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Éste es el inventario: fuentes de oro: 30; fuentes de plata: 1.000; reparadas: 29; (Esdras  1, 9) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

וְ‎(וְ)

Hebrew|wᵊ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

אֵ֖לֶּה‎(אֵלֶּה)

Hebrew|ʔˌēlleh|these

Part-of-speech: demonstrative pronoun
Gender: unknown
Number: plural
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H428] [a.dk.aa] [92]
[אלה] [GES409] [BDB429] [HAL445]

מִסְפָּרָ֑ם‎(מִסְפָּר)

Hebrew|mispārˈām|number

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4557] [o.ck.ah] [1540f]
[מספר] [GES4474] [BDB4987] [HAL4905]

אֲגַרְטְלֵ֨י‎(אֲגַרְטָל)

Hebrew|ʔᵃḡarṭᵊlˌê|basket

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H105] [c.cz.ab] [380a]
[אגרטל] [GES105] [BDB116] [HAL115]

זָהָ֜ב‎(זָהָב)

Hebrew|zāhˈāv|gold

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H2091] [g.al.ab] [529a]
[זהב] [GES2035] [BDB2274] [HAL2291]

שְׁלֹשִׁ֗ים‎(שָׁלֹשׁ)

Hebrew|šᵊlōšˈîm|three

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H7969] [H7970] [v.du.ab] [2403a]
[שלש] [GES7980] [BDB8778] [HAL8715]

אֲגַרְטְלֵי‎(אֲגַרְטָל)

Hebrew|ʔᵃḡarṭᵊlê-|basket

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H105] [c.cz.ab] [380a]
[אגרטל] [GES105] [BDB116] [HAL115]

כֶ֨סֶף֙‎(כֶּסֶף)

Hebrew|ḵˈesef|silver

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3701] [k.cm.ab] [1015a]
[כסף] [GES3597] [BDB4012] [HAL3977]

אָ֔לֶף‎(אֶלֶף)

Hebrew|ʔˈālef|thousand

Part-of-speech: noun
Gender: unknown
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H505] [a.dt.aa] [109a]
[אלף] [GES486] [BDB512] [HAL533]

מַחֲלָפִ֖ים‎(מַחֲלָף)

Hebrew|maḥᵃlāfˌîm|disease

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4252] [h.cx.af] [666d]
[מחלף] [GES4176] [BDB4656] [HAL4581]

תִּשְׁעָ֥ה‎(תֵּשַׁע)

Hebrew|tišʕˌā|nine

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H8672] [w.bq.bn] [2550]
[תשע] [GES8642] [BDB9516] [HAL9428]

וְ‎(וְ)

Hebrew|wᵊ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

עֶשְׂרִֽים‎(עֶשְׂרִים)

Hebrew|ʕeśrˈîm|twenty

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H6242] [p.gb.af] [1711e]
[עשרים] [GES6157] [BDB6810] [HAL6741]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)


1. La Vuelta de los Primeros Cautivos
(C.1-6).
El libro de Esdras puede dividirse en dos grandes partes: i) Regreso de la cautividad de Babilonia (c.1-6). 2) Ministerio de Esdras (c.7-10). En la primera, después de señalar la esplendidez del rey, refiere el autor la constitución de la primera caravana bajo el liderazgo de Zorobabel (Sesbasar), señala las familias que componían este primer contingente de repatriados y cuenta las incidencias que acompañaron y siguieron a la empresa de restaurar el altar de los holocaustos, el templo de Jerusalén y su dedicación.

Una coyuntura providencial (1:1-4).
1El año primero de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Yahvé por boca de Jeremías, profeta, excitó Yahvé el espíritu de Ciro, rey de Persia, que hizo pregonar de palabra y por escrito por todo su reino: 2 Así dice Ciro, rey de Persia: Yahvé, Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén en Judá. 3¿Quién hay entre vosotros de todo su pueblo? Sea Dios con él y suba a Jerusalén, que está en Judá, y edifique la casa a Yahvé, Dios de Israel; El es el Dios que está en Jerusalén. 4Y en todo lugar donde habiten restos del pueblo de Yahvé, ayúdenles las gentes del lugar con plata, oro, utensilios y ganados, con dones voluntarios para la casa de Yahvé, que está en Jerusalén.

Empieza el libro por señalar la fecha del decreto real que abría a los judíos la esperanza de volver a su patria. Su autor pone de relieve que este edicto se publicó para que se cumpliese la palabra de Yahvé por boca de Jeremías profeta, e indica en líneas generales su contenido.


