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Mira la obra de Dios:
¿quién podrá enderezar lo que él torció?
(Eclesiastés 7, 13) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

רְאֵ֖ה‎(רָאָה)

Hebrew|rᵊʔˌē|see

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: second person
State: not applicable
Verbal tense: imperative
Verbal stem: qal


[H7200] [t.ab.aa] [2095]
[ראה] [GES7166] [BDB7891] [HAL7810]

אֶת‎(אֵת)

Hebrew|ʔeṯ-|[object marker]

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H853] [a.gm.aa] [186]
[את] [GES828] [BDB894] [HAL913]

מַעֲשֵׂ֣ה‎(מַעֲשֶׂה)

Hebrew|maʕᵃśˈē|deed

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4639] [p.fy.ag] [1708a]
[מעשה] [GES4555] [BDB5086] [HAL4990]

הָ‎(הַ)

Hebrew|hā|the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

אֱלֹהִ֑ים‎(אֱלֹהִים)

Hebrew|ʔᵉlōhˈîm|god(s)

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H430] [a.dl.ad] [93c]
[אלהים] [GES407] [BDB437] [HAL452]

כִּ֣י‎(כִּי)

Hebrew|kˈî|that

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3588] [k.bg.aa] [976]
[כי] [GES3481] [BDB3883] [HAL3852]

מִ֤י‎(מִי)

Hebrew|mˈî|who

Part-of-speech: interrogative pronoun
Gender: unknown
Number: unknown
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4310] [m.bu.aa] [1189]
[מי] [GES4237] [BDB4722] [HAL4643]

יוּכַל֙‎(יָכֹל)

Hebrew|yûḵˌal|be able

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: qal


[H3201] [j.bm.aa] [866]
[יכל] [GES3092] [BDB3456] [HAL3431]

לְ‎(לְ)

Hebrew|lᵊ|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

תַקֵּ֔ן‎(NLG)

Hebrew|ṯaqqˈēn|be straight

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: unknown
Person: unknown
State: absolute
Verbal tense: infinitive (construct)
Verbal stem: pi“el


[H8626] [w.bo.aa] [2540]

אֵ֖ת‎(אֵת)

Hebrew|ʔˌēṯ|[object marker]

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H853] [a.gm.aa] [186]
[את] [GES828] [BDB894] [HAL913]

אֲשֶׁ֥ר‎(אֲשֶׁר)

Hebrew|ʔᵃšˌer|[relative]

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H834] [a.gk.aa] [184]
[אשר] [GES812] [BDB872] [HAL890]

עִוְּתֹֽו‎(עָוַת)

Hebrew|ʕiwwᵊṯˈô|be crooked

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: pi“el


[H5791] [p.bt.aa] [1591]
[עות] [GES5736] [BDB6343] [HAL6260]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



7. Reglas de Buena Conducta. Reflexiones.

Seriedad y dominio (7:1-14).
1 Mejor es el buen nombre que el oloroso ungüento, y mejor el día de la muerte que el del nacimiento. 2 Mejor es ir a casa en luto que ir a casa en fiesta, porque aquél es el fin de todo hombre, y el que vive reflexiona. 3 Mejor es la tristeza que la risa, porque la tristeza del rostro es buena para el corazón. 4 El corazón del sabio está en la casa en luto, el corazón del necio está en la casa en placer. 5 Mejor es oír el reproche de un sabio que escuchar las cantilenas de los necios, 6 porque cual el chisporrotear del fuego bajo la caldera, tal es el aplauso de los necios. Y también esto es vanidad. 7 Porque la opresión puede hacer enloquecer al sabio, y las dádivas corrompen el corazón. 8 Mejor es el fin de una cosa que su principio, y mejor es el de ánimo calmo que el irascible. 9 No te apresures a enojarte, porque la ira es propia de necios. 10 Nunca digas: ¿Por qué los tiempos pasados fueron mejores? porque nunca preguntarás esto sabiamente. n Buena es la ciencia con hacienda, y es una ventaja para los que ven el sol. 12 Porque escudo es la ciencia y escudo es la riqueza, pero excede la sabiduría que da la vida al que la tiene. 13 Contempla la obra de Dios, porque ¿quién podrá enderezar lo que El torció? 14 En el día del bien goza del bien, y en el día del mal reflexiona que lo uno y lo otro lo ha dispuesto Dios, de modo que el hombre nada sepa de lo por venir.

