Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Exaltación de Mardoqueo (8:1-2).
1
Aquel mismo día, el rey Asuero dio a Ester la casa de Aman, el enemigo de los judíos; y Mardoqueo fue presentado al rey, pues le había dado a conocer Ester el parentesco que a él le unía. 2
Quitóse el rey el anillo que había retirado a Aman y se lo dio a Mardoqueo. Ester, por su parte, estableció a Mardoqueo en la casa de Aman. Los acontecimientos se precipitan de manera asombrosa. El rey, voluble, brusco y expeditivo en sus negocios, se deja fácilmente llevar por el último que le habla, aunque sean sus cortesanos (1:21; 5:5; 6:10; 7:5). En un día cambia de favorito, dando muerte al que ocupaba el segundo lugar en el reino y elevando al mismo rango a un empleado de la puerta real. A Asuero le duele la traición de Aman. A más de condenarle a muerte, dispone que Mardoqueo administre en adelante los bienes de la casa de Aman (
Gen_39:4;
Gen_44:1-4;
1Re_13:8) y vigile los movimientos de sus familiares hasta que la justicia disponga de otra cosa. Aman era rico (
1Re_5:11) y tenía muchos hijos (
1Re_9:10). Según las leyes i, la propiedad de los ajusticiados pasaba al Estado. El rey entrega la casa de Aman a Ester como prueba de confianza, y ésta la traspasa a Mardoqueo. Empiezan los judíos a enriquecerse a costa de su enemigo.
Ester intercede por su pueblo (1Re_8:3-6).
3
Volvió después Ester a hablar al rey y, echándose a sus pies llorando, le suplicó impidiera los efectos de la maldad de Aman, agagita, y la realización de sus proyectos contra los judíos. 4
El rey tendió a Ester el cetro de oro, y ésta se levantó, quedándose en pie delante del rey, 5
y le dijo: Si al rey le place y si le parece justo mi ruego, y si soy grata a sus ojos, escriba revocando las cartas inspiradas por Aman, hijo de Hamedata, agagita, y escritas por él para exterminar a los judíos que hay en todas las provincias del rey, 6
porque ¿cómo podría yo ver que el infortunio alcanzara a mi pueblo? ¿Cómo podría ver el exterminio de mi raza? Ester y Mardoqueo estaban a salvo, pero era menester revocar el edicto de exterminio que pesaba sobre el pueblo judío desparramado por todo el imperio. El patriotismo de Ester se manifiesta de nuevo al presentarse por segunda vez al monarca sin haber sido llamada previamente. Por un artificio literario manifiesto, todo el capítulo 8 es una repetición, casi palabra por palabra, de lo dicho en 3:8-4:4, pero a la inversa. El paralelismo es perfecto entre la conducta de Aman en sus relaciones con el rey, la intervención de Ester para liberar al pueblo y las gestiones hechas por Mardoqueo. Señalamos las siguientes equivalencias: 8,5b-8 = 3:8-11; 8:9-12 = 3:12-13; 8:13-14 = 3:14-15; 8:15-17; 4:1-4.
El rey, bien dispuesto (8:7-8).
1
El rey Asuero dijo a la reina Ester y al judío Mardoqueo: Yo he dado a Ester la casa de Aman y él ha sido colgado de la horca por haber extendido la mano contra los judíos. 8
Escribid, pues, en favor de los judíos lo que bien os parezca en nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey, porque edicto escrito en nombre del rey y sellado con el anillo del rey, no puede ser revocado. Asuero se encuentra en situación embarazosa. Se ha puesto incondicionalmente de parte de Ester y Mardoqueo. Pero, como el edicto era irrevocable por llevar el sello real (
Dan_6:9;
Dan_6:13;
Dan_6:16), sugiere que se busque una solución para neutralizar con otro lo que se prescribía en el primero. La solución consistió en otorgar a los judíos autorización y medios no sólo para repeler la agresión, contando con el apoyo de los órganos gubernativos, sino para vengarse de sus enemigos.
Manos a la obra (Dan_8:9-10).
