Ver contexto
Es cierto que estuvo enfermo y a la muerte. Pero Dios se compadeció de él; y no sólo de él, sino también de mí, para que no tuviese yo tristeza sobre tristeza. (Filipenses 2, 27) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 2

2. TENED EL MISMO SENTIR (2/01-04).

1 Si hay, pues, en Cristo alguna exhortación, si algún aliento de amor, alguna comunicación de Espíritu, algo de entrañable ternura y compasión, 2 colmad mi alegría siendo del mismo sentir, teniendo el mismo amor, una sola alma, idénticos sentimientos. 3 Nada hagáis por rivalidad ni por vanagloria, sino más bien con humildad, teniéndoos recíprocamente unos a otros por superiores; 4 no atendiendo cada uno solamente a lo suyo, sino también a lo de los otros.

Formar frente cerrado de cara al exterior sólo es autentico y seguro cuando todo está ordenado en el interior. En este pasaje aparece una palabra que es decisiva para la exhortación paulina: paraklesis (Cf. Rom_12:8; 1Co_14:3; 2Co_8:17; 1Th_2:3). Cuando se traduce por exhortación, se restringe su significado. Su sentido es más amplio. Desborda lo que es aliento o consuelo, para ser animación, exaltación, exhortación viva, abarcando así la total amplitud, el calor y la viveza de la palabra de que un pastor de almas es y debe ser capaz ante su comunidad. Que no desciende a la trivialidad queda garantizado por su peculiaridad de ser paraklesis en Cristo. ésta debe ser por igual henchida de amor y llevada por el Espíritu que los une a todos entre sí. El dedo índice elevado en tono moralizador repele. Sólo desde una auténtica vinculación es posible la exhortación auténtica.

Dado que la relación del Apóstol con la comunidad es como la de un padre con sus hijos, se alegra de su bienestar espiritual, garantizado por el amor que mutuamente se profesan. Amor es armonía, ser una sola cosa, tener un mismo sentir y un mismo espíritu. Se ha destacado muchas veces y con suficiente energía la exigencia de este amor (ágape) para la comunidad y la existencia cristiana, pero casi con idéntica frecuencia se aprecia en poco y se pasa por alto. Se quita importancia a los casos de falta de amor. Se necesitan cosas al parecer más sólidas para conmoverse. La confusión de letra y espíritu amenazaba siempre a las comunidades. Y las sigue amenazando hasta el día de hoy.

En la comunidad de Filipos se dieron casos de falta de amor. Pablo ha oído hablar de ellos. La falta de amor se evidencia en la rivalidad y en la vanagloria. El amor es humilde. Tiene en más a los otros que a sí mismo. La humildad era algo con lo que el hombre pagano no sabía hacer demasiadas cosas. Ya la palabra misma tenia en el ámbito griego un matiz peyorativo. Equivalía a mentalidad servil, servilismo, adulación. Semejante conducta era ajena al hombre libre, que la despreciaba. Pero la humildad cristiana no es una humildad perruna. El cristiano es ante todo humilde delante de Dios, porque sabe que de Dios lo ha recibido y lo recibe todo. Y por el camino de Dios alcanza la humildad auténtica ante los otros hombres, ante sus hermanos, en cuanto reconoce en ellos el resplandor de Dios.

Esta apreciación tiene consecuencias prácticas. Por amor a sí mismo busca uno su propio bienestar. Por el amor se preocupa del bienestar de los otros, es decir, alcanza tanto como el amor a sí mismo. Las bellas palabras sobre el amor de nada sirven. Sólo los hechos convencen.



3. EL CAMINO DE JESÚS (2/05-11)

5 Tened entre vosotros estos mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús: 6 el cual, siendo de condición divina, no retuvo como una presa el ser igual a Dios, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando condición de esclavo, haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose en el porte exterior como hombre 8 se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios, a su vez, lo exaltó y le concedió el nombre que está sobre todo nombre, 10 para que, en el nombre de Jesús, toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en el abismo, 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

En este pasaje deja fluir Pablo, dentro del texto de la carta, un himno a Cristo (1). Que no habla con palabras suyas, sino con palabras recibidas de otros, puede comprobarse con diversos criterios: son extraños a Pablo el vocabulario, las ideas, la estructura de las estrofas, etc. Pero el Apóstol hace suyo el himno. No se limita a citarlo; expresa a través de él su propio pensamiento, aduce sus personales reflexiones, lo reviste con adiciones y lo inserta en su contexto.

Este contexto le permite recurrir al himno que se cantaba en las asambleas litúrgicas de la comunidad. Acaba de hablar de lo necesaria que es la humildad: que se asistan mutuamente y encuentren en el amor. Ahora sigue adelante con la exhortación de que todos deben tener los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús. Esta frase está especialmente necesitada de aclaración. Se podría creer que aquí se alude sencillamente al ejemplo de Cristo, de modo que se tuvieran los mismos sentimientos que él. Pero la línea de pensamiento de Pablo es otra, y más profunda. No se cansa en sus cartas de recordar y poner bien en claro a las comunidades que, cuando aceptaron la fe y se bautizaron, entraron en un nuevo círculo de relaciones con Cristo y, por tanto, con Dios. Les dice que ahora están en Cristo, bajo la salvífica reclamación de dominio del Kyrios Cristo. Bajo esta reclamación de dominio vige una ley nueva, la ley que Cristo reveló. A ésta deben atender en cuanto cristianos. En efecto, el estar en Cristo es la más esencial determinación de que se es cristiano. A este núcleo de lo cristiano quiere referirse Pablo. Y lo hace recurriendo al himno.

El himno tiene dos estrofas que describen con grandioso trazado el camino de Cristo. Este camino llevaba desde el ser en Dios, anterior al mundo, hasta el mundo humano, y desde éste, nuevamente, al dominio en Dios.

El himno intenta, al principio, expresar lo inefable. Había uno en el mundo de Dios que era, además, de condición divina. Esta expresión no debe entenderse en un sentido atenuado; no indica ningún otro Dios existente, sino, nada menos y nada más, que este de quien se está hablando es Dios. Pero este modo místico del lenguaje no se orienta a describir el ser de Dios o la relación con Dios de este ser igual a Dios, sino que se centra en la actuación que ahora inicia su marcha desde Dios.

Esta actuación tiene una motivación: la libertad. No se vio obligado, empujado a ella. La emprendió por libre decisión. Se despojó a sí mismo. Renunció a si mismo. Aunque esta acción es algo simplemente inconcebible, está acorde con la expresión usual de que él no creyó que debería retener su ser como una presa, como un botín. Esto era, realmente, lo que cabía esperar. Pero ocurre lo inesperado, lo incomprensible, lo indecible: se despojó; se despojó a sí mismo.

En lugar de la condición divina aparece la condición de esclavo. Justamente porque así lo quiso. La contraposición Dios-esclavo implica unos términos de oposición tan distanciados, tan tensos, tan insalvables que ya no puede pensarse otra mayor. Se trata ahora de presentarla a la inteligencia en toda su confusión. Con todo, esta contraposición Dios-esclavo sigue siendo misteriosa, porque el contrapunto natural de Dios es el hombre. De hecho, el himno quiere reconocer, con solemne alabanza, aquel acontecer único de que Dios se hizo hombre. Las frases repetidas tienden a esta meta única, que desarrollan paso a paso. Se hizo verdadero hombre, no mera apariencia al modo docetista. Se insertó dentro del grupo de los hombres, tomó su forma, su forma esencial, y su apariencia exterior ofreció pruebas irrefutables de que es un hombre y, como hombre, un esclavo.

La condición de esclavo, mencionada como el primer paso del despojarse a sí mismo, necesita una aclaración. Se trata de una forma relativa, referida a la forma divina, y en este sentido despeja el abismo que sólo este Dios único puede salvar. Pero dice algo más. Ser hombre es concebido como ser esclavo, como esclavitud. En la esfera de lo mitológico hay potestades supraterrenas cósmicas, que dominan a la humanidad y la someten a su yugo. Desmitologizando, la vida se presenta como algo sometido al ciego azar. ¿Dónde está su sentido, su centro? Para el mito de las potestades aparecía como un juego cruel en manos de potencias esclavizadoras. El miedo, la inseguridad es la expresión de esta conciencia. Y en este mundo es donde entra el Unico, el libre.

Revela obediencia. La obediencia es la ley de que acabamos de hablar, y que debe acuñar y marcar el ser del cristiano en un sentido determinante. La obediencia de este Unico es, ciertamente, inimitable en toda su grandeza. Esto es así porque él viene del mundo de Dios, del que nadie ha venido como él. La obediencia que practica y vive aparece ante el mundo, ante los hombres, como algo que descansa en sí mismo. No se da un punto de referencia, que sólo puede ser Dios. La libertad de esta obediencia es más poderosa que cualquier otra obediencia que el hombre puede ejercitar libremente. Del despojarse a sí mismo se sigue la humillación de sí mismo, una humillación que se hace obediente hasta la muerte. La muerte es el punto de destino de un camino emprendido en libertad. Para él, y sólo para él, es también la muerte un acto libre. Pero, por otra parte, es esta muerte la que demuestra que él se ha hecho realmente uno de los nuestros. La muerte es, en efecto, el destino que une a todos los hombres, de cualquier procedencia o raza, de cualquier origen y filosofía. No que en la muerte todos sean iguales, sino que en la muerte todos confluyen. Allí dan todos los caminos, altos o bajos, que discurren por este mundo. El que muere, es hombre. Sólo aquel que conoce la prehistoria de este Único sabe de libertad de morir.

Nada puede imaginarse tan alejado de Dios como la muerte. No habría, de sí, necesidad de añadir más palabras para recalcar más a fondo este camino. Pero se insiste: se menciona la muerte en cruz. En este pasaje se descubre la mano de Pablo, que introdujo esta adición. La cruz ocupa el punto central de su mensaje, que concibe la muerte de Cristo como muerte salvífica. «Realmente, la palabra de la cruz es una necedad para los que están en vías de perdición; mas para los que están en vías de salvación, para nosotros, es poder de Dios» (1Co_1:18). ésta es la única causa válida que el Apóstol admite para gloriarse (Gal_6:14). Si recuerda y proclama la muerte de Cristo y añade la explicación de muerte en cruz, no intenta encarecer su matiz espantoso y cruel, sino que quiere indicar que en ella está encerrada la salvación (2).

En la segunda parte del himno entra Dios en el plan. Dios es ahora el protagonista de la acción. Por la senda del despojamiento de sí y de la humillación era el otro el que actuaba en solitario. Pero si ya en el obediente como revelación había que pensar en Dios como punto de referencia, ahora se dice claramente que Dios entra en el juego y toma la iniciativa, una iniciativa que se orienta al obediente. Una de las primeras experiencias de la religiosidad bíblica es que Dios humilla y ensalza al justo. Como para confirmar su valía, se le envía a la escuela de la humillación para que, si da buena prueba de sí, sea reconocido por Dios.

Esta regla, según la cual a la humillación sigue la exaltación, se continúa en nuestra vida, pero ha sufrido una modificación peculiar. Aquí ya no se trata de una prueba y conformación de tipo ético en el sentido de que Dios ha humillado, sino de la revelación de la obediencia, de una revelación que sólo este Único podía llevar a cabo por ser libre. A la singularidad del camino que el Único había elegido al humillarse, responde una singular reacción de Dios.

Exaltó a aquel que se había despojado en la muerte. Estamos acostumbrados a oír el mensaje pascual con otras palabras: que fue resucitado al tercer día (3), que resucitó (4), que se apareció a Cefas (5), etc. Nada de esto oímos aquí, sino tan sólo que vive de nuevo, gracias a una acción de Dios. Pero la afirmación se orienta -yendo más allá de la vida nuevamente conseguida- al puesto que ahora, en el cosmos, en el universo, se confía al obediente. Y esto se explica con la concesión de un nombre. El nombre no es algo accidental, sin importancia, sino que descubre la esencia. Cada uno es lo que su nombre indica. Así lo entendía el hombre bíblico. En este pasaje no se dice, con todo, qué nombre se le da a Jesús. Pero el puesto excepcional del ser unido a este nombre concuerda con que Dios le exaltó tan alto que está más allá de toda medida.

