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Los egipcios los persiguieron y entraron tras ellos, en medio del mar, con todos los caballos del faraón, sus carros y sus jinetes. (Exodo  14, 23) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

וַ‎(וְ)

Hebrew|wa|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

יִּרְדְּפ֤וּ‎(רָדַף)

Hebrew|yyirdᵊfˈû|pursue

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: plural
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: wayyiqtol
Verbal stem: qal


[H7291] [t.bc.aa] [2124]
[רדף] [GES7251] [BDB7985] [HAL7904]

מִצְרַ֨יִם֙‎(מִצְרַיִם)

Hebrew|miṣrˈayim|Egypt

Part-of-speech: proper noun
Gender: unknown
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4714] [H4713] [m.df.ab] [1235]
[מצרים] [GES4629] [BDB5169] [HAL5069]

וַ‎(וְ)

Hebrew|wa|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

יָּבֹ֣אוּ‎(בֹּוא)

Hebrew|yyāvˈōʔû|come

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: plural
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: wayyiqtol
Verbal stem: qal


[H935] [b.ap.aa] [212]
[בוא] [GES919] [BDB997] [HAL1011]

אַחֲרֵיהֶ֔ם‎(אַחַר)

Hebrew|ʔaḥᵃrêhˈem|after

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H310] [a.cp.ac] [68b]
[אחר] [GES304] [BDB324] [HAL338]

כֹּ֚ל‎(כֹּל)

Hebrew|ˈkōl|whole

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3605] [k.bn.ab] [985a]
[כל] [GES3499] [BDB3904] [HAL3872]

ס֣וּס‎(סוּס)

Hebrew|sˈûs|horse

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H5483] [o.as.af] [1477]
[סוס] [GES5418] [BDB6018] [HAL5918]

פַּרְעֹ֔ה‎(פַּרְעֹה)

Hebrew|parʕˈō|pharaoh

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H6547] [q.dh.ab] [1825]
[פרעה] [GES6480] [BDB7142] [HAL7080]

רִכְבֹּ֖ו‎(רֶכֶב)

Hebrew|riḵbˌô|chariot

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H7393] [t.cq.ab] [2163a]
[רכב] [GES7362] [BDB8102] [HAL8021]

וּ‎(וְ)

Hebrew|û|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

פָרָשָׁ֑יו‎(פָּרָשׁ)

Hebrew|fārāšˈāʸw|horseman

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H6571] [q.ds.ac] [1836a]
[פרש] [GES6496] [BDB7157] [HAL7095]

אֶל‎(אֶל)

Hebrew|ʔel-|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H413] [a.di.aa] [91]
[אל] [GES400] [BDB422] [HAL438]

תֹּ֖וךְ‎(תָּוֶךְ)

Hebrew|tˌôḵ|midst

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H8432] [w.aj.ae] [2498]
[תוך] [GES8399] [BDB9245] [HAL9163]

הַ‎(הַ)

Hebrew|ha|the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

יָּֽם‎(יָם)

Hebrew|yyˈom|sea

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3220] [j.br.ab] [871a]
[ים] [GES3112] [BDB3474] [HAL3452]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



