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Pero lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo. (Filipenses 3, 7) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 3

Parte cuarta

FRENTE A LOS FALSOS MAESTROS 3,1b-4,1

En este pasaje de la carta comienza algo nuevo. Oímos hablar de falsos maestros, de perturbadores de la alegría, de adversarios, que se han introducido en la comunidad desde fuera. La unidad y la fe de la cristiandad de Filipos están amenazadas. Con acerada pluma sale el Apóstol al paso de estas gentes, acerca de los cuales resulta difícil determinar su procedencia, sus intenciones y metas verdaderas. Parece que el resorte de su actividad era un rebosante entusiasmo de perfección. Se vanagloriaban sin duda de poseer la perfección, o cuando menos de estar en el camino seguro hacia ella, de modo que se sentían como poseídos por la idea de que ya nada les podía ocurrir. Pero la salvación no es nunca algo disponible. Pablo lo pone en evidencia con absoluta claridad.

Dado que la situación de la comunidad de Filipos aquí presupuesta parece ser diferente de la de los capítulos 1 y 2 de nuestra carta, algunos comentaristas admiten que el capítulo 3 presenta una carta nueva e independiente del Apóstol a los filipenses, que Pablo les habría remitido en una fecha posterior y que, a finales del siglo I, habría sido unida a la primera en una sola redacción. No es necesario discutir aquí este problema. Basta con que tengamos en cuenta el carácter de unidad cerrada en sí de esta sección.

1. NO OS DEJéIS ENGAÑAR (3/01b-06).

1b Escribiros siempre las mismas cosas, para mí no resulta enojoso, y a vosotros os dará seguridad. 2 ¡Guardaos de los perros: guardaos de los malos obreros; guardaos de la falsa circuncisión! 3 Pues nosotros somos la circuncisión, los que practicamos el culto según el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, y no ponemos nuestra confianza en la carne, 4 aunque yo pudiera poner confianza también en la carne. Si algún otro cree tener razones para confiar en la carne, yo mucho más. 5 Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo, hijo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; 6 en cuanto a celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia que hay en la ley, tenido por irreprensible.

Ya desde muy pronto el Apóstol se había visto precisado, en casi todas sus comunidades, en Corinto, en Galacia y ahora también en Filipos, a luchar contra gentes, contra falsos misioneros, que le seguían los pasos y anunciaban un Evangelio diferente del suyo. Para las comunidades esto significaba peligro e inseguridad, y para Pablo, una amenaza contra la obra de su vida. Hace todo cuanto está en su mano para mantener la recta fe en Cristo, el recto Evangelio. Es difícil determinar si lo consiguió enteramente en el decurso de su vida. Probablemente no. Pero, si a pesar de todo, en una época posterior la autoridad del Apóstol logró imponerse y con ella su Evangelio, queda confirmada la experiencia vigente desde entonces en la Iglesia de que las conmociones, crisis y luchas, convulsiones febriles son necesarias para que el Evangelio se imponga en su forma auténtica, se consolide y se extienda. El paso del Evangelio desde el mundo judío siropalestinense al mundo griego ponía en contacto dos espacios vitales diferentes. Los conflictos eran inevitables.

Raras veces es Pablo sarcástico. Llama a ciertas gentes perros, malos obreros, falsos circuncidados. Entonces, como hoy, «perro» era un epíteto injurioso. En el ámbito judío se aplicaba muchas veces al renegado, al hereje, al infiel. También aquí se le da este sentido. Su postura, sus esfuerzos, sus trabajos misionales son baldíos, nocivos, destructivos. Con la circuncisión, Pablo sólo puede aludir a prerrogativas judías, de las que estos tales se gloriaban, y que propagaban, o defendían al menos, como señal de salvación.

Para Pablo, el pueblo de Dios de la antigua alianza ha sido rechazado. Ha nacido un nuevo pueblo. Si se pregunta dónde se ha quedado el orden antiguo, si se busca al heredero que ocupa el puesto del pueblo del pasado, el Apóstol responde: «Nosotros somos la circuncisión» (1). El factor decisivo y determinante es, ahora, el Espíritu, que se hace eficaz y activo por Jesucristo. El Espíritu ha hecho posible un servicio nuevo, realizado en la fe en Cristo. El Espíritu es el reverso de la carne. ésta se refiere al mundo y concretamente al mundo como autoseguridad, a la tentativa de alcanzar en él autonomía y salvación. Pero de este modo el hombre se ve arrojado a sí mismo y remitido a la precariedad de su propia confianza. Confianza y gloria son cosas íntimamente unidas. Dan seguridad o intentan, al menos, persuadir a ello. Hay una confianza y una gloria falsa y otra auténtica; sólo en Cristo alcanzan ambas su justificación.

Pablo comienza a medirse con sus adversarios. Los frentes quedan claramente delimitados. La intención, con todo, de esta controversia no se centra en modo alguno en demostrar que el Apóstol goza de más altas prerrogativas que aquéllos. Más bien los filipenses deben aprender, también en la ocasión presente, de su Apóstol, a tomar la decisión exacta frente al peligro. Pues aquello que sus enemigos alaban como prerrogativas, también lo tiene Pablo. Deben comenzar por reconocer este hecho. La mirada se hunde en el pasado, que, para el Apóstol, es un pasado judío. Ha crecido dentro de una familia y en una casa paterna judía ortodoxa que -de acuerdo con el mandamiento de la ley- hizo circuncidar al niño al octavo día (2). Su patria está en la diáspora, en Tarso de Cilicia (3). Con todo, no es algo evidente de por sí mismo que los judíos vivieran fieles a la fe y a las costumbres recibidas de sus mayores. El nombre hebreo que tiene Pablo y que tienen sus padres testifica que se mantuvieron leales al judaísmo. De hecho, en la diáspora el nombre hebreo era un distintivo preciado para aquellos judíos que practicaban en su vida diaria las costumbres palestinojudías de la patria y que cultivaban la lengua hebrea materna. De la tribu de Benjamín fue también el rey Saúl, nombre que impusieron al Apóstol sus padres.

Todo aquello que los padres procuraron despertar y fomentar en el niño fue llevado adelante, intensificado y radicalizado por el Pablo adolescente y adulto. Se hizo fariseo, y se adhirió a un partido religioso judío que se atenía rigurosamente a la ley (4). Fue apasionado perseguidor de la Iglesia (5). Conoció con toda agudeza la esencia de lo cristiano, como una fuerza que encerraba en su seno la derrota de los valores judíos, y por eso se opuso enérgicamente a su desarrollo, todavía dentro del judaísmo. Sólo a desgana habla el futuro Apóstol de esta etapa de su vida que, a buen seguro, se le había echado en cara más de una vez en la comunidad. Pero precisamente así aparece indiscutible y clara la pureza y la genuinidad de su judaísmo anterior y puede pronunciar unas palabras documentadas y nada sospechosas sobre las relaciones y los límites entre judaísmo y cristianismo, tal como hace ahora.

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1. La espiritualización de la circuncisión que sirve de base a este pasaje se encuentra también en Rom_2:25-29; Col_2:11.

2. Cf. Gen_17:12; «A los ocho días sera circuncidado entre vosotros todo varón de generación en generación, tanto el nacido en casa como el comprado por dinero a cualquier extraño que no sea de tu raza.» Lo mismo en Lev_12:3.

3. Cf. Act_21:39; Act_22:3.

4. Cf. Act_23:6.

5. Cf. 1Co_15:9; Gal_1:13.23.

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2. EL CAMBIO EN LA VIDA DEL APÓSTOL (3/07-11).

7 Pero todas estas cosas, que eran para mí ganancias, las he estimado como pérdidas a causa del Cristo. 8 Pero aún más: incluso todas las demás cosas las considero como pérdida a causa de la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien me dejé despojar de todo, y todo lo tengo por basura, a fin de ganar a Cristo, 9 y ser hallado en él, no reteniendo una justicia mía -la que proviene de la ley-, sino la justicia por la fe en Cristo, la que proviene de Dios a base de la fe: 10 para conocer a él, la fuerza de su resurrección y la comunión con sus padecimientos, hasta configurarme con su muerte, 11 por si de alguna manera consigo llegar a la resurrección de entre los muertos.

