Ver contexto
Pues ni siquiera esos mismos que se circuncidan cumplen la ley; sólo desean veros circuncidados para gloriarse en vuestra carne. (Gálatas 6, 13) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Consejos varios, 6:1-10.
1 Hermanos, si alguno fuere hallado en falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, cuidando de ti mismo, no seas también tentado. 2 Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas, y así cumpliréis la ley de Cristo. 3 Porque si alguno se imagina ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. 4 Que cada uno examine sus obras, y entonces encontrará en sí solo, y no en los otros, el motivo de gloriarse; 5 pues cada uno tiene que llevar su propia carga. 6 El catecúmeno comunique todos sus bienes con el que le catequiza. 7 No os engañéis; de Dios nadie se burla. Lo que el hombre sembrare, eso cosechará. 8 Quien sembrare en su carne, de la carne cosechará la corrupción; pero quien siembre en el Espíritu, del Espíritu cosechará la vida eterna. 9 No nos cansemos de hacer el bien, que a su tiempo cosecharemos si no desfallecemos. 10 Por consiguiente, mientras hay tiempo, hagamos bien a todos, pero especialmente a los hermanos en la fe.

Llegado ya al final de la carta, San Pablo da varios consejos referentes a la práctica de la caridad, virtud que tanto ha ensalzado anteriormente (cf. 5:6.14.22), y a la que ahora llama expresamente la ley de Cristo (v.2; cf. Jua_13:34-35).
Reduciendo las cosas a esquema, podríamos resumir así sus enseñanzas: Que corrijamos al prójimo con espíritu de mansedumbre, ayudándonos mutuamente a llevar nuestras miserias y penalidades (v.1-2); que no nos juzguemos a nosotros por comparación con los demás, sino por el examen directo de nosotros mismos (v.3.5); que quien recibe instrucción en la fe atienda filial y convenientemente al sustento de su maestro, con lo que éste pueda quedar libre para el apostolado (v.6; cf. Rom_15:27; 1Co_9:11; Flp_4:10); que lo que sembremos, eso recogeremos, pues de Dios nadie se burla, y dará a cada uno según sus obras (v.7-10). Esta última idea, poniendo delante la perspectiva del juicio futuro, es idea con frecuencia repetida por San Pablo (cf. Rom_14:12; 1Co_3:8; 1Co_6:9; 2Ti_4:8), y debe servir de sostén al cristiano en las duras luchas que continuamente habrá de soportar contra las tendencias egoístas de la carne, contrarias a las del Espíritu, que son las de la caridad. Esta caridad, termina San Pablo, ha de extenderse a todos (v.10; cf. 5:14; Rom_12:17-18), pero de modo especial a los hermanos en la fe, con los que formamos una sola familia (cf. Rom_14:15; Efe_2:19; 1Ti_3:15).

Epílogo escrito de puño y letra del Apóstol,1Ti_6:11-18.
11 Ved con qué grandes letras os escribo de mi propia mano. 12 Los que quieren gloriarse en la carne, ésos os fuerzan a circuncidaros, sólo para no ser perseguidos por la cruz de Cristo. 13 Ni los mismos circuncidados guardan la Ley, pero quieren que vosotros os circuncidéis para gloriarse en vuestra carne. 14 Cuanto a mí, no quiera Dios que me gloríe sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo; 15 que ni la circuncisión es nada ni el prepucio, sino la nueva criatura. 16 La paz y la misericordia serán sobre cuantos se ajusten a esta regla y sobre el Israel de Dios. 17 Por lo demás, que nadie me moleste, que llevo en mi cuerpo las señales de Jesús 18 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea, hermanos, con vuestro espíritu. Amén.

La carta ha terminado, y Pablo deja de dictar al amanuense, que era el modo como solía escribir sus cartas (cf. Rom_16:22). Toma él mismo la pluma, y conforme al uso epistolar de los antiguos, escribe de su propia mano algunas frases, que eran la señal de autenticidad, como hoy nuestra firma (cf. 1Co_16:21; Col_4:18; 2Te_3:17). En lo de grandes letras (v.11) quieren ver algunos una prueba de su enfermedad de ojos (cf. 4:13); pero también pudiera explicarse dicha expresión en el sentido simplemente de querer recalcar, apretando quizá su pluma más de lo acostumbrado, este párrafo final autógrafo, en que resume las ideas fundamentales de la carta.
Primeramente (v.12-13) pone de manifiesto el móvil bastante poco plausible por el que actúan los predicadores judaizantes. Han sido, sí, incorporados a Cristo por el bautismo, pero temen que sus compatriotas judíos les persigan a causa de la cruz de Cristo (v.12), como están haciendo con Pablo (cf. 5:11); por eso, aunque ni ellos mismos guardan la Ley (v.13; cf. Hec_15:10), inducen a los gálatas a circuncidarse, con lo que aumentan el número de prosélitos del judaísmo y se congracian con sus compatriotas judíos, pudiendo gloriarse ante ellos en vuestra carne (v.13), es decir, en el hecho de vuestra circuncisión. Se ve que, llevados de su orgullo nacional y con miedo a las persecuciones, se preocupan más de hacer discípulos para su pueblo que de hacerlos para Cristo. No así Pablo (v.14-15). Para él, sólo en la cruz de Cristo está la salud (v.14; cf. 2:21), a cuya muerte ha sido incorporado por el bautismo (cf. 2:19; 5:24), pudiendo con toda razón decir que ha sido crucificado para el mundo (el mundo de la carne y del pecado, cf. 1:4) y el mundo para él, pues no solamente hay entre ellos absoluta separación, como la que hay entre un muerto y un vivo, sino que mutuamente se desprecian con ese desprecio que inspira a su contrario un crucificado (cf. 1Co_1:20-25). Ni la circuncisión ni la incircuncisión le importan nada, sino únicamente la nueva criatura (? .15; cf. 5:6), o lo que es lo mismo, la nueva existencia sobrenatural a la que nacemos por nuestra incorporación a Cristo (cf. Jua_3:3; Rom_6:2-11; 2Co_5:17). Y, confesando valientemente la eficacia de la cruz de Cristo, añade que la misma regla o canon de vida han de seguir todos aquellos que quieran participar de la paz y misericordia divinas, con todos los beneficios que ello lleva consigo (v.16). Esos beneficios no son otros sino los beneficios mesiánicos, que han de recaer sobre los descendientes de Abraham o Israel de Dios (v.16; cf. 3:29; Rom_9:6-8), en contraposición al Israel de la carne (1Co_10:18).
Parece que el Apóstol, con ese paz y misericordia sobre el Israel de Dios (v.16), iba a poner ya punto final; pero en ese momento le vienen a la mente las insidiosas manipulaciones con que los judaizantes atacaban su condición de apóstol, de que trató de defenderse en la primera parte de la carta, y prorrumpe en ese grito de desahogo muy propio de su temperamento: Por lo demás, que nadie me moleste, poniendo en duda mi calidad de apóstol, pues llevo en mi cuerpo las señales de Jesús (v.17). Es una alusión a la costumbre de grabar sobre la carne de los animales y de los esclavos con un hierro candente una determinada señal para indicar que se pertenecía a este o aquel amo, a esta o aquella divinidad. San Pablo no tiene otra marca que la de Cristo, de quien se declara siervo (cf. 1:10), llevando en su cuerpo las cicatrices de los malos tratos sufridos por El (cf. 2Co_6:4-10; 2Co_11:23-27).
Hecho este desahogo, que constituye una especie de paréntesis, no queda sino el acostumbrado saludo final. Así lo hace el Apóstol, con la particularidad de que nuevamente vuelve a mencionar el espíritu, como un último recuerdo a los gálatas de que, si quieren conseguir la salud, no han de vivir según la carne, sino según el espíritu.

