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Tengo cuanto necesito, y me sobra; estoy al completo después de haber recibido de Epafrodito lo que me habéis enviado: suave aroma, sacrificio que Dios acepta con agrado. (Filipenses 4, 18) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 4

Parte quinta

EXHORTACIONES Y DISPOSICIONES FINALES 4,2-20

En la parte final de esta carta se ha reunido toda una serie de cuestiones particulares: instrucciones a un dirigente de la comunidad para que tome su cuidado a dos mujeres: exhortaciones, dirigidas una vez más a toda la comunidad, y, finalmente, la gratitud del Apóstol por la ayuda, expresada con palabras excepcionalmente bellas.

1 EVODIA Y SINTIQUE (4/02-03).

2 Tanto a Evodia como a Síntique las exhorto a que tengan el mismo sentir en el Señor. 3 Y a ti te ruego, mi sincero Sízigo, que las ayudes, ya que ellas me asistieron en la lucha por el Evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.

La palabra de Pablo se hace ahora totalmente concreta. Hay en Filipos dos mujeres -así se lo han contado- que se han peleado entre sí. Dado que ambas desempeñaron en la vida comunitaria un papel destacado, su disputa produce gran daño a la comunidad. Al hacérseles esta llamada para que vuelvan a la armonía y unidad de sentimientos, esta exhortación debe verse en conexión con la paraclesis del comienzo del capítulo segundo. No es muy frecuente que las cartas de Pablo nos permitan una ojeada tan inmediata sobre la vida de la comunidad. El Apóstol ha conocido personalmente a estas dos mujeres, Evodia y Síntique. No se puede mantener la idea de que las comunidades primitivas hayan sido congregaciones de hombres ideales. El pecado las amenazaba como a cualquiera otra comunidad de hombres. En la corrección fraterna y en la disposición a aceptarla se encuentra el medio para restablecer el orden en la comunidad.

A un cierto Sízigo (nombre que significa «compañero»), que había demostrado ser verdaderamente «compañero» del Apóstol (2) y ahora desempeñaba probablemente una función rectora en Filipos, se le ruega que zanje el asunto de estas dos mujeres. Vemos que en los comienzos de la fundación de la comunidad ellas estuvieron presentes y prestaron ayuda a los misioneros. Entre los cristianos de la primera época de Filipos se encuentra también un Clemente y algunos otros. Dios los había escogido. Conocía sus nombres desde el principio (3).

2. GOZO Y PAZ (4/04-09).

4 Gozaos siempre en el Señor; os lo repito: gozaos. 5 Que vuestro mesurado comportamiento sea conocido de todos los hombres. El Señor está cerca. 6 No os afanéis por nada, sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean públicamente presentadas a Dios. 7 Y la paz de Dios, que está por encima de todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. 8 En fin, hermanos, todo lo que hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de honorable, si hay alguna virtud o algo digno de alabanza: tenedlo en cuenta. 9 Y las cosas que aprendisteis, recibisteis, oísteis y visteis en mí, llevadlas a la práctica; y el Dios de paz estará con vosotros.

De nuevo la marcha del pensamiento retorna al verdadero gozo. Aquí se ve con entera claridad que este gozo está más allá de la experiencia natural y también que debe ser uno de los sentimientos fundamentales del vivir de los cristianos, pues éstos deben estar siempre gozosos. La disposición interior, el sentimiento vital irrumpe en lo exterior. A la alegría y gozo en el Señor responde la bondad, la mansedumbre, que la comunidad debe irradiar en su mundo circundante: un punto de luz en el universo.

Cuanta más falta de comprensión, odio y vulgaridad existe, tanto más cuesta afrontarlo con amor, comprensión y amistad. Como lugar del amor mutuo, la comunidad cristiana puede ejercer su fuerza de atracción, puede ser punto de orientación. La falta de amor la convierte en una lámpara de luz mortecina. Uno de los hontanares de la alegría es la proximidad del Señor. La primitiva oración cristiana concluía con el grito de llamada: Maranatha!, ¡ven, Señor! (Cf. 1Co_16:22; Rev_22:20). También nosotros podemos hablar así, aunque ya no estamos poseídos del sentimiento de la espera próxima del final de todas las cosas. Pero sí nos es posible, conveniente y oportuno fijar la mirada en el Señor que llega, porque tenemos un futuro y nuestro futuro es él.

Con una bendición se invoca la paz de Dios sobre la comunidad. Paz es salvación. Viene de Dios y supera todas las humanas dimensiones y toda capacidad de compresión. Los riesgos de la fe son siempre agudos. También la incredulidad intenta anidar en el creyente. Suben del corazón pensamientos zozobrantes, preguntas que hacen cavilar, especialmente cuando la existencia terrena se ve amenazada, y más aún en la hora del peirasmos, de la tentación. Hace falta la protección divina, que tiene el poder de hacer perseverar y que está garantizada en el ámbito de Cristo Jesús.

También en el ámbito extracristiano existen virtudes indiscutibles, honestidad, amor, heroísmo. Sería temerario y falso limitar tales virtudes a la esfera cristiana. El Apóstol sabe que hay bondad en el mundo. No se avergüenza de recurrir para las instrucciones que da a sus comunidades a los códigos éticos, a los conceptos morales y a los catálogos de virtudes del mundo circundante, de los vecinos paganos. Existían en aquella época no pocos filósofos ambulantes, de ideología estoico-cínica, que enseñaban normas de vida. Pablo no cierra el oído a sus palabras. Cuando incita a la veracidad, a la honradez, a la justicia, a la probidad, etc., todo esto podía haberlo dicho también un estoico.

De aquí se deduce al menos que la comunidad cristiana no debe, en modo alguno, quedarse rezagada respecto de sus vecinos en cuanto a la autenticidad de la vida, ya que en este caso demostraría ser un mal testimonio. Pero, con todo, lo que la distingue de sus vecinos es la norma de la fe, que le fue transmitida por el Apóstol, una vez más en su palabra y en su ejemplo. Mientras tanto, han frecuentado la escuela cristiana y han estudiado su fe. Comienzan a crecer las tradiciones, que deben, a su vez, ser trasmitidas (Cf. 1Co_11:23; 1Co_15:3; 1Th_4:1 s; 2Th_2:15; 2Th_3:6).

Así, la comunidad sigue siendo, en la diáspora, un recinto, cuyos límites y separación sólo pueden ser percibidos con el sentido de la fe. Los hombres que están en su interior, apenas se distinguen de los que se encuentran en el exterior. Se da la virtud en ambos lados. Pero la fe está de su parte. Resiste. Tienen la promesa de la paz divina.

