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Llevó la respuesta de Ester a Mardoqueo, (Ester  4, 12) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

וַ‎(וְ)

Hebrew|wa|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

יַּגִּ֣ידוּ‎(נָגַד)

Hebrew|yyaggˈîḏû|report

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: plural
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: wayyiqtol
Verbal stem: hif‘il


[H5046] [n.ar.aa] [1289]
[נגד] [GES4962] [BDB5549] [HAL5432]

לְ‎(לְ)

Hebrew|lᵊ|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

מָרְדֳּכָ֔י‎(מָרְדֳּכַי)

Hebrew|mordᵒḵˈāy|Mordecai

Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4782] [m.dj.ag]
[מרדכי] [GES4695] [BDB5247] [HAL5137]

אֵ֖ת‎(אֵת)

Hebrew|ʔˌēṯ|[object marker]

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H853] [a.gm.aa] [186]
[את] [GES828] [BDB894] [HAL913]

דִּבְרֵ֥י‎(דָּבָר)

Hebrew|divrˌê|word

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H1697] [d.ai.ab] [399a]
[דבר] [GES1603] [BDB1811] [HAL1822]

אֶסְתֵּֽר‎(אֶסְתֵּר)

Hebrew|ʔestˈēr|Esther

Part-of-speech: proper noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H635] [a.ew.al]
[אסתר] [GES613] [BDB650] [HAL671]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Consternación de los judíos (4:1-3).
1Cuando supo Mardoqueo lo que pasaba, rasgó sus vestiduras, se vistió de saco y se cubrió de ceniza, y se fue por medio de la ciudad, dando fuertes, dolorosos gemidos, 2 y llegó hasta la puerta del rey, pues no era a nadie lícito entrar vestido de saco. 3 En todas las provincias, dondequiera que llegó la orden del rey y su edicto, hubo entre los judíos gran desolación, y ayunaron y lloraron y clamaron, acostándose muchos sobre la ceniza y vestidos de saco.

Los judíos de Susa leyeron el decreto real que decidía su suerte, pero ignoraban otros detalles. En cambio, un secreto servicio de información había contado detalladamente a Mardoqueo la manera como Aman había arrancado al rey aquel decreto, la cantidad en metálico que había ofrecido al tesoro (4:7) y otros pormenores. Ya que Mardoqueo había provocado con su conducta arrogante la catástrofe que se avecinaba, justo era que tomara él la iniciativa para contrarrestar el golpe. Primeramente quiso asegurarse el apoyo de Ester. Para ello, en señal de profundo duelo, rasgó sus vestiduras, se vistió de saco, puso ceniza sobre su cabeza y, a grandes gritos lanzóse a la calle, caminando en dirección al palacio real. Por el hecho de andar Mardoqueo con hábitos de penitencia exteriorizando su dolor por la orden real, podía correr peligro su vida. Pero Aman, seguro de la presa, toleró que Mardoqueo continuase en su actitud (5:9-15)· Los dioses, además, habían ya fijado el día y mes en que debía actuar, y no era posible contravenir su voluntad (3:7) adelantando los acontecimientos.

La noticia en palacio (4:4-8).
4 Las doncellas de Ester y sus eunucos vinieron a decírselo. La reina se quedó muy atemorizada y mandó vestidos a Mardoqueo para que se los pusiese, quitándose el saco; pero él se negó a aceptarlos. 5 Entonces llamó Ester a Hatac, uno de los eunucos que había puesto cerca de ella el rey, y le mandó que fuera a preguntar a Mardoqueo qué era aquello y de dónde venía. 6 Fue Hatac a Mardoqueo, a la plaza de la ciudad, delante de la puerta del rey; 7 y Mardoqueo le contó lo que pasaba y le dio noticia de la suma que Aman había ofrecido entregar al tesoro del rey en pago del exterminio de los judíos. 8 Dio le también copia del edicto que se había publicado en Susa para exterminarlos, a fin de que se la enseñase a Ester y le diese cuenta de todo, y mandó a Ester presentarse al rey para pedirle gracia y pedirle por su pueblo.

