Ver contexto
Entonces él se volvió donde Judá y dijo: «No la he encontrado; y los mismos lugareños me han dicho que allí no ha habido ninguna ramera.» (Genesis 38, 22) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

וַ‎(וְ)

Hebrew|wa|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

יָּ֨שָׁב֙‎(שׁוּב)

Hebrew|yyˈāšov|return

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: wayyiqtol
Verbal stem: qal


[H7725] [v.bn.aa] [2340]
[שוב] [GES7693] [BDB8470] [HAL8388]

אֶל‎(אֶל)

Hebrew|ʔel-|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H413] [a.di.aa] [91]
[אל] [GES400] [BDB422] [HAL438]

יְהוּדָ֔ה‎(יְהוּדָה)

Hebrew|yᵊhûḏˈā|Judah

Part-of-speech: proper noun
Gender: unknown
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3063] [j.av.ai] [850c]
[יהודה] [GES2965] [BDB3308] [HAL3288]

וַ‎(וְ)

Hebrew|wa|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

יֹּ֖אמֶר‎(אָמַר)

Hebrew|yyˌōmer|say

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: wayyiqtol
Verbal stem: qal


[H559] [a.ea.aa] [118]
[אמר] [GES535] [BDB564] [HAL587]

לֹ֣א‎(לֹא)

Hebrew|lˈō|not

Part-of-speech: negative particle
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3808] [l.ab.aa] [1064]
[לא] [GES3708] [BDB4137] [HAL4092]

מְצָאתִ֑יהָ‎(מָצָא)

Hebrew|mᵊṣāṯˈîhā|find

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: qal


[H4672] [m.db.aa] [1231]
[מצא] [GES4588] [BDB5123] [HAL5026]

וְ‎(וְ)

Hebrew|wᵊ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

גַ֨ם‎(גַּם)

Hebrew|ḡˌam|even

Part-of-speech: adverb
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H1571] [c.ck.ab] [361a]
[גם] [GES1466] [BDB1671] [HAL1690]

אַנְשֵׁ֤י‎(אִישׁ)

Hebrew|ʔanšˈê|man

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H582] [H376] [a.ep.ab] [136a]
[איש] [GES369] [BDB392] [HAL406]

הַ‎(הַ)

Hebrew|ha|the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

מָּקֹום֙‎(מָקֹום)

Hebrew|mmāqôm|place

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4725] [s.av.am] [1999h]
[מקום] [GES4640] [BDB5182] [HAL5080]

אָֽמְר֔וּ‎(אָמַר)

Hebrew|ʔˈāmᵊrˈû|say

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: plural
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: qal


[H559] [a.ea.aa] [118]
[אמר] [GES535] [BDB564] [HAL587]

לֹא‎(לֹא)

Hebrew|lō-|not

Part-of-speech: negative particle
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3808] [l.ab.aa] [1064]
[לא] [GES3708] [BDB4137] [HAL4092]

הָיְתָ֥ה‎(הָיָה)

Hebrew|hāyᵊṯˌā|be

Part-of-speech: verb
Gender: feminine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: qal


[H1961] [e.bf.aa] [491]
[היה] [GES1888] [BDB2113] [HAL2109]

בָ‎(בְּ)

Hebrew|vā|in

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[b.ab.aa] [193]
[ב] [GES855] [BDB923] [HAL939]

זֶ֖ה‎(זֶה)

Hebrew|zˌeh|this

Part-of-speech: demonstrative pronoun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H2088] [g.ah.aa] [528]
[זה] [GES2033] [BDB2271] [HAL2289]

קְדֵשָֽׁה‎(קָדֵשׁ)

Hebrew|qᵊḏēšˈā|temple prostitute

Part-of-speech: adjective
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H6945] [H6948] [s.an.ae] [1990c]
[קדש] [GES6901] [BDB7593] [HAL7530]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



38. Judá y Tamar.
L a bella historia de José está interrumpida por este capítulo sobre la familia de Judá. El autor creyó conveniente insertar esta historia para que no se perdiese, ya que de Judá habría de provenir el rey David, heredero de las promesas mesiánicas. No debemos perder de vista el carácter fragmentario y heterogéneo de los relatos bíblicos, presididos siempre por ideas religiosas, y en este caso se busca los antepasados históricos de la familia davídica. Algunos comentaristas creen que en esta narración nos hallamos ante una trasposición de relaciones colectivas de tribus a supuestos personajes epónimos, antepasados de las mismas, como hemos visto en el caso de Moab y Amón, hijos de Lot. Los hijos de Judá, Selá, Fares y Zeraj, son nombres de clanes de la tribu de Judá. El estilo del relato es realista, pero por eso lleva un marcado sello de autenticidad. Los detalles del relato se encuadran perfectamente en el ambiente consuetudinario de la época patriarcal.