Ante la dificultad de saber qué es lo mejor constatación con que terminó la perícopa precedente , Cohelet da unos consejos sobre la conducta que se debe seguir en algunas circunstancias. La primera sentencia da la preferencia al buen nombre sobre los perfumes, y al día de la muerte sobre el del nacimiento. Los orientales, y en particular los judíos, hacían frecuente uso de los perfumes tanto en el uso doméstico como en las ceremonias litúrgicas *. Más estimable que ellos es la buena fama; los perfumes son cosa pasajera, mientras que ésta dura aun después de la muerte. Se funda, además, en la virtud, cuya práctica, por lo mismo, recomienda implícitamente Cohelet. El fundamento de una perpetua estima y buen nombre escribe Cicerón es la justicia, sin la cual nada es digno de alabanza. 2 Recordando las consideraciones del capítulo precedente sobre la vanidad y miserias de la vida, el Ecle-siastés declara también preferible al día del nacimiento, que nos abre las puertas a ellas, el de la muerte, que libra de las mismas e introduce en la quietud del seol. Añadiríamos los cristianos que, mientras el primero nos proporciona una vida que muchas veces lleva consigo más contrariedades y sufrimientos que alegrías y satisfacciones, la segunda nos conduce a la patria donde el Cordero inmaculado enjuga toda lágrima 3, y seremos eternamente felices con una dicha que ni la misma imaginación humana puede intuir 4.
Nuestro autor prefiere la casa en luto, cuyos moradores lloran la ausencia de un ser querido que les arrebató la muerte, a la casa en fiesta, en que todos ríen y se divierten celebrando un fausto acontecimiento. El v.3, que formula el principio: es mejor la tristeza que la risa, da también la razón de las afirmaciones precedentes. La muerte hace al hombre reflexivo sobre la vanidad y fin de la vida y lo induce a una conducta sabia y prudente: gozar cada día de las alegrías que Dios concede, sin entregarse a la búsqueda de la sabiduría con esa fatiga que no deja gozar con tranquilidad de la vida, ni a los placeres con ese exceso que embota los sentidos y abre la puerta a los vicios, cuya consecuencia es, según el sentir de los sabios, la muerte prematura5. A los cristianos nos habla del más allá que después de ella nos espera y nos induce a la vida virtuosa, que lo hace feliz y venturoso. Por eso la ascética considera el pensamiento de la muerte como uno de los más eficaces para apartar a los hombres del camino del mal y conducirlos por la senda del bien. Es claro que la alegría que excluye la reflexión y vida cristiana es aquella que lleva a la disipación y al pecado, no la alegría, sana y verdadera, que es una consecuencia lógica de la virtud.
Es doctrina común de los autores sapienciales que aprovecha más escuchar la reprensión del sabio, lo que resulta imprescindible para conseguir una buena educación, que escuchar los cantos de los necios, que halagan a los sentidos, pero no reportan beneficio positivo alguno. Una expresiva comparación ilustra la corta duración de sus efectos y hasta la molesta impresión que en los oídos del cuerdo producen los aplausos del necio: Cohelet los compara al chisporrotear del fuego debajo de la caldera (v.6). El estribillo parece está fuera de lugar; como frase muy grata a Cohelet, tal vez un copista la colocó también aquí siguiendo la inspiración del momento. De ser auténtica, contrapondría la vanidad de las cantilenas del necio al reproche del sabio, que produce efectos educativos en quienes dócilmente lo reciben. El v.7 no tiene relación alguna con lo que precede, no obstante la partícula ilativa con que comienza. Su contenido menciona dos cosas que pueden apartar al sabio del cumplimiento fiel de su misión: la opresión, con que los poderosos pueden forzarlo a pronunciar un dictamen falso, y las dádivas, con que los ricos consiguen corromper el corazón de los jueces en favor de sus negocios. Constataciones éstas que encontramos con frecuencia en los sabios.