De Rey Vasallo a Monarca Soberano.
C uando los judíos partieron para el exilio (2Re_25:21), todo el Próximo Oriente, desde las fronteras de Egipto hasta el Indo, se hallaba bajo el dominio de los dos grandes imperios de Babilonia y de la Media. El rey de la Media, Ciaxares, que había contribuido eficazmente a la desaparición del imperio asirio (614-612 a.C.), reinaba en Ecbatana sobre un vasto territorio. Sucedióle su hijo Astiages (583-553), indolente y vicioso, que perdió el imperio en lucha contra un rey vasallo que, a partir del año 550, fue llamado rey de Persia. En efecto, dentro del gran imperio medo existían algunas tribus sobre las cuales ejercía el rey un dominio indirecto, a través de algunos príncipes dependientes, en más o menos grado, de Ecbatana. Una de tales tribus era la de los Pasargades, a la cual pertenecía la poderosa familia de los Aqueménidas. El primer rey de la misma fue Teispés, hijo del legendario Aquemenes, quien, después de ocupar el territorio de Elam en guerra contra Asurbaní-pal (Jer_25:25; Jer_49:35-39; Eze_32:24), proclamóse rey de Anzán. Le sucedieron Ciro I, Cambises y el gran Ciro, que subió al trono el año 559. El humilde rey de Anzan, como se le califica en la crónica de Nabónides (Pritchard, 305), correspondiente al sexto año del reinado de este monarca (550 a.C.), se convirtió, tres años después, en rey de Persia, según testimonio de la misma crónica.
El rey medo Astiages quiso castigar la insolencia del rey vasallo, pero fue vencido en Pasargades el año 550 y entregado por sus mismas tropas a Ciro 1. Diez años más tarde, aprovechando Ciro el momento de reinar en Babilonia el débil y enfermizo Nabónides (555-539) dirigió sus tropas contra aquel imperio, que cayó definitivamente en sus manos con la rendición de la capital a las tropas persas al mando del general babilonio, desertor, Gubaru (Gobrias), el 16 del mes tishri (septiembre-octubre) del año 539. Ciro quedó entonces dueño de un vasto imperio que se extendía desde el Mediterráneo hasta las primeras estribaciones del Himalaya.

1 A este hecho se refiere el texto del gran cilindro de Sippar, año 553, diciendo: Los dioses suscitaron contra él (Astiages) a Ciro, rey del país de Anzán, vasallo suyo. Con poca tropas deshizo el formidable ejército de los medos e hizo prisionero a Astiages (T Chard, l.c.).
2 Dice allí Ciro que Marduk buscó un príncipe recto conforme a los deseos de su corazón y escogió a Ciro, rey de Anzán, llamándole al gobierno del mundo. Marduk, el gran señor, protector de su pueblo, miró con complacencia sus obras pías y su corazón recto. Le ordenó marchara sobre Babilonia, y marchó él mismo a su lado, como amigo y camarada. Hizo Marduk que Ciro entrara en Babilonia, su ciudad, sin batalla ni combate, preserván-dola^de disturbios. Entregó a Nabónides en sus manos, al rey que no lo honraba. Cuando entré pacíficamente en Babilonia. Marduk, el gran señor, inclinó el noble corazón de los hilos de Babilonia hacia mí, en tanto que yo, todos los días, tenía cuidado de venerarlo. Por mi obra regocijóse Marduk, el gran señor, que me colmó de favores a mí, el rey que lo adora, y Cambises, mi hijo, salido de mi carne, y a todas mis tropas. Con mucho agrado exaltamos su divinidad. Pero no sólo Marduk, dios de Babilonia, sino todos los otros dioses encontraron en Ciro su gran protector. A todos los dioses de Sumer y Akkad que Nabónides, con olera del dios de los cielos, había reunido en Babilonia, hice, por encargo de Marduk, [ue encontraran en sus santuarios una mansión agradable a su corazón. Que todos los dioses que yo devolví a sus ciudades hablen cotidianamente a Bel y a Nabu de alargar mi vida, y que digan a mi señor Marduk: De Ciro, el rey que te teme, y de Cambises, su hijo. (Ñêéô-, 3I5-3I6).


Política religiosa de Ciro.
Al revés de los soberanos de Babilonia y de Asiría, Ciro adoptó una política de apaciguamiento, tolerancia y respeto hacia los pueblos vencidos. Hombre religioso, reconocía a Ahura Mazda como dios superior a todos los otros dioses, creador de los cielos y de la tierra, que creó a los hombres, a los que dio su bendición (Pritchard, 317). Pero cabe a este dios supremo reconocía a otros dioses secundarios que le habían sido propicios en sus conquistas y le habían abierto las puertas de las ciudades en las que eran ellos venerados. De ahí que su habilidad política le llevara a respetar los santuarios de los diversos dioses de los países conquistados; a contribuir a su reconstrucción en caso de haber sido damnificados por la guerra y a embellecerlos en el supuesto de encontrarse en estado de dejadez y abandono. A todos los pueblos se les concedía libertad de culto, presentándose a cada pueblo como servidor y enviado del dios local. De esta manera quiso Ciro probar que era él el bienhechor y padre de todos los pueblos. De su política de tolerancia religiosa existe una prueba en el cilindro de Rassam 2.
Por estos textos profanos aparece el celo de Ciro por reconstruir los templos y asegurar el culto de los dioses de todos los países de su vasto imperio. Con ello creía él granjearse no solamente el favor de las distintas divinidades, sino de los pueblos que las consideraban como dioses propios suyos. De ahí que el autor del cilindro arriba mencionado considere a Ciro como soberano providencial enviado por Marduk.
También Isaías celebra en términos parecidos la elección de Ciro por parte de Yahvé: Yo le he suscitado del septentrión, y ya llega, llamado por su nombre, del lado del levante (Isa_41:25).
Yo digo a Ciro: Tú eres mi pastor, y él hará lo que yo quiera. Yo digo a Jerusalén que será reedificada y que su templo será reconstruido (Isa_44:28; Isa_45:1-4). De la manera de comportarse Ciro con los países vencidos se explica satisfactoriamente el hecho de que autorizara oficialmente a los judíos el regreso a su patria y la reconstrucción en Jerusalén del templo dedicado a su dios nacional. No es creíble que, dada su amplitud de miras religiosas para los pueblos paganos, hiciera una excepción para el pueblo judío y su Dios.