En un cuadro mítico oímos hablar ahora de una aclamación que se le tributa al ensalzado. Pero ¿quién aclama? Fácilmente se advierte que en el himno se ha insertado una frase del profeta Isaías: «Ante mí se doblará toda rodilla y toda lengua jurará» (Isa_45:23b). En el profeta son los pueblos que habían hostilizado y amenazado duramente al pueblo de Dios, Israel, los que, al final, y para salvación suya, reconocerán y se someterán al Dios único. En vez de los pueblos, en nuestro himno entran el cielo, la tierra y los abismos. Se abre una ancha perspectiva cósmica. Pero no se habla de hombres, sino de potestades. Se trata de aquellas potestades que hasta ahora esclavizaban el destino de los hombres y reducían la humanidad a esclavitud. Si doblan la rodilla ante Cristo, esto significa no sólo que le reconocen como más poderoso, sino también que el antiguo poder de ellos ha sido quebrantado. Se ha producido en el cosmos un cambio de dominio. El Jesús obediente y ahora exaltado sobre toda medida ha ocupado el puesto de Señor del universo.

J/SEÑOR: Esto es expresamente reconocido por aquellas potestades al confesar que Jesucristo es Señor. El acento de esta fórmula de confesión está en Señor, con lo que sabemos ya también cuál es el nombre que Dios le concedió. El reconocimiento de que Jesús es el Señor, el Kyrios, es la más antigua confesión de fe cristiana. «Si confiesas con tus labios que Jesús es Señor, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo» (/Rm/10/09). Es curioso observar que los que profieren la confesión en el himno son los poderes supraterrenos, y no los hombres, no la comunidad. Pero no cabe duda que la comunidad, de cuya liturgia -como se ha dicho- nació este himno, no se mantenía aparte, sino que proclamaba de esta manera su fe en el dominio de Jesús. Es preciso, pues, investigar el sentido teológico y supratemporal de esta afirmación sobre la pérdida de poder de las potestades. Si tales potestades son expresión de la angustia existencial del hombre, que se ve arrojado en brazos de un destino ciego, entonces el destronamiento de aquéllas simboliza el retorno del mundo a Dios. El sentido del mundo no es ya la insensatez, la ceguera, el azar, sino Jesucristo. él es la respuesta a las preguntas que turban a los hombres. En él recobra el mundo su sentido.

El dominio que él trae es paz y salvación. La denominación «Señor», que ha sido tomada aquí de una cita del Antiguo Testamento, responde al nombre de Dios. Y este Jesucristo es, desde ahora, la apertura de Dios al mundo, el acceso, el intermedio, el camino. Su dominio no quiere esclavizar, ni oprimir, sino liberar y llevar a casa.

Volver a casa, liberar, son cosas posibles en Cristo Jesús, que reveló la obediencia como acción liberadora. Quien está en Cristo Jesús, quien es cristiano, se halla bajo las exigencias de la obediencia y debe dejarse guiar por ésta.

El acontecer salvífico finaliza en la gloria de Dios Padre. Con esta mención de Dios Padre se hace presente en el himno la comunidad, ya que las potestades podrían hablar de Dios, pero nunca del Padre. La comunidad, en cambio, sabe del Padre de su Señor Jesucristo y que, a través de este mismo Señor, les ha sido dado el Dios Padre: «Vosotros no recibisteis un espíritu que os haga esclavos y que os lleve de nuevo al temor, sino que recibisteis un Espíritu que os hace hijos adoptivos, en virtud del cual clamamos: «Abba!, ¡Padre!» (Rom_8:15).

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1. También en otros contextos neotestamentarios se encuentran himnos a Cristo acuñados con anterioridad: Col_1:15-20; 1Ti_3:16; Joh_1:1-16.

2. Dado que la salvación está encerrada en una cruz, es esta cruz motivo de escándalo: Gal_5:11. Para la predicación de la cruz, cf. también 1Co_1:23; 1Co_2:2.8; 2Co_13:4; Gal_3:1.

3. 1Co_15:4; Mat_16:21; Mat_17:23; Mat_20:19; Luk_9:22.

4. Mat_17:9; Mar_8:31; Mar_9:9; Mar_10:34; Lc 18 33; Mar_24:46; 1Th_4:14.

5. 1Co_15:5; Cf.Lc 24,34.

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4. CELO POR LA SALVACIÓN (2/12-13).

12 Así pues, amados míos, ya que siempre obedecisteis, no solamente en presencia mía, sino mucho más ahora en mi ausencia, trabajad con temor y temblor en la obra de vuestra salvación. 13 Pues Dios es el que obra en vosotros tanto el querer como el obrar según su beneplácito.

La palabra obediencia se ha convertido en una especie de consigna, tomada del himno a Cristo. Se testifica la obediencia de los filipenses en el pasado y se espera que la mantengan también en el futuro. El que exige obediencia es el Apóstol. Pablo tiene el derecho, la autoridad y la obligación de pedir a sus comunidades que le obedezcan y en algunas ocasiones ha impuesto con energía su autoridad entre ellas. Recuerda su estancia entre los filipenses, cuando les anunció por primera vez el Evangelio. Acoger el mensaje es una obediencia a la fe (1). La practicaron en aquella ocasión. Ahora deben permanecer conscientes de su común responsabilidad para salvarse.

Pablo habla de la salvación de ellos. La comunidad es una estructura orgánica, una pluralidad de hombres ordenados y referidos unos a otros. Deben edificarse mutuamente, pero también pueden mutuamente destruirse. En su celo comunitario radica su fortaleza. Debe advertirse, por consiguiente, que no se dice que cada cual pueda, por separado, procurarse su propia salvación. Una afirmación semejante sería incluso acristiana, si con ella se pretendiera excluir el celo por la salvación de los demás. Comunitariamente deben realizar su salvación.

Se destaca, pues, nítidamente, la responsabilidad humana y social. Se diría casi que todo depende de ella. Pero aparece ahora una frase que parece afirmar exactamente lo contrario de lo que acaba de decir: Dios es el que obra tanto el querer como el obrar según su beneplácito. ¿Quiere Pablo desdecirse de su afirmación anterior? De ningún modo. La paradoja debe seguir en pie. Todo depende de Dios y todo depende del hombre. Dios es el iniciador, la base, el fundamento, el que termina la obra. No puede recurrirse a la idea de desligar el hacer divino del humano, de querer seccionarlos, como si Dios continuara obrando allí donde el hombre no llega, como si el hombre debiera declararse impotente para que Dios le ayude y eleve. Dios abarca la existencia cristiana, la existencia de la comunidad. él mismo suscita el difícil e inadvertido querer que inicia la obra e impulsa a ella. Y lo que comienza, no lo abandona, pues Dios es fiel. Lo que le mueve e impulsa es su beneplácito, su benevolencia (2). Su amor tiene una grandeza incalculable.

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1. Cf. Rom_1:5; Rom_15:18; Rom_16:19.26; 2Co_10:5 s.

2. Cf Luk_2:14; Eph_1:5, Eph_1:9.

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5. LA COMUNIDAD EN EL MUNDO (2/14-18).

14 Hacedlo todo sin murmuraciones y sin discusiones, 15 para que lleguéis a ser irreprochables y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación desviada y pervertida, en cuyo seno brilláis como antorchas en el mundo, 16 llevando levantada en alto la palabra de vida: lo cual será para gloria mía en el día de Cristo, ya que no habré corrido en vano, ni en vano habré trabajado. 17 Y si, además, soy derramado en libación sobre el sacrificio y el ministerio sagrado de vuestra fe, me alegro y me congratulo con todos vosotros. 18 De igual modo, alegraos también vosotros y congratulaos conmigo.

MURMURACIÓN: Pablo recurre con gusto a imágenes, tipos y modelos del Antiguo Testamento, para hacer que la comunidad comprenda su situación (1). El pueblo de Dios de la alianza antigua encierra un significado típico: ha sido rechazado en su incredulidad y a causa de su obstinación frente al mensaje de Cristo, pero su destino, su camino y su extravío puede y debe servir de enseñanza a la comunidad. La generación del desierto contemporánea de Moisés, el pueblo de Dios que peregrina durante cuarenta años hacia la tierra prometida, es, de manera especial, tipo del nuevo pueblo. La murmuración contra los hombres de Dios en el desierto provocó la cólera de Yahveh. Desde entonces, la murmuración es la conducta pecaminosa característica frente a Dios (2). Es algo más que descontento ante una situación, más que impaciencia, porque tras esta conducta se esconde la desobediencia y, por tanto, rezuma la incredulidad. De aquí que la exhortación: «¡No murmuréis!», sea otro aspecto equivalente de la exigencia a ser obedientes. La comunidad está separada del mundo. Los «santos» están así separados porque ahora pertenecen a Dios. Pero no han sido sacados fuera del mundo: no pueden ni deben serlo. En esta simultánea pertenencia a Dios y al mundo radica la tensión y la garantía del ser cristiano. Pablo marca agudamente, con sentencia del Deuteronomio (35,2) los límites entre comunidad y «mundo». Allí, los hijos de Dios, aquí la generación desviada y pervertida. Esta sentencia pudo responder al sentimiento vital de las primeras comunidades, pues no eran más que un puñado insignificante en el seno de las populosas ciudades en las que el Apóstol concentraba su actividad. Con todo, semejante postura de diáspora no debe convertirse en conciencia de elección satisfecha de si misma, en conventículos. La gracia auténtica no engendra soberbia, sino humildad, y hace temblar ante la obligación contraída. ésta es nada menos que hacer que la comunidad sea la luz del mundo. Si es Cristo el centro del sentido del mundo, entonces los creyentes en Cristo tienen la función de ofrecer al mundo su sentido.

Nunca podrían cumplir ellos tal función por sí mismos, aun admitiendo su transformación. La fuerza luminosa irradia desde la palabra de vida, desde el Evangelio que ha sido confiado a la comunidad. No pueden hacer otra cosa sino atenerse a esta palabra, afirmarse en ella, confesarla y reconocerla (3).

FE/FIDELIDAD: Hay que conservar y mantener la fe, que vive hacia un fin. A veces la fe le parece a uno cosa fácil, en los momentos supremos de la experiencia comunitaria, en las reuniones fraternales, acaso en los comienzos de la nueva conversión, en las horas del entusiasmo. Estos momentos tienen mucho que dar, pero no son los decisivos. Lo decisivo es la realización de la fe en el quehacer diario, la perseverancia, la fidelidad.

El apóstol, el pastor de almas, lleva sobre sí la responsabilidad de la comunidad hasta el fin, hasta el tribunal de Dios. Y allí serán su gloria. Pero no toda fatiga merece recompensa. Se dan carreras en el vacío. Esto no es resignación, sino expresión de una preocupación. Pablo declara de modo inequívoco hasta qué punto está dispuesto y deseoso de correr un riesgo. Está preparado hasta el límite extremo, hasta la entrega de la vida. Nuevamente le gana la idea de la muerte (4). No sabe aún si se le abrirán las puertas de la cárcel. Pero esta vez contempla su muerte en relación con la comunidad. En su fe y su oración la comunidad es como el gran atrio de Dios, en el que se ofrece a la divinidad el debido homenaje. La vitalidad de su fe y de su servicio lítúrgico es la alegría de Pablo en esta hora. Nadie puede robarle este gozo, cuando se le exige la vida, cuando se ve precisado a derramar su sangre como una ofrenda de libación. Un cuádruple acorde de alegría pone fin a la parte parenética. Es como si, en su gozo, quisiera encender a la comunidad. Alegría con ellos es lo que les asegura y promete. Alegría con él desea de ellos.