213 J. P. Mynster, Einíeiíung in den Brief an die Galater (Copenhague 1825) p.58. 214 Cf. W. M. Ramsay, A Historical Commentary on St. Paul's Epistle to the Galatians (Londres 1899); Whaí were the Churches of Galatia?: The Expositor Times 24 (1912-1913) 19-22.61-63.122-125.219-223.280-283.331-333.378-379-471-473.563-566. 215 In Epist. ad. Gal. pról. (Mal_26:382): . Calatas, excepto sermone graeco, quo om-nis Oriens loquitur, propriam linguam eamdem pene habere quam Treveros, nec referre si aliqua exinde corrupeiint. 216 Damos los tres pasajes más característicos: Mobilitate et levitate animi. quum in-telligeret omnes fere Gallos novis rebus studere. (12Cr_2:1). Sunt in consiliis capiendis mobi-les et novis plerumque rebus student. ([2Cr_3:10); de summis saepe rebus consilia ineunt, quorum eos in vestigio praenitere necesse est. (1-2Cr_4:5). sostener nosotros. De hecho, algunos de los autores aludidos, como Amiot y Belser, suponen escrita esta carta hacia el año 48-49, antes ya del concilio de Jerusalén, cuando Pablo se hallaba probablemente en Antioquía preparando el viaje para subir a la Ciudad Santa (cf. Hec_15:1-2). Así explican el que el Apóstol no cite en su carta el decreto del concilio, siendo así que le hubiera venido tan a propósito para su tesis y reducir al silencio a sus adversarios judaizantes. Esta opinión, sin embargo, no logra convencer a muchos, y con razón; pues, como ya explicamos al comentar Hec_15:2-5, es claro que en Gal_2:1-10 el Apóstol, está aludiendo a esa asamblea o concilio de Jerusalén; de ahí que la carta ha de tener fecha posterior. Además, el examen interno de la carta, con un tema ya maduro en la mente de Pablo y que tanto la asemeja a la de los Romanos, hace muy difícil poder atribuirle una fecha de composición tan temprana. Por eso, la inmensa mayoría entre los defensores de la Galacia meridional (Cornely, Brassac, Jacquier, M. Sales, Jacono) juzgan que la carta está escrita entre los años 51-53, durante el segundo viaje misional, probablemente desde Corinto (cf. Hec_18:1), donde fueron escritas también las dos cartas a los Tesalonicenses. 218 Compárense, v.gr., los siguientes pasajes: Gal_2:16 = Rom_3:28 (la misma tesis con términos casi idénticos); Gal_3:6-18; Gal_4:21-24 = Rom_4:1-25; Rom_9:7-9 (historia de Abraham V consiguientes aplicaciones); Gal_3:6.11.12 = Rom_4:3-9; Rom_1:17; Rom_10:5 (idénticas citas bíblicas con el oportuno razonamiento); Gal_1:20; Gal_3:6.12.27; Gal_5:14 = Rom_9:1; Rom_4:3; Rom_10:5; Rom_13:14; Rom_13:9 (expresiones comunes). 219 G. L. gerfaux, Itinerario espiritual de San Pablo (Barcelona 1968) 131-132. 220 Cf. phil., Quis rerum divinarum haeres: Ed. de F. H. Colson, vol.4 (London 1958), LXII, 313, p.444. Pueden verse también: Demut. nom. sayDesomn. II, 224 (vol.5) p.168-542. 221 Gf. S. Lyonnet, Libertad y ley nueva (Salamanca 1964); K. Niederwimmer, Der Begriff der Freiheit im N. T. (Berlín 1966); M. Gorbín, Naturaleza y significado de la ley evangélica: Selección de Teol. 9 (1970) 340-350; R. Sghnackenburg, La moral du ? . ? . (Tournai 1964); G. Sóhngen, La ley y el evangelio (Barcelona 1966); H. Schürmann, ¿El mensaje de libertad, centro del Evangelio?: Selec. de Teol. 17 (1973) 272-288. 222 K. Rahner, Escritos de teología, II (Madrid 1961) 101-102. 223 S. Lyonnet, Libertad y ley nueva (Salamanca 1964) p.54. 224 Santo Tomás lo expresa así: Quantum ad coactionem, justi non sunt sub lege, quia motus et instintus Spiritus Sancti, qui est in eis, est proprius eorum instintus; nam caritas inclinat ad illum ipsum quod lex praecipit. Quia ergo justi habent legem interiorem, sponte faciunt quod lex mandat, ab ipsa non coacti fComment. in Cal. V, lect.s). 225 Al hablar de revelación de Jesucristo, parece claro, dado el contexto, que se trata de eínitivo de autor: revelación que viene de Jesucristo y no doctrina que viene de hombres, on razón algunos Santos Padres se apoyan en este pasaje para probar la divinidad de Jesucristo, dada la oposición que San Pablo establece entre los hombres, de una parte, y Jesucristo, de otra. En el v.16 se completará el pensamiento, afirmando que Jesucristo es también el objeto de esta revelación (genitivo objetivo). 226 La Vulgata, traduciendo non acquievi carni et sanguini, da más bien a estas palabras el sentido de consanguinidad o parentela, como si aludiera el Apóstol a que no había dudado en renunciar a lazos de familia y de patria por seguir la llamada de Dios. Creemos que tal significado está aquí fuera de contexto. 227 Damos por supuesto que el Santiago hermano del Señor de que aquí habla San Pablo, es Santiago el Menor, uno de los Doce (cf. Hec_1:14 Y 12:17^). Así parece exigirlo la frase a ningún otro de los apóstoles vi, si no fue a Santiago (. ?? ?? ??????? ), es decir, a excepción de Santiago, el cual, por tanto, se supone que es uno de los apóstoles. Queremos advertir, sin embargo, que hay autores que dan a ?? ?? , no sentido de excepción, sino sentido adversativo, como diciendo: no vi a ningún otro apóstol, sino solamente a otro personaje notable, Santiago el hermano del Señor; en cuyo caso, expresamente se negaría que dicho Santiago fuese apóstol. Nuestra opinión es que esta última es una traducción violenta, que supone muchos sobrentendidos. 228 La frase correr o haber corrido en vano está inspirada en las carreras del estadio imagen muy del gusto de San Pablo (cf. 5,?; 1Co_9:24-27; Flp_2:16). No está claro si ese no sea que (?? ttco? ) tiene simplemente sentido final de temor o preocupación, como hemos, traducido nosotros; o hemos de darle más bien el sentido de interrogación indirecta (cf. Lev_22:35), con respuesta negativa sobrentendida: [para que dijesen] si yo corría. De esta última manera interpretan la frase Cornely, Lagrange, Prat, Buzy, etc.; con cuya interpretación, supuesta en la mente de Pablo la obligada respuesta negativa por parte de los Doce, no hay inconveniente en entender la frase correr en vano como alusiva, no simplemente al resultado de sus trabajos, sino a ir o no por el recto camino. 229 Damos por cierto que Pablo afirma aquí que Tito no fue circuncidado, no obstante la opinión contraria de algunos autores antiguos, como Tertuliano y el Ambrosiáster, a los que siguen algunos protestantes modernos. ¿Tienen para ello algún punto de apoyo? Desde luego, reconocemos que toda esta perícopa, particularmente en los v.4-6, tiene una construcción gramatical bastante enmarañada. Una de las mayores dificultades está en el comienzo del v.4, con las partículas ??? ?? , correspondientes al sed propter de la Vul-gata, y que nosotros hemos traducido, un poco libremente, a pesar de. En efecto, no se ve' claro cuál sea la ligazón sintáctica de ese v.4 con el anterior v.3. Hay autores (Cornely, Lagrange, Prat) que interpretan el ?? del v.4, no en su sentido corriente de oposición o adversativo, sino en sentido explicativo, es a saber, partícula que introduce proposiciones explicativas (cf. Rom_3:22; Efe_5:32; Flp_2:8). El sentido será: Ni Tito. fue obligado a circuncidarse; y esto [se trató] a causa de los falsos hermanos. Prácticamente, a eso viene a equivaler la traducción a pesar de que hemos dado en el texto. Pero hay autores que conservan a la partícula ?? su sentido corriente adversativo; en cuyo caso, una de dos: o suponemos que la frase está gramaticalmente inacabada, una prótasis sin apódosis (Bover, Lyonnet, Ricciotti), o, apoyándonos en que están omitidas en algunos códices, suprimimos las palabras a los cuales ni (oís ???? , ? .?, como hacen los autores a que aludimos al principio de esta nota. En el primer caso, el sentido, en realidad, no cambia del que dimos anteriormente: Ni Tito. fue obligado a circuncidarse; pero, a causa de los falsos hermanos., servidumbre (hubo que luchar). A los cuales ni por un momento, etc. Sin embargo, en el segundo caso, el sentido cambia totalmente: Ni Tito. fue obligado a circuncidarse; pero, a causa de los falsos hermanos., servidumbre, por un momento cedimos, etc. Tito habría sido circuncidado, cediendo Pablo por el bien de la paz y concordia. Creemos que esta última explicación debe ser en absoluto rechazada. Estaría contra todo el contexto, pues Pablo viene conminando a los gálatas a que resistan a los judaizantes, ¿cómo iba a decirles ahora que él cedió, aunque sólo fuese por un momento? El hecho de que algunos pocos códices omitan las palabras a los cuales ni, se debe probablemente a cierto deseo de concordismo con Hec_16:3, en que se habla de la circuncisión de Timoteo. Sin embargo, el caso era muy distinto. Otro versículo también bastante enmarañado gramaticalmente es el v.6. Comienza el período con construcción en pasiva: De los que eran algo.; pero al reanudarlo, una vez terminado el paréntesis, se emplea la construcción activa: éstos, que eran algo, digo, nada me añadieron. La idea, sin embargo, es clara. 230 No está claro cuál era la finalidad concreta con que bajaban a Antioquía estos de los de Santiago (??? ??????? ) ni qué parte debe atribuirse a Santiago en la misión que llevaban. Es posible, referente a esto último, que se trata sólo de afirmar que eran del grupo de Santiago, es decir, que pertenecían a la iglesia de Jerusalén, cuyo jefe era Santiago, aunque también es posible que llevasen comisión del mismo Santiago, como gramaticaímente parece pedir la frase, en cuyo caso se explicaría, además, mejor el que tenga fuerza moral suficiente para intimidar a Pedro. Y en cuanto a lo primero, nótese que ya antes, en el concilio de Jerusalén, había sido también Santiago quien con su intervención hizo que se pusieran en el decreto aquellas restricciones de idolotitos-sangre-ahogado-fornicación (Hec_15:29), y todo en atención a los judío-cristianos, quienes, como con ello claramente se da a entender, seguían observando todo eso escrupulosamente. Querría, pues, Santiago, con esa misión a Antioquía, que las comunidades judío-cristianas, cuya carga en gran parte llevaba él, permaneciesen observantes a la Ley, al igual que la de Jerusalén (cf. Hec_12:18-25), que estaba bajo su inmediata dirección. No es que dudara de que la justificación la obtenemos por la fe en Jesu-cristo y no por la observancia de la Ley (cf. Hec_15:14-19), pero sí parece que se inclinaba, aunque no fuese más que por cierto atavismo venerable, a que sus hermanos nacidos en el judaismo no cambiasen nada de las legítimas tradiciones mosaicas que habían también practicado los antiguos profetas. Sin duda influyó en él, que vivió siempre en ambiente judío, el no haber sentido por experiencia el problema de comunidades mixtas, como lo sintió ya desde un principio Pablo, y como ahora en Antioquía lo comenzaba a sentir Pedro. La opinión de Cullmann, apoyándose en este relato de la disputa de Antioquía, para deducir que Santiago era en aquel momento superior a Pedro y jefe de toda la iglesia primitiva, va más lejos de lo que dan los textos (Cf. O. cullmann, Saint Fierre, disciple, apotre, martyr [Neuchátel 1952]_p.35ss). 