Mardoqueo consiguió lo que se propuso: llegar a las puertas del palacio e interesar a la reina en el asunto. La extraña indumentaria y los gritos de dolor despertaron la curiosidad de los servidores de palacio, los cuales, al reconocer a Mardoqueo, y conociendo su parentesco con Ester, lo anunciaron a la reina. Esta, tras de ofrecer a Mardoqueo otros vestidos, trató de introducirlo en palacio, pues a nadie estaba permitido traspasar el umbral del palacio vestido de saco. Mardoqueo rehusó el ofrecimiento. No pudiendo convencerle, Ester dispuso que el eunuco Hatac se entrevistara con Mardoqueo para que éste le explicara lo que ocurría. Mardoqueo se lo contó al detalle, entregándole además una copia del edicto para que se lo diera a la reina. Terminó su entrevista con el eunuco exigiendo a la reina Ester que se presentara al rey e intercediera por el pueblo judío.

Mardoqueo exige obediencia (5:1-3).
1 Le dijo que la mandaba que entrase al rey y le pidiese gracia para el pueblo: 2 Acuérdate de los días de tu abatimiento, cuan-4o eras criada por mi mano; porque Aman, el primero despues del rey, ha hablado contra nosotros para hacernos morir. 3 Invoca al Señor y habla al rey por nosotros; líbranos de la muerte.

Razones de conveniencia aconsejaban a Ester a tener en secreto su ascendencia judía (2:10.20); pero, ante el peligro que se cierne sobre su pueblo, debe posponer sus intereses propios al bien de la nación. Mardoqueo es el portavoz de los intereses de su nación. Al revés de la reina, que se siente desligada de la comunidad judía y busca preferentemente su comodidad.

Reparos de Ester (4:9-11).
9 Fue Hatac y comunicó a Ester lo que le había dicho Mardoqueo. 10 Ester encargó a Hatac que fuera a decir a Mardoqueo: 11 Todos los servidores del rey y todo el pueblo de las provincias del rey saben que hay una ley que castiga con pena de muerte a cualquiera, hombre o mujer, que entre al rey, al atrio interior, sin haber sido llamado; sólo se libra de la muerte aquel a quien el rey tiende su cetro de oro, y yo no he sido llamada por el rey desde hace treinta días.

Ester invocó una ley conocida en Susa y provincias. En efecto, Dioces el Meda, según Heródoto (1:99), ordenó que nadie se presentara al rey si no había sido convocado previa y nominalmente. Esta ley fue confirmada por los monarcas de Persia 1, que autorizaban a los particulares y corporaciones solicitar audiencia real. Tales medidas se dieron para mantener la figura real envuelta en un nimbo misterioso y para asegurar su vida contra los conspiradores ambiciosos. Era libre Ester de solicitar audiencia real; pero existía el temor de que el rey montara en cólera y tomara ocasión de ellos para repudiarla. El texto deja vislumbrar que su reputación había disminuido notablemente. Es probable que la verdadera reina fuera Amestris 2, y que Ester ocupara un puesto secundario.

Sería amenaza de Mardoqueo (4:12-14).
12 Cuando recibió Mardoqueo la contestación de Ester, 13 mandó que le respondieran: No vayas a creer tú que serás la única en escapar entre los judíos todos por estar en la casa del rey, 14 porque, si ahora callas y el socorro y la liberación viniera a los judíos de otra parte, tú y la casa de tu padre pereceríais. ¿Y quién sabe si no es precisamente para un tiempo como éste para lo que tú has llegado a la realeza?

Del verbo, en plural, le respondieron, se deduce que en esta ocasión intervinieron varios mensajeros. Se recrudece el forcejeo entre Ester, que trata de inhibirse, y Mardoqueo, que defiende y se identifica con la causa del pueblo. Mardoqueo le da a entender que, si cree peligroso presentarse ante el rey, no lo es menos cruzarse de brazos y dejar que la historia siga su curso. Porque, tarde o temprano, conocerá Aman la nacionalidad de Ester, y entonces es posible que se vea envuelta en el exterminio general. No vaya tampoco a pensar que recibirá del rey un trato de favor, porque los monarcas persas repudiaban por cualquier motivo aun las mismas esposas que fueron en un tiempo las favoritas. La marea antijudía podría penetrar incluso en el mismo palacio real. Por otra parte, sabe Mardoqueo que el pueblo judío no puede perecer, porque Dios no permitirá que su pueblo desaparezca de la faz de la tierra. Si Ester se niega a actuar, la salvación surgirá de otra parte. No piensa Mardoqueo en una ayuda militar de otra nación, sino en la providencia de Dios, que vela por su pueblo predilecto. En la literatura rabínica aparece el término rnaqom, lugar, para designar a Dios. De esta manera, al decir el autor que la salvación vendrá de otro lugar, quiere expresar que, en todo caso, se encargará Dios de proteger a su pueblo. Finalmente, está convencido Mardoqueo que la elevación de Ester a la categoría de reina la dispuso Dios en previsión de la situación actual. La forma interrogativa equivale aquí a una afirmación. Si Ester no sabe leer en el curso providencial de la historia, demuestra que la vida muelle de palacio le ha hecho olvidar la verdad de que Dios levanta y humilla las personas a su antojo y de que todos los hilos de los acontecimientos están en sus