3. GRATITUD DEL APÓSTOL (4/10-20).

10 Me he alegrado sobremanera en el Señor, de que ya por fin haya florecido vuestro interés por mí; porque teníais estas aspiraciones; pero os faltaba oportunidad. 11 Y no es que yo hable a impulsos de mi escasez; pues yo aprendí ya a bastarme a mí mismo en cualquier situación. 12 Sé vivir en pobreza, y sé vivir en abundancia. En todas y cada una de las circunstancias estoy entrenado: en tener hartura y en pasar hambre, en tener de sobra y en padecer escasez. 13 Todo lo puedo en aquel que me da fuerzas. 14 Sin embargo, hicisteis bien en tomar parte en mi tribulación. 15 Y también sabéis vosotros, filipenses, que en los comienzos del Evangelio, cuando salí de Macedonia, ninguna Iglesia abrió conmigo cuentas de gastos e ingresos, sino vosotros solos; 16 pues incluso a Tesalónica me enviasteis una y otra vez lo que me era necesario. 17 Y no es que yo busque donativos; sino lo que busco es el rédito que aumente vuestra cuenta. 18 De todo acuso recibo, y estoy en abundancia; lleno estoy, después de haber recibido de manos de Epafrodito lo que me habéis mandado: olor de suavidad, sacrificio acepto, agradable a Dios. 19 En correspondencia, mi Dios colmará todas vuestras necesidades según su riqueza, en la gloria, en Cristo Jesús. 20 A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

De nuevo Pablo se hace personal. Ahora expresa su gratitud por el donativo que los filipenses le hicieron llegar por medio de Epafrodito. A decir verdad, se habría esperado esta gratitud ya en un momento anterior, pero la urgente situación del Apóstol y de la comunidad misma ocupaban el primer plano. No escribe una carta privada, sino que escribe en el desempeño de su misión apostólica. De ahí la manera de agradecer que ha elegido y que pudiera desconcertar.

La primera impresión que podría obtenerse es que Pablo se muestra impaciente porque la ayuda de parte de los filipenses se retrasó demasiado. Que finalmente hayan podido volver a desplegar sus cuidados es motivo de gozo. Pero Pablo prescinde totalmente de su persona. Apenas le interesa la cosa en sí. Se pone en la situación de ellos, juzga enteramente desde esta situación y participa así de su alegría, que consiste en que desde hacía tiempo venían buscando una ocasión de ayudarle y, finalmente, la han encontrado. Por eso les defiende. Les reconoce su buena voluntad, existente ya de antes.

Debe excluirse toda mala inteligencia. Sus palabras no están dictadas por la necesidad. Que la sufre -prisionero en la cárcel- está fuera de duda. Pero en su profesión apostólica ha hecho un duro aprendizaje, cuya escala de sufrimientos enumera en otro pasaje. Incluye desde azotes, peligros de ladrones, hambre y sed, hasta lapidaciones y naufragios en alta mar (Cf. 2Co_11:23-33; 2Co_6:3-10). Con todo esto sabe habérselas Pablo.

El dominio de la vida se extiende en dos direcciones: la pobreza y la abundancia. Ciertamente, el dominio de la pobreza, de la indigencia, es el más difícil. Pablo exagera un poco cuando habla de abundancia refiriéndose a sí mismo. El infatigable peregrino no tuvo ninguna oportunidad de acumular ganancias. Sólo quiere dar a entender que sabe también de la tentación de la abundancia y que también ha aprendido a superarla. ¿Es Pablo un asceta? ¿Tiene tan magistral dominio de sí mismo? Ciertamente, era un hombre muy impulsivo, lleno de vitalidad y fuerza de carácter. Pero él saca de otra parte su auténtica fuerza. Otro le hace fuerte, Cristo. Sabe bien que la debilidad del Apóstol es el medio de que se sirve Cristo para manifestar su fuerza (Cf. 2Co_12:9 s).

Desde el principio existían excelentes relaciones de confianza con los filipenses. Ya a las pocas semanas después de su partida de la ciudad habían comenzado a subvenir a sus necesidades económicas (4). Y siguieron haciéndolo también en adelante. Pablo aceptó con agrado este servicio, lo que significaba una distinción en favor de ellos, porque eran escasas las comunidades de las que aceptaba subvenciones. A este propósito, sabe que el trabajador merece su salario, que el misionero y el pastor de almas tienen derecho a ser mantenidos por la comunidad, pero no hace uso alguno de tal derecho, para que el Evangelio no pierda su fuerza ni se le pueda hacer a él mismo reproche alguno (Cf. 1Co_9:13-23). Filipos es la gran excepción. Pueden sentirse orgullosos de ella.

A Pablo no le interesa la ganancia material, sino el beneficio espiritual. Valora el donativo como demostración de sus buenos sentimientos, de su sentido de sacrificio y, por tanto, como señal de sus progresos en el ejercicio de la existencia cristiana. Hacer participar a los otros en los propios bienes por causa del Evangelio exige de parte de los que dan y de los que reciben una recta postura frente a la palabra. Aunque el Apóstol les extiende acuse de recibo, como un comerciante que firma una cuenta, para él la acción tiene un fondo esencial. Se servía a un hombre, pero con el servicio humano se alcanza a Dios. Llama la atención ver que Pablo pueda describir el donativo de los filipenses como un sacrificio hecho a Dios. «Sacrificio acepto, agradable a Dios» son expresiones conocidas por nosotros a través de la teología cultual vetero-testamentaria (Exo_29:18; Eze_20:41). Los verdaderos sacrificios son espirituales. Ante Dios no cuenta la sangre de machos cabríos y de novillos, sino el amor que se manifiesta en el servicio a los hombres y que brota de la fe.

Dios premia los buenos donativos. La alusión a Dios en estos contextos puede sonar fácilmente como increíble. Pero Dios y su riqueza no son pensados como una especie de tapaagujeros que deba saltar a la brecha en defensa de la pobreza humana. En Dios se remedia toda humana necesidad, la de Pablo y la de los filipenses. Considerada desde Dios, la vida humana es necesariamente algo relativo, referido a otra cosa.

Los creyentes están llamados a participar en la plenitud de la gloria divina. Esta llamada está tendida hacia el futuro del tiempo final. Dios se da a sí mismo, deja que se participe de lo que le es propio, sobre todo por parte de aquellos que están dispuestos a dar a su vez lo suyo.

Al final hay una pequeña alabanza. El Apóstol cierra la carta del mismo modo que la comenzó: orando.

Conclusión

SALUDO Y BENDICIÓN 4/21-23

21 Saludad a todos los santos en Cristo Jesús. Os saludan los hermanos que están conmigo. 22 Os saludan todos los santos, principalmente los de la casa del César. 23 La gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu.

