Ver contexto
—Yo dije: ¡Ah, Señor Yahvé!, ésos andan diciendo de mí: «¿No es éste un charlatán de parábolas?»— (Ezequiel  21, 5) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

וְ‎(וְ)

Hebrew|wᵊ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

יָֽדְעוּ֙‎(יָדַע)

Hebrew|yˈāḏᵊʕû|know

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: plural
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: qal


[H3045] [j.au.aa] [848]
[ידע] [GES2952] [BDB3292] [HAL3272]

כָּל‎(כֹּל)

Hebrew|kol-|whole

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3605] [k.bn.ab] [985a]
[כל] [GES3499] [BDB3904] [HAL3872]

בָּשָׂ֔ר‎(בָּשָׂר)

Hebrew|bāśˈār|flesh

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H1320] [b.dj.ab] [291a]
[בשר] [GES1218] [BDB1396] [HAL1402]

כִּ֚י‎(כִּי)

Hebrew|ˈkî|that

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3588] [k.bg.aa] [976]
[כי] [GES3481] [BDB3883] [HAL3852]

אֲנִ֣י‎(אֲנִי)

Hebrew|ʔᵃnˈî|i

Part-of-speech: personal pronoun
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H589] [a.eg.aa] [129]
[אני] [GES567] [BDB598] [HAL620]

יְהוָ֔ה‎(יהוה)

Hebrew|[yᵊhwˈāh]|YHWH

Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3068] [e.az.ae] [484a]
[יהוה] [GES2969] [BDB3312] [HAL3292]

הֹוצֵ֥אתִי‎(יָצָא)

Hebrew|hôṣˌēṯî|go out

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: hif‘il


[H3318] [j.cq.aa] [893]
[יצא] [GES3211] [BDB3584] [HAL3549]

חַרְבִּ֖י‎(חֶרֶב)

Hebrew|ḥarbˌî|dagger

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H2719] [h.fk.ab] [732a]
[חרב] [GES2620] [BDB2941] [HAL2925]

מִ‎(מִן)

Hebrew|mi|from

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4480] [m.cl.aa] [1212]
[מן] [GES4398] [BDB4898] [HAL4822]

תַּעְרָ֑הּ‎(תַּעַר)

Hebrew|ttaʕrˈāh|knife

Part-of-speech: noun
Gender: unknown
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H8593] [p.fi.ag] [1692e]
[תער] [GES8563] [BDB9425] [HAL9335]

לֹ֥א‎(לֹא)

Hebrew|lˌō|not

Part-of-speech: negative particle
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3808] [l.ab.aa] [1064]
[לא] [GES3708] [BDB4137] [HAL4092]

תָשׁ֖וּב‎(שׁוּב)

Hebrew|ṯāšˌûv|return

Part-of-speech: verb
Gender: feminine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: qal


[H7725] [v.bn.aa] [2340]
[שוב] [GES7693] [BDB8470] [HAL8388]

עֹֽוד‎(עֹוד)

Hebrew|ʕˈôḏ|duration

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H5750] [p.bc.ab] [1576a]
[עוד] [GES5695] [BDB6301] [HAL6220]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



21. La Espada Vengadora De Yahvé.
Este capítulo ha sido denominado el canto de la espada. En los v.1-4, el profeta anuncia un fuego devorador que consumirá a Judá y a Jerusalén l. A continuación presenta a Nabucodonosor con la espada en la mano, blandiéndola, contra el norte primero, contra la coalición siro-efraimita, y después, contra Jerusalén, abatiéndose, finalmente, sobre Amón.

El fuego devorador sobre Judá (1-5).
1 45 Y fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 2 46 Hijo de hombre, vuélvete de cara hacia el sur y derrama la palabra sobre el mediodía. Profetiza contra el bosque del campo del Negueb, 3 47 y di al bosque del Negueb: Oye la palabra de Yahvé: Así dice el Señor, Yahvé: Voy a encender en ti un fuego que devorará todos los árboles, los verdes y los secos. No se apagarán las abrasadoras llamas hasta no quemar todo rastro del mediodía al septentrión, 4 48 y verá toda carne que yo soy Yahvé, quien lo encendió. No se apagará. 5 49 Dije yo: ¡Oh Señor, Yahvé! Mira que éstos me dicen: ¿No es éste un trovador de parábolas?