Su vida anterior en el judaísmo fue sincera. Sobre esto nadie puede abrigar dudas. Pero ahora esta vida está orientada en otro sentido. El cambio está marcado por una frase: a causa de Cristo. Es una frase importante. La esperanza del judaísmo se orientaba al Mesías futuro. En él se cumpliría la promesa de liberación total de Israel. ésta era también la esperanza del judío Pablo. Pero reconoció que la promesa se había hecho ya realidad en Jesús, a quien confesaba la comunidad cristiana por él perseguida. El término «Cristo» retiene aquí todavía su sentido pleno y no se ha fijado aún como nombre personal. Ciertamente, la realidad parecía ser distinta de la esperanza. Israel quedaba excluido de la fe en el Cristo, la mayoría de ellos rechazaron el evangelio. El nuevo pueblo de Dios estaba formado por gentiles. El antiguo judío Pablo sentía un dolor sincero ante esta senda de Israel: «Digo la verdad en Cristo, no miento... siento gran tristeza y profundo dolor incesante en mi corazón. Hasta desearía yo mismo ser anatema, ser separado de Cristo en bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne. Ellos son israelitas...» (Rom_1:9-14). El cambio del Apóstol fue debido a su experiencia de Damasco. Es absolutamente indudable que en este pasaje se refiere a aquel acontecimiento. Fue una gracia; fue vencido por Cristo (1). Con todo, aquí habla como si se hubiera tratado de una decisión personal, que reviste incluso de las categorías comerciales de pérdida y ganancia, como si hubiera hecho un cálculo. Frente a la amenaza que se cierne sobre los filipenses, le interesa señalar a la comunidad con su ejemplo la decisión y el camino únicos que pueden llevar a Cristo. Rebajas, compromisos, aunque fueran en lo suplementario, quedan descartados. Serían una traición.

Si comenzar a caminar por la senda del cristianismo fue en Pablo gracia absoluta, no por eso se excluía ya la decisión, la determinación, la acción, la respuesta personal. La gracia quiere actuar, prolongarse en el interior de la vida humana. Para ello necesita la colaboración. El principio ya puesto debe ser mantenido, continuado, realizado. Pablo dio una respuesta afirmativa y la pronunciaba cada vez con mayor firmeza. Lo que consideraba como pérdida, sigue siendo pérdida también ahora, y más aún: basura, excremento, inmundicia.

Hay pasajes en sus cartas que nos resultan decididamente enigmáticos. ¿Cómo es posible que alguien pueda juzgar con tales palabras su propio pasado, todo cuanto antes significaba algo para él, ganancia, tradición gloriosa, santa tradición de los pobres? Pablo no está dispuesto a ningún compromiso. Ha sonado la hora de la separación entre lo cristiano y lo judío. Ha sido preciso este rigor, para tener una visión clara de los límites. Sólo una cosa cuenta ahora: la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús. Para la sensibilidad bíblica el conocimiento no es en modo alguno puramente teórico, un proceso intelectual, un asentimiento de la razón. Abraza y alcanza siempre todas las fuerzas del hombre, es personal. Por eso puede hablar Pablo del conocimiento de su Señor. Este conocimiento personal, total, existencial, le fue concedido en Damasco.

El Apóstol sacó las consecuencias: renunció a todo, a todo cuanto significaba algo para él, y está poseído desde entonces por el deseo de ganar a Cristo. El cumplimiento de este deseo mantiene la tensión de la espera hasta el día futuro. Pues sólo entonces se manifestará si uno se halla en verdad en Cristo, si es cristiano, si lo ha sido o no.

Al rechazar y contraponerse a lo judío, desempeña en los escritos del Apóstol un papel eminente la antinomia entre ley y fe. ¿Es la ley la que lleva a la salvación, o la fe? Teológicamente formulada la alternativa equivale a preguntar: ¿soy justificado ante Dios por la ley o por la fe? La problemática, aquí solamente insinuada, se desarrolla con mayor amplitud en las cartas a los Romanos y a los Gálatas (2). Pero Pablo no renuncia a mencionarla de pasada también en su polémica con la herejía filipense.

Ley y observación de la ley conducen a la justificación por las propias obras, que permite al hombre adoptar una postura reclamatoria ante Dios y referirse a su «propia» justificación. Y aquí ve el Apóstol el pecado radical del hombre, en que éste se desligue de Dios, se apoye en sí mismo, estribe en sí y crea poder justificarse y acreditarse. Se reconoce así el papel de la ley en toda su penosidad y ambivalencia, pero también con una meta y una finalidad querida por Dios. Pablo arranca con energía de la mano del hombre la ley como medio de afirmación de sí mismo ante Dios, al aludir a que sólo procede de Dios aquella justificación que viene por la fe en Cristo. La otra es egoísta, es justificación propia. La justificación, la acción salvadora, sólo puede provenir de Dios, es, en sentido absoluto, gracia (3). La voluntad de afirmarse a sí mismo que tiene el hombre debe destruirse. Aquel que se considera totalmente referido a la gracia, este tal es capaz de la fe.

El conocimiento de Cristo como conocimiento personal se centra en primer término en su resurrección y muerte, en su pasión. Incluye la disposición a renunciar a sí mismo, la disposición al sufrimiento, a la vergüenza, sobre todo cuando advienen por causa de la fe, en el seguimiento de Cristo. Entonces se asemeja el cristiano a su Cristo. A esto le ha orientado el bautismo. «¿O es que ignoráis que cuantos fuimos sumergidos por el bautismo en Cristo Jesús, fue en su muerte donde fuimos sumergidos?» (Rom_6:3). La configuración con Cristo, como proceso continuamente en marcha, la asimilación a Cristo es la ley vital del creyente. En esta tarea puede experimentar la fuerza vital del Señor resucitado como un poder transformador: perdón de los pecados, donación de gracia, liberación de la angustia de la muerte.

Los adversarios parecen tener otra opinión sobre este punto. La figura doliente del Apóstol era para ellos un escándalo. Se negaban a la comunión de sufrimientos, pero afirmaban el poder de la resurrección. Se creían vanamente a seguro en su visión unilateral. Para ellos no sólo se había iniciado ya el futuro de la nueva vida -en lo que Pablo estaba de acuerdo-, sino que se hallaba ya presente y perfectamente cumplido.

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1. Cf. Gal_1:12 17.

2. Rm 1-8; ,26.

3. Sobre la «justicia de Dios» como principio estructural de la doctrina paulina de la justificación, cf. Rom_3:21-26; Rom_1:17; Rom_10:3; 2Co_5:21

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3. NO SE HA LLEGADO AUN AL TéRMINO (3/12-16).

12 No digo que ya tenga conseguido mi objetivo o que ya haya llegado al término, sino que sigo corriendo por si logro apoderarme de él, por cuanto Cristo Jesús también se apoderó de mí. 13 Yo, hermanos, todavía no me hago a mí mismo la cuenta de haberlo conseguido ya; sino que sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, 14 corro hacia la meta para ganar el premio al que Dios nos llama arriba en Cristo Jesús. 15 Así pues, todos los que somos ya maduros, debemos tener estas aspiraciones, y si en algo experimentáis otros sentimientos, esto también os lo aclarará Dios. 16 En todo caso, partiendo del punto adonde hayamos llegado, sigamos caminando en la misma línea.

Pablo se aparta con toda claridad de aquella concepción errónea. él no ha llegado al término, no ha conseguido su objetivo. Pero se sabe en un camino en el que puede desplegar todas sus energías para acercarse al fin. Apenas si es posible imaginarse un cristiano que se haya empeñado en su tarea con más actividad, más decisión y más sacrificio que Pablo. También él tiene que trabajar consigo mismo, negarse, ser paciente, aprender. Pero lo que, considerado desde el exterior, pudiera parecer una actividad de tipo ético, brotaba internamente de muy distintos hontanares. Cristo se había apoderado de él y le había puesto en camino. Aquel a quien Pablo quiere alcanzar era el mismo por quien había sido él alcanzado.

Creer que ya se le ha alcanzado es una opinión necia. La sensación de perfección entrañaba el peligro de adormecer la voluntad moral. La imagen de los atletas de las carreras, tan populares en su tiempo, deben ayudar a esclarecer la situación (Cf. 1Co_9:24-27). Se trata de un premio, que se debe ganar, pero que también se puede perder. Cuando se corre en el estadio, no se piensa en el trayecto ya recorrido, y mucho menos se le ocurre a nadie la idea de abandonarse -por lo ya logrado- a un engañoso delirio de victoria. De este modo, se estaría muy cerca de la derrota. Primero hay que conseguir el laurel. Así es la llamada de Dios al reino celestial. Porque la existencia cristiana surge en virtud de una llamada de Dios, hecha posible por Cristo Jesús. Aquel a quien se habla y tiene voluntad de oír, se convierte en un llamado. Se le coloca bajo la ley de la confirmación. Si se confirma, si da buenas muestras de sí, entonces puede percibir la llamada definitiva divina, con la que Dios llama hacia sí.