Usualmente las cartas acaban con saludos. La costumbre sigue en vigor en nuestros días. Pero, una vez más, puede verse en este pasaje que las cartas del Apóstol tienen un sello peculiar, son expresión de su cargo apostólico, aunque también del sentido fraterno que unía indisolublemente a las comunidades entre sí. Los santos de éfeso saludan a los santos de Filipos. Se tienen mutuo afecto, no porque les unan los vínculos de la sangre, la amistad o la inclinación personal, sino la fe común, que crea la conciencia solidaria, el querer de unos a otros y con otros.

Hay un grupo en la comunidad efesina que merece una mención especial: los de la casa del César (5). Se trata de los esclavos imperiales que desempeñaban acaso sus trabajos en el pretorio, en los lugares en que se administraba justicia, de suerte que Pablo pudo tener posibilidad de verles y hablarles. Algunos de ellos eran cristianos.

Tanto la comunidad efesina como la filipense son fundaciones del Apóstol. Por eso las une también la persona misma de Pablo. A los saludos de los santos antepone los saludos de los hermanos, de los colaboradores que están en contacto con él, y los suyos propios. Saluda a todos ellos, a «todos los santos en Cristo Jesús». Se ponen de manifiesto, por última vez, las excelentes relaciones entre el Apóstol y los filipenses.

Lo último que ha de darles es el saludo de bendición. Es indudable que las cartas se solían leer en las asambleas de la comunidad. La bendición los abarca a todos en el espíritu. Un mismo espíritu anima a toda la comunidad. Y esto es expresión, garantía, manifestación visible del Espíritu divino, que creó e hizo posible la existencia y la comunidad cristianas.

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1. El predicado soter se encuentra, en el corpus paulino, preferentemente en las cartas pastorales; fuera de ellas, sólo en Eph_5:23. El soter Jesucristo es característico de la 2P.

2. Se hace un juego de palabras con el nombre de Sizigo.

3. La idea del libro de la vida aparece ya en el Antiguo Testamento: cf. Exo_32:32 s; Psa_69:29; Dan_12:1.

4. Tesalónica, donde los filipenses enviaron su primer socorro, fue, después de Filipos, la segunda estación en el segundo viaje misionero: 1Th_2:2; Act_17:1 ss.

5. Sólo en este pasaje se menciona al César en Pablo. Cf. también Mar_12:13-17 par; Luk_2:1; Luk_3:1, Luk_3:23, Luk_3:2; Act_25:8-12.



Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Llamada a la concordia y al gozo espiritual, 4:1-9.
1 Así que, hermanos míos amadísimos y muy deseados, mi alegría y m1 Corona, perseverad firmes en el Señor, carísimos 2 Ruego a Evodia y a Síntique tener los mismos sentimientos en el Señor. 3 Y a ti también, fiel compañero, te ruego que ayudes a esas que han luchado mucho por el Evangelio, conmigo y con Clemente y con los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida. 4 Alegraos siempre en el Señor; de nuevo os digo, alegraos. 5 Vuestra benevolencia sea notoria a todos los hombres. El Señor está próximo. 6 Por nada os inquietéis, sino que en todo tiempo, en la oración y en la plegaria, sean presentadas a Dios vuestras peticiones, acompañadas de acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, guarde vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. 8 Por lo demás, hermanos, atended a cuanto hay de verdadero, de honorable, de justo, de puro, de amable, de laudable, de virtuoso, de digno de alabanza; a esto estad atentos, 9 y practicad lo que habéis aprendido y recibido y habéis oído y visto en mí, y el Dios de la paz será con vosotros.

A las exhortaciones precedentes, de carácter general, a las que sirve como de conclusión el v.1 de este capítulo 4, añade ahora el Apóstol algunas otras recomendaciones.
Primeramente, una de índole particular, referente a dos mujeres cristianas de Filipos, Evodia y Síntique, a las que pide concordia y que vivan en buena inteligencia (v.2). No sabemos en qué consistía la discrepancia. únicamente sabemos que habían sido colaboradoras de Pablo, luchando a su lado por el Evangelio (v.3). ? fin de facilitar esa concordia pide la ayuda de una persona que es llamada fiel compañero (?????? ?????? ), aunque este último término podría ser también un nombre propio, Sizigos. Trátese de nombre propio o no, no sabemos quién sea este personaje, tan particularmente unido a Pablo y a su obra 272. Tampoco sabemos quién sea ese Clemente, citado entre sus colaboradores (v.3). Orígenes, al que luego hicieron eco muchos autores, supuso que era el Clemente, papa romano, del que poseemos la conocida carta a la iglesia de Corinto. Pero no hay pruebas. El nombre de Clemente era entonces frecuentísimo, y en las mismas inscripciones encontradas en Filipos aparece repetidas veces. En cuanto a la expresión el libro de la vida (v.3), es una metáfora usada, ya en el Antiguo (cf. éxo_32:33; Sal_69:29; Dan_12:1), ya en el Nuevo Testamento (cf. Luc_10:20; Rev_3:51Rev_20:15), como si Dios, al igual que solía hacerse en las familias y en los Estados, escribiese en un libro o registro el nombre de sus fieles. Ello significaba que eran como miembros de su familia y habían de juntarse luego con El en la vida eterna. Sin embargo, esto no implica nada en el asunto de la predestinación, pues el Apóstol no pretende afirmar, como algo que se le hubiese revelado, su salud final.
Terminados los avisos individuales, de nuevo el Apóstol, con un afecto paternal desbordante, da diversas recomendaciones generales respecto de la alegría cristiana (v.4; cf. 2:18; 3:1), de la benevolencia (? .6), de la confianza en la Providencia (v.6; cf. Mat_6:25-34), de la paz (v.7; cf. Col_3:15; Jua_14:27). La frase el Señor está próximo (v.5), intercalada en este contexto, parece tener por finalidad reavivar el ánimo de los filipenses con el pensamiento de la proximidad del Señor, cosa que suele hacer con frecuencia el Apóstol en sus exhortaciones (cf. Rom_13:11-14).
Finalmente, como alimento de esa alegría y de esa vida de paz que nunca deben faltar en el cristiano, les propone un hermoso programa: donde quiera haya algo verdadero, algo noble, algo bueno., tenedlo en cuenta y hacedlo vuestro, informándolo de la savia cristiana (v.8-9). Principio éste de extraordinarias consecuencias. Todo lo humano: riquezas, ciencia, arte, literatura., separado de Cristo, no vale nada (cf. 3:8); pero, si lo informamos de la savia de Cristo, puede tener gran valor 273.




Epilogo, 4:10-23.