Ester en acción (4:15-17).
15 Ester mandó decir a Mardoqueo: 16 Ve y reúne a los judíos todos de Susa y ayunad por mí, sin comer ni beber por tres días, ni de noche ni de día. Yo también ayunaré igualmente con mis doncellas, y después iré al rey, a pesar de la ley, y si he de morir, moriré. 17 Mardoqueo se fue e hizo lo que Ester le había mandado.

Los argumentos de Mardoqueo la convencen, y Ester decide presentarse ante el rey. Pero, como la misión es difícil y pone en peligro su vida, necesita de la ayuda espiritual de los judíos residentes en Susa, de los cuales era Mardoqueo el elemento más destacado. Con el ayuno quería Ester que Dios se acordara de su pueblo (2Sa_12:16; 2Re_21:27); que tuviera compasión de él y alejara el peligro que se cernía sobre la nación judía (Jdt_4:13; 1Cr_20:3). Ester ayunará también tres días (Exo_19:10-16; Jos_1:11), en compañía de sus doncellas, que o bien eran de origen judío o se habían convertido al judaísmo.
Tomadas estas medidas de orden espiritual, decide Ester presentarse al rey, resignándose a morir en el caso de que su misión fracasara. No espera ella triunfar por su belleza y encantos femeniles, sino con la ayuda del cielo. En la historia que refiere Heródoto (Jos_3:68-78) sobre el descubrimiento del fraude del falso Smerdis y la matanza de magos que siguió, Otanes pide a su hija Fedima, concubina de Smerdis, que lleve a cabo una misión parecida a la de Ester. Con peligro de su vida, Fedima decidió informar a su padre sobre la personalidad del usurpador, asegurando de esta manera el restablecimiento de la dinastía persa.

Oración de Mardoqueo (Jos_13:8-18).
8 Y oró al Señor, haciendo memoria de todas sus obras, 9 diciendo: Señor, Señor, Rey omnipotente, en cuyo poder se hallan todas las cosas, a quien nadie podrá oponerse si quisieres salvar a Israel: 10 Tú, que has hecho el cielo y la tierra y todas las maravillas que hay bajo los cielos, n tú eres dueño de todo, y nada hay, Señor, que pueda resistirte. 12 Tú lo sabes todo; tú sabes, Señor, que no por orgullo, ni por altivez, ni por vanagloria hice yo esto de no adorar al orgullo Aman; 13 que de buena gana besaría las huellas de sus pies por la salud de Israel; 14 que yo hice esto por no poner la gloria del hombre por encima de la gloria de Dios; que no adoraré a nadie fuera de ti, mi Señor, y que obrando así no lo hago por altivez. 15 Ahora, pues, Señor, mi Dios y mi Rey, Dios de Abraham, perdona a tu pueblo cuando ponen en nosotros los ojos para nuestra perdición, con el ansia de destruir tu antigua heredad. 16 No eches en olvido esta tu porción, que para ti rescataste de la tierra de Egipto. 17 Escucha mi plegaria y muéstrate propicio a tu heredad; vuelve nuestro duelo en alegría para que viviendo cantemos, Señor, himnos a tu gloria, y no cierres, Señor, la boca de los que te alaban. 18 Y todo Israel clamó con toda su fuerza, porque tenían la muerte a la vista.

Una vez llegados a un acuerdo, Ester y Mardoqueo pusieron manos a la obra. El texto griego recoge las oraciones que pronunciaron ambos antes de emprender la difícil tarea de desvirtuar el decreto real. Una vez terminado el himno de alabanza y habiendo justificado su conducta, pide Mardoqueo clemencia para su pueblo. El ayuno colectivo de Susa demuestra que, si hasta el presente han sido infieles a su Dios, quieren ahora expiar su pecado con la penitencia. Si Israel desaparece bajo la espada de Aman, no habrá nadie en adelante que cante himnos a Yahvé, pues en la muerte no se hace ya memoria de ti; en el sepulcro, ¿quién te alabará? (Sal_6:6). Los otros pueblos tienen sus propios dioses y, por lo mismo, no se acordarán de Yahvé.