El profeta recibe la orden de volverse hacia el sur (v.2), es decir, hacia Palestina, en el supuesto de que el vaticinador esté en Babilonia, y para ir a Palestina tiene que bordear el norte siró-fenicio por la ruta caravanera tradicional. Aquí Ezequiel debe, en dirección de Palestina, lanzar su palabra hacia el mediodía 2. El bosque del campo del Negueb indica la región esteparia del sur palestinense. La palabra bosque aquí está insertada literariamente para jugar mejor con la idea de gran incendio que asolará la región. La comparación de la destrucción de una nación a una selva devorada por las llamas no es rara en la Biblia 3. El profeta destaca aquí que es el mismo Yahvé quien envía el fuego devastador. La desolación será total, la verá toda carne. Ese fuego encendido por Yahvé no se apagara. La frase tiene un valor absoluto que no ha de tomarse a la letra. Aquí lo que se quiere destacar son las grandes proporciones del incendio, en este caso la ruina del reino de Judá. De hecho, Jerusalén fue pasto de las llamas en su totalidad, y podemos suponer que las llamas del terrible incendio provocado por los soldados de Nabucodonosor duraron días y aun semanas ante los ojos curiosos y atónitos de los pueblos vecinos de Judá, testigos de la intervención justiciera de Yahvé, Dios de Israel. Los oyentes de Ezequiel, al oír sus predicciones, se preguntan irónicamente: ¿No es éste un trovador de parábolas? (v.5). No pueden creer que Dios permita la destrucción de la Ciudad Santa, y creen que el profeta habla en enigmas, o parábolas, de cosas que no están a su alcance. La frase del auditorio es despectiva y sarcástica; para ellos, Ezequiel no está en sus cabales.

La espada vengadora de Yahvé (6-12).
6 Y me fue dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 7 Hijo de hombre, vuélvete de cara a Jerusalén y derrama tu palabra sobre sus santuarios. Profetiza contra la tierra de Israel 8 y di a la tierra de Israel: Así dice el Señor, Yahvé: Heme aquí contra ti; voy a desenvainar mi espada y a exterminar en ti al justo y al impío, 9 pues para eso saldrá mi espada de la vaina contra toda carne, desde el mediodía hasta el septentrión, 10 y sabrá toda carne que yo soy Yahvé, que he desenvainado mi espada y no volverá a la vaina, 11y tú, hijo de hombre, gime con quebranto de ríñones y amargura, gime a la vista suya. 12Y cuando te digan: ¿Por qué gimes? diles: Por una noticia que, cuando llegue, se derretirá todo corazón, desmayarán todas las manos, todas las almas se consternarán y todas las rodillas se disolverán como agua. Ya viene, ya se cumple, dice el Señor, Yahvé.

Puesto que los interlocutores de Ezequiel se hacían sordos y no querían entender la parábola del incendio del bosque, ahora el profeta va a hablar más claro. En nombre de Dios se pone cara a Jerusalén para profetizar sobre sus santuarios. El bosque de que hablaba antes es Jerusalén, y el incendio es la espada que siembra la muerte por doquier. La devastación será general y en ella perecerán el justo y el injusto (v.8). En 9,8, el profeta se escandalizaba de que Yahvé exterminara a todo Israel, sin distinción de buenos o malos. Aquí, para destacar el carácter general de la destrucción, dice que afectará a todos. En efecto, la catástrofe nacional del 586 cayó indistintamente sobre justos y pecadores. Para que hubiera una justa discriminación hubiera sido necesaria una intervención milagrosa de Dios. Los profetas pre-exílicos hablaban de un resto que se salvaría en las catástrofes para constituir el núcleo de resurrección nacional. De hecho sabemos que el fuego sagrado del yahvismo no se apagó, y se salvó precisamente en ese reducido número de justos que en todos los momentos críticos de la nación fueron reservados por Yahvé. En este caso, el profeta quiere fijarse sólo en las proporciones de la devastación.