14. Derrota de los Egipcios.
1Yahvé dijo a Moisés: 2Habla a los hijos de Israel, que cambien de rumbo y vayan a acampar en Pihajirot, entre Migdal y el mar, frente a Baalsefón; allí acamparéis cerca del mar. 3El faraón se dirá respecto de los hijos de Israel: Andan errantes por la tierra, el desierto les cierra el paso. 4Yo endureceré el corazón del faraón, y él os perseguirá; pero yo haré brillar mi gloria en el faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Yahvé. Hicieron así los hijos de Israel. 5Anunciaron al rey de Egipto que había huido el pueblo, y el corazón del faraón y el de sus servidores se trocaron en orden al pueblo y dijeron: ¿Qué es lo que hemos hecho, dejando salir a Israel y privándonos de sus servicios? 6El faraón hizo preparar su carro y llevó consigo a su pueblo. 7Tomó seiscientos carros escogidos y todos los carros de Egipto y jefes para el mando de todos. 8Yahvé endureció el corazón del faraón, rey de Egipto, y el faraón persiguió a los hijos de Israel; pero éstos habían salido con muy alta mano. 9Los egipcios llegaron en su persecución al lugar donde acampaban cerca del mar. Todos los caballos de los carros del faraón, sus caballeros y su ejército los alcanzaron en Pihajirot, frente a Baalsefón. 10El faraón se acercaba; los hijos de Israel, alzando los ojos, vieron a los egipcios marchar contra ellos, y, llenos de terror, clamaron a Yahvé, 11y dijeron a Moisés: ¿Es que no había sepulcros en Egipto, que nos has traído al desierto a morir? ¿Qué es lo que has hecho con sacarnos de Egipto? 12¿No te decíamos nosotros en Egipto: Deja que sirvamos a los egipcios, que mejor es para nosotros servir en Egipto que morir en el desierto? 13Moisés respondió al pueblo: No temáis, estad tranquilos, y veréis la victoria que en este día os dará Yahvé, pues los egipcios que hoy veis no volveréis a verlos jamás. 14Yahvé combatirá con nosotros; vosotros estaos tranquilos. 15Yahvé dijo a Moisés: ¿A qué esos gritos? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha. 16Tú alza tu cayado y tiende el brazo sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel pasen por el medio en seco. 17Yo endureceré el corazón de los egipcios, para que entren también detrás de ellos, y haré brillar mi gloria sobre el faraón y sobre todo su ejército, sus carros y sus caballeros, 18y los egipcios sabrán que yo soy Yahvé, cuando el faraón, sus carros y sus caballeros hagan resplandecer mi gloria. 19El ángel de Dios que marchaba delante de las huestes de Israel, se puso detrás de ellas; la columna de nube que iba delante de ellos se puso detrás, 20entre el campo de los egipcios y el de Israel, y se hizo tenebrosa y sombría toda la noche, y las dos huestes no se acercaron una a otra durante toda la noche. 21Moisés tendió su mano sobre el mar e hizo soplar Yahvé sobre el mar toda la noche un fortísimo viento solano, que le secó, y se dividieron las aguas. 22Los hijos de Israel entraron en medio del mar, a pie enjuto, formando para ello las aguas una muralla a derecha e izquierda. 23Los egipcios se pusieron a perseguirlos, y todos los caballos del faraón, sus carros y sus caballeros entraron en el mar en seguimiento suyo. 24A la vigilia matutina miró Yahvé desde la nube de fuego y humo a la hueste egipcia y la perturbó. 25Hizo que las ruedas de los carros se enredasen unas en otras, de modo que sólo muy penosamente avanzaban. Los egipcios dijeron entonces: Huyamos ante Israel, que Yahvé combate por él contra los egipcios. 26Pero Yahvé dijo a Moisés: Tiende tu mano sobre el mar, y las aguas se reunirán sobre los egipcios, sus carros y sus caballeros. 27Moisés tendió su mano sobre el mar, y, al despuntar el día, el mar recobró su estado ordinario, y los egipcios en fuga dieron en él, y arrojó Yahvé a los egipcios en medio del mar. 28Las aguas, al reunirse, cubrieron carros, caballeros y todo el ejército del faraón, que habían entrado en el mar en seguimiento de Israel, y no escapó uno solo. 29Pero los hijos de Israel pasaron a pie enjuto por en medio del mar, formando para ellos las aguas una muralla a derecha e izquierda. 30Aquel día libró Yahvé a Israel de los egipcios, cuyos cadáveres vio Israel en las playas del mar. 31Israel vio la mano potente que mostró Yahvé para con Egipto, y el pueblo temió a Yahvé, y creyó en Yahvé y en Moisés, su siervo.