1Sucedió entonces que bajó Judá, apartándose de sus hermanos, y llegó hasta un adulamita de nombre Jirá. 2Vio allí a una cananea llamada Súa, y la tomó por mujer, y entró a ella, 3que concibió y parió un hijo, al que llamó Er. 4Concibió de nuevo y parió un hijo, a quien llamó Onán; 5volvió a concebir, y parió un hijo, a quien llamó Selá; cuando le parió éste, hallábase en Quezib. 6Tomó Judá para Er, su primogénito, una mujer llamada Tamar. 7Er, primogénito de Judá, fue malo a los ojos de Yahvé, y Yahvé le mató. 8Entonces dijo Judá a Onán: Entra a la mujer de tu hermano y tómala, como cuñado que eres, para suscitar prole a tu hermano. 9Pero Onán, sabiendo que la prole no era suya, cuando entraba a la mujer de su hermano, se derramaba en tierra para no dar prole a su hermano. 10Era malo a los ojos de Yahvé lo que hacía Onán, y le mató también a él. 11Dijo entonces Judá a Tamar, su nuera: Quédate como viuda en casa de tu padre hasta que sea grande mi hijo Selá. Pues se decía: No vaya a morir también éste como sus hermanos. Fuese, pues, Tamar y habitaba en casa de su padre. 12Pasó mucho tiempo, y murió la hija de Súa, mujer de Judá. Pasado el duelo por ella, subió Judá con su amigo Jirá, el adulamita, al esquileo de su ganado a Timná. 13Hiciéronselo saber a Tamar, diciéndole: Mira, tu suegro ha ido a Timná al esquileo de su ganado. 14Despojóse ella de sus vestidos de viuda, se cubrió con un velo, y cubierta se sentó a la entrada de Enaím, en el camino de Timná, pues veía que Selá era ya mayor y no le había sido dada por mujer. 15Judá, al verla, la tomó por una meretriz, pues tenía tapada la cara. 16Dirigióse a donde estaba y le dijo: Déjame entrar a ti, pues no conoció que era su nuera. Ella le respondió: ¿Qué vas a darme por entrar a mí? 17Y él contestó: Te mandaré un cabrito del rebaño. Ella le dijo: Si me das una prenda hasta que lo mandes... 18¿Qué prenda quieres que te dé?, le dijo él. Ella contestó: Tu sello, el cordón de que cuelga y el báculo que llevas en la mano. El se lo dio, y entró a ella, que concibió de él. 19Luego se levantó, se fue y, quitándose el velo, volvió a vestirse sus ropas de viuda. 20Mandó Judá el cabrito por medio de su amigo el adulamita, para que retirase la prenda de manos de la mujer; pero éste no la halló. 21 Preguntó a las gentes del lugar, diciendo: ¿Dónde está la meretriz que se sienta en Enaím a la vera del camino? Y ellos le respondieron: No ha habido aquí ninguna meretriz. 22Volvió, pues, a Judá y le dijo: No la he hallado, y las gentes del lugar me han dicho que no ha habido allí ninguna meretriz. 23Y dijo Judá: Que se quede con ello, no vaya a burlarse de nosotros; yo ya he mandado el cabrito y tú no la has hallado. 24Al cabo de unos tres meses avisaron a Judá, diciendo: Tamar, tu nuera, se ha prostituido, y de sus prostituciones está encinta. Judá contestó: Sacadla y quemadla. 25Cuando la sacaban, mandó ella a decir a su suegro: Del hombre cuyas son estas cosas estoy encinta. Mira a ver de quién son ese anillo, ese cordón y ese báculo. 26Los reconoció Judá, y dijo: Mejor que yo es ella, pues no se la he dado a Selá, mi hijo. Pero no volvió a conocerla más. 27Cuando llegó el tiempo del parto, tenía en el seno dos gemelos. 28Al darlos a luz, sacó uno de ellos una mano, y la partera la tomó, y ató a ella un hilo rojo, diciendo: Este ha sido el primero en salir; 29pero él retiró la mano y salió su hermano. ¡Vaya rotura que has hecho!, dijo ella, y le llamó Fares; 30luego salió su hermano, que tenía el hilo atado a la mano, y le llamó Zaraj.