Agradecimiento por los socorros recibidos, 4:10-20.
10 Grande fue mi gozo en el Señor desde que vi que habéis reavivado vuestro afecto por mí. n En verdad sentíais afecto, pero no teníais oportunidad de manifestarlo. Y no es por mi necesidad por lo que os digo esto, pues sé muy bien contentarme con lo que tengo. 12 Sé pasar necesidad y sé vivir en la abundancia; a todo y por todo estoy bien enseñado, a la tortura y al hambre, a abundar y a carecer. 13 Todo lo puedo en aquel que me conforta. 14 Sin embargo, habéis hecho bien tomando parte en mis tribulaciones. 15 Bien sabéis vosotros, filipenses, que, al comienzo del Evangelio, cuando partí de Macedonia, con ninguna iglesia tuve cuenta de dado y recibido, sino con vosotros. 16 Porque estando en Tesalónica. más de una vez me enviasteis con qué atender a mi necesidad 17 No es que yo busque dádivas, sino que busco fruto que produzca interés en vuestra cuenta. 18 Tengo ya de todo, vivo en abundancia y estoy al colmo después que recibí de Epafrodito lo que de vosotros me trajo, olor de suavidad, hostia acepta a Dios. 19 Mi Dios colmará todas vuestras necesidades, según sus riquezas en gloria, en Cristo Jesús. 20 A Dios y Padre nuestro, gloria por los siglos de los siglos. Amén.

San Pablo no quiere terminar su carta sin agradecer expresamente a los filipenses la generosidad de sus limosnas. Es admirable la delicadeza y altura con que muestra esa gratitud, donde no faltan palabras llenas de amor y reconocimiento, pero manteniéndose siempre en el plano de independencia apostólica necesario.
La afirmación que quiere vaya en primer lugar es la de que sus limosnas le han causado gran gozo, pues demuestran el afecto que le tienen (v.10). Y aún añade, con delicadeza exquisita, que ese afecto es de siempre, pero no habían tenido ocasión de demostrárselo (v.11a). No crean, sin embargo, que lo que le mueve a hablar así es el haber podido satisfacer a sus necesidades materiales, pues sabe pasar hambre y sabe abundar, siendo Cristo quien le da fuerzas para todo (v.11b-13). Dicho en otras palabras: tiene completa libertad de espíritu para no estar atado a cosas materiales, ni de los filipenses ni de nadie.
Salvada esa su independencia apostólica y como tratando de evitar la mala impresión que pudieran haber producido sus palabras, cual si estimase en poco la ayuda recibida, reanuda el elogio de los filipenses y agradece su acción, trayendo a la memoria otras ayudas pasadas, y que sólo de ellos había aceptado (v. 14-16). El lenguaje de dado y recibido (? .16) es lenguaje comercial, que Pablo aplica a su caso. A las iglesias por él fundadas daba bienes espirituales, pero era opuesto a recibir de ellas, en cambio, bienes materiales, a fin de no poner obstáculo alguno a la difusión del Evangelio; únicamente hizo excepción con los filipenses, lo que era prueba de que tenía gran confianza en ellos (cf. 1Co_9:12; 2Co_11:7-12; Hec_18:3; Hec_20:33-34).
Todavía vuelve a insistir en que lo que realmente le alegra no es la dádiva o limosna que le han entregado, sino el fruto que esa dádiva produce a favor de los filipenses; ella es como un sacrificio ofrecido a Dios en olor de suavidad, y Dios es el que se encargará de la recompensa, colmándoles de toda clase de bendiciones (v.17-19).
Digno remate de esta hermosa perícopa es la doxología final, que brota espontánea en el corazón de Pablo ante el pensamiento de la liberalidad divina (v.20).

Saludos y bendición final,Hec_4:21-23.
21 Saludad a todos los santos en Cristo Jesús. Os saludan los hermanos que están conmigo. 22 Os saludan todos los santos, y principalmente los de la casa del César.23 La gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu.

La parte dedicada a saludos es muy breve. San Pablo no menciona a nadie en concreto, sino que saluda a todos los fieles de Filipos en general (v.21a). Igualmente, manda saludos de los hermanos que están con él, sin mencionar a ninguno de estos colaboradores en particular (v.21b), y de todos los fieles de la ciudad en que se encuentra. Entre éstos hace mención especial de los de la casa del César (v.22); quizás con la finalidad de animar a los filipenses, como dándoles a entender que hasta en el mismo palacio imperial había penetrado el Evangelio. No es probable que se trate de miembros de la familia imperial, de que no quedan testimonios, sino más bien de funcionarios, esclavos y libertos, al servicio del emperador.
La despedida o bendición final (v.23) es la corriente de sus cartas (cf. Gal_6:18), Probablemente es autógrafa, constituyendo esa especie de firma o garantía de autenticidad, de que expresamente habla en otros lugares (cf. Col_4:18).

266 Cf. B. Brinkmann, Num S. Paulus Ephesi fuerit captivus: Verb. Dom. 19 (1939) 321-332. 266* Cf. S. Dockx, Lieu et date de Vép'üre aux Philippiens: Rev. Bibl. 8o (1973) 230-246. 267 Cf. H. Schumacher, Christus in seiner Praeexistenz und Kenose nach Phil. 2:5-8. (Roma 1914); P. Henry, Kenose: Dict. Bibl.-Suppl., t.5 col.158-161; O, Michel, Zur Exe-gese v. Phil. 2.5-11: Theol. ais Glaubenswagnis (Hamburgo 1954) 79-95; G. Pérez, Humillación y exaltación de Cristo: Cult. Bíbl. 13 (1956) 4-10 y 84-88; P. Dacquino, ? testo cristo-lógico di FU. 2:6-11: Riv. Bibl. 7 (1959) 220-229; J. Jeremías, ¿u Phil. 2:7: Eauton ekenosen: Nouv. Test. 6 (1963) 182-88; A. Feuillet, L'hymne christologique de l'Epítre aux Philip-piens: Rev. Bibl. 72 (1965) 352-380 y 481-507; R. P. Martin, Carmen Christi: Phil. 2:5-11 (Cambridge 1967); J. T. Sanders, The New Testament Christological Hymns (Cambridge 1971); P. Grelot, Deux expressions difficiles de Phil. 2:6-7: Bibl. 53 (1972) 495-5O7· 268 Cf. B. Rigaux, Sain Paul et ses letres (París 1962) p.184-196. 269 Gf. M. Laconi, Non rapinam arbitratus est. (Phil 2:6): Riv. Bibl. 5 (1957) 126-140. 270 Cf. M. Brunec, Cum timore et fremore vestram salutem operamini (PhiL 3:12-13): Verb. Dom. 40 (1962) 270-75. Tratando de conciliar ambas cosas, la acción de Dios y nuestra libertad, escribe San Agustín: Certum est nos velle, cum volumus; sed ille facit ut veli-mus bonum. Certum est nos faceré, cum facimus; sed ille facit ut faciamus, praebendo vires efficacissimas voluntati (De gratia et libero arbitrio 16: PL 44:900). 271 Cf. A. Rolla, La cittadinanza greco-romana e la cittadinanza celeste di Filippesi 3:20: Stud. Paul, intern. cath., II (Roma 1963) 75-80. 272 Lo que sí parece claro es que se trata de un varón, no de una mujer, como pide el adjetivo masculino fiel (?????? ). Carece, pues, de fundamento la opinión de Clemente de Alejandría, que luego recoge Orígenes, aunque no la hace suya, de que se trata de la esposa (??????? = cónyuge, o que lleva el mismo yugo) de Pablo. Apoyándose en esta opinión, tejió Renán una bella leyenda, diciendo que se trata de Lidia, con quien Pablo se habría casado después de bautizada (cf. Hec_16:14-15). Puras fantasías, tanto más que Pablo no estaba casado (cf. 1Co_7:7-8). 273 Cf. J. Levie, Les wieurs humm'nes dans la théologie de saint Paul: Bibl. 40 (1959) 800-814.