Siguen dos sentencias referentes a la paciencia y dominio interior frente a la ira. Advierte antes Cohelet que el fin de las cosas es mejor que el principio; éste supone esfuerzo por conseguirla; aquél, en cambio, ofrece el fruto y premio del trabajo. El que sabe seguir la marcha de los acontecimientos con paciencia y dominio de espíritu, asegura el éxito de sus empresas más fácilmente que quien se deja en seguida dominar por la ira y la impaciencia ante las dificultades, con lo que echa aquél a perder. De ahí que el autor recomiende la calma y dominio de sí mismo, constatando que la ira es propia de necios y lleva a verdaderas locuras 6. Semejantes consejos dan San Pablo y Santiago 7.
Cohelet enseña también a enjuiciar los tiempos presentes con relación a los pasados. Los descontentos del momento que viven, desesperanzados respecto del porvenir, y sobre todo los ancianos, agobiados por las calamidades y achaques de la vejez, añoran los tiempos que les precedieron, juzgándolos mejores que los presentes. Tal manera de pensar no es propia de un sabio y arguye sencillamente ignorancia de los tiempos pasados. Siempre ha habido cosas buenas y cosas malas, tiempos de paz y días de guerra, reyes buenos, amantes de su pueblo, y príncipes tiranos que lo arruinaron con sus tributos. Quien estudia profundamente la historia de los tiempos pretéritos ve que no difieren mucho en esto de los presentes. San Jerónimo daba a este propósito un consejo acertado: Debes vivir de tal manera que los tiempos presentes sean para ti siempre mejores que los pasados. 8
Los v.11-12 hacen un elogio de la sabiduría y de su utilidad, sobre todo si va acompañada de riquezas. Una y otra pueden contribuir en gran manera a la felicidad posible en esta vida y defendernos de ciertos males y desgracias que la ciencia puede prevenir y las riquezas pueden evitar. Pero entre ambas cosas es mejor la sabiduría, pues con ésta fácilmente se consiguen aquéllas; las riquezas, en cambio, sin sabiduría que las administre, pronto desaparecen. De ella dice Cohelet que da la vida al que la tiene; la frase se repite en Proverbios y se refiere a la vida larga y feliz que la sabiduría proporciona a quienes sigan sus postulados, que vienen a coincidir con los preceptos de la ley a los que Dios prometió idénticos beneficios 9.
El v.13 recuerda un pensamiento ya conocido: el hombre no puede modificar la obra de Dios, el gobierno de Dios en el mundo, conforme a sus deseos y necesidades. Y su providencia se extiende al bien y al mal. Es El quien dispone los caminos prósperos y quien envía o permite la adversidad. Y ha entremezclado de tal manera el bien y el mal, que el hombre no puede saber con certeza si el día siguiente podrá continuar disfrutando de los bienes que hoy posee o si una desgracia o la muerte misma llamará a las puertas de su casa. Ante esta realidad, la conducta del hombre, concluye Cohelet, ha de ser disfrutar de los bienes cuando Dios los otorga, y sacar de los males, mediante la reflexión, los beneficios indicados al principio del capítulo. Aprendamos escribe San Gregorio a sus cristianos , no sólo en la prosperidad, sino también en la adversidad, a dar gracias a Dios. Creador nuestro, se ha constituido, llevado de su amor a los hombres, en nuestro Padre, y a nosotros, hijos adoptivos, nos alimenta para la herencia del reino celestial, y no sólo nos restablece con los dones, sino que nos instruye por medio de los castigos. 10