Hemos visto atrás cómo Abraham y Rebeca buscaban para sus hijos mujeres de su misma familia. Ya se comprende que esto no podía ser ley general para la familia de Jacob, que vivía en medio de los pueblos cananeos. Judá tomó por mujer a una cananea, tuvo de ella hijos, y para éstos buscó también mujeres del mismo país. Era esto natural, y no hemos de ser tan severos que hayamos de condenar la conducta de este hijo de Jacob por no haber seguido el ejemplo de sus mayores, yendo a buscar esposas a las lejanas tierras de Jarrán. La Ley mosaica no estaba aún dada, y el principio en que se fundaba la conducta de los patriarcas, a saber, la estima de la propia sangre y el no querer mancharla con la de los extraños, no podía ser tan poderosa como para obligar a toda la numerosa familia de Jacob a seguirla. Pero el episodio de Judá dio al autor sagrado ocasión para darnos a conocer una costumbre que luego será ley en la de Moisés.
Es difícil situar cuándo tuvo lugar este episodio dentro de la historia de los patriarcas. El texto dice vagamente que sucedió entonces (lit. en aquel tiempo) que Judá se separó de sus hermanos. Vemos que una de las tribus de Jacob se separó de las otras desde el principio. En el canto de Débora no aparece nombrado Judá1. En Jueces 1 se dice que se apoderó de la parte meridional de Palestina. Aquí Judá se fue a habitar con un hombre de Adullam, localidad de la parte sudoeste de Palestina, en las estribaciones de las montañas de Judá, cerca ya de la llanura de la costa, o sefela.2 Allí se casó con una cananea. ¿Cuándo ocurrió esto? ¿Antes de bajar a Egipto con los demás hermanos? En el texto se dice que tuvo tres hijos, y los tres casaderos; por tanto, hemos de suponer que Judá habitó en esta región durante mucho tiempo. Como es la parte meridional de Palestina, no lejos del delta egipcio, y las comunicaciones por la ruta de la costa eran frecuentes, muy bien podemos suponer que Judá se separó de sus hermanos de Egipto y se estableció en la tierra de Canaán. No es necesario suponer que los doce hijos de Jacob quedaran todos en Egipto. Lo más normal es que algunos de ellos, y muchos de sus descendientes, hayan vuelto a Palestina, sobre todo cuando los egipcios se mostraron adversos a los hebreos. No debemos olvidar que la narración bíblica responde a un esquema rígido sometido a la ilustración de determinadas verdades religiosas, y así la historia resulta fragmentaria y artificial, aunque sustancialmente auténtica, pero que no excluye otros enfoques históricos más completos al investigador moderno. Así, con el tiempo, parte de la tribu de Judá puede estar ya establecida en Palestina antes del éxodo, y parte pudo bajar a Egipto con sus hermanos de las otras tribus, de forma que tomen parte también en el éxodo y después en la formación de la teocracia en el Sinaí. Con todo, este relato relativo a la vida de Judá es sumamente interesante y abre mucho las perspectivas histórico-geográficas de Israel como pueblo, ya que vemos que una tribu se separó de las otras en sus albores y llevó vida aparte en la zona meridional palestiniana. De seguro que también otras tribus hicieron lo mismo, según la suerte que les haya cabido en el modo de encontrar medio de vida. No hemos de concebir a las doce tribus como un bloque indiviso que vive pastoreando en el delta del Nilo. Al crecer y surgir dificultades ambientales, de seguro que algunas tomaron otros rumbos, y se volvieron a la tierra de sus antepasados. Una de ellas lo sabemos es Judá, representada en su epónimo. Este no tuvo inconveniente en tomar mujer cananea y cananeas para sus tres hijos3. Una de ellas se llamaba Tamar (palmera). El primogénito de Judá, Er, murió pronto en castigo por unas malas acciones que no se especifican (v.7). Entonces Judá mandó a su segundo hijo que se casara con la viuda: para suscitar prole a tu hermano (v.8). Es la ley del levirato, nacida del ansia de sobrevivir en la posteridad. Según esta ley, el pariente más próximo del difunto debía casarse con la viuda de éste, de forma que el primer hijo que tuviera de ésta fuera considerado jurídicamente como hijo del difunto y continuador de su nombre4. Esta costumbre la encontramos en la legislación asiria, pero la finalidad en este caso era, sobre todo, hacer valer el derecho de propiedad sobre la mujer, que el difunto marido o sus padres habían comprado con su dinero5. En el código hitita existe la misma ley, pero ni en una ni en otra se exige la condición de que el difunto haya fallecido sin herederos6. De manera que en ambas leyes la razón del levirato (levir: cuñado) es la misma: conservar en la familia los derechos adquiridos sobre la mujer7. En el caso bíblico, la finalidad es, como dijimos antes, suscitar descendencia al difunto, de modo que sobreviva su nombre en Israel. Pero Onán frustra esta intención, cometiendo un pecado contra naturaleza (v.9). De este hecho, los moralistas darán el nombre de onanismo al vicio de la masturbación. En la Biblia es condenado (era malo a los ojos de Dios), no tanto por ir contra la virtud de la castidad cuanto por ir contra la piedad familiar, al negarse a dar descendencia a su hermano. De todos modos, el autor sagrado supone en ese acto una perversión del orden natural de Dios al oponerse a la generación. Dios le castigó, y Onán murió, quedando viuda de nuevo Tamar. Entonces Judá le dijo a ésta que volviera a la casa paterna hasta que su hijo menor fuera mayor y se casara con ella; pero en el fondo no quería entregárselo, pues veía que Tamar tenía como un maleficio, pues dos de sus maridos habían muerto en poco tiempo (v.11). Para la viuda, volver a la casa paterna por no haber tenido hijos era deshonroso y como una maldición de Dios8. Por eso, la vida de la desgraciada viuda era muy penosa y llena de desprecio. Esto nos dará a comprender el interés de Tamar por tener hijos. Durante su reclusión murió la esposa de Judá, y entonces Tamar concibió la esperanza de ser esposa de Judá y tener descendencia de él. Y así procuró hacerse encontradiza con Judá cuando éste subía a Timná9, donde tenía sus rebaños. La artimaña de Tamar es muy original. Era la ocasión del esquileo de las ovejas, en que se solían celebrar regocijos. Tamar esperó a su suegro en el camino vestida de prostituta, con la cabeza velada (v.14), sin duda para no ser reconocida10. Ella se puso a la vera del camino al estilo de las cortesanas11. Judá la solicita, y promete en recompensa un cabrito12, que estaba consagrado a la diosa del amor. Quizá Judá en esto seguía una antigua costumbre cananea. Tamar exige como garantía que le entregue el sello, el cordón y el báculo (v.18), que eran los objetos más personales. Toda persona de algún rango debía llevar consigo un sello para signar los contratos, bien en el dedo a modo de anillo o colgando del cuello, con un cordón, que es el caso actual13, y el báculo o bastón, cincelado con determinados adornos que sirvieran para identificar a la personalidad de su dueño14. Judá entrega estos objetos personalísimos, sin sospechar la intención de Tamar que los exigía. Más tarde envió a su amigo Jirá para que llevara el cabrito convenido a la cortesana 15, pero no la encontró, y nadie le dio noticias de ella. Judá se conformó con la pérdida de sus objetos personales, callándolo para que no se divulgara su acción y perdiera el honor (v.23). Pocos meses después le comunican que Tamar está encinta. Judá manda quemarla, según la costumbre. A Judá pertenece decidir la pena contra su nuera, porque legalmente es la prometida de su hijo menor. En la Ley mosaica se manda quemar a la hija de un sacerdote que se prostituya16, pero en otros casos la pena es la lapidación17. Tamar, cuando era llevada a la hoguera, mandó enviar los objetos personales que tenía de Judá a éste, para que reconociera la paternidad del hijo que iba a tener (v.25). Judá los reconoció, admitió su culpabilidad, confesando que Tamar era mejor que él, ya que debió entregarle su hijo en matrimonio. Pero después no tuvo relaciones maritales con Tamar, considerando deshonroso casarse con una nuera.
En los v.27-30 encontramos un relato muy similar al Deu_24:25s. Tamar tuvo dos gemelos, que también parecen luchar por la primogenitura antes de nacer. Uno de ellos, Fares, suplantó al otro, Zaraj, que había sacado primero la mano. Y se da la explicación del nombre del primero, Fares (en heb. rotura, brecha): ¡Vaya rotura que has hecho!, exclama la partera, aludiendo a la violencia con que salió a luz, deseoso de suplantar a su hermano Zaraj. También aquí parece nos hallamos ante explicaciones folklóricas sobre el nombre de estos dos epónimos de dos clanes de la tribu de Judá18. Como en el caso de Esaú y de Jacob, también aquí muchos comentaristas ven una alusión a la lucha entre estas dos colectividades, cuya hostilidad se traslada legendariamente al origen de los dos supuestos antepasados en el seno materno. De hecho, los descendientes de Fares son más numerosos que los de Zaraj, y, sobre todo, de aquél había de nacer David, el rey predestinado de Israel19. En la genealogía de Cristo según San Mateo, Fares figura entre los antepasados20. Los autores sagrados, fieles a la historia, no se atreven a borrar las manchas genealógicas. Un autor falsario de la época de la monarquía no pondría como antepasado de David a uno que nació de una acción fornicaria entre suegro y nuera, y lo mismo un falsario del í. Ô. habría buscado unos antepasados más limpios a la ascendencia de Cristo. Pero la historia es la historia, y los autores sagrados la recogen como está, viendo en sus vicisitudes la providencia misteriosa de Dios, cuyos inescrutables designios no caben en cálculos meramente humanos.
La conducta de Judá en juntarse con la que creía meretriz es condenable ante la ley natural, ante la Ley mosaica y más ante la evangélica. El autor sagrado no la aprueba, sino que la considera como acción pecaminosa. Pero no debemos perder de vista la mentalidad de la época, y entonces la conciencia moral era muy oscura. Sobre todo es disculpable la conducta de Tamar, que ante todo busca tener descendencia, sin reparar en una acción que para ella era perfectamente lícita para conseguir su deseo21.