Según Gen_50:24s, José, al morir, mandó a sus hermanos que, cuando el Señor los sacase de Egipto para darles la tierra que tantas veces les había prometido, llevasen consigo sus huesos y les diesen sepultura en la tierra de Yahvé. El autor de la Epístola a los Hebreos1 ve aquí una prueba de la fe del patriarca en las divinas promesas. La historia del éxodo nos cuenta cómo Moisés cumplió la disposición de José.
El camino ordinario para ir de Canaán a Egipto y viceversa era el de la costa, que iba a terminar al país de 196 filisteos. Sin embargo, el caudillo hebreo dirigió a su pueblo hacia el sur para internarlo en el desierto del Sinaí, adonde Yahvé le había dado cita2 Como dejamos apuntado, no es fácil trazar el itinerario de los israelitas en su salida de Egipto. Paro el texto está claro al afirmar que Israel vino a encontrarse frente al mar, precisamente cuando el faraón, arrepentido de su resolución, con sus carros y sus infantes, venía sobre él. La Sabiduría ve aquí una obcecación que los llevaba a una ruina mayor que las sufridas hasta ahora3. La conducta de Israel en aquel momento corresponde bien a la de un pueblo que no tiene fe en sus jefes, no obstante los prodigios que había visto. Comienza aquí a manifestarse el pueblo de dura cerviz de que tantas veces habla el Pentateuco, y que, a pesar de las penalidades sufridas en Egipto, suspira por las carnes que allí comía en abundancia, por los puerros y cebollas4. Las etapas de Sucot y de Etam, como las de Pihajirot y Migdal, no se han podido identificar con certeza. La expresión camino de los filisteos (v.17) es una anticipación literaria del redactor, ya que los filisteos no se establecieron en la costa palestina hasta el siglo XII a.C., después que fueron rechazados del Delta por Ramsés III. Formaban parte de los pueblos del mar, y no aparecen en las cartas de Tell-Amarna ni en los textos de la época de Ramsés II (s.XIII)5.
El plan de Dios al introducir a los hebreos por la ruta del desierto obedecía a la necesidad de aislarlos para formar en ellos una nueva conciencia religiosa y nacional y, al mismo tiempo, obligarles a seguir adelante, ya que no tenían posibilidad de retorno. El hagiógrafo da la razón práctica de ello: no sea que se arrepienta el pueblo si se ve atacado y se vuelva a Egipto (v.17). En efecto, un ataque frontal por el sur con los cananeos hubiera desbaratado a los israelitas, no hechos a la lucha. Sólo más tarde, cuando Josué tenga a su disposición un contingente de hombres nacidos en la estepa, podrá atacar a los cananeos con probabilidades de éxito. La misma necesidad sentida en el desierto los haría aguerridos para la lucha.
La traducción mare Rubrum de la Vg depende de la versión de los LXX: ôçí ÝñõèñÜí èÜëáóóáí. El TM dice lit. mar de las algas o de los juncos (Yam Súf). Parece que, en la época de Ramsés II, los lagos Amargos comunicaban con canales naturales de poca profundidad con el actual golfo de Suez, y estaban sometidos a las mareas del mar Rojo propiamente tal6. Así, la denominación mar de las algas corresponde perfectamente a esta zona pantanosa y se-milacustre, donde abundan las algas y los juncos7.
Los v.17-19, en los que aparece el nombre de Elohim en vez del de Yahvé que encontramos en los otros versos, parecen ser de otra fuente complementaria. Por otra parte, el estilo formulario de introducción parece probar esta hipótesis8.
Como antes hemos indicado, los autores no están unánimes al localizar la primera estación de Etam9; pero en todo caso está claro que se halla en la zona fronteriza con la estepa sinaítica: al extremo del desierto (v.22). También resulta incierta la localización de Pi-Hajirot10. Migdol en hebreo significa torre o fortificación.
Los profetas hablan de un migdol en la frontera de Egipto11 En la época romana aparece una fortaleza al sur de los lagos Amargos, a 24 kilómetros de Suez, llamada Magdalum, que es la transcripción actual de la Vg en nuestro texto. Esta fortaleza había sido ya utilizada en tiempos de Setis I (1321-1292) y de Ramsés II (1292-1225). Era un bastión muy estratégicamente situado en pleno desierto para proteger la ruta de los egipcios hacia el Sinaí12. Baalsefón es también un nombre semita que significa baal del norte. Aparece este nombre aplicado a una fortaleza de esta región en un papiro demótico de la época ptolomaica.
Para el autor sagrado es cosa evidente que Yahvé, después de sacar al pueblo de Egipto, lo conduce hasta introducirlo en la tierra de sus promesas. Tal era su intención. Moisés, investido de poderes taumatúrgicos, era su representante y el signo más expresivo de esta especial providencia de Dios, es decir, de que Yahvé estaba con él. Pero el texto sagrado nos habla unas veces de la nube de fuego y de humo desde la que Yahvé contempla el campo de los egipcios (v.24), y otras veces del ángel de Dios que marcha delante de las huestes de Israel (v.19), y otras, finalmente, nos hablará de la gloria de Yahvé, que, tomando posesión del tabernáculo levantado por Moisés, señala las marchas de Israel en el desierto (40:34). Son éstas expresiones diversas de una misma realidad, la Providencia divina, que vela sobre Israel y lo conduce a través del desierto a la tierra prometida.
La interposición del ángel de Yahvé y de la nube entre el campo del faraón y el de Israel impidió que los egipcios se arrojasen sobre los hebreos. Entonces vino el prodigio que el texto sagrado nos cuenta de dos maneras diversas: Moisés tendió su mano sobre el mar e hizo soplar Yahvé sobre el mar toda la noche un fortísimo viento solano que lo secó (v.21). Esto debió de tener lugar en una lengua de mar, en un momento en que las aguas se retiraban por efecto de una marea baja acentuada por un viento solano, provocado oportunamente por Dios, de modo que los israelitas pudieran pasar a pie enjuto. Los egipcios se dieron a perseguirlos, y Dios hizo que las ruedas de sus carros se enredasen unas con otras, de modo que muy penosamente avanzaban. Los egipcios entonces se lanzaron a la desbandada, pues reconocieron que una fuerza divina estaba con los israelitas.
En el relato hay otra versión más dramática, en la que los hechos se agrandan e idealizan. Guando Israel se ve acosado de los egipcios por la retaguardia y con el mar ante sí, comienza a quejarse. Pero Dios interviene: ¿A qué esos gritos? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha, y tú alza tu cayado y tiende el brazo sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel pasen por el medio (v.16). Las aguas formaron una muralla a la derecha y a la izquierda, y los hebreos entraron por el camino seco, y en pos de ellos los egipcios (v.17). Yahvé manda después que Moisés extienda su mano, y las aguas se juntaron otra vez, cubriendo carros, caballeros y a todo el ejército del faraón, mientras que los israelitas pasaron a pie enjuto en medio del mar, formando las aguas una muralla a derecha y a izquierda (y.26-29). Encontramos, pues, en este segundo relato muchos detalles que pertenecen, sin duda, a la elaboración de la literatura épica de Israel. Los prodigios se agrandan y multiplican para hacer resaltar más la providencia especial de Yahvé para con su pueblo. El libro de la Sabiduría, no contento con esta descripción lírica del éxodo, nos pinta como un verde prado el camino abierto en medio del mar13.
Los autores que buscan localizar el prodigio y precisar el hecho histórico, más bien se atienen a la narración primera, mientras que los poetas e imaginativos prefieren la segunda, en que aparece con más relieve el poder taumatúrgico de Moisés. Los exegetas deben ver en una y otra narración dos géneros literarios diferentes, dos maneras de expresar la obra divina de la consumada libertad de Israel. En todo caso hay que admitir una especialísima providencia de Dios, que pudo haber utilizado determinadas fuerzas y fenómenos de la naturaleza para realizar un milagro que los teólogos calificarían de preternatural o quoad modum, es decir, en cuanto a las circunstancias que concurren en el hecho.
San Pablo, escribiendo a los corintios, nos habla del bautismo de Israel en el mar, que es el paso del mar Rojo, figura del bautismo cristiano y de nuestra incorporación a Cristo, libertador nuestro. Mas, así como Dios no encontró complacencia en todos los hebreos, de suerte que muchos no entrasen en posesión de la tierra prometida a causa de las rebeldías, así no basta haber alcanzado por el bautismo la libertad del pecado si uno no persevera en la vida que por aquel alcanzó14.