231 Cf. P. auvray, Saint /eróme et saint Augustin: la controverse au sujet de l'incident d'Antioche: Rech. Se. Relig. (1939) 594-610. 232 Parece que Pablo cita el texto bíblico bastante libremente. Propiamente el salmista no habla de si se puede adquirir o no la justificación por las obras de la Ley, sino que, dirigiéndose a Dios, dice de manera general: No entres en juicio con tu siervo, pues ante ti no hay nadie justo. Sin embargo, la tesis de Pablo queda ahí implícita, pues el salmista reconoce que, s' Dios se dejara guiar por estricta justicia, no habría nadie justo ante El, y por eso pide misericordia. 233 Cómo la Ley haya sido causa de que el cristiano muera a la Ley, no todos lo explican de la misma manera. Hemos dado la explicación que nos parece más fundada. Hay autores, sin embargo, que dan al término ley distinto significado en cada caso, y traducen: Por la ley de la fe (que nos incorpora a la muerte y resurrección de Cristo) hemos muerto a la Ley de Moisés. Otros, aun reteniendo el mismo significado al término ley (= ley mosaica), dicen que morimos a la Ley por la Ley, en cuanto que la Ley fue nuestro pedagogo hasta Cristo (cf. 3:24), y, por tanto, llegado Cristo, no tiene ya razón de ser, pues ha cumplido su oficio, con lo que ella misma se da el golpe de muerte. 234 No queremos dejar de notar que algunos autores, y entre los Santos Padres fue la opinión más coiriente, dan al v.4 otro sentido distinto del que, siguiendo a la gran mayoría de los autores modernos (Lagrange, Amiot, Buzy, Lyonnet), le hemos dado nosotros. No traducen: habéis experimentado tantos favores_ (??????? ??? 3??? ), sino habéis padecido tanto, dando al verbo ????? su sentido ordinario de sufrir o padecer. Ello ha motivado el que los teólogos acudan con frecuencia a este pasaje de San Pablo al hablar de la pérdida de los méritos por nuestras buenas obras si pecamos. Creemos, sin embargo, dado el contexto, que debe preferirse la traducción de experimentar en sí mismo algo que favorece (= gozar, disfrutar) y no algo que perjudica (= sufrir, padecer). San Pablo no viene hablando de sufrimientos, sino de favores recibidos. 235 El yerbo ?????????? que aquí usa San Pablo (v.1a), y que nosotros hemos traducido por redimió, significa literalmente liberar mediante el pago de determinado precio. El precio pagado por Cristo es su misma sangre, como en otros lugares concreta el Apóstol (cf. Efe_1:7; Heb_9:12), y ya explicamos al comentar Rom_3:24. Queremos advertir que en ese nos redimió (v.15), como se deduce del contexto, San Pablo está pensando en los judíos solamente, no en los gentiles. En efecto, sólo a los judíos podía afectar la maldición de la Ley, pues sólo a ellos había sido dada; además, el nos del ? .13 se contrapone al gentiles del v.14, los cuales, consiguientemente, no están allí incluidos. Desde Juego, la redención de Cristo se extendió a todos, judíos y gentiles, pero aquí el Apóstol, en la perspectiva con que presenta las cosas, distingue como dos etapas. 236 Se ha discutido a qué promesa o promesas de las hechas a Abraham se refiera San Pablo. Creemos que es una cuestión innecesaria, pues la promesa, en realidad, no es más que una (cf. v.29), aunque fuera hecha repetidas veces y revistiera distintas modalidades en las diversas ocasiones. Lo esencial es la bendición prometida a Abraham y a su descendencia (Gen_12:3; Gen_18:18; Gen_22:18; Gen_26:4), que será numerosa (Gen_12:2; Gen_13:16; Gen_15:5; Gen_17:4; Gen_22:17) y recibirá en posesión la tierra de Cañan (Gen_12:7; Gen_13:15; Gen_15:18; Gen_17:8; Gen_24:7; Gen_26:4), símbolo o figura de la herencia (v.18) eterna en el reino mesiánico. 237 Esta cifra de 430 años es la que da el texto masorético (y la Vulgata) en Exo_12:40, pero refiriéndose sólo a la permanencia de los hebreos en Egipto, sin incluir el tiempo anterior hasta Abraham. Sin embargo, la versión griega de los LXX y el texto hebreo samaritano incluyen también en esta cifra la permanencia de los patriarcas en Cañan. A este cómputo es al que se acomoda San Pablo. La cuestión era muy discutida entre los rabinos, y parece que había dos corrientes de opinión entre ellos, como ya explicamos al comentar Hec_7:6. 238 Gf. J. Danieli, Mediator autem unius non est (Gal_3:20): Verb. Dom. 33 (1955) 9-17. 239 Sobre el término arameo Abba, usado aquí por San Pablo, ya hablamos al comentar Rom_8:15. 240 Evidentemente, con la expresión nacido de mujer, San Pablo está aludiendo a María, la madre de Jesucristo. Pero ¿puede alegarse este texto para probar la concepción virginal de Jesús, o al menos para decir que está ahí insinuada? Así opinan algunos autores (Cornely, M. Sales, Leal), apoyándose en que sólo se menciona a la mujer, con empleo de la preposición ?? , que puede significar causa material, dando así a entender que para la concepción de Jesucristo en el seno de María no tuvo parte alguna el hombre, sino sólo el Espíritu Santo, conforme nos refiere San Lucas (Lev_1:31-35) Y era cosa conocida en la Iglesia primitiva. Confesamos, sin embargo, que no vemos la fuerza de estas razones. Más bien creemos, con la mayoría de los intérpretes (Prat, Lagrange, Amiot, Buzy), que la expresión nacido de mujer es expresión para indicar simple y llanamente al hombre (cf. Job_14:1; Mat_11:11). Lo de concepción virginal es algo de que aquí prescinde San Pablo, cuya intención apunta, no a esa prerrogativa singular de Jesucristo, sino a que se hizo hombre, y, por tanto, solidario de nuestra naturaleza, para así poder redimirnos. 241 Es uno de los pasajes junto con 3:6-29; 1Co_10:1-11; 2Co_3:6-18 en que aparece más claro el influjo de su formación rabínica a los pies de Gamaliel (cf. Hec_22:3). Proyecta sobre el texto del Génesis toda esa doctrina del papel de Abraham y del de la Ley en la preparación mesiánica, de que ha hablado anteriormente. 242 El término ?????????? , que aquí usa San Pablo, es corriente en el lenguaje militar, y significa estar alineado en la misma fila, o sea, soldados en columna, unos detrás de los otros. Al lado de esta fila nos imaginamos otra de soldados igualmente en columna. Pertenecer al mismo ??????? ,, quiere decir hallarse en la misma fila de los que están delante y detrás de mí. Cuando San Pablo, pues, dice que el monte Sinaí se halla en Arabia y corresponde a la Jerusalén actual (?? ?? ???? ópo? ????? ?? ?? ?????? , ???????? ! ?? ?? ??? ?????????? ), quiere decir que Sinaí y Jerusalén actual están en la misma fila, o sea, pertenecen al mismo ??????? , la columna de la esclavitud, en contraposición a otra columna, la de la libertad, que es donde se halla la Iglesia o Jerusalén de arriba. Advirtamos que hay bastantes códices que tienen un texto algo distinto en el v.25, introduciendo la palabra Agar antes de Sinaí: ?? ?? "???? ???? ópos ????? ?? ?? ?????? . El sentido sería: Agar es (el nombre del) monte Sinaí en Arabia; es decir, es el nombre con que designan los árabes el monte Sinaí. Sin embargo, hasta el presente no ha podido ser confirmado este dato. Sabemos únicamente que con la palabra hadjar son designadas algunas cumbres rocosas de Arabia: Hadjar Bint, Hadjar Elma, etc. Quizás esto, en el caso menos probable de que la lección fuese auténtica, bastase a justificar el modo de expresarse de San Pablo . 243 Se ha discutido mucho sobre si el participio ??????????? ha de considerarse como forma pasiva (.fe actuada por la caridad) o como forma media con sentido activo (.fe que actúa por la caridad). Nosotros, siguiendo a los Padres latinos y a la inmensa mayoría de los comentaristas modernos, nos hemos inclinado a esta última interpretación, pues es el sentido que le da San Pablo en otros lugares (cf. Efe_3:20 : Col_1:29; 1Te_2:13). De notar, sin embargo, que los Padres griegos y bastantes comentaristas, sobre todo antiguos, se inclinan al sentido pasivo, que es como suele tomarse el participio ??????????? en el uso profano. Mas, como muy bien advierte el P. Prat, tanto en un caso como en otro, trátese de la fe actuada por la caridad (sentido pasivo) o de la fe que actúa por la caridad (sentido activo), siempre tendremos la afirmación de que la fe no obra sino en virtud de su unión con la caridad, pues es de la caridad de la que recibe su eficacia. Para los que se inclinan al sentido pasivo, la caridad sería como la forma de la fe, por la que ésta animatur, agitur, movetur; mientras que, para los que se inclinan al sentido activo, la caridad ha de considerarse más bien como causa que impulsa a obrar. Oigamos al P. Bover: Lo único que puede establecer el contacto entre Cristo Redentor y el hombre pecador es la fe: fe que se inicia con el convencimiento y el leal reconocimiento de que sólo en Cristo puede hallarse la justicia, y que se consuma con la total sumisión de la inteligencia y con plena adhesión y entrega de sí mismo. Pero al contacto de esa fe salta la chispa de la caridad. hacia el Redentor y hacia los demás redimidos. Y la caridad florece y fructifica en obras de justicia (J. M. Bover, Teología de San Pablo [Madrid 1946] p.804-865). 244 En el texto de la Vulgata latina se enumeran doce: caritas, gaudium, pax, patientia, benignitas, bonitas, longanimitas, mansuetudo, fides, modestia, continentia, casíttas. De ahí el uso también entre los teólogos de hablar de los doce frutos del Espíritu Santo. Probablemente se trata de que tres términos griegos (????? 3???? -??????? -????????? ) dieron lugar a dos traducciones latinas diferentes (patientia-longanimitas, mansuetudo-modestia, conti-nentia-castitas), que luego fueron yuxtapuestas y fundidas en una sola lista. También en la enumeración de las obras de la carne (v. 19-21) hay una pequeña diferencia entre la Vulgata latina y el texto griego. En lugar de las quince del texto griego, la Vulgata pone diecisiete, añadiendo impudicitia y homicidia. Probablemente impudicitia no es sino una doble traducción, junto con luxuria, del término griego ???????? ; y en cuanto a homicidia, que también tienen bastantes códices griegos, es probable que se explique por una confusión, y luego desdoblamiento, entre (pSóvoi (envidias) y ????? (homicidios).