Comentario de Santo Toms de Aquino


Lección 2: Filipenses 4,10-23
Reconocido a los beneficios que recibió de los Filipenses, encarécelos Pablo como es razón y da fin a su carta firmándola y deseándoles por Cristo la gracia.10. Yo, por mí, me holgué sobremanera en el Señor de que al fin ha reflorecido aquel afecto que me tenéis; siempre le habéis tenido en vuestro corazón, mas no hallabais coyuntura para manifestarle.11. No lo digo por razón de mi indigencia, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo.12. Se vivir en pobreza y sé vivir en abundancia; todo lo he probado y estoy ya hecho a todo: a tener hartura y a sufrir hambre; a tener abundancia y padecer necesidad.13. Todo lo puedo en Aquel que me conforta.14. Sin embargo de eso, habéis hecho una obra buena en concurrir al alivio de mi tribulación.15. En lo demás, bien sabéis vosotros, ¡oh Filipensesi, que después de haber comenzado a predicaros el Evangelio, habiendo seguidamente salido de Macedonia, ninguna otra 1glesia, sino solamente la vuestra, me asistió con sus bienes,16. pues una y dos veces me remitisteis a Tesalónica con qué atender a mis necesidades.17. No es que desee yo dádivas, sino lo que deseo es el provecho considerable que resultará de ello a cuenta vuestra delante de Dios.18. Ahora lo tengo todo, y estoy sobrado; colmado estoy de bienes, después de haber recibido por Epafrodito lo que me habéis enviado, y que he recibido como una oblación de olor suavísimo, como una hostia acepta y agradable a Dios.19. Cumpla, pues, mi Dios todos vuestros deseos, según sus riquezas, con la gloria que os dé en Jesucristo.20. Al Dios y Padre nuestro sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén.21. Saludad a todos los santos en Cristo Jesús.22. Los hermanos, que conmigo están, os saludan. Os saludan todos los santos, y principalmente los que son de la casa del César.23. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.Arriba trazó el Apóstol la norma a que deben ajustar en lo por venir su proceder los fieles; aquí encarece el beneficio que en lo pasado le hicieron; y después de este encarecimiento, concluye la carta con ruegos y saludos. Cuanto a lo primero les aplaude el beneficio que hicieron en su favor y explana más a la larga; y júnto con esto, excusando su tardanza, el gozo que sintió por su liberalidad. Dice pues: si os exhorto a que viváis alegres, no menos "me he holgado yo" por lo que habéis hecho, no en las cosas, sino "en el Señor" (Hab. 3); me he holgado, repito, vivamente, ya que mis hijos son la causa.La materia del gozo: "que al fin ha reflorecido aquel afecto que me tenéis". Las buenas obras son obras de misericordia, y dícense flores, porque así como de la flor proviene el fruto, así por ellas llégase a la fruición de la vida bienaventurada (Sir 24). Así que cuando se interrumpe una obra buena y de nueva cuenta se empieza se dice que reflorece. Estos proveyeron alguna vez al Apóstol y ahora lo proveen de nuevo; por eso dice que su afecto ha reflorecido, lo cual explica al añadir: "en tener ese sentimiento por mí", esto es, de compasión (Fil 1; 1 Mac. X); "como en otro tiempo lo sentíais", cuando a mis necesidades proveísteis. Y esto "hasta que por fin", porque, aunque tarde, pero al fin lo hicisteis (Rm 1); "mas no hallabais coyuntura para manifestarle". Excusa su tardanza; como si dijera: no lo achaco a negligencia o a culpa, sino a necesidad, porque con las tribulaciones que padecisteis bien teníais en qué entender (Sir 40).- "No lo digo por razón de mi indigencia". Explica el beneficio y la causa de su gozo, y júnto con el beneficio en que florecieron recuerda el beneficio presente en que reflorecieron. Asimismo da de mano a la que se creía causa de su gozo y declara la propia constancia en pensar lo mismo: "pues he aprendido", y aprueba su mano franca en dispensar favores. Dice pues: mi gozo no es por haberme sacado de la penuria, que era grave (Is 48) y es peso abrumador para los que ponen su felicidad en las riquezas o su gloria en sus haberes. Y esto porque al Apóstol no lo contrista la pobreza, por ser hombre de convicción y de principios, o, como aquí le llama, de mente constante o firme; constancia que aquí explica, júnto con su causa, en especial y en general.Dice pues: no me da miedo la pobreza, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo. No hay cosa que ponga más de manifiesto la estatura de un perfecto sabio como el saber navegar con cualquier viento, (estar de temple a todas horas y en cualquier estado). Que así como el buen capitán maniobra con cualquier ejército según su condición; y el buen curtidor con cualquier cuero curte muy buenas suelas; así es perfecto el que sabe acomodarse al tiempo, de suerte que ni por estar en la cumbre se le suba, ni por yacer en lo más hondo se deprima. Por lo cual dice: "pues he aprendido" (Is 50). Bástame con lo poco si eso tengo, y si mucho, sé responder como el eco al mismo tono. Y así se explica diciendo: "sé vivir en pobreza y sé vivir en abundancia".La humildad unas veces significa cierta virtud: "el que se humilla será exaltado"; otras, abatimiento, abyección: "humillaron (apretaron) con grillos sus pies" (Sal 104,18). Y así habla aquí diciendo: "sé padecer humillaciones", esto es, soportar medidamente, como conviene, la abyección. Y porque a los hombres con las riquezas se les suben los humos, y con la pobreza se les bajan, por eso a la abundancia la llama exaltación. Y de entrambas partes hay peligro, pues con la abundancia engríese el ánimo contra Dios y con la pobreza queda deprimido. Por eso dice Salomón en los Proverbios 30: "no me des ni pobreza ni riquezas". Pero mejor lo dice el Apóstol, porque en un caso o en otro sabe gobernarse virtuosamente, y esto dondequiera, es a saber, en todo lugar, negocio, estado y condición; "estoy ya hecho a todo y ¡o he probado todo" (2Co 6).- "Todo lo puedo en Aquel que me conforta". Pone la causa de su constancia diciendo: "todo lo puedo"; como si dijera: no pudiera soportar estos insultos y oprobios, a no confortarme la mano de Dios (Ez. 3; Is 40). Mas, pues estás hecho a pasar necesidad, ¿por ventura te sobró de lo que te mandamos? No, porque, aunque sepa "padecer penuria", que es una virtud, no por eso han de retirarme el socorro (Rm 12; He. X). Está, pues, clara la causa.Acuérdales en segundo lugar el beneficio de antes; pues unos nada le daban, es a saber, los Corintios y Tesalonicenses, porque los primeros eran avaros y atropellados en su servicio, y los segundos dados a la ociosidad, razón por la cual se veía obligado a trabajar y con eso a ponerles el ejemplo. Estos, en cambio, en ausencia y presencia, eran buenos siempre. De ahí que diga: "he despojado, por decirlo así, a otras iglesias, recibiendo de ellas las asistencias de que necesitaba para serviros a vosotros" (2Co XI,8). - "En razón de lo que os di (mi ministerio espiritual) y de lo que recibí de vosotros" (vuestros bienes materiales) (1Co 9).- "Pues una y dos veces me remitisteis a Tesalónica con qué atender a mis necesidades". Y en esto estriba el argumento de que el Papa puede tomar de una iglesia lo que necesita para socorrer a otras, pero no a su arbitrio. Pero es de saber, cuando uno da a otro alguna cosa, que hay que tener presente la calidad del don y el mérito del clonante. El que se contenta con lo temporal gózase con la calidad del don y no busca sino al dador; éste es el mercenario. Mas el que busca el mérito del dador busca el fruto de la virtud y de la justicia; éste es el pastor. El fruto, digo, que resulta de ello "a cuenta vuestra". Razón (cuenta) dícese aquí de dos maneras: o según que es una virtud del alma, y así toda virtud es razonable (Rm 12); o según que es raciocinación y computación (Mt 18). Por eso dice que abundaban o se excedían de lo razonable, pues daban más de lo que estaban obligados; ya que unos sólo en presencia, pero éstos hasta Roma enviaban. "Ahora tengo todo lo que enviasteis y estoy sobrado... y lo he recibido como una oblación de olor suavísimo" (Lv. 3,4); pues la devoción de los oferentes es un olor a Dios suavísimo, y entre todas las ofrendas no son las de menos precio las limosnas (He 13).- "Cumpla, pues¡ mi Dios, todos vuestros deseos1". Concluye la carta y pone esta oración. Por su omnipotencia creadora Dioses uno y de todos, pero mío, porque singularmente estoy dedicado a su servicio - "cumpla todos vuestros deseos", porque habéis cumplido el mío; cumplimiento, que está en la potestad del Señor, que riquezas tiene a manos llenas (Rm X); y que con más verdad será cabal en la gloria suya, que allí quedará satisfecho todo deseo. "Me saciaré, al despertar, con tu vista" (Sal 16,15; Sal 102). Y esto en Cristo, esto es, por Cristo, "por quien nos ha dado las grandes y preciosas gracias que había prometido" (2Pe 1,4). Por todo lo cual a Dios Trino y Padre nuestro sea dada la gloria por los siglos de los siglos" (1Tim 1). El siglo es el espacio o duración de las generaciones o memorias de los hombres.Luego de la oración y hacimiento de gracias vienen los saludos: "saludad a todos los santos", esto es, a los que son fieles en Cristo, porque Cristo los ha santificado (He 13). "Os saludan principalmente los que son de la casa del César"; por donde parece que convirtió a muchos de la familia del César, como dijo arriba. Y aunque en San Mateo XI se dice que los que visten con lujo y afeminación en palacios de reyes están; con todo eso, para alentar a los buenos y poner coto a los malos, paróceles a los santos que morar en palacios reales no es cosa ¡lícita, con condición que no sea para llevar allí una vida deliciosa, al hilo de las concupiscencias y placeres mundanos. Y dice: "los que son de la casa del César", para animarlos a gozarse y a avivar su fe. Por último pone de puño y letra su saludo diciendo: "la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén".