Ante la falta de sanción moral, el justo medio (7:15-18).
15 De todo he visto en mis fugaces días: justo que muere en toda su justicia e impío que con todas sus iniquidades campa largo tiempo. 16 No quieras ser demasiado justo ni demasiado sabio, ¿para qué quieres destruirte? 17 No hagas mucho mal ni seas insensato: ¿por qué has de querer morir antes de tiempo? 18 Bien te estará esto sin dejar aquello, que el que teme a Dios saldrá con todo.

Comienza constatando una realidad que está en oposición con la tesis judía, comúnmente aceptada, de que el justo y el impío reciben en esta vida el premio y castigo, respectivamente, de sus acciones 11. A veces muere el justo, a pesar de su justicia, en la flor de la vida, y los impíos, no obstante sus iniquidades, mueren llenos de días. Para los escritores anticotestamentarios, que ignoraban la recompensa y castigo que sigue a la muerte, esto constituía uno de los problemas más intrigantes. El hecho de que no hay en la tierra una sanción adecuada a las obras, dice a Cohelet que no puede el hombre buscar tampoco en ella su felicidad y le inspira una norma de conducta utilitaria, de acuerdo con la tesis de su libro: no quieras ser demasiado justo ni demasiado sabio (v.16). Ya nuestro autor había condenado el trabajo excesivo en la búsqueda de la sabiduría 12; ahora hace lo mismo respecto de la justicia. Para interpretar bien esto, hay que tener en cuenta que, en los días en que fue compuesto el libro, existían ya las dos corrientes de ideas, de donde nacieron los fariseos rigoristas y los saduceos laxistas. Cohelet se refiere sin duda al celo desmedido en el cumplimiento de la ley, que con sus numerosas prescripciones hacía insoportable la vida a quienes con ánimo escrupuloso se daban al mismo; exceso que no es virtud y hace daño al espíritu. Pero tampoco hay que irse al extremo contrario; como critica el exceso de justicia y sabiduría, reprueba también el hacer excesivamente el mal. La razón es paralela a la anterior: ello agota las energías vitales antes de tiempo, e incluso expone a perder la vida en una mala acción. Pero ¿no legitimará con esta afirmación Cohelet el mal moderado? Ciertamente que no. Cohelet no estudia aquí los actos en su relación con la moral, sino que tiene ante sus ojos la conducta de aquellos que, al ver la falta de sanción moral, se entregan de lleno al mal, buscando en el exceso de pecado su felicidad. Para disuadirlos de tal conducta les da, corno antes, una razón de tipo utilitario: por ese camino llegarán a la muerte antes de tiempo. Al condenar, pues, los grandes desórdenes por los motivos indicados, no enseña, por lo mismo, que sean lícitos los pequeños; recomienda sencillamente un camino intermedio, que considera como el camino más acertado para conseguir la felicidad que es posible obtener en este mundo. El v.18, cuya primera parte recomienda los dos preceptos de los versos precedentes, indica en la segunda el motivo que mantendrá al hombre en ese justo medio sin desviarse hacia un fanatismo en el cumplimiento de la ley, que no es virtud, ni dejarse arrastrar por el mal y el pecado, que ofenden a Dios. Este motivo es el temor de Dios, que lleva a la observancia fiel de la voluntad de Dios, que se manifiesta en las prescripciones de la ley y recomendaciones de los sabios.

Valor de la sabiduría. No hay justicia perfecta (7:19-22)
19 La sabiduría da al sabio una fuerza superior a la de diez potentes que gobiernan la ciudad. 20 Cierto, no hay justo en la tierra que haga sólo el bien y no peque. 21 Tampoco prestes atención a todo cuanto se dice, para que no tengas que oír a tu siervo decir mal de ti. 22 Sabes muy bien que muchas veces también tú hablaste mal de otros.