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 6

2. LLEVAOS LAS CARGAS MUTUAMENTE (6/01-06).

1 Hermanos, aun en el caso de que alguno fuera cogido en algún desliz, vosotros, los espirituales, procurad reintegrarlo con espíritu de mansedumbre, no sea que tú también seas tentado.

Pablo trata a los destinatarios de la carta de hermanos. Es una exhortación importante que el Apóstol dirige directamente a sus lectores («procurad»). La exhortación se apoya en una doble base, que es a la vez motivo para ponerla en práctica: los cristianos poseen el Espíritu y todo individuo («no sea que tú...») está expuesto a la tentación.

Pablo pone sobre el tapete un acontecimiento importante de la vida comunitaria: un miembro de la comunidad es sorprendido en un desliz. Le sorprende un hermano. Por grave que sea el pecado, éste no tiene derecho a constituirse en juez; lo que tiene que hacer es portarse como deudor del Espíritu.

Tal vez la forma de hablar de Pablo encierre una alusión ligeramente irónica a un título de nobleza, mal entendido, que los gálatas se atribuían. Lo que quiere decirles es esto: Sí, es cierto que sois espirituales, pero eso no os capacita para consideraros superiores y mirar de arriba abajo a los que han caído; el Espíritu que poseéis os exige tratar con mansedumbre al hermano.

Cuando la reprensión no se hace con espíritu de mansedumbre, es una obra de la carne; lo único que consigue es que estalle la ira y, con ella, la discordia y las enemistades. Cuando, en cambio, se hace con propósitos pastorales, con amor y mansedumbre, la reprensión imita la suavidad con que Jesús salía al encuentro de los pecadores. Al reprender a su hermano, el cristiano debe mirarse a sí mismo. Mirándose a sí mismo, no olvidará que todo hombre comete faltas, porque todo hombre está expuesto a la tentación. También el cristiano espiritual camina por una pasarela estrecha, de la que puede caer. Si un hermano ha caído, debe reintegrarlo al buen camino. La fragilidad del cristiano es mayor cuando no es consciente de ella. «Quien se sienta seguro, procure no caer» (1Co_10:12).

2 Lleve cada uno las cargas de los otros, y así cumpliréis la ley de Cristo.

Los cristianos han de ayudarse a llevar sus cargas. Es cierto que ya no tienen que soportar la carga del yugo de la ley, pero la vida del cristiano comporta también una carga que a veces es demasiado pesada para uno solo. Por eso deben ayudarse a llevar su carga. No se refiere sólo a la carga que se deriva del hecho de hallarse expuestos a la tentación, sino a todos los lastres que imponen la debilidad y la maldad humanas. Condición indispensable para esta ayuda mutua es que «no vivamos para complacernos a nosotros mismos», sino «procurando dar gusto al prójimo en lo que es bueno y puede edificarle» (Rom ]1Co_5:1 s). Esto es seguir a Cristo.

Ayudándose mutuamente se cumple la ley de Cristo. El Apóstol acuña aquí una expresión que se opone a la ley antigua, tanto judía como pagana. El mundo nuevo, que se ha iniciado con la muerte salvadora de Cristo, tiene también su ley: la ley de Cristo. El judaísmo esperaba del Mesías una nueva ley, que no había de sustituir a la antigua sino interpretarla nueva y plenamente 64. Pero Cristo trajo un modo de vida totalmente nuevo; Cristo es el fin de la ley (Rom_10:4). Esta nueva vida se vive en la fe y en el amor, que es activo mediante la fe; se vive, en definitiva, gracias a la actuación del Espíritu Santo. Así es como llega el cristiano a la justificación, y hereda el reino de Dios. El Apóstol puede decir al cristiano: «La ley del Espíritu de vida que está en Cristo Jesús, te ha liberado de la ley del pecado y de la muerte» (Rom_8:2). También la ley de Cristo tiene sus exigencias. Pide amor fraterno, que es fruto del Espíritu y lleva a la vida. La ley antigua, al contrario, pedía la justificación de sí misma y conducía al pecado y a la muerte.

...............

64. La expresión «ley del Mesías» sólo se encuentra una vez en el judaísmo, y también allí el Mesías se presenta como el que reinterpreta la ley antigua con la fuerza de Días.

...............

3 Pues si alguno cree que es algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo miserablemente.

Igual que antes (Rom_6:1), Pablo fundamenta aquí el servicio al prójimo echando un vistazo al propio yo. Debemos ayudarnos a llevar nuestras cargas porque ninguno de nosotros es nada. Lo que somos lo hemos recibido, y lo que hemos conseguido por nosotros mismos no es decisivo ante Dios. Envanecerse por el propio cristianismo o por la propia madurez, querer compararse con otro, sería engañarse miserablemente a sí mismo.

4 Examine cada uno su propia obra, y entonces podrá tener motivos de satisfacción, pero sólo con respecto a sí mismo, y no comparándose con los demás.

Para evitar ese engaño, cada uno debe examinarse a sí mismo y examinar su propia obra. Haciéndolo así, no juzgará su obra por lo que otro haya hecho o dejado de hacer, sino por lo que Dios le pide. ¿Podrá aún gloriarse? Sí, pero sólo porque sabe que Cristo es el fundamento y objetivo de su gloria, pues el Espíritu, que poseemos «en Cristo», ha producido su fruto en nosotros. Nuestras buenas obras son dones de Dios.

5 Pues cada uno ha de llevar su propia carga.

Esta frase de la propia carga, que cada uno ha de llevar, parece un proverbio. Es la razón de que cada uno tenga que examinar su propia obra. El cristiano tiene que hacerlo porque es responsable de su obra. Tiene que presentarla ante el tribunal de Dios, y allí no podrá comparar sus méritos con los de los demás y decir que son superiores. No tiene gloria propia. No puede salir airoso sin la acción del Espíritu de Dios, que es quien le permite realizar su obra. Cada uno es responsable de la obra de su vida, que se construye sobre los cimientos de los dones de la fe y de la fuerza del Espíritu, y tendrá que presentarla ante el juez divina.

6 El que recibe la enseñanza de la palabra, haga participar de toda clase de bienes al que le enseña.

De nuevo exhorta el Apóstol a la solidaridad. Se refiere esta vez a la que debe existir entre el que recibe la enseñanza de la palabra de Dios (catecúmeno) y el que le enseña (catequista). Alude Pablo a los maestros de las comunidades, que se encargaban, de ordinario, de la educación cristiana 65. Tal vez ya entonces empezaba a surgir en las comunidades una relación personal entre maestro y discípulos, semejante a la que sabemos existía en el judaísmo entre los escribas y sus alumnos.

El discípulo debe hacer partícipe a su maestro de toda clase de bienes. Se trata de una comunión mutua. El maestro hace partícipe al discípulo de los bienes de la doctrina y éste le da en cambio los bienes que el maestro necesita para mantenerse. Pablo presupone que la comunidad apoya con bienes terrenos al predicador del Evangelio 66. No habla aquí de la comunidad como tal, sino de la obligación personal del que recibe la doctrina. La conciencia de poseer el Espíritu ha inducido a los cristianos de Galacia a pasar por alto estos detalles simples de la vida cotidiana.

...............

65. Eso no autoriza a pensar aún en un catecumenado firmemente establecido.

66. Cf. 1Co_9:4-14.

......................

V. QUIEN SIEMBRA EN EL ESPÍRITU, COSECHARÁ VIDA ETERNA (6/07-10).

Pablo utiliza la parábola de la siembra y la cosecha La seguridad con que el labrador espera la cosecha muestra que cada uno cosechará lo que haya sembrado. La cosecha tiene lugar en el juicio de Dios. He aquí un nuevo motivo del obrar moral del cristiano: Dios remunerará al final. La remuneración será vida eterna o perdición eterna. Pero la remuneración depende de la decisión del hombre: a favor de la carne o a favor del Espíritu.

7 No os engañéis: de Dios no hay quien se burle; pues lo que el hombre sembrare, eso mismo cosechará.

Con una llamada a no engañarse o dejarse extraviar comienza Pablo el período final de la parte exhortativa de su epístola. Si uno, consciente de que posee el Espíritu, piensa que las pequeñeces cotidianas y ordinarias no pueden tener peso decisivo vistas sobre el fondo de la totalidad de la vida, se engaña miserablemente. Esas pequeñeces pueden decidir la vida eterna. No siempre saltan a la vista y, precisamente por eso, es fácil pasarlas por alto. El cristiano debe examinar su conciencia sobre ellas, debe probarse a sí mismo. De Dios no hay quien se burle. Se menosprecia a Dios cuando uno se gloría del Espíritu que Dios le ha dado, pero sin acomodar su vida a ese Espíritu. Quien se opone al Espíritu se cierra a Dios. La divinidad de Dios le obliga a no dejarse menospreciar. Tomará venganza del hombre que se comporte así. No se dejará menospreciar; Dios no está indefenso.

Para fundamentar el carácter decisivo de las acciones humanas aduce Pablo una especie de proverbio: lo que el hombre sembrare, eso mismo cosechará. En la mano del hombre está elegir una u otra semilla. Al elegir la simiente, predetermina la cosecha. Nótese que Pablo no acepta sin más ni más un proverbio de la filosofía contemporánea, en el versículo siguiente (6-8) interpreta la imagen en sentido cristiano. Es consciente de que, en el fondo, esa filosofía hace depender la cosecha de la vida humana exclusivamente de la elección de la semilla, es decir, del rendimiento de la vida humana.

8 El que siembra en su propia carne, de la carne cosechará corrupción; pero el que siembra en el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.

Al aplicar esta parábola de la siembra y la cosecha a la vida cristiana introduce en ella una modificación: lo decisivo no es la simiente, sino el suelo en que se siembra. Quien siembre en la carne, cosechará corrupción. Quien se entrega a su existencia terrena y confía en las obras de la carne y espera fruto de ella, cosechará corrupción, pues de la carne no pueden brotar más que obras de la carne; de ella no pueden brotar más que vicios, que conducen a la perdición. Lo que ahora crece ocultamente, aparecerá a la luz en el día de Jesucristo, cuando tendrá lugar la cosecha.