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



La actitud de Pablo en relación con la ayuda de los filipenses

En este párrafo el Apóstol siente la necesidad de hacer dos cosas: expresar su aprecio por las ofrendas enviadas de Filipos y, al mismo tiempo, y con mucho tacto, enfatizar el principio de la dependencia espiritual en el Señor antes que la ayuda huma na. Lo hace con una delicadeza tan exquisita que este pasaje ha sido considerado una de las joyas de la literatura (Beare, Phillippians ).

10 Pablo se regocija en la ayuda financiera recibida. Estas ofrendas representan el renovado florecimiento de su ministerio anterior a favor de Pa blo. Por mucho tiempo a los filipenses les había faltado la oportunidad de mostrar su interés por él.

11-13 Las ofrendas de los filipenses lo habían alegrado y animado, pero Pablo no estaba dependiendo de ellas ni, al escribir esto, estaba solicitando más ayuda. Podría decir honestamente que había aprendido el secreto del contentamiento con las circunstancias externas, si tenía poco o mucho. Sabía que su Señor no faltaría en darle todo lo que fuera necesario y fortalecerlo para enfrentar cualquier situación. Pablo utiliza dos palabras, al referirse a esta situación, que tenían uso religioso y filosófico importante en aquellos días. La palabra traducida contentarme (del gr. autarkeŒs) significa suficiente en sí mismo. Era considerado por los estoicos como una alta virtud el poder desprenderse de las circunstancias externas y el tener recursos en uno mismo para enfrentar cualquier situación. Pablo aplica la palabra en el sentido de ser independiente de las circunstancias, pero sus recursos eran totalmente suficientes, como él dijo, en Cristo que me fortalece, el viviente Señor Jesús. La otra palabra traducida ... he aprendido el secreto, se utilizaba en los cultos de misterio para la iniciación en un secreto. El secreto del vivir de Pablo era uno abierto, disponible para todo aquel que caminaría en la senda de Cristo. Era el secreto del conten tamiento, puesto que el conocer a Cristo y ser llamado para servirle, constitutían las inescrutables riquezas (Ef. 3:8). Hasta qué punto conozcamos el secreto del contentamiento y a qué grado estemos comprobando la suficiencia de Cristo para todas las demandas de nuestras vidas son siempre cuestiones desafiantes para nosotros como cristianos.

14-16 A pesar de lo que dice sobre este principio espiritual básico de dependencia en Dios, Pablo quiere afirmar que apreciaba la bondad de los filipenses; ésta lo sostuvo en sus tribulaciones. El habla de aquel tiempo del comienzo del evangelio, palabras que se han comprendido en una variedad de formas. Por ejemplo la DHH tiene: Al comenzar a anunciar el mensaje de salvación. Pablo había salido de Macedonia, la provincia en la cual Fi lipos estaba situada, e ido a Tesalónica (Hech. 17:1). Mientras estaba allí, los creyentes filipenses le enviaron ayuda una y otra vez. Es de notar también cómo habla de la relación de socios que existía entre ellos, un compartir en cuanto a dar y recibir. El compañerismo real es un proceso de doble vía.