El canto de la espada (13-22).
13 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 14 Hijo de hombre, profetiza y di: Así habla el Señor, Yahvé: Di: ¡La espada! ¡La espada! Está afilada y bruñida. 15 Afilada para degollar, bruñida para fulgurar como el rayo. 16 La he hecho bruñir para blandiría, hícela afilar y bruñir para ponerla en manos de un degollador. 17 Grita y gime, hijo de hombre, porque viene sobre mi pueblo, sobre todos los príncipes de Israel. Caen a la espada juntamente con mi pueblo. ¡Hiere, pues, tus muslos! 18 Porque es una prueba, y ¿qué si el cetro menospreciador no existe? oráculo del Señor, Yahvé 4. 19 Tú, pues, hijo de hombre, profetiza batiendo una palma contra otra. Se duplicará la espada, se triplicará; es la espada de la matanza, la espada de la gran matanza que los amenaza. 20 Para que se encojan los corazones i y se multiplique el estrago, sobre todas sus puertas he puesto el espanto de la espada. ¡Ah! ¡Bruñida para fulgurar, afilada para degollar! 21Taja a derecha, raja a izquierda, adondequiera que te vuelvas. 22Y también batiré yo palmas, y desfogaré mi ira. Yo, Yahvé, he hablado.

En este bellísimo poema, entrecortado de emoción, el profeta describe dramáticamente la intervención sangrienta de Nabucodonosor, el degollador escogido por Yahvé para castigar a su pueblo. Es el anuncio de la campaña de cerco sobre Jerusalén, iniciada en 588 a.C. Ezequiel canta la intervención de la espada vengadora de Yahvé en manos del instrumento de su justicia, el rey de Babilonia; y en este sentido apostrofa al final a la espada para que cumpla fielmente su cometido, ya que es obra de Yahvé (v.22).
El estilo es nervioso y entrecortado, como si el profeta asistiese al desarrollo del terrible drama doloroso de su pueblo en su momento decisivo. El degollador (Nabucodonosor) blande la espada, haciéndola fulgurar como el rayo sobre el pueblo de Judá y sobre los príncipes de Israel (v.17).
El espectáculo de horror es tal, que se invita al profeta a dar signos de duelo y desesperación: hiere tus muslos (v.17) 5. Es la gran tragedia psicológica de los profetas: de un lado deben alegrarse del cumplimiento de la voluntad divina castigando a su pueblo, y de otro deben participar del dolor de sus compatriotas. Todo lo que constituía las fuerzas vivas de la nación es presa de la espada. Sin embargo, el profeta debe seguir profetizando la ruina batiendo una palma contra otra (v.19), e.d., mostrando su alegría por el cumplimiento de la voluntad de Dios. La exterminación es total: se duplicará la espada, se triplicara (v.19); y el mismo profeta anima al degollador: ¡Raja a derecha, raja a izquierda! (v.21); es la obra exterminadora de Yahvé, que personalmente aplaude: también yo batiré palmas. (v.22). En toda esta fraseología debemos ver siempre el genio oriental, propenso a la exageración y a la frase radical para recalcar la idea fundamental de la justicia vengadora de Dios, purificando a su pueblo por la guerra para después hacerle sentir la nostalgia de los días de amistad con El.

Nabucodonosor se dirige contra Jerusalén (23-32).
23 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 24 Tú, hijo de hombre, traza dos caminos para la espada del rey de Babilonia, que salgan ambos de la misma tierra, y pon una señal al comienzo de cada camino que indique la ciudad adonde va. 25 Traza un camino por donde vaya la espada a Rabat de los hijos de Amón, y otro por donde vaya a Judá, a la ciudad fuerte de Jerusalén. 26 Porque el rey de Babilonia se ha parado en el cruce de donde parten los dos caminos para consultar, augurando por el lanzamiento de las flechas, por la pregunta a los terafim, por el examen de las entrañas. 27 El augurio ha señalado la derecha, Jerusalén, para dar la orden de ataque, lanzar los gritos de guerra, alzar arietes contra sus puertas, levantar terraplén y hacer vallado. 28 Para ellos, éstos son presagios vanos, pues ha habido juramentos solemnes; pero él se acuerda de su iniquidad, y serán cogidos en el lazo. 29 Por tanto, así dice el Señor, Yahvé: Por haber traído a la memoria vuestra iniquidad, poniendo al descubierto vuestras traiciones y vuestros pecados en todas vuestras acciones, puesto que os jactáis, seréis entregados a su mano. 30 Y tú, infame, impío, príncipe de Israel, llegó tu día, el término del tiempo de la iniquidad. 31 Así dice Yahvé: ¡Fuera tiara! ¡Fuera corona! Eso no será más. Será ensalzado lo humilde y humillado lo alto. 32 ¡Ruina, ruina! ¡A ruina las reduciré! y no serán más mientras no venga aquel a quien de derecho pertenecen, y a él se las daré.