El Año Primero de Ciro.
Al autor del libro no importan los veinte años que precedieron a la toma de Babilonia, por no tener relación directa con la historia del pueblo de Israel. Sólo con la caída de Babilonia a principios de otoño del año 539 pasaron los israelitas a ser subditos del soberano persa. De ahí que, para el cronista, el año primero de Ciro corresponde al que sigue inmediatamente a la ruina del imperio babilónico, empezando en el mes de Nisán (marzo-abril) del año 538.
Dios tiene en sus manos las riendas de la historia y dispone los acontecimientos como le place (Isa_44:24; Isa_48:1-16; Isa_52:1-11). Como hemos visto en los textos de Isaías (Isa_41:25; Isa_44:28), fue Yahvé quien suscitó a Ciro y el que le empujó a conceder la libertad a los judíos. Al inspirarle que publicara un decreto de libertad en favor de los judíos, quiso Dios que se cumpliese la palabra de Yahvé por boca de Jeremías. Los profetas hablaban lo que Dios les comunicaba. Los oráculos de los profetas debían realizarse necesariamente, por cuanto era Dios, que se servía de ellos como de meros instrumentos para manifestarse a los hombres.


Profecía de Jeremías.
Desde el año 605 había anunciado Jeremías: Que (Dios) hacía desaparecer de Israel los cantos de alegría, las voces de gozo, el canto del esposo y el canto de la esposa, el ruido de la muela y el resplandor de las antorchas. Toda esta tierra será desierto y desolación y servirán entre los pueblos setenta años (Isa_25:10-11). Al cabo de los mismos pedirá Dios cuentas al rey de Babilonia. Entonces, al cumplirse el plazo señalado, yo os visitaré y cumpliré la promesa de traeros a este lugar (Isa_29:10). Según estos textos, el imperio babilónico, fundado por Nabucodonosor, se mantendrá en pie unos setenta años, al término de los cuales dejará de existir, coincidiendo su ocaso con la libertad de los judíos cautivos.
Presenta cierta dificultad esta fecha de los setenta años, por desconocerse el término a quo de la misma. Dos fechas señalan el principio y fin del exilio: 587 y 537 a.C. No parece que Jeremías cuente los años a partir de la primera de las mencionadas fechas, sino a partir del año en que anunció el oráculo. En efecto, en 605 a.C. pronunciaba el oráculo contenido en 25:11-12, y en aquella fecha habíanse puesto los antecedentes que desembocarían en la deportación definitiva del año 587. Jeremías pronunció su famosa profecía el año cuarto del rey Joaquín, es decir, hacia el 606. Con este cómputo tenemos que entre 606 hasta 537 median sesenta y nueve años. Como de costumbre, los profetas suelen emplear números redondos, ejemplo que siguió Jeremías en nuestro caso. El P. Colunga 3 considera el número setenta como simbólico, significando el espacio de tiempo de la prueba más grave a que píos sometió a su pueblo v.363). Según él, desde el año 605 hasta el 586 fue obra de justicia; de 587 al 539, obra de penitencia; del año 538 al 398, obra de misericordia, que se inicia con el decreto de Ciro y se prolonga hasta la era mesiánica. Aunque quepan en el texto tales interpretaciones, no vemos la razón por la cual no deba tomarse el texto en su sentido literal y obvio. El texto masorético no autoriza la sustitución del profeta Jeremías por Isaías, como pretende Batten.


El Decreto de Ciro.
Refiere Flavio Josefo 4 que los judíos mostraron a Ciro el texto de la profecía de Isaías en la cual aparecía su nombre, quedando él tan impresionado que promulgó inmediatamente el decreto de libertad. Sea lo que fuere de esta noticia, el proceder de Ciro para con los judíos concuerda perfectamente con sus métodos de gobierno. El edicto real, más que obra de Ciro, debe considerarse como una prueba de que Dios mueve, despierta y excita el corazón de los reyes de manera que hagan siempre su voluntad (1Cr_5:26; 2Cr_21:16; 2Cr_36:22; Jer_55:11). El decreto se formuló de viva voz y por escrito.
Disponían los persas de un servicio de correo bien organizado a base de cursores (aggaroi), que corrían velozmente a pie o montados en ágiles corceles todo el imperio, proclamando las órdenes reales o también entregando a los funcionarios públicos y a los particulares cartas, paquetes, etc. Según se desprende Deu_6:2-5, una copia del decreto fue depositada en los archivos reales de Ecbatana. Por una hipérbole muy propia de los orientales, se dice que el decreto fue pregonado por todo su reino, cuando, en realidad, se dirigía únicamente a las autoridades y poblaciones del antiguo reino de Babilonia, en donde radicaban las colonias judías.