17, 18 El dar cristiano también trae bendición a aquellos que dan. El dar de los filipenses, Pablo dice, se puede acreditar en vuestra cuenta. Al decir esto, utiliza una metáfora de las transacciones comer ciales. Era una cuestion depago total. Podemos estar seguros de que Pablo, al utilizar tal lenguaje, habría repudiado el más mínimo pensamien to que implicara ganar o merecer algo de Dios. Todas las cosas recibidas son un don de la gracia de Dios. Todo lo que hacemos para el Señor o para otros, se hace por amor y gratitud. Lo que se hace a favor de otros es aceptado como hecho para el Señor (Mat. 25:40), y se puede describir como un sacrificio aceptable y agradable a Dios, fragante como incienso (cf. Exo. 29:18, Eze. 20:41; Juan 12:3; 2 Cor. 2:16).

19 El Señor no es deudor de nadie. La medida del dar de Dios es infinitamente más grande que la de cualquier dar humano. La promesa de Dios es suplir todo lo que él ve que necesitamos, y no solamente fuera de, sino conforme a [en la medida de] sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.

20 La adoración y la gloria es debida a nuestro Dios y Padre ahora y por los siglos de los siglos (lit. por los tiempos de los tiempos), por toda la eternidad.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



4,1.
manteneos firmes: Exhortación final a no dejarse apartar de la nueva existencia ahora disfrutada «en el Se(-)ñor».
28 (IV) Parte tercera: Exhortaciones a la unidad, la alegría y la paz (4,2-9).
(A) Llamamiento a la unidad (4,2-3). 2. Evodia y Síntique: Dos mujeres, prominentes en la comunidad (v. 3), por lo demás descono(-)cidas para nosotros (W. D. Thomas, ExpTim 83 [1971-1972] 117-20). 3. Sízigus: También des(-)conocido. La palabra puede ser simplemente un tratamiento afectuoso de Pablo, «colega», aplicado a alguna persona importante de la co(-)munidad. libro de la vida: El registro celestial del pueblo escatológico de Dios (cf. Dn 12,1).
(B) Llamamiento a la alegría y la paz de espíritu (4,4-7). 5. el Señor está cerca: cf. la primitiva aclamación, maraña tha (1 Cor 16,22; cf. Ap 22,20). 7. la paz de Dios...: Ésta «supera toda inteligencia», bien porque está más allá de lo que la mente humana puede captar, bien porque realiza más de lo que po(-)demos imaginar (cf. Ef 3,20).
(C) Llamamiento a la imitación de Pablo (4,8-9). 8. cuanto hay...: Pablo recomienda a la comunidad, que debe dar testimonio ante el mundo (cf. 2,15-16), una serie de virtudes in(-)confundiblemente gr. (estoicas).
29 (V) Parte cuarta: agradecimiento por la ayuda de la comunidad (4,10-20). Esta sec(-)ción de Flp contiene la respuesta inicial de Pa(-)blo a la comunidad (? 7 supra). 10. mi alegría ha sido grande: Pablo se muestra claramente muy agradecido por el interés que dio lugar a la ayuda (véase también el v. 14). Pero no hay nin(-)guna expresión explícita de gratitud por la ayu(-)da como tal. Esto le da cierta ambigüedad a toda su respuesta. 11-13. he aprendido a ser in(-)dependiente: Pablo reitera en una breve digre(-)sión su principio de independencia económica por el evangelio (1 Tes 2,5-9; 1 Cor 9,4-18; 2 Cor 11,7-10; 12,13-18). 14. hicisteis bien: Aunque ri(-)gurosamente contrario a dicho principio, lo que los filipenses hicieron fue correcto. 15-16. al principio (de la predicación) del evangelio: Pablo inició la fase europea de su obra misionera en Filipos (Hch 16,9-10). ninguna otra Iglesia: El hecho de que Pablo recibiera -y estuviera dis(-)puesto a aceptarapoyo de los filipenses señala la singularidad de su relación con ellos (? Pa(-)blo, 79;29). se asoció a mis cuentas de gastos y entradas: Pablo utiliza un lenguaje comercial, aludiendo quizás a una forma de asociación le(-)gal (la societas consensual) extendida en la so(-)ciedad grecorromana (véase J. P. Sampley, Pau(-)line Partnership in Christ [Filadelfia 1980]). 17. que se multipliquen los intereses en vuestra cuen(-)ta: La ayuda material de los filipenses les ha producido «intereses» espirituales. 18. estoy pa(-)gado más de lo debido: Empleando una expre(-)sión utilizada para acusar recibo, Pablo da a en(-)tender que en este momento se sentiría violento en el caso de recibir más obsequios, ofrenda de suave olor...: El lenguaje sacro, tomado del AT, indica que el verdadero destinatario del favor es Dios mismo. 19. riqueza de gloria: Dios, en su fidelidad, corresponderá a los filipenses con aquello en lo que es sumamente rico, a saber, con gloria. La gloria es el poder y presencia di(-)vinos, que realiza la transformación escatológi(-)ca de los hombres a semejanza del mismo Dios (3,21; cf. 2 Cor 3,17-18; Rom 5,2; 8,18-25.29-30).
30 (VI) Conclusión (4,21-23). Ésta in(-)cluye una despedida (4,21-22) y una bendición final (4,23; ? Cartas del NT, 45:8D). 22. la ca(-)sa del césar: El cuerpo de funcionarios y sir(-)vientes, en su mayoría libertos o esclavos, que se ocupaban de la casa y administración im(-)periales, no sólo en Roma, sino también en las grandes ciudades del imperio. Algunas ins(-)cripciones dan fe de su presencia en Éfeso (iCIL 3. 6082.6077; CIL 6. 8645.8653.8654).
[Traducido por José Pedro Tosaus Abadía]

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter IIII.

1 From particular admonitions 4 hee proceedeth to generall exhortations, 10 shewing how hee reioyced at their liberalitie towards him lying in prison, not so much for the supply of his owne wants, as for the grace of God in them. 19 And so he concludeth with prayer and salutations.

[Booke of life.]