Por medio de una acción simbólica, Ezequiel presenta ya en marcha al rey de Babilonia, deteniéndose en una encrucijada de caminos, pues duda sí ir primero a Jerusalén o a Rabat-Amón, en TransJordania. La suerte decide su marcha hacia la capital de Judá. Nabucodonosor tenía su cuartel general en Ribla (Alta Siria). Así, pues, cuando se encamina hacia Palestina, viene del norte. Ezequiel, para dramatizar la situación, recibe la orden divina de trazar dos caminos para la espada del rey de Babilonia (v.23). Quizá para ello se sirvió de una tableta de arcilla, como cuando diseñó el plano de Jerusalén a la vista de los exilados6. Debe señalar la dirección de las dos vías, una a Jerusalén y otra a Rabat-Amón, la actual Aman, en TransJordania. Nabucodonosor queda perplejo sobre el camino a seguir, y lo decide por flechas (v.26); es la rabdomancia, o adivinación por las flechas de un carcaj, sacadas al azar, práctica muy usual en las tribus arábigas. Pregunta también a los terafim, o dioses familiares penates7, y, por fin, acude al tercer medio de adivinación, el examen de las entrañas, muy practicado en Babilonia. El profeta enumera los tres sistemas de consultación usuales entre los paganos. El resultado de la consulta es que debe dirigirse a Jerusalén (v.27).
Sin embargo, los judíos no creen en la inminencia de la destrucción de la ciudad, a pesar de que se alzan en torno suyo los terraplenes y arietes del cerco (v.28). Creen más bien en los juramentos solemnes de Yahvé relativos a la protección de su pueblo. Pero Yahvé había condicionado su protección, y se acuerda de su iniquidad (v.28), y, en consecuencia, va a obrar con mano airada, como merecen, de forma que serán cogidos en el lazo que les ha tendido y entregados al invasor (v.29).
El profeta se encara airadamente con el principal culpable de la catástrofe, el rey Sedecías: y tú, infame, impío, príncipe de Israel, llegó tu día. (v.30). Se ha deshonrado al romper la fidelidad jurada al rey de Babilonia. Debe, pues, deponer la diadema real: ¡Fuera tiara! ¡Fuera corona! (v.31). Es hora de que se pongan las cosas en su punto y que Sedecías, enorgullecido, ceda el paso al humillado rey Jeconías, entonces en el exilio babilónico: Será ensalzado lo humilde y humillado lo alto (v.31). Es el tiempo de la ruina, y no volverá a levantarse más Judá hasta que no venga aquel a quien de derecho pertenece, y a él se las daré (v.32), probable alusión a un deseo de reentronización de Jeconías, prisionero en el exilio 8. La misteriosa frase ha sido relacionada con la otra, no menos enigmática, de Gen_49:10, donde se dice que no desaparecerá el cetro de Judá hasta que venga aquel a quien le pertenece, el Mesías9. Quizá en las palabras de Ezequiel haya también una sobrecarga mesiánica, viendo en el trasfondo, sobre la suerte del desgraciado rey Jeconías, la figura radiante del Mesías, restaurador de la dinastía davídica, a quien en justicia pertenece realmente la diadema real. De todos modos, la frase resulta un poco aislada y no debe desconectarse del contexto general.