Es posible que los filipenses se sintieran muy preocupados por su Pablo, cuando oyeron que estaba encarcelado. ¿Cómo podrían recibir en su preocupación la carta con alegría? ¿Extrañados, espantados, desorientados? ¿Consolados, tranquilizados, contentos? Responden a la intención del Apóstol si se dejan contagiar por su convicción de fe.

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1. Cf. Rm 4; 1Co_10:1-11; Gal_4:21-31.

2. Cf. 1Co_10:10; Joh_6:41.43.61. La figura del pueblo de Dios peregrinante domina la teología de la carta a los Hebreos.

3. Si Flp 2,15c es un reflejo de Mat_5:14, Pablo ha modificado la frase de una manera significativa.

4. Cf.Flp 1, 18b-24.

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Parte tercera

MISION DE TIMOTEO Y EPAFRODITO 2,19-3,1a

En sus escritos, Pablo acostumbra a dar noticias a las comunidades también acerca de los planes que proyecta para el futuro. Así lo hace ahora. Pero, por el momento, le ha sido arrebatada la libertad, de modo que está muy limitado en la elaboración de proyectos. Por consiguiente, se ve precisado a comisionar a otros que hagan sus veces en las comunidades. Aparecen ahora en el primer plano dos hombres pertenecientes a su círculo, Timoteo y Epafrodito. La carta vuelve a cobrar un colorido enteramente personal.

1.TIMOTEO (2/19-24).

19 Espero en el Señor Jesús enviaros lo más pronto posible a Timoteo, para que yo también respire tranquilo al saber noticias vuestras. 20 A nadie tengo que participe como él de mi disposición de alma, para ocuparse sinceramente de vuestras cosas; 21 pues todos buscan sus propios intereses, no los de Cristo Jesús. 22 Pero ya sabéis las pruebas que él ha dado; porque, como hijo al lado de su padre, ha estado contigo al servicio del Evangelio. 23 A éste, pues, espero enviarlo tan pronto como vea yo mi situación despejada, 24 y aun confío en el Señor que yo mismo iré también lo más pronto posible.

Timoteo (1) debe emprender el viaje desde éfeso a Filipos, lo cual no es posible en el momento presente. Por eso habla Pablo de una esperanza. E incluso se coloca este plan bajo una referencia religiosa. La esperanza existe en el Señor Jesús. Timoteo debe cerciorarse de cómo les han ido las cosas a los filipenses mientras tanto, para informar al Apóstol. El anuncio del viaje del colaborador contiene una oculta sugerencia, que habla en favor del excelente y cordial estado de sus relaciones precisamente con esta comunidad. Quiere mostrarse optimista con respecto a ellos, de quienes no espera saber otra cosa sino noticias que le alegren.

Por una vez se percibe una queja. Pablo dirige la mirada en torno a sus colaboradores y se siente autorizado a pronunciar un severo juicio. Se refiere a aquellos que están ahora a su disposición o que pudieran estarlo. No es necesario que fueran muchos. Acaso había ocurrido algo -que pasa en silencio- relacionado con su encarcelamiento. ¿Se ha visto aislado? A la angustia exterior se añade también la interior.

El juicio que pronuncia debe evaluarse de acuerdo con los sentimientos que juzga. Es preciso tener esto en cuenta, pues así es como manifiesta ser un auténtico juicio cristiano. A los colaboradores apostólicos les atañe tomar a su cuidado los intereses de la comunidad, que coinciden con los intereses de Cristo. Quien, en vez de esto, piensa en sí mismo, trastrueca las cosas. A Pablo no le interesa seguramente poner al descubierto o recriminar a algunos de los de su círculo. No acusa a nadie en concreto. Pero, una vez más, no teme llamar a las cosas por su nombre. El trabajo junto al Apóstol no puede ser nada fácil. Pero poseía una norma válida de acuerdo con la cual se podía medir: el ejemplo de Pablo y su palabra crítica y cortante, que el Apóstol no ocultaba ni disimulaba. En todo caso, prefiere, con mucho, hablar de alabanzas. Esto se aplica a Timoteo. El testimonio que se da aquí de este colaborador no tiene paralelo en todo el Nuevo Testamento. Sobrepasa a todos, una vez más en razón de sus sentimientos. Ahora se comprende perfectamente que, en el preámbulo de la carta, Pablo le haya asociado a su persona. Timoteo es esclavo de Cristo, como él. Como él, servía al Evangelio. La diferencia de edad entre ambos es notable, de suerte que el Apóstol puede llamarle hijo. Lo cual no quita nada al reconocimiento que le tributa ante la comunidad. No es un desconocido para los filipenses. Son testigos de vista de la genuinidad de su espíritu. Cuando fue misionada su ciudad pudieron conocer a fondo su autenticidad (2).

Después de esta introducción, que bien puede calificarse de solemne, se reafirma el plan: «A éste, pues, espero enviarlo ... » (3).

Existe, en consecuencia, motivo suficiente para recibirle con honor. Pero sólo le enviará después que sea sentenciado su caso ante el tribunal. Evidentemente, no puede tardar mucho. Puede esperarse una decisión judicial para una fecha próxima. Se abre la esperanza de un cercano «hasta pronto». La confianza en el Señor es firme.

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1. Timoteo es mencionado en el Nuevo Testamento no menos de 24 veces. Debe admitirse que fue el primer colaborador del Apóstol.

2. Timoteo fue, junto con Silas, el acompañante de Pablo en el segundo viaje misional: Act_15:40; Act_16:1-4.

3. Pablo encargó con frecuencia a Timoteo parecidas delegaciones: 1Co_4:17; 1Co_16:10; 1Th_3:2.6; Act_19:22.

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2. EPAFRODITO (2/25-03/1a).

25 También he creído necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de armas, a quien vosotros delegasteis para atenderme en mi indigencia; 26 pues él ya sentía gran añoranza de todos vosotros, y andaba preocupado, porque habíais tenido noticias de su enfermedad. 27 Y, en efecto, enfermó a punto de muerte. Pero Dios tuvo misericordia de él; no sólo de él, sino también de mí, para que no tuviese yo tristeza sobre tristeza. 28 Así pues, os lo envío con la mayor premura, para que, viéndolo a él de nuevo, os alegréis y yo mismo quede con menos preocupación 29 Recibidlo, pues, en el Señor, con toda alegría, y tened en estima a hombres como éste; 30 porque por la obra de Cristo estuvo a punto de muerte, poniendo a riesgo su vida para completar lo que faltaba en vuestro servicio hacia mí.

3,1a En fin, hermanos míos, adiós y gozaos en el Señor.

El segundo hombre que se encuentra en compañía de Pablo es Epafrodito. No se trata de un colaborador de sus actividades misionales, sino de un miembro, acaso de uno de los dirigentes, de la comunidad de Filipos (1). Los filipenses lo habían enviado al prisionero Pablo para que le llevara los donativos y también probablemente con el encargo de permanecer a su lado. Querían estar seguros de que hubiera alguien junto a él que le tuviera afecto y estuviera a su disposición, si necesitaba ayuda. Es preciso reconocer este sentido, en favor de los filipenses. Sabían y sentían que un donativo meramente material o financiero no basta y hasta incluso puede herir, si no va apoyado y garantizado por una inclinación personal afectuosa, por la lealtad, por la veneración. La misión de Epafrodito no era nada fácil. Se necesitaba valor para visitar a un encarcelado, y más a uno cuyo «delito» debía parecer altamente confuso. No es extraño que Pablo tenga para este hombre un profundo reconocimiento. Pero ahora lo devuelve a ellos antes de lo previsto. La razón es una enfermedad que contrajo Epafrodito y de la que, mientras tanto, pudo reponerse. A la enfermedad se añade la nostalgia, pues ambas cosas van unidas. No hay motivo alguno para echárselo en cara. Parece que algunos filipenses ya lo habían hecho. El Apóstol sale absoluta y decididamente en defensa de su auxiliar. La enfermedad mortal que le había amenazado significaba comprensiblemente una grave preocupación adicional para Pablo. También esto contaba. Se agradece a la divina misericordia que Epafrodito escapara al peligro de muerte. Para Pablo no está Dios en la lejanía, no está distanciado de la vida y de la miseria de los hombres. Ve más bien a Dios disponiendo, enviando, ayudando, sanando y juzgando. Y así se sabe también ayudado por él en la curación de Epafrodito. También esto es motivo de alegría.

Epafrodito es devuelto a la comunidad como un hermoso modelo del servicio de Cristo. Aceptar y soportar responsabilidades es algo que distingue y que pide reconocimiento. Esto es justo y el Apóstol quiere estar seguro de que así se hace en sus comunidades. Son ciertamente pocos los que pueden y quieren aceptar una función especial. El éxito externo de una misión no es en modo alguno un aspecto decisivo. Una misión puede fracasar por circunstancias externas, como la de Epafrodito que, propiamente hablando, no era esperado todavía en Filipos. Y, sin embargo, todos los filipenses están obligados a él. Asombra y conmueve ver cómo Pablo acierta a poner cada cosa en su sitio (2). Epafrodito ha puesto corazón a la ofrenda de la comunidad. Sin él hubiera faltado algo al donativo. En este asunto ha expuesto nada menos que su propia vida.

Al resonar de nuevo la invitación a la alegría, se vuelve otra vez al acorde fundamental de la carta.

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1. Epafrodito es mencionado únicamente en la carta a los filipenses, y en conexión con el donativo de la comunidad de Filipos. No puede confundírsele con el épafras de Col_1:7; Col_4:12.

2. La sección de Phi_2:25-30 referente a Epafrodito tiene algunas semejanzas con la carta a Filemón. También en esta se trata de justificar a un hombre ante los hermanos cristianos y en ella demuestra el Apóstol un tacto y una sensibilidad extraordinarios.



Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Vibrante llamada a la unidad en la humildad, 2:1-11.
1 Si hay, pues, alguna consolación en Cristo, si algún refrigerio de amor, si alguna comunión de espíritu, si alguna ternura y misericordia, 2 haced cumplido mi gozo, teniendo todos el mismo pensar, la misma caridad, el mismo ánimo, el mismo sentir. 3 No hagáis nada por espíritu de competencia, nada por vanagloria; antes, llevados de la humildad, teneos unos a otros por superiores, 4 no atendiendo cada uno a su propio interés, sino al de los otros. 5 Tened los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús, 6 quien, existiendo en la forma de Dios, no reputó codiciable tesoro mantenerse al igual con Dios, sino que se anonadó, tomando la forma de siervo y haciéndose semejante a los hombres; y en la condición de hombre 8 se humilló, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, 10 para que al nombre de Jesús doble la rodilla cuanto hay en los cielos, en la tierra y en los abismos, 11 y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Esa unidad que el Apóstol pedía a los filipenses en el combate por la fe, al decirles que se mantuviesen firmes en un mismo espíritu y luchasen a una (cf. 1:27), es aquí pedida de nuevo, pero con términos más apremiantes. Aún volverá al mismo tema más adelante, con referencia a un caso concreto (cf. 4:2). Ello deja entrever que, sin que podamos precisar la amplitud del peligro, divisiones intestinas amenazaban la paz de la comunidad de Filipos.
En la presente perícopa podemos distinguir dos partes: una, que es la que constituye propiamente la exhortación, en que directamente pide a los filipenses la unidad de caridad en todo, apelando al afecto que tienen hacia él (v.1-4); otra, que está en función de la primera, en que les propone el ejemplo de Cristo (v.5-11). Este ejemplo mira directamente, no a recomendar la unidad, sino la humildad y abnegación, que es la base de esa unidad, la cual suele fallar precisamente porque nos dejamos llevar de nuestro amor propio, con olvido del bien de los demás. El ejemplo no está tomado de este o aquel gesto particular de Cristo hacia los indigentes de Judea o de Galilea, sino de la aceptación misma ab aeterno de la condición humana con todas sus debilidades, cosa de mucho más profundo significado. Aunque gramaticalmente se trata sólo de proponer un ejemplo, a raíz de una exhortación moral, la doctrina sobre Cristo que aquí expone el Apóstol es de un valor dogmático extraordinario, y constituye, en frase del P. Prat, la fórmula más precisa y acabada de la cristología paulina. Es un verdadero himno cristológico, como ya indicamos en la introducción a la carta.
Viniendo a la primera parte (v.1-4), el Apóstol comienza en tono de súplica para así mover más a los fieles: si alguna consolación., si refrigerio., si comunión., si ternura., haced cumplido mi gozo. teniendo todos el mismo pensar., el mismo sentir (v.1-2). Advirtamos que no todos los autores interpretan en tono de súplica estos versículos, pues la construcción gramatical en el v.1 no es clara; creemos, sin embargo, que la interpretación dada es la más conforme al contexto, considerando los cuatro incisos del v.1 como cuatro motivos en apoyo de la petición del v.2. El sentido vendría a ser el siguiente: Si por amor de Cristo queréis procurarme alguna consolación en mis pruebas, si queréis darme un poco de refrigerio, si queréis hacerme gustar la dulzura de la unión espiritual, si queréis testimoniarme vuestro afecto y compasión., llevad hasta el colmo mi alegría, teniendo todos un mismo pensar y unas mismas aspiraciones. ¿Vais a negarme este favor que alegrará mis cadenas, vosotros mis queridos filipenses? Con lo que añade luego en los v.3-4, aconsejándoles que no hagan nada por espíritu de competencia o vanagloria, sino que, llevados de la humildad, trabajen por el bienestar del prójimo, el Apóstol no hace sino apoyar la petición anterior, yendo al fondo del problema y señalando cuáles suelen ser los obstáculos que se oponen a la unión y concordia mutua. Sabemos, en efecto, que sólo almas verdaderamente humildes son capaces de renunciar a todo egoísmo personal, del que nacen las discordias y la lucha.
A fin de hacer más eficaz su exhortación, les propone el ejemplo de Cristo (v.5-n). La frase que hemos traducido por tened los mismo sentimientos que tuvo Cristo (???????? ?? ???? ? ??? ?? ?????? ), en el texto griego no es del todo clara. Algunos la interpretan en sentido de comportaos entre vosotros como corresponde a quienes están en Cristo, es decir, reproduciendo en vuestra vida de comunidad la unión que tenéis como miembros de Cristo. Parece, sin embargo, que está más en consonancia con el contexto la interpretación tradicional reflejada en nuestra traducción, en sentido de alusión a los sentimientos o disposiciones de que mostró estar animado Cristo. Estos sentimientos son los que el Apóstol expone a continuación, y consisten en que, siendo Dios y, consiguientemente, teniendo derecho a los honores de Dios, que habría podido exigir incluso en su existencia humana después de la encarnación, renunció a ellos, tomando una naturaleza con las mismas debilidades y miserias que la de los demás hombres, sometiéndose, además, a una muerte sumamente ignominiosa, como era la muerte de cruz (v.6-8); a esta primera parte de humillación sigue una segunda, la de la exaltación por el Padre, que lo hace sentar a su diestra, dándole el nombre que está sobre todo nombre, de modo que toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre (v.9-11). Tal es, en resumen, el contenido de esta narrativa dedicada a la persona de Cristo, propuesto como modelo a los filipenses. Dada su extraordinaria importancia dogmática, nos vamos a extender un poco más en el comentario.
Comenzaremos diciendo que el pasaje ha sido minuciosamente comentado por autores de todas las tendencias, católicos y acatólicos. La bibliografía al respecto, aparte los comentarios a la carta, es inmensa. Nuestro comentario lo vamos a ir centrando en torno a las palabras clave del pasaje, que iluminan todo el resto.
La primera de ellas es forma de Dios (v.6). ¿Qué quiere significar el Apóstol con la expresión en forma de Dios? (?? ????? ???? ). No cabe duda que está aludiendo a la condición de Cristo antes de la encarnación, como exige el contraste con forma de siervo, de que habla luego (cf. v.7). Al decir que existía en forma de Dios, no parece querer significar otra cosa, sino que es un ser que se presentaba como Dios, que ofrecía el aspecto o manera de ser de Dios. Tal es, en el lenguaje corriente, el significado de forma (????? ), que Tertuliano traduce por effigies y San Cipriano por figura (cf. Mar_16:12). Indica, pues, más que la naturaleza o esencia del ser, los atributos esenciales que manifiestan al exterior la naturaleza de ese ser. Claro es que, tratándose de Dios, el modo de existir no se distingue realmente de la esencia; de ahí que muchos Padres y teólogos hayan considerado el término forma (????? ) como equivalente de substancia (????? ) ? de naturaleza (????? ). En efecto, el término forma, respecto de Dios, es necesariamente metafórico. San Pablo habría usado esa expresión porque quería hacer resaltar la gloria radiante del Hijo de Dios antes de la encarnación, en contraste con la forma de siervo o manera de ser en su vida de Verbo encarnado.
Otro término clave del pasaje, y que ha sido muy discutido, es el término ????????? , que nosotros hemos traducido por codiciable tesoro (v.6). En todo el Nuevo Testamento sólo aquí aparece este término. Deriva del verbo ?????? (arrebatar, quitar por fuerza), y hay gran discusión sobre si ha de dársele sentido activo (acto de arrebatar, robo), que es el corriente de los derivados en ??? , ? sentido pasivo (presa, botín), cual si fuese sinónimo de ??????? . Los Padres latinos siguiendo el sentido que sugiere la Vulgata con la traducción rapiñara, se inclinan por la primera interpretación. Lo que San Pablo afirmaría es que el ser igual a Dios (?? ????? ??? ??? ) era para Cristo no una usurpación sino un bien de naturaleza, algo que le correspondía de pleno derecho. Sin embargo, la mayoría de los autores modernos, y creemos que con fundamento, se inclinan más bien al sentido pasivo, como más conforme con el contexto. San Pablo, en efecto, trata de presentar a Cristo como ejemplo perfecto de humildad y abnegación, y no parece ser ocasión de hacer resaltar sus reivindicaciones, sino sus renuncias a lo que tenía derecho. El sentido sería: Existiendo en la forma de Dios, es decir, siendo y mostrándose con las prerrogativas de Dios, no reputó presa o codiciable tesoro, que ávidamente se retiene, el seguir manifestándose como Dios, con las prerrogativas y honores de Dios, sino que, etc. No se trata, pues, de reivindicar para Jesucristo la igualdad de naturaleza con Dios, diciendo que no es una usurpación, sino de afirmar que renunció al rango o gloria radiante de Dios, que habría podido reivindicar incluso en su existencia humana. Por lo demás, filológicamente no parece haya dificultad alguna en dar a ????????? sentido pasivo, como encontramos muchas veces en los Padres griegos. Desde luego, por lo que respecta a la expresión, en cualquiera de las dos interpretaciones nos resulta un poco extraña. Es posible, conforme hoy defienden bastantes autores 269, que San Pablo hable de ese modo bajo el influjo, por antítesis, del caso de Adán (cf. Gen_3:5.22), con quien gusta de establecer paralelismo, como vemos en otras ocasiones (cf. Rom_5:12-21; 1Co_15:21-22).
Un tercer término, que ha dado también lugar a muchas discusiones, es el término se anonadó (???????? ), con el que están íntimamente relacionadas las expresiones forma de siervo (?????? ?????? ) y condición de hombre (??????? ???? 3??? ?? ?? 3?????? ). Por de pronto no puede admitirse, si es que no queremos poner un craso error en San Pablo, que ese anonadamiento o kenosis suponga despojarse de su naturaleza divina o de alguno de sus atributos intrínsecos y esenciales, como ciencia, poder, etc. De lo que se despojó, o lo que es lo mismo, a lo que renunció, fue a todas las prerrogativas de gloria y honor, que tanto convenían a su dignidad de Hijo de Dios. Creemos, no obstante la opinión contraria de algunos intérpretes, que San Pablo pone el anonadamiento, no precisamente en el hecho de la unión hipostática con la naturaleza humana, sino en el hecho de esa unión con una naturaleza humana pobre, sujeta a penalidades y miserias. También ahora, después de su exaltación por el Padre, el Hijo de Dios tiene unida hipostática-mente la naturaleza humana y, sin embargo, ha terminado su estado de kenosis (cf. v.9-11). No creemos que San Pablo hubiera hablado de kenosis si el Hijo de Dios, al hacerse hombre, se hubiera mostrado rodeado de gloria, como en la transfiguración (cf. Mat_17:2) o como Yahvé en las teofanías del Antiguo Testamento. Pero se privó de esa gloria, a la que como Hijo de Dios hecho hombre tenía derecho, y en eso estuvo su anonadamiento. Es así, en consecuencia, como ha de interpretarse la expresión forma de siervo (v.7); no simplemente que se hizo hombre, uniéndose hipostáticamente con la naturaleza humana, cosa que también conserva ahora, sino que se hizo hombre pobre y humilde, semejante en todo a los demás hombres, es decir, participando de todas las debilidades de la naturaleza humana, a excepción del pecado (cf. Heb_4:15). Y en esa condición de hombre (v.7), no se quedó donde el común de los hombres, sino que bajó más abajo, sometiéndose a la muerte más ignominiosa, como era la muerte de cruz (v.8).
A ese estado de anonadamiento sucede un estado de exaltación o apoteosis (v.9-11; cf. Jua_8:50-54). Es el reverso de la kenosis: Cristo recibe del Padre, como premio de su humillación, la gloria a que tenía derecho y a la que había renunciado en la encarnación. Es evidente que esta apoteosis, antítesis de la kenosis, no afecta a los atributos intrínsecos de la divinidad, que nunca dejó, sino exclusivamente a sus manifestaciones externas. Así ha de interpretarse la expresión el nombre sobre todo nombre (v.g), expresión de sabor abiertamente semítico, donde nombre está en lugar de la cosa o dignidad conferida a Cristo (cf. Efe_1:21), dignidad que está por encima de toda otra dignidad o rango, y no es otra que la dignidad divina que Cristo ya tenía (v.6), pero a cuyo honor o gloria extrínseca había renunciado (v.7), y ahora le es otorgada por el Padre con la resurrección y exaltación a su diestra en los cielos (cf. Hec_2:24-33; Jua_17:5). No otra cosa quiere decir el título de Señor (?????? ), que es como la designación personal de Cristo a raíz de su triunfo y está como reemplazando el nombre inefable divino (v.11; cf. Rom_10:9-13; 1Co_8:6; 1Co_12:3; Hec_1:36).
Con la expresión en los cielos, en la tierra y en los abismos (v.10) San Pablo quiere hacer resaltar la amplitud del señorío de Cristo, al que presenta como distinto de la universalidad de los seres creados y superior a todos ellos, separación y trascendencia que sólo a Dios competen (cf. Isa_45:18.24). Hay autores que suponen estar ahí aludidos solamente los seres inteligentes (ángeles, hombres y demonios); pero más bien parece que San Pablo está pensando con amplitud cósmica, incluyendo todas las criaturas, racionales y no racionales (cf. Efe_1:10; Col_1:16). Todas esas potestades cósmicas (cf. Efe_1:21; Col_2:10.15), que hasta ahora esclavizaban a la humanidad, deben doblar la rodilla al nombre de Jesús (v.10), es decir, ante la persona de Jesús, cuyo señorío universal y divino ha sido proclamado por el padre. Se ha producido en el cosmos un cambio de dominio.
La última expresión para gloria de Dios Padre (??? ????? ???? ?????? , ? .11) es interpretada por algunos autores como alusiva, no a la glorificación del Padre, sino a la del Hijo, que entra a compartir la gloria divina de Dios Padre. Sin embargo, juzgamos que debe retenerse la interpretación tradicional, más conforme con el tenor de las palabras y que en modo alguno contradice al contexto. Cierto que se viene hablando de la glorificación de Cristo; pero es corriente en San Pablo, y también en los demás autores sagrados, referir todo, como a fin último, a la gloria del Padre, fuente y origen primero de todo (cf. Rom_11:36; 1Co_15:28; Efe_1:14; Jua_17:1).