La primera de estas afirmaciones sueltas, sin relación alguna con el contexto ni con el tema general del libro, puede haber sido sugerida por el afán de los sabios de poner de relieve aquí y allá el valor de la sabiduría, al que Cohelet no podría sustraerse no obstante su pretensión de realzar el lado deficiente de las cosas, que las incapacita para comunicar al hombre la felicidad perfecta. Pondera la sabiduría sobre la fuerza, y con razón. Muchas veces el consejo de un sabio ha salvado situaciones difíciles y angustiosas que la fuerza de las armas no podía superar. El número diez puede aludir a los diez jefes que estaban al frente de las ciudades griegas, o ser un número redondo para significar muchos. Semejantes comparaciones encontramos en los otros libros sapienciales 13.
Se esfuerzan los comentaristas por conectar con el contexto el v.20, en que afirma Cohelet que no hay justo exento de pecado. Algunos lo relacionan con el 18, en que se hace una recomendación del temor de Dios, con la que estaría muy de acuerdo esta advertencia de no confiar demasiado en las propias fuerzas morales (barton, nótscher). El pensamiento es conocido en el Antiguo Testamento: Salomón, en su oración al dedicar el templo, confiesa que no hay hombre que no peque 14. Y nos recuerda la petición de Jesucristo en el Padrenuestro, en que todos hemos de implorar el perdón de la misericordia divina, y la afirmación tajante de San Juan: Si dijéramos que no tenemos pecado..., la verdad no estaría cu nosotros15. Los dos versos siguientes, que pueden haber sido sugeridos por el anterior, contienen un consejo de mera prudencia humana: recomienda el sabio no estar pendiente en cada momento de lo que de ti puedan otros decir y dejarte inquietar demasiado por ello; de lo contrario, tendrás que escuchar muchas cosas desagradables que sin duda dirán de ti, sobre todo tus siervos, que, conviviendo contigo, verán en tu conducta más de una cosa censurable, y no vivirás tranquilo. Tu conciencia misma te dice que tú haces lo mismo respecto de los demás, criticando más de una vez sus defectos. Si tú caes en este pecado contra la caridad, no pienses que los demás van a estar exentos de él.

La sabiduría, inaccesible a Cohelet. Su juicio sobre. la mujer (7:23-29)
23 Todo esto he querido buscar en la sabiduría, y dije: Quiero hacerme sabio; pero la sabiduría está lejos de mí. 24 Lejos se queda lo que estaba lejos, y profundo lo profundo. ¿Quién lo alcanzará? 25 He aplicado mi corazón a buscar e inquirir la sabiduría y la ciencia, y he hallado que la maldad es una insensatez, y la insensatez una locura. 26 Y hallé que es la mujer más amarga que la muerte y lazo para el corazón, y sus manos atadura. El que agrada a Dios escapará de ella, mas el pecador en ella se quedará preso. 27 Esto hallé, dice el Cohelet, pesando las cosas una por una para hallar la razón. 28 Lo que busca mi alma y todavía no ha encontrado: Entre mil hallé un hombre, mas mujer entre todas ni una hallé. 29 Lo que hallé fue sólo esto: que Dios hizo recto al hombre, mas ellos se buscaron muchas perversiones.