Profecía de destracción contra Amón (33-37).
33 Y tú, hijo de hombre, profetiza y di: Así habla el Señor, Yahvé, de los hijos de Arnón y de su oprobio. Di, pues: ¡La espada! Desenvainada está la espada para degollar, bruñida para consumir, para fulgurar, 34 para hacerla caer sobre el cuello de los más inmundos de los impíos, mientras te profetizan vanidad y te adivinan mentiras. Llegó su día en el tiempo de la consumación de la iniquidad. 35 ¿La volveré a la vaina? Yo te juzgaré en la tierra donde te criaste, en la tierra donde has vivido. 36 Derramaré sobre ti mi furor, soplaré contra ti el fuego de mi ira, y te entregaré en manos de hombres despiadados, artífices de la destrucción. 37 Serás pasto del fuego, se empapará la tierra de tu sangre y se perderá tu memoria, porque yo, Yahvé, lo digo.

Los amonitas sentirán también el peso de la espada de Nabuco-donosor. La perícopa relativa a la suerte de Amón es considerada, desde el punto de vista literario, como un mosaico de frases usadas en secciones anteriores 10. Los habitantes de Amón, vecinos del reino de Judá, sentían una maligna satisfacción al ver a éste destruido definitivamente. El profeta alude a esta burla escarnecedora u oprobio (v.33) lanzado contra Judá por los vecinos paganos de Amón. Dios castigará esta actitud malévola, sometiéndolos también a la terrible prueba de la espada. Lejos de sacar beneficio de la ruina de Judá, sentirán en su suelo las huellas de la destrucción, particularmente sufrirán los falsos profetas (los más inmundos de los impíos, v.34), que adivinan mentiras, e.d., engañan al pueblo anunciando perspectivas de victoria sobre Judá, ahora arruinada. Los amonitas serán atacados por Nabucodonosor en su misma tierra (v.35). Su destrucción será total. Flavio Josefo nos dice que esto tuvo lugar cinco años después de la ruina de Jerusalén (587) 11.

1 En la traducción griega de los LXX y en la Vulgata latina, los cinco primeros versículos de este capítulo están incrustados en el capítulo anterior, con la numeración de v.45 al 49, que conservamos a continuación con su correspondiente (v.i al 5) del capítulo 21 del hebreo. 2 La palabra heb. Darom (los LXX leen Dagón).designa en la Biblia la parte meridional d(g Palestina: Deu_33:23; Job_37:17; Eco_1:6; Eco_11:3; y aparece trece veces en Ezequiel. 3 Cf. Isa_9:17; Isa_10:17; Jer_21:14; Sal_83:15. 4 Este verso es ininteligible en el contexto, y parece que en el TM tiene alguna relación de sentido con el v.15. La traducción de los LXX es totalmente diversa: ¿por qué ha estado justificado, y qué si la tribu es rechazada? No será, dice el Señor, Yahvé. 5 Sobre este gesto de dolor cf. Jer_31:19. En asirlo existe la misma frase: majasu suma, con el mismo sentido traslaticio. 6 Cf. Ez 4:1s. 7 Cf. Gen_31:19; Ose_3:4; Zac_10:2. 8 Sobre la existencia de partidarios del destronado Jeconías, véase Jer_28:3-4. 9 Sobre la profecía de Jacob cf. ceuppens, De prophetiis messianicis in A.T. (Roma 1935) 61-84, especialmente p.?2. Véase también L. Dennefeld, Le Messianisme: DTC 10 (1929) i 416. 10 Cf. v.33: v.14s; v.34: v.30; v.3ó: v.3s. 11 fl. Jos., Ant. Jud. X 9,7.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XXI.

1 Ezekiel prophecieth against Ierusalem, with a signe of sighing. 8 The sharpe and bright sword, 18 against Ierusalem, 25 against the kingdome, 28 and against the Ammonites.
1 And the word of ye Lord came vnto me, saying,
2 Sonne of man, set thy face toward Ierusalem, and drop thy word toward the holy places, and prophecie against the land of Israel,
3 And say to ye land of Israel, Thus saith the Lord, Behold, I am against thee, and will draw forth my sword out of his sheath, and will cut off from thee the righteous and the wicked.
4 Seeing then that I will cut off from thee the righteous and the wicked, therefore shall my sword goe forth out of his sheath against all flesh from the South to the North:
5 That all flesh may know, that I the Lord haue drawen foorth my sword out of his sheath: it shall not returne any more.
6 Sigh therefore thou sonne of man with the breaking of thy loynes, and with bitternesse sigh before their eyes.
7 And it shall be, when they say vnto thee; Wherefore sighest thou? that thou shalt answere, For the tidings, because it commeth: and euery heart shall melt, and all hands shalbe feeble, and euery spirit shal faint, and all knees [ Hebrew: shall goe into water.] shal be weake as water: behold, it commeth, and shalbe brought to passe, sayth the Lord God.