9
Fueron entonces llamados los secretarios del rey el día veintitrés del mes tercero, que es el mes de Siyán; y se escribió, conforme a lo que fue ordenado por Mardoqueo, a los judíos, a los sátrapas, a los gobernadores y a los jefes de las ciento veintisiete provincias, desde la India a la Etiopía, a cada provincia según su escritura y a cada pueblo según su lengua, y a los judíos según su escritura y su lengua. 10 Se
escribió en nombre del rey Asuero y se selló con el anillo del rey. Enviáronse las cartas por correos montados en ligeros caballos procedentes de los potreros reales. Esta sección corresponde exactamente a 3:12-15. La diferencia principal está en que el remitente es Mardoqueo; entre los destinatarios se mencionan los judíos. Antes eran ellos las víctimas. Estamos en el mes de Si van (nombre de origen babilónico), por lo cual han transcurrido dos meses y diez días desde el edicto de Aman (3:12). Durante este tiempo se desarrollaron los hechos narrados en 4:1-8:2. El uso que hace el autor de los números prueba que maneja libremente la narración.
Privilegios a los judíos (8:11-13).
11
Se daba a los judíos, en cualquier ciudad en que estuviesen, permiso para reunirse y defender su vida, y para destruir, matar y exterminar a todos aquellos, con sus niños y mujeres, de cada pueblo y de cada provincia, que tomaran las armas para atacarlos, y para dar sus bienes al pillaje; 12
y esto en un solo día, en todas las provincias del rey Asuero, el día trece del duodécimo mes, que es el mes de Adar. 13
Estas cartas contenían una copia del edicto que había de publicarse en cada provincia, e informaban a todos los pueblos de que los judíos estarían aquel día prestos a vengarse de sus enemigos. En el edicto anterior (3:13) se amenazaba a los judíos con el exterminio total; ahora se les autoriza a reunirse para defenderse, matar, destruir, exterminar a cuantos les ataquen (
Dan_6:25). Se les autoriza asimismo para incautarse de los bienes de sus perseguidores. Otros textos permiten a los judíos no sólo defenderse, sino pasar al ataque (
Dan_8:13;
Dan_9:1-16). Esta matanza tendrá lugar el 13 del mes de Adar, coincidiendo con el día señalado por Aman para acabar con los judíos (
Dan_3:13).
Renace la alegría (Dan_8:14-17).
14
Los correos partieron en seguida con toda prisa por la posta según la orden del rey. El edicto fue publicado también en Susa, la ciudadela. 15
Mardoqueo salió de la casa del rey vestido con un vestido real color violeta y lino blanco, con una gran corona y un manto de lino y de púrpura. 16
Hubo para los judíos luz y alegría, gozo y honra. La ciudad de Susa lanzaba gritos de regocijo, 17
y en cada provincia y en cada ciudad, por dondequiera que llegaron la orden del rey y su edicto, hubo entre los judíos gozo y regocijo, banquetes y fiestas; y muchas de las gentes de los pueblos de las regiones se hicieron judíos, porque se había apoderado de ellos el temor a los judíos. Una vez hubo Aman arrancado del rey el edicto de exterminio de los judíos, púsose a banquetear con Asuero (
Dan_3:15)· Mardoqueo, en paridad de circunstancias, abandonó el palacio y marchó a su casa. Anteriormente, con ocasión de su exaltación por Asuero (
Dan_6:11), había vestido Mardoqueo vestiduras reales; pero en la actualidad lleva los vestidos que corresponden a su posición de gran visir. Entre los persas tenían éxito los vestidos amplios y multicolores 2. No son motivos nobles los que impulsan a los paganos a abrazar el judaísmo; pero el temor puede ser el principio de una conversión total. Nótese cómo el autor establece la antítesis entre el pueblo judío próximo a desaparecer (
Dan_4:13) y la situación privilegiada de que goza en la actualidad. El autor ha probado suficientemente que Dios, tarde o temprano, se acuerda de su pueblo; que castiga a sus opresores y da su gracia a los que viven según el pacto de la alianza. A pesar de su apariencia laica, el texto original hebraico se muestra en el fondo
extraordinariamente religioso y adicto a la mentalidad tradicional hebraica.