1 Heb_11:22. 2 Exo_3:12. 3 Sab 19:1. 4 Cf. Núm_11:5. 5 Cf. Abel, Géog. II p.267-268. 6 Cf. Bourdon, La route de l'Exode: RB (1932) P-377-39O. 7 Cf. Abel, o.c., II p.aog. Los egipcios daban el nombre de Pa tufi (cañaveral) a la región situada entre el lago Timsah y el golfo de Suez, justamente la parte atravesada por los hebreos según la Biblia. En la época tardía se llamó Per-tuf: morada de cañas. 8 Cf. A. Clamer, o.c., p.139. 9 Algunos han querido ver en Etam una deformación del dios egipcio Atum, que tenía un templo en Teku, en aquella región. Con el nombre egipcio de Htem se designa una fortaleza al norte del gran lago Amargo, en el Serapeum. Cf. Bourdon: RB (1932) P-39O-392. 10 Pi-Hajirot ha sido relacionado con las palabras egipcias Pikerchetj (templo de la serpiente) o Pi-Hathor (templo de Hator), Fi-ha-herot (entrada de los remolinos). Los LXX traducen frente a la campiña; cf. Bourdon, a.c., p.542.545. 11 Cf. Jer_44:1; Jer_46:14; Eze_29:10; Eze_30:6. 12 Cf. Bourdon, a.c., p.339. 13 Sab 19:5.7; 10:183. 14 1Co_10:1-2. Véase sobre la interpretación del texto J. Daniélou, La traversée de la mer Rouge et le baptéme aux premiers siécles: Recherches de science religieuse (1946) p.402-430; Allo, Premiére Epítre aux Corinthiens p.230.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XIIII.