[The sword drawen, and fourbished.]

8 Againe, the word of the Lord came vnto me, saying,
9 Sonne of man, prophecie and say, Thus sayth the Lord, Say, A sword, a sword is sharpened, and also fourbished.
10 It is sharpened to make a sore slaughter; it is fourbished, that it may glitter: should we then make mirth? [ Or, it is the rod of my sonne, it despiseth euery tree.] It contemneth the rod of my sonne, as euery tree.
11 And he hath giuen it to be fourbished, that it may be handled: this sword is sharpened, and it is fourbished to giue it into the hand of the slayer.
12 Cry and howle, sonne of man, for it shalbe vpon my people, it shalbe vpon all the princes of Israel: [ Or, they are thrust downe to the sword with my people.] terrours, by reason of the sword, shall be vpon my people: [ Jer_31:19 .] smite therefore vpon thy thigh.
13 [ Or, when the triall hath beene, what then? shall they not also belong to the despising rod?] Because it is a tryall, and what if the sword contemne euen the rodde? it shall be no more, sayth the Lord God.
14 Thou therefore sonne of man, prophecie and smite thine [ Hebrew: hand to hand.] hands together, and let the sword bee doubled the third time, the sword of the slaine, it is the sword of the great men, that are slaine, which entreth into their priuie chambers.
15 I haue set the [ Or, glittering, or feare.] point of the sword against all their gates, that their heart may faint, and their ruines be multiplied. Ah, it is made bright, it is [ Or, sharpened.] wrapt vp for the slaughter.
16 Goe thee one way or other, either on the right hand, [ Hebrew: set thy selfe, take the left hand.] or on the left, whithersoeuer thy face is set.
17 I will also smite mine hands together, and I wil cause my furie to rest: I the Lord haue sayd it.
18 The word of the Lord came vnto me againe, saying,
19 Also thou sonne of man, appoint thee two wayes, that the sword of the king of Babylon may come: both twaine shall come forth out of one land: and choose thou a place, choose it at the head of the way to the citie.
20 Appoint a way, that the sword may come to Rabbath of the Ammonites, and to Iudah in Ierusalem the defenced.
21 For the king of Babylon stood at the [ Hebrew: mother of the way.] parting of the way, at the head of the two wayes, to vse diuination: he made his [ Or, kniues.] arrowes bright, he consulted with [ Hebrew: Teraphim.] images, he looked in the liuer.
22 At his right hand was the diuination

[Against Ammon.]

for Ierusalem to appoint [ Or, battering rams .] captaines, to open the mouth in the slaughter, to lift vp the voice with shouting, to appoint [ Hebrew: rams.] battering-rammes against the gates, to cast a mount and to build a fort.
23 And it shall be vnto them as a false diuination in their sight, [ Or, for the oathes made vnto them.] to them that haue sworne oathes: but he will call to remembrance the iniquitie, that they may be taken.
24 Therefore thus saith the Lord God, Because yee haue made your iniquitie to be remembred, in that your transgressions are discouered, so that in all your doings your sinnes doe appeare: because, I say, that yee are come to remembrance, yee shall be taken with the hand.
25 And thou prophane wicked prince of Israel, whose day is come, when iniquitie shall haue an end,
26 Thus saith the Lord God, Remoue the diademe, and take off the crowne: this shall not be the same: exalt him that is low, and abase him that is high.
27 [ Hebrew: peruerted, peruerted, peruerted will I make it.] I will ouerturne, ouerturne, ouerturne it, and it shall be no more, vntill he come, whose right it is, and I wil giue it him.
28 And thou sonne of man, prophecie, and say, Thus saith the Lord God concerning the Ammonites, and concerning their reproch: Euen say thou; The sword, the sword is drawen, for the slaughter it is fourbished, to consume because of the glittering:
29 Whiles they see vanitie vnto thee, whiles they diuine a lie vnto thee, to bring thee vpon the necks of them that are slaine, of the wicked whose day is come, when their iniquitie shall haue an end.
30 [ Or, cause to it to returne.] Shall I cause it to returne into his sheath? I will iudge thee in the place where thou wast created, in the land of thy natiuitie.
31 And I will powre out mine indignation vpon thee, I will blow against thee in the fire of my wrath, and deliuer thee into the hand of [ Or, burning.] brutish men and skilfull to destroy.
32 Thou shalt be for fuell to the fire: thy blood shall be in the middest of the land, thou shalt be no more remembred: for I the Lord haue spoken it.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Juicio por la espada