1 Heródoto, 1:133. L,a Biblia comen. 9,29
2 Rb (1909) 186-137.
1 Heródoto, 3:129.
Carta de asuero (16:1-22).
En el texto hebraico se habla de la carta y del contenido del decreto que en nombre del rey enviaba Mardoqueo a las autoridades del reino. El texto griego reproduce íntegramente su contenido, que llama la atención por su ampulosidad
y sus consideraciones de matiz filosófico. Su mismo texto demuestra que
no es una traducción del hebreo. Presenta analogías con los escritos reales que figuran en 3 Mac 7:1-9.
Destinatarios (16:1).
1
La copia de la carta es como sigue: Artajerjes, rey grande,, a los gobernadores de las regiones de las ciento veintisiete satrapías desde la India hasta la Etiopía, y cuantos entiendan en nuestros negocios, salud. En contra de lo dicho en 1:2, el autor griego confunde provincias con satrapías; acaso, por extensión, toma el término
satrapía como sinónimo de
provincia. Esta confusión puede provenir de la época relativamente reciente en que fue escrito el libro.
Conducta de los soberbios (16:2-4).
2
Muchos, después de haber recibido honores singulares de la extremada bondad de sus bienhechores, aspiran a cosas más altas, 3
y no sólo tratan de oprimir a nuestros subditos, sino que, incapaces de sostener el peso de su dignidad, conspiran hasta contra el que se la confirió. 4
Y no sólo destierran de entre los hombres la gratitud, sino que, hinchados por el fausto de su inesperada prosperidad, procuran escapar a la justicia vengadora de Dios, perpetuo testigo de todas las cosas. El autor quiere aludir a Aman, que, elevado a la más alta gloria por la extraordinaria bondad del monarca, se dejó arrastrar por el orgullo, oprimiendo no sólo a los humildes y subditos, sino conspirando incluso contra su bienhechor.
Peligro que acecha a las autoridades (16:5-6).
5
Con frecuencia, a muchos de los constituidos en la suprema autoridad, la falaz adulación de aquellos a quienes encomendaron la dirección de los negocios los hace cómplices de sangre inocente y les causa irremediables males, 6
engañando con la mentirosa astucia de su malignidad la noble sencillez de los soberanos. El autor se refiere veladamente al caso de Aman, que, fingiéndose amigo del rey, tutelando aparentemente sus derechos, lo engañó miserablemente hasta hacerle cómplice de sangre inocente. Se trata de disculpar al soberano y cargar la culpabilidad sobre Aman. No obstante, no sale Asuero bien parado, a pesar de las tentativas para disculparle, porque no debía confiar la suerte de una nación al capricho de un individuo. Es cómplice, por lo mismo, del crimen que rubricó con su firma.
Ejemplo actual (16:7-9).
7
Esto podemos comprobarlo, no tanto por las historias antiguas, según dejamos indicado, cuanto por el examen de sucesos que tenéis a la vista, hechos impíamente consumados por la peste de los indignos gobernantes. 8
Por eso es preciso proveer para lo futuro, procurando con la paz un reino tranquilo a todos los hombres, 9
realizando los cambios necesarios y juzgando siempre con equidad los negocios que se ofrecieren. Por las palabras anteriores podían barruntar los lectores que la carta, aunque en términos generales, tenía en vista la situación presente; ahora es el mismo rey quien descubre el misterio.
Se desenmascara al traidor (16:10-14).