Aquellos que se imaginan ser perfectos, deberían meditar este texto. El carácter de peregrinación de la existencia cristiana es, de hecho, una cosa para meditar. Como peregrino (homo viator), condena el cristiano toda suerte de mentira que predica una perfección intramundana, un progreso del espíritu hasta alcanzar el eskhaton. Su tarea no es fácil, ya que es impopular, porque recuerda a los hombres la fragilidad del mundo. Posiblemente las revelaciones y los éxtasis desempeñaron también entre sus adversarios un papel no pequeño. Pablo alude a ello en tono irónico. Allí donde lo religioso se aparta de la verdad, pasan a ocupar el primer plano las cosas raras, los sucesos pseudorreligiosos. El Apóstol es lo bastante sobrio para conocer lo que es necesario. Y esto quiere decir: no volver atrás, no descender de la altura de lo ya conseguido, continuar la carrera por el camino trazado.

4. EL ULTIMO DÍA TRAERÁ LA PERFECCIÓN (3/17-/04/1).

17 Hermanos, seguid todos mi ejemplo y fijaos en los que así caminan, según el modelo que tenéis en nosotros. 18 Pues hay muchos que caminan, de los cuales os hablé muchas veces, y ahora lo digo llorando, como enemigos de la cruz de Cristo; 19 su término es la perdición, su Dios es el vientre y su gloria se funda en sus vergüenzas: son los que ponen sus sentidos en lo terreno. 20 Pero nuestra patria está en los cielos, de la cual aguardamos que venga como salvador el Señor Jesucristo, 21 que transfigurará el cuerpo de esta humilde condición nuestra, conformándolo al cuerpo de su condición gloriosa, según la eficacia de su poder para someter a su dominio todas las cosas. 4,1 Así pues, hermanos míos queridos y añorados, gozo y corona mía, permaneced así firmes en el Señor, queridos.

Las advertencias del Apóstol necesitan aún una regulación positiva, una regla sólida que las empuje camino adelante. La solución que se ofrece es a la par fácil y difícil. El Apóstol se presenta a sí mismo como ejemplo. La idea de la Imitatio Pauli aflora repetidamente en sus cartas; fue, ya al principio del capítulo, el pensamiento rector, cuando se dijo a los filipenses que debían aprender del pasado de Pablo a tomar sus propias decisiones y determinaciones.

Pero la imitación del Apóstol tiene una doble prolongación. En primer lugar, Pablo no es ejemplo en razón de sí mismo, sino que más bien es sólo un transmisor del ejemplo de Cristo. Debe completarse la exposición en el sentido de 1Co_11:1 : «Imitadme a mi, como yo imito a Cristo». De esta manera se pone en claro el puesto de intermediario que adopta el Apóstol, el pastor de almas, entre Cristo y la comunidad. El ejemplo ofrecido debe formar parte necesariamente de la palabra predicada. Ambas, la palabra y la persona, se fecundan mutuamente. Ambas pueden ser recibidas sólo en la fe. También para percibir el ejemplo privado de palabra se requiere un corazón abierto.

El otro aspecto de la prolongación alcanza a sus colaboradores y a las comunidades. Todos cuantos se han decidido a entrar dentro de la predicación de Cristo y del ejemplo del Apóstol están, por su parte, llamados a servir de modelo a los demás. Y esto quiere decir mutua edificación, que trae y produce seguridad. Los creyentes están ordenados unos a otros de forma decisiva.

Junto al ejemplo que edifica se da también el ejemplo que destruye. De éste sólo con lágrimas puede hablar Pablo. Los enemigos de la cruz de Cristo no deben buscarse tan sólo entre los infieles, entre aquellos que se niegan a aceptar el Evangelio. Se han abierto paso también entre las propias filas y están empeñados en difundir su propaganda. Los falsos maestros de Filipos se cuentan entre éstos. Y ahora llegamos a conocer también la raíz del error: el escándalo de la cruz. Niegan la cruz lo mismo que rechazan el sufrimiento y la renuncia en su vida propia. Ambas cosas forman una unidad. Se atienen al Cristo glorioso y se envician de perfección.

Ahora bien, el que deja de lado la cruz, pasa también de largo ante el meollo de la predicación paulina y se hace apóstata. A este tal el Apóstol sólo puede anunciarle el juicio, la perdición. Con palabras nacidas de una encendida polémica generalizada, describe la naturaleza de sus adversarios. Lo que estiman gloria, es vergüenza, su sentir es totalmente terreno.

La comunidad cristiana tiene su patria «en el cielo». Esta orientación no quiere desligarlos de sus responsabilidades terrenas, sino sólo hacerles conscientes de que aquí son peregrinos, de que no se pueden mezclar el cielo y la tierra, como pretenden hacer los adversarios. El paso a la perfección está aún por dar. Sólo cuando el Señor Jesucristo aparezca desde el cielo, se alcanzará la perfección. En este contexto se encuentra la palabra soter, salvador, redentor (1).

Sabemos que en el mundo grecorromano se hablaba mucho de salvadores. Pero aquí no se hace referencia a ningún culto salvador, como el imperial por ejemplo. La función salvadora del Kyrios se concentra en el final, en la última acción, con la que quiere llevar la salvación a su plenitud.

En esta vida, nuestro «pobre cuerpo» nos recuerda de vez en cuando, y acaso siempre, que la expansión de nuestras posibilidades vitales es limitada, que la salvación es algo todavía pendiente. La existencia terrena es corpórea. Esto no quiere decir que lo somático, lo corporal, deba ser disuelto de una vez y por siempre en algo psíquico, espiritual, es decir, incorpóreo. Pablo no discurre según las categorías de la antropología helenística cuerpo-espíritu. Y aunque las conociera, hay otra perspectiva más importante para él: la configuración con Cristo, garantizada por la fe. Alcanzará su cumplimiento con la nueva configuración de nuestra existencia total, corpórea y unitaria. El pobre cuerpo debe ser transformado, de acuerdo con el modelo de su cuerpo glorificado. La imagen de Cristo alcanzará su acuñación completa cuando el hombre se haga partícipe de la gloria de su resurrección.

Esta esperanza tiene la fe, que se orienta al poder, a la omnipotencia concedida al Kyrios, Se trata de un poder de salvación. No debemos temblar ante él, sino asirnos y apoyarnos en él. Y así, la vida cristiana está tendida hacia la liberación. Está en tensión entre liberación y liberación, entre la que ya se nos dio en la señal de la cruz -que nos mantiene bajo su ley a lo largo de nuestra senda terrenal- y aquella otra que deberá hacernos perfectos. Ambas están unidas con el nombre de Jesucristo. En el tiempo intermedio, la tarea consiste en mantenerse firmes en el Señor. Los ataques, las vacilaciones, son muchas. Los filipenses, que son la alegría del Apóstol, serán también su corona de gloria en el día de Cristo. La comunidad y su Apóstol permanecen unidos más allá de las fronteras de los tiempos.



Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



IV. Exhortación Final, 3:1-4:9.

Cuidado con los judaizantes, 3:1-16.
1 Por lo demás, hermanos míos, alegraos en el Señor. Escribiros siempre lo mismo no es molesto para mí, y es para vosotros saludable. 2 Ojo a los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de la mutilación. 3 Porque la circuncisión somos nosotros, los que servimos en el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús y no ponemos nuestra confianza en la carne. 4 Aunque yo podría confiar en la carne, y si hay algún otro que crea poder gloriarse en ella, yo más todavía. 5 Circuncidado al octavo día, de la raza de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo nacido de hebreos, y, según la Ley, fariseo, 6 y por el celo de ella, perseguidor de la Iglesia; según la justicia de la Ley, irreprensible. 7 Pero cuanto tuve por ventaja, lo reputo daño por amor de Cristo, 8 y aun todo lo tengo por daño, a causa del sublime conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por cuyo amor todo lo sacrifiqué y lo tengo por estiércol, con tal de gozar a Cristo 9 y ser hallado en El no en posesión de mi justicia de la Ley, sino de la justicia que nos viene por la fe de Jesucristo y que procede de Dios por la fe; 10 para conocerle a El y el poder de su resurrección y la participación en sus padecimientos, conformándome a El en la muerte, 11 por si logro alcanzar la resurrección de los muertos. 12 No es que la haya alcanzado ya, es decir, que haya logrado la perfección, sino que la sigo por si le doy alcance, por cuanto yo mismo fui alcanzado por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo no creo haberla aún alcanzado; pero dando al olvido lo que ya queda atrás, me lanzo en persecución de lo que tengo delante; 14 corro hacia la meta, hacia el galardón de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús. 15 Y cuantos somos perfectos, esto mismo sintamos; y si en algo sentís de otra manera, Dios os hará ver eso que os digo. 16 De cualquier modo, adonde hayamos llegado, sigamos adelante por los mismos pasos.