Contenido del decreto.
Ciro se llama a sí mismo rey de Persia. Ciro era politeísta; admitía un dios supremo y trascendente, Ahura Mazda, y cabe a él un ejército de dioses de rango inferior que dominaban sobre determinadas regiones y pueblos de su vasto imperio. Estos dioses particulares facilitaron a Ciro la derrota de sus enemigos. El mismo dios de Babilonia, Marduk, cansado y enojado con el rey Nabónides, llamó a Ciro para que ocupara su trono. Entre los pueblos vasallos de Babilonia había el pueblo judío que adoraba a su Dios nacional, Yahvé. También Yahvé había contribuido al triunfo de Ciro; es probable que los judíos de Babilonia se colocaran de lado de los enemigos de Nabónides y apoyaran la acción de Ciro. Por lo mismo, sin menoscabo del dios Ahura Mazda, considera a Yahvé como a Dios suyo, Dios grande, Dios del cielo y de la tierra. La expresión dios de los cielos aparece en Neh_1:5; Neh_2:4.20 y en los papiros de la isla Elefantina.
No era propiamente Yahvé, en opinión de Ciro, el dios que le entregó todos los reinos de la tierra (Isa_45:1), como dice con evidente hipérbole el texto, pero contribuyó, sin duda, a su engrandecimiento junto con los otros dioses. De ahí que Ciro ensalzara a todos los dioses según convenía a las circunstancias y pueblos a los que se dirigía. Puede suponerse que el rey se valió de algún personaje judío para la redacción del decreto que anunciaba su libertad.
A una orden del Dios de los judíos atribuye la voluntad de que le edifique casa en Jerusalén, en Judá. Antiguos comentaristas, siguiendo a Flavio Josefo, creen que, habiendo conocido Ciro la profecía de Isaías (Isa_44:28), quiso cumplir su voluntad con el fin de tenerlo propicio en lo venidero. Pero puede el texto entenderse en el sentido de que quiso el soberano mostrarse deferente con los judíos y su Dios, autorizando y contribuyendo a la edificación del templo de Jerusalén, como había hecho con los dioses de los otros pueblos. Así leemos en su cilindro: A los dioses que estaban (en las ciudades en ruinas) hice que se colocaran en su lugar, construyéndoles una mansión eterna. Convenía a Ciro tener a los judíos propicios en el caso de que Egipto atacara al imperio persa por el sudoeste.


Invitación a todo Israel.
Del texto del decreto se colige que Ciro se dirige a todos los judíos. Sabido es que, después de la muerte de Salomón, el pueblo se dividió en dos reinos: el del Norte y el de Judá. Los del Norte fueron deportados a Asiría el año 722 por Sargón II; el año 587, los de Judá fueron conducidos cautivos a Babilonia. Con los triunfos de Ciro, Asiría y Babilonia pasaron a depender de su autoridad. ¿Quiso referirse a todos los judíos, de uno y otro reino? Acaso no estuviera Ciro al corriente de las diferencias que dividían al pueblo de Israel; por lo mismo, las palabras de todo su pueblo (micol amo) abarcan a todos los judíos que viven en el imperio persa. Las versiones griegas han restringido el alcance de esta orden, añadiendo: y que desean partir. No se impone la obligación a los exilados judíos de regresar a su patria. El que se decida a hacerlo contará con el favor de Dios, por cuanto el motivo principal del regreso a la patria era para reedificar el templo de Yahvé. Para Ciro, el Dios de Israel, Yahvé, tiene su morada en Jerusalén.


Solidaridad con los judíos repatriados.
En todo lugar donde habiten restos (nistar) del pueblo de Yahvé, dice el texto. El término hebraico que significa resto es de uso muy común en la literatura profética (Isa_51:7; Isa_49:13), y se aplica a los judíos que por su fidelidad al pacto de la alianza se libran de los castigos con que Dios amenaza a los transgresores del mismo. En nuestro texto se aplica más bien a los sobrevivientes de los que habían sido deportados a Asiría y Babilonia (Isa_10:20-21).
Un viaje a Palestina requería valor y medios económicos. Muchos judíos habíanse enriquecido en Babilonia y gozaban de una posición económica holgada (Jer_29:5; Eze_3:24; Eze_8:1; Eze_14:1; Eze_33:31); pero otros vivían penosamente de su trabajo. En general fueron estos últimos los que se aprestaron con más entusiasmo a volver a la patria de sus antepasados. Con el fin de incitarles a emprender el regreso hace el rey un llamamiento a todos los que conviven con los judíos a fin de que les ayuden con plata, oro, utensilios y ganados, cosas necesarias tanto para el largo viaje cuanto para poder rehacer su vida en Judá. Esta colecta en favor de los judíos en vísperas de su partida recuerda en cierta manera el hecho de la huida de Egipto (Exo_12:35-36). Aquí la situación es distinta; es el rey mismo quien recomienda la caridad en favor de los judíos repatriados. Los vecinos (Exo_1:6), principalmente los judíos que habitaban en Babilonia (15), mostráronse generosos. Se recomendaba asimismo a todos hicieran donativos voluntarios (nedabah) para la casa de Yahvé. El sentido técnico de la palabra hebrea (Lev_22:18) se mantiene en 3:5.