1 God instructeth the Israelites in their iourney. 5 Pharaoh pursueth after them. 10 The Israelites murmure. 13 Moses comforteth them. 15 God instructeth Moses. 19 The cloud remoueth behinde the campe. 21 The Israelites passe through the Red-sea, 23 which drowneth the Egyptians.

[Pharaoh pursueth.]

1 And the Lord spake vnto Moses, saying,
2 Speake vnto the children of Israel, that they turne and encampe before [ Num_33:7 .] Pi-hahiroth, betweene Migdol and the sea, ouer against Baal-Zephon: before it shall ye encampe by the sea.
3 For Pharaoh will say of the children of Israel, They are intangled in the land, the wildernesse hath shut them in.
4 And I will harden Pharaohs heart, that he shall follow after them, and I will be honoured vpon Pharaoh, and vpon all his hoste, That the Egyptians may know that I am the Lord. And they did so.
5 And it was told the King of Egypt, that the people fled: And the heart of Pharaoh and of his seruants was turned against the people, and they said, Why haue wee done this, that we haue let Israel goe from seruing vs?
6 And hee made ready his charet, and tooke his people with him.
7 And hee tooke sixe hundred chosen charets, and all the charets of Egypt, and captaines ouer euery one of them.
8 And the Lord hardened the heart of Pharaoh King of Egypt, and he pursued after the children of Israel: and the children of Israel went out with an high hand.
9 But the [ Jos_24:6 .1; Macc. 4.9.] Egyptians pursued after them (all the horses and charets of Pharaoh, and his horsemen, and his army) and ouertooke them encamping by the sea, beside Pi-hahiroth before Baal-Zephon.
10 And when Pharaoh drew nigh, the children of Israel lift vp their eyes, and behold, the Egyptians marched after them, and they were sore afraid: and the children of Israel lift vp their eyes, and beholde, the Egyptians marched after them, and they were sore afraid: and the children of Israel cried out vnto the Lord.
11 And they said vnto Moses, Because there were no graues in Egypt, hast thou taken vs away to die in the wildernesse? Wherefore hast thou dealt thus with vs, to cary vs foorth out of Egypt?
12 [ Lev_6:9 .] Is not this the word that wee did tell thee in Egypt, saying, Let vs alone, that we may serue the Egyptians?