Es posible que San Pablo pensase terminar aquí su carta, con esa nueva recomendación a la alegría (v.1a; cf. 2:18). Así parece insinuarlo la expresión por lo demás (?? ?????? ), fórmula que suele emplear en sus cartas cuando se acerca al final (cf. 2Co_13:11; Ef 6, i o; 2Te_3:1). Sin embargo, pruebas seguras no las hay. Sea, pues, que pensase terminar y de momento le viniese a la mente la necesidad de prevenir a los filipenses contra el peligro de los judaizantes, sea que ya de antemano pensase tocar ese tema, lo cierto es que añade una nueva sección, en vista sobre todo a prevenir el peligro judaizante. Como ya indicamos en la introducción, algunos comentaristas creen que se trata de una nueva carta de Pablo, que posteriormente habría sido unida a la primera.
La frase escribiros siempre lo mismo (v.1), no está claro a qué se refiera. Algunos autores la refieren al precedente alegraos, dada la insistencia con que en esta carta recomienda el Apóstol la alegría (cf. 2:18; 4:4); sin embargo, parece más obvio referirla a los avisos que siguen. En este caso, es necesario suponer que Pablo había tratado ya de este tema con los filipenses, sea de palabra, sea en cartas hoy perdidas. El peligro judaizante, con más o menos fuerza, era algo que estaba extendido por todas partes (cf. Hec_15:1; Hec_21:18-26; 2Co_11:22; Gal_2:11-14; Gal_5:1; Col_2:16).
En la actual invectiva contra los judaizantes tiene el Apóstol términos muy duros. Los llama perros, malos obreros, mutilación (v.2). Nada tiene de extraño que les llame malos obreros, pues su labor en la obra del Evangelio era destructiva, más que constructiva; pero ¿qué quiere significar el Apóstol con los términos perros y mutilación? Suponen muchos que, llamándoles perros, trata de devolverles con ironía el epíteto con que el judaismo solía designar a los paganos (cf. M15:26 ), o que usaba ese término como sinónimo de despreciables o de descarados. Más probable parece que no debe urgirse el significado del término y la frase ojo a los perros (??????? ???? ????? ) no es sino el cave canem que se leía a la entrada de las casas romanas, tratando el Apóstol de dar a entender a los filipenses que debían tener mucho cuidado con los judaizantes. En cuanto al término mutilación (???????? ), abstracto por el concreto, es un juego de palabras despectivo con circuncisión (???????? ), la cual, una vez venido Cristo, pierde todo su valor moral y queda asimilada a una simple mutilación, como en los cultos paganos (cf. 1Re_18:28) o en las operaciones quirúrgicas (cf. Gal_5:12). Para San Pablo la verdadera circuncisión es la espiritual de los cristianos, que constituyen el verdadero Israel, y ponen su confianza en Cristo y no en la circuncisión carnal y en ser descendencia de Abraham (v.3; cf. Rom_1:28-29; Rom_9:6-7; Gal_6:15-16).
A partir del v.4, el Apóstol entra personalmente en escena, alegando su experiencia personal, como previniendo la objeción que podían hacerle de que, si despreciaba el judaismo, religión tan venerable, era porque no lo conocía. Empieza, pues, enumerando sus títulos, no sólo de judío, sino de judío de pura cepa y con extraordinario celo por las tradiciones patrias (v.2-6; cf. 2Co_11:22; Gal_1:13-14; Hec_22:3-5). A pesar, sin embargo, de esa su ascendencia judía y de ese sincero celo desplegado, todas esas prerrogativas, que antes consideró como ventaja, hoy las tiene por daño y estiércol, una vez que ha conocido que sólo de Jesucristo nos viene la justificación y la salud (v.7-11). Pensar de otra manera y dar valor a esas cosas, y a los bienes terrestres en general (v.8), como si de ellos dependiera nuestra salud, sería hacer una injuria a Cristo, mediador único y necesario (cf. Gal_2:21; Col_2:6-12). Cuando el Apóstol habla de conocimiento de Cristo (v.5,10), se entiende no de un conocimiento puramente abstracto, sino de un conocimiento que, como es usual en el mundo bíblico, abarca todas las fuerzas del hombre, y en este caso implica transformación interior del que lo adquiere, al irse conformando más y más cada día a Cristo paciente, hasta llegar a la resurrección gloriosa (cf. Rom_4:25; Rom_6:3-11; 2Co_3:18; 2Co_4:10). La oposición que establece entre las dos justicias, la que se busca en la Ley y la que procede de Dios por la fe (v.9), es tema que ha tocado sobre todo en las cartas a Romanos y Calatas (cf. Rom_1:17; Rom_4:1-5; Rom_9:30-33; Gal_2:16; Gal_3:11-14).
Llegado a este punto de su razonamiento, el Apóstol confiesa humildemente que, no obstante haber sacrificado todo por Cristo, todavía no ha llegado a la perfección en la vida espiritual, mediante la configuración paulatina con la muerte de El; de ahí que continúa luchando por alcanzar esa meta (v.12-14). El lenguaje está inspirado en las carreras del estadio, ordinarias en las ciudades griegas. Se imagina a sí mismo el Apóstol corriendo hacia Damasco para encadenar a los fieles; pero detrás de él salió otro corredor: Cristo, que le dio alcance y le apresó (v.12). A partir de ese momento, que dividió su vida en dos mitades, se lanza a una nueva carrera detrás de Cristo, no para perseguirlo, sino para poseerlo; y, aunque ya se unió a él, todavía no lo bastante; por eso corre, buscando apresarle y poseerle más plenamente. La expresión dando al olvido lo que ya queda atrás (v.13), como el corredor que no piensa más que en la meta, no significa que el cristiano no deba recordar y agradecer las bondades pretéritas de Dios con él, como han hecho los santos y como hace el mismo San Pablo (cf. 1Co_15:10; 2Co_11:23); 1° ?16 quiere significar es que la vida cristiana es esencialmente progreso hacia una unión cada vez más estrecha con Dios, y pararse en lo conseguido como si fuera ya la meta final sería la ruina. Hay, pues, que olvidar todo lo que suponga relajación de esfuerzo en la carrera; mas no aquello que contribuya a estimular ese esfuerzo.
Los v.15-16 constituyen una especie de conclusión para los filipenses sobre el modo de enfocar el ideal cristiano. Les dice que cuantos son perfectos, es decir, cristianos ya formados (cf. 1Co_2:6; 2Co_14:20), lo cual no supone que hayan alcanzado la perfección (cf. v.12), deben concebir el ideal cristiano de ese modo que él ha expuesto; si ellos, por no ser todavía perfectos, piensan de otra manera, también en esto, como en otras cosas, Dios les hará ver la verdad (v.15). Pero, de cualquier modo, sea cual sea el punto a que hayamos llegado en nuestra carrera hacia la perfección, sigamos adelante, caminando según la misma regla, como si estuviéramos aún en el principio (v.16). Tal parece ser la interpretación más probable de estos dos versículos, cuyo texto no es del todo claro.

Cuidado con los que aspiran a lo terreno,2Co_3:17-21.
17 Sed, hermanos, imitadores míos, y atended a los que andan según el modelo que en nosotros tenéis. 18 Porque son muchos los que andan, de quienes frecuentemente os dije, y ahora con lágrimas os lo digo, que son enemigos de la cruz de Cristo. 19 El término de ésos será la perdición, su Dios es el vientre, y sa gloria en su vergüenza, que tienen el corazón puesto en las cosas terrenas. 20 Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde esperamos al Salvador y Señor Jesucristo, 2l que transformará nuestro cuerpo miserable, conforme a su cuerpo glorioso, en virtud del poder que tiene para someter a sí todas las cosas.