1 Jue 5. 2 .Cf. Jos_12:15; 1Sa_22:1; 2Sa_23:13; 2Cr_11:7; 2Cr_11:2 Esdr 11:30; 2Ma_12:38. Se la identifica con el actual Id el-Ma o Idelmiye (abel, Géog. II 329). 3 Cuando nació el último, Selá, se encontraba en Quezib o Akzib, el actual Ain el-Kezbe (abel, Géog. II 298). 4 Deu_25:5s. 5 Art.196. 6 Art.193. 7 Véase ch. Jean, Le Milieu Biblique II 198.222. 8 Cf. Lev_22:13. 9 La actual Tibna, entre Adullam y Enaím (Abel, Géog. II 481). 10 Según las leyes asirias, las jóvenes y mujeres debían ir con la cabeza cubierta, excepto las prostitutas, que debían llevarla descubierta, y lo mismo las esclavas (J. B. pritchard, Ancient Near Eastern Texis relating to the Old Testament [1950] 183). 11 Cf. Jer_3:2. 12 Es el regalo que Sansón da a su esposa (Jue_15:1). 13 Cf. Can_8:6. 14 Herodoto menciona estos objetos usados por los babilonios como medios de probar su personalidad (I 195). 15 Aquí el TM, por cortesana, dice qedesah, que significa prostituta sagrada o hieródula. es la qadistu babilónica, consagrada al culto en el santuario. También en Canaán existían santuarios con mujeres y hombres dedicados a la prostitución sagrada en honor de Astarté. Véase Ose_4:14; 1Re_14:24; 1Re_25:12; 2Re_23:7. Véase Herodoto, I 199. 16 Lev_21:9. 17 Deu_22:23; Lev_20:10. 18 Cf. 1 Par 2. 19 Cf. Rut_4:18; Rut_4:22. 20 Mat_1:3. 21 Cf. J. Schildenberger, Biblica (l937) 209s.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XXXVIII.