Vida de santidad en medio de un mundo perverso,Jua_2:12-18.
12 Así, pues, amados míos, como siempre habéis obedecido, no sólo cuando estaba presente, sino mucho más ahora que estoy ausente, con temor y temblor trabajad por vuestra salud.13 Pues Dios es el que obra en vosotros el querer y el obrar según su beneplácito. 14 Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones, 15 a fin de que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha, en medio de esta generación mala y perversa, entre la cual aparecéis como antorchas en el mundo, 16 llevando en alto la palabra de vida, que en el día de Cristo será para gloria mía no haber corrido en vano ni haberme en vano afanado.17 Y aunque tuviera que libarme sobre el sacrificio y el servicio de vuestra fe, me alegraría y me congratularía con todos vosotros.18 Alegraos, pues, también vosotros de esto mismo, y congratulaos conmigo.

San Pablo exhorta a los filipenses a trabajar con perseverancia y generosidad en la propia santificación. Es como una consecuencia práctica de cuanto acaba de decir sobre Cristo, primero sumiso y humillado y ahora glorioso en los cielos.
Cuando los exhorta a trabajar con temor y temblor (???? ????? ??? ?????? ) por su salud (? . 12) no quiere decir que hayan de hacerlo con miedo y angustia de ánimo, cosa que se opondría a ese gozo que constantemente les pide (cf. v.18; Jua_3:1; Jua_4:4), sino que es algo de fórmula ya hecha (cf. 2Co_7:15; Efe_6:5), recomendando atención diligente a lo que se hace, solícitos de no ofender al que está sobre nosotros. Y esto es tanto más necesario, tratándose de la obra de la salud, dado que en este trabajo es Dios mismo quien actúa en nosotros el querer y el obrar según su beneplácito (v.13). Nuestra dependencia de El es total. Hay, pues, que mirar mucho a no resistir a esa acción divina que es la acción de la gracia, sin la cual nada podríamos hacer en orden a nuestra salvación (cf. Jua_15:5). Esto no quiere decir que hayamos de permanecer pasivos y esperarlo todo de Dios, pues eso estaría en abierta oposición con el trabajad (???????????? ) del versículo anterior 270.
Consecuencia de esto es que no deben murmurar contra Dios, aunque encuentren dificultades en su camino, como murmuraron los israelitas en el desierto (cf. 1Co_10:10), ni discutir los planes de su Providencia, obra de su libre beneplácito (v.14). Es así únicamente como se mostrarán irreprensibles e hijos de Dios sin mancha, luciendo cual antorchas en medio de este mundo perverso (v.15; cf. Efe_5:8; Mat_5:14-16), llevando en alto la palabra de vida, que es el mensaje evangélico, con lo que no sólo alcanzarán ellos la salud, sino que serán para Pablo, su padre en la fe, un motivo de gloria en el día de Cristo o parusía (v.16; cf. 1:6).
Y aún añade más el Apóstol: aunque él tenga que morir, coronando así todos esos trabajos por el Evangelio, existe motivo para alegrarse mutuamente (v. 17-18). Que haya aquí una alusión a la posibilidad de su martirio, no parece caber duda. Hay autores que interpretan esa libación, no de la muerte, sino de los trabajos apostólicos en general, que son una especie de muerte continua (cf. 2Co_4:10); pero creemos que tal interpretación hace violencia al texto. Era la libación una ceremonia muy en uso, lo mismo en los sacrificios de los paganos que en los de los judíos (cf. Num_28:14), consistente en derramar sobre el altar en que se había ofrecido la víctima, o a su alrededor, un vaso lleno de licor. San Pablo se vale de ese lenguaje, aplicándolo metafóricamente al culto espiritual de los nuevos tiempos, igual que suele hacer en otras ocasiones (cf. 3:3; 4:18). Su muerte sería como una libación destinada a perfeccionar el sacrificio que son los fieles mismos de Filipos, cuya vida debe ser un acto de perenne adoración a Dios. No está claro si San Pablo se considera él mismo como oferente de ese sacrificio que tiene como víctima la fe de los filipenses, o, por el contrario, considera a los filipenses como oferentes ellos mismos del sacrificio de su vida de fe. En apoyo de esto último podría citarse Rom_12:1, donde los fieles son exhortados a ofrecer ellos mismos sus cuerpos como sacrificio agradable a Dios; mientras que, en apoyo de lo primero, puede citarse Rom_15:16-17, donde es Pablo mismo quien ofrece a Dios, como sacrificio agradable, la fe de los gentiles por él convertidos. No es fácil decidirse por una u otra de las interpretaciones. Ambas ofrecen buen sentido en este contexto.




III. Proyectos de Viajes, 2:19-30.

Probable viaje de Timoteo, y posiblemente también de Pablo, a Filipos, 2:19-24.
19 Espero en el Señor Jesús poder enviaros pronto a Timoteo, a fin de que yo también cobre ánimo conociendo vuestra situación. 2° Porque a ningún otro tengo tan unido a mí que sinceramente se preocupe de vuestras cosas, 21 pues todos buscan sus intereses, no los de Jesucristo. 22 Vosotros conocéis su probada fidelidad y que, como un hijo a su padre, me sirvió en el Evangelio. 23 A éste espero enviaros en seguida que sepa el resultado de mi causa, 24 y confío en el Señor que yo mismo podré ir pronto.

Con toda naturalidad, como suele hacerse en las cartas familiares, el Apóstol cambia de tema y de tono, dejando la exhortación y comenzando a hablar de sus proyectos sobre viajes a Filipos.
Confía en que podrá ir él personalmente (v.24); pero de momento piensa enviarles a Timoteo, una vez que conozca el resultado de su causa (v.23), y así tener noticias de ellos, que le alegrarán (v.19). Con esta ocasión hace un bello elogio de Timoteo (v.20-22), a quien los filipenses ya conocían, pues había acompañado a San Pablo cuando la evangelización de aquella ciudad (cf. Hec_16:1-3. 12; Hec_17:14), y posteriormente parece que había vuelto a pasar por allí, al menos dos veces (cf. Hec_19:22; Hec_20:4-6). No sabemos si, en efecto, este viaje de Timoteo se llevó o no a la práctica.
Extraña un poco la afirmación tan general de que, a excepción de Timoteo, todos buscan sus intereses, no los de Jesucristo (v.21). No es la única vez que Pablo se queja de la falta de colaboración (cf. Col_4:11; 2Ti_4:10), e incluso en esta misma carta critica la falta de pureza de intención en muchos (cf. 1:15-17;) pero no son afirmaciones tan absolutas. Es evidente que en ese todos, aun refiriéndolo exclusivamente al grupo de sus colaboradores entonces con él, hay que poner gran parte de hipérbole. La intención de Pablo es hacer resaltar la excelente disposición de Timoteo, el más unido a él, y preocupado sinceramente por los intereses de los filipenses.

Viaje de Epafrodito, restablecido ya de su enfermedad, 2:25-30.
25 Entre tanto, he creído necesario enviaros a Epafrodito, nuestro hermano, cooperador y camarada mío, vuestro enviado y ministro en mis necesidades, 26 puesto que está suspirando por todos vosotros, y está angustiado, porque sabe que ha llegado a noticia vuestra que estuvo enfermo. 27 Ciertamente que estuvo a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no sólo de él, sino también de mí, para que yo no tuviera tristeza sobre tristeza. 28 Así, pues, le envío más prestamente, para que, viéndole de nuevo, os alegréis y yo quede más tranquilo. 29 Recibidle, pues, en el Señor con toda alegría y honrad a los que son como él, 30 qUe por el servicio de Cristo estuvo a la muerte, habiendo puesto en peligro su vida, para suplir en mi servicio vuestra ausencia.

Al paso que el viaje de Timoteo era todavía sólo proyecto, había ya un viaje decidido a Filipos, y era el de Epafrodito (v.25).
De este Epafrodito no tenemos más noticias que las que da el Apóstol en este breve pasaje de su carta. Vemos que pertenecía a la comunidad de Filipos y había sido enviado por aquellos fieles para llevar ayuda material a Pablo preso. El Apóstol se muestra agradecidísimo con él y no se cansa de repetir que le ha prestado grandes servicios. Había estado enfermo de gravedad, y de ello se habían enterado los filipenses; ahora, restablecido ya de la enfermedad, tiene deseos de volver a sus compatriotas, y Pablo se lo envía, para que, viéndole de nuevo, os alegréis y yo quede más tranquilo. Al enviárselo, no se olvida de recomendarles que lo reciban con toda alegría y que le muestren estima, pues ha trabajado tan solícitamente por el servicio de Cristo.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



17 (b) Humildad y desinterés (2,1-11). 1. si de algo vale...: Pablo invoca una serie de cua(-)lidades que, a su entender, son características esenciales de la vida «en Cristo», y por tanto de(-)ben regular las relaciones comunitarias, solida(-)ridad en el Espíritu: La «solidaridad» entre cris(-)tianos descansa en una común participación (koinónein) en el don escatológico del Espíritu (cf. 1 Cor 12,13; para koinónia, véase el comen(-)tario a 1,5; cf. también 1,7; 3,10; 4,13.15). 2. te(-)niendo el mismo sentir: El phronein gr., tal co(-)mo lo usa Pablo, va más allá de la reflexión racional, llegando a incluir hasta la «mentali(-)dad» que se expresa en un determinado mode(-)lo de conducta. 3. humildad: En el mundo gre(-)corromano, tapeinophrosyné, «bajeza», denota(-)ba simplemente una condición despreciada y abyecta; en el AT, una actitud humana adecua(-)da ante Dios. En el cristianismo (con algún ba(-)rrunto en Qumrán: 1QS 5,3-4), la libre adop(-)ción de una actitud modesta, no reivindicativa, ante los demás hombres se convirtió en una virtud distintiva, según el modelo establecido por Cristo (w. 5-11). 4. nadie busque su interés: Para Pablo, el amor cristiano se deriva de la li(-)bre predisposición a derrocar la preocupación por el yo como fuerza impulsora de la vida y a sustituirla por una preocupación práctica por los demás (cf. 1 Cor 13,5). 5. tened entre voso(-)tros el sentir: Véase el comentario al v. 2. que es(-)taba también en Cristo Jesús: Según esta inter(-)pretación, la tersa oración de relativo introduce el histórico ejemplo de humildad y amor desin(-)teresado de Cristo, contado en el pasaje si(-)guiente, como modelo para la imitación cris(-)tiana; cf. 2 Cor 8,9; Rom 15,1-8; 1 Cor 11,1. Pero «en Cristo Jesús» puede tener el sentido técnico paulino que denota la esfera de in(-)fluencia que emana del Señor resucitado y en la cual se vive la vida cristiana (? Teología pau(-)lina, 82:121). Así, se podría traducir (sobren(-)tendiendo alguna forma del vb. phronein): «que es apropiado que tengáis también vosotros en vista de vuestra existencia en Cristo Jesús».
18 El himno a Cristo (w. 6-11). Las ca(-)racterísticas peculiares de este pasaje -carác(-)ter rítmico, uso del paralelismo (como en los salmos y la poesía del AT), presencia de un len(-)guaje poco frecuente y desacostumbradohan llevado, desde el fundamental estudio de E. Lohmeyer (Kyrios Jesús: Eine Untersuchung zu Phil. 2.5-11 [SHAW Phil.-hist. Kl. 1927-1928/4; 21961]), a la opinión generalizada de que Pa(-)blo respalda su exhortación al desinterés ci(-)tando un himno compuesto de manera inde(-)pendiente de Flp (posiblemente de original ar.: véase P. Grelot, Bib 54 [1973] 176-86). El him(-)no tiene una estructura básica con dos partes: los w. 6-8 describen la humillación de Cristo; los w. 9-11, su exaltación. Más allá de esta di(-)visión fundamental, los especialistas ofrecen una gran variedad de análisis más detallados. El que se ofrece a continuación sigue de cerca el de Lohmeyer. Considera el himno original compuesto por seis estrofas, cada una de las cuales contenía tres cola y compendiaba una etapa completa del drama. Las estrofas 1-3 (vv. 6-8) están construidas cada una en torno a un vb. principal, matizado por frases participia(-)les. En las estrofas 4-6 (w. 9-11), el régimen verbal cambia para expresar la meta o conse(-)cuencia de la actuación divina.
19 6. siendo de condición divina: Lit., «es(-)tando en la forma (morphé) de Dios». Morphé denota el modo de ser o la apariencia por la cual se puede conocer el carácter esencial o rango de algo. Lo que aquí se dice de Cristo es que gozaba de un modo divino de ser. En morphé theou recuerda la descripción de la dignidad humana en el relato de la creación de Gn 1,26-27 (cf. 2,15), pero la formulación de los LXX, kat eikona theou, es diferente, ser co(-)mo Dios: La formulación gr. (adv. isa en lugar de ison) indica, por otro lado, semejanza res(-)pecto a Dios, más que igualdad estricta. En la tradición judía, ser como Dios significaba ser inmune a la muerte (Sab 2,23). algo de lo que aprovecharse como ganancia egoísta: Harpagmos, palabra rara, sólo aparece documentada en otro lugar con el significado activo de «ro(-)bo», lo cual carece de sentido en el presente contexto. Por analogía con el término afín y más común harpagma, resulta preferible un significado pasivo, bien en el sentido de algo arrebatado (res rapta), bien en el de algo que se ha de arrebatar (res rapienda). En realidad, el contexto exige que en el primer caso el sentido sea el de algo arrebatado y retenido (res rapta et retinenda). Del segundo (res rapienda) son partidarios quienes ven aquí planteado un contraste entre la actitud de Cristo y la de Adán. Pero, ¿qué tenía que arrebatar Cristo ya «en la forma de Dios»? De hecho, la frase en(-)tera (incluido «no consideró») probablemente refleja una expresión proverbial que significa «aprovecharse de algo en beneficio propio (y egoísta)» (véase R. W. Hoover, HTR 64 [1971] 95-119). La frase significa, entonces, que el se(-)mejante a Dios no utilizó su condición exalta(-)da con fines puramente egoístas. Un contraste con Adán en este punto (así P. Bonnard, O. Cullmann, J. Héring, M. D. Hooker, J. MurphyOConnor) resulta difícil de probar (véase T. F. Glasson, NTS 21 [1974-1975] 133-39).
20 7. se vació de sí: Esta expresión ha contribuido a la elaboración de cristologías «kenóticas», pero aquí probablemente tiene un sentido metafórico parecido al uso que El himno a Cristo
I (6) Quien, pese a que su condición era divina, Rango y actitud no consideró el ser como Dios originales
algo de lo que aprovecharse como ganancia egoísta.
II (7) Sino que más bien se vació de sí, Humillación 1
adoptando la condición de esclavo, haciéndose semejante a los hombres.
III Y siendo encontrado en figura humana, Humillación 2
(8) se humilló más todavía,