Continúa el Apóstol tratando de orientar a los filipenses ante los peligros que amenazaban su vida de cristianos. Y, como norma de carácter general, les propone su propio ejemplo y el de sus íntimos colaboradores (v.17), ya que ellos a su vez imitan a Cristo, (cf. 1Co_11:1).
Luego, concretando más, se refiere a una clase de hombres, que dice ser muchos y a quienes con lágrimas en los ojos se ve precisado a describir como enemigos de la cruz de Cristo., su Dios es el vientre y su gloria en su vergüenza, que tienen el corazón puesto en las cosas terrenas (v.18-19). No es fácil saber a quiénes aljida aquí San Pablo. Bastantes autores creen que sigue hablando de los judaizantes, como en la perícopa anterior. Lo de su Dios es el vientre, sería una alusión a las prescripciones sobre alimentos, a lo que tanta importancia se daba en la religión judía (cf. Rom_14:14-15; Gal_2:12; Gol 2:16); y lo de su gloria en su vergüenza, aludiría a la circuncisión, realizada en el prepucio y tenida por máxima gloria entre los judíos. Parece, sin embargo, más probable que no se trata ya de los judaizantes, peligrosos por sus doctrinas, sino de cristianos indignos, amantes del buen vivir, peligrosos por su conducta (cf. 1Co_5:1-2; 1Co_6:13; 1Co_15:32). Ni ello significa que de tales cristianos hubiese muchos en la comunidad de Filipos; pues el Apóstol habla en general, incluyendo también otras comunidades, y sabemos que incluso entre sus más cercanos colaboradores existieron tales cristianos (cf. 2Ti_4:10). Según esto, las expresiones cuyo Dios es el vientre y cuya gloria en su vergüenza conservarían su significado normal, con referencia al apetito sensual y a poner la gloria en cosas que nos convierten en esclavos y de las cuales más bien nos deberíamos avergonzar.
En contraste con esa clase de hombres que tienen el corazón puesto únicamente en las cosas terrenas, están los auténticos cristianos, que miran el cielo como patria propia, de donde esperan la venida de Jesucristo, que transformará sus cuerpos mortales en cuerpos gloriosos (v.20-21). Esta imagen de ciudadanía (????????? ), muy expresiva para los filipenses, ya la había usado San Pablo anteriormente en 1:27; es una ciudadanía jurídica, a la que es preciso hacer honor con una conducta correspondiente 271. En cuanto a la transformación de nuestros cuerpos, que tendrá lugar en la parusia, es tema que el Apóstol trató extensamente en 1Co_15:35-53.

Comentario de Santo Toms de Aquino

Capítulo 3
Lección 1: Filipenses 3,1-8
Díceles que se gocen en el Señor, no en las observancias legales, y muéstrales qué aprecio hace de Cristo.1. En fin, hermanos míos, vosotros alegraos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es necesario.2. Guardaos, pues, de esos canes, guardaos de los malos obreros, de los falsos circuncisos.3. Porque los verdaderos circuncisos somos nosotros, que servimos en espíritu a Dios, y nos gloriamos en Jesucristo, lejos de poner confianza en la carne.4. Bien que podría yo también gloriarme en la carne. Si alguno, pues, presume aventajarse según la carne, sepa que más puedo yo,5. pues fui circuncidado al octavo día, soy del linaje de 1srael, de la tribu de Benjamín, hebreo, hijo de hebreos, fariseo en la manera de observar la Ley,6. celoso por el judaismo hasta perseguir la 1glesia de Dios, y en cuanto a la justicia que consiste en la Ley ha sido mi proceder irreprensible.7. Pero estas cosas, que las consideraba yo como ventajas mías, me han parecido desventajas al poner los ojos en Cristo.8. Y en verdad todo lo tengo por pérdida, en cotejo del sublime conocimiento de mi Señor Jesucristo, por cuyo amor he perdido todas las cosas, y las miro como basura, por ganar a Cristo, y en El hallarme. Ya que propuso ejemplos, luego que a su imitación los buenos, propone ahora a su evasión los malos, evitando primero a los que dan esos malos ejemplos, y tomando por norte para no seguirlos la compañía y trato de los santos, que, por juzgarlos dignos de imitación, serviríanles de medio eficaz para esquivarlos. Divídese a su vez la primera parte en otras 3 partecillas, porque adelanta primero el fin de esta doctrina; segundo, la necesidad de escribir sobre ella; tercero, el por qué de esa necesidad. El intento de la admonición es apartar a los fieles de las observancias legales a que algunos los inducían. Por eso dice: "Oh hermanosi, esto es, por la fe, en fin, es a saber, luego de haberos amonestado, como lo hice arriba, alegraos ento escribíroslas en ausencia; ya que lo hablado con facilidad se pasa, pero lo escrito permanece (Sir 38; Jud. 1; Rm XV).La causa de esta necesidad es el hostigamiento de los embaidores; razón, por consiguiente, para escribiros con más apremio la verdad; de ahí que diga: ved, esto es, observad a esos hombres, a quienes nota: a) de una saña insensata de ánimo; razón por la cual los llama perros, que llevan de casta - dice la Glosa- por corajudos ser al instante ladradores, y por costumbre, no por motivo razonable. Así ésos: "perros sin rastro de vergüenza" (Is 56; Ap. 22);b) de sembradores de perversas doctrinas, "malos obreros", pues no trabajan a ley de fieles en la viña del Señor ni siembran la buena simiente en el campo (Mt 13; 2 Ti. 2);c) de cismáticos; y usa de esta palabra "cortadura" para darles en rostro con ella, puesto que predican la circuncisión, que no puede avenirse con la gracia de Cristo. "Mirad que os declaro yo, Pablo, que si os hacéis circuncidar, Cristo de nada os aprovechará" (Ga 5,2); de aquí que, aludiendo a la palabrita, diga: cortadura, como si dijera que no están circuncidados sino cortados.Indica luego cómo han de evitar a esos hombres los santos, primero todos, después él mismo. Dice pues: yo digo que aquéllos son cortadura, nosotros la verdadera circuncisión, "que servimos en espíritu a Dios y nos gloriamos en Jesucristo". Y hay dos clases de circuncisión a saber, corporal y espiritual, "porque no está en lo exterior el ser judío ni es la verdadera circuncisión la que se hace en la carne; sino que el verdadero judío es aquel que lo es en su interior; así como la verdadera circuncisión es la del corazón, que se hace según el espíritu, y no según la letra de la Ley" (Rm 2,28); puesto que la circuncisión de la carne es por la que se cercena lo superfluo de ella, mas la del espíritu es por la que el Espíritu Santo mete a cuchillo la superfluidad de las concupiscencias interiores. Por eso dice: "los verdaderos circuncisos somos nosotros", esto es, a quienes internamente nos circuncida (el Espíritu Santo) para Dios (Rm 2; 1Co 14).Diose la circuncisión - como se demuestra en Romanos 1V- en señal manifiesta de la fe de Abraham, esto es, para que se acreditase verdadera, siendo como era sobre su futura descendencia (Ga 3). Es, pues, la circuncisión una señal de la fe de Abraham en Cristo, y circunciso el que por medio del Espíritu interiormente se renueva en Cristo, que da su virtud y ser a la circuncisión (Col 2).- "en vez de poner confianza en la carne", esto es, en la circuncisión carnal, porque - como dice San Juan VI- "el Espíritu es el que da la vida; la carne de nada sirve para entender este misterio". Empléase algunas veces la palabra carne para significar en nosotros la concupiscencia carnal, otras en lugar de los cuidados carnales y otras en fin por las observancias carnales; y unas y otras hay que meter a cuchillo, ni hay por qué gloriarse en ellas;- "bien que podría yo también gloriarme en la carne". Pone su propio ejemplo, con la eminencia que tenía en el estado legal, y cómo la despreció, primero en general y luego por partes. Cuanto a lo primero muestra la confianza que pudo haber tenido en las observancias legales: "bien que tenga", esto es, pudiera, si quisiese, tener; porque en cualquiera cosa de que alguno presumiere (os parecerá que hablo sin cordura), no menos presumo yo (2Co XI,21), y con un brocado de 3 altos, porque "yo les llevaré la delantera". Y monta todo este tinglado para dar el golpe de gracia a las observancias legales; pues muchos desprecian lo que no conocen o lo que no tienen, y esto es de ningún mérito; pero lo es grande cuando el desdén cae sobre lo que uno tiene y no se jacta de ello. Así si el Apóstol no hubiese sido persona de mucha suposición en el estado de las observancias legales, hubiérase dicho o pudiera decirse que por no tenerla se había pasado al estado evangélico; razón por la que saca a relucir su eminencia en aquel estado, y primero cuanto al linaje; segundo, cuanto a su proceder.Cuanto a lo primero, en 3 cosas: a) en el sacramento de estirpe, porque fue circuncidado al octavo día, "en señal de la alianza contraída entre Mí y vosotros" (Gn. 17,2); y dice "al octavo día", porque ésta era la diferencia entre los prosélitos y los de la estirpe de Abraham, porque aquéllos no se circuncidaban a los ocho días, sino ya adultos cuando se convertían; pero éstos a los ocho días según la ley (Gn. 17). Así pues, no fue circuncidado como prosélito, sino como un verdadero israelita;b) en el mismo linaje, "de la rama de 1srael", porque de Abraham descendieron dos familias, una por 1saac, otra por 1smael. Del primero otras dos, una por Esaú y otra por Jacob; pero las dos, a saber, a que dieron origen Esaú e 1smael, no tuvieron parte en la herencia, sino sólo Jacob, que también se llama 1srael. Por eso dice: "de la familia de 1srael" (2Co XI). Asimismo cuanto a la tribu, porque en la familia de 1srael las había por línea de siervas, es a saber, de Bala y de Zelfa, y de libres, Lía y Raquel, y entre éstas había algunas por siempre dedicadas al culto de Dios, esto es, Leví, Judá y Benjamín. Otras en tiempo de Jeroboam convirtiéronse del culto de Dios al de los ídolos. Por eso la tribu de Benjamín era privilegiada, porque permaneció en la fidelidad y amor de esposa y en ella estaba el templo. "Benjamín, el muy amado del Señor, estará cerca de E! con confianza; allí morará siempre como en cámara nupcial, y reposará en sus brazos" (Dt. 33,12). "Benjamín, lobo rapaz; por la mañana devorará la presa y por la tarde repartirá los despojos" (Gn. 49,27), que se le aplica a San Pablo por haber sido un tiempo perseguidor de la 1glesia;c) en el nombre y lengua, al decir: hebreo. Algunos dicen que hebreo se dice derivado de Abraham, como Agustín, que después se retracta de lo dicho, Pero que no venga de Abraham, sino de Heber (Gn. XI), es cosa clara, porque también Abraham se dice hebreo (Gn. 14). Dice la Glosa, comentando el Génesis, que en tiempo de Heber se dividieron las lenguas, y que aquella que antes hablaban todos quedóse en la familia de Heber y entre los hebreos y para el culto de un solo Dios. Nació también de padres hebreos, y por eso dice: "hijo de hebreos".Demuestra en pos cómo descolló en su modo de proceder; y primero cuanto a la secta, al decir: "fariseo en la manera de observar la ley"; porque entre los Judíos había 3 sectas, a saber, de Fariseos, de Saduceos, de Esenios; pero los Fariseos se acercaban más a la verdad que los Saduceos, que negaban la resurrección y no creían ni en ángeles ni en espíritus, dogmas que sí reconocen los Fariseos (Hch 23), por cuya causa es más recomendable su secta que la de los Saduceos. Que haya vivido como fariseo consta por Hechos 26,5:"es bien notorio a todos los judíos que yo, siguiendo desde mis primeros años la secta más segura de nuestra religión, viví cual fariseo".Segundo, cuanto al celo que tuvieron los Judíos, aunque no según ciencia, en perseguir a los cristianos; por eso dice: "celoso por el judaismo hasta perseguir la 1glesia de Dios" (Gal. 1; Hch. 26; 1Co XV).Tercero, cuanto a su inocente modo de proceder; razón por la que dice: "y en cuanto a la justicia que consiste en la Ley". Esta justicia estriba en exterioridades, pero la justicia de la fe es la del corazón (Hch 15). Pues cuanto a la justicia exterior el Apóstol vivió sin tacha; como él dice: "ha sido mi proceder irreprensible", mas no sin pecado, porque querella es pecado de escándalo para el prójimo en las cosas exteriores (Lc !); y así no hay contradicción con lo que dice en Efesios 2,3: "entre los cuales estuvimos también nosotros", ya que entonces no tuvo la verdadera justicia que da ia fe y hace al hombre puro, sino sólo la de la ley.- "Pero estas cosas, que las consideraba yo como ventajas mías, me han parecido desventajas, al poner ios ojos en Cristo". Muestra con eso el poco aprecio que le merece el llevar la gala en materia de observancias legales; y en general y en especial demuestra por qué despreció esas observancias legales. Dice pues: "estas cosas que las consideraba yo como ventajas mías", esto es, las conceptuaba por grandezas de mucha cuenta, por ejemplo el ser fariseo, "me han parecido desventajas al poner los ojos en Cristo", quiere decir, las pongo en cuenta de cosas para mí dañosas; ya que las observancias legales, eficaces en tiempo de la ley, después de Cristo se han tornado nocivas y por eso las llama "desventajas, daños". Y el fin que tiene ante los ojos es Cristo; por eso dice: "al poner los olos en Cristo"; que quiere decir, primero, por conocer a Cristo; segundo, para alcanzarlo a El. Cuanto a lo primero dice: "pero todas las cosas las reputo pérdidas"; verdad dijera si estribara en ellas. Y esto que hice alguna vez lo reputo por pérdida, en razón del deseo de conocer cabalmente a mi Señor Jesucristo; "puesto que no me he preciado de saber otra cosa entre vosotros sino a Jesucristo, y Este, crucificado" (1Co 2,2); y esto "en cotejo del sublime conocimiento de mi Señor Jesucristo", que sobrepuja con mucho todas las otras ciencias; ya que no hay ciencia comparable a la palabra de Dios, al Verbo de Dios, en quien están encerrados y escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia.Cuanto a lo segundo dice: "por cuyo amor he perdido todas las cosas y las miro como basura"; y muestra que en razón de ganar a Cristo despreció las observancias legales, y que puede ganar a Cristo. Dice pues: "todo lo doy por perdido", considerando esas cosas como detrimento y basura, "en razón de ganar a Cristo", esto es, de alcanzarlo como el logro de mis deseos, y unírmele por la caridad.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