1 Iudah begetteth Er, Onan, and Shelah. 6 Er marrieth Tamar. 8 The trespasse of Onan. 11 Tamar stayeth for Shelah. 13 She deceiueth Iudah. 27 She beareth twinnes, Pharez and Zarah.
1 And it came to passe at that time, that Iudah went downe from his brethren, and turned in to a certaine Adullamite, whose name was Hirah:
2 And Iudah saw there a daughter of a certaine Canaanite, whose name was [ 1Ch_2:3.] Shuah: and he tooke her, and went in vnto her.
3 And she conceiued & bare a sonne, and he called his name Er.
4 [ Num_26:19.] And shee conceiued againe, and bare a sonne, and shee called his name, Onan.
5 And she yet againe conceiued and bare a sonne, and called his name Shelah: and hee was at Chezib, when shee bare him.
6 And Iudah tooke a wife for Er his first borne, whose name was Tamar.
7 And [ Num_26:19.] Er, Iudahs first borne was wicked in the sight of the LORD, and the LORD slew him.
8 And Iudah said vnto Onan, Goe in vnto thy brothers wife, and marrie her, and raise vp seed to thy brother.
9 And Onan knew that the seed should not be his; and it came to passe when hee went in vnto his brothers wife, that hee spilled it on the ground, least that hee should giue seed to his brother.
10 And the thing which he did, [ Hebrew: was euill in the eyes of the Lord.] displeased the LORD: wherefore hee slew him also.
11 Then said Iudah to Tamar his daughter in law, Remaine a widow at thy fathers house, til Shelah my sonne be growen: (for he said, Lest peraduenture he die also as his brethren did) and Tamar went and dwelt in her fathers house.
12 And [ Hebrew: The dayes were multiplied.] in processe of time, the daughter of Shuah Iudahs wife died: and Iudah was comforted, and went vp vnto his sheepe-shearers to Timnath,