Los v.23-24 presentan afirmaciones ya conocidas y hay que unirlos con los 13-17. Cohelet se dio con intensidad a la búsqueda de la sabiduría: investigó la obra de Dios por ver si descubría las leyes divinas que regulan los acontecimientos, cuyo conocimiento le permitiría asegurar el éxito de sus empresas; pero aquéllas permanecen misteriosas al hombre, no quedándole otra actitud prudente que someterse con docilidad al gobierno de Dios sobre el mundo. Observó también la ley moral, por ver si en la virtud podía encontrar la verdadera felicidad; pero en seguida comprendió que ésta no triunfa aquí abajo, siendo muchas veces oprimidos los justos, que mueren sin recompensa de sus acciones virtuosas.
Una cosa captó muy bien en sus investigaciones Cohelet: que la maldad es una insensatez; no la hay mayor que el hacer el mal a sí mismo o a los demás, como enseñaría Jesucristo al establecer como base o fundamento de la nueva ley la caridad, y por lo mismo es una locura, que denota falta de sano juicio, como afirman también los otros sabios 16. El pensamiento introduce las constataciones de los versos siguientes sobre la mujer. El Eclesiastés buscó la felicidad en la sabiduría, en las riquezas, en los banquetes y festines, en las construcciones y comodidades materiales..., y en nada la halló. Pero hay una cosa que ocupa, entre las delicias apetecibles al hombre, un lugar primordial: las mujeres. Cohelet no ha pasado por alto este punto, sino que le ha prestado una atención especial. Mas también en este punto la conclusión ha sido decepcionante: la mujer es mas amarga que la muerte y lazo para el corazón (v.26). Que la muerte sea cosa amarga, lo repiten los autores sagradlos 17, y no podían pensar de otra manera, privados como estaban de la revelación sobre la felicidad que después de ella nos espera. La mujer de que aquí se trata y de la que hay que entender tan pesimistas juicios no es, evidentemente, la mujer en general. Cohelet, como advierte Colunga, seguramente que no incluía en ellos a su madre ni a la madre de sus hijos. Se trata más bien de la mujer libertina y depravada que describen los primeros capítulos de Proverbios, dado que el autor emplea los mismos términos de los capítulos 5 y 7. Tal mujer es un lazo que se tiende al corazón del hombre, el cual, llevado de sus instintos, sueña encontrar en ella su felicidad; pero el tiempo se encarga de descubrirle las amargas desilusiones que le esperan. Cohelet piensa, como advierte Podechard, no sólo en la esclavitud a que conducen los instintos pasionales, sino en toda la influencia que ella puede ejercer sobre el hombre, en su poder de intriga, en su espíritu de dominio, de celosía y de maldad; en una palabra, en la parte que le toca en todos los males y en todas las depravaciones de la humanidad 18. Sólo el que agrada a Dios, es decir, el hombre bueno y virtuoso, podrá vencer con su ayuda los atractivos falaces de la mujer malvada; quien no lo es, dadas las inclinaciones de la naturaleza humana, no escapará a sus seductores lazos.
Nuestro autor continúa manifestando sus conclusiones en torno a la mujer en los versos siguientes, advirtiendo antes que sus juicios no son improvisados: ha examinado las cosas y las ha meditado una por una. Dio con un dicho que él no ha podido confrontar, desfavorable en extremo para la mujer. Refiere que entre mil hombres se encuentra un hombre bueno, pero entre mil mujeres no se encuentra ni una tal, cuyo sentido es que son pocos los hombres buenos y perfectos, pero menos todavía las mujeres. La afirmación hay que tomarla como expresión de un oriental, que generaliza las cosas mirándolas del lado pesimista. ¿De dónde proviene esta depravación? Cohelet, que, en medio de sus decepciones, jamás ha tenido una palabra, ofensiva contra el Creador, confiesa que Dios ha hecho recto el corazón del hombre y que hay que buscar en él la razón de sus perversiones. En efecto, Dios creó al hombre y a la mujer buenos, como refieren las primeras páginas del Génesis. Fueron nuestros primeros padres quienes, desobedeciendo al Señor, abrieron a la humanidad la senda del mal, y en los tiempos de Cohelet, como en todos los tiempos, muchos hijos de Adán y Eva abandonaban la práctica de la virtud y dirigían sus pasos por caminos de perdición.

1 2Sa_12:20; Rut_3:3; Amo_6:6; Dan_10:13; Sal_47:7; Pro_7:17. Cf. Plinio, 12:25; 56:32. 2 L.2 Officiorum. 3 Rev_21:4. 4 1Co_2:9. 5 Pro_2:15-22; Pro_6:12-15. 6 Pro_14:17. 7 Stg_1:19; Efe_4:26. 8 En A Lapide, o.c., p.254. 9 Deu_6:1-25; :21; Bar_3:14; Pro_3:2.18; Pro_8:35; Pro_13:8; Eco_8:3. 10 Hom. ig in Ezech. 11 éxo_20:12; Deu_4:40; Pro_3:2.16; Pro_4:10; Sal_37:10; Sal_58:3-9; Sal_73:18. 12 1:12-18; 2:12-23. 13 Prov 21:22; 24:25; Eco_9:18. 14 1Re_8:46; Tob_4:17; Tob_14:4; Tob_15:143; Sal_19:13; Pro_20:9; Stg_3:2. 15 Mat_6:12; 1Jn_1:8. 16 Pro_7:7-22; Sab 1-5. 17 Sam 15:32; Pro_5:4; Eco_41:1; Eco_28:21. 18 O.c., p.386.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter VII.

1 Remedies against vanitie, are a good name, 2 Mortification, 7 Patience, 11 Wisedome. 23 The difficultie of wisedome.

[A fooles laughter.]