Quien, al contrario, siembra en el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eternas. Quien elige el Espíritu como tierra para sus acciones, es decir, quien en su actuar se deja guiar por el Espíritu Santo, cosechará vida eterna sobre ese suelo divino. La vida eterna no es, pues, una mera recompensa a nuestras buenas acciones; no se nos da porque nuestras acciones merezcan por sí solas tal recompensa. La cosecha de la vida eterna se apoya en el Espíritu, que hace que nuestro obrar fructifique para la cosecha, pues el Espíritu de Dios da vida y produce fruto.

9 No nos cansemos, pues, de hacer el bien; que a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos.

Sembrar en el Espíritu significa hacer el bien. El Espíritu es el que da a las acciones buenas su cualidad de tales. Las hacemos nosotros, pero el Espíritu es su fundamento. Las hacen los hombres, pero con la vista puesta en el Espíritu, guiándose por el Espíritu y por su voluntad. Obrando así, el hombre hace el bien.

Es fácil que al hacer el bien el cristiano llegue a sentirse desalentado. Pero nunca debe desmayar. Su caminar es una carrera que no admite altos. No podemos permitir que flaqueen nuestras fuerzas, influidos por aquellos que se limitan a juzgar carnalmente todo el obrar humano y a medirlo todo por su éxito externo. El bien que hacemos es fruto del Espíritu y tiene por esa razón fuerza interna. No debemos, pues, desmayar. Sólo los que no desmayan recogen la cosecha.

Cuando he obrado bien, quisiera que el tiempo de la cosecha estuviera cerca; pero la cosecha llega a su tiempo. Dios sabe cuando es el momento. Lo que tengo que hacer es obrar continuamente en el Espíritu. «Quien perseverare hasta el fin, se salvará» (Mat_10:22). Esto tiene especial aplicación en caso de persecución por los poderes terrenos y en la tribulación de los últimos días, en los que «el amor se enfriará en muchos» (Mat_24:12 s).

10 Así pues, mientras tenemos tiempo, hagamos el bien para todos, y sobre todo para nuestros hermanos en la fe.

Como punto final de sus exhortaciones, Pablo insta a los gálatas a practicar el bien para con todos. No se puede excluir a ningún hombre, pero como no es posible relacionarse con todos los hombres, el amor debe demostrarse allí donde estamos: hay que ejercerlo haciendo el bien a nuestros hermanos en la fe, a los que habitan en la misma casa de Dios, la Iglesia. Nuestros hermanos en la fe son los que han sido colocados, por la gracia de Dios, en la misma familia a que yo pertenezco: la Iglesia.

Mientras tenemos oportunidad. El tiempo que falta para la cosecha, el tiempo de la siembra, es, según el Apóstol, nuestra gran oportunidad. Tenemos aún tiempo y posibilidad de practicar el bien; hemos de aprovechar este tiempo.

CONCLUSlÓN DE LA CARTA 6/11-18.

1. CONCLUSIÓN DE PUÑO Y LETRA DEL APÓSTOL (6,11).

11 Ved con qué letras tan grandes os escribo de mi puño y letra.

Si hasta aquí el Apóstol había dictado su carta a un secretario, ahora escribe de su puño y letra. En las cartas antiguas no era usual poner la firma. Sí era costumbre añadir de propio puño y letra algunas observaciones finales. Pablo se ajusta a esta costumbre. Escribe con letras especialmente grandes. También en esto se ajusta a su ambiente. Las frases que hoy subrayaríamos o haríamos resaltar imprimiéndolas en negrilla se escribían entonces en los documentos con caracteres mayores que los ordinarios. La intención del Apóstol es hacer resaltar una vez mas al final de su carta el objetivo esencial de ella. Lo que ahora escribe vale la pena subrayarlo. Escrito por el Apóstol, tiene carácter oficial. Pablo habla a los gálatas en virtud de su autoridad apostólica.

2. Los FALSOS MAESTROS, Al DESCUBIERTO (6,12-13).

12 Todos los que quieren hacer un buen papel en la carne son los que precisamente os empujan a la circuncisión, sólo para evitar la persecución por la cruz de Cristo.

Pablo da el golpe de gracia a sus adversarios descubriendo a los gálatas quiénes son realmente y qué es lo que quieren. Intentan implantar la circuncisión entre los gálatas. Esto ya lo saben los cristianos. Os empujan a la circuncisión. Les empujan, obligándoles casi, pero con todo, su éxito no está aún asegurado.

Para evitarlo, descubre Pablo los motivos secretos de sus adversarios. Quieren hacer un buen papel en la carne. Proponiéndose que los cristianos se circunciden en la carne quieren aparecer ante el mundo como predicadores con éxito; quieren gloriarse de la carne de los gálatas. El hecho de que quieran presentar la carne de los gálatas como testimonio del propio éxito hace patente la «carnalidad» de estos agitadores. Piensan según este mundo, que ha sido reducido a la nada por la cruz de Cristo. En sus esfuerzos no siguen al Espíritu.

Tras este deseo de los adversarios de Pablo yace aún otro motivo que manifiesta también su mentalidad «carnal», egoísta. No quieren padecer persecución por la cruz de Cristo. Si predicasen la cruz de Cristo con todas sus consecuencias y sin quitar nada, serían perseguidos por los judíos, pero si, en cambio, predican la circuncisión como camino hacia la salvación, los judíos no se opondrán a que hablen también de Cristo. Serían meros cabecillas de una tendencia especial judía, de una secta. El motivo, pues, que mueve a los falsos maestros de Galacia es muy egoísta. En el fondo, es cobardía. Su postura es totalmente opuesta a la del Apóstol, que predica la cruz con valentía y rechaza la circuncisión como medio que justifique, y sufre persecución precisamente por eso.

13 Pues los que tanto traen y llevan la circuncisión, después no observan la ley, sino que pretenden que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne.

Los agitadores judeocristianos de Galacia no observan la ley. No pueden observarla, o no quieren. Para Pablo es importante el hecho de que los que, estando circuncidados, producen agitación entre los gálatas hablando a favor de la circuncisión, no cumplan los preceptos de la ley. En esto consiste la contradicción del camino judío hacia la salvación: por razón de la circuncisión uno está obligado a observar toda la ley, pero nunca llega a cumplirla totalmente. No es, sin embargo, a esta contradicción a la que aquí quiere aludir únicamente el Apóstol. Quiere hacer patente el motivo más profundo que está tras su deseo. En el fondo, no quieren cumplir la ley; lo que quieren es poder gloriarse en la carne de los gálatas. Si se preocupan por la circuncisión no es porque les preocupe también la obediencia a la ley; lo que les mueve es su deseo de gloria. Lo que buscan con la circuncisión de la carne de los gálatas no es dar satisfacción a la ley, sino satisfacer su propio deseo de honores. También en este punto su conducta es totalmente opuesta a la de Pablo.

3. PABLO SE GLORIA EN LA CRUZ DE CRISTO (6,14-16).

14 Pero a mí líbreme Dios de gloriarme en otra cosa que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo.

El Apóstol recusa enérgicamente esa gloria en la carne, que quieren imputarle los adversarios. La expresión «pero a mí líbreme Dios» es a un tiempo reconocimiento sin titubeos y súplica. Para el Apóstol, que ha logrado ver el alcance y el significado que tiene la muerte de Cristo en la cruz, que está adscrito a ella, no es posible ya la gloria que estriba en los méritos del hombre. Está convencido de que la gracia de Dios justifica y enaltece con la cruz. Pero en la medida en que, para Pablo, cabe hablar todavía de gloria, esta gloria sólo persigue un objeto: la cruz de Cristo. El Apóstol se gloría en la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Justamente lo que parece a sus adversarios vergonzosa ignominia, es para Pablo motivo de orgullo. La cruz es lo único de lo que él se gloría. Y esta gloria no es el resultado de las honrosas empresas consumadas por él, pues, en realidad, dimana de la empresa divina de nuestra redención, llevada a cabo por Cristo. De este modo, el hombre es merecedor de gloria y honor, por cuanto aparece justificado a los ojos de Dios por la cruz de Cristo. Pero esta gloria conseguida por la cruz dignifica, en último término, no al hombre, sino a la cruz y a través de ella al mismo Dios.

Pablo apoya su negativa a buscar su propia gloria en el hecho fundamental que su fe le presenta ante los ojos: por la cruz de Cristo está el mundo crucificado para el cristiano; pero, en justa correspondencia, también el yo del hombre está crucificado para el mundo. La cruz es el instrumento de que Dios se sirvió para crucificar al mundo y al hombre viejo. El haber muerto Cristo en la cruz significa que el mundo ha sido entregado a la muerte y con él todo lo que pretende reivindicar del hombre. Este mundo no puede ya contar con un hombre, que ha sido «crucificado con Cristo», en el bautismo (2,19). Pues en realidad este hombre ha desaparecido para el mundo. Dios ha dictaminado sentencia de muerte contra el viejo mundo de leyes y pecado, por medio de la cruz de su Hijo, pero lo mismo ha hecho con el hombre viejo, el que se enorgullece, egoísta, de sus méritos ante la ley. De esta forma ha fulminado la gloria del mundo y del hombre carnal, y sobreencumbrado la gloria de aquel a quien compete la gloria y el honor. La cruz de Cristo, no tiene, por tanto, exclusiva proyección sobre el hombre que la acepta en su fe, como senda de salvación. Su alcance es realmente de proporciones cósmicas, por cuanto quita su razón de ser al viejo mundo y allana el camino para una nueva creación.

15 Pues lo decisivo no es circuncisión ni incircuncisión, sino la criatura nueva.

Visto el aspecto negativo, he aquí lo que caracteriza al mundo nuevo: lo decisivo no es circuncisión ni incircuncisión. La cruz de Cristo no sólo ha privado a la circuncisión y a la incircuncisión de su fuerza, sino incluso de su existencia real. Es cierto que a los ojos del mundo siguen existiendo, pero ante Dios y para Dios no constituyen formas esenciales de existir. Ante Dios y en relación con la salvación no cuentan nada, simplemente. Ni el circuncidado, por el hecho de serlo, es justo ante Dios, ni el incircunciso, por no serlo, deja de estar justificado.