[The sea diuided.]

For it had bene better for vs to serue the Egyptians, then that wee should die in the wildernesse.
13 And Moses saide vnto the people, Feare ye not, stand still, and see the saluation of the Lord, which he will shew to you to day: [ Or, For whereas you haue seene the Egyptians to day, etc.] for the Egyptians whom ye haue seene to day, ye shall see them againe no more for euer.
14 The Lord shall fight for you, and ye shall hold your peace.
15 And the Lord saide vnto Moses, Wherefore criest thou vnto me? Speake vnto the children of Israel, that they goe forward.
16 But lift thou vp thy rodde, and stretch out thine hand ouer the Sea, and diuide it: and the children of Israel shall goe on dry ground thorow the mids of the Sea.
17 And I, beholde, I will harden the hearts of the Egyptians, and they shall follow them: and I will get mee honour vpon Pharaoh, and vpon all his hoste, vpon his charets, and vpon his horsemen.
18 And the Egyptians shall know that I am the Lord, when I haue gotten me honour vpon Pharaoh, vpon his charets, and vpon his horsemen.
19 And the Angel of God which went before the campe of Israel, remoued and went behind them, and the pillar of the cloud went from before their face, and stood behinde them.
20 And it came betweene the campe of the Egyptians, and the campe of Israel, and it was a cloud and darkenesse to them, but it gaue light by night to these: so that the one came not neere the other all the night.
21 And Moses stretched out his hand ouer the Sea, and the Lord caused the Sea to goe backe by a strong East winde all that night, and made the Sea dry land, and the waters were [ Jos_4:23 ; Psalme 114.3.] diuided.
22 And [ Psa_78:13 ; 1Co_10:1 ; Heb_11:29 .] the children of Israel went into the midst of the Sea vpon the dry ground, and the waters were a wall vnto them on their right hand, and on their left.
23 And the Egyptians pursued, and went in after them, to the midst of the Sea, euen all Pharaohs horses, his charets and his horsemen.
24 And it came to passe, that in the morning watch the Lord looked vnto the hoste of the Egyptians, through

[Pharaoh drowned.]