[His incest.]

he and his friend Hirah the Adullamite.
13 And it was told Lamar, saying, Behold, thy father in law goeth vp to Timnath to sheare his sheepe.
14 And shee put her widowes garments off from her, and couered her with a vaile, and wrapped her selfe, and sate in [ Hebrew: the doore of eyes, or, of Enaijm .] an open place, which is by the way to Timnath: for shee sawe that Shelah was growen, and she was not giuen vnto him to wife.
15 When Iudah saw her, he thought her to be an harlot: because she had couered her face.
16 And hee turned vnto her by the way, and said, Goe to, I pray thee, let me come in vnto thee: (for he knew not that she was his daughter in law) and she said, what wilt thou giue mee, that thou mayest come in vnto me?
17 And hee said, I will send thee [ Hebrew: a kid of the goats.] a kid from the flocke: and shee saide, Wilt thou giue mee a pledge, till thou send it?
18 And he said, What pledge shall I giue thee? And she said, Thy signet, and thy bracelets, and thy staffe, that is in thine hand: and he gaue it her, & came in vnto her, and she conceived by him.
19 And shee arose and went away, and laid by her vaile from her, and put on the garments of her widowhood.
20 And Iudah sent the kidde by the hand of his friend the Adullamite, to receive his pledge from the womans hand: but he found her not.
21 Then hee asked the men of that place, saying, where is the harlot, that was [ Or, in Enaijm.] openly by the way side? And they said, There was no harlot in this place.
22 And he returned to Iudah, and said, I cannot finde her: and also the men of the place said, That there was no harlot in this place.
23 And Iudah said, Let her take it to her, lest we [ Hebrew: become a contempt.] bee shamed: behold, I sent this kidde, and thou hast not found her.
24 And it came to passe about three moneths after, that it was tolde Iudah, saying, Tamar thy daughter in law hath played the harlot, and also behold, she is with child by whoredom: and Iudah said, Bring her foorth, and let her be burnt.
25 When she was brought forth, she sent to her father in law, saying, By the man whose these are, am I with child:

[Ioseph in Egypt.]

and shee said, Discerne, I pray thee, whose are these, the signet, and bracelets, and staffe.
26 And Iudah acknowledged them, and said, She hath bin more righteous then I: because that I gaue her not to Shelah my sonne: and he knew her againe no more.
27 And it came to passe in the time of her trauaile, that beholde, twinnes were in her wombe.
28 And it came to passe when shee trauailed, that the one put out his hand, and the midwife tooke and bound vpon his hand a skarlet threed, saying, This came out first.
29 And it came to passe as he drewe backe his hand, that behold, his brother came out: and she said, [ Or, wherefore hast thou made this breach against thee? ] how hast thou broken foorth? this breach bee vpon thee: Therefore his name was called [ That is, a breach .] [ 1Ch_2:4 ; Mat_1:3 .] Pharez.
30 And afterward came out his brother that had the skarlet threed vpon his hand, and his name was called Zarah.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Tamar humilla a Judá