¿Es Auténtico el Decreto de Ciro?
Algunos críticos lo niegan, por las siguientes razones: 1) No se concibe que Ciro diera la orden de edificar el templo de Jerusalén; a lo más, podía autorizar dicha construcción. 2) No es creíble que Ciro entregara dinero para la mencionada obra. 3) Se conserva un doble texto del decreto (1:2-4 y 6:3-5), con notables diferencias. 4) Algunas frases de sabor monoteísta no se explican en boca de Ciro. 5) El decreto fue redactado en hebreo, lo que parece improbable.
A estas dificultades puede responderse: 1) El verbo mandar equivale en el lenguaje semítico a permitir, autorizar (Jue_14:6; Mal_1:3-3). Un ejemplo de lo dicho hállase en 5:9, con la traducción: ¿Quién os ha autorizado la construcción de esta casa? Tampoco Ciro procede como déspota ordenando a todos los israelitas que regresen a Jerusalén, sino más bien deja a todos en libertad. No quiso el texto hacer un parangón entre la huida de Egipto? la vuelta de los sionistas a su patria. Ciro exhorta a las gentes ciñas a que ayuden a los judíos en esta empresa, que debe redundar en provecho del mismo rey y de su imperio. Ciro se jactaba de haber restituido a muchos dioses en sus ciudades, esperando que con ello se mostrarán propicios. Espera que los favorecidos pidan todos los días a Bel y Nebo la prolongación de mis días (Pritchard, 316). Le convenía a Ciro llevar esta política religiosa como presupuesto indispensable para obtener la pacificación de todos los pueblos que integraban su imperio. Aun modernamente se dan casos de que monarcas y jefes de Estado contribuyen económicamente a la ayuda de un culto no estatal por razones políticas 3) Efectivamente, existen dos textos diferentes del decreto, con sensibles diferencias. ¿Cuál de los dos es el auténtico? Contra el primero se oponen dos argumentos: a) no pudo Ciro, politeísta, expresarse con frases que reflejan una mentalidad monoteísta y de formación judía; b) el decreto no pudo ser redactado en hebreo. En cuanto al primero, se responde que Ciro era politeísta, pues, además de Ahura Mazda, reconocía como suyos los dioses de los pueblos sujetos a su dominio, y en el trato con cada uno de ellos se esforzaba para acomodarse al lenguaje que exigían sus creencias. También Yahvé es Dios de Ciro, y atribuye a una inspiración suya la idea de levantarle de nuevo su templo.
Modernamente, Bickermann ha defendido vigorosamente la autenticidad del edicto de Ciro, exponiendo su texto en el sentido de que se trata de una proclamación hecha en hebreo por heraldos públicos, judíos quizá algunos de ellos. De esta manera se explica el matiz hebraico del mismo, porque, aunque emanaba de la cancillería real, su contenido fue dado a conocer por oficiales que pensaban y hablaban hebreo. El texto Deu_6:3-5 es un memorándum para uso de los oficiales y funcionarios persas. Pudo el texto original ser redactado en lengua persa o babilónica, pero, en atención a los judíos, fue dado a conocer en su propia lengua 5.

Ofrecimiento de voluntarios (Deu_1:5).
5 Levantáronse entonces los jefes de las familias de Judá y de Benjamín, los sacerdotes y levitas, y todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios, para subir a edificar la casa de Yahvé que está en Jerusalén.

No todos los judíos exilados se aprovecharon de la libertad otorgada por Ciro, sino sólo aquellos a los cuales animó e inspiró Dios. Se señalan en primer lugar los tres grupos o categorías de voluntarios: los jefes de familia, los sacerdotes y los levitas. Se discute si el texto alude a un cuarto grupo, al de los laicos, al decir: y todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios. Para unos (Fernández), la frase es restrictiva; para otros señala un cuarto grupo (Bertheau, Pelaia). No sirven las razones aducidas por este último en el sentido de que, faltando los laicos, daría a entender el texto que los laicos no se prestaron a la invitación de repatriarse, lo que es falso. Al autor sagrado interesa más bien señalar la conducta de los jefes de la nación, eclesiásticos y laicos. Entre estos últimos hallamos a los cabezas de familia, o de los padres (aboth). Israel dividíase en tribus, la tribu en parentela, y éstas en familias 6. Los cabezas de familia, de clan o parentela, de las dos tribus meridionales de Judá y Benjamín dieron ejemplo al levantarse y prepararse para, emprender el largo camino hacia la patria. Para el autor, el verdadero Israel está formado por las dos tribus de Judá y de Benjamín (Deu_1:5; Deu_4:1 1 Neh_11:4), siendo sospechoso de sincretismo todo individuo procedente del reino del Norte.