the pillar of fire, and of the cloude, and troubled the hoste of the Egyptians,
25 And tooke off their charet wheeles, [ Or, made them to goe heauily.] that they draue them heauily: So that the Egyptians said, Let vs flee from the face of Israel: for the Lord fighteth for them, against the Egyptians.
26 And the Lord saide vnto Moses, Stretch out thine hand ouer the Sea, that the waters may come againe vpon the Egyptians, vpon their charets, and vpon their horsemen.
27 And Moses stretched foorth his hand ouer the sea, and the sea returned to his strength when the morning appeared: and the Egyptians fled against it: and the Lord [ Hebrew: shooke off.] ouerthrew the Egyptians in the midst of the sea.
28 And the waters returned, and couered the charets, and the horsemen, and all the hoste of Pharaoh that came into the sea after them: there remained not so much as [ Psa_106:11 .] one of them.
29 But the children of Israel walked vpon drie land, in the midst of the sea, and the waters were a wall vnto them on their right hand, and on their left.
30 Thus the Lord saued Israel that day out of the hand of the Egyptians: and Israel sawe the Egyptians dead vpon the sea shore.
31 And Israel saw that great [ Hebrew: hand.] worke which the Lord did vpon the Egyptians: & the people feared the Lord, and beleeued the Lord, and his seruant Moses.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Paso del Mar Rojo. Los israelitas han partido. Las estrategias de la marcha son conducidas por el mismo Señor, quien, además, hace que de nuevo se endurezca el corazón del faraón (4-8) y decida perseguir al pueblo (5.8) con una finalidad: demostrar al faraón quién es el más poderoso (4). La presencia de los egipcios arranca una primera queja al pueblo que «muerto de miedo» empieza a presentir la cercanía de la muerte en el desierto (10-12). Esta queja expresa el estado de una conciencia todavía no formada para la liberación. Aún no saben ni comprenden que, aunque estos eventos de liberación sean dirigidos por el mismo Señor, es necesario enfrentar la crudeza del desierto, la inseguridad, los peligros, el hambre, el cansancio. No será ésta ni la primera ni la última vez que el pueblo clame de este modo, deseando regresar al país egipcio y «servir en paz» al faraón. La respuesta de Moisés es clara y contundente: «no tengan miedo» (13), frase que tantas veces aparece en la Biblia y que es garantía de la asistencia y presencia divinas. El argumento para que el pueblo supere el miedo es que no tendrá que combatir contra el faraón y su ejército: «el Señor peleará por ustedes; ustedes esperen en silencio» (14).
Los versículos 15-18 son la respuesta del Señor a los miedos y temores que el pueblo ha expresado, confirmando la respuesta que Moisés ha dado a tales murmuraciones. Moisés ha garantizado que el mismo Señor combatirá. Y ahora el Señor anuncia que esa acción la va a realizar por medio de Moisés, quien deberá levantar el bastón y extender la mano sobre el mar que está al frente del pueblo. El Señor anuncia su plan para destruir al faraón; es como si se tratara de una trampa, una emboscada planeada para acabar con el faraón y su ejército. La destrucción del faraón a manos del Señor será el signo de su gloria.
Los versículos 19-31, que describen la realización de las palabras del Señor en su intervención anterior, entrelazan dos tradiciones teológico-literarias, la yahvista (J) y la sacerdotal (P). Ambas buscan resaltar el hecho de que la liberación de Egipto es un evento realizado por el Señor. Él es quien ha combatido, él es quien ha acabado con el enemigo, él es quien ha realizado el prodigio de abrir el mar para permitir el avance del pueblo, él es quien lo ha vuelto a cerrar haciendo que sus aguas se traguen al faraón y su ejército. Por tanto, él es quien puede cubrirse de gloria tras el triunfo sobre los egipcios, aunque es una gloria que extiende y comparte con el mismo pueblo. Nótese que, sin combatir, el pueblo suscita el temor de los egipcios, quienes piensan seriamente en retirarse (25). Por supuesto, este relato no es la crónica de un testigo ocular. Sabemos que es una relectura de los acontecimientos que permitieron a los israelitas y a otros pequeños grupos y tribus liberarse del poder faraónico. Israel relee, repiensa este acontecimiento en momentos críticos de su historia y no tiene inconveniente en ilustrarlo con las más espectaculares imágenes que buscan resaltar tanto el extremo de la opresión como el extremo del amor y de la justicia divina que combatió en su favor. Con ello actualiza los eventos de la antigua liberación y señala que si en el pasado Dios combatió por el pueblo esclavizado y lo liberó, también en el presente puede hacerlo, quizá con signos y prodigios mucho más espectaculares.
Es muy significativo que esta batalla final contra Egipto se dé precisamente en el mar y que concluya con la escena en la cual las aguas marinas engullen al faraón y a su ejército. Para los israelitas, el mar es símbolo de algo misterioso. En él habitan los monstruos que atacan a cuantos entran en él, monstruos que aún no han sido vencidos por nadie. Sin embargo, aquí el mar se abre, no para tragarse al pueblo, sino para permitir su paso, y se cierra tragándose al enemigo. Este «abrirse» y «cerrarse» se dan gracias al poder del Señor, de modo que el Señor es el único que puede vencer a los misteriosos y poderosos seres del mar.
Otro aspecto simbólico de esta escena es el hecho de que el faraón haya perecido en el mar. Egipto y faraón son personificaciones del proyecto de muerte, proyecto que debe desaparecer de la faz de la tierra. De ahí que la teología y la religiosidad israelitas hayan creado esta escena y este lugar para «sepultar» al faraón y su sistema opresivo y represivo. Hubiera podido ser el desierto, pero el desierto será otro espacio con diferentes sentidos simbólicos, donde la conciencia del pueblo empezará su etapa formativa. El mar es así el lugar, el abismo de las aguas donde tendrían que ir a parar todos los proyectos anti-vida, anti-justicia de Egipto y de la historia.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