1 A [ Pro_23:1 ; Psa_15:30 .] Good name is better then precious ointment: and the day of death, then the day of ones birth.
2 It is better to goe to the house of mourning, then to goe to the house of feasting: for that is the end of all men, and the liuing will lay it to his heart.
3 [ Or, anger.] Sorrow is better then laughter: for by the sadnesse of the countenance the heart is made better.
4 The heart of the wise is in the house of mourning: but the heart of fooles is in the house of mirth.
5 [ Pro_13:18 ; Pro_15:31-32 .] It is better to heare the rebuke of the wise, then for a man to heare the song of fooles.
6 For as the [ Hebrew: sound.] crackling of thornes vnder a pot, so is the laughter of the foole: this also is vanitie.
7 Surely oppression maketh a wise man mad: [ Deu_16:19 .] and a gift destroyeth the heart.
8 Better is the ende of a thing then the beginning thereof: and the patient in spirit is better then the proude in spirit.
9 [ Pro_14:17 ; Psa_16:32 .] Be not hastie in thy spirit to bee angry: for anger resteth in the bosome of fooles.
10 Say not thou, What is the cause that the former dayes were better then these? for thou doest not enquire [ Hebrew: out of wisedome.] wisely concerning this.
11 Wisedome [ Or, as good as an inheritance, yea, better too.] is good with an inheritance: and by it there is profite to them that see the sunne.
12 For wisedome is a [ Hebrew: shadowe.] defence, and money is a defence: but the excellencie of knowledge is, that wisedome giueth life to them that haue it.
13 [ Ecc_1:15 .] Consider the worke of God: for who can make that straight, which hee hath made crooked?
14 In the day of prosperitie be ioyfull, but in the day of aduersitie consider: God also hath [ Hebrew: made.] set the one ouer against the other, to the end that man should find nothing after him.
15 All things haue I seene in the dayes of my vanitie: there is a iust man that perisheth in his righteousnes, and there is a wicked man that prolongeth his life in his wickednes.
16 Be not righteous ouer much, neither make thy selfe ouer wise: why shouldest thou [ Hebrew: be desolate?] destroy thy selfe?
17 Be not ouermuch wicked, neither

[None is iust.]