Ayuda a los voluntarios (Neh_1:6-8).
6 Todos los que habitaban en derredor suyo les dieron objetos de plata y oro, utensilios, ganados y cosas preciosas, a más de los dones voluntarios, 7El rey Ciro dovolvió los utensilios de la casa de Yahvé, que Nabucodonosor había llevado de Jerusalén y puesto en la casa de sus dioses. 8 Ciro, rey de Persia, hizo que los sacara Miírídates, tesorero, que se los entregó a Sesbasar, príncipe de Judá.

Porque la empresa de estos valientes parecía arriesgada, las gentes vecinas, tanto indígenas como judíos, apresuráronse a colmarles de bienes. El texto hebraico dice literalmente: fortificaron sus manos (Jue_9:24; Isa_35:3; Neh_2:18), idea que puede traducirse por los ayudaron, tanto desde el punto de vista moral, animándolos y alabando su decisión, como material, entregándoles todo cuanto necesitaban para el viaje y para rehacer su vida en Jerusalén. El rey mandó que se devolviesen los utensilios sagrados empleados en la liturgia del templo, que Nabucodonosor había sustraído (2Re_24:13-17; 2Re_25:13-15) y colocado parte en su palacio (2Cr_36:7; Dan_5:2-3) y otra en el templo de sus dioses (Dan_1:2). Jeremías predijo la restitución de estos tesoros (Dan_52:17-23). Encargó al tesorero del templo, Mitrídates (Dan_4:7), que los entregara a Sesbasar. Mitrídates es nombre persa que puede significar don de Mitra o consagrado a Mitra; era Mitra el dios persa del sol. El nombre del príncipe de Judá, Sesbasar, es transcrito diversamente, lo que dificulta el conocimiento de su etimología. ¿Corresponde este nombre al de Senasar que se lee en 1Cr_3:18? Es indudable su origen babilónico; acaso provenga del babilónico shamash-bal-usur = Samash protege al hijo.

Utensilios que se devuelven (1Cr_1:9-11).
9 He aquí la lista de ellos: treinta fuentes de oro, mil fuentes de plata, veintinueve cuchillos, 10 treinta tazas de oro, cuatrocientas diez tazas de plata y otros mil vasos del segundo orden. 11 Los objetos de oro y plata eran en número de cinco mil cuatrocientos. Sesbasar lo llevó todo de Babilonia a Jerusalén a la vuelta de la cautividad.

Hemos traducido por fuentes el término hebraico hagartal, que probablemente querrá designar un balde, cubo o herrada que servía para las múltiples purificaciones en el templo. El texto hebreo, así como el de las versiones, no se ha conservado fielmente en lo que se refiere al número de utensilios. La suma de los mismos en el v.11 no corresponde a la enumeración anterior. ¿Dónde yace el error, en la suma total o en la enumeración parcial? Probablemente en esta última, como prueban las divergencias entre el texto hebreo y el griego. Pero no está probado que el v.11 sea la suma de los objetos enumerados anteriormente. Conocida es la facilidad con que el texto consonantico hebraico se ha prestado a la adulteración de los números. El encargado de llevar todos estos tesoros a Jerusalén fue Sesbasar.

¿Quién Fue Sesbasar?
Hemos hablado de la etimología del nombre; réstanos ahora averiguar su personalidad. Muchos autores, católicos y acatólicos, lo identifican con Zorobabel, de que se hablará en el capítulo siguiente; otros creen que es un personaje distinto. Las razones para la identificación son: 1) Es Sesbasar el encargado de devolver a Jerusalén los tesoros robados al templo; pero Zorobabel va al frente de los repatriados (1Cr_2:2). 2) En el año segundo de Darío I (520 a.C.) era Zorobabel peha de Judea (Age_1:1); construye él el templo (Esdr 3:8; 5:2; Zac_4:9). Pero también es llamado peha Sesbasar (Esdr 5:14), y se dice de él que puso los fundamentos del templo (5:16). 3) Sesbasar es llamado nasi: príncipe de Judá (1:5), título que compete asimismo a Zorobabel por ser hijo de Pedaya, que lo fuera de Jeconías (1Cr_3:17-19). 4) Era común en la corte babilónica tener dos nombres. Así, nuestro personaje pudo llamarse Sesbasar en el trato con los funcionarios gentiles y Zorobabel al ponerse en contacto con los judíos, a los cuales repugnaba el primer nombre, teóforo de una divinidad pagana.
No parece que tales razones zanjen la cuestión. En primer lugar, es distinta la misión que recibe Sesbasar de la que se confía a Zorobabel. Que los dos son personajes distintos con misión diferente se deduce Deu_5:14-16, en donde se habla de Sesbasar acaso sea el mismo Zorobabel el que habla en tercera persona, lo que es incomprensible en el caso de ser él Zorobabel. En segundo lugar, del hecho que fuera Zorobabel peha en tiempos del profeta Ageo (520 a.C.) no se deduce que lo fuera en 537, esto es, en tiempos de la primera caravana de repatriados. Pero aún es probable que Sesbasar fuera el primer gobernador de Judea, siendo reemplazado más tarde por Zorobabel. En 5:14-16 se habla de Sesbasar, como persona ausente. Fue él el primer alto comisario del poder central, encargado de transportar el material cultual y de reedificar el templo. Al tercer argumento cabe oponer que el título de príncipe (nasi) no prueba que descendiera de familia real. Con el mencionado título se alude al poder político que ejercía Sesbasar (Eze_30:13; Jer_34:2). Era Sesbasar príncipe de Judá por nombramiento real, mientras que Zorobabel lo era de nacimiento (Jer_3:2-8; Jer_4:23; Jer_5:2; Neh_12:1; Age_1:1-12; Age_2:2-23). No cabe duda que un mismo personaje llevaba a veces dos nombres (Dan_1:6; 2Re_15:19), pero la dificultad radica en que un príncipe de Judá lleve dos nombres de origen babilónico. Hemos visto el origen etimológico de la palabra Sesbasar; Zorobabel viene de Zerbabili = simiente de Babilonia. ¿Por qué no adoptó un nombre hebraico al contacto con los judíos? De todo lo dicho se desprende que no existen argumentos válidos para identificar a Sesbasar con Zorobabel. En cuanto al testimonio de los antiguos, el autor de 3 Esdr 2:11; 4:13; 43-46; 5:1-6; 68-73 distingue ambos personajes; Flavio Joseíb7 los identifica.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter I.