Con esta inesperada interrupción de la historia de José, Gén. nos mantiene en suspenso. Debemos esperar un poco más para descubrir qué le sucedió en Egipto. Pero la historia de Tamar y Judá no es irrelevante al curso principal de la narrativa. De muchas maneras se relaciona con el resto de los caps. 37-50 en temas y fraseología. Tiene interés en cómo se cumpliría la promesa de descendientes para los patriarcas. Muestra cómo Judá, de corazón duro, fue detenido de golpe, y nos prepara para el nuevo Judá compasivo del cap. 44. Nos habla de un nuevo nacimiento de mellizos en el que el más joven se adelanta al mayor (38:27-30).

Sin embargo, el lector moderno queda perplejo por las travesuras sexuales de aquellos involucrados. ¿Realmente el narrador aprueba la conducta de Tamar? ¿Por qué Judá y sus hijos se comportaron como lo hicieron? ¿Hubo tiempo suficiente para que ocurrieran los eventos del cap. 38 entre el 37:36 y el 39:2? Dado que la gente, en los tiempos bíblicos, por lo general se casaban muy pronto después de la pubertad, es posible asumir que todo ocurrió en un lapso de 20 años. Según 37:2; 41:46, 47 y 45:6 veintidos años pasaron entre la venta de José a los madianitas y el descubrimiento que los hermanos hicieron de él en Egipto.

En muchas sociedades, antiguas y modernas, se conoce la costumbre del matrimonio levirato. Según la variación del AT, se esperaba que el cuñado de una viuda sin hijos se casara con ella para producir hijos por el hermano muerto. Deut. 25:5-10 considera tal matrimonio como deseable, pero no como obligatorio. Sin embargo, en la época temprana de Judá y Tamar, el hermano tenía un deber absoluto de casarse con su cuñada viuda, y el suegro debía ser testigo de este deber cumplido.

Judá y sus hijos fueron reacios a cumplir con su deber, y Onán practicó una clase de anticoncepción. Esto contravenía el espíritu de 1:28, la carta de la costumbre del levirato y la promesa a los patriarcas, a quienes se les había asegurado que tendrían una descendencia innumerable. Así que Onán murió (10) porque había resistido la declarada voluntad de Dios. Judá, que debía haber tenido preocupación por ver a su próximo hijo Sela dar cum plimiento a este deber legal y asegurar el cumplimiento de la promesa, no hizo nada.

Tamar, una viuda, no tenía una manera legal de reparar la injusticia de su suegro. Así que ella tramó atraparlo. Le engañó y obtuvo sus derechos bajo la ley del levirato y dos hijos para la casa de Ja cob. Y en verdad, uno de sus hijos fue antepasado de David y Jesús. En el proceso ella hizo a Judá objeto de burla y reveló su hipocresía, de modo que él fue obligado a confesar: Más justa es ella que yo (26). Y esto no significa que sea correcto acostarse con el suegro; Y no volvió a tener relaciones con ella (26) cf. Lev. 18:15 revela que no es correcto. Sin embargo, en esta instancia, la conducta irregular de Ta mar estaba justificada por causa de la mayor negligencia moral y teológica de su suegro. Fue su acto irregular que llevó a Judá a razonar correctamente.

Notas. 1-5 Adulam (adulamita, v. 1) y Quezib ambos estaban cerca de Hebrón. 12 Timnat estaba como a 6 km. al oeste de Bet-semes. 13 La esquila de ovejas era un festival alegre y de mucha actividad (cf. 31:19; 1 Sam. 25:2-17). 18 Los anillos se llevaban en un cordón que atravesaba por el medio de ellos. 24 Adulterio es una traducción demasiado precisa: acto sexual ilícito sería más apropiado. Probablemente, Judá consideró a Tamar como culpable de adulterio porque se suponía que ella estaba prometida para Sela. La pena de muerte podía ser exigida en este caso, pero no la muerte por fuego, la cual estaba reservada para ofensas peores (Deut. 22:21; Lev. 21:9). 29 La genealogía de Fares está en Rut 4:18-22.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*37:2-50:26 Esta última parte del Génesis gira en torno a Jacob y sus descendientes, entre los que destacan José, Judá y Rubén. Se pueden distinguir dos componentes básicos: primero, la «Historia de José», cuyo núcleo (Gén 37:1-36 y Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57; Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28) constituye esencialmente una unidad literaria (Gén 38:1-30 encaja mal en su lugar actual); segundo, la «Historia de Jacob y de sus hijos» (Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-26). Evidentemente, no cabe establecer una separación neta entre ambas; al contrario, convergen en muchos puntos. Es más, en cierto modo la historia de José no es más que un episodio de la historia de Jacob. En esta perspectiva, se comprende más fácilmente la inserción de la historia de Judá y Tamar (Gén 38:1-30).