be thou foolish: why shouldest thou die [ Hebrew: not in thy time?] before thy time?
18 It is good that thou shouldest take holde of this, yea also from this withdraw not thine hand: for hee that feareth God, shall come foorth of them all.
19 [ Pro_21:22 ; Prverbs; Ecc_9:16 .] Wisedome strengtheneth the wise, more then ten mightie men which are in the citie.
20 [ Pro_20:9 ; I Kings 8.46; 1Jo_1:8 .] For there is not a iust man vpon earth, that doeth good, and sinneth not.
21 Also [ Hebrew: giue not thine heart.] take no heede vnto all words that are spoken; lest thou heare thy seruant curse thee.
22 For often times also thine owne heart knoweth, that thou thy selfe likewise hast cursed others.
23 All this haue I prooued by wisedome: I said, I will be wise, but it was farre from me.
24 That which is farre off, and exceeding deepe, who can finde it out?
25 [ Hebrew: I and mine heart compassed.] I applyed mine heart to know, and to search, and to seeke out wisdome, and the reason of things, aud to know the wickednes of folly, euen of foolishnesse and madnesse.
26 [ Pro_22:14 .] And I finde more bitter then death, the woman whose heart is snares & nets, and her handes as bands: [ He that is good before God.] who so pleaseth God, shall escape from her, but the sinner shall be taken by her.
27 Behold, this haue I found (saith the Preacher) [ Or, weighing one thing after another to finde out the reason .] counting one by one to finde out the account:
28 Which yet my soule seeketh, but I finde not: one man among a thousand haue I found, but a woman among all those haue I not found.
29 Loe, this onely haue I found, [ Gen_1:27 .] that God hath made man vpright: but they haue sought out many inuentions.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Más vale. El título de este nuevo apartado resulta muy general. No encuadra el tema del que va a hablar Qohelet, sólo nos indica la forma en que están construidas las frases. Y es que una de las características de este libro, como ya hemos dicho, es la dificultad para estructurarlo temáticamente. Una muestra palpable la encontramos aquí: sentencias o grupos de versículos que tienen sentido en sí mismos y que raramente dependen unos de otros. Son como máximas o proverbios para ser leídos y meditados despacio. Lo que les une es la expresión «más vale...», forma clásica utilizada en los libros sapienciales de la Biblia.
Una débil división podría ser: 1-4: sabiduría y dolor; 5-7: sabiduría y alabanzas; 8-10: sabiduría y paciencia; 11s: sabiduría y riquezas; 13-18: sabiduría y temor de Dios. Tampoco aquí resulta difícil participar de los pensamientos expresados, llenos de sabiduría, experiencia y sentido común. Resulta fácil encontrar las referencias a la sabiduría clásica del Antiguo Testamento, por ejemplo: el versículo 1 es afín a Pro_10:7; Pro_22:1, donde se hace un paralelo entre «Nombre» y «Perfume»; el versículo 5 es clásico en la educación de los jóvenes (Pro_13:1.18); en los versículos 11s aparece la unión de sabiduría y riquezas, como en Pro_8:18-21. Lo más característico de la sabiduría del Antiguo Testamento se expresa en los versículos 13-18: el ser humano no puede averiguar los destinos de Dios, el sabio es quien se reconoce dentro de los mismos.
Pero las discrepancias de Qohelet respecto a la sabiduría tradicional también son palpables; por ejemplo, en el versículo 2 se critica la idea de que la fama se adquiera al final de la vida (Sir_11:28); en el versículo 7 se indica la dificultad que debe superar el sabio -tal vez se expresa aquí la debilidad del sabio que no puede soportar serenamente ni la desgracia ni el excesivo favor-; en el versículo 10, las palabras acerca del tiempo pasado están en contra de lo expresado por los antiguos sabios; por último, el versículo 12 emplea seguramente de forma irónica un proverbio tradicional.
El Eclesiastés acaba de establecer su relación entre la sabiduría y otros asuntos -dolor, alabanzas, paciencia, etc.-. ¿Cuál es la relación que personalmente establecemos nosotros? El sabio invita ahora a meditar despacio sus sentencias; no es una sabiduría para aprender, sino para meditar y profundizar.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



La vida bajo Dios. El v. 13 se hace eco de 1:15. Lo básicamente torcido en nuestra experiencia de la vida no es destino sino ordenado por Dios. 14 Tanto los buenos tiempos como los malos tienen propósito. Uno es conducir al gozo; el otro a la realización de que la vida está sujeta a vanidad (Rom. 8:20). Las estaciones fluctuantes de la vida nos mantienen dependientes de Dios. Aún no estamos en el cielo.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 7.1 Este refrán contiene un juego de palabras con los vocablos hebreos shem (nombre ) y shemen (aceite u óleo perfumado ); cf. Cnt 1.3. Aquí el buen nombre (es decir, la buena fama ) se contrapone al aceite de buena calidad que se utilizaba como perfume en los banquetes y fiestas (Sal 23.5; Am 6.6). Cf. Pr 22.1; Eclo 41.12-13.

[2] 7.26 Acerca de la mujer que tiende trampas, cf. Pr 5.7.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*7:1-14 El autor utiliza aquí a gran escala una forma literaria (Más vale...) típica de la tradición sapiencial, que pone al servicio de sus propias ideas: preferencia por el pensamiento de la muerte, el duelo y la tristeza; la reflexión sobre esas realidades evitaría al ser humano falsas ilusiones y proyectos funestos.

Torres Amat (1825)



[7] Y ciegan con su espeso humo los ojos de todos.

[8] El justo soporta con paciencia los agravios; pero a veces una calumnia hace peligrar su constancia.

[17] Traspasar el medio donde está la virtud.

[21] Prov 20, 9.

[25] Job 28, 12-27.

[29] Cuya conversación no me fuese peligrosa. La humanidad es la responsable de los males.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Ecl_1:15

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Ecl_1:15

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a Ecl 1:15

Jünemann (1992)


13 m. Nadie puede enderezar al que Dios hubiere torcido (en castigo).