haciéndose obediente hasta la muerte [incluso hasta una muerte de cruz].
IV (9) Por lo cual Dios lo exaltó a lo más alto Exaltación
y se dignó concederle el nombre que está sobre todo nombre,
V (10) de modo que al nombre de Jesús Homenaje 1
toda rodilla se doble, en el cielo, la tierra y el abismo,
VI (11) y toda lengua confíese Homenaje 2
que Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre.
Pablo hace del mismo vb. (kenoun) en pas. pa(-)ra significar «ser hecho impotente, ineficaz» (cf. Rom 4,14). El significado sería, entonces, que Cristo se entregó impotente -exactamente igual que es impotente un esclavo-, tomó la condición de esclavo: Según el pensamiento del himno (cf. Gál 4,1-11; 4,21-5,1; Rom 8,15), la situación humana no redimida es esencial(-)mente una esclavitud, un cautiverio respecto a los poderes espirituales que termina en la muerte. Algunos traducen doulos en este caso por «siervo», en lugar de «esclavo», y encuen(-)tran también en la frase precedente una alu(-)sión al «Siervo» de Is 53,12 («Entregó su alma [= «se entregó»] a la muerte»). Aunque lingüís(-)ticamente posible, esta interpretación altera la secuencia de ideas, por cuanto precede, en lu(-)gar de seguir, a la referencia a la humanación que aparece en la frase siguiente; también anu(-)la ese contraste el hecho de que el himno esté levantado, al parecer, entre los extremos del se(-)ñorío (vv. 9-11) y la esclavitud, haciéndose se(-)mejante a los hombres: Homoióma puede sig(-)nificar tanto «copia idéntica», como «(mero) parecido». Lo más probable es que el sentido pretendido en este caso sea el primero, po(-)niendo de relieve la paradoja de que el Seme(-)jante a Dios, y por tanto inmortal, asuma una existencia humana plena destinada a la muer(-)te. La clara consecuencia que se desprende de esta frase y la siguiente -que el Semejante a Dios «asumió» la condición humana «desde fuera», por decirlo asícrea una grave dificul(-)tad a quienes (p.ej., C. H. Talbert, J. Murphy-O'Connor) consideran que el himno tiene co(-)mo única perspectiva la existencia terrena de Cristo, y siendo encontrado en figura humana: El lenguaje (heurétheis, «ser encontrado», schéma, «figura») subraya el modo en que apareció en ese momento a la vista de Dios y de los hombres, es decir, simplemente como un hombre. 8. se humilló: La actitud desinte(-)resada de Cristo, demostrada con su disposi(-)ción original a asumir la condición humana mortal, semejante a una esclavitud, se prolon(-)ga en su historia humana. Sobre «abajarse» (tapeinoun gr.), véase el comentario al v. 3. se hizo obediente hasta la muerte: A lo largo de to(-)da su vida, Cristo vivió perfectamente las exi(-)gencias de la existencia humana ante Dios. La muerte no fue simplemente el punto final de su obediencia; fue la consecuencia inevitable de ser a la vez totalmente humano y totalmen(-)te obediente en un mundo alejado de Dios, in(-)cluso hasta una muerte de cruz: Esta frase, al(-)go fuera de lugar dentro de la estructura del himno tal como se ha esbozado antes, proba(-)blemente fue añadida al original por Pablo. La crucifixión, forma de ejecución reservada para los esclavos y quienes habían perdido por completo todo derecho cívico, marcó el extre(-)mo de la humillación humana.
21 9. por eso Dios: El acto de abnegación de Cristo se ve correspondido por la respuesta activa de Dios. Su obediencia es «recompensa(-)da», no porque forzara la mano de Dios, sino porque Dios en su fidelidad pasó a vindicar, a «justificar», al que se había puesto tan total(-)mente a su disposición, lo exaltó a lo más alto: Además de la exaltación otorgada a todo justo, a Cristo se le concede la situación única de se(-)ñorío sobre el universo entero. No aparece mención alguna de la resurrección; el himno se mueve con otras categorías de contraste: humillación/exaltación; esclavitud/señorío, se dignó concederle: El desinterés de Cristo dio li(-)bertad de acción a la gracia victoriosa de Dios, que tiene campo libre allí donde la voluntad humana no es codiciosa, el nombre que está so(-)bre todo nombre: Su mención explícita se re(-)trasa hasta el clímax (v. 11), pero el «nombre» es claramente Kyrios, «Señor», que pasó a sus(-)tituir al inefable yhwh en las copias cristianas de los LXX. Si Dios mismo «se dignó conce(-)derle» el nombre de Kyrios, Jesús lo lleva sin detrimento alguno para el monoteísmo estric(-)to. 10. al nombre de Jesús: La mención de «Je(-)sús» pasa ahora a connotar también el título y autoridad del Señor universal, toda rodilla se doble: Aludiendo a Is 45,23, el himno transfie(-)re al Cristo exaltado el homenaje escatológico universal allí rendido sólo a Dios (cf. Rom 14,11) . en el cielo, la tierra y el abismo: La enu(-)meración trimembre pone de relieve la uni(-)versalidad del homenaje. 11. que Jesucristo es Señor: El clímax del himno compendia una primitiva confesión cristiana (véanse 1 Cor 12,3; Rom 10,9). Quien con obediencia desin(-)teresada asumió la impotencia de un esclavo ostenta ahora, en virtud de la misión e investi(-)dura divinas, el señorío universal (1 Cor 3,21-23; Rom 14,9). para gloria de Dios Padre: La meta última de la secuencia entera es la recla(-)mación del universo para la soberanía y gloria de Dios. El papel y dignidad de Cristo son de(-)cisivos y están subordinados a ello (véanse 1 Cor 15,28; Rom 6,10-11).
22 Conclusión. Que Pablo compusiera o no este himno sigue siendo una cuestión abierta (cf. el carácter poético de pasajes como 1 Cor 1,20-25; 13,1-13). En su forma original, el himno sitúa teológicamente la «historia» de Jesús dentro del marco global del designio es(-)catológico de Dios de reclamar el universo pa(-)ra sí, y ve la desinteresada obediencia históri(-)ca de Cristo presagiada en su «trayectoria» pretemporal. Aunque no se excluye necesaria(-)mente un aspecto de imitación ética, es más probable que Pablo cite el himno para llamar a los filipenses a vivir la desinteresada actitud (phronein) que debiera brotar en ellos dado que están «en Cristo». De ese modo, sus vidas quedarán absorbidas en el ritmo, esfera y vic(-)toria definitiva del plan divino como tal.
(Georgi, D., «Der vorpaulinische Hymnus, Phil 2.6-11», Zeit und Geschichte [Fest. R. Bultmann, ed. E. Dinkler, Tubinga 1964] 263-93. Henry, P., «Kénose», DBSup 5.7-161. Hofius, O., Der Christushymnus Phiíipper 2, 6-11 [WUNT 17, Tubinga 1976], Kásemann, E., «A Critical Analysis of Philippians 2.5- 11 », God and Christ [JTC 5, Nueva York 1968] 45-88. Martin, R. P., Carmen Christi: Philippians 2.5-11 in Recent Interpretation [ed. rev., Grand Rapids 1983] [amplia bibliografía]. Murphy-OConnor, J., «Christological Anthropology in Phil. II.6-11», RB 83 [1976] 25-50. Wright, N. T., «Harpagmos and the Meaning of Philippians 2:5-11», JTS 37 [1986] 321-52.)

