Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
19. Canto fúnebre sobre los Príncipes de Israel.
Esta bellísima elegía puede dividirse en tres partes:
a) llanto por la suerte de Joacaz y Jeconías (v.2-9);
b) desolación de Judá bajo Sedecías (v. 10-12);
c) exilio del pueblo (v. 13-14). El ritmo poético externo es el característico de la elegía, o
qinah, que hemos visto en las
Lamentaciones atribuidas a Jeremías l
.
Desgraciada suerte de Joacaz y Jeconías (1-9).
1 Canta una elegía sobre los príncipes de Israel, 2 y di: ¿Qué fue tu madre? Una leona entre leones, agazapada en medio de leoncillos, crió sus cachorros. 3 Levantó a uno de sus cachorros, que llegó a ser león joven, y aprendió a tomar la presa y a devorar hombres. 4 Dieron voces contra él las gentes, y le apresaron en sus trampas, y con anillos le llevaron a la tierra de Egipto. 5 Y viendo ella, después de esperar mucho tiempo 2, que se desvanecía su esperanza, tomó a otro de sus cachorros y le convirtió en león adulto. 6 Andaba entre leones, y vino también a ser león joven, y aprendió a arrebatar la presa y a devorar hombres. 7 Rugiendo en su altanería, devastó ciudades 3, y se desvaneció el país y cuanto había a la voz de su rugido. 8 Dieron sobre él las gentes de las regiones del contorno, tendieron redes contra él 1 y le cazaron en su fosa. 9 Encerráronle en una jaula con anillos y le llevaron al rey de Babilonia, para que no se oyesen más sus rugidos en los montes de Israel. El profeta es invitado a componer una elegía sobre la triste suerte de los príncipes de Israel4, en el sentido de descendientes de Jacob, representados ahora en Judá como único reino superviviente después de la desaparición del reino de Samaría en 721. El pueblo de Judá es personificado en una
leona majestuosa y señorial. La frase es irónica en labios del profeta. Los reyes de Judá han querido parangonarse con los príncipes de los pueblos paganos y aun con los colosos egipcios y babilonios, verdaderos
leones por su poder. En su estulticia se han creído capaces de alternar con las grandes potencias. Así, la nación israelita
crió sus
cachorros (v.2b) o reyes con pretensiones belicosas. En vez de confiar en Yahvé, quiso confiar en sus jefes y en sus propias fuerzas, creyéndose señora en medio de los
leoncillos o pequeños estados palestinos circunvecinos de menor fuerza que Israel. En un momento de euforia
levantó a uno de sus cachorros, constituyéndole en rey o
león joven, con pretensiones de ataque:
aprendió a coger la presa y a devorar hombres (v.3). El profeta alude aquí a la entronización del rey Joacaz después de la muerte de Josías en la batalla de Megiddo contra el faraón Necao II (609 a.C.). Conocido el fin trágico del piadoso rey Josías en Jerusalén, fue nombrado rey Joacaz, segundo hijo de Josías. El nuevo rey fue violento y cruel. La Biblia dice de él que hizo el mal ante el Señor en todo, como lo habían hecho sus padres 5. Es la frase estereotipada del cronista bíblico para condenar la conducta de un rey. Por eso se concibe bien la frase de Ezequiel:
aprendió a coger presa. Después de tres meses de reinado fue depuesto por el faraón Necao II, que había establecido su cuartel general en Ribla (Alta Siria), y llevado prisionero a Egipto:
con anillos lo llevaron a la tierra de Egipto (v.4). El profeta expresa todo esto de modo metafórico: supuesta el símil del
león para designar a Joacaz, se presenta a sus enemigos, los egipcios, como cazadores que dan
voces contra él para asustarle y hacerle caer en las
trampas puestas de antemano, llevándoselo, como a una fiera,
con anillos en la nariz.
El símil sigue, pero adaptado a otro personaje. Judá, después de la deposición de Joacaz, soportó por
mucho tiempo (v.5) el yugo extranjero egipcio y babilónico, y, viendo que se
desvanecía su esperanza de volver a ser un reino independiente y libre como en tiempos anteriores,
tomó a otro de sus cachorros y le convirtió en león adulto (v.5b); es decir, entronizó como rey a Jeconías (598) en sustitución del fallecido Joaquín, impuesto por Necao. El nuevo rey, con pretensiones de gran soberano (
andaba entre leones, v.6), se mostró también cruel e impío:
aprendió a arrebatar presa. El cronista del libro de los Reyes dice de él: se portó mal a los ojos del Señor, como habían hecho sus padres6.
En su altanería devastó ciudades.: supuesto que esta traducción sea correcta, pues el original está muy confuso, con esta frase se aludiría quizá a incursiones devastadoras que habría hecho a la desesperada cuando estaba sitiado en Jerusalén por las tropas de Nabucodonosor.