La destrucción del ejército egipcio

El presente pasaje tiene mucho en común con el ciclo de episodios conducentes a la Pascua. Encontramos nuevamente temas familiares: El endurecimiento del corazón del faraón (4, 17); Moisés extendiendo su mano con la vara (16; cf. 21, 26, 27); y la distinción que Dios hizo entre los egipcios y los israelitas (19, 20, 28, 29). Mientras leemos de la partida de los israelitas y la destrucción del faraón y del ejército egipcio nos acercamos al clímax de la primera mitad del libro de Exo.

Si bien el faraón permitió que los israelitas salieran de Egipto después de la muerte de los primogénitos, habría una demostración final del poder de Dios. Consecuentemente, Dios demoró la partida de los israelitas para Canaán, y permanecieron en Egipto en el lado oeste del mar Rojo (cf. 13:18; 15:4). Cuando el faraón y su ejército encontraron a sus antiguos esclavos, los israelitas, creyéndose encerrados, se sintieron aterrorizados (10-12). Sin embargo, con extender su vara Moisés proveyó una ruta de escape segura para el pueblo a través de las aguas divididas del mar. Cuando los egipcios les siguieron, Moisés nuevamente extendió su mano sobre el mar, esta vez con trágicas consecuencias para faraón y sus soldados: No quedó de ellos ni uno solo (28). A través de la repetición los vv. 4 y 18 llaman la atención al principal motivo de Dios para destruir el ejército egipcio: los egipcios sabrán que yo soy Jehovah. El faraón despectivamente ya había rechazado la solicitud de Moisés de dejar ir al pueblo declarando: ¿Quién es Jehovah para que yo escuche su voz y deje ir a Israel? (5:2). Ahora descubrió por qué Jehovah debía ser obedecido. El relato también destaca el cambio de actitud de los israelitas, de incredulidad y temor ante la amenaza egipcia (13:10-12) a fe y confianza a la luz de la liberación de Dios (13:31).

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*14 Los acontecimientos del mar representan el desenlace del drama de la esclavitud. A la noche tenebrosa sigue el día claro de la liberación. Entre el opresor y el oprimido media ahora el mar. Israel nace a la libertad; es una nueva criatura. El relato consta de tres escenas simétricas: 1.ª delante del mar (Éxo 14:1-14); 2.ª en medio del mar (Éxo 14:15-25), y 3.ª al otro lado del mar (Éxo 14:26-31). Cada escena comienza con un discurso divino, al que sigue el relato de los acontecimientos y la reacción humana ante los mismos.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 14.3 Andan perdidos en el desierto: Otra posible traducción: El desierto les cierra el paso.

[2] 14.11-12 Las protestas de los israelitas son un tema característico de las tradiciones acerca de la marcha por el desierto. Cf. Ex 15.24; 17.2-3; 32.1; Nm 11.1-6; 14.1-4; 16.12-14; 20.2-5; 21.4-5.

[3] 14.30-31 El milagro del mar ha dejado una huella indeleble en la memoria de Israel y ha alimentado su fe a lo largo de toda su historia (cf. Dt 6.21-23; 26.8; Jos 24.6-7; 1 S 12.6). El libro de Isaías habla de la liberación de los cautivos en Babilonia como de un nuevo éxodo (Is 43.16-21).

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sal_77:17-19 [Sal_77:16-18]

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sal_77:17-19 [Sal_77:16-18]

Torres Amat (1825)



[9] 1 Mac 4, 9; Jos 14, 6.

[22] Sal 78 (77), 13; 114 (113), 3; Hebr 11, 29.

[24] Era la cuarta y última vigilia.

[25] Sab 18, 15.