23 (c) Obediencia y testimonio ante el mundo (2,12-18). 12. como siempre habéis sido obedientes...: Pablo refuerza con humilde defe(-)rencia su exhortación a la unidad al apelar a la obediencia, intachable hasta el momento, que los filipenses le profesan. Su ausencia física debe incrementar su fidelidad en este punto, en vez de debilitarla, con temor y temblor: En las cartas de Pablo, esta expresión corriente del AT denota simplemente una actitud humil(-)de y modesta ante los demás (véanse 1 Cor 2,3; 2 Cor 7,15; cf. Ef 6,5; véase S. Pedersen, ST 32[1978] 1-31). trabajad escrupulosamente en vuestra salvación: El mandato es colectivo: una actitud humilde de cada uno respecto a los demás cristianos (cf. w. 3-4) forma parte esencial del tránsito colectivo de la comunidad a la salvación. 13. pues Dios actúa en vosotros: El divino poder creador compensará sobrada(-)mente la ausencia del apóstol (cf. v. 12). buena voluntad: El contexto indica que se trata de la «buena voluntad» recíproca (más que de la buena voluntad de Dios). 14. sin murmuracio(-)nes ni discusiones: Tales quejas fueron carac(-)terísticas del pueblo del éxodo: véanse esp. Éx 15-17; Nm 14-17. Pablo alude a las dificulta(-)des que Moisés tuvo con Israel para poner de relieve, por medio de un contraste negativo, la cooperación (es decir, obediencia) que espera de los filipenses. 15. hijos de Dios sin tacha...: El lenguaje en este caso procede de la censura de Moisés a Israel en Dt 32,5 (LXX). Pablo ex(-)horta a los filipenses a ser lo que los israelitas de antaño no fueron, aplicando la denuncia fi(-)nal («perversa y depravada») al mundo incré(-)dulo que los rodea, portadores de luz: Dios ha encendido la luz de su evangelio en un mundo entenebrecido y ha elegido a los cristianos pa(-)ra ser sus portadores (cf. Mt 5,14.16). Para Pa(-)blo esto es un elemento esencial del camino cristiano a la salvación. 16. ofreciendo la pala(-)bra de vida: Esta trad. («misionera») se adapta mejor al contexto que la alternativa «man(-)teniéndose firme en», día de Cristo: Véase el comentario a 1,6. 17. me he de derramar como libación: Esta imagen se utiliza de modo habi(-)tual en el mundo antiguo para referirse a la muerte libremente aceptada, añadida al sacri(-)ficio de vuestra fe: La copa de libación se de(-)rramaba sobre o alrededor de los sacrificios. Pablo, al insinuar que su «ausencia» (v. 12) po(-)dría ser definitiva, indica que su muerte, en caso de producirse, adornará de ese modo el sacrificio ya constituido por la vida de fe de los filipenses, que tiene su propio aspecto cos(-)toso (véase 1,29-30).
24 (C) Anuncios acerca de Timoteo y Epafrodito (2,19-30). 19. Timoteo: Véase Hch 16,1-3; 17,14-15; 19,22. Para recomendaciones de Timoteo como representante de confianza de Pablo, véanse 1 Cor 4,17; 1 Tes 3,2. 23. có(-)mo proceden mis asuntos: La partida de Timo(-)teo depende del resultado del juicio de Pablo. 25. Epafrodito: El portador de la ayuda de la comunidad a Pablo (4,18). Pablo parece sen(-)tirse obligado a justificar su regreso a Filipos. 26. estaba enfermo: Desconocemos la causa de esta enfermedad, pero cf. v. 30.
25 (D) Conclusión (3,1a). alegraos: Los filipenses, unidos con Pablo en su padeci(-)miento (1,5.30), son llamados una vez más (véase 2,18), al concluir la Carta B, a tener también parte en su alegría.

Comentario de Santo Toms de Aquino


Lección 4: Filipenses 2,14-30
A ejemplo de muchos discípulos suyos enseña a los Filipenses a trabajar por su salvación.14. Haced, pues, todas las cosas sin murmuraciones ni perplejidades,15. para que secas irreprensibles y sencillos hijos de Dios, sin tacha, en medio de una nación depravada y perversa, en donde resplandecéis como lumbreras del mundo,16. conservando la palabra de vida que os he predicado, para que yo me gloríe en el día de Cristo, de que no he corrido en balde, ni en balde he trabajado.17. Pues aun cuando yo haya de derramar mi sangre a manera de libación sobre el sacrificio, y víctima de vuestra je, me gozo y me congratulo con todos vosotros.18. Y de eso mismo habéis vosotros de holgaras, y darme a mí el parabién.19. Yo espero en el Señor Jesús enviaros muy presto a Timoteo, para consolarme yo también con saber de vuestras cosas,20. porque no tengo ninguna persona tan unida de corazón y espíritu conmigo como él, ni que se interese por vosotros con afecto más sincero;21. visto que casi todos buscan sus propios intereses, no los de Jesucristo.22. Pues ya sabéis vosotros la experiencia que tengo de él, habiéndome servido en la predicación del Evangelio, como un hijo al lado de su padre.23. Así que espero enviárosle, luego que yo vea arregladas mis cosas.24. Confío asimismo en el Señor que aun yo en persona he de ir dentro de muy poco tiempo a veros.25. Entretanto me ha parecido muy necesario el enviaros ya a Epafrodito, mi hermano y coadjutor en el ministerio, y compañero en los combates, apóstol o enviado vuestro, y que me ha asistido en mis necesidades,26. porque a la verdad él tenía grande ansia de veros a todos, y estaba angustiado, porque vosotros habíais sabido su enfermedad.27. Y cierto que ha estado enfermo a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él; y no sólo de él, sino también de mí, para que yo no padeciese tristeza sobre tristeza.28. Por eso le he despachado más presto, a fin de que con su vista gocéis de nuevo, y así esté yo sin pena.29. Recibidle, pues, con toda alegría en el Señor, y con el honor debido a semejantes personas,30. en atención a que por el servicio de Cristo ha estado a las puertas de la muerte, exponiendo su vida, a trueque de suplir lo que vosotros no podíais hacer en obsequio mío.Ya que el Apóstol en lo dicho antes los movió a hacer obras de salvación, enséñales ahora el modo de hacedas e indica por qué motivo. El modo es doble: sin murmuraciones ni perplejidades; pues son obras de virtudes, no como quiera, sino muy cuesta arriba, donde el diente ponzoñoso hinca la murmuración (1Co X). Y no pongáis en tela de juicio si han de hacerse sí o no; "porque quien anda dudando es semejante a la ola, que rodando con el viento trastórnase acá y allá" (Stg.),6). Y la razón que da, una es de parte de ellos, otra de parte del Apóstol; mejor dicho, es una múltiple razón:1- en comparación de los fieles, al decir: "para que seáis irreprensibles" (Lc 1). Estar sin pecado nadie lo puede, pero es posible sin queja, y a estarlo los amonesta;2* en comparación de Dios: "hijos sencillos"; porque el hijo es semejante al padre; pero en Dios doblez no hay; luego seamos sencillos cual conviene a hijos de Dios; y esto es cuando la intención es sencilla, sin doblez; "que el hombre de ánimo doble (o dividido entre Dios y las criaturas) es inconstante en todos sus caminos" (Stg. 1,8; Mt X).3* en comparación de los infieles: "sin tacha", esto es, que en el trato con ios infieles se porten bien, es a saber, sin ofensa de nadie, "en medio de una nación depravada", por lo que mira a las malas obras, "y perversa", cuanto a la infidelidad, esto es, que no puedan amancillarlos con alguna infamia (1Tim 5). La razón es porque "entre ellos resplandecéis como lumbreras del mundo"; pues de cualquier modo que el mundo se mude, las lumbreras del cielo permanecen derramando su luz (Mt 5).Y vosotros también resplandecéis, aunque esencialmente no, que así solo Dios es luz (Jn 1), mas no los santos (Jn 1); pero son luz, por cuanto alguna luz participan de quien era la luz de los hombres, es a saber, del Verbo de Dios que a nosotros sus rayos comunica. Por eso dice: "conservando la palabra de vida", es a saber, la palabra de Cristo (Jn 6; Sal 118).Pone a renglón seguido la razón de parte del Apóstol: "para que yo me gloríe"; porque los subditos deben obrar bien, aun para que redunde lo que hacen en gloria de los prelados; que gloria suya son unos subditos bien adoctrinados (Pr. X; 1Ts 2). Y esto "en el día de Cristo", es a saber, cuando se le presente con su cortejo de fieles; que por dos motivos le será glorioso: por el trabajo de la predicación y por la pasión del género de muerte que le dieron. Por eso dice: "de que no he corrido en balde, ni en balde he trabajado". A su predicación la llama carrera, por la agilidad con que de Jerusalén partiendo, hasta llegar a España, recorrió Europa. Llámala asimismo trabajos por las contradicciones y penas que sufrió, mas no de balde, sino con mucho fruto (1Co XV).El otro motivo es por la pasión: "pues aun cuando yo haya de derramar mi sangre"; porque el convertir a algunos es como si ofreciese a Dios un sacrificio de los mismos que convirtió; pero alguna vez sobre el mismo sacrificio que ofrecían dieron muerte - como dice San Lucas- los tiranos (13). De ahí que diga: ofrezco a Dios un sacrificio de vosotros; mas si por acaso aconteciere que sobre el sacrificio que yo ofrezco me inmolaren, esto es, con ocasión del sacrificio de vuestra conversión me dieren muerte, "me gozo" por mi causa (Stg. 1); "y me congratulo con todos vosotros" de que tenéis fe, aun a riesgo de mi persona, con quien aun en esto os congratuláis. Por eso dice: "y de eso mismo habéis vosotros de holgaros y darme a mí el parabién" (Rm 12).Al decir luego: "espero en el Señor Jesús...", propone de ejemplo a sus discípulos, y en primer lugar a Timoteo, recomendable por varios capítulos, a quien les enviará luego que vea arregladas sus cosas. Dice pues: "espero en el Señor Jesús enviaros muy presto a Timoteo". Notemos que el Apóstol tal confianza tenía en Dios que aun en retartalillas y menudencias la depositaba en El (2Co 3). El texto es claro. Alábalo en pos y recomienda, y primero por el amor que les tiene y por su devoción al Apóstol, como hace un buen mediador, que a eüos los ama y a él (a Pablo) lo venera. Y la carta de recomendación estriba en que "todos buscan sus propios intereses, no los de Jesucristo". Dice pues: os lo envío, "porque no tengo ninguna persona tan unida de corazón y espíritu conmigo como él, ni que se interese por vosotros con afecto más sincero" (Sal 67; Rm 12), porque sólo lo hace por Dios (2Co 1). La razón de por qué no tiene a ninguna otra persona es porque "todos buscan sus propios intereses", esto es, no lo que mira al provecho de los prójimos y al honor de Dios, sino a su ganancia y gloria.Mas ¿por ventura Lucas y Epafrodito y otros que andaban con el Apóstol buscaban sus propios intereses? Respondo que en compañía del Apóstol había muchos que sólo miraban su interés y lo desampararon (I1Tim 4); pero también es costumbre en la Escritura hablar algunas veces de algunos como si hablara de todos (Jr 6). Por tanto, es una distribución acomodadiza según venga a pelo. Y si queréis saber qué tal se porta conmigo, respondo que de eso tengo experiencia, esto es, cual si con título especial fuese mi hijo. "Con este fin he enviado a vosotros a Timoteo, e¡ cual es hijo mío carísimo y fiel en el Señor" (1Co 4,17). "Así que a este varón, tan solícito en mirar por vosotros, y tan para mí querido, espero enviárosle". Mas ¿por qué no al punto? Acerca de lo cual es de saber que en esta materia no se sigue una misma regla con Cristo y con los otros santos; pues Cristo, por tener la plenitud de gracia, la tuvo también de conocimiento; no así los santos. De aquí que el Apóstol, en previsión de lo futuro respecto de su persona, si sabía unas cosas, otras las ignoraba; y así no le fue revelado si habría de salir libre de la cárcel; por lo cual dice: "tan pronto vea arregladas mis cosas"; que si se ofreciera coyuntura, yo mismo vendré en persona, como confío. Con todo, no salió libre de la cárcel; "porque Tú haces lucir mi antorcha, Señor, Dios mío, iluminas mis tinieblas" (Sal 17,29); pues siempre hay algo tenebroso en los santos.A continuación propone de ejemplo a su otro discípulo, Epafrodito, a quien de igual modo, describiéndolo, alaba y recomienda; les indica y explica por qué lo manda, y cómo hay que recibirlo. Dice pues: "entretanto me ha parecido necesario el enviaros ya a Epafrodito". Nómbralo hermano por la fe (Mt 23); coadjutor en el trabajo de la predicación (Pr. 18) y compañero en los combates, porque a una padecieron tribulación (I1Tim 2); apóstol, esto es, doctor. Este fue obispo de los Filipenses, y enviado por ellos para servir al Apóstol, por lo cual dice: "y que me ha asistido en mis necesidades", a tal grado que "ahora lo tengo todo y estoy sobrado; colmado estoy de bienes, después de haber recibido por Epafrodito lo que me habéis enviado, y que he recibido como una oblación de olor suavísimo, como una hostia acepta y agradable a Dios" (F¡l. 4,1 8). Mas ¿por qué lo envía? Para satisfacer al deseo que tenía de veros (Rm 1). Asimismo para dar un lenitivo a su tristeza, que, al enterarse de que estabais tristes por saber de su enfermedad, también él se puso triste. Y explica la causa con decir: "y cierto que ha estado enfermo a punto de mo- esto es, a juicio de los médicos, no según los designios de la Providencia divina, mas para gloria de Dios (Jn XI); por eso "Dios tuvo misericordia de él" (Sal 6); "y no sólo de él, sino también de mí, para que no padeciese yo tristeza sobre tristeza"; porque en sus aflicciones tuvo tristeza temporal y natural, así como se lee de Cristo que en alguna ocasión también la tuvo.Concluye, pues, con el asunto del envío de Epafrodito - la letra no ofrece dificultad- e indica cómo ha de recibírsele y por qué motivo. Ha de recibírsele con toda la honra que se merece un ministro del Señor (Ga 4; 1 Ti. 5); y esto "en atención a que por el servicio de Cristo", esto es, por Dios y por la salud de los fieles, "ha estado a las puertas de la muerte" (Jn XV), "exponiendo su vida" (Jn X), a trueque de suplir lo que vosotros" personalmente no pudisteis hacer en obsequio mío.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter II.