Ester en traje de penitencia (Sal_14:1-2).
1 La reina Ester, presa dé mortal angustia, acudió al Señor, 2 y, despojándose de sus vestidos de corte, se vistió de angustia y duelo, y, en vez de los ricos perfumes, se cubrió la cabeza de polvo y ceniza, mortificando duramente su cuerpo, dejando caer en desorden las trenzas de su cabellera sobre aquellas partes que cubría antes con graciosos atavíos.

A tono con la gravedad de las circunstancias, pone Ester en juego las muestras de dolor en uso entre los antiguos. Como señal de duelo, hombres y mujeres cortaban su cabellera (Amo_8:10; Amo_3:17. 24; Amo_15:2; Amo_22:12, etc.); pero no recurrió Ester a este medio, en vistas de que debía presentarse ante el rey dentro de día y medio. Sin embargo, sacrificó el orgullo de su cabellera, dejándola caer en desorden sobre su rostro y busto, tapando con ello lo que antes fue trono de su hermosura.

1 heródoto,Amo_1:33.
2 Cyrop. VIII 8:18.
3 Heródoto, 5:18; 29:110.
4 Heródoto, 1:8-12.
5 Coniugalia praecepta 16.
1 Heródoto, 3:69.
2 Heróüoto, 3:159; Est_4:43; Est_4:5J4!Est_6:4; Est_7:9-10; Est_7:8,7; Est_9:13.14-25; Esdr 6,ti.
3 Heródoto, 7:100; 8:85.
1 A. Âåá, De origine vocis pur; Â q (1930) 198-199.
2 Herodoto, 8:98; Jenofonte, Cyr. 8,6.17.
1 Heródoto, 3:72.77.84-
2 Heródoto, 7:61.114.


Plegaria de Ester.
En esta larga oración podemos distinguir los siguientes elementos: 1) exordio (v.3-4); 2) pasado y presente de Israel (v.5-7); 3) designios de los enemigos (v.8-10); 4) peticiones: castigar a los enemigos (v.11); salvar al pueblo (v. 13-14), alegando sus buenas intenciones (v.15-18); conclusión (v.19).

Exordio (14:3-4).
3 Y oró al Señor, Dios de Israel, diciendo: Señor mío, tú, que eres nuestro único Rey, socórreme a mí, desolada, que no tengo ayuda sino en ti, 4 porque se acerca el peligro.

Confiesa Ester que Yahvé es el único Rey de Israel, el único Dios que merece tal nombre. Cualquier hombre o mujer que osare entrar al atrio interior del palacio sin haber sido llamado, incurría en la pena de muerte. Ester estaba decidida a hacerlo, y sabe que, si Dios no está con ella, morirá dentro de unas horas.

Pasado y presente de Israel (14:5-7).
5 Desde que nací he oído en la tribu de mi familia que tú, Señor, escogiste a Israel entre todas las naciones y a nuestros padres entre todos sus progenitores por heredad perpetua, y que les cumpliste cuanto les habías prometido. 6 Ahora nosotros hemos pecado delante de ti y tú nos entregaste en poder de nuestros enemigos 7 en castigo de haber adorado a sus dioses. Justo eres, Señor.

Era Ester de la tribu de Benjamín. Se inculcaba a los niños de Israel la idea de que pertenecían a un pueblo que Dios había elegido para sí (Jos_24:2-3; Eze_20:5).

Designios de los gentiles (Eze_14:8-10).
8 Mas ellos no se contentan con imponernos dura servidumbre, y han puesto sus manos sobre las manos de sus ídolos, 9 jurando anular las promesas de tu boca, borrar tu heredad, cerrar la boca de los que te alaban, extinguir la gloria de tu casa y de tu altar, 10 abrir la boca de los gentiles para celebrar las proezas de sus ídolos y hacer que un rey de carne sea por esto ensalzado para siempre.