26 (III) Parte segunda: Advertencia contra los falsos maestros (3,lb-4,l). El brusco cambio de tono y contenido que se pro(-)duce en este punto indica que esta parte de Flp procede de una comunicación posterior (Car(-)ta C; ? 4, 9 supra). Los adversarios eran, al pa(-)recer, predicadores cristianos itinerantes, que en nombre de una «perfección» más alta (w. 12-16) intentan imponer a los conversos de origen gentil lo que a los ojos de Pablo es la esencia de un judaismo superado por el acto de Dios realizado en Cristo. 2. los perros: La aplicación a otros cristianos que hace Pablo de este típico insulto despectivo -reservado en círculos judíos para los gentiles, los impuros y los no judíos en generalrefleja la intensidad de su convicción de que estaban deformando el evangelio; cf. v. 18. mutilarse: A los adversa(-)rios no se les concede siquiera el término «cir(-)cuncisión». El rito carnal del que alardean es simplemente «mutilación» (katatomé) de la carne; cf. la práctica de los profetas de Baal (1 Re 18,28). 3. la verdadera circuncisión somos nosotros: Una «circuncisión» espiritual y mo(-)ral «del corazón», más agradable a Dios que el rito exterior, aparece presagiada en la tradi(-)ción judía (Jr 4,4; 9,24-25; Lv 26,41; Dt 10,16; 30,6; Ez 44,7; cf. 1QS 5,5.26). Pablo sólo ad(-)mite esta circuncisión interior como válida pa(-)ra la era escatológica y la hace propia de la co(-)munidad cristiana (Rom 2,25-29; cf. Col 2,11). servimos por el Espíritu de Dios: Uno queda cualificado para el «culto aceptable» de la vida cotidiana (Rom 12,1), no por marcas físicas, sino por la circuncisión del corazón (nueva vi(-)da moral), que el Espíritu crea en quienes es(-)tán «en Cristo» (Rom 2,29; 8,1-13). no confia(-)mos en la carne: Sarx denota la naturaleza humana en cuanto no redimida y en cuanto que no responde a la gracia escatológica de Dios (-«Teología paulina, 82:103). La circunci(-)sión física pertenece irremediablemente a esta esfera. 4. yo mismo: Pablo refuta las afirma(-)ciones judaizantes contando su propio descu(-)brimiento de cómo éstas fueron reemplazadas total e irreversiblemente por Cristo. Realza el efecto aceptando por un momento los crite(-)rios judíos clave: en lo que a eso respecta él posee credenciales impecables, y hasta mejo(-)res. 5. circuncidado...: cf. la lista parecida de 2 Cor 11,22. hebreo: Es decir, judío de habla gr. que también hablaba «hebr.» (= ar.; cf. Hch 21,40). fariseo: Pablo se adhirió a ese partido religioso del judaismo que se distinguía sobre todo por su celo por la ley y la aplicación de ésta a la vida cotidiana. 6. perseguidor: La últi(-)ma «credencial» de Pablo; véanse Hch 8,3; 9,1-2; 22,4-5; 26,9-11; 1 Cor 15,9; Gál 1,13. justicia basada en la ley: La posición escatológica co(-)rrecta a los ojos de Dios basada en la fiel ob(-)servancia de la ley. irreprochable: Esta afirma(-)ción nos advierte que no entendamos la lucha bajo la ley, que aparece en Rom 7,7-25, de ma(-)nera estrictamente biográfica. 7. lo consideré: Utilizando un lenguaje de «pérdidas y ganan(-)cias» que recuerda la contabilidad, Pablo pasa a contar el cambio total que tuvo lugar en su vida en el momento de su conversión, por Cris(-)to: Frente al cúmulo de privilegios y lealtad asociado con su vida anterior, se coloca sim(-)plemente la persona de Cristo. 8. conocimien(-)to de Cristo Jesús mi Señor: Tal «conocimien(-)to» va más allá del saber intelectual hasta in(-)cluir, en el sentido del AT, experiencia y honda entrega personal; además, transforma al sujeto a semejanza de aquel que es conocido (cf. 2 Cor 3,18). sufrí la pérdida de todo: Continúa la imagen comercial: tal «conocimiento» de Jesús relativiza el valor de todos los vínculos anterio(-)res, de manera que es posible abandonarlos li(-)bremente, y hasta con alegría (cf. Mt 13,44-46). basura: La palabra gr. skybala significa «basu(-)ra» o «excremento»; en cualquier caso, algo de lo que uno se deshace de manera irrevocable.
9. ser encontrado en él: Pablo espera aparecer ante Dios en el juicio escatológico como al(-)guien totalmente identificado con Cristo, no contando con una justicia mía: Comienza aquí un compendio breve, pero extraordinariamen(-)te apropiado, de la doctrina de la justificación, tan fundamental en Rom y Gál (? Teología paulina, 82:60-70). basada en la ley: La ley para Pablo es en sí misma «santa, justa y buena» (Rom 7,12), pero debido al pecado, que ella no puede remediar, sigue siendo una vía fatal(-)mente defectuosa para llegar a la justicia, y conduce a la muerte, la que viene a través de la fe: El evangelio proclama que la verdadera y correcta posición escatológica nace únicamen(-)te de la aceptación en la fe del ofrecimiento por parte de Dios de una relación renovada con él, ofrecimiento hecho de manera gratuita y mise(-)ricordiosa en Cristo (Rom 3,21-26). en Cristo: El griego se podría entender también en el sen(-)tido de la fe propia de Cristo; cf. su «obedien(-)cia» (Rom 5,19; Flp 2,8). la justicia que viene de Dios: Toda justicia humana procede en última instancia de la propia justicia de Dios, es decir, de su fidelidad salvífica a la creación, que lo impulsó a extender su mano y a ofrecer de buen grado aceptación y salvación a un mundo que no lo merecía. Los creyentes reciben su justicia «de Dios», por cuanto, absteniéndose de toda pretensión independiente de posición correcta, se dejan arrastrar en Cristo a la esfe(-)ra y ámbito de la propia justicia de Dios (2 Cor 5,21) . 10. conocerle a él y el poder de su resu(-)rrección: «Conocer a Cristo» significa experi(-)mentarlo como «Espíritu que da vida» (1 Cor 15,45; 2 Cor 3,17), como aquel que aquí y aho(-)ra está venciendo a las fuerzas de la muerte y preparando a los cristianos para la resurrec(-)ción (cf. v. 21; véase Fitzmyer, TAG 202-17). participación en sus sufrimientos: Es precisa(-)mente en la debilidad del sufrimiento donde uno experimenta con más fuerza el poder que está efectuando la resurrección; véase esp. 2 Cor 4,7-18. configurarme con su muerte: Para el cristiano, la senda de la resurrección sigue la de Cristo: cuanto más perfecta sea la «configu(-)ración», más segura será la llegada a la meta (cf. Rom 6,3-4; 8,17). 27 12. no... ya perfecto: Contra las falsas pretensiones de los adversarios, Pablo niega que la «perfección» sea algo alcanzable en es(-)ta vida. Utiliza la imagen de la carrera para mostrar que lo importante es dejar irrevoca(-)blemente atrás los logros pasados y centrar la atención en lo que está por delante. 14. el pre(-)mio de la llamada desde arriba: Al final de una carrera, el juez llama al ganador por su nom(-)bre y título para que suba a recibir la corona de vencedor. Por «llamada» entiende aquí Pa(-)blo el llamamiento de Dios al cristiano, cuan(-)do haya concluido la «carrera» escatológica, para subir y unirse a Cristo en la vida eterna; éste y sólo éste es el momento de la «perfec(-)ción» (véase V. C. Pfitzner, Paul and the Agón Motif [NovTSup 16; Leiden 1967] 139-53). 18. enemigos de la cruz: Los adversarios son «ene(-)migos de la cruz» por cuanto predican algo (la circuncisión) que niega la eficacia de aquélla, invalidan el costoso sacrificio de sí mismo he(-)cho por Cristo (Gál 2,21). 19. perdición: Rui(-)na escatológica. cuyo dios es el vientre: Esto hace referencia, o al celo por las leyes alimen(-)tarias judías o al egoísmo en general (Rom 16,18) . su vergüenza: Presumir de la circunci(-)sión (w. 2-3) es «gloriarse» de algo (el órgano sexual) que, por lo demás, uno ha de cubrir con modestia (cf. 1 Cor 12,23). cosas terrenas: Todo lo perteneciente al viejo eón, ahora sus(-)tituido por Cristo. 20. nuestra ciudadanía está en el cielo: Aunque todavía no han llegado ple(-)namente al nuevo eón, los cristianos ya están empadronados como ciudadanos de la «ciu(-)dad celestial» (cf. Gál 4,24-27; Ef 2,19); véase el comentario a 1,27. 21. transformará nuestro mísero cuerpo: Los cuerpos de los cristianos, que actualmente son partícipes de la mortali(-)dad de la vida presente, no pueden entrar en la gloria final sin pasar por una «transfor(-)mación»; véase 1 Cor 15,50. en la forma de su cuerpo glorioso: Cristo resucitado es también modelo en cuanto representante de la verda(-)dera humanidad que Dios quiso para los seres humanos desde el principio (Rom 8,19-21.29-30). someterse todo: Pablo alude al Sal 8 (v. 7), que para él habla del reinado mesiánico de Cristo (1 Cor 15,25-28; Rom 8,20; cf. Ef 1,22; Heb 2,6-9; 1 Pe 3,22).