En esta segunda profecía las figuras se vuelven más precisas. La referencia a la espada, símbolo de guerra, da una indicación acerca de la naturaleza militar del desastre. Ezequiel se conoce por su énfasis sobre la responsabilidad y recompensa individual (cf. 3:16-21; 33:1-20), de modo que es notable que declare que los desastres inminentes afligirán tanto al justo como al impío. El ser justo no garantiza inmunidad contra la aflicción. Aquellos que reclaman tener la protección exclusiva del Señor pueden estar ejercitando una gran fe, pero están también ignorando muchas de las advertencias de la Escritura.

Ezequiel debe predicar a Jerusalén, en otras palabras: El Señor está contra ti. El sacará una espada para eliminar al justo y al impío (2-4).

A Ezequiel Dios le dice: ¡Gime y aflígete! Cuando el pueblo te pregunte por qué estás haciendo esto, diles que es debido a las noticias aterradoras que vendrán (6, 7). Y va a suceder.

Notas. 3 Espada: el símbolo de la espada se utiliza también en los dos oráculos próximos. 6 Gime: la predicación de Ezequiel debía ir acompañada de otra acción simbólica (la séptima).

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

El bosque en llamas - Canto a la espada. Encontramos cuatro oráculos; los tres primeros van dirigidos contra Israel, mientras que el cuarto y más largo va dirigido contra Amón y Babilonia. El primer oráculo evoca un gran incendio que abrasará el bosque del sur, esto es, Judá y su capital. Este oráculo es una respuesta a quienes se mofan del profeta porque sus palabras no se cumplen (5), y al mismo tiempo nos prepara para la noticia de la destrucción de Jerusalén y del templo. Los restantes oráculos (13-18; 19-22; 23-37) están construidos a partir de la imagen de la «espada del Señor», expresión simbólica del castigo de Dios, castigo que puede ejecutar Él personalmente o valiéndose de otros, en este caso de los babilonios. La imagen del rey en el cruce de caminos (26), consultando y echando suertes, subraya su valor de instrumento en manos del Señor. Al final, la espada castigadora también será juzgada y destruida (35).

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



3. El "Négueb" es la zona semidesértica situada al sur de Palestina.

16. El "verdugo" es Nabucodonosor, que probablemente ya había comenzado el asedio de Jerusalén.

26. Nabucodonosor es presentado como si dudara entre dirigir sus tropas contra Jerusalén o contra la capital del reino de Amón, ambas comprometidas en la liga antibabilónica propiciada por Egipto. Para salir de la duda, el rey consulta a sus dioses, mediante las prácticas adivinatorias comunes en aquella época.

30. Este "infame malvado" es Sedecías, a quien Ezequiel llama "príncipe de Israel", negándole así el título de rey. Ver nota 12. 12.

22 En esta nueva requisitoria contra Jerusalén, Ezequiel insiste más en los pecados de carácter moral y social que en la idolatría y en las faltas rituales. Ver 16. 1-52.

26. Ver 44. 23.

28. Ver 13. 10-16.

Torres Amat (1825)



[10] La espada blandida contra Amón. Is 34, 6; Jer 41, 10.

[25] Llama profano al rey Sedecías, porque violó el juramento de fidelidad que había hecho en nombre de Dios a Nabucodonosor.

[27] Profecía del Mesías. Gen 49, 10; Jn 5, 22.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 21.27 Por encargo mío, le corresponde hacer justicia: Jer 27.6; cf. Is 10.5-6.

[2] 21.28-32 Cf. Jer 49.1-6; Ez 25.1-7; Am 1.3-15; Sof 2.8-11.