Este estado de pecado en que se encuentra Israel ha envalentonado a los gentiles, que han decidido borrar definitivamente su memoria y anular las promesas que un tiempo le hizo Yahvé. A ello se han obligado con juramento, colocando sus manos sobre sus ídolos, como actualmente se jura con las manos sobre los santos Evangelios. Es más, pretenden que, al exterminar a Israel, acabarán también con su Dios, celebrando ellos las proezas de sus ídolos y concediendo honores divinos a un rey de carne. Así, pues, la ruina de Israel significa el término del reinado de Yahvé sobre el mundo.

Peticiones (Eze_14:11-19).
11 No entregues, Señor, tu cetro a los que nada son, ni se rían de nuestra caída; antes bien, haz que sus consejos se vuelvan contra ellos; haz para todos escarmiento al autor de esta guerra contra nosotros; 12 acuérdate de nosotros, Señor; date a conocer en el día de nuestra tribulación y fortaléceme, Rey de los dioses, Dominador de todo poder. 13 Pon en mis labios palabras apropiadas en presencia del león y muda su corazón en odio al que nos hace la guerra para ruina suya y de sus parciales. 14 Líbrame con tu mano y ayúdame a mí, que estoy sola y no tengo sino a ti, Señor. 15 Tú lo sabes todo y sabes, por tanto, cómo aborrezco la gloria de los inicuos y detesto el lecho de los incircuncisos y de todos los extraños. 16 Tú conoces que sólo por necesidad estoy donde estoy, que detesto las señales de mi gloria que llevo sobre la cabeza en los días de mi pública presentación; que las abomino como paño de menstruación; que no las llevo en mis días de retiro; 17 que no ha participado tu sierva de la mesa de Aman, ni aprecio los banquetes del rey, ni bebo el vino de las libaciones; 18 que no ha tenido tu sierva día alegre, desde el día de su encumbramiento hasta hoy, sino en ti, Señor, Dios de Abraham.19 i Oh Dios sobre todos fuerte! oye la voz de los desamparados y líbranos del poder de los perversos, líbrame a mí de todo mal.

Pide Ester a Dios castigue la insolencia de los que pretenden quitarle el cetro para entregárselo a los ídolos, a los que nada son (Sal_96:5; 1Co_8:4-10). No permita Dios que los paganos se rían de El y de su pueblo (Sal_70:2-4; Sal_71:10-13), ni que Aman, su enemigo encarnizado, lleve a término sus planes. Esta oración de Ester no se encuentra en el texto hebraico. La ardiente devoción que demuestra en ella no se armoniza con su resistencia a intervenir en favor del pueblo (c.4), más interesada en conservar su puesto que en ayudar a sus hermanos los judíos. La intervención decidida de Mardoqueo logró despertar los sentimientos religiosos, que yacían, acaso aletargados, en su corazón; es de creer que durante los años que estuvo bajo la tutela de Mardoqueo recibió una educación religiosa y patriótica muy sólida, que reaparece en este trance definitivo.

En la guarida del león (Sal_15:4-9a).
4 El día tercero, así que acabó su oración, se despojó de sus hábitos de penitencia y se vistió de gala. 5 Y así, espléndidamente aderezada e invocando a su Dios y Salvador, testigo de todas las cosas humanas, tomó a dos de sus siervas, 6 apoyándose en una de ellas, como quien no puede, de puro delicada, sostenerse, 7 mientras la otra la seguía, llevando la cola de su manto. 8 Aparecía enteramente hermosa, el rostro sonrosado, alegre y como encendido de amor, mas el corazón oprimido por el miedo. 9a Y, atravesando todas las puertas, se detuvo delante del rey.

El autor griego dramatiza la escena, que refiere escueta y sobriamente el texto hebreo (Sal_5:1ss). El día tercero determinó presentarse al rey. Su confianza en Dios era ilimitada, pero no pudo impedir que le asaltase el miedo. La oveja se iba a enfrentar con el lobo.

Ante el rey (Sal_15:9-19).
9b Hallábase éste sentado en su trono, vestido con todo el aparato de su majestad, cubierto de oro y piedras preciosas, y aparecía en gran manera terrible. 10 Levantando el rostro radiante de su majestad, en el colmo de su ira, dirigió su mirada, y al punto la reina se desmayó, y, demudado el rostro, se dejó caer sobre la sierva que la acompañaba. n Pero mudó Dios el espíritu del rey en mansedumbre, y, asustado, se levantó de su trono y la puso sobre sus rodillas hasta que ella volvió en sí. La consolaba con blandas palabras,12 diciendo: ¿Qué es esto, Ester? Yo soy tu hermano, cobra ánimo. 13 No, no morirás, que mi mandato es para el común de las gentes. 14 Acércate. 15 Y, tomando el cetro de oro, la tocó en el cuello y la besó, diciendo: Habíame. 16 Y ella le dijo: Te vi, señor, como a un ángel de Dios, y mi corazón quedó turbado ante el temor de tu majestad, 17 pues eres, señor, admirable y tu rostro está lleno de dignidad. 18 Y mientras hablaba, volvió a caer desmayada. 19 Turbóse el rey, y toda la servidumbre la atendía.