El aspecto de la cruz que repercute en nosotros es la nueva criatura, que con la resurrección del Señor se hizo realidad para los suyos. Cristo es la primicia de los que duermen. Los que han sido crucificados con Cristo en el bautismo han sido también resucitados con él (Rom_6:4 s). Son, «en Cristo», hombres de esta nueva creación: «Cualquier cristiano es una nueva creación; lo viejo ya pasó y ha empezado lo nuevo» (2Co_5:17). Ser un hombre de la nueva creación significa, pues, ser «en Cristo», lo que, a su vez, significa, en la vida práctica, fe y amor. En Cristo se ha restaurado, en un plano superior, la unidad de la humanidad: ya no hay judíos ni paganos, no hay circuncisos ni incircuncisos: sólo hay hijos de Dios.

Por esa razón se gloría Pablo en la cruz. La gloria del cristiano incluye alegría auténtica y conciencia clara de sí mismo. Es cierto que el cristiano rehuye la propia glorificación, peculiar de los hijos del mundo, y que la gloria de la cruz la remite, en último término, a Dios, pero está contento de ser un hijo de Dios de la nueva creación, siente el legítimo orgullo de pertenecer a la familia de Dios en Cristo. Es hijo entusiasta de la comunidad, que representa el nuevo pueblo de Dios: la Iglesia.

16 Y sobre los que se ajustan a esta regla, misericordia y paz de Dios, incluso sobre Israel.

El Apóstol bendice a los que se ajustan a esta regla. Su deseo sería dejar caer la bendición de Dios sobre todos, pero es consciente de que los gálatas están en peligro de no ajustarse a esta regla fundamental de la vida cristiana. Por eso la fórmula de la bendición incluye una amonestación oculta a no situarse fuera del ámbito de la bendición. El cristiano debe tener en cuenta, siempre y en todo, que la nueva creación ya ha comenzado. Por ella debe guiarse. Si atiende a las normas del mundo antiguo, que ha sido condenado a muerte, si considera la circuncisión como algo necesario para alcanzar la salvación, la bendición de Dios no cae sobre él.

Dios derrama paz y misericordia sobre aquellos que son verdaderos hijos suyos en la nueva creación, sobre los que de la gracia de Dios esperan la salvación. Se les concede el don que anhelan. Viven en paz con Dios; en el mundo nuevo y tienen la salvación. Serán tratados con misericordia en el juicio de Dios, pues Dios les ha justificado ya. En ellos, la voluntad de nuestro Padre celestial alcanza su objetivo: arrancarnos de este mundo actual y malvado (2Co_1:4).

Al principio de su bendición se refería Pablo a los gálatas, de quienes esperaba que se ajustaran a la norma de la nueva creación; al final, se dirige a todos los cristianos. Ellos forman el nuevo Israel. La Iglesia es el pueblo de Dios del mundo nuevo, que ha sido creado por la muerte de Cristo en la cruz. Ellos son los destinatarios de las promesas de Dios. Están en oposición al «Israel según la carne» (1Co_10:18). Su gloria y su agradecimiento radican en que Dios los ha elegido para formar su pueblo.

4. EXHORTACIÓN FINAL Y DESEO DE BENDICIÓN (1Co_6:17-18).

17 De aquí en adelante, que nadie venga a añadirme molestias, pues llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.

El Apóstol concluye con energía, pidiendo que nadie venga a añadirle molestias en el futuro. En adelante, nadie debe molestarle: ni sus adversarios con sus pretensiones, ni los gálatas con su transigencia. La forma escueta que usa expresa el deseo y la firme esperanza de Pablo de haber puesto fin al asunto con su escrito apostólico. En apoyo de su demanda recurre a su autoridad apostólica.

Lleva las marcas de Jesús en su cuerpo. Las cicatrices de las heridas recibidas como apóstol al servicio de su Señor le hacen semejante a éste. Por esa razón, las cicatrices de Pablo son marcas de Jesús en doble sentido. Pero estas palabras sugerían, además, al lector contemporáneo, una tercera relación: le traían a la mente la marca del esclavo como propiedad de su señor, y caían en la cuenta de que Pablo se sentía esclavo de Cristo (1Co_1:10), protegido por la marca de su Señor. Los gálatas no se atreverán a oponerse al servidor de Cristo.

18 La gracia de nuestro señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén.

La última palabra que dirige a los gálatas es de bendición. Es como si hubiera vuelto a ganar ya a los gálatas. A diferencia de otras cartas, en ésta no envía saludos de tipo personal. Envía a las comunidades la gracia de nuestro señor Jesucristo. Aunque también en otras cartas del Apóstol aparece esta forma de saludar con una bendición, aquí, dirigida a los gálatas, tiene un acento especial: la benevolencia y el imperio de gracia de Dios les llegan por Jesucristo.

Antes del «amén» se dirige a ellos con el termino hermanos, que no aparece en la bendición final de las demás cartas de Pablo. Al dirigirse a los gálatas, Pablo recurre conscientemente a su comunión fraterna con ellos. Esta forma de dirigirse a ellos debe contribuir a rehacer la unidad fraterna, que está amenazada. El escrito polémico del Apóstol termina con un cordial aliento fraterno.

La carta concluye con la respuesta de la comunidad en los actos cultuales: Amen. Al final de su bendición de despedida pone Pablo la respuesta con que la Iglesia solía concluir, asintiendo, la oración y las bendiciones. Ese «amén» se refiere a toda la carta. Debería leerse en los actos de culto de las comunidades y, entonces, las comunidades cristianas darán su «amén»: seguirán al Apóstol en el camino de la gracia y de la fe, de la libertad y el amor.



Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Epilogo

Este párrafo final expresa fuertes emociones, destacadas tanto al comienzo (11) como al final (17). Era costumbre de Pablo agregar una nota de su puño y letra (cf. 2 Tes. 3:17; posiblemente esto fuera hecho como una garantía contra las falsificaciones, 2:2). No obstante, al hablar del gran tamaño de sus letras -un comentario que no repite en ninguna otra carta- agrega considerable intensidad al pasaje. Es inútil especular sobre si este comentario nos dice algo sobre el estado de su vista o sobre su posición social. En cambio, tiene un propósito emotivo: La osadía de la escritura a mano se corresponde con la fuerza de las convicciones del Apóstol. El tamaño de sus letras llamará la atención de sus lectores aunque no lo quieran (Lightfoot).

En forma similar, Pablo apela a las emociones de los gálatas cuando menciona las marcas de Jesús que lleva en su propio cuerpo (17). Quizá aludiendo una vez más a las acusaciones de falsedad (ver 1:10; 5:11), les recuerda a sus lectores y a sus opositores que su afirmación no es vana. Las heridas que ha sufrido por su fidelidad a Cristo son las pruebas más claras de que los gálatas no tienen por qué dudar de sus motivos. Como lo han señalado algunos comentaristas, la batalla contra los judaizantes continúa hasta el mismo final de la carta.

Pero esta batalla da un nuevo giro en los vv. 12-14 ya que aquí Pablo hace explícito lo que hasta ahora ha estado bajo la superficie (cf. especialmente 4:17, 18). En resumen, el Apóstol va directa mente al grano, desenmascarando las intenciones de los judaizantes. La verdadera razón por la cual tanto insisten en circuncidar a los gálatas es que, temiendo ser perseguidos, quieren tener el visto bue no en la carne, es decir, exteriormente. Por medio de un fuerte juego de palabras Pablo llama la atención al hecho de que el rito de la circuncisión se realiza en la carne (física), y esa es una clara indicación de que los judaizantes viven en el ámbito de la carne (en el sentido en que fue usada la palabra en 3:3; 4:23, 29; 5:13, 16-26; 6:8; en otras palabras, en oposición al Espíritu). A pesar de lo que di cen, su obediencia a la ley es, cuando menos, selectiva; su verdadero propósito es poder jactarse de haber dejado una marca en la carne de los cristianos gálatas.

En este punto el Apóstol introduce uno de los temas más importantes que se repite en sus cartas: el gloriarse en Cristo. La señal más clara de incredulidad es que se descubra que tenemos la tendencia a gloriarnos en nosotros mismos, cuando el único fundamento legítimo para gloriarse es Dios (ver especialmente Rom. 5:11; 1 Cor. 1:29-31; 2 Cor. 10:17; Ef. 2:9; Fil. 3:3). Aquí, Pablo es más específico. Se gloriará sólo en la cruz, instrumento por medio del cual Pablo ha sido separado del mundo. Tal como lo sugiere Col. 2:20, el mundo se refiere a las ordenanzas externas (cf. 4:9, 10), pero naturalmente incluye al pecado (5:24) y a la vieja natura leza (2:20; cf. Rom. 6:6). Aquellos que por fe están unidos a Cristo comparten su muerte en la cruz y de esta forma son separados del poder del pecado.

Esta confesión del v. 14 lleva, en el versículo siguiente, a una repetición del principio enunciado en 5:6, pero esta vez la conclusión es sorprendente. En ambos pasajes se dice que la circuncisión y la incircuncisión no tienen valor. Lo que tiene valor, según 5:6, es la fe que actúa por medio del amor; aquí en el v. 15 es la nueva criatura (o la nueva creación, como también es correcto traducirlo), una idea que se desarrolla en 2 Cor. 5:17. Una vez más Pablo nos recuerda el carácter escatológico (de cumplimiento) del mensaje del evangelio (ver sobre 4:25, 26). Lo que es aun más notable, el mismo principio se repite en 1 Cor. 7:19, pero allí, en vez de fe o nueva criatura, lo valioso es guardar los mandamientos de Dios, una afirmación que nos ayuda a poner en perspectiva las declaraciones negativas que Pablo hace sobre la ley en Gál.

De cualquier modo, este principio de la nueva criatura (o la fe que actúa por medio del amor) es la verdadera regla por la cual debemos andar (16). El verbo anden es el mismo que se utiliza en 5:25. Es claro que Pablo desea que comprendamos que la regla que debemos seguir es la conducta dirigida por el Espíritu, descrita arriba. Y esto no es de extrañarse, ya que el Espíritu Santo es la más clara manifestación de la nueva creación.

