sucesivamente al oído deteriorado, la disminución de la comunicación con el mundo exterior y el dormir errático. El v. 5 (dejando brevemente a un lado las figuras) se refiere al temor a las alturas. Cuando florezca el almendro se refiere al cabello volviéndose blanco. La langosta pinta un caminar desgarbado. Se pierda el deseo significa el apetito sexual debilitado. La muerte (su morada eterna) y el duelo siguen. El v. 6 tiene dos cuadros de la muerte. En uno, un tazón de oro está atado a un cordón de plata; la muerte es el romperse del cordón. En el segundo cuadro, un cántaro es bajado a un pozo. La muerte es cuando la rueda se rompe, el cántaro se estrella, y las aguas de la vida ya no se renuevan.

El v. 7 abandona las figuras. La muerte es el regreso del cuerpo al polvo. El espíritu (el principio de la vida responsable, inteligente) tiene un destino diferente. El Predicador está señalando a la vida después de la muerte.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 12.1-7 Contrastando con los últimos ecos de la alegría (cf. Ec 11.9-10), el libro se cierra con una evocación poética de la vejez y de la muerte. Por la sobriedad de su estilo y por su sorprendente despliegue de imágenes y metáforas, este poema es, sin duda, una de las cumbres de la poesía bíblica y universal.

[2] 12.5 El organismo del anciano está tan debilitado que las propiedades estimulantes y afrodisíacas de la alcaparra ya no surten más efecto.

[3] 12.3-5 Según algunos intérpretes, este poema sería una alegoría en la que cada metáfora corresponde a un miembro del cuerpo humano. Los guardianes del palacio serían los brazos y las manos; las molineras, los dientes; las que miran por las ventanas, los ojos; las puertas que dan a la calle, los oídos; el ruido del molino, la voz debilitada por los años, y así sucesivamente. Pero esta interpretación alegórica, llevada hasta el extremo, resulta demasiado artificial.

[4] 12.7 Según la doctrina corriente en al AT, el hombre recibe el espíritu o aliento de vida en forma provisoria (cf. Gn 2.7; 6.3). Una vez que se cumplen los contados días de su existencia, Dios toma de nuevo para sí ese aliento vital, y todo el hombre vuelve al polvo del que había sido formado (Gn 3.19; Sal 104.29; Ec 3.20-21). El autor del Eclesiastés compartía esta creencia, ya que él escribió su libro antes que surgiera en Israel la fe en la resurrección de los muertos (cf. Dn 12.1-2). Véase también Sal 6.5 n.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



5. El "almendro florecido" parece evocar los cabellos encanecidos del anciano; la pesadez de la "langosta", su paso dificultoso y cansado. Por eso la "alcaparra", un fruto de propiedades estimulantes, ya no le despierta el apetito.

9-12. En este epílogo, un discípulo del Eclesiastés describe la personalidad de su maestro y hace el elogio de su enseñanza.

11. "Los dichos de los sabios son como aguijones", porque despiertan la curiosidad, invitan a reflexionar e incentivan a la acción. Al mismo tiempo, son como "mojones", que marcan los límites y señalan el buen camino. Estas dos imágenes destacan la doble función de la sabiduria: una de estímulo y otra de orientación.

"Dones de un solo pastor": esta enigmática expresión es interpretada de diversas maneras. Para algunos, el "pastor" es Salomón, por su condición de rey y de prototipo de los Sabios; para otros, el título designa a Dios, fuente de toda sabiduría.



Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

12:4 «y enmudezcan» weyejesû conj.; «son humillados» weyissajû hebr. -La alusión al sueño ligero del anciano (estico precedente) parece fuera de contexto; se ha propuesto a veces corregir «se levante» weyaqûm por «se detenga» weyiddôm, pero las versiones (excepto Símmaco) están en favor del TM.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


NOTAS

12:4 «y enmudezcan» weyejesû conj.; «son humillados» weyissajû hebr. -La alusión al sueño ligero del anciano (estico precedente) parece fuera de contexto; se ha propuesto a veces corregir «se levante» weyaqûm por «se detenga» weyiddôm, pero las versiones (excepto Símmaco) están en favor del TM.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*12:1-7 Este pasaje considera las funestas consecuencias de la vejez, las huellas del tiempo en el físico humano. Aunque el texto esté repleto de términos en clave (referencias a la debilidad de los miembros, a la falta de dentadura o de visión, etc.), no puede ser calificado estrictamente de alegoría.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

las puertas... Prob. los oídos o las aberturas inferiores del cuerpo;
débil... molino... Prob. dificultad de la digestión;
se despierte... Prob. la fragilidad del sueño;
las hijas del canto... Prob. las cuerdas vocales.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— se extinga el canto del pájaro: Traducción a partir de una ligera corrección del texto hebreo que está avalada por algunos manuscritos griegos; el texto hebreo dice: se levante el canto del pájaro.

Jünemann (1992)


4 f. Se debilitará la voz; cesarán todos los cantares; y desfallecerán los oídos.
g. A la voz triste del gorrión.


Torres Amat (1825)



[11] LlamaPastor a Dios. Se refiere además a quien recopilólas enseñanzas del libro.

[14] 2 Cor 5, 10; Job 9, 28.