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Judá y Tamar. Este capítulo interrumpe la historia de José para centrarse en algunos aspectos de la vida de Judá: sus relaciones, al parecer de tipo económico y comercial con un adulamita y su unión marital con Sua, mujer cananea. En definitiva, establece el origen étnico de la tribu o descendencia de Judá, en el que de nuevo se hacen presentes el engaño, la mentira y la injusticia, pero donde también se resaltan aspectos de rectitud y de justicia (26-30).
Por primera vez en las narraciones del Génesis se hace alusión a una antigua ley del Oriente Cercano, la ley del «levirato»: si al morir un hombre casado no había dejado descendencia, su hermano o «levir» -cuñado- de la viuda debía tomarla por esposa y darle descendencia a su hermano. Ésta es la misma ley que aparecerá como legislación de Moisés en Deu_25:5-8, y es la misma que siglos más tarde invocarán unos saduceos para poner a prueba a Jesús (cfr. Mat_22:24); es, además, el eje narrativo del libro de Rut. Hay que resaltar en este capítulo la intencionalidad narrativa de establecer los orígenes multiétnicos de la tribu de Judá y preparar al lector para la bendición que recibirá el padre de esta tribu por parte de Jacob/Israel en 49,9-12, donde el «bastón» mencionado (18) adquiere de repente características de realeza.

Torres Amat (1825)



[2] Interrumpe Moisés la historia de José para dar la genealogía de Judá. De éste, por vía de Tamar, había de nacer el Mesías. Quiso Dios que en la genealogía de Jesucristo se nombrara solamente Tamar, Rahab, Rut y Bersabee, tres pecadoras y dos de ellas del pueblo gentil, para confundir la soberbia de los hombres, hacer ver que el misterio de la Redención fue obra de su misericordia y alentar a los gentiles.

[4] Num 26, 19.

[7] Num 26, 19.

[9] El primer hijo tomaba el nombre y tenía los derechos de primogénito del hermano de su padre, quien había muerto sin hijos. Los otros se cree llevaban ya el nombre de su padre natural. La costumbre de casarse la viuda sin hijos con el hermano de su difunto marido pasó después a ser ley. Deut 25, 15; Mat 22, 24.

[24] Los patriarcas tenían una autoridad soberana y eran jueces en su familia. La ley dispuso después que las adúlteras fuesen apedreadas.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



8-10. "Para cumplir con tus deberes de cuñado": Judá se refiere a la "ley del levirato", que prescribía el matrimonio con la viuda del propio hermano, si este moría sin tener hijos. Así se evitaba que el nombre del difunto desapareciera de su pueblo -ya que los hijos del segundo matrimonio pertenecían legalmente al hermano fallecido- y también se impedía que el patrimonio saliera de la familia. Ver Deu_25:5-10.

14. Tamar "se cubrió con un velo", como lo hacían las prostitutas en Canaán. Su conducta enfrentaba las reglas de la moral vigente y ponía en peligro su vida. Pero como estaba motivada por un deber de fidelidad hacia su esposo, terminó mereciendo el elogio de su suegro (v. 26).

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 38.5 La versión griega (LXX) y otras traducciones antiguas dicen ella en lugar de Judá.

[2] 38.8 Dt 25.5-10; Rt 4.5; Mc 12.19-22.

[3] 38.29 Fares es la transcripción de un nombre hebreo que significa abertura o brecha. Sin indicar expresamente que Fares fue uno de los antepasados del rey David (cf. Rt 4.18-22), el texto hace ver cómo la audaz decisión de Tamar aseguró la supervivencia del que sería más tarde el linaje davídico.

[4] 38.30 Zérah significa, en hebreo, brillo, luz o resplandor. El término se refiere aquí al color rojo del hilo que la partera ató en la mano del primer niño. Cf. Nm 26.19-22.