[Israels returne from Babylon.]

1 The Proclamation of Cyrus for the building of the Temple. 5 The people prouide for the returne. 7 Cyrus restoreth the vessels of the Temple to Sheshbazzar.
1 Now in the first yeere of Cyrus King of Persia, (that the word of the Lord [ 2Ch_36:22 ; Jer_25:12 ; Jer_29:10 .] by the mouth of Ieremiah, might be fulfilled) ye Lord stirred vp the spirit of Cyrus king of Persia, that he [ Hebrew: caused a voice to passe.] made a proclamation throughout all his kingdome, and put it also in writing, saying;
2 Thus sayth Cyrus king of Persia, The Lord God of heauen hath giuen mee all the kingdomes of the earth, and he hath [ Isa_44:28 ; Isa_45:1 ; Isa_45:13 .] charged me to build him an house at Ierusalem, which is in Iudah.
3 Who is there among you of all his people? his God be with him, and let him goe vp to Ierusalem, which is in Iudah, and build the house of the Lord God of Israel (He is the God) which is in Ierusalem.
4 And whosoeuer remaineth in any place where hee soiourneth, let the men of his place [ Hebrew: lift him vp.] helpe him with siluer, and with golde, and with goods, and with beasts, besides the free-will offering for the house of God that is in Ierusalem.
5 Then rose vp the chiefe of the fathers of Iudah and Beniamin, and the Priests, and the Leuites, with all them whose spirit God had raised to goe vp, to build the house of the Lord which is in Ierusalem.
6 And all they that were about them, [ That is, helped them.] strengthened their hands with vessels of siluer, with golde, with goods, and with beasts, and with precious things; besides all that was willingly offered.

[Israels returne from Babylon.]

7 Also Cyrus the king brought foorth the vessels of the house of the Lord, [ 2Ki_24:13 ; 2Ch_36:7 .] which Nebuchadnezzar had brought foorth out of Ierusalem, and had put them in the house of his gods:
8 Euen those did Cyrus king of Persia bring foorth, by the hand of Mithredath the treasurer, and numbred them vnto [ See Ezr_5:14 .] Sheshbazzar the Prince of Iudah.
9 And this is the number of them: thirtie chargers of golde, a thousand chargers of siluer, nine and twentie kniues:
10 Thirtie basins of golde: siluer basins of a second sort, foure hundred and ten: and other vessels a thousand.
11 All the vessels of golde and of siluer, were fiue thousand and foure hundred. All these did Sheshbazzar bring vp with them of [ Hebrew: the transportation.] the captiuitie, that were brought vp from Babylon vnto Ierusalem.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

La vuelta del destierro. Comienza una nueva era. Los que separaron este libro de los capítulos precedentes, que conocemos con el nombre de Crónicas, sintieron que con esta página comenzaba una nueva era, y entonces, a nueva era, nuevo libro. El Cronista quiso describir un final y lo concentró en Jerusalén, Templo y muralla. De los habitantes, unos murieron y otros fueron deportados como esclavos. Es decir, en la tierra prometida no quedaba nada, ni Templo, ni ciudad, ni habitantes. Quedaba un resto en Babilonia, y quedaba la fidelidad del Señor, soberano de la historia.
Precisamente ese interés de Dios en la historia de los hombres hace posible la nueva era. El Señor que incitó a Nabucodonosor para el castigo, suscita a Ciro para la restauración. Y, ¿cuál es la novedad? En la historia universal, el advenimiento de un nuevo imperio, que reemplaza a Asiria y Babilonia, aportando formas nuevas de vida internacional. Hay una novedad en la relación de Ciro con los judíos. El Señor no suscita jueces ni un rey para realizar su independencia, suscita un monarca extranjero. Sometida a él como provincia de un gran imperio, la comunidad judía se salvará de los enemigos vecinos y de las tentaciones políticas internas.
En la historia de Israel también comienza una nueva era. Ya el nombre lo dice: en adelante los israelitas serán los judíos; al rey sucederá el sacerdote; a los profetas la escatología. En esta etapa se modelará la nueva comunidad del futuro. En el edicto de tolerancia religiosa (2), el nuevo emperador define su política. La reconstrucción de los templos es una manera de congraciarse con las poblaciones locales y especialmente ganarse el apoyo de la clase sacerdotal, muy influyente de ordinario. La repatriación (3) será un modo de deshacer la política de los monarcas babilonios. Éstos habían quebrantado el nacionalismo judío. Ciro, permitiendo el regreso de los exilados marcaba la distancia que lo separaba de aquella política.
Este segundo éxodo es de principio a fin obra de Dios. No vuelven todos sino aquellos a quienes Dios «mueve» (5). Históricamente fue así: en la primera expedición solo regresaron unos escogidos, los entusiastas, los contagiados con la esperanza que predicó Isaías II, otros muchos se quedaron, los que habían perdido definitivamente la esperanza, los que se habían mezclado con la población, los que habían hecho fortuna en el destierro y no querían sacrificarla. No todos se sintieron movidos por Dios. Hacía falta en aquel momento sentir la pobreza o tener el desprendimiento para ponerse en marcha.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