La belleza encantadora de Ester no pudo impedir que a su aparición le lanzara el rey una mirada en el colmo de su ira; pero la feminidad de la reina, que tiembla y se desvanece a tiempo ante la actitud viril del monarca, triunfó plenamente. El texto atribuye a Dios el cambio radical operado en el ánimo del rey. Ester compara a Asuero a un ángel de Dios (1Sa_29:9; 2Sa_14:17-20), ante cuya vista tiemblan los hombres (Dan_8:17-18; Dan_10:5-10). Otro desmayo de la reina turbó al rey, que pidió auxilio a la servidumbre. El texto que acabamos de comentar es una paráfrasis del siguiente pasaje del original hebraico,

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter IIII.

1 The great mourning of Mordecai and the Iewes. 4 Esther vnderstanding it, sendeth to Mordecai, who sheweth the cause, and aduiseth her to vndertake the suit. 10 Shee excusing her selfe is threatned by Mordecai. 15 She appointing a fast, vndertaketh the suit.
1 When Mordecai perceiued all that was done, Mordecai rent his clothes, and put on sackcloth with ashes, and went out into

[Hamans suit made knowen to Esther.]

the midst of the citie, and cried with a loud and a bitter crie:
2 And came euen before the kings gate: for none might enter into the kings gate clothed with sackcloth.
3 And in euery prouince, whithersoeuer the kings commaundement, and his decree came, there was great mourning among the Iewes, and fasting, and weeping, and wailing, and [ Hebrew: sackecloth and ashes were laid vnder many.] many lay in sackcloth and ashes.
4 So Esthers maides and her [ Hebrew: Eunuches.] chamberlaines came, and told it her: then was the Queene exceedingly grieued, and she sent raiment to clothe Mordecai, and to take away the sackcloth from him: but he receiued it not.
5 Then called Esther for Hatach, one of the kings chamberlaines, [ Hebrew: whom he had set before her.] whom he had appointed to attend vpon her, and gaue him a commaundement to Mordecai, to know what it was, and why it was.
6 So Hatach went forth to Mordecai, vnto the street of the citie, which was before the kings gate:
7 And Mordecai tolde him of all that had happened vnto him, and of the summe of the money that Haman had promised to pay to the Kings treasuries for the Iewes, to destroy them.
8 Also he gaue him the copie of the writing of the decree, that was giuen at Shushan to destroy them, to shewe it vnto Esther, and to declare it vnto her, and to charge her that she should goe in vnto the king, to make supplication vnto him, and to make request before him, for her people.
9 And Hatach came and told Esther the words of Mordecai.
10 Againe Esther spake vnto Hatach, and gaue him commaundement vnto Mordecai;
11 All the Kings seruants, and the people of the kings prouinces do know, that whosoeuer, whether man or woman, shall come vnto the King into the inner court, who is not called, there is one lawe of his to put him to death, except such to whom the King shall hold out the golden scepter, that he may liue: but I haue not beene called to come in vnto the King, these thirtie dayes.
12 And they tolde to Mordecai Esthers words.
13 Then Mordecai commanded to answere Esther; Thinke not with thy

[Her fast, and suit to the King.]

selfe that thou shalt escape in the kings house, more then all the Iewes.
14 For if thou altogether holdest thy peace at this time, then shall there [ Hebrew: respiration.] enlargement and deliuerance arise to the Iewes from another place, but thou and thy fathers house shall be destroyed: And who knoweth, whether thou art come to the kingdome for such a time as this?
15 Then Esther bade them returne Mordecai this answere:
16 Goe, gather together all the Iewes that are [ Hebrew: found.] present in Shushan, and fast yee for me, and neither eate nor drinke three dayes, night or day: I also and my maidens will fast likewise, and so will I goe in vnto the king, which is not according to the Law, and if I perish, I perish.
17 So Mordecai [ Hebrew: passed.] went his way, and did according to all that Esther had commanded him.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Ester Acepta Interceder