He exhorteth them to vnitie, and to all humblenesse of minde, by the example of Christs humilitie and exaltation: 12 To a carefull proceeding in the way of saluation, that they bee as lights to the wicked world, 16 and comforts to him their Apostle, who is now ready to bee offered vp to God. 19 He hopeth to send Timothie to them, whom hee greatly commendeth, 25 as Epaphroditus also, whom he presently sendeth to them.
1 If there bee therefore any consolation in Christ, if any comfort of loue, if any fellowship of the Spirit, if any bowels, & mercies;
2 Fulfill ye my ioy, that yee be like minded, hauing the same loue, being of one accord, of one minde.
3 Let nothing bee done through strife, or vaine glory, but in lowlinesse of minde let each esteeme other better then themselues.
4 Looke not euery man on his owne things, but euery man also on the things of others.
5 Let this minde bee in you, which was also in Christ Iesus:
6 Who being in the forme of God, thought it not robbery to bee equall with God:
7 But made himselfe of no reputation, and tooke vpon him the forme of

[Christ humbled, and exalted.]

a seruant, and was made in the [ Or, habite.] likenesse of men.
8 And being found in fashion as a man, he humbled himselfe, and became obedient vnto death, euen the death of the Crosse.
9 Wherefore God also hath highly exalted him, and giuen him a Name which is aboue euery name:
10 That at the Name of Iesus euery knee should bow, of things in heauen, and things in earth, and things vnder the earth:
11 And that euery tongue should confesse, that Iesus Christ is Lord, to the glory of God the Father.
12 Wherefore, my beloued, as yee haue alwayes obeyed, not as in my presence onely, but now much more in my absence; worke out your owne saluation with feare, and trembling.
13 For it is God which worketh in you, both to will, and to doe, of his good pleasure.
14 Doe all things without murmurings, and disputings:
15 That yee may bee blamelesse and [ Or, syncere.] harmelesse, the sonnes of God, without rebuke, in the middes of a crooked and peruerse nation, among whom [ Or, shine ye.] ye shine as lights in the world:
16 Holding foorth the word of life, that I may reioyce in the day of Christ, that I haue not runne in vaine, neither laboured in vaine.
17 Yea, and if I bee [ Greek: powred foorth.] offered vpon the sacrifice and seruice of your faith, I ioy, and reioyce with you all.
18 For the same cause also doe ye ioy, and reioyce with me.
19 [ Or, moreouer.] But I trust in the Lord Iesus, to send Timotheus shortly vnto you, that I also may bee of good comfort, when I know your state.
20 For I haue no man [ Or, so deare vnto mee.] like minded, who will naturally care for your state.
21 For all seeke their owne, not the things which are Iesus Christs.
22 But ye know the proofe of him, That as a sonne with the father, hee hath serued with me, in the Gospel.
23 Him therefore I hope to send presently, so soone as I shall see how it wil goe with me.
24 But I trust in the Lord, that I also my selfe shall come shortly.
25 Yet I supposed it necessary, to send to you Epaphroditus my brother and companion in labour, and fellow

[The Circumcision.]

souldiour, but your messenger, and hee that ministred to my wants.
26 For hee longed after you all, and was full of heauinesse, because that yee had heard that he had bene sicke.
27 For indeed he was sicke nigh vnto death, but God had mercy on him: and not on him onely, but on mee also, lest I should haue sorow vpon sorow.
28 I sent him therefore the more carefully, that when ye see him againe, ye may reioyce, and that I may bee the lesse sorrowfull.
29 Receiue him therfore in the Lord with all gladnesse, and [ Or, honor such.] hold such in reputation:
30 Because for the worke of Christ he was nigh vnto death, not regarding his life, to supply your lacke of seruice toward me.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Explicaciones referentes a Epafrodito

25 No tenemos conocimiento de Epafrodito excepto lo que se dice en este párrafo y en 4:18, donde Pablo reconoce la ofrenda recibida de los filipenses por medio de él. Era, así, su mensajero (se usa la palabra apostolos pero en un sentido diferente al de apóstol de Cristo con una tarea fundacional, cf. 2 Cor. 8:23), pero fue enviado también con la intención de que permaneciera con Pablo y cuidara de sus necesidades. Nótese el compañerismo que se implica en las palabras hermano, colaborador y compañero de milicia. Muchos creyentes son respe tables trabajadores y soldados de la causa de Cristo, pero no todos trabajan bien con sus compañeros.

26-28 Algo había sucedido que hizo que Pablo enviara a Epafrodito a Filipos en vez de mantenerlo consigo. Epafrodito había estado gravemente en fermo, pero por la misericordia de Dios (tal como Pablo consideró lo acontecido) se recuperó. El informe de la gravedad de la enfermedad de Epafrodito había llegado a los filipenses y la noticia de la ansiedad de sus amigos de Filipos había llegado de vuelta. Esto le causó angustia al mismo Epafrodito cuyo corazón comenzó a añorar a los suyos en Filipos (angustiado es una palabra muy fuerte en el gr., usada en el NT sólo aquí y para describir el sentir de nuestro Señor en el Getsemaní en Mat. 26:37 y Mar. 14:33). Así que Pablo consideró que lo mejor para Epafrodito era regresar a su ciudad.

29, 30 Pablo, sin embargo, fue sensible a la situación. Estaba la posibilidad de que los filipenses no comprendieran la razón del regreso de su mensajero. Así les pide que reciban a Epafrodito con una calurosa bienvenida cristiana, no sólo como uno de sus compañeros que regresa del extranjero, sino como alguien altamente calificado por su fidelidad y el alto costo del servicio encomendado. No sabemos de qué manera Epafrodito estuvo cercano a la muerte, arriesgando su vida. Pudo haber sido simplemente el estar identificado con Pablo como prisionero. Pudo haber sido el que cayera gra vemente enfermo en camino, casi matándose por completar su misión, estando demasiado enfermo para viajar (Caird, Pauls Letters from Prision ). La palabra arriesgando es lit. jugándose, y aquí puede haber un juego de palabras intencional con el nombre de Epafrodito (tal como lo hizo con Onésimo en Film. 11). Afrodita era la diosa gr. de los juegos de azar, y un apostador, teniendo la esperanza de ganar, podría llamarle a ella epafrodita (Hawthorne, Philippians ). Este hombre se jugó la vida al servir a Pablo, pero fue un riesgo a correr por causa de Dios, y él ganó.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



6-11. Isa_45:23. Es muy probable que Pablo reproduzca aquí, retocándolo ligeramente, un himno litúrgico de la Iglesia primitiva. Cada estrofa presenta un aspecto relevante del misterio de Cristo: primero, la condición divina de Jesús; luego, su Encarnación, que lo hizo en todo semejante a nosotros, y su obediencia hasta la Muerte; y finalmente, su Glorificación, que lo constituyó "Señor" de todo el universo.

15. Deu_32:5. Ver Mat_5:14-16.

17. Tanto los paganos como los judíos acostumbraban a derramar "libaciones" de vino, agua o aceite sobre las víctimas ofrecidas en sacrificio ( Exo_29:38-42; Num_15:5). Ver 2Ti_4:6; nota Rom_12:1.

19. Ver nota Hec_16:1.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Timoteo y Epafrodito. Estas líneas muestran las relaciones afectivas y efectivas entre la comunidad de Filipos y Pablo encarcelado. Timoteo no fue un colaborador más, sino el principal y el más fiel de todos. Frecuentemente, el Apóstol le envía a visitar y robustecer comunidades (cfr. 1Co_4:17; 1Co_16:10). Tenemos la impresión de que otros colaboradores de Pablo le duran solamente un viaje, de ahí que elogie la fidelidad de Timoteo frente a los que «buscan su propio interés y no el de Jesucristo» (21). Quizás el Apóstol descalifica con demasiada dureza lo que pudo ser la simple dificultad humana de trabajar con él o a su ritmo.
El segundo colaborador altamente elogiado es Epafrodito, quizás un líder de la comunidad de Filipos. En 4,18 se habla de su llegada al lugar donde Pablo estaba prisionero, trayéndole dinero y víveres de parte de la comunidad. Parece que se quedó al servicio del Apóstol preso, pero, tras grave enfermedad, Pablo prefiere prescindir de él para que la comunidad se alegre al verlo sano y salvo. Epafrodito ha sido para el Apóstol mucho más que un sirviente; le llama colaborador, compañero de luchas y hace de él un solemne elogio. Este misionero comprometido pudiera ser el portador de la presente carta.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 2.5-11 Véanse otros himnos semejantes en Jn 1.1-18; Col 1.15-20; 1 Ti 3.16; Heb 1.1-4.

[2] 2.6 Con el mismo ser de Dios: Cf. Jn 1.1-2; 17.5.

[3] 2.7 Cf. 2 Co 8.9.

[4] 2.8 Obediente: Cf. Mt 26.39; Ro 5.19; Heb 5.8.

[5] 2.9 El más excelente de todos los nombres: el título de Señor (véase 2.11 n.).

[6] 2.10-11 Is 45.23; Ro 14.11.

[7] 2.11 Señor: Término que, además de aplicarse a los seres humanos que tienen autoridad, traduce el nombre de Yahvé en el AT, y fue aplicado a Jesús por la iglesia primitiva en su profesión de fe. Cf. 1 Co 8.6; Ef 4.5.

[8] 2.5-11 Véanse otros himnos semejantes en Jn 1.1-18; Col 1.15-20; 1 Ti 3.16; Heb 1.1-4.

[9] 2.6 Con el mismo ser de Dios: Cf. Jn 1.1-2; 17.5.

[10] 2.7 Cf. 2 Co 8.9.

[11] 2.8 Obediente: Cf. Mt 26.39; Ro 5.19; Heb 5.8.

[12] 2.9 El más excelente de todos los nombres: el título de Señor (véase 2.11 n.).

[13] 2.10-11 Is 45.23; Ro 14.11.

[14] 2.11 Señor: Término que, además de aplicarse a los seres humanos que tienen autoridad, traduce el nombre de Yahvé en el AT, y fue aplicado a Jesús por la iglesia primitiva en su profesión de fe. Cf. 1 Co 8.6; Ef 4.5.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

La situación de Pablo en prisión no escapaba a los planes de Dios. Encendió el amor y la generosidad de los filipenses, que enviaron a Epafrodito para que atendiera al Apóstol en cuanto necesitara. «El sufrimiento está presente en el mundo para provocar amor, para hacer nacer obras de amor al prójimo, para transformar toda la civilización humana en la civilización del amor» (Juan Pablo II, Salvif. dol. 30).


Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

θανάτῳ Treg NA28 RP ] θανάτου WH
  • ἠλέησεν αὐτόν WH Treg NA28 ] αὐτόν ἠλέησεν RP

iNT-CEVALLOS+ Interlineal Académico Del Nuevo Testamento Por Cevallos, Juan Carlos

[I γὰρ I] Porque ciertamente

[I θανάτῳ I] de la muerte.

Torres Amat (1825)



[12] No confiando en vuestras fuerzas, sino en las que os comunicará la gracia de Dios.