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Los méritos del cristiano. En el mismo tono de alegría con que inicia la carta, Pablo comienza a dictar los saludos finales: «Por lo demás, hermanos míos, alégrense en el Señor» (1). Pero, de repente, los interrumpe y da un viraje violento a sus palabras: «¡Cuidado con los perros... con los malos obreros... con los mutilados» (2), como si reaccionara ante una grave noticia que acabara de recibir y que ponía en peligro a la comunidad de Filipos. ¿Qué decir de este cambio brusco de tono? Si, como es probable, la presente carta a los filipenses es la fusión de varias dirigidas a la misma comunidad, seguramente un recopilador posterior introduciría aquí el tema de otra carta hoy perdida, sin preámbulo ni explicaciones.
Con la expresión «perros», Pablo parece referirse a los predicadores judaizantes que intentan imponer la circuncisión a los filipenses convertidos del paganismo. No es fácil saber si los judaizantes operaban ya en Filipos o si el Apóstol quiere lanzar un grito de alarma contra la difusión de sus doctrinas. Lo cierto es que los calificativos empleados son duros e injuriosos (cfr. Apo_22:15) y se hacen eco de los insultos de los paganos contra los judíos, quienes llamaban «mutilación» a la circuncisión. No es contra el rito externo de la circuncisión por lo que reacciona Pablo con tan extrema dureza, sino contra la ideología que lleva consigo: la vuelta a la observancia de los dictámenes de la Ley para adquirir méritos y conseguir así la salvación por las propias fuerzas.
Contra semejante pretensión, el Apóstol propone una «circuncisión espiritual», que es el verdadero culto que Dios quiere (cfr. Jua_4:23s), y un gloriarse sólo en Cristo y no en los méritos propios (cfr. 2Co_11:18). Ya en el Antiguo Testamento se usaba la palabra circuncisión en el sentido espiritual, la «circuncisión del corazón» que «hace justicia al huérfano y a la viuda y ama al emigrante dándole pan y vestido» (Deu_10:16; Jer_4:4; cfr. Rom_2:29). Para el Apóstol, el nuevo pueblo de Dios no adquiere categoría de tal mediante una señal ritual física. A partir de la fe en Cristo hay un nuevo modo de servir a Dios, y la gloria no hay que ponerla en uno mismo, sino en el regalo que Dios nos ha hecho en Cristo.
Si de raza y méritos se tratara, el Apóstol podría competir con ventaja con cualquiera de los judaizantes. Y así enumera los siete títulos que le acreditarían como judío celoso y observante como el que más (5s). Es irónico aducir como mérito el haber sido «celoso perseguidor de la Iglesia» (6). Pues bien, los supuestos méritos mencionados y otros que podía mencionar, son «pérdida» comparados con la «ganancia» de Cristo (cfr. Mat_13:44-46; Mat_16:26). La manera como lo expresa no puede ser más radical: «por él doy todo por perdido y lo considero basura con tal de ganarme a Cristo y estar unido a él» (8s). Esta unión con Cristo la expresa con una exclamación iluminadora, de esas que salen como soplos de inspiración del Espíritu Santo: «conocer a Cristo... tomar parte en sus sufrimientos; configurarme con su muerte con la esperanza de alcanzar la resurrección» (10s). A esto ha dedicado y dedica todas sus fuerzas, como un atleta que corre hasta alcanzar la meta y conseguir el premio (cfr. 1Ti_6:12). Cristo alcanzó al Apóstol en el camino de Damasco, ahora le toca a él correr para alcanzar a Cristo (cfr. 1Co_9:24).