El profeta quiere destacar su carácter altanero e insolente, con pretensiones de monarca poderoso, cuando no era sino un minúsculo rey, virtualmente preso por los babilonios. Las
gentes del contorno, en cuanto pudieron, se alzaron contra él (v.8). Sabemos, en efecto, que, juntamente con los babilonios, intervinieron en el asedio de Jerusalén los sirios, amonitas y moabitas, enemigos tradicionales de Israel7. Lograron cazar al insolente Jeconías como a una fiera, y
en una jaula con anillos le llevaron al rey de Babilonia (v.9). El cautiverio fue el triste destino de este joven rey. Sabemos que permaneció prisionero en Babilonia hasta la muerte de Nabucodonosor en 562 a.C. 8, siendo libertado por el sucesor de éste, Evil-Marduk 9.
Suerte de Judá y de Sedecías (10-14).
10 Tu madre fue como una vid plantada cerca de las aguas, vigorosa de fruto y de follaje por la abundancia de las aguas. 11 Echó robustos sarmientos, propios para cetros de soberanos. Su tronco se alzaba por entre las nubes 10, vistoso por su altura y por sus numerosos sarmientos. 12 Pero fue arrancada con furor y echada a tierra, y el viento solano la agostó, quemó sus frutos. Secáronse sus robustos sarmientos, el fuego los devoró. 13Y ahora está plantada en el desierto, en tie rra sedienta y árida. 14 Y ha salido de uno de sus sarmientos un fuego que ha consumido su fruto, y no queda en ella rama alguna fuerte, ni un solo cetro de dominio. Elegía es ésta, y de elegía servirá. El profeta expone ahora la ruina de Judá bajo otro símil muy vigoroso y expresivo. El reino de Judá es comparado a una vid
vigorosa de fruto y follaje, que como tal prosperó y dio ubérrimos frutos. Realmente Judá tuvo sus años de esplendor cuando vivía confiada a la protección de Yahvé. Su vitalidad fue tal, que llegó a tener soberanos no inferiores a los de otros pueblos. Sus
sarmientos o retoños fueron de tal calidad, que pudieron utilizarse para ser convertidos en
cetros de soberanos (v.11). El reino de Judá llegó a remontarse y crecer como
tronco que se alza entre las nubes, de modo que en su esplendor resultaba
vistoso por su altura. Las naciones vecinas reconocían su poder y su robustez. Pero llegaron tiempos de prueba, y la vid, en otro tiempo robusta,
fue arrancada con furor ante el envite del
viento solano del ejército de Nabucodonosor, que vino del desierto oriental como el simún, que lo arrastra todo, y ahora está deportada y trasladada a las arenas de la estepa
en tierra sedienta y árida (v.13). El profeta piensa en los exilados del 598, a los que se unirán los de la catástrofe definitiva del 586 a.C.
Y todo esto ha sido como consecuencia de
uno de sus sarmientos, de un retoño de la dinastía davídica, el rey Sedecías, que en su arrogancia se encendió como
fuego contra Nabucodonosor. Su rebelión insensata acabó con todo lo que constituía el orgullo de la nación:
ha consumido su fruto (v.14). La vid ha quedado totalmente destrozada y ya no queda
ni un solo cetro de dominio, es decir, de sus sarmientos no hay posibilidad de sacar uno capaz de convertirse en
cetro de soberano como de los anteriores. En el año 586 terminó la dinastía davídica por la insensatez del último de sus vastagos, Sedecías.
Sólo en la época mesiánica volverá a retoñar la antigua vida. Mientras tanto, a los supervivientes sólo les quedará la posibilidad de entonar una
elegía en recuerdo de tantas glorias pasadas. Es el supremo y único homenaje a una gran dinastía caída.
1 Según este ritmo, cada verso tiene cinco acentos, con pausa después del tercero. 2 El TM es oscuro. Nuestra traducción se basa en una corrección plausible de Bertholet. La
Bible de Jérusalem traduce: ella se vio decepcionada en su esperar. 3 Así siguiendo en general al texto griego. El TM dice: y conoció (sexualmente) a sus viudas y asoló ciudades. La
Bible de Jérusalem: tomó por asalto sus palacios, siguiendo una corrección del texto hebreo. 4 Elegías parecidas pueden verse en
2Sa_1:19-27;
Jer_22:183. 5 Cf.
2Re_23:32. 6 Cf.
2Re_24:9. 7 Cf.
2Re_24:2. 8 Cf.
2Re_24:15;
2Re_24:27-30. 9 Cf.
Jer_52:31-34- 10 Así según una ligera corrección del TM, seguida por la
Bible de Jérusalem. 11 Cf.
Eze_17:22-24;
Isa_11:1.