La devolución de los utensilios del templo. Este párrafo sin duda está basado en el inventario de los utensilios del templo que fueron devueltos, el cual se debe haber hallado en los archi vos del templo. El autor no lo incluyó por su interés como anticuario como lo prueban sus propios comentarios previos. Primero, varios elementos recuerdan aspectos del éxodo de Egipto. Es obvio por Isa. 52:11, 12 que se esperaba que se devolvieran los utensilios como parte del segundo éxodo. Además, el v. 11 utiliza una fórmula común en otras partes para describir el éxodo (cf. Gén. 50:24; Exo. 3:8, 17; y especialmente 33:1). Finalmente, es posible que el título original de Sesbasar, dirigente de Judá (8) sea un reflejo de Núm. 7:84-86 (cf. Núm. 2:3-31; 7:1-83; 34:18-28, en los cua les RVA traduce la misma palabra como jefe), donde los jefes de las distintas tribus van conectados con tales utensilios durante el período del desierto.

En segundo lugar, el v. 7 destaca que estos utensilios son los mismos que habían sido quitados del primer templo en Jerusalén (ver 2 Rey. 24:13; 25:13-15; 2 Crón. 26:7, 10, 18). En forma simbólica puede ser que tomaron el lugar de los dioses o ídolos de otras naciones que Nabucodonosor capturó y puso en su templo como muestra de su superioridad. Al ser devueltos, y en forma indirecta, al ser utilizados nuevamente en las ceremonias del segundo templo en la misma época del autor se pudo establecer una fuerte línea de continuidad con el templo de Salomón. Sirvieron para enfocar la atención sobre la unión del pueblo de Dios y revivieron el culto del templo parado por el exilio.

Notas. 8 Sesbasar fue el primer gobernador de la provincia persa de Judá (cf. 5:14). No se sabe nada más por seguro acerca de él. Es muy posible que haya sido un jefe destacado de la tribu de Judá, pero las sugerencias de que haya sido de la familia de David o que se le debe identificar como Zorobabel son especulativas. 9, 10 La traducción exacta de los diferentes tipos de utensilios es muy incierta de modo que se asigna una variedad de artículos a la palabra. 11 El total, 5.400, no es igual a la suma de sus partes. Puede ser que esto se deba a errores al copiar los símbolos de las cifras o sencillamente fue un error en los cálculos (de esto hay muchos ejem plos en los textos del tesoro persa en Persépolis).

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1-3. Ver 2Cr_36:22-23.

5. Los testimonios históricos y arqueológicos permiten afirmar que no fueron muy numerosos los exiliados que decidieron regresar a Judá. Muchos de ellos, una vez instalados en Babilonia, encontraban demasiado duro tener que empezar todo de nuevo.

7. Ver 2Re_25:13-17.

11. "5.400": esta cifra no concuerda con la totalidad de los objetos enumerados, que sólo suman 2.499. Esto se debe probablememe a que el Cronista cita un fragmento de un inventario más amplio, que incluía el número completo de los utensilios devueltos a los judíos.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*1-6 La primera parte del libro es continuación de 2 Crón; describe los preparativos para la reconstrucción del templo de Jerusalén, que será llamado «segundo templo» y que siglos después reformará Herodes. Los acontecimientos se sitúan durante los reinados de Ciro (538-528 a.C.), Cambises (528-522 a.C.) y Darío I (522-486 a.C.), reyes de Persia.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

vasijas... La traducción de esta palabra puede variar a cuchillos, según sean sus consonantes o vocalización.

Torres Amat (1825)



[1] Ciro había reinado ya veinte años en Persia. La fecha es octubre de 539 a.C.. 2 Cro 36, 22; Jer 25, 12; 29, 10; Is 45, 13; 46, 11.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 1.1 2 Cr 36.21; Jer 25.11; 29.10.

[2] 1.7 2 R 24.13; 25.13-16.

Nueva Traducción Viviente (Tyndale House, 2009)

El significado de esta palabra hebrea es incierto.