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter III.

1 Hee warneth them to beware of the false teachers of the Circumcision, 4 shewing that himself hath greater cause then they, to trust in the righteousnesse of the Law: 7 which notwithstanding hee counteth as doung and losse, to gaine Christ and his righteousnesse, 12 therein acknowledging his owne imperfection. 15 Hee exhorteth them to be thus minded, 17 and to imitate him, 18 and to decline the waies of carnall Christians.
1 Finally, my brethren, reioyce in the Lorde. To write the same things to you, to me indeed is not grieuous: but for you it is safe.
2 Beware of dogs, beware of euill workers: beware of the concision.
3 For we are the circumcision, which worship God in the spirit, and reioyce in Christ Iesus, and haue no confidence in the flesh.
4 Though I might also haue confidence in the flesh. If any other man thinketh that hee hath whereof hee might trust in the flesh, I more:
5 Circumcised the eight day, of the stocke of Israel, of the tribe of Beniamin, an Hebrew of the Hebrewes, as touching the Law, a Pharise:
6 Concerning zeale, persecuting the Church: touching the righteousnesse which is in the Law, blamelesse.
7 But what things were gaine to me, those I counted losse for Christ.
8 Yea doubtlesse, and I count all things but losse, for the excellencie of the

[Belly-gods.]

knowledge of Christ Iesus my Lord: for whom I haue suffered the losse of all things, and doe count them but doung, that I may win Christ,
9 And be found in him, not hauing mine owne righteousnesse, which is of the Law, but that which is through the faith of Christ, the righteousnesse which is of God by faith:
10 That I may know him, and the power of his resurrection, and the fellowship of his sufferings, being made conformable vnto his death,
11 If by any meanes I might attaine vnto the resurrection of the dead.
12 Not as though I had already attained, either were already perfect: but I follow after, if that I may apprehend that for which also I am apprehended of Christ Iesus.
13 Brethren, I count not my selfe to haue apprehended: but this one thing I doe, forgetting those things which are behinde, and reaching forth vnto those things which are before,
14 I presse toward the marke, for the price of the high calling of God in Christ Iesus.
15 Let vs therefore, as many as bee perfect, bee thus minded: and if in any thing ye be otherwise minded, God shal reueale euen this vnto you.
16 Neuerthelesse, whereto wee haue alreadie attained, let vs walke by the same rule, let vs minde the same thing.
17 Brethren, be followers together of me, and marke them which walke so, as ye haue vs for an ensample.
18 (For many walke, of whome I haue told you often, and now tell you euen weeping, that they are the enemies of the crosse of Christ:
19 Whose end is destruction, whose God is their belly, and whose glorie is in their shame, who minde earthly things.)
20 For our conuersation is in heauen, from whence also we looke for the Sauiour, the Lord Iesus Christ:
21 Who shall change our vile bodie, that it may bee fashioned like vnto his glorious body, according to the working whereby he is able euen to subdue all things vnto himselfe.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Objetivos en la vida anterior de Pablo

4 Pablo sostiene que podía tener la misma confianza en la carne como la que tenían algunos que pretendían convertir a los cristianos en judíos. El podía enumerar una por una las cosas que él primeramente, como judío devoto, pensaba que le daban crédito para con Dios.

5, 6 Enumera siete cosas que consideraba como ganancia en la vida profundamente religiosa que había vivido antes de encontrarse con Jesús. (i) Fue circuncidado al octavo día después de su nacimiento como lo requería la ley (Gén. 17:12). (ii) Nacido del linaje israelita, un miembro del pueblo de Dios. (iii) Podía nombrar su tribu (Benjamín), a la que pertenecía el primer rey de Israel y la que había permanecido fiel cuando las otras no lo fueron. (iv) No era solamente un verdadero judío, sino un hebreo, es decir, alguien que hablaba arameo (cf. Hech. 6:1; 22:2; 2 Cor. 11:22), hijo de padres hebreos, no como muchos que habían perdido el uso de su lengua nativa. (v) Estricto en la observancia de la ley, Pablo era un fariseo devoto (Hech. 23:6; 26:5; cf. Gál. 1:14). (vi) Su celo religioso quedó evidenciado en que persiguió a los cristianos (Hech. 8:3; 9:1). (vii) Podía decir que en cuanto a lo concerniente a las demandas externas de la ley, la ley mosaica por la que había tratado de vivir, era irreprensible. Esto, sin embargo, era una cuestión de justicia de la ley, de tratar de ser justo ante Dios sobre la base de la obediencia a la ley.

7 Ahora Pablo consideraba todas aquellas ganancias como una gran pérdida. Pero todo esto, que antes valía mucho para mí, ahora, a causa de Cristo, lo tengo por algo sin valor (DHH). Había llegado a considerarlas como una base de confianza falsa y aun un obstáculo. Prosigue describiendo el camino infinitamente mejor que había encontrado.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



2. "Los perros" es un epíteto con que los judíos expresaban su desprecio por los paganos. Pablo lo aplica irónicamente a los predicadores cristianos que hacían de la obediencia a las prescripciones legales del Judaísmo una condición necesaria para alcanzar la justificación.

3. Ver nota Col_2:11; Rom_2:25-29.

4-6. Ver nota 2Co_11:22.

12. "Alcanzado por Cristo Jesús": el Apóstol se refiere a su conversión en el camino de Damasco. Ver Hec_9:1-9.

19. "Su dios es el vientre": esta expresión contiene probablemente una alusión irónica a las prescripciones relativas a los alimentos, que tenían tanta importancia en el Judaísmo. Ver Lev_5:11; Deu_14:3-21; Mar_7:18-19; Mar_10:12-15; Gal_2:12.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 3.3 Jer 4.4; Ro 2.25-29; Col 2.11.

[2] 3.5 Gn 17.12; Lv 12.3.

[3] 3.5 Hch 23.6; 26.5.

[4] 3.6 Hch 8.3; 22.4; 26.9-11.

[5] 3.6 Gl 1.14.

[6] 3.9 Cf. Ro 1.17; Ro 3.20-24; Gl 2.21; 3.21.

[7] 3.10 Cf. Flp 1.29; 2 Co 1.4-7; Col 1.24; 1 P 4.13.

[8] 3.20 Cf. Ef 2.19.

[9] 3.21 1 Co 15.35-37.

[10] 3.3 Jer 4.4; Ro 2.25-29; Col 2.11.

[11] 3.5 Gn 17.12; Lv 12.3.

[12] 3.5 Hch 23.6; 26.5.

[13] 3.6 Hch 8.3; 22.4; 26.9-11.

[14] 3.6 Gl 1.14.

[15] 3.9 Cf. Ro 1.17; Ro 3.20-24; Gl 2.21; 3.21.

[16] 3.10 Cf. Flp 1.29; 2 Co 1.4-7; Col 1.24; 1 P 4.13.

[17] 3.20 Cf. Ef 2.19.

[18] 3.21 1 Co 15.35-37.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Todo lo que antes de su conversión constituía para él timbre de gloria, ahora carece de valor comparado con el sublime conocimiento de Cristo. Es éste el que hace justo al hombre, no la Ley de Moisés (cfr Rm 3,21). Por eso, es necesario dejar todo por Cristo y esforzarse por ir configurándose con Él hasta alcanzar la gloria de la resurrección.


iNT-CEVALLOS+ Interlineal Académico Del Nuevo Testamento Por Cevallos, Juan Carlos

[I ἅτινα I] tales cosas

[I ἦν I] eran

[I ταῦτα I] estas cosas

[I ζημίαν I] como pérdida.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a Luc 14:33

Torres Amat (1825)



[8] Que recibí en mi conversión.

[10] Muriendo a todos mis vicios.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

eran... Lit. era.