Aquellos que andan así reciben una bendición final muy especial de paz y misericordia (16), a lo que Pablo agrega: y sobre el Israel de Dios. Según algunos, Pablo llama la atención no sólo hacia la igle sia, sino a la nación étnica de Israel como receptoras de la bendición formulada. Pero si esa nación, compuesta tanto por creyentes como por no creyentes, puede verdaderamente disfrutar de paz y misericordia, Pablo aparentemente estaría contradiciendo la esencia de su mensaje: los verdaderos descendientes de Abraham son aquellos que creen en Cristo y han sido liberados de la ley. En este sentido, es probablemente correcta la traducción que hace la BJ: Lo mismo que para el Israel de Dios. En este caso se puede apreciar la fuerza del argumento contra los judaizantes: el verdadero Israel vive guiándose por un principio diferente del de la sujeción a la ley mosaica.

El saludo y bendición final del v. 18 es, aparentemente, nada más que una variante del habitual saludo con que Pablo cierra sus cartas. No obstante, hay una notable diferencia: el agregado de la palabra hermanos en una posición que le otorga mayor énfasis, al final. Esto es totalmente inesperado y revela el corazón intensamente pastoral de Pablo. En efecto, esta sola palabra suaviza la severidad de la carta entera al destacar la confianza de Pablo en que los gálatas son verdaderamente pueblo de Dios y que, por lo tanto, responderán a la verdad como deben hacerlo (cf. 3:4; 5:10).

Que todo lector de esta carta reconozca la gracia de Cristo, la libertad del evangelio y el poder del Espíritu. Y que todos tengamos en cuenta las circunstancias en las que Dios nos ha colocado, de modo que nuestra fe realmente actúe por medio del amor en las vidas de quienes nos rodean.

Moisés Silva

Comentario de Santo Toms de Aquino


Lección 3: Gálatas 6,11-13
Les dice a los Gálatas de qué modo deben portarse con los herejes y los falsos hermanos, que falsificaban las cartas, y les hace patente cómo han de conocer sus propias letras.
11.Mirad con qué grandes letras os escribo de mi propia mano.
12.Porque todos los que quieren agradar según la carne os obligan a circuncidaros, tan sólo por no padecer persecución por la cruz de Cristo.
13.Porque tampoco los que se circuncidan guardan la Ley, sino que quieren que vosotros os circuncidéis para gloriarse en vuestra carne.
Habiendo amonestado el Apóstol a los Gálatas sobre cómo portarse con los hombres rectos y justos, aquí les enseña cómo se deben conducir con los herejes y perversos. Y primero dice cómo ha escrito su admonición; luego, agrega la propia admonición: Porque todos los que, etc. Acerca de lo primero débese saber que los herejes acostumbraban adulterar y falsificar las escrituras canónicas, aun sin mezclar alguna cosa que supiera a herejía. Y en atención a esta costumbre el Apóstol tenía el cuidado, cuando escribía algo contra ellos, de escribir al final de la carta alguna cosa que no pudiera ser adulterada, y
así les constara que procedía de él con toda seguridad, como dice en la Primera a los Corintios (16,21): La salutación de mí, Pablo, va de propio puño. Porque, dictando él, hacía que otro escribiera sus cartas, y luego, al final, algo agregaba de su propia mano. Y conforme a esta costumbre, lo que sigue desde este lugar lo escribió Pablo con su propia mano. Por lo cual dice: Mirad con qué grandes letras os escribo de mi propia mano, para que lo antes dicho más firmemente lo mantengáis, para que con la certeza de haberos enviado yo esta carta, mejor la obedezcáis. Por lo tanto, los prelados deben escribir con su propia mano, para que lo que enseñen de palabra y por escrito lo muestren como regla. Por lo cual se dice en Is 49,16: En mis manos, esto es, en mis obras, te llevo yo tatuada. En el Éxodo (31,18 y 32,15), de Moisés se dice que bajó del monte llevando dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios. Mas agrega la admonición, diciendo: Porque todos los que quieren agradar, etc. Y primero descubre la intención de los seductores; luego, muestra serles contraria su propia intención: A mí líbreme Dios de gloriarme sino en la cruz, etc. (Gal 6,14); finalmente, agrega su admonición a los súbditos: Sobre todos cuantos siguieren esta norma, etc. (Gal 6,16). Acerca de lo primero hace dos cosas. La primera, descubrir la mala intención de los seductores; la segunda, demostrar lo que dice: Porque tampoco los que se circuncidan guardan la Ley, etc.
Acerca de lo primero señala un hecho y dos intenciones con mutua ordenación. El hecho era el de los que inducían a la circuncisión y que con esto se proponían dos cosas. La una por la otra, a saber, para agradar con ello a los Judíos, por el mérito de introducir en la 1glesia de los Gentiles las observancias carnales de la Ley; y esto lo expresa así: Porque todos los que quieren agradar, es claro que a los Judíos infieles, según la carne, esto es, con las observancias carnales, ésos os obligan a circuncidaros, no con una coacción absoluta, sino como partiendo de una condición necesaria, diciendo: Porque si no os circuncidáis, no podréis ser salvos, como se dice en los Hechos (15,1). Pues con esto buscaban tener luego cierta seguridad. Porque los Judíos perseguían a los discípulos de Cristo por la predicación de la cruz. Nosotros predicamos a Cristo crucificado (1Co i,23). Porque por la predicación de la cruz abandonaban las prescripciones legales. Porque si juntamente con la cruz de Cristo predicaran los Apóstoles que se debían guardar dichas prescripciones, ninguna persecución promoverían los Judíos contra los Apóstoles. Por lo cual decía: En cuanto a mí, hermanos, si yo predico aún la circuncisión, ?por qué soy todavía perseguido? (Sal 5,1 1). Así es que para no ser perseguidos por los Judíos predicaban como necesaria la circuncisión. Por lo cual dice: Y también esto no lo hacen sino por esto otro: por no padecer persecución por la cruz de Cristo, la que se sufre por la cruz de Cristo. O también lo hacían para evitar la persecución no sólo por parte de los Judíos, sino también de los Gentiles infieles. Porque los Emperadores Romanos Octavio Augusto y Calígula habían promulgado leyes para que dondequiera que estuvieren los Judíos, guardasen sus ceremonias propias con su rito propio. Por lo cual, quien creyera en Cristo y no fuera circunciso, quedaba sujeto a las persecuciones tanto de los Gentiles como de los Judíos. Así es que para no ser inquietado por la fe de Cristo, y vivir tranquilamente, los obligaban a circuncidarse, según se dice en la Glosa. Pero como los seudo-hermanos podrían decir que no por este motivo inducían a la crcuncisión, sino tan sólo por el celo de la Ley, haciendo esto a un lado, prueba el Apóstol así lo que dijera: Porque tampoco los que se circuncidan guardan la Ley, efe. Porque es claro que si por el celo de la Ley inducían a algunos a guardar sus observancias, exigirían también el cumplimiento de la Ley en todo lo demás. Pero ni los que son circuncidados, ni los falsos hermanos, en los demás puntos, a saber, en los de moral, que son superiores en la Ley y en las demás observancias, la guardan (Ninguno de vosotros observa la Ley: Jn 7,19); así es que no por celo de la Ley exigían la circuncisión. La circuncisión sirve, si observas la Ley (Rm 2,25). Pero quieren que vosotros os circuncidéis para en vuestra carne, esto es
en vuestra circuncisión carnal, gloriarse entre los Judíos, por el mérito de hacer muchos proséltos. ?Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritasi porque andáis girando por mar y tierra para hacer un prosélito, etc. (Mt 23,15).

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



31 (C) Consejo: La manera correcta de usar la libertad cristiana (6,1-10). 1.
voso(-)tros que sois espirituales: Se habla a los cristia(-)nos maduros, a los guiados por el Espíritu (1 Cor 3,1); ellos han de corregir al «sorprendido en algún pecado». 2. la ley de Cristo: Sobre el uso figurado de nomos, ? Teología paulina, 82:90,2. Liberados de toda obligación respecto a la ley mosaica, el cristiano pasa a ser ennomos Christou, a estar «bajo la ley de Cristo» (1 Cor 9,21). La «ley de Cristo» es la «ley del Es(-)píritu de vida» (Rom 8,2). En este contexto queda especificada como la ley del amor, pues los cristianos deben llevar unos las cargas de los otros con la corrección fraterna. 3. piensa que es alguien: O porque cree que no tiene pe(-)cado o porque es lo bastante caritativo para corregir al cristiano que yerra. 5. propia carga: Esta «carga», que no se debe confundir con las «cargas» de 6,2, probablemente se ha de en(-)tender en el sentido de las responsabilidades ordinarias de la vida diaria. 6. comparta todos sus bienes: Manifestación práctica de amor que se debe mostrar al catequista de la comu(-)nidad; cf. 1 Cor 9,11.14; Flp 4,15; Rom 15,27. 8. cosechará vida eterna: Este versículo com(-)pendia 5,16-26. «Vida eterna» es aquí el equi(-)valente de «reino de Dios» (5,21). La primera expresión es característica de los textos joánícos, y sólo rara vez se da en Pablo (Rom 2,7; 5,21; 6,22-23).