1 Therefore, my brethren, dearely beloued and longed for, my ioy and crowne, so stand fast in the Lord, my dearely beloued.
2 I beseech Euodias, and beseech Syntiche, that they be of the same mind in the Lord.
3 And I entreat thee also, true yokefellow, helpe those women which laboured with me in the Gospel, with Clement also, and with other my fellow labourers, whose names are in the booke of life.
4 Reioyce in the Lord alway: and againe I say, Reioyce.
5 Let your moderation be knowen vnto all men. The Lord is at hand.
6 Bee carefull for nothing: but in euery thing by prayer and supplication with thankesgiuing, let your request be made knowen vnto God.
7 And the peace of God which passeth all vnderstanding, shall keepe your hearts & minds through Christ Iesus.
8 Finally, brethren, whatsoeuer things are true, whatsoeuer things are [ Or, venerable.] honest, whatsoeuer things are iust, whatsoeuer things are pure, whatsoeuer things are louely, whatsoeuer things are of good report: if there bee any vertue, and if there bee any praise, thinke on these things:
9 Those things which ye haue both learned and receiued, and heard, and seene in mee, doe: and the God of peace shall be with you.
10 But I reioyced in the Lorde greatly, that now at the last your care of me [ Or, is reuiued.] hath flourished againe, wherein yee were also carefull, but ye lacked opportunitie.

[Contentation.]

11 Not that I speake in respect of want: for I haue learned in whatsoeuer state I am, therewith to bee content.
12 I know both how to bee abased, and I knowe how to abound: euerie where, and in all things I am instructed, both to bee full, and to bee hungrie, both to abound, and to suffer need.
13 I can do all things through Christ, which strengtheneth me.
14 Notwithstanding, yee haue well done, that ye did communicate with my affliction.
15 Now ye Philippians know also, that in the beginning of the Gospel, when I departed from Macedonia, no Church communicated with mee, as concerning giuing and receiuing, but ye onely.
16 For euen in Thessalonica, ye sent once, and againe vnto my necessitie.
17 Not because I desire a gift: but I desire fruit that may abound to your account.
18 But [ Or, I haue receiued all.] I haue all, and abound. I am full, hauing receiued of Epaphroditus the things which were sent from you, an odour of a sweet smell, a sacrifice acceptable, well pleasing to God.
19 But my God shall supply all your need, according to his riches in glory, by Christ Iesus.
20 Now vnto God and our Father be glory for euer and euer. Amen.
21 Salute euery Saint in Christ Iesus: the brethren which are with me, greet you.
22 All the Saints salute you, chiefly they that are of Cesars houshold.
23 The grace of our Lord Iesus Christ be with you all. Amen.
It was written to the Philippians from Rome, by Epaphroditus.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Agradecimientos y saludos finales. Antes de terminar la carta, Pablo agradece a los filipenses el envío de ayuda material y la venida de un miembro de la comunidad para que le asista mientras está en prisión. La Iglesia de Filipos es la más vinculada a su Apóstol fundador y la más comprometida en su trabajo evangelizador desde el primer día (1,5).
Por el Apóstol mismo sabemos que no sólo le enviaron recursos económicos a Tesalónica (4,16), y ahora probablemente a Éfeso, sino también a Corinto (cfr. Hch_18:5; 2Co_11:9). Pablo agradece, pero al mismo tiempo aprovecha la ocasión para darles su testimonio de desprendimiento y libertad frente a los bienes materiales: «Estoy plenamente acostumbrado a todo, a la saciedad y el ayuno, a la abundancia y la escasez» (12), gracias a que «todo lo puedo en aquel que me da fuerzas» (13). De lo que se alegra en ese gesto de solidaridad de sus filipenses es de los intereses que ellos recibirán, pues todo compartir solidario es el culto que Dios quiere de nosotros, la verdadera ofrenda, «de grato aroma, un sacrificio aceptable y agradable a Dios» (18).
El saludo final (23) podría ser una expresión tomada de la liturgia de la comunidad; algo normal si se tiene en cuenta que las cartas del Apóstol estaban destinadas a leerse ante la comunidad reunida, quizás en la primera parte de la celebración eucarística (cfr. Flm_1:25; Gál_6:18).

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Gén 8:21; Éxo 29:18; Éxo 29:25; Eze 20:41; Rom 12:1; Efe 5:2.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Las posibles dificultades que puedan presentarse en la vida no constituyen un obstáculo insalvable ni pueden ser ocasión de perder la paz. El cristiano cuenta con la fortaleza que Dios proporciona.

La generosidad de los filipenses emociona a San Pablo (vv. 14-20). No busca dádivas de los de Filipos, sino el fruto que a ellos mismos les reportarán sus limosnas. Como Dios es remunerador, resulta mucho más beneficiado quien da limosna que quien la recibe. Quien da recibirá la gloria eterna ganada por Cristo Jesús. «Que quien distribuye limosnas lo haga con despreocupación y alegría, ya que, cuanto menos se reserve para sí, mayor será la ganancia que obtendrá» (S. León Magno, Serm. 10 de Quadrag. 5).


Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



3. "Mi fiel compañero": en griego, "sísigo", que podría ser un nombre propio.

14-16. Ver nota 1Co_9:12-15.

18. Gen_8:21. Ver nota Rom_12:1.

22. "Casa imperial": esta expresión no designa necesariamente la corte del César en la capital del Imperio, sino que también se aplica a todos los que de una u otra manera estaban al servicio del Emperador.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Flp_2:25

[2] Gén_8:21+; Flp_2:17+; 2Co_2:15

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Flp_2:25

[2] Gén_8:21+; Flp_2:17+; 2Co_2:15

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a 2Co 2:14-15;b Éxo 29:18; 2Co 2:14; Efe 5:2

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

olor fragante...Gén 8:21; Éxo 29:18; Lev 26:31; §298.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 4.3 Libro de la vida: Cf. Ex 32.32; Sal 69.28; Ap 3.5.

[2] 4.16 Hch 17.1; 2 Co 11.9.

[3] 4.18 Un sacrificio que Dios recibe con agrado: Cf. Ex 29.18; 30.7-8.

[4] 4.22 Véase 1.13 n.

[5] 4.3 Libro de la vida: Cf. Ex 32.32; Sal 69.28; Ap 3.5.

[6] 4.16 Hch 17.1; 2 Co 11.9.

[7] 4.18 Un sacrificio que Dios recibe con agrado: Cf. Ex 29.18; 30.7-8.

[8] 4.22 Véase 1.13 n.

Reina Valera (Sociedades Bíblicas Unidas, 1960)

Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante,c sacrificio acepto, agradable a Dios.

c Éxo 29:18.

Torres Amat (1825)



[4] La confianza en Dios y la sumisión a su divina voluntad son la raíz o el manantial de aquella paz y alegría verdadera que no goza el hombre carnal.

[22] Del emperador Nerón.

iNT-CEVALLOS+ Interlineal Académico Del Nuevo Testamento Por Cevallos, Juan Carlos

[I τὰ παρ ὑμῶν I] las cosas que vosotros enviasteis.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *1Cor 9:11 *Flp 2:17 *Gn 8:21 *Heb 13:16