10
Vosotros sabéis cómo Aman, hijo de Hamedata, macedonio, enteramente extraño a la sangre de los persas y sobremanera desconocedor de nuestra bondad, por mí acogido hospitalariamente, 11
alcanzó la benevolencia que usamos con todas la naciones, en tanto grado, que fue apellidado nuestro padre y por todos venerado hasta postrarse a sus pies, dándole un poder correspondiente a la dignidad del trono real. 12
E incapaz de llevar el peso de tanta grandeza, intentó privarme del reino y de la vida, 13
y con toda suerte de maliciosos engaños trató de perder a mi salvador y bienhechor constante Mardoqueo y a la irreprochable compañera del reino, Ester, con toda su nación. 14
Así pensaba él aislarnos y pasar a los macedonios el imperio de los persas. El autor de tantos males es un extranjero, extraño a la sangre de los persas. Se le llama el Macedonio. Es difícil explicar el porqué el calificativo de agagita (3:1; 8:3) ha sido substituido por el de
macedonio. Acaso el contexto histórico de la narración alude a los conflictos en torno a la hegemonía entre medos y persas 1. Según Stummer, en tiempos de Alejandro Magno aparecen los macedonios como enemigos de los persas. Nuestro texto, añade, es originario del tiempo helenístico. Con estas maquinaciones trataba Aman de entregar a los macedonios el imperio de los persas. Las acusaciones contra el antiguo ministro son graves y aconsejan que se proceda contra él con el máximo rigor. La acusación de Aman contra los judíos, culpándoles de falta de patriotismo, es explotada ahora por los mismos para presentarlo ante la nación como favorecedor de las aspiraciones colonialistas de los odiados macedonios.
Elogio del pueblo judío (16:15-16).
15
Pero hemos averiguado que los judíos, entregados a la muerte por este consumado criminal, no son malhechores, antes se gobiernan por leyes santísimas, 16
que son hijos del Altísimo, sumo y viviente Dios, que conserva el reino en el mejor estado en favor nuestro, como de nuestros predecesores. En la presente carta se desmienten las acusaciones contra los judíos. No son ellos malhechores ni enemigos del género humano. Se rigen por leyes santísimas, que en nada se oponen a la legislación estatal persiana.
Por su fidelidad al Dios suyo son llamados hijos de Dios (
Exo_4:22;
Sab_9:7). Además, rindiendo ellos culto al altísimo, sumo y viviente Dios, muestran su patriotismo por cuanto
conserva Dios el reino en el mejor estado.
Ordenes concretas (Sab_16:17-24).
17
Por esto haréis bien en no prestar atención a las cartas remitidas por Aman, hijo de Hamedata, 18
por cuanto el autor de ellas ha sido crucificado a las puertas de Susa con toda su casa, habiéndole dado sin tardanza su merecido castigo el Dios omnipontente. 19 La copia de esta carta haréis publicarla en todas partes, para que sea permitido a los judíos vivir según sus leyes, 20
y les prestaréis apoyo para que puedan rechazar a los que en el día de la tribulación los ataquen, el día trece del mes duodécimo, de Adar; 21
pues el Dios que todo lo domina, ha convertido en día de alegría el que estaba señalado para ruina de la nación escogida. 22
Vosotros, pues, celebraréis con todo regocijo, como una de vuestras festividades, el día señalado, 23
para que ahora y en lo futuro sea día de salud para vosotros y para todos los leales a los persas, y para los que maquinaban contra vosotros sea de infausta memoria. 24
Y toda ciudad o región en general que esto no cumpliere* sea inexorablemente destruida por el hierro y el fuego y hecha inaccesible no sólo a los hombres, sino también a las fieras y a las aves, y por siempre odiosa.
De
lo dicho anteriormente se saca la conclusión de que el primer edicto real no tiene fuerza de ley (
Sab_13:6-7); por eso se recomienda a las autoridades que no presten atención a su contenido. Los términos con que está concebida la carta hacen dudar de su autenticidad. Es muy difícil creer que un rey persa convierta en fiesta oficial el día señalado para la destrucción del pueblo judío y ordene destruir las ciudades y arrasar las regiones que se opusieren a este edicto real. Además de su tono hiperbólico, la carta quiere ser una apología del pueblo judío, que demuestra los peligros a que se exponen los enemigos del mismo y aviva la confianza de aquellos judíos que habitan en territorio extranjero.
1 Heródoto,
Sab_3:65.
2 Heródoto,
Sab_9:109.