32 Postscriptio: «Firma» de Pablo y re(-)sumen; bendición de despedida (6,11-18).
11. con mi propia mano: Hasta este punto, la carta ha sido dictada a un amanuense (? Car(-)tas del NT, 45:20); ahora, Pablo en persona añade la conclusión a modo de «firma» pro(-)pia. 12. para no ser perseguidos a causa de la cruz de Cristo: Los judaizantes temen que, si predican el verdadero «mensaje de la cruz» (véase la nota a 5,11), ello pueda acarrearles persecución por parte de los judíos o de otros judaizantes; prefieren hacer un buen papel ante los demás predicando la circuncisión. 13. ni los mismos circuncidados: El ptc. pf. peritetmémenoi parece ser la lectura preferible (P46, B, tradición textual koiné); otros mss. leen el ptc. pres., «los que están siendo circun(-)cidados». En este contexto debe referirse a los judaizantes, no observan la ley: Aunque los ju(-)daizantes insisten en la circuncisión y otras obligaciones legales, no observan la ley en su integridad (de ahí la advertencia de Pablo en 5,3). 14. gloriarme en nada salvo en la cruz: A la vanidad (6,12) de los judaizantes, Pablo opone su propio gloriarse: éste no nace de la confianza en sí mismo, sino de la dependencia respecto a la gracia y el favor de Dios (cf. 1 Cor 3,31; 2 Cor 11,16-12,10). cruz: El aconteci(-)miento Cristo en su totalidad (? Teología pau(-)lina, 82:67). por la cual (o por quien) el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo: En este caso, cosmos denota todo lo que es hostil a Dios, la esfera del placer y la ambición rela(-)cionada con la carne, en la cual encuentran su jactancia los judaizantes. Pablo ha muerto a todo eso (2,19; 5,24), no por una experiencia interior psicológica o mística, sino mediante el acontecimiento histórico del Calvario, que es la realización del plan de salvación del Pa(-)dre para la humanidad. El tiempo pf. expresa el estado en que Pablo se encuentra en virtud de su participación en el acontecimiento Cris(-)to por la fe y el bautismo (Rom 6,3-11). 15. la circuncisión nada significa: Eco de 5,6; cf. 1 Cor 7,18-19. sino una nueva creación: Esta nueva reestructuración ontológica de la exis(-)tencia humana no se produce en virtud de una norma extrínseca de conducta, sino en virtud de un principio vigorizador que recrea la vida (véase 1 Cor 15,45; ? Teología paulina, 82:79). La palabra ktisis tiene el sentido activo de «creación» sólo en Rom 1,20; en este y en los demás casos en que se utiliza, el acento se po(-)ne más bien en «creación» como «cosa crea(-)da» (cf. 1 Cor 7,19; 15,47-49; Rom 6,3-4). 16. el Israel de Dios: El pueblo cristiano de Dios, co(-)mo nueva «descendencia de Abrahán» (3,29; cf, Flp 3,3; Rom 9,6), en contraste con el «Is(-)rael según la carne» (1 Cor 10,18). Así, Pablo modifica las últimas palabras de Sal 125,5 ó 128,6: «Paz a Israel». 17. las marcas de Jesús: Los stigmata gr. no significaban lo que su de(-)rivado castellano «estigmas» suele significar hoy. Pablo había sufrido tanto a cuenta de en(-)fermedades (4,13; 2 Cor 12,7), azotes (2 Cor 11, 25), «fieras» (1 Cor 15,32) y «tribulaciones» (2 Cor 1,8) por causa de Cristo, que podía hablar de las huellas de tal sufrimiento como «marcas» que lo señalaban para siempre co(-)mo «el esclavo de Cristo Jesús» (Gál 1,10; cf. Rom 1,1). En la antigüedad, stigmata designaba a menudo la marca a fuego utilizada para se(-)ñalar a un esclavo o un animal como posesión de alguien. De tales «marcas» en su carne se gloriaba con mucho gusto Pablo frente a quie(-)nes pretendían vanagloriarse de una diferente marca en la carne (la circuncisión). 18. Cf. Flp 4,23; Flm 25. hermanos: ? 7 supra (final).
[Traducido por José Pedro Tosaus Abadía]

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter VI.

1 He moueth them to deale mildly with a brother that hath slipped, 2 and to beare one anothers burden. 6 To bee liberall to their teachers, 9 and not wearie of well doing. 12 He sheweth what they intend that preach circumcision. 14 He glorieth in nothing, saue in the Crosse of Christ.
1 [ Or, although.] Brethren, if a man bee ouertaken in a fault: yee which are spirituall, restore such a one in the spirit of meeknesse, considering thy selfe least thou also be tempted.
2 Beare ye one anothers burthens, and so fulfill the Law of Christ.
3 For if a man thinke himselfe to be something, when he is nothing, hee deceiueth himselfe.
4 But let euery man prooue his owne worke, and then shall he haue reioycing in him selfe alone, and not in an other.
5 For euery man shall beare his owne burthen.
6 Let him that is taught in the word, communicate vnto him that teacheth, in all good things.
7 Be not deceiued, God is not mocked: for whatsoeuer a man soweth, that shall he also reape.
8 For hee that soweth to his flesh, shall of the flesh reape corruption: but he that soweth to the spirit, shall of the spirit reape life euerlasting.
9 And let vs not bee weary in well doing: for in due season we shall reape, if we faint not.
10 As we haue therefore opportunitie, let vs doe good vnto all men, especially vnto them who are of the household of faith.

[The election of the Saints.]

11 Ye see how large a letter I haue written vnto you with mine owne hand.
12 As many as desire to make a faire shew in the flesh, they constraine you to be Circumcised: onely least they should suffer persecution for the Crosse of Christ.
13 For neither they themselues who are circumcised, keepe the Law, but desire to haue you circumcised, that they may glory in your flesh.
14 But God forbid that I should glory, saue in the Crosse of our Lord Iesus Christ, [ Or, whereby.] by whom the world is

[The election of the Saints.]

crucified vnto me, & I vnto the world.
15 For in Christ Iesus neither circumcision auaileth any thing nor vncircumcision, but a new creature.
16 And as many as walke according to this rule, peace be on them, and mercie, and vpon the Israel of God.
17 From henceforth let no man trouble mee, for I beare in my body the markes of the Lord Iesus.
18 Brethren, the grace of our Lord Iesus Christ be with your spirit. Amen.
Unto the Galatians, written from Rome.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Conclusión y despedida. Concluye resumiendo las ideas principales y despidiéndose. Escribe las últimas líneas de su puño y letra que eran como la firma de autenticidad de las cartas antiguas. Añade curiosamente que lo hace con letras grandes, como para subrayar que en estas frases está el resumen de toda la carta. Pues bien, con «letras grandes» vuelve a la polémica con la que comenzó, como para desenmascarar definitivamente ante los gálatas a los intrusos que les engañan con un evangelio diferente al auténtico que él les predicó.
Primero, son unos cobardes que huyen de la persecución que sufrirían si anunciaran el Evangelio de la cruz de Cristo con todas sus consecuencias, sin componendas de circuncisión y leyes. Les caería encima la ira de los judíos. Segundo, son unos egoístas, pues lo único que pretenden es apuntarse triunfos en su proselitismo a costa de la libertad ajena (cfr. Mat_23:15), mostrando como trofeo la circuncisión impuesta a los gálatas.
En cambio, todo el orgullo de Pablo está en la cruz de Cristo, en su muerte y sacrificio por amor, en participar en ella y predicarla como único medio de salvación. A la circuncisión carnal, que ya no cuenta, el Apóstol antepone las marcas de sus sufrimientos por el apostolado (cfr. 1Co_1:31) que le dan toda la autoridad apostólica como para dar el problema por resuelto con un ¡basta ya!: «que nadie me cause más dificultades» (17).
Es la única vez que Pablo, en el saludo final, intercala el vocativo «hermanos», signo de la esperanza de lograr o haber logrado su reconciliación con los gálatas, con el gran deseo de que éstos renovarán su fidelidad al Evangelio que les predicó. La gracia que les desea es la fuerza salvífica de Dios en Jesucristo.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

La carta termina con unas letras escritas por San Pablo de su propio puño, añadidas a las del secretario que había copiado sus palabras. El Apóstol hace un breve resumen de la doctrina ya expuesta y envía una vibrante despedida.

Desenmascara las intenciones de los que perturbaban a los gálatas. Los circuncisos se jactaban de llevar en su carne la señal de la Antigua Alianza, la circuncisión. Pablo les hace ver que sólo hay un motivo de gloria para él: la cruz de Nuestro Señor Jesucristo, con la que se selló la Nueva Alianza, y se cumplió la Redención. Por eso ha llegado a ser la señal del cristiano. El alma fue creada -comenta Edith Stein- para la unión con Dios mediante la cruz, redimida en la cruz, «consumada y santificada en la Cruz, para quedar marcada con el sello de la Cruz por toda la eternidad» (Cienc. Cruz. 337).

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 6.2 La ley de Cristo: es decir, la ley del amor. Cf. Jn 13.34; 15.12,17; 1 Jn 3.23.

[2] 6.11 Cf. 1 Co 16.21.

[3] 6.15 Creados de nuevo: Cf. 2 Co 5.17.

[4] 6.16 Los del Israel de Dios: alusión a la iglesia en su totalidad, o, posiblemente, a aquellos israelitas que por la fe en Cristo forman parte de ella (Gl 3.7-9,14,29; cf. Ro 2.29; 9.6-8).

[5] 6.17 La señales que Pablo lleva marcadas en su cuerpo son probablemente las consecuencias de los sufrimientos que ha padecido en su trabajo apostólico (cf. 2 Co 11.23-27), como participación en los sufrimientos mismos de Cristo (cf. 2 Co 1.5; Col 1.24). Algunos piensan que estas señales se comparan aquí a las marcas que se ponían a los esclavos para indicar quién era su dueño.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



16. "El Israel de Dios" es el Pueblo cristiano, el nuevo Israel. Ver Rom_4:13-17.

17. Estas "cicatrices" se deben a los malos tratos recibidos por el Apóstol a causa de su fidelidad a Cristo. Ver 2Co_6:4-5; 2Co_11:23-25.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*6:11-18 Una última referencia al problema que ha motivado la carta (Gál 6:11-13) y a la actitud adoptada por Pablo en relación con él (Gál 6:14-17) abre la parte conclusiva de Gálatas, cuyas primeras palabras revelan que, al escribir la carta, Pablo ha recurrido a un secretario.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Rom_2:21 s

[2] Rom_3:27+

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Rom_2:21 s

[2] Rom_3:27+

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

περιτεμνόμενοι WH Treg NA28] περιτετμημένοι RP

Nueva Versión Internacional (SBI, 1999)

[a] jactarse … cuerpo. Lit. jactarse en la *carne.

Torres Amat (1825)



[4] Mirando los defectos del prójimo. 1 Cor 1, 12.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *Mt 23:15