1-5 Mardoqueo tenía toda la razón para lamentarse por el decreto de Amán porque el hecho de haberse negado a reconocer la promoción de Amán había perjudicado a toda la raza judía. Por medio del acto de ponerse la vestidura de duelo y dar gritos, los judíos daban a conocer su crisis, se identificaban y llamaban la atención al inexplicable decreto. Mardoqueo, sin embargo, ya no podía comunicarse con Ester porque el vestido de cilicio no era permitido dentro de la ciudadela. Cuando Ester supo que estaba de duelo le envió ropa apropiada para sustituir la de cilicio, pero él no la aceptó. La gran congoja de Ester indica genuino amor y preocupación. Hatac el eunuco en quien ella confiaba fue a averiguar lo que pasaba.

6-11
Mardoqueo no dejó piedra por mover para explicar todos los detalles pertinentes, y le dijo a Hatac lo que sabía, incluyendo la cantidad exacta de la plata prometida por Amán para la tesorería real. Hatac llevó con él una copia del decreto para que Ester tuviera las palabras exactas, y la solicitud urgente de que se presentara ante el rey pidiendo misericordia. La respuesta de Ester es reveladora. Ella no tenía el derecho de acercarse al trono, ni había sido llamada por el rey en 30 días. Como todos los demás, si se acercaba al rey sin haber sido convocada, podía ser ajusticiada a menos que se le extendiera el cetro real.

12-17 A pesar del peligro, Mardoqueo dio órdenes a Ester diciéndole que, aunque era reina, no debía pensar que escaparía la muerte. Si no actuaba, la liberación de los judíos surgiría de otro lugar. Mar doqueo sin duda dio a entender que Dios protegería a su pueblo y que tenía el propósito de usar a Ester haciendo que fuera elegida reina. Este es un punto teológico importante en el libro. Mardoqueo creía que Dios guía en eventos políticos y en vidas individuales, aunque los que están en poder no lo reconozcan. El hecho de que Ester haya pedido ayuno por tres días revela que compartía la fe de Mar doqueo en el Dios que contesta la oración, aunque ella no menciona su nombre. Su necesidad era tener valentía para cumplir su destino, intercediendo por la vida de su pueblo, aun cuando pudiera costarle la vida.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

12:8-10 Súplica de Mardoqueo a Ester. La reina Ester ha sido informada de la suerte que se cierne sobre su pueblo. El redactor que ha insertado ampliaciones al texto hebreo, incluyendo aquí la petición que hace Mardoqueo a la reina: invocar al Señor e interceder ante el rey.

4:9-17 Instrucciones de Ester a Mardoqueo. La reina es consciente de lo poco que ella puede hacer por sí misma. De ahí que la única esperanza sea una intervención divina, intervención que se espera mediante el ayuno y la penitencia. Por otra parte, el autor va dejando consignada una enseñanza importante: la elección de Ester no ha sido para privilegio alguno, sino, para el servicio. Es poco ser la reina del imperio persa, es mucho ser la mediadora en la obra de la liberación del pueblo de Dios aun con riesgo de perder la propia vida (16).

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*4:1-17 La iniciativa corresponde a Mardoqueo, cuyo plan de actuación pasa por la intervención de Ester; por eso tiene que informarle, convencerla e incluso presionarla (v. Est 4:13-14). Los gestos mencionados en el v. Est 4:1 indican desgracia, dolor, duelo y penitencia; con frecuencia tienen una intención religiosa y van acompañados de la oración.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[.] En los momentos difíciles, siempre hay personas mejor ubicadas que piensan salvarse o salvar su trabajo, y prefieren callarse en vez de solidarizarse con los que son maltratados o a los que se quitan sus derechos. Incluso si tienen más conocimientos religiosos, mejor saben justificar su silencio. Por eso, Mardoqueo insiste, recordando a Ester su deber. Se pongan a ayunar por mis intenciones (16). La gran confianza de Ester en las oraciones de su pueblo la lleva a poner en peligro su propia vida. Ester entiende, como el mismo Mardoqueo, que Dios no permitirá que desaparezca su pueblo.

Nueva Traducción Viviente (Tyndale House, 2009)

Así aparece en la versión griega; en hebreo dice ellos le dieron.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



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